213 Ocurrencias Con Jacques Lacan [Jean Allouch]

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J ean Allouch Traducción al español de Marcelo Pasternac y Nora Pasternac

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SISTEMAS TECNICOS DE ED!CI014. S.A. de C. V .

Versirín en español ée la obra titulada 132 bons mors uvec Jacques lacan, de lean Allouch, originalmente en francés por Editiorn· Éres, líttornJ, Toulüuse, Francia© publicada 1985.

ISBN .2-86586-050- 7 Esta edición en español es lii única autorizada. Con la colaboración de: Rosario Treja González Pedro Hernández Zaldívar

Nota de los editores "

.

. , . 132 bons mots avec Ja:ques Lacan J,. . Lacan. Esto exige una punocurrencws con ucque:,

Este liorn se tltula en fr~nces.

y en espan- ol 213

· · · d· . dición española incluye la prnmc1a e 213 no es un lapsus ca/ami. La e . é.d··as en francés, al menos hasd p permanecen m~ le d 81 nuevas entra as, qu~ h d "dió enriquecer de este mo o -ta una nu eva edición : .Jean Allouc ec1 . su texto en esta ocas1on. tualización.

© 1992 por Sistemas Técnicos de Edición, S.A. de C.V. San Marcos 102, T!alpan, 14000 México, D.F. J\fiernbro de la Cámara .:'Jacional de la Industria Editorial, registro número 1312.

Reservados todos ios derechos. Ni todo el libro ni pane de él pueden ser rcproducijos, archivados o transmitido::- en forma a!guna o mediante algún sistema elec",ónico,del mecánico editor. de fotorreproducc;ón memoria o cualquie otro, sin permiso por escrito

ISB"! 968-6579-13-J Pr:mern edición: 1992 Primera reimpresión: 1993

BCDEFG! IIJKL-M-998765'1.3

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Se rcrminó de imrri rnir ~¡ dfo 27 de julio de 1993 en /os to.ileres de Lo Imvcct•ro. Az.tcco, S.A. Poniente 140 núrn é31-I, 0230J. Méxiec,. D F LJ. tir:cda ,-ue del C,(J,JeJcmpi;.rn

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\ 1 Nota de los traductores l. El sentido de bons mots en francés., y en particular en este libro, es objeto de consideraciones por parte de Jean Allouch que el lector encontrará en el Preámbulo. Para la versión española hemos barajado distintas posibilidades como "buenas anécdotas", agudezas, y hasta gracias y donaires (tan atractivo justamente por insólito). Hemos optado por ocurrencias que incluye la dimensión de la agudeza y la de lo ocurrido (además de corresponder a las einfallen freudianas, como connotación).

2. Hemos dejado explícitos a menudo los pronombres él y ella en frases en las que el uso impone dejarlas tácitas. Fundamos nuestra opción en que funcionan, en los casos a los que aludimos, como los sustitutos de los nombres propios de los personajes que deben permanecer anónimos por el carácter de la obra. Cabe destacar que en francés el pronombre es obligatoriamente explícito.

Práctica analftica ¿A quién se le para? Acto fallido Afuera Anticipación Asunto arreglado ¿Ausencia? Buen día Café caliente Casamiento Ciérrela Cogido en la trampa Cól.era y dulzura Comenzamos · ·mo encuentro Conflicto con respecto_ al prox1 ConJuro Conocimiento paranoico Conozco uno que Consejo dietético Contratiempo . , de café entre dos analizan tes ~:::eJ~ª~:i;rmitirse" no_es "autorizarse" Cuestionam1ento De la contemplación De un buen uso del esquema L Del yo Demasiado caro Denegación es ley Denegación es ley (2) Desanálisis Después de después . , Dialéctica de una intervenc10n Dícha . n fiJ.ar el precio de las ses10nes L Donde se ve a aca , , El analizante tema '.azon Él habla de m1 . . . l. . su J)úblico y el Estado El ps1coana isis,

l Él .se habría oh"idado a sí mismo En caso de necesidad i Entonces se trataba de eso! Ese nudo, ese fuego ¡Eso es! Eso suele ocurrir ... Estar o no estar en análisis Falo imaginario Falta de ortografía Feminidad Fin de análisis Fin de análisis (2) Fobia con nombre propio Gloria a ti ¿Habló él? Herencia Hola, ¿Lacan? Indicación de analista Inscripción en la E.F.P. I merpretació n Jaque al parricida Lacan no contento Land-rover Leer y releer ¿ Literato o psicoanalista? Malestar en el análisis Medicina ¿Neologismo o interpretación? No habría habido sesión Nombre falso Papá refunfuña Parto Pasa o fracasa Pedido de gracias Placer Pleonasmo Primera noticia Primera sesión con I .acan Prohihición Pue1 cuépico Que . , i.O cula? ¿Qué? ¿Primero? ¿Qui2n es paciente? ¿,Q11irn p:,ga los gastos?

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Remolino de la demanda Sala de espera Se robaron el bastón (fa canne) Sesión de seminario, sesión de análisis Sin aliento Soñar cuenta Suicidio Transcripción Turbada Una palabra de más Videncia ¿ Y ahora? Zen-análisis

Presentación de enfermo A pesar de todo A un transexual Advertida Aliento Consigna Culpabilidad Curación En los límites del saber Engranaje Es simple Escándalo Esqui70frénico Gentil mamá Hipnosis Indicación de analista Lacan difiriendo de él mismo Los elegidos perdonan Marido tomado Marido y mujer Moraleja Palabra impuesta Puesta a ¡:,unto ¿Quién lo dirá 7 ¿Sabe 7 Sonrisa Telepatía ¿Tupolugía ... o geometría? Un tipo -:orno yo 3

Él se habría olv¡d2do a sí mismo En carn de necesidad ¡Entonces se Lrntaba de eso! Ese nudo, ese fuego

¡Eso es! Eso suele ocurrir. .. Estar o no estar en análisis Falo imaginario Faita de ortografía Feminidad Fin de análisis Fin de análisis (2) Fobia con nombre propio

Gloria a ti ¿Habló él? Herencia Hola, ¿Lacan? Indicación de analista Inscripción en la E.F.P. Interpretación Jaque al parricida Lacan no contento Land-rover Leer y releer ¿Literato o psicoanalista'? Malestar en el análisis Medicina ;,Neologismo o interpretación? No habría habido sesión ~ombre falso Papá refunfuña Parto P2.sa o fracasa Pedido de gracias Placer Pleona~rno Primera no~icia Primera sesión con Lacan Prohibición Pucrc:,¿picu Que ... ¿.._¡LOla? ¿Qué? ¿Primero? ¿,')11iét1 es paciente? i,Quié,i p;,g2 !o, _c::astos? 2

Remolin:J de la rJem3.nda Sala de espera Se robaron el bastón (/o. canne! .. Sesión de seminario, sesión de analis1s Sin aliento Soñar cuenta Suicidio Transcripción Turbada Una palabra de más

Videncia ¿Y ahora? Zen-análisis

Presentación de enfermo A pesar de todo A un transexual

Advertida Aliento Consigna Culpabilidad Curación En los límites del saber Engranaje Es simple Escándalo Esquizofrénico Gentil mamá Hipnosis Indicación de analista Lacan difiriendo de él mismo Los elegidos perdonan Marido tomado rv1arido y mujer Mor;:ilcj;:i Palabra impuesta .Puesta a punto ¿ Quién lo dirá? ¿Sabe? Sonrisa Teleoatí2. . . ', Tuh:iga' susciló muy 1i,,os debates ai sostener la tesis según la cual, por ser la ensc-

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ña~za de Platón esencialmente oral (como la de todas las escuelas antiguas), el "se dice" de las ocurrencias de Platón debía ser reconocido como la vía privilegiada para cualquiera que anhelase tener acceso a ella, rnient~as los Diá~ogos debí~n ser leídos no ya como representan~o al platonismo pro~1~rr:1ente, srno c?1:1~ textos escritos para el uso --~terno a la escuela, dmg1do a los no m1ciados a los que no podía ser dicho, dado su estatus, lo esencial de lo que era enseñado. Tratándose de ,la _enseñanza de L~ca~1 y de las ocurrencias a las que dio lugar su prnctica, estamos aqm leJOS de sostener una tesis tan radical, y DOS lim1tamos a tomar nota de este acontecimiento de ocurrencias del caráckr inédito e irrcmplazable de la iluminación al trasluz que ~portan sobre una enseñanza que no está por completo allí donde se oficializa no si_ne.sta di~tancia, por otra parte, que da la ironía. Agreguemos qu~ esta rnc1dencia de las ocurrencias no es propia del Occidente: el confucianismo o también el legalismo chino no descuidaron de ninaún modo las ocurrencias para su transmisión. º La escuela de Freud no constituyó una excepción, y Lacan tomó allí apo:,;o en puntos nodales de su lectura de Freud. Se hizo él mismo relator de~ célebre "Ellos no saben que les traemos la peste" que habría sido dicho ~or Freud a Jung en el camino de la "conquista" de los Estados Umdos (como no hay atestación de esta "palabra", las malas lenguas se apresuran a sugerir que Lacan la inventó, pura y simplen:i~nte. Pasemos, por el momento, sobre este problema de la atribuc1on para destacar que la preocupación de una exacta transcripción de la ocurrencia, de su literalidad, resulta una incidencia esencial puesto que es de su texto dd que depende su interpretación: ¿ "Ellos no saben"? Pues bien ... sí, ¡ellos no lo saben, ellos siguen sin saberlo todavía' Tal es el efecto craso de la ignorancia).

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Freud mismo atribuye a una ocurrencia oída de Breuer, Charcot y Chrobak su descubrimiento de que "tras los fenómenos de la neurosis rio ejercían una acción eficaz excitaciones afectivas cualesquiera' '4. No es en la enseñanza oficial de esas autoridades donde él cae sobre la importancia de la sexualidad sino en lo que, al costado de ella, tiene el estatus de una ocurrencia. Dosis repetidas de pene normal nunca acabaron, ciertamente, con síntomas histéricos y, en este sentido, la ocurrencia es una tontería. Pero faltaba todavía tomar en serio la verdad de esta tontería, lo que Freud pudo hacer incluso cuando nos dice, refiriéndose a las autoridades que la habían puesto en circulación, que ellas "(no) estaban dispuestas a sustentar (la)" 5 •

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Este libro recoge unas doscientas trece' (uno, dos y tres, pero no en "el buen" orden) ocurrencias no necesariamente de JacqL~es Lacan sino con Jacques Lacan: cada una lo implica de cierta nanera, lo si~úa en cierto lugar, manera y lugar de los que no hay razón alguna pa;a suponer que serían las mismas para todos.

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i• A veces el circuito del "se dice" de !a ocurrencia es todavía más miste~ rioso,- Así o~urre en el caso del ramoso Was wi!/ das Weib? que .Tones habna recogido de una boca que la habría recogido de la boca de·Freud. · t,o n0t::ible es que semejante sentencia sea cornent,,.da insaciablernen¡e,_ siendo que el hecho mismo ck que FreuJ la haya proferido no es practicarnente puesto en tela de juicio. ¿Qué es lo (JUC vuelve evidente, J. ve(eS --e incluso en la rnay01 oarte de los c:1s0s- - par::, cualquiera que se encuentre concernido, la atribución de la ocurrencia? ¿Qué es 1c que hace creer;:¡ todos que si Freud !lo lo dijo, v bien, habría de :Jgun;:i maner:.i podido (,í es que no clehido) decir:c1 r !)? ,,Qué ts lo que hace creer que st trata efectivamente de una aserción freudiana, ºrJ cuyo casn no ha:-' por qu¿ llevar má.\ iejos lc1inves:i,rnci~,,1. ni it.:i;,,ar al detective, aUí donde UJH) CS CUCStÍonado por frcucJ, ;, probabJe.rr,;nte en tanto ps1coanalist0?

Tal florilegio no habría podido ni siquiera ser imaginado si no ex:stiese ese lazo ocurrencia/enseñanza que acaba de ser subrayado. De h,'cho, en el tiempo que fue el de la apertura de caminos de la enseñanza de Jacques Lacan, la ocurrencia circula, y en primer lugar en la Escuela. La publicación de estas 213 ocurrencias ambiciona así tener su parte, limitada, pero en nuestra opinión no desdeñable, en la toma en cuenta, hoy, de la apertura de caminos de Lacan. Es claro que la comunidad analítica se encuentra concernida en· primer lugar. Y como esta comunidad estuvo, desde su partida, implicada en esa apertura, no nos asombraremos de que se trate aquí no de un Lacan solitario, como se ha pretendido con demasiada complacencia (se dirá: ¿con qué interés?1, sino de la tensión, de la diferencia de potencial producida entre una enseñanza en ,,ías de elabonción y una práctirn efectiva y no mantenida idéntica a si misma en el curso· de los años.

* ** Reunir ulgu11ci~ocur:cncias c,ue sobrevinieron oor el rc::ho de esta lé::1sión plantea dos problemas ligados entre sí; a~te todo el de la delimi~ S. 1·1c-uU.Presenwc1dn uurobwI5rd/ica en Obrus comp/e1as 1. XX, Aoorronu, 1

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23.

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En rcaliduc.i 2 ! 5: hc,1:os s)do generoso:-::

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Buenos Aires, 1979,

tación de lo que es una ocurrencia

y de lo que no lo es; luego, el de

su autenticidad. Se sabe que Freud había definido, de una manera cuya elegancia admiramos, el cuerpo que incluye para su trabajo sobre El chiste y su relación con lo inconsciente: es un chiste, dice, lo que yo considero como tal. Tratándose aquí no exclusivamente del Witz sino de ocurrencias, tal criterio no podía ser conservado. Se ha escogido, puesto que el campo de la ocurrencia va dei chiste a la epifanía, admitir como ocurrencia solamente lo que, en la Escuela, circulaba como tai. Fue aceptada como necesaria y suficie:'.lte, entonces, esta condición: que haya sido hecho relato aquello de !o que aquí hacemos el relato. Este criterio, operatorio para las partes I (práctica analüica, 93 ocurrencias), III (práctica del control, 16 ocurrencias), IV (historia del movimiento psicoanalítico, 70 ocurrencias) y V (encuentros, 8 ocurrencias), no lo es para la parte II, consagrada a las presentaciones de enfermos (28 ocurrencias). Aquí el colector interviene en primera línea, para la mayor parte de las ocurrencias, haciendo valer tal secuencia discursiva como siendo, desde su punto de vista, una ocurrencia. Estas secuencias no han dado todavía, entonces, la prueba de su potencialidad para ser llevadas, como ocurrencias, al campo del Otro. ¿Nos asombraremos de ello tratándose, como es el caso más frecuente, de la psicosis? La bastardía de la ocurrencia, su exigencia de un público que esté enterado del asunto, requirió que la publicación de algunas de ellas sea acompañada de notas no explicativas, pero que proveen alguna baliza, de manera que el lector poco o incluso mal advertido pueda encontrar la incidencia a partir de la cual la historiola aparece efectivamente como una ocurrencia. Ya el nombre dado a la presentación de cada una de las ocurrencias tiene este alcance de baliza. Los otros lectores podnín desdeñar estas discretas "explicaciones" e incluso darse el olacer de cuestionarlas. · Sucede con la ocurrencia no es localizable más que siado perseguido, situarse el punto desde Jonde el

lo Ldll lo está autentificada, pues fue rtconocida como tal por :r: c2d ena de los mismos que se hicieron sus sucesivos relato,es.

Una palabra, una palabra que tampoco es particularmente amable, a quien se reconozca protagonista de alguna ocurre:1cia. Sepa que no n~s reímos aouí de usted sino con usted, que esta nsa es la manera mas seria de a·drnii:ir que es con raLÓn que usted ha vertido esa ocurrencia en la :Vavire-night (como la llama Marguerite Duras) del "se dice" en nuestro campo. Si se trata de recibir una lección -y se trata también de esto, desde Freud, con la risa misma-- dicha lección será dada por la ocurrencia más que por alguien. ¿Qué ocurre con la ocurrencia cuando llegan a ser nombradas las tres dimensiones, real, simbólico, imaginario, del ser hablante? La puesta a la luz por Lacan de este ternario ¿modifica, como lo hizo ya la epifanía joyceana, nuestra aprehensión de lo que "Jace" (como se habría dicho en el castellano de la época de Alfonso el Sabio) o no "face" ocurrencia? Para esta última pregunta la presente colección será, digamos más bien, sería -pues esto depende del lector- una respuesta de facto, una respuesta de fasto. J ean Allouch

como con la :mamorfosis: lo que se figura si el sujeto puede aceptar, sin sentirse demaen el punto exacto que le es señalado como cuadro debe ser visto.

Esta última analogía haíá comprensible que se haya optado por una diferenciacién tajante entre las notas y el relato de la ocurrencia, depurada C::std,tanto como se podía, de todo elemento G:plicativo. El prubiema de la autenticidad de caJa una de las ocurrencias, fuera dd casu IL se deja resolver facilmenLc una vez solucionado el de su sdcccicj1J. Iléórá sido relatada ..:urn,) u¡,a ocurrencia u.:ln L.icau, por

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Práctica analítica

¿ a qwen se le para? Se sier.te rígida y torpe, incómoda

cor su c11erpo.

Lacan es muy gentil con ella. Encantada, -Cuando para mí.

ella le confiesa un día:

usted me sonríe, me turba, con una rigiciez que se acentúa

Laca n estalla en carcaj a das: -; Excelente! Sólo entonces ella escucha lo que acah2. de decirle.

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¿acto fallido? Lacan propone para su cita siguiente un día y hora tales que el analizante sabe a ciencia cierta que Lacan estará en ouo lugar y no c:n su consultorio. Una hora más tarde, Lacan lo llama por teléfono: -Pero, ¿dónde tenía yo la cabeza?

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afuera Esa mañana no había ido a su sesión. Hacia las cinco de la tarde, mientras ella misma atendía a un analizante, e[ teléfono suena; descuelga; es Gloria: -Un

momento,

la comunico

con Lacan.

Voz de Lacan:

-A

usted la echo afuera.

Y cuelga. Ni bien terminct la ses:ón en curso, ella llama a Lacan. Gloria contesta, titubea, se niega a comunicarla con Lacan en ese momento, propone vagamente u:1a cita telefónica par=i el día siguiente. Ella, profundamente irritada, llama al día siguiente. Hay los mismos titubeos por parte de Gloria. Ella termina sacando la siguiente conclusión:

-Bueno. Dígale que yo me presemaré próxima cita.

ante su puerta a la hora de mi

Gloria: -Un

momentito ...

luego, después de algunos instames:

-¿A

qué hora?

Hela aquí, entonces, al día siguiente, situada en el lugar mismo que la palabra de su analista le había asignado: afuera de su consultorio. Epílogo: La anécdorn concluye aqw:· pero, dado su interés, algunos pormenores del asunto serán revelados, excepcionalmente, al lector. Primero hay que decir que Lacan lo recibió esta vez como lo hada habitualmente y que por lo tanto el análisis siguió su curso . .. ¿ Pero entonces? ¿Qué hab(a OCJHrido? Y en primer lugar, ¿por qué ella no hob(a rdc a su sesión~ La noche cm!erior ella hol·t'a 1enido e! s1guienrp sue110: Lacan recibía a sus pacientes en lo de ella; luego, a la ra,de, 1omaba un ta.\i par::i ir a la rue ele Lillf; seguid recibiendo paciente~ en el ta,:, desp;Jés en lo de::él. EsiUndo L1ajo el efeo de e:,íe su1:fu ella no se hab/o prcsen:acio a su sesión. Ahorn bien, Lacan ignornba ese sue1'u que }FJn(a eu co1u.1 uido1/ "en lo de elh" cu11 "en ele J__ c1ca11'', haciendo de esos dos lugares un solo lugar ,-E·nrre los dos no hcbtá cc;w ex!·.·noriJ,1c! que jusramcme la rntcrl'ención telefi11/cu dt·

Lucan construz'c 1 ¿ ._S'e li uta efeL t/~.·a,nc:::11/e, con.:u c1a., un acI ,.J

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U:'iulizat11e ul re!utt1rno:::· 2s-1aocu- ,1·en-

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·e/e¡xr:u uficr,11udo: ! r,cun in!erprF!e11do

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anticipación Se trata de un sociólogo que se analiza con Lacan. Cuenta un sueño: -Lévi-Strauss murió. Respuesta y conclusión de la sesión: -¡Buena la ha hecho usted!

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asunto arreglado Ella es alumna de Lacan y también realiza su análisis con él y, al mis­ mo tiempo, comienza a practicar el análisis. Tiene entre sus conocidos a una mujer joven que también se analiza con Lacan (incluso, a veces hasta la encuentra en la sala de espera). En varias ocasiones, esta per­ sona le ha manifestado un cierto interés. Hasta que las cosas llegan al punto en que no cree poder negarse a la entrevista que esta mujer se aventura a pedirle. La recibe entonces, y asombrada sólo a medias escucha una declara­ ción de amor hacia ella. Al término de la entrevista, ella le pregunta a la mujer cuánto paga por sus sesiones con Lacan, entonces le pide exactamente el doble. Ni bien termina con este asunto, le habla por teléfono a Lacan y le dice que acaba de recibir a una de sus analizantes. Nota en su interlo­ cutor cierta sorpresa, molestia y hasta incluso un real descontento, aun­ que contenido. Ella prosigue con su relato y concluye informando a Lacan que le cobró el doble de lo que él mismo cobraba. -Bien, esto no se repetirá más. Y, en efecto, eso no se repitió más.

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