Apuntes Turismo de Naturaleza y Ecoturismo

b MANUAL DE TURISMO DE NATURALEZA Y ECOTURISMO MASTER EN DIRECCIÓN Y PLANIFICACIÓN DEL TURISMO INTERIOR Y DE SALUD Í

Views 85 Downloads 2 File size 2MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

b

MANUAL DE TURISMO DE NATURALEZA Y ECOTURISMO

MASTER EN DIRECCIÓN Y PLANIFICACIÓN DEL TURISMO INTERIOR Y DE SALUD

ÍNDICE PRESENTACIÓN DEL TEMA ............................................................................................................ 3 1. GENEALOGÍA BÁSICA DE LA IDEA DE NATURALEZA .................................................................. 5 1.1. VIEJOS Y NUEVOS TURISMOS EN LA NATURALEZA ................................................................ 9 1.2. EL PATRIMONIO NATURAL ................................................................................................... 13 1.3. HACIA UNA DEFINICIÓN DE LA NATURALEZA. LA DISCUSIÓN ESPACIOS NATURALES/ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS .................................................................. 15 2.1. TURISMO SUSTENTABLE Y TURISMO ALTERNATIVO............................................................ 22 2.1.1. EL TURISMO SUSTENTABLE ............................................................................................... 22 2.1.2. EL TURISMO ALTERNATIVO ............................................................................................... 25 2.2. UNA REVISIÓN A LOS TIPOS DE TURISMO EN LA NATUREZA ............................................... 26 2.3. PROPUESTA DE MODELO CONCEPTUAL OPERATIVO........................................................... 29 2.4. TURISMO EN ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS Y USO PÚBLICO .................................... 32 2.5. LAS PECULIARIDADES DEL ECOTURISMO ............................................................................. 34 3.1. PRODUCTOS TURÍSTICOS EN EL TURISMO EN LA NATURALEZA .......................................... 40 3.1.1. ACTIVIDADES TERRESTRES ................................................................................................ 42 3.1.2. ACTIVIDADES ACUÁTICAS .................................................................................................. 43 3.1.3. ACTIVIDAD AÉREAS ........................................................................................................... 44 3.2. OFERTA EMPRESARIAL GALLEGA DE TURISMO EN LA NATURALEZA ................................... 45 4.1. EVOLUCIÓN DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS EN GALICIA ................................ 54 4.1.1. LOS PRIMEROS ESPACIOS PROTEGIDOS Y LA DICTADURA FRANQUISTA.......................... 54 4.1.2. LA DÉCADA DE 1970 .......................................................................................................... 55 4.1.3. LA PRIMERA AUTONOMÍA (1981-1997) ............................................................................ 57 4.1.4. EL INICIO EFECTIVO DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS (1997-2005) ............... 58 4.1.5. EL PERÍODO 2005-2010 ..................................................................................................... 59 4.2. LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS EN GALICIA HOY ................................................. 60 4.3. EL MARCO ESPAÑOL............................................................................................................. 64 4.4. EL MARCO EUROPEO ............................................................................................................ 67 4.5. LA CARTA EUROPEA DEL TURISMO SUSTENTABLE EN LOS ESPACIOS PROTEGIDOS ........... 69 4.6. EL MARCO MUNDIAL ............................................................................................................ 72 4.6.1. LAS CATEGORÍAS DE ESPACIOS PROTEGIDOS DE LA UNIÓN INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA Y SU CORRESPONDENCIA TURÍSTICA .......................... 72 4.6.2. LAS RESERVAS DE LA BIOSFERA......................................................................................... 74 4.6.3. EL PATRIMONIO MUNDIAL................................................................................................ 77 4.6.4. EL CONVENIO RAMSAR ..................................................................................................... 78 5.1. GOBERNANZA TURÍSTICA DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS.............................. 82 5.2. PLANIFICACIÓN TURÍSTICA DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS ........................... 84 5.2.1. LOS PLANES DE ORDENACIÓN DE LOS RECURSOS NATURALES ........................................ 88 5.2.2. LOS PLANES DE RECTORES DE USO Y GESTIÓN ................................................................. 90 5.2.3. INFRAESTRUCTURAS Y EQUIPAMIENTOS .......................................................................... 91 5.2.4. ACTIVIDADES Y SERVICIOS................................................................................................. 95 5.5. GESTIÓN DEL FLUJO DE VISITANTES..................................................................................... 97 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................................ 101

2

Presentación del tema En el estudio científico del turismo en la naturaleza se ha primado mucho más el lado de la oferta que el de la demanda. Congruentemente con esta preferencia, el presente manual continuará con esta óptica. En primer lugar, porque hay escasas referencias previas sobre la demanda de turismo en la naturaleza en Galicia, lo que imposibilita tener muchos materiales en esta dirección. Por otro lado, se parte del convencimiento de que el alumnado con grado de máster en turismo puede emprender en el futuro un desarrollo serio y competitivo del turismo en la naturaleza en Galicia, ya sea desde el ámbito de la empresa o desde responsabilidades de distinto tipo en las administraciones, lo que se debe hacer siempre con un escrupuloso respeto por el medio ambiente y por las personas que viven en el territorio en el que decidan trabajar. Para que este espíritu emprendedor sea posible, hace falta tener herramientas idóneas desde el lado de la oferta y este manual las pretende acercar. En este sentido, la oferta se entiende aquí tanto en la perspectiva del destino, como en la de la organización empresarial de productos turísticos. El libro se estructura en cinco capítulos, que van desde los contenidos más teóricos y generales a los aspectos de tipo práctico y aplicado. El primer apartado aborda en términos genéricos la naturaleza y el turismo que se desarrolla a su alrededor, tema al que le sigue un segundo capítulo dedicado a situar el turismo en la naturaleza en conjuntos más amplios de prácticas turísticas (turismo alternativo y turismo sustentable) y a definir específicamente qué tipos se pueden distinguir dentro del turismo en la naturaleza. El tercer apartado recoge actividades empresariales y productos de turismo en la naturaleza en Galicia. Los dos últimos capítulos se dedican a los espacios naturales protegidos, en los que se concreta la oferta institucionalizada de turismo en la naturaleza. En efecto, en el cuarto tema se explican las figuras de espacios naturales protegidos tanto en una perspectiva internacional como específicamente gallega. Finalmente, en el quinto apartado se facilitan contenidos básicos de planificación y gestión del turismo en los espacios naturales protegidos.

3

TEMA 1. LA NATURALEZA COMO ATRACCIÓN TURÍSTICA

4

1. GENEALOGÍA

BÁSICA

DE

LA

IDEA

DE

NATURALEZA Probablemente todo el mundo puede acercar una definición aproximada de naturaleza. Sin embargo, si las percepciones de cada uno se pusieran en relación las unas con las otras, entrarían enseguida en contradicción, pues emergería una falta de concreción en la noción y aparecerían globalmente distintas visiones. En acertadas palabras del filósofo Ferrater (1982: III, 2312), “[n]oparece haber un concepto de naturaleza, sino varios, y posiblemente, muchos conceptos de naturaleza distintos entre sí y probablemente incompatibles entre sí”. Esto conduce a un punto fundamental en el contenido de este primer capítulo: la naturaleza es una realidad física y material, mas es también una visión, una forma de aproximarse la esa realidad y, por tanto, una discusión constante sobre esa materialidad. E interesa más referirse a la visión que la materialidad, pues en la visión está el concepto. Por tanto, y en contra del que pueda parecer de entrada, hay mucho de cultural en la definición de naturaleza. De hecho, por lo general naturaleza y cultura se presentan cómo antónimos, mas las relaciones entre una y otra dimensión son muy fuertes: la naturaleza es fundamentalmente una idea cultural, como se tendrá ocasión de ver en seguida. El siguiente repaso busca un cierto detenimiento, pero no puede ser demasiado profundo. Por eso, la atención se centrará en el mundo occidental, siendo conscientes de que se dejan de lado otras concepciones (igualmente válidas), como la china (Berque, 1995), o la aborigen australiana o la de los indios norteamericanos (Varela, 2006). Según muchos autores de la historia de las ideas, por ejemplo Glacken (1967) o Tuan (1971), la naturaleza es percibida durante siglos con temor y miedo atávico. Antaño la naturaleza era entendida como aquel ámbito espacial en el que las personas no pueden vivir por motivo de los peligros naturales. Esta concepción está particularmente bien enraizada en la tradición judío-cristiana, de la que bebe con fuerza el pensamiento occidental. En la mentalidad judío-cristianala naturaleza se opone al paraíso. Así, la actividad humana se lee a lo largo de las centurias como una lucha contra la naturaleza, contra las fuerzas que dificultan e incluso imposibilitan la vida de hombres y mujeres, de manera que la oposición naturaleza versus paraíso se complementa con la oposición naturaleza versus civilización. Sin embargo, ya en la antigüedad, por ejemplo en las fuentes bíblicas, surge una actitud más condescendiente con la naturaleza: determinadas figuras se alejan de los grupos, de las comunidades y de las sociedades para estar más cerca de la divinidad, porque entienden precisamente la naturaleza como obra divina, o como un camino de introspección humana. En esta segunda actitud aparecen sentimientos más comprensivos, admirativos y empáticos, aunque siempre la segunda actitud tiende a ser marginal y domina el entendimiento general de la naturaleza como lugar del miedo y, por consiguiente, del que alejarse. En el mundo occidental el movimiento romántico, que se desarrolla desde finales del siglo XVIII y durante gran parte del siglo XIX, representa un cambio fundamental en la percepción de la naturaleza y la emergencia de una nueva concepción cultural. Asimismo, aparece formalmente el turismo vinculado a la naturaleza. El romanticismo representa un cambio en las actitudes, en las mentalidades y en las sensibilidades (Ortega Cantero, 2004; Broc, 1991), fundamentado en dos ámbitos que se deben entender de forma inseparable:

-

En el arte, se descubre la naturaleza, y particularmente la montaña, como lugar hermoso y grandioso que vale la pena conocer y disfrutar personalmente. En el romanticismo seforma un clima estético y sentimental donde se produce un acercamiento afectivo a la naturaleza. Esto se opone totalmente a la noción de la naturaleza como temor.

5

-

En la ciencia, aparece la idea de que la naturaleza tiene una orden y que hace falta dedicar el esfuerzo científico a desenmarañarla. El naturalismo o la geografía se desarrollan extraordinariamente durante el romanticismo, lo que implica que se comienza el análisis a fondo de la naturaleza, prácticamente inexistente hasta el siglo XVIII. El estudio de aquella parte del convencimiento de que la naturaleza no se puede analizar como una suma de partes separadas, considerando cada una de ellas de manera minuciosa, sino que debe ser abordada de forma integrada. La vocación científica por el estudio de la naturaleza proviene ya de la Ilustración, cuando el naturalista sueco Carl von Linné pone las bases para la ordenación de la naturaleza viva al establecer el sistema de clasificación de las especies animales y vegetales. Por otro lado, desde que la industrialización y la urbanización se imponen, ya en el siglo XIX, la naturaleza es estudiada con gran dedicación ante los peligros que se yerguen sobre ella.

El padre de la geografía moderna, Alexander von Humboldt, en sus míticos Cuadros de la Naturaleza (1808) muestra la comprensión romántica de la naturaleza a la perfección. Un cuadro de la naturaleza según Humboldt refleja la organización de los elementos (flora, fauna, agua, suelo), hasta el siglo XVIII poco estudiados o considerados fragmentariamente, pero hay algo más en él: la impresión de que esta organización expresa también las leyendas, las fábulas, las vivencias, las creencias, la imaginación, etc. (Gómez Mendoza, 2008; Ortega Cantero, 1987). Así, en la concepción romántica la naturaleza acoge multitud de valores, está dotada de significados y claves, y en ella se pueden disfrutar y sentir libertad y alegría. En la concepción romántica de la naturaleza se prodiga la percepción de la misma como algo maravilloso, hermoso…, lo que rompe completamente con las percepciones anteriores. No es extraño que en este nuevo clima estético e intelectual aparezca el turismo ligado a la naturaleza, inexistente hasta entonces, tal y como tendremos ocasión de ir viendo. Ya a finales del XVIII hay guías turísticas de los Alpes y en 1789 se publica el primer libro de viajes dedicado monográficamente a los Pirineos, escrito por Ramond de Carbonnières (Saule-Sorbé, 2007; Nogué, 2005; Martínez de Pisón, 2004). Hace falta destacar que en el espíritu romántico se produce una atribución especial de valores hacia la naturaleza por parte de las ideologías nacionalistas. De hecho, los nacionalismos son ideologías muy propias de la época romántica y que se difunden fundamentalmente en aquélla (Nogué, 2005). Estos buscan en la naturaleza la expresión del espíritu y de la pureza patrias y la encuentran en determinados entornos naturales, sobre todo montañosos, pasados míticos y gloriosos; por otro lado, desean que la población vaya a esos lugares y se reconozca en ellos, lo que motiva una evidente ansia turística (Paül y Pazos, 2010; García Álvarez, 2009; Nogué, 2005). En la naturaleza se identifican las esencias de las naciones y no es extraño que se haga hincapié en la protección de determinados espacios que los movimientos nacionalistas, a través de las instituciones estatales que por lo general dominan en los más de los países occidentales, consideran especialmente significativos. Nacen así los parques naturales, que en su origen no se llaman así, sino nacionales, denominación premeditada que es altamente significativa y reveladora.

6

Figura 1.1. Los Alpes meridionales meridionale vistos desde el aire, probablemente la Cima de Pal (2818 m). En la l época romántica, los Alpes son el escenario principal del primer cambio de concepción de la naturalezaen natur el mundo occidental. Fotografía de Valerià Paül (17-5-2010). (17

En efecto, el nacionalismo es uno de los motivos más potentes de valoración de la naturaleza y, colateralmente, deriva su activación activación turística. En contra de lo que en la actualidad se afirma, los parques nacionales no no nacen en el siglo XIX por motivaciones exclusivamente naturalistas (o pre-ecologistas), pre ecologistas), sino sobre todo asociados a los nacionalismos que se producen y reproducen en el poder.Nogué poder.Nogué (2005: 153) señala cómo “en en países como Suecia [y la frase vale para el resto resto del mundo occidental] la protección de áreas naturales no fue una simple reacción ante lo avance imparable de la industrialización, sino que respondió más bien la un acto de carácter carácter patriótico y nacionalista”. nacionalista” El caso paradigmático, citado a destajo en los manuales de turismo, es Yellowstone, en Wyoming (Estados os Unidos). Se trata del primer parque nacional declarado como tal. Como indican autores como Hall y Page (2002), Yellowstone se protege en 1872 porque se entiende que “la naturaleza en estado puro” ro” que en él se encuentra expresa la independencia cultural de los Estados Unidos con respeto a Europa. El argumento principal de elo es que, mientras que en Europa todo el territorio está transformado por la acción antrópica, en los Estados Unidos quedan refugios puros no modificados. modificados. Y, siguiendo con la línea de argumentación, esos refugios simbolizan ideas de permanencia, de de durabilidade, de persistencia…, persistencia… materializadas en Yellowstone, pero deseadas para el conjunto de la nación acabada de nacer (Hall y Page, 2002). La resonancia internacional de la declaración de este parque nacional nacional es inmediata, en primertérmino en otros países de matriz anglosajona anglosajona (Canadá, Australia o Nueva Zelanda, tal y como explican Eagleset et al., al 2002). En ellos se buscan también én símbolos semejantes a los que el nacionalismo estadounidense encuentra en Yellowstone (y posteriores parques) en determinados ámbitos que se consideran impolutos. Según Hall (2007) las razones pragmáticas de los primeros parques nacionales en los nuevos países desprendidos a caballo de los siglos XIX y XX del dominio británico son las siguientes:

-

No hay coste para el estado, pues las fincas son propiedad gubernamental. Las tierras se consideran sin valor. Los primeros parques nacionales se declaran siempre re en lugares donde la agricultura no es posible, aunque las actividades

7

ganaderas o forestales podrían existir y de hecho se permiten durante buena parte del siglo XX.

-

El turismo se ve como un mecanismo muy claro de puesta en valor de estos lugares considerados naturales. Mientras que en Yellowstone se busca inicialmente un turismo elitista, en el Royal National Park de Nueva Gales del Sur, el primer parque nacional australiano declarado en 1879, la intención inicial ya es un turismo masivo cuyo flujo provenga de la ciudad de Sydney.

La astilla de Yellowstone no se agota en los flamantes países anglosajones, o en Suecia, país ya mencionado, sino que a afecta buena parte del territorio europeo entre finales del siglo XIX y comienzos del XX (Cruz, 2001; Gómez Mendoza, 1992). Sin embargo, surge enseguida un problema pragmático en la gestión de los espacios protegidos en el viejo continente: en Europa es prácticamente imposible encontrar un lugar que se pueda considerar no modificado por la acción antrópica y, por lo tanto, los atributos asociados a la “naturaleza en estado puro” de Yellowstone (o de los nuevos países) son imposibles en el contexto europeo. También la propiedad de la tierra viene siendo un problema habitual en Europa, pues no hay en el viejo continente grandes superficies en manos públicas, de las que sí que disfrutan en los nuevos países sus respectivos gobiernos. En efecto, Gómez Mendoza (1998) señala que la gran diferencia de los parques nacionales entre Estados Unidos y España es la propiedad de la tierra: mientras que en Norteamérica el gobierno federal puede disponer a su antojo de espacio, en España el gobierno tiene muchas dificultades administrativas con los propietarios y con los ayuntamientos, lo que provoca que durante décadas sólo haya dos parques nacionales declarados (Covadonga, en Asturias, y Ordesa, en Aragón, ambos proclamados en 1918). El contraste entre Europa y los nuevos países anglosajones representa de entrada una diferencia notable a efectos turísticos, pues no es lo mismo gestionar una propiedad pública que negociar con propietarios personales; para empezar, porque los interlocutores son distintos y la iniciativa gubernamental se desarrolla de manera diferente. Sea como fuere, el turismo está presente en los primeros parques nacionales, mismo verbalizado en las intenciones de la declaración de protección, y desde luego en las actuaciones que enseguida se llevan a cabo en muchos de ellos: implantación de infraestructuras hoteleras, construcción de accesos, etc. Como es evidente en el caso de Yellowstone y en estos otros casos que se relacionan directamente con él, la concepción romántica de la naturaleza se va transformando a lo largo del siglo XIX. Se transita de un entendimiento en el romanticismo original y en aportaciones como las de Humboldt en el que la naturaleza incluye al ser humano, hacia una comprensión de la naturaleza como una realidad inalterada y antítesis de la presencia humana. A medida que avanza el siglo XIX, y sobre todo durante el siglo XX, se extiende la idea de que el ser humano está excluido de la naturaleza y que esta está conformada por el entorno ”vivo e inerte” en el que se desarrollan las actividades humanas. Si en el romanticismo el ser humano y naturaleza son indisociables, en la mentalidad que se consolida durante el siglo XX el ser humano y la naturaleza se distancian irremediablemente. Aunque no es una idea nueva, el divorcio entre cultura y naturaleza, entre lo que se considera que es humano y lo que no lo es, se extiende en el último siglo y medio. En palabras de Ferrater (1976: 297), “propia de la época moderna, y más específicamente de la contemporánea, es la contraposición entre naturaleza y cultura”. Ojeda et al. (2000) gráficamente expresa este divorcio con la idea de que la naturaleza se pasa a considerar algo puro, impoluto y virgen, mientras que el ser humano se cree que sólo hace corromperla, contaminarla y degradarla.

8

La separación del ser humano con respecto a la naturaleza no forma parte solo de la praxis política y administrativa, sino que está conectada con el triunfo de las ciencias positivistas, en particular de la ecología. En estas ciencias, se considera que la especie humana está sometida a las reglas generales de la naturaleza, por ejemplo a la evolución de las especies. Sin embargo, se trabaja con una separación analítica entre el hombre y el medio, que se consideran aparte. Cierto es que las distintos componentes interactúan entre sí, pero se compartimentan a efectos científicos. De este modo, la naturaleza deviene todo aquello que no está directamente relacionado con el ser humano, de forma que la aproximación científica positivista contribuye a quebrar la idea original romántica de naturaleza. Naturaleza se convierte así en sinónimo de medio físico o medio ambiente y, cuando se habla de protección de la naturaleza, se considera que es lo mismo que proteger el medio ambiente (Muñoz Jiménez, 2004). Muchos autores se refirieron en los últimos años a la emergencia del discurso ecológicoambientalista, sobre todo a partir de la década de 1970 (Ojeda, 1999). El que interesa fundamentalmente a los efectos de la comprensión de la naturaleza es que, bajo este discurso, se populariza el entendimiento de la misma como aquello que no fue tocado por el ser humano. Y, si hubiese distintos grados de transformación, cuanto menos transformada está la naturaleza por el hombre, mejor. En este sentido, el territorio sólo es considerado muy valioso de encontrarse en su estado de clímax desde el punto de vista de la sucesión vegetal, e incluso la política ambiental favorece sistemáticamente la sucesión. Por ejemplo, es frecuente la idea de que las especies que trajo el hombre, aunque lleven en un lugar determinado cientos de años y que no causen degradación ambiental, no son buenas y las hay que eliminar. En la actualidad se tiende a darle una importancia capital a aquellos espacios en los que quedan comunidades vegetales o faunísticas no transformadas por la mano del hombre, o que aparentemente no lo están. Y estas zonas son objeto de protección y, paralelamente y de forma case indefectible, de consumo turístico, de modo que se convierten en mitos institucionales y productos emblema para la visita, la venta y la promoción. De todo lo dicho en este apartado 1.1, necesariamente se debe inferir que no existe una visión de la naturaleza, sino varias. Esto no es sólo válido en el sentido de que el pensamiento occidental no coincide con otros, sino en el hecho de que la propia perspectiva occidental va variando en el tiempo: del miedo a la naturaleza, se pasa a la admiración y a la empatía del ser humano con la naturaleza, y luego la un distanciamiento entre ambos. Por tanto, el entendimiento de la naturaleza es contingente y variable culturalmente.

1.1. VIEJOS

Y

NUEVOS

TURISMOS

EN

LA

NATURALEZA En la revisión del anterior punto se insinuó que existen prácticas turísticas ligadas a la naturaleza cuando menos desde el romanticismo. Según Martínez de Pisón (2007b), se tiene constancia de que en una fecha tan tempranera como 1785, en la alborada del romanticismo, existen ya tres posadas en Chamonix que acogen personas que visitan los glaciares del MontBlanc. Martínez de Pisón (2007b) detecta como a lo largo del siglo XIX Suiza se convierte en un destino turístico reconocido para artistas, científicos, pensadores o enfermos -la naturaleza comienza a percibirse luego también como un lugar sano en el que curar dolencias. Puede rescatarse al efecto la anécdota del escritor Flaubert, quien una noche a mediados del novecientos llegó a una posada suiza en una aldea en la que no había

9

estado nunca y el posadero lo saludó como si lo conociera. Flaubert se extrañó y le preguntó que cómo sabía su nombre; el hostelero le respondió que, dada el recorrido de famosos por la zona, había confeccionado un fichero de artistas conocidos para identificarlos; Flaubert en persona pudo comprobar en un archivo que allí estaba su retrato, junto con el de autores como Chateaubriand o Lamartine. Tal y como se puede intuir, tales prácticas tienen un carácter fundamentalmente elitista, relacionado con personas de cultura elevada. Constituyen, en todo caso, un primer turismo en la naturaleza. Como se avanzó en el apartado 1.1, la creación de los primeros parques nacionales conlleva también un interés muy fuerte para la activación turística. Se mencionaron ya los casos de Estados Unidos o de Australia. Hall y Page (2002: 253) añaden a estos dos países el ejemplo de Canadá, donde el Parque Nacional de Banff, creado en 1883 y el primero de este tipo en ese país, es desarrollado por la compañía de caminos de hierro Canadian Pacific como un spa turístico. Por tanto, la protección comporta el desarrollo turístico, no sólo de la oferta de alojamiento y servicios, sino también de los accesos. En el caso de España, el primer parque nacional, el de la Montaña de Covadonga (1918) “actualmente parte de los Picos de Europa?”, comporta un programa de acceso público (turístico) al amparo de la Ley de Parques Nacionales de 1916. En efecto, esta ley bajo la cual se protegen los primeros espacios considerados naturales en España estipula claramente que los parques nacionales se declaran con la voluntad de respetar y proteger la naturaleza, mas también “con el objeto de favorecer su acceso por vías de comunicación idóneas” (art. 2) . La declaración del segundo parque nacional, el de Ordesa, procura atraer “no sólo la corriente internacional del turismo, provechosa para los pueblos en la orden económica, sino también fomentar ese movimiento de inclinación hacia el campo, tan conveniente para la vigorización de la raza, para la mejora de las costumbres y la práctica del estudio” (extraído de la exposición de motivos de la declaración). Según Mata (2000), la perspectiva turística está presente en el origen de los parques nacionales españoles y hace falta decir que se detecta desde el comienzo una voluntad de poner lo que se protege a disposición de la ciudadanía, mas también de procurar mediante esta protección el desarrollo socioeconómico de las poblaciones implicadas. Se puede intuir, de este modo, una cierta manía por el desarrollo rural, tal y como se entiende hoy, que de hecho se contradice “ya en el primer tercio del siglo XX” con la visión de una naturaleza intocada que se encuentra en las primeras declaraciones de protección: si el espacio es natural en el sentido de inalterado, ¿cómo es que hay población y actividad económica dentro de él o en el entorno inmediato? Por referirse a un turismo en la naturaleza muy distinto al aludido hasta lo de ahora, se puede mencionar que en Argelia o en Tunicia aparece en el siglo XIX el turismo en el desierto. Se trata de una actividad generada por la aristocracia francesa y por determinados viajeros aventureros, los cuales producen y reproducen una imagen mítica del desierto como lugar fascinante. Contribuye claramente a la conformación de esa imagen la presencia de románticos desde comienzos del novecientos, por ejemplo el pintor Delacroix, que visita de aquellas el actual Marruecos y expande un ideal legendario sobre el medio natural desértico (Boumeggouti y Valero, 2006). La consolidación de este imaginario provoca un creciente flujo de visitas hacia los espacios desérticos y a comienzos del siglo XX ya existen servicios regulares de empresas turísticas que recorren el desierto, se organizan rallys e incluso algunas compañías ofrecen conexiones mensuales para turistas desde Argel al sur del Sáhara. Por todo lo dicho, se puede afirmar que el turismo en la naturaleza no es algo nuevo y que muchas prácticas constituyen su origen, en distintos tipos de medios naturales y con

10

diferentes segmentos de demanda y oferta. Barrado y Vila (2001) creen que lo que es verdaderamente nuevo es que se multipliquen los turistas que lo practican y que aparezcan multitud de nuevos destinos y de ofertas de actividades, de modo que devenga un tipo de turismo que genera movimientos internacionales de turistas. No hay datos exactos para la expansión del turismo en la naturaleza, pero las estimaciones de varios autores sitúan el crecimiento anual del ecoturismo (una de las modalidades individuales en su seno, véase el capítulo 2) entre un 10 y un 34% en la década de 1990 (Honey, 2008: 7), cuando el crecimiento anual del turismo mundial en esa misma década es del 5% (Weaver, 2006: 2). Un dato más: según Honey (2008: 7), se estima que el ecoturismo y el turismo en la naturaleza crecen anualmente tres veces más rápido que el conjunto de la industria turística. Así pues, y al otro lado de cualquier trazo de elitismo como en los orígenes, el turismo en la naturaleza se consolida como un tipo de turismo practicado por un amplio espectro de demanda, en el seno de un turismo socialmente muy extendido en los países desarrollados y estructural en el mundo occidental (Weaver, 2006; Vera, 1997). Por poner el ejemplo de España, un estudio de producto turístico orientado a la prospección del turismo en la naturaleza que se irá citando en las siguientes páginas, nombradamente en los capítulos 2 y 3, toma en su día varios indicadores para medir el incremento de la demanda del turismo en la naturaleza. No parece que todo el listado de esos indicadores sea adecuado, pero la conclusión del apartado de la demanda es que “el turismo en la naturaleza en España es un sector de tendencia creciente” (Antar-Ecotono, 2004: 24), una frase que refleja el carácter expansivo del segmento turístico en tela de juicio. Sea como fuere, las visitas a parques naturales, un indicador muy sencillo y que se incluye en el listado en tela de juicio, sí que parece pertinente. Éste muestra un crecimiento constante en el contexto español, lo que prueba numéricamente el comportamiento expansivo aludido. En efecto, según se puede ver en la Tabla 1.1, que recoge la serie más larga que hay de visitas a espacios naturales protegidos (solo a los parques nacionales), el número de visitantes fluctúa cada año, pero globalmente puede afirmarse que la afluencia se multiplica más de dos veces en veinte años. Si a comienzos de la década de 1990 los visitantes no llegaban a los cinco millones, en la actualidad se sitúan por encima de los diez. A pesar de que en estas dos décadas crece el número de espacios incluidos en la red de parques naturales, el incremento global está fuera de dudas. Tabla 1.1. Evolución de la afluencia a los parques nacionales de España (1990-2009). Año (y número de parques) 1990 (9) 1991 (10) 1992 (10) 1993 (10) 1994 (10) 1995 (11) 1996 (11) 1997 (11) 1998 (11) 1999 (12)

Número de visitantes 3.975.219 5.643.542 5.788.326 6.231.837 6.981.794 7.039.534 8.469.074 8.862.218 9.076.653 9.927.726

Año (y número de parques) 2000 (12) 2001 (12) 2002 (13) 2003 (13) 2004 (13) 2005 (13) 2006 (13) 2007 (14) 2008 (14) 2009 (14)

Número de visitantes 10.253.159 10.002.517 9.661.493 10.296.382 11.134.828 10.743.480 10.979.470 10.864.738 10.222.818 10.083.561

Elaboración propia a partir de Red de Parques Nacionales (2001-2010). Es muy complejo explicar por qué el turismo en la naturaleza se multiplica en los últimos años y su aumento supera el crecmiento del flujo turístico global. Según autores de referencia como Barrado y Vila (2001) y Vera (1997) hay dos grandes grupos de razones que están detrás de tal aumento. El primero es un fenómeno social general, no privativo del sector turístico, mientras que el segundo es una cuestión exclusivamente turística.

11

-

La emergencia y popularización de los discursos ecológico-ambientalistas, nombradamente desde la década de 1970 y mencionados en el punto 1.1, implican el desarrollo del conocido cómo “paradigma eco”. Desde entonces todo lo que tiene que ver con la naturaleza y con el medio ambiente gana una enorme fuerza en la sociedad y se convierte en un fenómeno estructural (Castells, 2004). No es extraño que esta nueva fuerza social tenga correlación directa en la demanda turística, que busca naturaleza y medio ambiente. Ya no se trata de una actividad de determinados estratos sociales, sino que el espectro de consumo es muy amplio. Conviene recordar en este punto que estos discursos presentan una determinada visión de la naturaleza predominante, tal y como se vio en el apartado 1.1, y por lo tanto omiten frecuentemente la presencia humana en el territorio.

-

Se detecta a partir de la década de 1980 un cansancio de la demanda por el turismo masivo y convencional desarrollado con el paradigma fordista, sobre todo desde la segunda guerra mundial, con la generalización de las vacaciones universales pagadas y de los fines de semana no laborables (Fernández Fuster, 1991). Enseguida esta tendencia es aprovechada por la oferta. Surge de este modo lo que se denominan “turismos alternativos”, una denominación muy discutida (véase el punto 2.1), pero que en el fundamental se opone a las formas convencionales del turismo. En estos turismos alternativos, el turismo en la naturaleza -y, en su seno, el ecoturismo- es uno de los segmentos más comúnmente aludidos (Weaver, 2006; Nel—lo y Llanes, 2005; Newsomeet al., 2002).

En esta nueva jornada del turismo en la naturaleza, hace falta adicionalmente hacer mención a dos temas claves. En primer lugar, y se trata de una paradoja clave detectada por muchos autores (entre otros, Barrado y Vila, 2001), con el progresivo desarrollo de la demanda, el turismo en la naturaleza se convierte en muchos destinos en un turismo masivo. Esto no sólo implica que evidentemente pierda su carácter alternativo, sino que se altere el medio natural que motiva el flujo turístico, una alteración que puede llevar en casos extremos al declive del destino por sobre-frecuentación. En segundo lugar, el rango de los turismos en la naturaleza es actualmente muy amplio e incluye, al otro lado de las posibilidades ya clásicas con un siglo o más de historia, un elenco enorme de actividades. Es un subsegmento especialmente desarrollado en los últimos años el conocido como turismo activo o deportivo en la naturaleza, que puede tomar muchas formas (véanse el punto 2.2, el capítulo 3 y la Tabla 1.2), pero cuyo común denominador es la realización de actividades físicas de distinta intensidad. La casuística es enorme y enriquece notablemente el espectro de actividades de la naturaleza tradicionales. De este modo, conviven en la actualidad viejos y nuevos turismos en la naturaleza muy heterogéneos y de desiguales características. Tabla 1.2. Una propuesta de clasificación de las actividades de turismo activo en la naturaleza.

Actividades terrestres

Actividades acuáticas

- Senderismo–trekking. - Alpinismo–escalada. - Marcha a caballo. - Bicicleta de montaña. - Espeleología. - Cicloturismo. - Puenting - Piragüísmo–kaiak–aguas bravas. - Turismo fluvial–rutas en barco. - Submarinismo. - Vela. - Surf–windsurf.

- Esquí de travesía–esquí de fondo. - Raquetas. - Mushing. - Motos de nieve. - Tiro con arco. - Todoterreno–4x4. - Quads. - Ráfting. - Hidrobob–hidrospeed. - Esquí acuático–motonáutica.

12

Actividades aéreas

- Barranquismo–descenso de barrancos. - Ala delta. - Ultraligeros. - Globo aerostático. - Heliexcursión. - Parapente. - Vuelo sin motor. - Paracaidismo.

Elaboración propia a partir de Antar-Ecotono (2004: 17).

1.2. EL PATRIMONIO NATURAL Un concepto muy común a la hora de referirse a la naturaleza desde la perspectiva turística es patrimonio natural. Hace falta desarrollarlo con una cierta profundidad, por su uso recurrente, por ejemplo en la promoción turística. En efecto, en la actualidad parece que cualquier elemento natural se pueda categorizar de patrimonio natural. El significado habitual de patrimonio hace referencia a aquello que posee una persona, un grupo de personas -incluso un país o una sociedad entera- o una entidad: fincas, casas, dinero, etc. Sin embargo, lo que aquí se subraya es la dimensión colectiva del patrimonio, es decir, aquellas cosas que se considera que pertenecen a una colectividad, sin que necesariamente el acto de poseer tenga naturaleza jurídica. Así, el denominado patrimonio inmaterial (que perfectamente puede girar alrededor de un elemento natural, pero que en su esencia es cultural) no puede ser poseído físicamente. Y también es evidente que muchos elementos que se consideran patrimonio de una determinada colectividad, por ejemplo algunos espacios naturales, son propiedades personales y, a pesar de que incluso pueda existir la declaración de protección (una patrimonialización social vía decisión política), en el contexto del sistema capitalista las propiedades personales son por lo general respetadas. La noción de patrimonio que interesa en este punto se puede aproximar con las palabras de Jones y Shaw (2007: 1), las cuales creen que básicamente es aquello que una sociedad considera que vale la pena conservar. Esa conservación se entiende hacia las generaciones próximas. Sin embargo, lo que una sociedad dada piensa que vale la pena salvar es coyuntural. Esto implica que la solidaridad entre generaciones deviene controvertida: determinados elementos patrimoniales pueden ser conservados por una generación y descartados por la siguiente, y al revés. De acuerdo con Rodríguez Becerra (1997), el objetivo del patrimonio es garantizar la supervivencia de los grupos sociales mediante un vínculo intergeneracional. De esta forma, una generación hereda de sus ancestros un determinado patrimonio y lo enriquece y lo transmite a la siguiente, lo que garantiza la transmisión de una especie de herencia que liga las generaciones y que se considera un bien común. En definitiva, el patrimonio colectivo (y descartando siempre la idea de propiedad física, aunque sea grupal) consiste básicamente en una atribución de calidades a un determinado conjunto de elementos por parte de un grupo de personas, en las más de las ocasiones organizadas políticamente -de ahí que en España, por ejemplo, haya un patrimonio nacional institucionalizado. Cruz (2001) considera que todos los elementos patrimoniales comparten las siguientes características:

-

La durabilidad: el patrimonio debe conservarse dado que es lo que se recibe de los ancestros y que hay que transmitir a la descendencia. La idea de patrimonio comporta siempre una especie de unión intergeneracional.

13

-

El valor: el patrimonio es aquello que vale más que lo que físicamente es. El valor que se le atribuye al patrimonio no depende de condiciones objetivas, sino del que el grupo -o sus instituciones políticas- decide en cada momento.

-

El carácter comunitario: el patrimonio necesita de un elevado consenso social, pues el conjunto de la sociedad tiene potestad sobre él. Por eso se considera que el patrimonio tiene un fuerte componente identitario.

El patrimonio es una antología en el conjunto de elementos, sean estos naturales o culturales, que están al alcance de las personas, y esa antología es cambiante e histórica. Si hoy se considera patrimonio aquello que hace un par de generaciones no lo era, ¿que será patrimonio de aquí la cincuenta años? Según Alphandéry (2002) o Cruz (2001) la naturaleza constituye una de las innovaciones más claras en el listado de patrimonio. En efecto, hace un siglo sólo se aplicaba la idea de patrimonio a elementos construidos (en especial a los arquitectónicos), mas desde hace unas décadas se extendió una visión patrimonial para determinados elementos naturales. También la noción de patrimonio inmaterial es reciente. Desde un punto de vista antropológico, es curioso que se escojan un manojo de elementos para constituir patrimonio y que se le dé una especie de “carta de naturaleza eterna”, cuando per se la cultura humana y la naturaleza están en constante evolución. Hace falta no perder de vista que la noción de patrimonio natural es una construcción o convención cultural, de modo que es evidente que la elección de los elementos que conforman el patrimonio natural está plenamente inserta en unas coordenadas culturales determinadas y que impiden hablar en tener de objetividad en este campo. En las palabras de Prats (1997: 64), “el patrimonio natural es fruto de unas determinadas construcciones ideológicas y proyecciones de unas determinadas imágenes culturales”. Muchos autores destacan la explosión de patrimonio de las últimas décadas, que según Choay (1988) responde a la incapacidad de la sociedad actual de crear su propia cultura, lo que la obliga a referirse constantemente al pasado desde el punto de vista histórico -y, se podría añadir, a los elementos naturales, que se consideran estables. En la medida que el patrimonio se activa a lo largo del tiempo, algunos expertos hablan de proceso de patrimonialización, por lo que distintos elementos van consiguiendo el carácter de patrimonio (Pereiro, 2003). La patrimonialización consiste en la atribución de nuevos valores, sentidos, usos y significados a objetos, formas, modos de vida, saber y conocimientos. El proceso presenta evidentes relaciones con la dimensión identitaria (el patrimonio permite la identificación colectiva, y también la activación de la memoria histórica) y con la política (por ejemplo, los políticos definen y legitiman el patrimonio mediante la legislación). Más alla de estas esferas, los especialistas en los procesos de patrimonialización son determinantes, pues legitiman selectivamente elementos, los certifican y les atribuyen valores concretos; en el caso del patrimonio natural, los biólogos, los geólogos y otros expertos en temas ambientales (ambientólogos, geógrafos, etc.) son muy importantes y contribuyen a que la sociedad perciba el territorio de una determinada manera, e incluso que se protejan unos elementos concretos. Una vez protegidos, se suelen convertir en objeto privilegiado de prácticas turísticas. De todas formas, no se puede olvidar que los procesos de patrimonialización están asociados al conflicto y a la negociación entre agentes y que una pregunta clave a efectuarse siempre es quién decide qué es patrimonio, y por qué, en cada caso (Zusman, 2010; Prats, 1997). Según Pereiro (2003), los procesos de patrimonialización de áreas rurales están, en el contexto actual, muy ligados a su activación turística, y de hecho el mismo se puede afirmar en varios sentidos en los ámbitos urbanos (Choay, 1998).

14

Un último elemento que hace falta tratar son dos definiciones legales de patrimonio natural que pueden esclarecer la cuestión. La primera es de un convenio de carácter internacional concretamente, la reguladora de las figuras de Patrimonio de la Humanidad- y la segunda pertenece a la legislación española: “A los efectos del presente Convenio serán considerados como patrimonio natural: Los monumentos naturales constituidos por formaciones físicas y biológicas o por grupos de tales formaciones a tumba abierta universal excepcional desde el punto de vista estético o científico; las formaciones geológicas y fisiográficas y las zonas estrictamente delimitadas que constituyen hábitat de especies animales y vegetales amenazadas, con valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia o de la conservación; los lugares de interés naturales o zonas naturales estrictamente delimitadas, con valor universal excepcional desde el punto de vista de la ciencia, conservación o belleza natural. (UNESCO, 1972: 2). “Patrimonio natural: conjunto de bienes y recursos de la naturaleza fuente de diversidad biológica y geológica que tienen un valor relevante ambiental, paisajístico, científico o cultural.” (art. 3.27, Ley 42/2007, del 13 de diciembre, del patrimonio natural y de la biodiversidad).

A pesar de que ambas definiciones son legales y, como tales, pretenden una aproximación objetiva al asunto, es evidente que pueden ser muy discutibles y de hecho así es (Zusman, 2010). De acuerdo con Lazzarotti (2010), la declaración de un determinado elemento o lugar como Patrimonio de la Humanidad provoca indefectiblemente el incremento de turistas. Lazzarotti (2010) habla de una relación mutua entre turismo y patrimonio: el turismo ayuda a la creación de patrimonio en la medida en que produce y reproduce la imagen de determinados elementos, que acaban deviniendo patrimonio, y asimismo crece cuando se produce un reconocimiento institucional de tal patrimonio. Sin embargo, esta conclusión puede no ser siempre certera, pues estudios como los de Wall y Fredman (2007) muestran que los turistas en Suecia reconocen mucho más, para un espacio natural dado, la figura parque nacional que patrimonio de la humanidad o reserva de la biosfera, lo que implica que el flujo hacia los primeros es mayor que hacia los otros dos. Se puede concluir que la patrimonialización entronca de lleno con los debates existentes alrededor de la naturaleza o de espacios naturales protegidos, mencionados anteriormente y que se van a retomar en el apartado 1.4. En efecto, todas estas realidades son claramente variables a lo largo del tiempo y dependen de las circunstancias culturales de cada momento. A pesar de que se les den toques de univocidad a los tres conceptos, en realidad estas categorías son problemáticas y distan de ser claras. Y esto es así tanto si los espacios que se estudian están en listas temáticas internacionales -se pongan como ejemplo las reservas de la biosfera o el patrimonio de la humanidad-, como si no es el caso.

1.3. HACIA UNA DEFINICIÓN DE LA NATURALEZA. LA DISCUSIÓN ESPACIOS NATURALES/ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS En el punto 1.1 se tuvo ocasión de revisar la evolución del concepto de naturaleza. Con tal diversidad de puntos de vista, se hace difícil concretar en qué tipo de ámbitos se desarrolla

15

el turismo en la naturaleza. En este punto 1.4 se busca especificar dónde se puede hablar de espacio natural y, por tanto, cuál es el dominio territorial del turismo en la naturaleza. Ya se describió como en los últimos años se impuso una concepción de la naturaleza como antítesis de la acción humana, entendimiento que difiere mucho de las nociones previas. De acuerdo con Tuan (1998), la naturaleza es aquella parte de la superficie terrestre no afectada por la acción humana. En otras palabras, “la naturaleza es aquello que permanece o que puede ser recuperado en el transcurso del tiempo cuando eliminamos el hombre y sus obras” (Tuan, 1998 [trad. 2003]: 43). Idéntica concepción aparece en los estudios turísticos. Así, un manual de referencia de turismo en la naturaleza, lo de Newsomeet al. (2002), indica que se debe entender por áreas naturales aquellas “regiones que no fueron significativamente alteradas por la especie humana”, “árelas que en términos generales tienden a retener sus características naturales y que no están modificadas a grandes trazos por el ser humano” (p. 3). En paralelo, Ivars(2000: 69) define natural como “aquello que no fue modificado por el hombre”. En consonancia con estas aportaciones, el ecoturismo, segmento distintivo dentro del turismo en la naturaleza, se desarrolla según las definiciones en “parajes naturales relativamente vírgenes e incontaminadas” (Eagleset al., 2002 [trad. 2003]: 163) o en “zonas naturales relativamente inexploradas o protegidas” (Wearing y Neil, 1999 [trad. 2000]: 30). Más allá de que “significativamente” y “relativamente” son de difícil medición y escasamente operativos a la hora de valer de base espacial para determinar dónde se practica el turismo en la naturaleza, estas tres definiciones de expertos en turismo evidencian un entendimiento de la naturaleza que excluye el ser humano. Destaca en la aproximación nihilista de la acción antrópica la teorización de la naturaleza de Colin Michael Hall, un autor de referencia en turismo. Este profesor neocelandés define distintos grados de naturalidad y considera que el turismo en la naturaleza tiene mayor calidad cuando más natural (entendido como menos transformado) es el espacio en tela de juicio. Esta concepción teórica se resume en el conocido modelo de Hall reproducido en la Figura 1.2.

Figura 1.2. El “continuo de la naturaleza”. Elaboración propia a partir de Hall (1992, 2007: 47) y Hall y Page (2002: 270).

Con el modelo de Hall representado en la Figura 1.2, y teniendo en cuanta que el medio en Europa está profundamente colonizado y transformado y que tiene poco de remoto y primitivo, no podría haber en este continente turismo en la naturaleza de calidad. Y, en términos generales, con el criterio de referencia de este autor y de los otros referentes acabados de mencionar (Newsome, Eagles, Wearing, etc.), el turismo en la naturaleza sólo se podría ceñir con propiedad a las zonas desérticas o a las polares y la determinadas selvas ecuatoriales -áreas, todas ellas, con escasa o nula presencia humana-, así como a determinados ámbitos de altas montañas (y no siempre) o entornos de marismas y albuferas litorales (tampoco en todos los casos). Esto implicaría siempre una definición muy restrictiva de turismo en la naturaleza, que en el caso gallego debería sólo desarrollarse

16

en unos lugares mínimos. Sin embargo, en este manual se opta por una comprensión amplia de naturaleza, en la que ésta se considera profundamente moldeada por la acción humana. En efecto, Bertrand y Bertrand (2002 [trad. 2006]: 129) afirman tautológicamente que “la naturaleza es […] un espacio cada vez menos natural y más antropizado”. La definición operativa de espacio natural que se propone es la siguiente: aquellas extensiones de terreno con una presencia mayoritariamente de usos de suelo distintos a los urbanos (superficies construidas) y a los agrarios (fincas, campos, barrizales, etc.). Son, en palabras de Martínez de Pisón (2000b: 232), “las comarcas con determinados trazos naturales de suficiente entidad y valor”, es decir, aquellas comarcas dominadas por determinados usos que se conviene que son naturales. En el caso gallego los espacios naturales suelen estar protagonizados por vegetación arbórea o arbustiva, mas hay zonas donde el suelo o la roca aparecen desnudos (dunas y peñas, etc.). Al otro lado de Galicia, los espacios naturales pueden adoptar muchas formas distintas a las forestales, tales como: desiertos, glaciares y casquetes polares, marismas, lagos, etc. Sea como fuere, la vegetación que se presente en un espacio natural puede estar influida por la acción humana, de hecho en casos como el gallego lo está totalmente. Desde los pastos de la alta montaña gallega, sometidos a quemas durante milenios para ser pastados por el ganado, hasta los pinares o los eucaliptales, pasando por el mato (nombradamente abulagares) que domina la mayor parte del país, todos estos espacios están profundamente transformados por la mano del hombre. Esta elección conceptual está emparentada con la tradicional manera de entender el paisaje por parte de la geografía, nombradamente la conocida como ciencia del paisaje, que suele distinguir tres grandes tipos de paisajes: urbanos, rurales y naturales (Bovet, 1992). Sin embargo, y la diferencia de muchos planteamientos en este campo, hace falta evitar empeñarse en la evaluación de si ese espacio natural está poco o muy transformado, pues esa discusión puede llegar al absurdo en el sentido de que todo está completamente antropizado (Bertrand y Bertrand, 2002). Sea como fuere, aquí se opta expresamente por no considerar los espacios naturales y los rurales como sinónimos, tal y como suenen efectuar algunos autores reputados en literatura turística, caso de Ivars (2000). Evidentemente, hay problemas clasificatorios con una definición como la apuntada. Por ejemplo, en medio rural es habitual que el paisaje se presente como un rompecabezas, con una intercalación constante de campos, prados y superficies forestales, una configuración que se suele denominar mosaico agroforestal y que es dominante en las latitudes medias, en particular en buena parte del continente europeo (Pèlachset al., 2009; Rodà, 2003; Meeus, 1995). ¿Se por tanto de un espacio natural? La solución no es fácil, pero en los casos dudosos habría que fijarse en la dominancia en el paisaje. De, como en muchas comarcas gallegas, dominar el forestal, entonces sería pertinente hablar de espacio natural. Igualmente, pueden estar incluidos en un espacio natural determinados elementos construidos, tipo aldeas e incluso poblaciones medias y árelas labradas y barrizales, siempre y cuando la dominancia del que no es agrario ni urbano sea preeminente. Martínez de Pisón (2002la) manifiesta que la naturaleza se visualiza mayormente en los paisajes montañosos, pues las montañas manifiestan con todo su rigor su soporte natural. “La alta montaña -la montaña física y simbólica por excelencia”, caracterizada por su clima inhóspito, por las limitaciones a la vida, por el recubrimento de los glaciares, por cantiles pronunciados, es aún, junto con los océanos, los desiertos, las selvas, las altas latitudes, el ámbito de una de los paisajes naturales estrictos característicis de la Tierra” (Martínez de Pisón, 2002la: 18). Sin embargo, y como se vino insistiendo, no se pueden ceñir los espacios naturales a la montaña. Los espacios naturales son obviamente el escenario del turismo en la naturaleza y en este punto 1.4 se acercó una definición operativa de los mismos para el resto del manual. Antes de seguir, hace falta apuntar una idea final que debe quedar expuesta en la conclusión de

17

este capítulo introductorio: los espacios naturales no equivalen a los espacios naturales protegidos. Los segundos son aquellos perímetros que se deciden implantar para proteger la naturaleza, pero están sometidos a la coyuntura política y a un determinado marco social, cultural y económico. En consecuencia, no se puede pensar que el turismo en la naturaleza sólo tiene lugar en los espacios naturales protegidos, lo cual suele ser un reduccionismo habitual en muchos trabajos teóricos y prácticos en la materia (por ejemplo, en Muñoz Flores, 2008 o en Merlin, 2006). El turismo en la naturaleza tiene lugar en los espacios naturales y, asimismo, casi nunca todos los espacios naturales están protegidos. Otra cosa es que los espacios naturales protegidos constituyan evidentemente una infraestructura de primera orden para el turismo en la naturaleza, en la medida en que suelen comportar una organización gestora y llevar asociados una oferta institucional formalizada: servicios y equipaciones, promoción, etc. (Silva et al., 2009; Vera, 2008; Pulido, 2007; Wall y Fredman, 2007). Hasta tal punto esto es así que Antar-Ecotono (2004) afirma para el caso de España que “es indispensable reconocer que el papel de los espacios naturales protegidos como focos de atracción turística y como principales destinos para realizar turismo de naturaleza . De hecho, no es extraño que haya trabajos enteros de reflexión sobre turismo en espacios naturales protegidos (entre otros, EUROPARC-España, 2005 o Eagleset al., 2002) y que en este manual se dediquen los capítulos 4 y 5 enteramente al mismo. Con el objetivo de conseguir las dimensiones espaciales de los espacios naturales y de los espacios naturales protegidos en Galicia es útil acercar las cartografías y las magnitudes de ambas dos realidades. Como aproximación, en la Figura 1.3 y en la Tabla 1.3 se representan los espacios naturales, mientras que en la Figura 1.4 se localizan los espacios naturales protegidos. El 60% del país se puede considerar espacio natural y el patrón de este ámbito es fundamentalmente montañoso, tanto en las montañas medias como en las altas, de modo que las zonas más llanas y los valles están por lo general ocupados por la agricultura y por las extensiones urbanas. En ese 60% los usos del suelo dominantes son de factura antrópica (matos, sobre todo por los recurrentes fuegos, tanto en el pasado cómo actuales; y plantaciones de eucaliptos, mimosas y pinos) y sólo algo más del 8% del país se puede considerar cubierto con formaciones vegetales autóctonas (caducifolias, nombradamente robles), aunque para nada inalteradas. Por otra parte, Galicia sólo protegió el 13% de su territorio, lo que representa la comunidad autónoma con menor porcentaje protegido de España (EUROPARC-España, 2010a: 38), y por tanto hay un escaso recubrimiento protector de los espacios naturales gallegos. Tabla 1.3. Agrupación de los usos del suelo en Galicia. Superficie % (km2) Espacios naturales 17.568,01 59,33 Mato 7.890,67 26,65 Eucaliptos / mimosas 5.204,34 17,57 Árboles caducifolias 2.500,97 8,45 Pinos 1.667,14 5,63 Superficie acuática 246,02 0,83 Playas y roca 58,86 0,20 Espacios agroganaderos 11.481,65 38,77 Cultivos anuales y forrajeros 7.285,75 24,60 Prados 3.629,13 12,26 Viñedos 566,76 1,91 Zonas urbanizadas 466,52 1,58 Minas 96,94 0,33 Total Galicia 29.613,11 100,00 Elaboración propia mediante sistemas de información geográfica (SIX) a partir de la capa de usos del suelo 1:25.000 del SITGA (fechada en el año 2000). Uso del suelo dominante

18

Figura 1.3. Cartografía de los usos del suelonaturaissegún la aproximación teórica ofrecida en el punto 1.4. Elaboración de Elisabet Paül mediante SIX a partir de la capa de usos del suelo 1:25.000 do SITGA (fechada en el año 2000). Figura 1.4. Cartografía de los espaciosnaturalesprotegidosgallegos. Elaboración de Elisabet Paül mediante SIX a partir de las capas de espaciosnaturalesprotegidos del SITGA (sinfecha).

Para ir más allá: lecturas BARRADO, D.A. y VILA, M. (2001): “Turismo en espacios de montaña y naturales”, en BARRADO, D.A. e CALABUIG, J. (eds.): Geografía mundial del turismo. Madrid: Síntesis. pp. 123149. HALL, C.M. y PAGE, S.J. (2002): “Thechangingmeaning of wilderness in Western society”, en TheGeography of Tourism and Recreation. Environment, Place and Space. London / New York: Routledge. pp. 249-256. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2007): “Sobre el sentimiento de la naturaleza”, en PAÜL, V. e TORT, J. (eds.): Territorios, paisajes y lugares. Trabajos recientes de pensamiento geográfico. Cabrera de Mar / Madrid: Galerada / Asociación de Geógrafos Españoles. pp. 221-237.

Actividades 1. En el punto 1.1 se explicó cómo la concepción de la naturaleza varía de forma significativa en el mundo occidental desde el entendimiento romántico hacia delante. Revisa en qué medida. En el punto 1.2 se habló de viejos y de nuevos turismos en la naturaleza. Comenta cuándo se produce el paso de los viejos a los nuevos, y en qué consiste. Finalmente, correlaciona ambos. ¿Hasta qué punto crees que hay nuevos turismos en la naturaleza porque se consolida el cambio de entendimiento de la naturaleza a partir de la década de 1970?

19

2. En los puntos 1.1 y 1.2 se apuntaron las motivaciones varias de los turistas y de otros agentes turísticos (tanto por el lado de la oferta como por la demanda) en los viejos turismos en la naturaleza: primeros excursionismos y resorts de montaña, declaraciones de parques nacionales, etc. Haz una síntesis de esas motivaciones con unas pocas frases breves. Compáralas con las motivaciones que crees que mueven actualmente a los turistas en la naturaleza. 3. Consigue material promocional turístico que se refiera a espacios no demasiado urbanizados (rurales, espacios naturales protegidos, etc.) y analiza críticamente que uso hacen de las palabras naturaleza, patrimonio natural y medio ambiente en sus textos, a partir de todo lo visto en el tema 1. 4. Analiza un espacio natural protegido que conozcas partiendo de una primera pregunta: ¿es un ámbito inalterado o responde a un proceso dilatado de transformaciones humanas? Si hay promoción turística, detecta qué imágenes (fotográficas, cinematográficas, etc.) y qué narrativas (textos, webs, etc.) se emplean y, asimismo, si éstas tienen en cuenta, o por lo contrario omiten, la acción antrópica. A continuación, y tomando en consideración el punto 1.4, define si el espacio que analizas entra dentro de la definición aquí dada de espacio natural. Finalmente, discute la diferencia entre espacio natural y espacio natural protegido en este caso en concreto.

20

TEMA 2. CONTEXTO Y TIPOLOGÍA DE TURISMO EN LA NATURALEZA

21

2.1.

TURISMO

SUSTENTABLE

Y

TURISMO

ALTERNATIVO La mayor parte de manuales con contenidos en turismo en la naturaleza desarrollan una larga justificación de la pertenencia de este tipo de turismo a dos grandes conjuntos que actúan como paraguas conceptuales. Así, Weaver (2006) o Mastny (2001) lo vinculan principalmente con el turismo sustentable y En él Nel—lo y Llanes (2005) o Newsomeet al. (2002) lo incluyen en el turismo alternativo. En este texto, se discutirá en el punto 2.3 de forma sistemática hasta qué punto la pertenencia del turismo en la naturaleza a ambas modalidades es pertinente. Antes, y constituye el objeto particular de este punto 2.1, hace falta una consideración detallada de las mismas. Tal y como se verá, turismo sustentable y turismo alternativo son denominaciones muy amplias que desbordan claramente el ámbito del turismo en la naturaleza.

2.1.1. EL TURISMO SUSTENTABLE En estudios turísticos, autores como GonzàlezReverté (2002) analizan como la sostenibilidad es empleada de manera interesada por parte de las administraciones y de los agentes turísticos. Y Weaver (2006: 19) detecta como puede significar al mismo tiempo “crecimiento e intensificación turística continuada” y “turismo alternativo y un freno al turismo de masas”, dependiendo de quien hable. Evidentemente, tal contradicción de parecer es insalvable. Sea como fuere, y al otro lado de las críticas que recibe la idea, el turismo sustentable semeja un concepto ineludible a día de hoy. De entrada, no es más que la aplicación de la idea de desarrollo sustentable al sector turístico, por lo que tiene interés partir de esta primera noción para llegar después a su traslación al campo turístico. Aunque hay varios precedentes (Blewitt, 2008; Pérez de lanas Heras, 2004), el primer texto que define el desarrollo sustentable es el conocido cómo Informe Brundtland -en honor de quien lo dirigió, Gro Harlem Brundtland-, en realidad titulado Nuestro futuro común, y publicado en 1987 en el seno de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo. El informe fija una definición: “[es] el desarrollo que satisface las necesidades presentes sin comprometer la habilidad de las futuras generaciones para satisfacer sus propias necesidades” (WorldCommissiononEnvironment and Development, 1987: 43). Esta definición se populariza con la Cumbre de la Tierra en Río de Janeiro de 1992 y con posteriores juntas internacionales y estrategias en distintos países, regiones y ciudades. Autores como Weaver (2006: 10) argumentan que la principal aportación de la definición en términos turísticos es la idea de la solidaridad intergeneracional, dado que el turismo sustentable permite conseguir las necesidades del presente, tanto de los turistas como de las comunidades receptoras, sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de conseguir las suyas propias. En esencia, el turismo sustentable pretende mantener los recursos turísticos -naturaleza incluida- en el largo plazo, minimizando los impactos negativos y maximizando los positivos. La conceptualización del desarrollo sustentable se basa desde la década de 1990 en el modelo de los tres pilares, por lo general representados mediante bolas (Figura 2.1): la económica, la social y la ambiental. En este modelo, se entiende que el desarrollo sustentable tiene que ser económicamente viable generando riqueza; socialmente justo respetando la igualdad de oportunidades; y conservar y gestionar adecuadamente los

22

recursos naturales. Frecuentemente se afirma que aún hay demasiado énfasis en la dimensión económica y que las otras dos se olvidan (Figura 2.1). El debate científico sobre la cuestión no es sencillo, como tampoco lo es llegar a un balance claro entre los tres pilares en la aplicación del enfoque: en turismo, conseguir un equilibrio entre la creación de empleo, la cohesión social, los intereses empresariales, los intereses de los residentes o la protección de la naturaleza es complejo. Sea como fuere, Hall y Page (2002: 312) señalan el valor integrador del modelo sustentable, por oposición a anteriores modelos de desarrollo que se focalizaron sólo en algunos aspectos.

Figura 2.1. Los tres pilares del desarrollo sustentable según la Unión Mundial de la Naturaleza (UICN). Elaboración propia a partir de WorldConservationUnion (2004: 5). La definición más consagrada de turismo sustentable es la de la Organización Mundial del Turismo: “[a]quel turismo que toma plenamente en consideración los impactos actuales y futuros de tipo económico, social y ambiental, y atiende las necesidades de los turistas, de la industria turística, de en medio ambiente y de las comunidades receptoras” (citada en Carbone y Yunis, 2005: 12). En coherencia con la perspectiva general, el modelo de las tres bolas se adapta al turismo. Así, Carbone y Yunis (2005: 11) proponen que el desarrollo turístico sustentable debe: -

Hacer un uso excelente de los recursos ambientales, los cuales constituyen un elemento clave en el desarrollo turístico, manteniendo los procesos ecológicos esenciales y ayudando a la conservación de los recursos naturales y de la biodiversidad. - Respetar la autenticidad sociocultural de las comunidades receptoras, conservar su patrimonio cultural -construido e inmaterial-, así como sus valores tradicionales, y contribuir al entendimiento intercultural y a la tolerancia. - Asegurar operaciones económicas viables en el largo plazo, que den beneficios socioeconómicos a todos los agentes implicados y que estos beneficios se distribuyan de manera justa. Esto último comprende empleo estable y oportunidades de ingresos y de servicios para las comunidades locales implicadas, y contribuir a la lucha contra la pobreza. Es evidente que unos objetivos como estos son inalcanzables en su totalidad en un destino dado y sólo a través del turismo. Esta conclusión aún es más evidente de analizarse la Tabla 2.1, en la que se reproduce la agenda para el turismo sustentable. Weaver (2006: 19-21) sugiere en este sentido que el paradigma sustentable lo hay que aplicar de forma flexible y adaptativa en el turismo. Tabla 2.1. Análisis sustentabilidad

23

1. Viabilidad económica

Asegurar la viabilidad y la competitividad de los destinos y de las empresas turísticas para que sean capaces de continuar prosperando y dar beneficios a largo plazo.

2. Prosperidad local

Maximizar la contribución del turismo a la prosperidad económica de la comunidad receptora, incluyendo la proporción de gasto turístico que es retenida a nivel local.

3. Empleo de calidad

Reforzar el número y calidad de los trabajos locales creados y soportados por el turismo, incluyendo las condiciones del servicio y la ausencia absoluta de discriminación a causa de género, raza, etc.

4. Equidad social

Buscar una distribución justa y amplia de los beneficios económicos y sociales del turismo en la comunidad receptora, incluyendo la mejora de las oportunidades, de los salarios y de los servicios para los más pobres.

5. Satisfacción del turista

Proporcionar una experiencia segura, satisfactoria y completa para los turistas, disponible sin discriminaciones por motivos de género, raza, etc.

6. Control local

Implicar y dar poder a las comunidades locales en la toma de decisiones sobre el turismo en su área, en colaboración con otros agentes.

7. Bienestar comunitario

Mantener y reforzar la calidad de vida en las comunidades locales, lo que incluye las estructuras sociales y el acceso a los recursos, evitando ningún tipo de degradación o explotación sociales.

8. Riqueza cultural

Respetar e incentivar el patrimonio histórico, la autenticidad, las tradiciones y la identidad de las comunidades receptoras.

9. Integridad física

Mantener e incentivar la calidad de los paisajes, tanto rurales como urbanas, y evitar la degradación física y visual de en medio ambiente.

10. Diversidad biológica

Apoyar la conservación de los espacios naturales, hábitats y vida silvestre, y minimizar los daños sobre ellos.

11. Eficiencia recursos

de

12. Pureza ambiental

los Minimizar el uso de los recursos escasos y no renovables en el desarrollo y funcionamiento de los servicios turísticos. Minimizar la contaminación del aire, agua y tierra y la generación de basura por las empresas turísticas y por los turistas.

Elaboración propia a partir de Carbone y Yunis (2005: 18-19).

24

2.1.2. EL TURISMO ALTERNATIVO A grandes trazos, el turismo alternativo se puede conceptulizar como la antítesis del turismo masivo. Este último está definido por Newsomeet al. (2002) o Fernández Fuster (1991) como aquellas prácticas turísticas convencionales, dominantes y estructurales a nivel mundial, caracterizadas por la presencia de grandes volúmenes de turistas que buscan servicios y bienes estandarizados y muy formalizados desde el punto de vista de las infraestructuras y del alojamiento, y con escasa o nula interacción cultural o ambiental con el lugar y con la gente del destino visitado. Por contraposición, el turismo alternativo pretende un contacto con el entorno visitado y con las personas que viven en él, de forma respetuosa y responsable, y teniendo en cuenta las opiniones y los intereses de la comunidad receptor. Expertos como Ivars (2000: 78) opinan que el turismo alternativo nunca podrá sustituir el turismo masivo convencional. Lógicamente, tal contacto directo con la comunidad receptora es sólo posible a través de cifras de turismo modestas, de modo que una característica asociada al turismo alternativo suele ser la baja presencia de turistas en un destino dado. Newsomeet al. (2002: 10) señalan como el turismo alternativo tiene interés declarado en el lugar que visita, mientras que el turismo convencional suele hacer omisión de la cultura y de la naturaleza visitada e incluso exige servicios, infraestructuras, equipaciones, etc. propios del lugar de origen. Así, en los países en vías de desarrollo el turismo convencional solicita contar con las facilidades cotidianas de los países desarrollados y eso se materializa en los conocidos resorts descontextualizados del territorio en el que se insertan. La siguiente definición de turismo alternativo ofrece un punto de vista completo de la noción: “El turismo alternativo es aquel en el que el individuo y el espacio se incluyen mutuamente. Mientras que el turismo de masas basa su valor en tener cuantitativos, el turismo alternativo basa su valor, precisamente, en la calidad, en el goce del tiempo de ocio, de promoción de actividades recreativas únicas, participativas. La diferencia es que el turismo de masas promueve servicios, mientras que el turismo alternativo promueve experiencias conscientes.” (En Nel—lo y Llanes, 2005: 15). La idea de turismo alternativo es muy intuitiva, pero en realidad entre el turismo masivo y el alternativo existe una graduación con matices, más que una interrupción brusca. Weaver (2006: 41) se refiere en este sentido a un contraste de “tipos ideales” para contraponer ambos, admitiendo que “destinos, negocios o productos se dirigen hacia los tipos ideales, más que responder exactamente a un tipo o al otro.” Estos tipos ideales están sistematizados en la Tabla 2.2.. De acuerdo con Weaver (2006: 38), “el turismo alternativo puede ser entendido como una forma inicial de compromiso con la idea de sostenibilidad?” Tabla 2.2. Contraposición entre algunas características ideales del turismo masivo convencional y del turismo alternativo. Turismo masivo convencional

Turismo alternativo

Presencia de gran cantidad de turistas.

Baja presencia de turistas.

Paquetes organizados.

Arreglo de actividades turísticas, a todas horas sin paquetes formalizados.

Contraposición muy clara entre la Sin temporadas.

25

temporada baja y temporada alta. Estancia corta de los turistas. Atracciones comercializadas.

turísticas

Estancia larga de los turistas. muy Atracciones turísticas comercializadas.

Alojamiento a gran escala.

moderadamente

Alojamiento a pequeña escala.

Alta densidad de la oferta alojativa y Baja densidad de oferta alojativa y muy concentrada. distribuida de manera dispersa. Propiedad no local de los negocios, en Propiedad de los negocios local y manos de empresas multinacionales. mediante pequeñas empresas, o en manos de las comunidades. Turismo como actividad económica Turismo como actividad económica dominante en el destino. complementaria en el destino. Elaboración propia a partir de Weaver (2006: 41).

2.2. UNA REVISIÓN A LOS TIPOS DE TURISMO EN LA NATUREZA En este punto se sistematizan varias aportaciones de distintos autores sobre los tipos existentes dentro del turismo en la naturaleza. Curiosamente, las propuestas consideradas comparten el uso de las preposiciones en, de, sobre… para categorizarla heterogeneidad de de prácticas turísticas en la naturaleza, aunque no siempre se emplean para decir lo mismo. Se explican a continuación tres propuestas conceptuales de interés. A lo mejor, Barrado y Vila (2001: 125-126) ofrecen el modelo más claro. Con el uso gráfico de los semicírculos concéntricos (Figura 2.2), proponen tres grandes tipos de turismo en espacio natural, en el que el semicírculo más amplio (turismo en la naturaleza) abarca uno más restrictivo (turismo de la naturaleza) y este otro aún otro más restrictivo (ecoturismo). En concreto, estos autores esbozan los tres tipos siguientes: -

-

El turismo en la naturaleza incluye todas aquellas modalidades que utilizan recursos naturales, también las que lo hacen de forma instrumental y a todas horas con mecanismos de explotación y patrones de implantación convencionales, lo que puede implicar impactos ambientales considerables. Un ejemplo de esto último es el esquí alpino, en el que hacen falta unas determinadas condiciones naturales (nieve, topografía, etc.), pero es evidente que para esta modalidad la naturaleza no es más que un contenedor pasivo y lo verdaderamente importante en el consumo turístico son los servicios y las instalaciones para la práctica deportiva, hasta el punto que las agresiones al medio pueden ser notables, en forma de hoteles o urbanizaciones en alta montaña, o sistemas de telecabinas, remontadores, etc. El turismo de la naturaleza emplea determinados elementos de la naturaleza para realizar prácticas deportivas o de aventura. No hacen falta instalaciones, equipaciones, etc., como en el turismo en la naturaleza genérico, y la propia naturaleza juega un papel importante en la satisfacción del turista. Por

26

-

oposición al caso del esquí alpino -turismo en la naturaleza genérico-, el ejemplo de turismo de la naturaleza es el esquí de fondo. El piragüísmo o el senderismo también son otros ejemplos de esta modalidad. El ecoturismo guarda una relación muy estrecha con el medio. Su objetivo es apreciar los espacios naturales y conocer la naturaleza en su conjunto, o bien aspectos concretos tales como la fauna, la flora o la geología. Los ecoturistas están preocupados por los impactos que puedan causar en la naturaleza y su consumo turístico intenta minimizar efectivamente esos impactos. En el ecoturismo se definen controles a las prácticas turísticas.

Figura 2.2. Modalidades de turismo en espacio natural en el modelo de Barrado e Vila (2001). Elaboración propia a partir de Barrado e Vila (2001: 127).

Otra propuesta conceptual de referencia es la que formulan Newsomeet al. (2002: 11-19). Como en el caso de Barrado y Vila (2001), el concepto más elástico en el modelo es turismo en el espacio natural o turismo en la naturaleza. A partir de ahí se hace una graduación expresada en la Figura 2.3., en la que cada modalidad turística progresivamente se considera más alternativa y más sustentable. De este modo, los dos conceptos explicados en el punto 2 en el modelo de Newsomeet al. (2002) consiguen un rango de posibilidades amplio dentro del turismo en la naturaleza: de las prácticas menos alternativas y sustentables se transita a las más alternativas y sustentables. Newsomeet al. (2002) proponen cuatro tipos básicos: -

-

El turismo de aventura, también denominado turismo en medio ambiente. Se trata de un turismo que se focaliza en la práctica de actividades en una área natural dada. Implica un desafío físico de grados variables y puede ir desde la observación de la naturaleza y de la vida silvestre hasta distintas experiencias en el aire, en el agua o en la tierra. El turismo sobre el medio ambiente se segmenta en dos subtipos: o El turismo basado en la naturaleza se desarrolla en espacios naturales con el objetivo de entender el medio natural y ayudar a su conservación. Implica la observación de los elementos bióticos y abióticos del medio, pero entendidos en su conjunto, esto es, conformando el paisaje. o El turismo de la vida silvestre se distingue del anterior subtipo porque el motivo de atracción específico es la flora y la fauna, nombradamente esta última. Los safaris, el avistamiento de ballenas o la observación de avifauna ejemplifican este turismo de la vida silvestre.

27

-

El ecoturismo es definido primariamente como un turismo para el medio ambiente, es decir, a favor del medio. En este caso los objetivos de la actividad turística son muy específicos e incluyen la conservación de los recursos naturales, el mantenimiento de las particularidades culturales del lugar y el desarrollo económico de las comunidades implicadas.

Figura 2.3. Modalidades de turismo en espacio natural en el modelo de Newsomeet al. (2002). Elaboración propia a partir de Newsomeet al. (2002: 13).

El tercer modelo conceptual que se va reseñar es el ofrecido en su día por Antar-Ecotono (2004: 14) en el seno de un estudio de prospección de producto turístico de turismo de la naturaleza en España. En esta propuesta el concepto más inclusivo es turismo de naturaleza, y no turismo en la naturaleza como en las dos anteriores pesquisas. En seguida se reproducen las definiciones literales dadas por esa investigación, cuyo modelo conceptual gráfico se recoge en la Figura 2.4. -

-

-

-

El turismo de naturaleza es aquel que tiene como principales motivaciones la realización de actividades recreativas y de esparcimiento, la interpretación y/o conocimiento de la naturaleza, con diferente grado de profundidad y la práctica de actividades deportivas de distintas intensidades físicas y riesgo, que usen expresamente los recursos naturales de forma específica, sin degradarlos o agotarlos. El turismo en la naturaleza o turismo de esparcimiento en la naturaleza es aquel que tiene como motivación principal a realización de actividades recreativas y de esparcimiento en la naturaleza sin degradarla. Estas actividades no están especializadas en el conocimiento ni en actividades deportivas que usen expresamente los recursos naturales. Como ejemplos se ponen el campismo, los pícnics, las rutas en vehículo por carreteras, etc. El turismo sobre la naturaleza o turismo activo deportivo en la naturaleza es aquel que tiene como motivación principal la realización de actividades deportivas de diferente intensidad física y que usen expresamente los recursos naturales sin degradarlos. Se puede hacer por tierra, agua y aire. La Tabla 1.2 recoge el universo de prácticas adscritas a esta modalidad específica. El turismo por la naturaleza o ecoturismo es aquel que tiene como motivación principal la contemplación, goce y/o conocimiento del medio natural, con diferente grado de profundidad, para lo cual puede realizar actividades físicas de baja intensidad sin degradar los recursos naturales. Comporta educación ambiental y la observación y la interpretación de en medio natural.

28

-

Más allá de las definiciones, en el modelo de Antar-Ecotono (2004) aparecen el uso público en espacios naturales protegidos, que se define concretamente como aquellas prácticas que gestionan las administraciones públicas ambientales en aquellos espacios naturales protegidos que éstas deciden, y el sector personal, que no se define, pero que aparece gráficamente en el modelo. La referencia explícita a estos dos ámbitos reporta la idea de gobernanza, nombradamente la colaboración público-privada, y asimismo reconoce el papel sustantivo de los espacios protegidos en el turismo en la naturaleza en el caso español (se recuerda en este punto el contenido del apartado 1.4).

Figura 2.4. Modalidades de turismo de naturaleza en el modelo de Antar−Ecotono (2004). Elaboración propia a partir de Antar−Ecotono (2004: 14).

De la contraposición de los tres modelos se puedenobtener dos conclusiones. En primer lugar, la heterogeneidad de las prácticas turísticas que se engloban dentro del contenedor del turismo en la naturaleza es manifiesta; estas van desde determinadas actividades que sólo toman la naturaleza como lugar dondedesarrollarse, haciendo omisión de las peculiaridades y de las características de la naturaleza en tela de juicio, hasta modalidades en las que lo que se profesa es prácticamente una comunión con la naturaleza. Estohace que sea más coherente hablar de turismos en la naturaleza que de turismo en la naturaleza, aunque por motivos de claridad expresiva y de coherencia con las referencias bibliográficas anteriores en este manual se opta sistemáticamente por la segunda denominación. La segunda idea que se puede inferir de la revisión efectuada de los tres modelos teóricos es la complejidad que se produce cuando se intenta clarificar tal diversidad de prácticas, con propuestasconceptuales que llegan a ser contradictorias entre sí. Así, para Barrado y Vila (2001) turismo en la naturaleza es un concepto muyamplio y turismo de la naturaleza es restrictivorespeto al primero, mientras que Antar-Ecotono (2004) postula exactamente lo contrario.

2.3.

PROPUESTA

DE

MODELO

CONCEPTUAL

OPERATIVO El modelo conceptual confeccionado se expresa gráficamente en la Figura 2.5 y en este punto se relatan sus aspectos principales. De entrada, la noción que abarca todo es la de turismo en la naturaleza, con unos límites difusos, pues como se explicó en el capítulo 1 la conceptualización de la naturaleza es muy compleja. En términos generales, el turismo en la

29

naturaleza es aquel turismo que se practica en el espacio natural, tal y como fue definido en el punto 1.4. Esto implica en primer lugar que el turismo en la naturaleza entendido en sentido amplio se da en muchos tipos de espacios naturales, con calidades culturales y naturales desiguales. En segundo lugar, parece evidente que pueden producirse prácticas turísticas que simplemente se desarrollen en el espacio natural, empleando la naturaleza como un mero soporte espacial, pero sin que el motivo de atracción o de satisfacción de la demanda sean la naturaleza en sí propia, sino otros elementos que se localizan en espacios naturales pero que por lo general implican el desarrollo de infraestructuras o equipaciones impactantes. Así, por ejemplo, son turismo en la naturaleza el esquí alpino convencional o el descenso de aguas bravas, pero tanto lo uno como lo otro suelen comportar modificaciones notables del medio natural (construcción de pistas y de resorts en el primer caso, cambios en los cursos fluviales e incluso implantación de canales artificiales en el segundo) y la naturaleza en sí propia actúa como apoyo, pero no es el motivo de la visita turística. Un caso particular dentro del turismo en la naturaleza lo constituye el turismo de la naturaleza, que sí que está necesariamente motivado por la naturaleza. El turista se desplaza en el turismo de la naturaleza para conocer la flora, la fauna, la geología, el paisaje, etc. Dentro del turismo de la naturaleza, una modalidad distintiva es el ecoturismo, que se define sobre todo porque el turista se entera de su impacto en el medio natural y en las culturas que visita, toma consciencia de eso y, por tanto, hace un consumo turístico altamente consciente y responsable. Se volverá a la caracterización del ecoturismo más adelante, pero en este apartado hace falta identificarlo como un grado específicodentro del turismo de la naturaleza. El turista de la naturaleza en un sentido genérico hace su viaje porque busca naturaleza, ciertamente, mas no necesariamente está dispuesto a renunciar a determinados estándares en los servicios turísticos por mucho que esté visitando un espacio natural. El ecoturista, específicamente, renuncia a esos estándares porque su respeto por la naturaleza comporta la voluntad de no aplastarla. Por ejemplo, los safaris, al basar el consumo turístico en la observación de fauna salvaje, nombradamente grandes mamíferos, son siempre por definición un turismo de la naturaleza, mas hay muchas maneras de hacer safaris: desde formas próximas al turismo convencional, con servicios alojativos y de transporte altamente complejos, formalizados y organizados, hasta prácticas plenamente ecoturísticas. Dos conceptos surgieron en los anteriores puntos asociados en grados variables al turismo en la naturaleza: el turismo activo y el turismo en espacios naturales protegidos. Este último es fácil de definir: es aquel turismo que se practica en los ámbitos que jurídicamente tienen la categoría de protegidos en el país en tela de juicio, según la legislación o la normativa correspondiente. El turismo en espacios naturales protegidos es sólo una parte del turismo en la y de la naturaleza y del ecoturismo, no su totalidad, pues muchas de las prácticas de turismo en la naturaleza se dan fuera de los espacios legalmente protegidos. Además,en un espacio natural protegido puede haber prácticas turísticas que no tengan que ver con el turismo en la naturaleza; se trata de una eventualidad algo extrema, mas puede suceder. Respecto al turismo activo, éste consiste en la realización de actividades deportivas de diferente intensidad y por tanto implica un cierto grado de esfuerzo físico para la persona que lo practica. El turismo activo también se puede producir fuera de los espacios naturales, por ejemplo en las ciudades, y no necesariamente tiene demasiado en cuenta las calidades naturales del espacio en el que se practica, de modo que no suele producirse ecoturismo activo y, en cambio, el turismo activo queda mejor clasificado en el ámbito genérico del turismo en la naturaleza.

30

Figura 2.5. Modalidades de turismo en la naturaleza. Elaboración propia.

Hace falta matizar que una variante distintiva del turismo activo es el turismo de aventura, definido como aquel turismo activo que se “practica al aire libre, que exige un fuerte esfuerzo, normalmente en lugares remotos […] y que implica actividades peligrosas” (Eagleset al., 2002 [trad. 2003]: 164). El riesgo es inherente al turismo de aventura (Ivars, 2000: 77). Como el conjunto del turismo activo, el turismo de aventura se podría clasificar según la variante a lo largo del continuo entre el turismo en la naturaleza más genérica y el ecoturismo más estricto. En relación a los turismos explicados en este capítulo, de entrada hace falta recordar que ambos son aplicables al otro lado del turismo en la naturaleza. Asimismo, no todo el turismo en la naturaleza, sobre todo el genérico (lo que no es turismo de la naturaleza), se puede incluir dentro del turismo sustentable y del alternativo, pues hay prácticas manifiestamente no sustentables ni alternativas. También hay algunas que sólo podrían ser calificadas de sustentables, mas no de alternativas, y al revés. Sea como fuere, por definición el ecoturismo es alternativo y busca la sostenibilidad. Por otro lado, en el conjunto del turismo en la naturaleza, y especialmente en las modalidades de turismo de la naturaleza, cada vez se busca más un modelo sustentable. Sin embargo, difícilmente todo el turismo en la naturaleza va a poder llegar a ser alternativo, porque de hecho alguna de las prácticas es estructuralmente masiva (las pistas de esquí, por ejemplo), pero sustentable. Mas aún queda un largo recorrido para que eso suceda y en este sentido no se puede sostener ahora que todo el turismo en la naturaleza es per se sustentable, y aun menos alternativo.

31

2.4.

TURISMO

EN

ESPACIOS

NATURALES

PROTEGIDOS Y USO PÚBLICO Ya se dijo anteriormente que el turismo en espacios naturales protegidos es de definición sencilla, al basarse en una decisión jurídica clara: la protección de un perímetro territorial dado. También se explicó que no todas las realizaciones del turismo en espacios protegidos se pueden clasificar dentro del turismo en la naturaleza, ni tampoco son siempre sustentables ni alternativas. Sea como fuere, cuando se habla de turismo en espacios naturales protegidos, aparece en numerosas ocasiones el concepto uso público. Y como parte de la literatura tiende a subrayar que no son tenérmelos intercambiables, hace falta referirse con un cierto detenimiento al asunto. Se empieza por la definición de uso público más consagrada en España, que bebe de anteriores aproximaciones, como por ejemplo la Estrategia de Acción de Andalucía en materia de uso público en espacios naturales protegidos (Hernández de lana Obra, 2003) y ensayos anteriores del extinto Instituto para la Conservación de la Naturaleza, ICONO (Hidalgo, 2009). He aquí la definición en tela de juicio: “Conjunto de programas, servicios, actividades y equipaciones que, independientemente de quien los gestione, deben ser proveídos por la administración del espacio protegido con la finalidad de acercar los visitantes a los valores naturales y culturales de este, de una forma ordenada, segura y que garantice la conservación, la comprensión y lo aprecio de tales valores a través de la información, la educación y la interpretación del patrimonio.” (EUROPARC-España, 2005: 17). De acuerdo con Pascual (2007: 8-10) esta definición se puede desglosar en cinco ideas principales que se sistematizan a continuación: -

-

-

La finalidad del uso público es acercar los visitantes a los valores naturales y culturales. La política de espacios naturales protegidos tiene evidentemente una lógica de protección, preservación y/o conservación de la naturaleza en los perímetros espaciales que se delimitan, mas también procura facilitar y favorecer que la ciudadanía pueda acceder la tales perímetros. La aproximación de la ciudadanía a los espacios protegidos debe ser ordenada, segura y con garantías para la conservación de los valores naturales. Esta idea implica gestionar el uso público para hacer compatibles los dos grandes objetivos de los espacios naturales protegidos expresados en el anterior párrafo. Los mecanismos principales del uso público son la información, la educación y la interpretación ambientales. Se trata de tres estrategias básicas de difusión del espacio objeto de uso público. El uso público incluye actividades, prestación de servicios y establecimiento y uso de equipaciones e infraestructuras. Estos puntos serán el objeto de estudio principal del capítulo 5 de este manual. Independientemente de quien gestione el uso público, éste debe ser proveído por la administración del espacio protegido. Esto implica que el uso público se entiende como una función de la administración pública competente, a pesar de que esta pueda delegar o facilitar la presencia de otras entidades públicas, privadas o de la sociedad civil.

Autores como Hernández de la Obra (2003), EUROPARC-España (2005) o Pascual (2007) contraponen el uso público y el turismo en la medida en que consideran que el turismo en un espacio natural protegido puede no estar relacionado con la apreciación de los valores

32

naturales y culturales del espacio en tela de juicio. Tal y como ya se dijo en el punto 2.3, esta idea es plausible. Por otro lado, dichos autores consideran que las actividades de hostelería, restauración y alojamiento -por lo general consideradas turísticas- no son clasificables como uso público. La Tabla 2.3 contrasta de manera sistemática uso público y turismo. Tabla 2.3. El uso público por contraste al turismo segundo la literatura de referencia. Uso público

Turismo

Actividades

En relación con la naturaleza y con la No necesariamente relacionado cultura del espacio, y con las con la naturaleza y con la cultura actividades tradicionales. del espacio. Alojamiento y restauración.

Derechos

Acceso libre, sin más limitación que la El acceso es un servicio con conservación. derechos regulados de manera personal.

Instalaciones No puede producir grandes Admite infraestructuras de mayor transformaciones en medio y debe escala dentro de la normativa tener un impacto mínimo. urbanística del espacio protegido. Uso de los Contemplación, vivencia, Uso motivado por la actividad en recursos conocimiento, etc. de los valores sí, no necesariamente por los naturales y culturales del espacio. valores naturales y culturales del espacio. Calidad

Estándares de calidad y gestión Calidad variable, en general ambientales altos y garantizados. regulamentada por las condiciones y exigencias del mercado.

Gestión

Garantizar un uso público acomodado Iniciativa personal bajo es un deber de las administraciones normativas y planificación públicas. turísticas reguladas por las administraciones.

Desarrollamento

ES una variable en el uso público, Prioridad en los beneficios pero no a más importante. Tiene que personales y en los puestos de ser siempre sustentable. trabajo. La empresa como motor de desarrollo.

Visitantes

El ciudadano común, sea local o Turistas no necesariamente foráneo. amantes de la naturaleza y de la cultura.

Actuaciones

Uso ordenado con regulaciones claras Actuaciones de iniciativa personal y actuaciones previstas mediante e individualizada. planificación.

Promoción

Información pública abierta a todo el Independiente o personal, bajo la público. perspectiva empresarial.

Elaboración propia a partir de EUROPARC−España (2005: 19-21), un texto que adapta Hernández de la Obra (2003: 19-21).

Desde la perspectiva de los estudios turísticos, lo que se desprende de estas referencias revisadas es un entendimiento del turismo como una actividad poco sustentable, en la que

33

no es posible desarrollar fórmulas alternativas. En otras palabras, se da cómo una especie de incomprensión del turismo, que es un fenómeno muy amplio y muy heterogéneo. En realidad, el uso público se puede convertir fácilmente en sinónimo de turismo de la naturaleza -que no de turismo en la naturaleza- o, aún mejor, de ecoturismo, con dos matices necesarios: se debe producir en un espacio formalmente declarado como protegido y el acento en el empleo de la expresión de uso público es siempre público. En este último sentido, desde los estudios venidos de revisar se entiende que el uso público es una función de interés colectivo que las administraciones deben facilitar, sea desarrollada por operadores personales o bien directamente por la propia administración. En todo caso, nada impide que se considere turismo con los matices referidos. De hecho, tiene un gran prestigio a nivel internacional el manual de Eagleset al. (2002), que se denomina de “turismo sustentable en áreas protegidas”. A efectos prácticos, la literatura específica sobre uso público insiste en una cuestión que posiblemente es el motivo por lo que se mantiene la discusión entre uso público y turismo con especial intensidad en el caso español: las competencias en la primera materia están en la administración competente en medio ambiente (las consellarías autonómicas en las que está integrada la materia de medio ambiente) y, en el tocante a la segunda, en la competente en turismo (las consellarías autonómicas pertinentes). Y no acontece que una y otra consellaría estén integradas, lo que comporta división competencial. En la praxis, y por mostrar un ejemplo, los carteles turísticos los suene colocar la administración turística, mas nos parques naturales y demás espacios protegidos hazlo la ambiental. ES evidente en este sentido que ?[s]empre se encontrarán actividades difíciles de encuadrar u objeto de responsabilidades compartidas?, lo que implica que no debe producirse una ?gestión absolutamente independizada? de ambos dos campos (EUROPARC?España, 2005: 18-19). En definitiva, no semeja pertinente trasladar una división administrativa -muy generalizada en las distintas comunidades autónomas españolas- a un debate teórico continuo sobre esa fragmentación. Más bien, hace falta partir de una consideración integrada, como en la literatura internacional (Eagleset al., 2002) y como defiende Caballar (2010) en Galicia, y no perder de vista que turismo y uso público son “parte de un mismo fenómeno” (EUROPARC-España, 2005: 19), y que los límites, de existir, son “de perfiles difusos” (Pascual, 2007: 12).

2.5. LAS PECULIARIDADES DEL ECOTURISMO La multiplicación de la literatura específica sobre ecoturismo en los últimos años es un hecho incontrovertible. Existen en la actualidad muchos manuales sobre esta modalidad turística y en las revistas especializadas aparecen gran cantidad de artículos al respecto. Destaca de entrada la idea de que el ecoturismo es “la consciencia del turismo sustentable” (en la expresión de Weaver, 2006: 191) o, en otras palabras, que “si hay un sector turístico que deba ser sustentable, ese es el ecoturismo” (Pérez de las Heras, 1999: 32). Es decir: el ecoturismo se percibe como la realización máxima posible del turismo sustentable y, se podría añadir, del turismo alternativo y asimismo del turismo en la naturaleza. Además, la asociación del ecoturismo con los espacios naturales protegidos está fuera de toda duda a nivel internacional (entre otros, Honey, 2008; Weaver, 2006; Buckley, 2000; Ivars, 2000; Wearing y Neil, 1999), lo que suele implicar una cierta confusión de tener entre una y otra realidad, cuando, tal y como ya se insistió, no son intercambiables. El propósito de este punto es delimitar lo que tiene el ecoturismo de distintivo y, por tanto, lo que lo convierte

34

en particular dentro del conjunto del turismo en la naturaleza. Para conseguir tal objetivo se siguen en fundamental varias aportaciones teóricas de autoridades en la materia. De acuerdo con Weaver (2006: 192), la definición que consigue más difusión es la de Héctor Ceballos-Lascuráin, quien define en 1988 el ecoturismo cómo “viajar a áreas naturales relativamente no modificadas o no contaminadas con el propósito específico de estudiar, admirar y disfrutar del paisaje, de las plantas y de los animales, así como de los aspectos culturales existentes (tanto actuales como pretéritos) que se encuentran en esas árelas.? Esta aproximación apunta la dos aspectos esenciales que se siguen a considerar determinantes en el ecoturismo: el hecho que el turismo se desarrolla en espacios naturales (aunque el matiz que comienza con el adverbio ?relativamente? reporta a los debates tratados en el punto 1.4) y que las motivaciones son apreciativas o educativas, siempre en relación a la naturaleza, aunque también pueden existir aspectos culturales en la árela visitada. Sin embargo, hace falta indicar que nos últimos años surge una tendencia sobre ecoturismo urbano, que defiende que el ecoturismo se puede desarrollar en áreas muy modificadas y que los recursos ecoturísticos pueden ser únicamente culturales (Wuet al., 2010), lo que rompe con el entendimiento más extendido -que aquí se va a seguir- de que el ecoturismo es parte consubstancial del turismo en la naturaleza. Muchos autores se acercan a la definición del ecoturismo a través del establecimiento de un listado de características definitorias. Se puede principiar la revisión de listados por la de Wearing y Neil (1999), que presenta la particularidad de deconstruir en la praxis la definición inicial de Ceballos-Lascuráin. He aquí la propuesta de Wearing y Neil (1999 [trad. 2000]: 30-33) para definir el ecoturismo: -

El viaje tiene que producirse en zonas naturales relativamente inexploradas o protegidas. Está íntimamente ligado a la naturaleza, en particular a la naturaleza virgen, para estudiar, disfrutar o intervenir en programas de ayuda voluntaria, por ejemplo de restauración de zonas degradadas. Está orientado hacia la conservación, lo que implica la búsqueda de un impacto mínimo en el entorno. Tiene una función educativa. El ecoturista expresa un gran deseo de adquirir más conocimientos sobre la naturaleza durante sus viajes.

Con matices, las nueve características propuestas para el ecoturismo por Pérez de las Heras (1999: 24-25) siguen la astilla marcada en estas anteriores investigaciones: -

Promueve una ética ambiental positiva y anima a un comportamiento acomodado de sus participantes. No degrada los recursos. Se concentra nos valores intrínsecos de los recursos. Está orientado hacia el medio ambiente en sí, y no hacia los ser humanos. Debe beneficiar la naturaleza, su flora y su fauna. Proporciona un punto de encuentro con el medio ambiente. Involucra a la comunidad local en el turismo. Su nivel de satisfacción se mide en tener de apreciación, sensibilización y educación. Comporta una importante preparación y un conocimiento en profundidad tanto por parte de los guías como de los turistas.

Martha Honey es sin duda una de las investigadoras con más fama en ecoturismo, con un manual de por sí que cuenta ya con varias ediciones dedicado monográficamente al tema.

35

Las definiciones que ella propone, una informal y otra formal, valen como aproximación consecutiva a las de Ceballos-Lascuráin y derivadas: “El ecoturismo es más que viajar para disfrutar o apreciar la naturaleza. Incluye la minimización de los impactos ambientales y culturales, contribuye a la conservación y a los proyectos comunitarios, a la educación ambiental y al trabajo por la extensión de la consciencia política sobre el medio ambiente, por ejemplo a través de códigos de conducta para turistas, así como una amplia variedad de programas de certificación para los componentes de la industria turística.” (Honey, 2008: 7). “El ecoturismo consiste en viajar a áreas frágiles, prístinas y normalmente protegidas buscando un impacto bajo y (frecuentemente) es de pequeña escala. Ayuda a educar el turista, proporciona recursos para la conservación, beneficia directamente el desarrollo económico y la capacitación política de las comunidades locales, y fomenta el respeto por las culturas diferentes y por los derechos humanos.” (Honey, 2008: 3233). Honey claramente va más allá de la primera definición, pero sin tocar lo que sería el “núcleo duro” teórico ya propuesto por Ceballos-Lascuráin. Y va más allá porque incluye una serie de condiciones que el turista tiene que observar necesariamente para ser considerado ecoturista: su gasto va destinado a la conservación y al desarrollo local, busca la capacitación local, tiene un respeto por la cultura que visita, etc. De este modo, el ecoturista debe ser un visitante muy informado, responsable y consciente, en una línea claramente alternativa. La fuerza de la definición se pone, pues, en las consecuencias del ecoturismo, que tienen que ser necesariamente mínimas en el destino cuando son negativas (construcciones, residuos, etc.) pero en cambio maximizar las que son positivas: contribución al desarrollo, construcción de la consciencia ambiental y política, etc. Honey (2008: 29-31) también propone su listado de características del ecoturismo, que en el fundamental desarrolla las definiciones ya mencionadas: -

-

Consiste en viajar a espacios naturales, por lo general protegidos. Minimiza los impactos a todos los niveles, desde la infraestructura alojativa o el transporte y las comunicaciones, hasta la limitación casi absoluta de daños al ecosistema -aunque Honeycree que la caza, con ciertas condiciones, puede ser ecoturismo. Construye la consciencia ambiental. El ecoturismo implica educación ambiental, tanto para los turistas cómo para las comunidades receptoras. Fomenta beneficios directos para la conservación. El ecoturismo acerca recursos para la protección, la investigación y la educación mediante muchos mecanismos, por ejemplo lo cobro de entradas a parques. Aportación de beneficios directos para las comunidades locales y contribuye a capacitarlas. Las comunidades reciben dinero directamente porque es la única manera factible de que estas se impliquen en la conservación de la naturaleza. Respeta la cultura local, lo que incluye las costumbres locales (conducta en público, maneras de vestir, etc.). Apoya los derechos humanos y los movimientos democráticos. Honey cree que el turismo convencional omite la realidad política de los países en los que se desarrolla, a veces en dictaduras o en estados represivos, mas el ecoturismo por definición no puede ser cómplice de tales regímenes.

Probablemente sorprende en este listado el último punto, en la medida en que sitúa ansias claramente políticas como objetivos también a conseguir por el ecoturismo. De este modo, lo que en realidad propone Honey (2008) es una agenda muy ambiciosa de “consecuencias necesarias” para hablar de ecoturismo, que se pueden considerar más una aspiración que no

36

una práctica real desenvolvible en un destino dado. Se detecta una tendencia a la sofisticación del que se considera ecoturismo, con condiciones muy restrictivas y desafiantes. Sin embargo, hace falta indicar que, tal y como muchos autores advierten, el uso de la expresión ecoturismo cada vez es más complejo. En primer lugar, porque se detecta una cierta banalización del concepto. En segundo lugar, porque el espectro de consumidores y de prácticas es cada vez más amplio y heterogéneo. En el primer punto hay que decir que la dicha banalización corre a cargo sobre todo de la industria turística. A pesar de la certificación ecoturística, muchas empresas nombran productos como ecoturísticos, cuando no el modo, o asocian alojamiento en turismo convencional de masas con prácticas ecoturísticas puntuales, lo que desvirtúa su carácter (Weaver, 2006). También la literatura académica contribuye en buena medida la esta confusión, con un cierto abuso de la expresión ecoturismo, como se produce en parte en la aportación sistematizada en la Tabla 2.4. Tabla 2.4. Propuesta de tipología de ecoturismos. Tipo

Actividades

Científico

Estudios e investigaciones científicas en botánica, arqueología, paleontoloxía, geología, zoología, biología, ecología, etc.

Educativo

Observación de la vida salvaje (fauna y flora). Interpretación de la naturaleza, orientación geográfica, observación astronómica.

Lúdico y Caminadas, acampadas, contemplación del paisaje, baños, juegos, paseos a caballo, etc. recreativo De aventura

Trekking, montañismo, expediciones, contactos con culturas remotas, etc.

Deportivo

Escalada, canoas, ráfting, cross, rappel, surf, vuelo libre, etc.

Étnico

Contactos e integración cultural del ecoturista con poblaciones autóctonas (primitivas/nativas) que viven en localidades remotas en estrecha relación con la naturaleza.

Naturista

Práctica del nudismo al aire libre o junto a la naturaleza.

Elaboración propia a partir de Picornellet al. (2002: 229).

Para ir más allá: lecturas HERNÁNDEZ DE LA OBRA, J. (2003): “¿Qué es el uso público”, en Gestión del Uso Público en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. Estrategia de Acción. Sevilla: Junta de Andalucía. pp. 17-21. HONEY, M. (2008): “In theSearch of the Golden Toad”, en Ecotourism and SustainableDevelopment. WhoOwns Paradise? Washington: Island Press. pp. 3-33. NEWSOME, D.; MOORE, S.A. e DOWLING, R.K. (2002): “Introduction”, en Natural Area Tourism. Ecology, Impacts and Management. Clevedon: Channel View. pp. 1-23. WEAVER, D. (2006): “Issues in sustainabletourism”, “Alternativetourism” e “Ecotourism: theconscience of sustainabletourism”, en Sustainable Tourism: Theory and Practice. Oxford / Burlington: Elsevier. pp. 18-37, 38-57 e 191-208.

37

Actividades 1. ¿En qué sentido consideras que son coincidentes las nociones de turismo sustentable y de turismo alternativo? ¿Piensas que la interpretación que se hace del solapamiento entre ambos en el modelo expuesto en el punto 2.3 es adecuada? 2. ¿Crees que alguna de las modalidades explicadas en los modelos del punto 2.2 no está recogida en el modelo propuesto en el apartado 2.3? 3. Después de leer el punto 2.4, y a lo mejor de consultar Hernández de lana Obra (2003: 17-21) y EUROPARC-España (2005: 17-21), posiciónate con argumentos en el debate entre turismo y uso público. 4. Comenta críticamente la Tabla 2.4 en relación a los contenidos expuestos en los apartados 2.3 y 2.5. 5. La existencia de un ecoturismo suave o pasivo presenta determinados desafíos a la noción misma de ecoturismo. Explica de qué manera y justificar por qué el ecoturismo masivo no se puede considerar propiamente ecoturismo.

38

TEMA 3. EMPRESAS Y PRODUCTOS DE TURISMO EN LA NATURALEZA EN GALICIA

39

3.1. PRODUCTOS TURÍSTICOS EN EL TURISMO EN LA NATURALEZA Tal y como ocurre en términos generales en los turismos que se desarrollan en espacios abiertos (en el conjunto formado de por medio rural y/o natural), el turismo en la naturaleza se convirtió en la última década en una excelente oportunidad de comercialización y en un mercado con altas expectativas de crecimiento (Mediano, 2008: 235; Antar-Ecotono, 2004: 24). En su seno, el turismo activo -incluyendo el de aventurallegó a convertirse en gran parte del mundo desarrollado en una experiencia vacacional adquirible a corto plazo (Buckley, 2004; Kane y Zink, 2004). Por eso se hace imprescindible un análisis desde el punto de vista del márketing para conocer cuál es esta realidad y los intereses de sus clientes, los turistas. Este conocimiento es una condición necesaria para conseguir su satisfacción a través de una oferta adecuada a sus gustos y necesidades. De entrada, y a modo de recordatorio de los conocimientos en materia de márketing también necesarios en este sector, se recordará de modo muy breve el concepto producto en general, para luego desarrollar el de producto turístico y, finalmente, la gama de actividades del turismo en la naturaleza. En primer lugar, hace falta decir que por producto se entiende “el conjunto de cualidades físicas o tangibles y psicológicas o intangibles que el consumidor/comprador considera que tiene un determinado bien o servicio para satisfacer sus deseos y necesidades, siendo susceptible de ser comercializado o intercambiado para ser usado, consumido o disfrutado” (Esteban et al., 2006: 382). Por lo tanto, la existencia de un producto radica en la detección de una necesidad en la sociedad y la búsqueda de un mecanismo para satisfacerla. Esto comporta finalmente un intercambio que finaliza con uno cierto nivel de satisfacción del consumidor. Un producto turístico es un producto con las cualidades que se acaban de citar, con la peculiaridad de que pretende satisfacer las necesidades de un consumidor muy concreto: el turista. En palabras de Middleton (1994), se trata de la suma de componentes, tangibles e intangibles, basada en una serie de actividades en un destino, que es percibida por los visitantes como una experiencia y es disponible a cambio de un precio. Aunque tanto la definición genérica como la específicamente turística hacen alusiones a la tangibilidad e intangibilidad del producto, en el caso del turismo es común sostener que destacan los servicios sobre los productos, por lo que la dimensión intangible es la predominante. Además de esta característica, podemos hablar de otras cuatro propias de los productos turísticos (inseparabilidad, heterogeneidad, caducidad y complementariedad). Se deben tener todas ellas muy presentes, ya que se traducen en unas estrategias y actuaciones de márketing específicas para el sector objeto de estudio (véase la Tabla 3.1). Tabla 3.1. Características del producto turístico y repercusiones en márketing. Características de los servicios Repercusiones en la gestión del marketing y turísticos desarrollo de actuaciones Intangibilidad: el turista recibe - Mayor riesgo percibido ante la compra. actuaciones intangibles - Necesidad de desarrollar elementos tangibles asociados. incomprobables antes de su gozo. - Necesidad de calificar el personal de contacto. - Creación y refuerzo de la imagen corporativa. Inseparabilidad: la producción y el consumo de los productos se realizan - Grande importancia del personal de contacto. - Influencia del ámbito físico en el que se consume de modo simultáneo. el producto.

40

- Influencia de la calidad percibida. Heterogeneidad: es difícil ofertar - Dificultad para estandarizar la producción y siempre un servicio uniforme y percibir la calidad. - Necesidad de procesos estándar de trabajo. estándar. - Dificultad para establecer mecanismos de control. - Importancia de la selección de personal y su motivación. Caducidad: los productos turísticos no - Problemas de estacionalidad de la demanda turística. se pueden almacenar. - Necesidad de actuaciones que palíen dicha estacionalidad: ofertas, personal en función de la demanda, etc. Complementariedad: se oferta una - Se ofertan diferentes productos segundo la cadena de servicios, unos derivados de combinación de servicios. otros y complementarios (transporte, - Grande importancia de la coordinación entre los diferentes servicios, ya que el cliente percibe un alojamiento, actividades, etc.). servicio final que los engloba todos. Elaboración propia a partir de Mediano (2008: 238). A partir de los contenidos del tema 2 y bajo el prisma del márketing, es evidente que el objetivo del turismo en la naturaleza es satisfacer las necesidades de un tipo de turista específico: el de la naturaleza. Este turista lógicamente busca la naturaleza, ya sea para realizar actividades en ella, como mero soporte, o bien para valorarla intrínsecamente (Valdés y Arribas, 2006). Se suele afirmar en la actualidad que el turista medio actual es exigente, está informado y se encuentra inmerso en una economía de experiencias, donde lo que importan son las vivencias y las sensaciones que se experimentan. De hecho, una de las líneas estratégicas del reciente Plan de Turismo Horizonte 2020, elaborado por la Administración General del Estado y en marcha desde el 2008, pone el énfasis en la calidad experiencial en el turismo. Todo esto permite la emergencia de nuevos productos turísticos, esto es, de formas diferentes de practicar turismo. Al turista actual no le llega con un producto o servicio, sino que necesita de una oferta integral que, por una parte, le acerque nuevas vivencias, y de la otra permita ofrecerle una interrelación con el entorno y con la población a la que se desplaza (Mediano, 2008: 236). En este sentido, se puede afirmar que el turismo en la naturaleza tiene delante una nueva oportunidad o escenario excelente para la creación de nuevos productos turísticos adaptados a las exigencias del consumidor del siglo XXI: la comprensión de la naturaleza como un destino en el que los que los visitantes pueden experimentar las sensaciones y las vivencias que esperan (Valdés y Arribas, 2006; AntarEcotono, 2004: 15). Desde la perspectiva de los productos turísticos, el turismo en la naturaleza basado en experiencias se puede dividir en tres grandes opciones (Antar-Ecotono, 2004): ecoturismo, turismo activo y turismo de esparcimiento en la naturaleza. En la Tabla 1.2 ya se hizo alusión a una posible clasificación de las actividades de turismo activo, que aquí se retoma para sistematizar la diversidad de las distintas prácticas de turismo en la naturaleza, distribuidas, tal y como aparecían en esa tabla, en medio terrestre, acuático y aéreo. Por su parte, las que Antar-Ecotono (2004) considera específicas del ecoturismo y del turismo de esparcimiento se enumeran en la Tabla 3.2 y en realidad también se pueden distribuir según el tipo de medio físico en el que se desarrollan.

41

Tabla 3.2. Clasificación de las actividades de turismo en la natureza.

Ecoturismo

- Visitas guiadas. - Observación de aves. - Observación/interpretación - Observación de de la naturaleza. cetáceos. - Fotografía de naturaleza. - Educación ambiental. - Ecoturismo científico. Véase tabla 2.1.

Turismo activo Turismo de - Pícnic. - Esparcimiento masivo. esparcimiento en la - Rutas en vehículo por carretera - Baño. naturaleza Fuente: Elaboración propia a partir de Antar−Ecotono (2004: 17) y Oliveira (1995). Antes de continuar con la explicación de las actividades de turismo en la naturaleza clasificadas en los tres medios o soportes, hace falta hacer una diferenciación básica entre los distintos productos en términos de intensidades. Por una parte, están aquellas actividades vinculadas con la contemplación, gozo o conocimiento del medio natural, sin necesidad de realizar actividad física, o de baja intensidad si es el caso; estas actividades no presentan dificultad alguna para la asimilación de su significado, siendo las características comunes a todas ellas el encontrarse en espacios de fácil acceso desde núcleos urbanos, topografía suave y firmes cómodos; ejemplos claros de este primer grado de intensidad son: la observación de aves o cetáceos, la fotografía de la flora y fauna o las visitas guiadas. Estas actividades pueden hacerse con servicio de guía-intérprete, acompañado de un pícnic campestre. Por otro lado, una segunda intensidad en las actividades de turismo en la naturaleza está representada por el carácter activo y la necesidad de actividad física. Se considera que este segundo bloque es el que presenta un mayor potencial en cuanto a la susceptibilidad de aparición de nuevos productos en la medida en que la actividad se transforma en la generación de emociones, sensaciones y experiencias, condiciones muy valoradas por el actual turista medio. Las actividades que se explican en seguida pueden ser tanto de alta como de baja intensidad.

3.1.1. ACTIVIDADES TERRESTRES 1. Un primer grupo está constituido por el área de marcha (senderismo, media montaña, alta montaña y expediciones), el ciclomontañismo, la marcha a caballo y las actividades en 4x4 y mediante quads. Todo este grupo necesita caminos preferentemente no asfaltados, aunque los productos pueden variar mucho dependiendo del tipo y del estado del firme, así como del interés paisajístico del entorno, la topografía, la presencia de núcleos habitados y con servicios en las cercanías. Por lo general, este grupo está basado en el recorrido a través de espacios naturales. La heterogeneidad dentro de este grupo es muy importante, según la diversidad de los medios de locomoción. Dentro del área de marcha, la intensidad va desde el senderismo, con menores dificultades, hasta la expedición, consistente en ascensiones a grandes cumbres y que requiere mayores esfuerzos y un tiempo indefinido para completarla. 2. La espeleología consiste en la exploración de cuevas y su estudio, que requiere cierta preparación física y mental con distintos niveles de entrenamiento en función de las cavidades a examinar (Peñalver, 2004: 189). Por tanto, se trata de una actividad restrictiva

42

en el espacio en la medida en que precisa de la presencia de cuevas, de una cierta facilidad en el acceso y de un recorrido y elementos atractivos (formaciones geológicas o cursos subterráneos de agua principalmente). También puede ser restrictiva en relación a la condición física de la persona que la practica, y dependiendo de la dificultad de la cueva en tela de juicio. 3. La escalada puede producirse en roca -la modalidad más habitual- o en hielo, y puede ser deportiva o no (es decir, con más o menos dificultad). En términos generales, la escalada requiere de paredes rocosas más o menos verticales, con litologías cohesionadas y que resbalen poco, con más de 60 grados de inclinación. La escalada tiene como objetivo la actividad de ascensión en sí propia por la pared, no la llegada a la cumbre, lo cual suene ser el objetivo de la ascensión en montañismo deportivo. Una variante individualizada de la escalada es el descenso de barrancos, que precisa de desniveles, pero en menor medida que la escalada genérica. Lógicamente, consiste en el recorrido por barrancos o cañones, con o sin agua, por lo que pueden resbalar. 4. Outdoortraining y paintball. Se trata de dos actividades cuya popularización es bastante reciente, que están enfocadas a fomentar las relaciones en grupo. La primera presenta ciertas raíces militares y consiste en juegos o actividades al aire libre con una base de educación experiencial, con el objetivo de resolver conflictos o mejorar el trabajo en equipo. La segunda recrea las peleas de cine entre indios y vaqueros, dividiendo el grupo de participantes en dos equipos que deben marcar el máximo número de integrantes del equipo rival a través de armas que disparan bolas de colores. Normalmente estas actividades se desarrollan en un entorno de naturaleza arbolada y con obstáculos (Peñalver, 2004: 190). 5. El puenting consiste en lanzarse desde un puente al vacío con una sujeción mediante cuerda elástica. Es una práctica destinada a personas amantes de las emociones fuertes y valientes, con ganas de descargar grandes niveles de adrenalina. 6. El tiro con arco necesita de una superficie amplia y limpia, unas medidas específicas en el caso de ser la modalidad olímpica y caminos por donde circular los arqueros en el caso de la modalidad de bosque.

3.1.2. ACTIVIDADES ACUÁTICAS 1. En primer lugar se encuentran las actividades deportivas en aguas tranquilas. Éstas necesitan de lagos, embalses o tramos medios o inferiores de ríos, normalmente más calmados -en Galicia, no obstante, suenen ser los tramos medios y altos los más calmados. También requieren una fácil accesibilidad, una adecuada calidad y temperatura del agua y ser zonas libres de peligros, por ejemplo sin subidas repentinas de los caudales. Se engloban en este bloque el remo, el piragüismo, la vela y el descenso de ríos. La diferencia entre ellas radica básicamente en el tipo de embarcación y en el elemento acuático en el que se desarrolla: en el caso del remo, una embarcación estrecha y ligera, de fibra de carbono e impulsada por remos en cualquiera de los dichos ambientes fluviales; en el piragüismo, canoa o kayak; en la vela, embarcación de vela en embalses o en la costa; en el descenso de ríos, tanto piraguas como kayaks en cursos fluviales. 2. Las actividades deportivas en aguas bravas se llevan a cabo en aguas con lechos amplios, elevado caudal y una pendiente mínima del 0,5%. Podemos hablar de dos variedades incluidas en esta clasificación: el rafting y el hidrospeed. La primera consiste en dejarse llevar

43

por una corriente de aguas bravas en una embarcación denominada raft (balsa neumática). El hidrospeed, tal vez menos conocido, consiste en el descenso de ríos utilizando una especie de tabla llamada hidros, la cual fue evolucionando al mismo tiempo que este deporte, cuyas orígenes se remontan al año 1980 en Francia (Peñalver, 2004: 194). 3. Surf, windsurf y kitesurf son variedades de la misma actividad: el desplazamiento sobre las ondas con algún tipo de tabla, a veces ayudada de algún otro mecanismo para impulsarla como una vela o una especie de paracaídas. 4. Tanto en la moto náutica como en el esquí acuático el objetivo es el deslizamiento por el agua, salteando una serie de obstáculos. En el primer caso esto se hace con una moto y en el segundo con unos esquís que están arrastrados por una lancha motora. En las prácticas con la moto acuática los obstáculos no son imprescindibles.

3.1.3. ACTIVIDAD AÉREAS Los principales elementos que necesitan las actividades desarrolladas en el aire son buenas condiciones atmosféricas (sobre todo, la presencia de vientos no excesivamente fuertes) y la existencia de áreas de despegue y aterrizaje sin obstáculos, que sean accesibles y posean un firme cómodo, así como cierta pendiente regular en el caso de la zona de despegue. Todas las actividades de este bloque pretenden satisfacer el afán del ser humano por moverse en el aire, de volar. Esta expectativa se cumple utilizando diferentes vehículos o herramientas, de ahí los diferentes tipos: Ala delta: con la ayuda de una ala de tela de forma triangular y de una estructura metálica, se consigue una de las sensaciones más próximas a volar. Parapente: similar al anterior, empleando en este caso una especie de paracaídas dirigido por unas cuerdas. Ultraligero: se utiliza en este caso un planeador sin motor. Paracaidismo: en esta modalidad se llega a sentir una sensación de ingravidad o de “estar flotando”. Globo aeroestático: la parte más laboriosa de esta actividad se centra en las maniobras de hinchado del globo, y asimis,o en el momento de deshincharlo y recogerlo. Como se acaba de comprobar, el subsector de turismo en la naturaleza presenta una amplia cartera de productos, con una oferta variada adaptable a diferentes segmentos de mercados con distintos gustos y hábitos. Existen productos específicos para las personas que buscan prácticas de tipo más sedentario (observación, paseos suaves o pícnics campestres en un entorno natural) así como también un perfil aventurero, en el seno del turismo de aventuras. Por tanto, este sector presenta un potencial atractivo de mercado, atractivo en el que se sigue a trabajar: por una parte, innovando en los productos; y, por otra, creando empresas que poco a poco vayan abarcando la mayor parte de los productos mostrados en la Tabla 3.2. El trabajo de las empresas del sector se centra especialmente en el turismo de aventura en concreto y en el turismo activo en general, ya que tanto el ecoturismo como el turismo de esparcimiento en la naturaleza no requieren necesariamente de medios, de herramientas o de profesionales, de modo que pueden ser realizados por iniciativa del propio turista y como parte de sus aficiones. En el siguiente apartado se estudia la oferta empresarial del subsector del turismo en la naturaleza y las consideraciones se centran en el turismo activo genérico o específicamente en el de aventura, que es donde se concentra la oferta.

44

3.2. OFERTA EMPRESARIAL GALLEGA DE TURISMO EN LA NATURALEZA Para analizar la oferta de turismo de naturaleza en Galicia, se estudia la base de datos de Turgalicia. Se centra la búsqueda en aquellas empresas que oferten más de un producto considerado de turismo en la naturaleza que, como era esperable, son en su práctica totalidad de turismo activo y/o de aventuras. Turgalicia considera que hay dieciocho empresas de turismo activo, de las cuales se descartan tres por no abarcar más de uno de los productos analizados en el punto anterior (3.1) y centrarse en uno en concreto, o bien por no estar operativas a día de hoy. Por tanto, un primer universo de estudio se reduce a quince organizaciones empresariales. Hace falta decir que Turgalicia formula la posibilidad de buscar de modo general actividades de turismo deportivo en Galicia. Mediante una búsqueda de este tipo la población que se obtiene es mucho más amplia que la anterior, con un total de 124 empresas u organizaciones, de las cuales siete no están operativas actualmente, lo que las disminuye globalmente a 117. De sumársele a esta cifra las quince empresas de turismo activo, la población total se eleva a 132 empresas que ofertan por lo menos un producto de turismo activo (Tabla 3.3). En este segundo universo a mayoría de la oferta se centra en actividades náuticas (paseos en embarcaciones de verla, pesca o chapuzón), en concreto un 58% del total. La oferta restante abarca en un porcentaje muy inferior a aquellas empresas que ofertan más de un producto turístico de turismo activo, que son 25, lo que supone un 19% de la población total; en estas 25 centraremos el estudio (Tabla 3.5). El tercero segmento significativo lo constituyen aquellas empresas que ofertan equitación, un 9 % del total. En cuarto lugar, están las organizaciones que se dedican sobre todo al senderismo, que representan un 6%. En los últimos lugares, y de modo residual desde el punto de vista cuantitativo, aparecen las empresas de quads (3%) y golf (2%), y, por debajo del 1% cada grupo, el automovilismo, el montañismo y el parapente. Tabla 3.3. Actividades de turismo activo en Galicia. Actividad dominante

Número de empresas

% respecto al total

Náutica: navegación (mar o río) y 76 57,58% submarinismo Equitación 12 9,09% Ruta de marisqueo 1 0,76% Senderismo/rutas a pie 8 6,05% Golf 3 2,27% Automovilismo 1 0,76% Quads 4 3,03% Montañismo 1 0,76% Más de una actividad 25 18,94% Parapente (actividades aéreas) 1 0,76% Total 132 100,00% Elaboración propia a partir de Turgalicia(Acceso 7-1-2011).

Es relevante también conocer cuál es el reparto geográfico de estas 132 empresas/organizaciones. La distribución tiene que ser estudiada a escala provincial por la configuración de la base de datos, a pesar de que la organización provincial es escasamente operativa en Galicia. Dada la estrecha vinculación de la actividad de mayor porcentaje (náutica) con el mar, se hace obvia una concentración en las tres provincias gallegas con

45

presencia de costa. Aun así, Lugo no destaca como localización elegida para situar empresas de actividades vinculadas con la naturaleza, sino que incluso Ourense, provincia sin costa, supera la cifra de empresas de turismo en la naturaleza. A Coruña y Pontevedra son las provincias con mayor número de estas empresas, con 50 la primera y 58 la segunda (Tabla 3.4). Tabla 3.4. Distribución geográfica de las empresas de cuando menos una actividad de turismo activo en Galicia. Provincia Número de empresas % respecto al total A Coruña 50 37,88% Lugo 9 6,82% Ourense 15 11,36% Pontevedra 58 43,94% Total 132 100,00% Elaboración propia a partir de Turgalicia(Acceso 7-1-2011).

Para profundizar más dentro de este subsector, en seguida se aborda específicamente la realidad del turismo activo y/o de aventura. Para eso se seleccionan aquellas empresas que ofertan más de un producto de tales características. Del universo inicial de 132 empresas encontradas, la muestra se reduce a 25 (Tabla 3.5). De las 25, de nuevo la mayor parte están situadas en A Coruña (nueve) y Pontevedra (ocho). De nuevo llama la atención la escasa oferta en este sector por parte de la provincia de Lugo, tan sólo tres, y Ourense se mantiene en un puesto intermedio con cinco. En cuanto al ámbito, la mayoría trabaja en la propia zona de localización de la sede, aprovechando los recursos naturales del entorno y las propias instalaciones en el caso de actividades de paintball, minigolf, GPS, orientación o rocódromo. Alguna de ellas, aunque trabaja preferentemente en una zona, oferta la posibilidad de operar por toda Galicia según la demanda del cliente. Tabla 3.5. Empresas de turismo activo en Galicia.

Empresa Kayak Amextreme Axiña Eolo Actividades Oitomil Quad Aventuras Meigalicia NaturMaz Turnauga Itineris Galitur Sport Aventurocio Estación de Manzaneda Turismo naRibeira Sacra Casa do Comediante Arrepións Verde y Azul Aqua Miño

Localización

Página web

Ames (A Maía)

Cambre (Área Metropolitana da Coruña) A Coruña San Sadurniño (Ferrolterra) Carral (Área Metropolitana da Coruña) Corcubión (Fisterra) Mazaricos (O Xallas) Santiago Santiago Ourense Ourense Manzaneda (Terra de Trives) Ribeira Sacra A Pobra de Trives (Terra de Trives) Tui (O Baixo Miño) Tui (O Baixo Miño) Tui (O Baixo Miño)













46

Aventura Marín Desafío Ocio

Marín (O Morrazo) Lalín (O Deza)

Cangas Aventura

Cangas (O Morrazo)



París Dakart Sanxenxo (O Salnés) Vaguada Arbo (A Paradanta)

Aventura Ferventía Lugo

Proaventur Lugo

Roq Sport Viveiro (A Mariña)

Elaboración propia a partir de Turgalicia(Acceso 7-1-2011) y de las páginas web propias de las empresas.

En lo que respecta a las actividades ofertadas, el rango se mueve en un mínimo de tres, en el caso de las empresas más sencillas, a más de treinta en la que tiene la oferta más completa, según se deprende de su página web (esta última es Quad Aventuras). La tendencia media es ofertar alrededor de diez actividades. En cuanto al tipo de actividades, son muy pocas las que ofertan para los tres posibles medios (tierra, agua y aire). Predomina el medio terrestre, que está presente en las 25 empresas; las actividades más frecuentes son el senderismo, los quads, las excursiones a caballo y el ciclomontañismo. Tanto para iniciar la actividad en este sector como para ampliar cartera es éste el medio preferido. Se puede deducir de esto que es lo que requiere menor inversión y preparación y, en todo caso, unas condiciones menos específicas. En el caso de las actividades acuáticas, tal y como ya se anunció, existen multitud de empresas vinculadas con la navegación, que exclusivamente ofertan este producto. Por lo general están centradas en los catamaranes, cuando se trata de los ríos, y en los barcos, cuando se trata del mar, nombradamente de las rías, donde se suenen denominar cruceros (Paül y Pazos, 2009); existen unos productos característicos asociados al turismo marítimo, por ejemplo la habitual combinación de experiencia en el barco, degustación de albariño y mejillones y visita a las bateas. En las empresas con cartera diversificada, la tendencia es no ofertar gran variedad, sino tan sólo algún producto como kayak, ráfting, chapuzón o piraguas. El medio aéreo es el menos explotado. Sólo tres empresas ofertan actividades en este campo: Eolo Actividades, Quad Aventuras y NaturMaz. Se limitan a parapente y ultralixeiros, excepto Quad Aventuras, que proporciona una oferta más variada: entre otros, avioneta, globo o helicóptero (Tabla 3.6). Tabla 3.6. Cartera de productos de las empresas de turismo activo gallegas. Empresa Kayak Amextreme Axiña Eolo Actividades Oitomil

Quad Aventuras Meigalicia

Actividades Terrestres y acuáticas: Rátfting, barranquismo, puenting, kayak, senderismo, caballo, paintball. Terrestres: Paintball, caballo, escalada, quads, rappel, multiaventura (combinación de las anteriores). Terrestres: rocódromo, escalada, rappel, sendeirismo, paintball, rutas 4x4, etc. Aéreo: parapente. Acuático: paseos en velero. Terrestres y acuáticas: kayak, escalada, senderismo, ciclomontañismo, multiaventura. Terrestres: caballo, paintball, senderismo, quads, buggies, conducción evasiva, karts, 4x4, terror y misterio, aventura GPS, limusina 4x4, minigolf, golf, paseo en carruaje, puenting, etc. Acuáticas: travesía en velero, ráfting, submarinismo, hidrospeed, kayak, rutas en piragua, etc. Aéreas: avioneta, paramotor, globo, helicóptero, paracaídas, etc. Terrestres: rutas 4x4, senderismo.

47

NaturMaz Turnauga Itineris Galitur Sport Aventurocio Estación de Manzaneda Turismo naRibeira Sacra Casa do Comediante Arrepións Verde y Azul Aqua Miño

Acuáticas: surf, submarinismo. Ecoturismo: observación de aves, turismo micológico, turismo fotográfico. Terrestres: tiro con arco, paintball, equitación, escalada, senderismo yciclomontañismo. Acuáticas: kayak. Aéreas: ultraligeros, paramotor. Acuáticas: kayak, ráfting, hidrospeed. Terrestres: barranquismo, pontismo e sendeirismo. Terrestre: Paintball, quads, orientación, tiro con arco, ruta a caballo. Terrestres: Paintball, quads, orientación, tiro con arco, ruta a caballo, senderismo, ciclomontañismo, puenting, multiaventura. Acuáticas: ráfting, piragüismo. Terrestres: senderismo, 4x4, quads, tiro con arco, barrancos, caballo, ciclomontañismo. Acuáticas: piraguas, mergullo. Terrestres: golf, tiro con arco, ciclomontañismo, caballo, rocódromo, karts, multiaventura. Terrestres: Paintball, puenting, senderismo, ciclomontañismo, tiro con arco. Acuáticas: pesca, piragüismo, paseos en barco. Terrestres: senderismo, caballo, rutas. Acuática: pesca, actividades náuticas. Terrestres: sendeirismo, canóns. Acuáticas: ráfting, kaiak, hidrospeed. Terrestres: senderismo, ciclomontañismo. Acuáticas: kayak. Acuáticas: kayak, rutas fluviales. Terrestres: ciclomontañismo, senderismo.

Aventura Marín

Parque multiaventura: trekking, tirolinas, escalada.

Desafío Ocio

Terrestres: escalada, barranquismo, puenting, tirolina, rappel, rocódromo, senderismo, caballo, trekking, paintball, etc. Acuáticas: ráfting, canoas, hidrospeed, etc. Aéreas: globo y ultraligero.

Cangas Aventura

Terrestres: quads, senderismo, 4x4, ciclomontañismo, etc.

París Dakart

Terrestres: karts, minigolf, senderismo, tirolina, cicloturismo. Acuáticas: canoas.

Vaguada Aventura

Acuáticas: ráfting, kayak, hidrospeed, canoas, etc.

Terrestres: escalada, rocódromo, tiro con arco, GPS, orientación, paintball, puenting, etc. Acuáticas: ráfting, kayak, barranquismo, hidrospeed, etc. Terrestres: espeleología, senderismo, etc. Proaventur Acuáticas: barranquismo, descenso en canoa, etc. Terrestres: quads, paintball, escalada, rappel, ciclomontañismo, Roq Sport senderismo, orientación, etc. Acuáticas: kayak, barranquismo, etc. Elaboración propia a partir de las propias páginas web. Ferventía

Una vez que se reconoció la importancia que el turismo puede representar para el desarrollo de una zona determinada, en especial en el seno del conocido como paradigma del desarrollo rural, nació el interés por parte de muchos destinos de atraer los visitantes con el reclamo de sus recursos turísticos (Solsona, 2008; Lois, 2007). De ahí que muchos ayuntamientos, entes locales y empresas personales apostaran por actuar en este campo explotando las actividades de turismo en la naturaleza vinculadas a los numerosos recursos naturales existentes en Galicia. Sin embargo, las estrategias publicitarias y promocionales en este subsector en Galicia son escasas, ya que tras analizar su presencia en los diferentes

48

casos, éstas se limitan a las propias páginas web, sin alguna promoción u oferta. A modo de recordatorio, en términos generales en el turismo en el espacio rural, las herramientas de comunicación utilizadas, perfectamente extrapolables al turismo en la naturaleza, son las siguientes (Serra, 2002: 286-287): - Publicidad: prensa, radio, televisión, Internet. - Relaciones públicas: acciones orientadas a crear o mejorar la imagen empresarial a través de patrocinios o eventos con personajes famosos. - Promoción de ventas: acciones tendientes a estimular la demanda a corto plazo. - Venta personal: comunicación directa entre comprador y vendedor. - Ferias y exposiciones: encuentro entre oferta y demanda en un lugar y fecha concretos. - Folletos, guías, catálogos, mapas, planos y diversos materiales impresos (o en formato digital). - Márketing directo: llamadas telefónicas, emails, SMSs. - Web 2.0: página web con posibilidades efectivas de interacción, redes sociales, foros, etc. Como sistematización final, se puede afirmar que en Galicia la oferta de turismo activo está centrada en las provincias de A Coruña y Pontevedra, tanto en lo tocante a organizaciones con una oferta especializada con un único producto, como a empresas diversificadas. En todas las páginas webs consultadas se destaca la favorable geografía y topografía de las zonas en las que operan, lo que conecta con el carácter montañoso de Galicia. En las provincias de Ourense y Lugo la escasa actividad existente se concentra en las comarcas próximas al cañón del Sil, esto es, en la Ribeira Sacra. Por tanto, Galicia constituye un escenario muy favorable para el turismo activo y de aventura específicamente, y para el turismo en la naturaleza en general. Esto es extensible al medio terrestre y abarca también las posibilidades acuáticas y aéreas. De todas formas, el escenario gallego está infrautilizado, por una parte ante las escasas actividades ofertadas -a pesar de las posibilidades de ampliación-, y de otra por la inexistencia de oferta de actividades de este tipo en amplios territorios con alto potencial. Aun así, este análisis estuvo limitadoal ladode la oferta, y sería preciso ahondar en la demanda para conocer si realmente esta oferta se adapta ya de por sí a las necesidades del territorio gallego, o es factible y necesario una mayor inversión y expansión en este subsector. Estudio de caso 3.1. Quad Aventuras Quad Aventuras es una empresa ubicada en Carral, en el área metropolitana de A Coruña, que se define a sí propia cómo “especializada en actividades de mar, tierra y aire?”. Utiliza como eslogan o frase de posicionamiento “disfruta de una experiencia inolvidable”. Dentro de la oferta gallega, es una de las empresas que más llama la atención en el subsector objeto de estudio por tres razones: - Por la amplia cartera de productos que oferta, que abarca los tres posibles medios. - Por el ámbito de actuación. De este modo, adaptan sus productos a las condiciones de la localización geográfica de desarrollo: A Coruña, Santiago de Compostela, Ferrol, Lugo, Ribadeo, Ourense, Cerceda, Viveiro, Cañón del Sil, Rías Baixas, Costa da Morte o Baiona, entre otras, es decir, prácticamente todo el territorio gallego. - Por el público al que se dirige, tanto particulares (actividades de turismo activo para aniversarios, fiestas, etc.) como ayuntamientos, colectivos y empresas (incentivos, clientes VIP o convenciones).

49

Quad Aventuras es la empresa con mayor diversificación de producto, cliente y ámbito de actuación de toda Galicia. En cuanto a su cartera de productos, hace falta decir que ofrece algunas actividades que no son habituales en el resto de empresas gallegas del subsector, tal y como fue recogido en la Tabla 3.6; entre esas actividades distintivas destacan las siguientes: paseo en carruaje o limusina en medio terrestre y las actividades aéreas tales como helicóptero, globo aerostático o salto en paracaídas. Otro aspecto que diferencia Quads Aventuras de la competencia, y por lo tanto constituye una ventaja competitiva de la empresa, es su política promocional. En efecto, ofrece lo que denomina “packs ahorro”. En la propia web estos packs aparecen destinados “para aquellos que no se conforman con realizar una sola actividad—. Consisten en la oferta de una serie de paquetes que incluyen diversas actividades de turismo activo y/o deportivo, e incluso alojamiento y comidas. En concreto se trata de cuatro paquetes: bronce, plata, oro y platino. Sus importes van del más económico (bronce) al más elevado (platino). Este último incluye alojamiento en una casa rural durante un fin de semana, comidas y una programación de actividades (campeonato de karts, campeonato de paintball, ruta por el bosque y excursión a caballo). Como reclamo promocional, Quad Aventuras utiliza también su aparición en el programa de Tele5 Está pasando, emitido el 18-2-2008. Esta presencia televisiva está explotada en todo momento en su página web (en la parte superior derecha, con enlace al vídeo), en la cual aparece una ruta en velero organizada por la empresa. En Galicia nos encontramos con dos posibles estrategias en cuanto a la comercialización del turismo de naturaleza: la especialización y la diversificación. La tendencia general es especializarse en una zona geográfica específica y en una cartera de productos más bien cautiva. Sin embargo, Quad Aventuras constituye una de las pocas excepciones que apuesta por la diversificación, de ahí que destaque dentro de la comunidad.

50

Figura 3.1. Página web de Quadaventuras. A través de una interfaz sencilla, se muestra toda su oferta, así como el enlace al vídeo de Tele5. (Acceso

7-1-2011).

Para ir más allá: lecturas ANTAR−ECOTONO (2004): 2004): “El entorno productivo del turismo de naturaleza”, en El turismo de naturaleza en España y su plan de impulso. impulso Madrid: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. pp. 34-52. BUCKLEY, R. (2007): “Adventuretourismproducts: Price, duration, size, skill, skil remoteness”, Tourism Management,, 28:1428-1433. 28:1428 MEDIANO, L. (2008): “Los retos del marketing en el turismo rural”, en PULIDO, J.I. (2008):El turismo rural. Estructura económica y configuración territorial en España. España Madrid: Síntesis. pp. 235-259. 235 PAÜL, V.. e PAZOS, M. (2009): “O transporte como produto turístico en Galicia: unhaanálise da oferta actual”, Revista Galega de Economía, Economía 18(2):21-48.

Actividades 1. En el punto 3.1 consta la Tabla 3.1, con las características comunes a todo producto turístico y actuaciones a desarrollar para una adecuada gestión de márketing. Profundiza un poco más en el tema mediante la elección de algún producto de naturaleza (o conjunto de productos con cierta vinculación) de la Tabla 3.2 (incluyendo la Tabla 1.2). Analiza cómo cómo le afectan tales características y propón las acciones de márketing oportunas para minimizar el efecto negativo que las mismas puedan transmitir al consumidor, es decir, al turista. 2. En el apartado 3.2 se hace un análisis del sector de turismo de naturaleza naturaleza en Galicia, mostrando los resultados tanto para empresas con un solo producto (especialmente derivado del náutico) como para una cartera diversificada. Se destaca en ese análisis que se produce una concentración en las provincias de Pontevedra y A Coruña, Coruña, siendo escasa su presencia en Ourense y prácticamente nula en Lugo. Posteriormente, en el punto 3.3, se hace un estudio de caso de una empresa con gran actividad y una amplia cartera de productos en este sector. Las cuatro están localizadas en la provincia vincia de A Coruña. ¿A qué se debe esta concentración geográfica en las provincias occidentales? ¿Qué factores crees que pueden influir en la elección de la localización de una empresa de este tipo? ¿Se trata de una concentración real? ¿Qué apuestas en términos términos de productos y actividades podrían hacer eventuales futuras empresas en Lugo y en Ourense?

51

52

TEMA 4. MIRADA TURÍSTICA A LOS RÉGIMEMES DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

53

4.1. EVOLUCIÓN DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS EN GALICIA En este punto se tratan los espacios naturales protegidos gallegos a través de una perspectiva diacrónica. Coherentemente con la explicación dada en el capítulo 1, los distintos subpuntos en los que se estructuran las siguientes páginas se corresponden con contextos políticos sucesivos.

4.1.1. LOS PRIMEROS ESPACIOS PROTEGIDOS Y LA DICTADURA FRANQUISTA Los primeros espacios naturales protegidos en Galicia se implantan en el año 1933 . Se trata de tres perímetros muy cautivos localizados en la franja costera del país -Estaca de Bares, Cabo Vilán y A Curotiña- y que se justifican sobre todo por un vistazo turístico al territorio gallego, lejos de las motivaciones culturales y naturalistas que dominan las declaraciones de los primeros espacios protegidos en el conjunto de España. En el año 1935 se le añade a estos espacios iniciales un cuarto espacio, el Monte Aloia, en el ayuntamiento baixomiñoto de Tui . El Monte Aloia es también “protegido” como los tres primeros bajo la categoría de sitio natural de interés nacional, una figura más honorífica que realmente protectora. El Monte Aloia es en lo fundamental un monte comunal repoblado por pinos por el ingeniero Areces a comienzos del siglo XX, quien pretende desarrollar el uso público al mismo tiempo que la silvicultura; con la complicidad del ayuntamiento, se eleva la propuesta de protección a Madrid y es aprobada (Fernández Giráldez y Domínguez Rey, 2007). De todas formas, el ámbito abarcado en este cuarto caso es también muy cautivo, de unas 200 ha. En total, en la II República se protegen cuatro pequeños lugares en Galicia, todos bajo la figura más losa posible, que representan globalmente menos del 0,01% de la superficie del país. No hace falta revisar aquí determinados antecedentes de demandas de protección de espacios naturales para algunos lugares de Galicia que autores como Díaz-Fierros (2006) o Mulero (2002) encontraron y comentaron en sus respectivos trabajos. En todo caso, se debe subrayar que en ellos no hay rastro de las razones que estaban aludiendo en esas décadas -siglo XIX primer tercio del siglo XX- algunos movimientos culturales, e incluso sociales, a favor de la protección de ámbitos territoriales escogidos, tanto en España como en otros estados. Tampoco en el galleguismo se detecta una prioridad definida, como la que existe en otros movimientos políticos coetáneos, por la naturaleza, por la creación de espacios protegidos o por atender específicamente los ámbitos de montaña, por ejemplo a través del turismo. Sea como fuere, y como es sabido, el galleguismo no llega efectivamente al poder durante la II República y por tanto no toma decisiones sobre el terreno. Durante el franquismo no se produce ningún avance en la declaración de espacios protegidos en Galicia, de modo que el balance de cuatro décadas es nulo. Esto sorprende de tenerse en cuenta que durante la dictadura se pasa de dos a ocho parques nacionales, declarados en otros lugares del Estado español, nombradamente en las Islas Canarias. En paralelo a esta no-ampliación de los espacios protegidos, Casado de Otaola (2004: 28) observa como “la figura de sitio natural [la aplicada en los cuatro lugares de Galicia durante la II República] cayó en el olvido y, aun sin ser derogada, su vigencia práctica fue extinguiéndose, por lo que aquellos lugares quedaron de facto desprotegidos.” Por consecuencia, la protección de los cuatro espacios queda vacía de contenido.

54

Por otro lado, en 1972, y aún en el franquismo, aparece en Cataluña la figura de parque natural en el espacio SantLlorenç de él Munt-Serra de l’Obac, promovido por la Diputación de Barcelona. Las diputaciones provinciales siguieron vigentes durante la dictadura y tenían atribuciones limitadas en ordenación del territorio, que en el caso gallego no consta que desarrollaran. De hecho, en el caso catalán está probado que el parque natural se implantó desde la diputación provincial con la previsión de una ulterior autonomía de Cataluña que pasara a crear y gestionar una red coherente de parques naturales que fueran al otro lado del único parque nacional declarado de aquella en ese territorio (Reales, 2000), lo que claramente sitúa la decisión en la órbita ideológica catalanista. En realidad, esto es lo que acontece a partir de la recuperación de la autonomía en 1979 (Font y Majoral, 2000).

4.1.2. LA DÉCADA DE 1970 La década de 1970 es un período de grandes cambios, no en el campo de la protección efectiva de espacios naturales, sino en la sociedad civil, con la aparición y extensión del movimiento ecologista. Esta efervescencia tiene que ver con la generalización del paradigma mencionado en el punto 1.1 para la década de 1970. Formalmente, el ecologismo nace en Galicia en 1974, con la constitución de la Asociación para la Defensa Ecológica de Galicia (ADEGA), legalizada en 1976, la primera entidad en España a emplear la denominación ecologista. En 1973 surge el Grupo Ornitológico Gallego y sobre el 1975 se crea la Sociedad Gallega de Historia Natural (SGHN) (Díaz-Fierros, 2001: 44). Ya en la década de 1980 se inicia el proceso de federación de las distintas organizaciones y otras que van surgiendo, que culmina en la década de 1990 con la constitución de la Federación Ecologista Gallega. El ecologismo lucha desde la década de 1970 y durante todo el período democrático en contra de determinadas implantaciones (la central nuclear en Xove, las plantas de celulosas en Corme o en Ourense, la construcción de embalses y minieembalses, etc.) y en relación a temas específicos (fuegos, residuos, política forestal, concentración parcelaria, cuestión energética, transportes, parques eólicos, etc.). De todas formas, lo que más interesa del ecologismo gallego a los efectos de este texto son las movilizaciones a favor de la protección de determinados espacios, muchos de los cuales acabarán declarándose protegidos años después, decisión que seguramente le deben mucho a las presiones ecologistas sostenidas durante décadas. La nómina es larga. Según Valles (2001: 107) y Veiras (2001: 140-142) incluye Islas Cíes, Os Ancares, Baldaio, Gándaras de Budiño, Bosques del Eume, Corrubedo, O Courel, Cospeito u OBaixo Miño. Se deberían añadir los macizos montañosos de la provincia de Ourense (San MamedeQueixaManzaneda, O Eixo-Trevinca y OXurés), que reciben atención específica durante la década de 1980 por parte de la Sección de Ourense de la SGHN (Rodríguez Gracia, 1985). Las luchas en esos macizos montañosos del sureste gallego se desatan en parte en contra de la pista latitudinal, finalmente construida, de Camba (Laza, Val de Monterrei) a Cabeza de Manzaneda (Manzaneda, Terra de Trives), eufemísticamente denominada “pista ecológica”. Al mismo tiempo que el ecologismo propone crear espacios protegidos en Galicia, durante la transición política de la dictadura a la democracia se trabaja desde Madrid en un Plan Director Territorial de Coordinación para Galicia (PDTCG), cuando aún no existe la autonomía gallega y el estado central mantiene sus competencias. El PDTCG se elabora a partir de la posibilidad que da la Ley del Suelo de 1975 de hacer documentos de planificación a escala regional. Curiosamente, contiene una cartografía completa de una red de espacios naturales protegidos, con seis parques naturales (Castro Leboreiro, O Xurés, Queixa-San Mamede, Pena Trevinca, O Courel y Os Ancares), unos veinte parajes

55

naturales y unas diez reservas naturales (Figura 4.1). La obtención de la autonomía por Galicia con el Estatuto de 1981 motiva que este PDTCG no se apruebe, lo que implica que los espacios naturales protegidos propuestos durante la transición desde Madrid no protegen. El proyecto estaba de aquella avanzado incluso a la escala de parque natural, se tengan en cuenta que existe un plan muy completo de 1981 para el ámbito de Queixa-San Mamede que incluye un programa completo de activación turística (Rujas, 1981). Más de treinta años después, ni ese parque ni un programa turístico en consonancia existen. El movimiento ecologista reclama durante décadas que se apruebe el dicho PDTCG, aunque lo consideren insuficiente, por el avance que representaría en la protección de espacios naturales. Esta propuesta es insuficiente, pero supondría un avance enorme respecto a la situación actual. Lleva años dormida en el cajón de las «buenas intenciones». Hace años que la Xunta cuenta con un anteproyecto de zonas a proteger [...], pero parece no valer de nada. Es un proyecto criticable por la categoría dada a algunas de las zonas y sobre todo por las ausencias (el Cañón del Sil, la Desembocadura del Miño, lugares de la Costa da Morte, por ejemplo), pero es evidente que su aprobación supondría un paso adelante. (Valles, 1992: 201-203).

Figura 4.1. La red de espacios naturales protegidos de Galicia propuesta en el PDTCG (∼1980). Fuente: Vales (1992: 203).

Monte Aloia (reconversión de la figura protectora ya existente, aunque con una pequeña ampliación superficial) y en 1980 las Islas Cíes, cuyo caso sí que representa un avance por primera vez en casi medio siglo en materia de espacios naturales protegidos en Galicia. Estos dos parques son traspasados a la Xunta en la década de 1980, una vez esta está constituida.

56

4.1.3. LA PRIMERA AUTONOMÍA (1981-1997) El Estatuto de Autonomía se consigue en 1981, con competencias exclusivas para poderlo autonómico en espacios naturales protegidos, materia que da lugar a sucesivas controversias con el gobierno central. Sin embargo, la Xunta prácticamente no desarrolla sus prerrogativas en la declaración y desarrollo de la política de espacios protegidos durante casi dos décadas, hasta finales de la de 1990. Esto es así a pesar de que cuenta con abundantes propuestas en este sentido (algunas de ellas acabadas de nombrar), y de que el movimiento ecologista insiste activamente en la línea de la protección de determinados ámbitos. Desde luego, la inacción del gobierno gallego contrasta con la actividad de comunidades autónomas como Andalucía o Cataluña, que llevan a cabo una enérgica política de espacios naturales protegidos durante esas dos décadas (Mulero, 2002). Un indicador del pensamiento que tiene de aquella la Xunta lo constituye la merca de la enorme propiedad del Invernadeiro en 1984, enclavada en el espacio que el PDTCG había propuesto declarar un parque natural para Queixa y San Mamede: en lugar del gobierno implantar un parque natural, declara un refugio de caza . Durante los más de quince años que discurren de 1981 a 1997, no se lleva a cabo prácticamente ninguna acción relevante. Se pueden señalar tres avances, pero que globalmente son muy modestos: - La aprobación de la figura espacio natural en régimen de protección general (ENRPX) en 1989, para aquellos espacios protegidos de forma preventiva, sin consecuencias prácticas al otro lado de la necesidad de un informe administrativo cuando se desee hacer cualquier actividad en ellos. Desde que se instituye esta figura hasta finales de la década de 1990, constan unos diez espacios catalogados como tales, muchos de ellos de pequeñas dimensiones. - La aprobación en 1991 de un listado de espacios naturales a efectos urbanísticos. Este catálogo no implica protección de los espacios listados, sino que tan sólo tiene efectos preventivos y marca cuáles son los ámbitos en los que los ayuntamientos deben poner, al elaborar su planeamiento urbanístico, especial atención. Se trata de una disposición que no tiene efectos prácticos sobre el terreno, por lo que es muy criticada por el movimiento ecologista y por expertos universitarios como Pérez Alberti (2000: 307), quien detecta una “contradicción entre la realidad y la legalidad” en el caso del Courel. Sin embargo, dicho listado de espacios naturales (sic) tiene una especie de “valor moral” y por ejemplo es empleado como referente directo por las guías turísticas de espacios naturales que publican distintas editoriales en Galicia en la década de 1990 y que son los primeros referentes de difusión de turismo en la naturaleza que aparecen en el país . Más importante es la declaración de cuatro parques naturales en la década de 1990, que hace la Xunta mediante la legislación española aplicable, dado que ella no aprueba su propia ley -situación inusual en las mayoría de las comunidades autónomas, que entre la década de 1980 y la de 1990 promulgan su respectiva ley en la materia. Los cuatro parques son: Baixa Limia-Serra del Xurés (1992). Complejo Dunar de Corrubedo y Lagunas de Carregal y Vixán (1992) El Invernadeiro (1997). Bosques do Eume (1997). Además de los dos parques naturales heredados del Estado, estos cuatro son los únicos espacios que protege la Xunta de forma efectiva durante la década de 1990, lo que representa un pobre balance. Son notables A Baixa Limia (un parque de grandes dimensiones, con 20.920 hectáreas en 1992, impulsado entre otros por Xosé Benito Reza, y contiguo al parque nacional portugués de la Peneda-Gerês, protegido desde 1971) y los

57

Bosques doEume (prácticamente en su totalidad unroble autóctono, en un paisaje de alta calidad escénica), mientras que Corrubedo es un espacio de reducidas proporciones y OInvernadeiro, como se dijo, ya era una propiedad pública desde 1984. En definitiva, con datos de 1999 calculados por Mulero (2002: 107), existen entonces en Galicia seis parques naturales, subsisten los tres sitios naturales de la década de 1930 y hay los mencionados ENRPX. Todo esto suma el 2% del territorio, de modo que en ese momento es la segunda comunidad autónoma con menor porcentaje de territorio declarado cómo protegido (solo “superada” por Castilla-La Mancha). Así en el folleto turístico de Turgalicia elaborado por Pérez Alberti (1998) titulado Galicia, espacio natural prácticamente ninguno de los espacios mencionados tiene grado alguno de protección, lo que constituye un hecho cuando menos curioso, en la medida en que se hace promoción turística de espacios naturales sobre un territorio que no está amparado jurídicamente como tal.

4.1.4.

EL INICIO EFECTIVO DE LOS NATURALES PROTEGIDOS (1997-2005)

ESPACIOS

La creación de la Consellaría de Medio Ambiente a finales de 1997 implica el principio de un cambio de ciclo en el que a espacios naturales se refiere, que se prolonga durante las legislaturas V (1997-2001) y VI (2001-2005). La inflexión se debe sobre todo al hecho de que la Xunta debe cumplir con las directivas europeas, nombradamente implantar la Red Natura en su territorio. Mientras que las más de las otras comunidades autónomas basan sus propuestas de Red Natura 2000 que envían a la Comisión Europea en espacios naturales ya protegidos (Mulero, 2002: 207), en el caso gallego se parte casi de cero. En marzo de 1999 la Xunta aprueba la propuesta de espacios para la Red Natura 2000 y la finales diera año los declara ENRPX, un régimen como ya se dijo muy flaco, mas el cambio es espectacular: de un porcentaje del 2% del territorio protegido se pasa al 12%. Se trata, sin embargo, de una decisión no participada ni publicitada, desconocida por lo común de la ciudadanía y por los más de los ayuntamientos del rural. En el año 2000 la Xunta declara cuatro monumentos naturales protegidos, los primeros que se aprueban en Galicia, aun aplicando la legislación española, en ausencia de una ley gallega propia: Fraga de Catasós (Lalín, O Deza), Souto de la Retorcida (Viveiro, A Mariña), Souto de Rozabales (Manzaneda, Terra de Trives) y Costa de Dexo (Oleiros, A Coruña). Las superficies implicadas en los cuatro casos son muy cautivas. En el año 2001 llega finalmente la ley gallega de espacios naturales protegidos. Se explicará a fondo en el punto 4.2, pues constituye aún ahora el entramado de la protección de la naturaleza en Galicia, pero hace falta indicar de entrada que representa un cambio cualitativo de entidad. Sea como fuere, esta ley se aprueba con un notable retraso respeto al resto de las comunidades autónomas, hasta el punto que en 1999 sólo cinco regiones o nacionalidades de las diecisiete aun no tienen legislación propia, una de ellas Galicia (Mulero, 2002: 72). En la VI Legislatura se producen varias declaraciones de nuevas superficies protegidas: el séptimo parque natural (A Enciña de Lastra, Valdeorras, en 2002) y el quinto monumento natural (Praia das Catedrais, A Mariña, en 2005). La lectura turística de esta segunda medida es innegable. Por otro lado, y en paralelo a la validación por parte de la Unión Europea de la propuesta gallega de Red Natura 2000 en 2004 y 2006, todos los espacios pertenecientes de esa red son declarados zonas de especial protección de los valores naturales (ZEPVN), la figura de rango más laxo de las previstas en la Ley 9/2001 (se vea el punto 4.2). Las ZEPVN tienen un carácter más preventivo que proactivo, pero amparando los espacios de la Red Natura 2000 en la Ley 9/2001 se evitan posibles indefiniciones legales al superponerse la protección europea y la gallega. También en 2002 las Cortes Generales aprueban la ley de declaración del parque nacional de Illas Atlánticas, a partir de la remisión que había efectuado el Parlamento gallego en

58

2000 y de la preceptiva aprobación previa del plan especial de los recursos naturales (PORN) corresponsal efectuada por la Xunta en 1999. Finalmente, Illas Atlánticas comprende, además de las Illas Cíes (que ya eran parque natural), el archipiélago de Ons y las islas de Sálvora y Cortegada, así como una superficie marina delimitada. Destacan en todos estos años alusiones a que el parque nacional es clave para el turismo gallego, lo que prueba la conexión constante entre la protección de la naturaleza y el desarrollo turístico. Al otro lado, en este caso específico el espacio elevado a la máxima categoría protectora posible responde a la lógica de la valoración de la Galicia costera y marítima, un tópico dominante en el turismo gallego (Santos, 2005), y desde luego actúa como oferta complementaria del principal destino del país, excepto su capital: Rías Baixas. No se puede perder de vista que, en unos movimientos legales muy propios de la España de las autonomías, el Tribunal Constitucional declara en varias sentencias consecutivas inconstitucional a intromisión del gobierno central en las competencias autonómicas en declaración y gestión de espacios protegidos, lo que motiva que se traspase en 2008 el parque nacional a la Xunta , case una década después de que la propia Junta había iniciado el proceso para que fuera gestionado por el Estado. Por todo ello, cuando en 2004 Turgalicia edita un segundo folleto de promoción turística de los espacios naturales, clasifica ya los distintos ámbitos en función de su régimen de protección (Álvarez y Ramón, 2004). En este sentido, se produce un paso adelante con respecto al anterior folleto, en la medida en que el territorio que se le ofrece al turista está protegido y, por tanto, no es una simple convenida a un lugar desprotegido “con agresiones al medio y descontrol de acceso y de impactos”, como en la práctica era el folleto de 1998. Sin embargo, sorprende que la clasificación de espacios naturales en el folleto de 2004, y esto se reitera en el de 2009 (Álvarez y Ramón, 2009), sea a través de las distintas categorías jurídicas de protección, lo que no parece ser operativo a los efectos promocionales, pues la demanda obviamente no reconoce los espacios naturales a través de los marcos normativos y legislativos. En este sentido, claro que el turismo en la naturaleza en Galicia necesita de unos materiales que se basen más en la naturaleza gallega que en la realidad jurídica de los espacios naturales protegidos, las cuales, como ya se reiteró, no agotan las posibilidades del turismo en la naturaleza en el país.

4.1.5. EL PERÍODO 2005-2010 En junio de 2005 se inicia la VII Legislatura (2005-2009), con una mayoría parlamentaria distinta a la que había Gobernado Galicia en las décadas previas. El nuevo gobierno declara al poco de llegar al poder que pretende aumentar la Red Natura 2000, crear cuatro nuevos parques naturales (Os Ancares, OCourel, Macizo Central Ourensano -Serra de Queixa y San Mamede- y Pena Trevinca), declarar el Cañón del Sil como paisaje protegido y también promover una serie de monumentos naturales. Cuantitativamente, pretende elevar la protección del territorio hasta el 20% del total del país (Rodríguez Fernández, 2007: 18), lo que implicaría dejar de ser la comunidad autónoma con menor porcentaje de superficie protegida (EUROPARC-España, 2010la: 38). Concluida la VII Legislatura, se puede decir que no tiene lugar prácticamente ninguno de estos avances anunciados, a pesar de elaborarse los estudios conducentes a la declaración de los cuatro parques naturales e incluso de llevar a cabo jornadas de participación ciudadana en los Ancares sobre el nuevo parque natural. Con respecto a la ampliación de la Red Natura 2000, se hacen propuestas varias de mapas, pero no se llegan a aprobar. Durante la VII Legislatura se declaran varios nuevos espacios protegidos aislados, por lo general de dimensiones modestas, pero no salen adelante los nuevos parques naturales, que significarían un cambio notable a los efectos del turismo. Como novedad significativa de estos años hace falta señalar la convocatoria anual de ayudas para los ayuntamientos con parte de su territorio en Red Natura 2000 y bianual para

59

parroquias con parte (o totalidad) de su territorio en parques naturales. Esto implica que los ayuntamientos y las parroquias afectados pueden obtener beneficios directos de la existencia del espacio protegido, algo que hasta la fecha era inédito. Las convocatorias aludidas tienen un sentido plenamente turístico: en el caso de las destinadas a ayuntamientos en Red Natura 2000, se dirigen a actividades de divulgación (publicación de folletos o guías, páginas web, etc.) y de fomento del uso público (apertura y señalización de senderos, instalación de paneles, etc.); en el caso de las parroquias afectadas por parques naturales, son más amplias (recuperación de paisajes agrarios o de sotos y bosques, creación de productos agrarios de calidad, etc.), pero incluyen estos mismos programas que aparecen en la convocatoria de la Red Natura 2000, claramente orientados al uso público y turístico. La iniciativa para la obtención de estas ayudas le corresponde al mundo local, quien eleva las propuestas a la Xunta. Se reproduce, una vez más, el binomio conservación de la naturaleza y desarrollo turístico. Con el cambio político sucedido en la VIII Legislatura (2009?) y la vuelta a la Xunta del partido gobernante hasta 2005, se truncan las iniciativas del gobierno anterior, y en particular se verbaliza que no se van a declarar los parques naturales previstos. Asimismo, con la modificación en 2010 de la ley de urbanismo se permite que, cuando se obtenga el visto-y-place de la propia Xunta, en los espacios naturales protegidos bajo las categorías de la Ley 9/2001 se pueda edificar en los suelos que se declaren “de núcleo rural”, un procedimiento inexistente con anterioridad. Como ejemplo de esto, para el Parque Natural de Corrubedo en septiembre de 2010 se anuncia que no se ampliará (tal y como se había trabajado ya con un documento avanzado que preveía multiplicar la superficie protegida por tres), y que, no obstante, se tramitará un plan especial urbanístico con el objetivo de que, en palabras literales del consejero de en medio rural desde 2009, “se pueda satisfacer la importante demanda vecinal relacionada con cuestiones constructivas”. En lo que respecta a la implantación de un espacio protegido en A Limia para satisfacer los requerimientos de la Unión Europea con el gallo de conservar las áreas con importante avifauna (mediante Zona de Especial Protección para las Aves, ZEPA), iniciativa que desde 2007 despierta una fuerte oposición, el gobierno escogido en 2009 decide proponer una ZEPA por imperativo legal. Sin embargo, advierte que ésta “no tendrá consideración de espacio natural protegido” y que, dado que la Ley 9/2001 establece precisamente que las ZEPA deben declaradas ZEPVN (art. 16.3), es decir, espacios naturales protegidos, cambiará la ley. En definitiva, a pesar de que el balance de la VIII Legislatura no puede ser concluyente, todo indica que Galicia va a seguir a ser la comunidad autónoma con menor porcentaje de superficie protegida y que la protección actual de poco más de una décima parte del territorio está sometida a incertidumbres. Esto representa un escenario poco favorable para el turismo en espacios naturales protegidos, en especial, y defecto las posibilidades del turismo en la naturaleza, en general.

4.2. LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS EN GALICIA HOY El régimen de los espacios naturales protegidos en Galicia surge de la Ley 9/2001, del 21 de agosto, de conservación de la naturaleza. Como ya se insinuó, su tardía aprobación muestra el escaso interés de la administración gallega en la materia. De acuerdo con Caballar (2010), esta ley es poco innovadora en la medida en que se basa ostensiblemente en la legislación básica estatal, incluso con definiciones apretadas, y también con la reiteración del recurso al binomio formado por los planes de ordenación de los recursos naturales (PORN) y los planes rectores de uso y gestión (PRUX) para ordenar los espacios naturales protegidos. La ley española se venía aplicando a Galicia hasta 2001, a diferencia de otras muchas comunidades que ya contaban con su ley propia. Específicamente en el

60

Título II de la Ley 9/2001 se desarrolla el régimen de los espacios naturales protegidos en Galicia. Antes, se estipula la siguiente definición para los mismos: “Se definen cómo espacios naturales protegidos aquellos espacios que contengan elementos o sistemas naturales de particular valor, interés o singularidad, tanto deber a la acción y evolución de la naturaleza como derivados de la actividad humana, y que fueran declarados como tales.” (art. 8, Ley/2001, del 21 de agosto, de conservación de la naturaleza). Esta definición está bien adaptada a la realidad gallega al afirmar que el valor del espacio puede deberse a la presencia activa del ser humano. La Ley estatal 4/1989 los definía cómo “aquellos que contengan elementos y sistemas naturales de especial interés o valores naturales sobresalientes” (art. 10), lo que era limitante en el caso gallego. Sea como fuere, la definición gallega claramente reporta a la necesidad de declarar expresamente como tal -es decir, políticamente- el ámbito para que este se pueda considerar espacio protegido. La legislación gallega también contempla la definición de la Red de espacios protegidos: - 1. Bajo la competencia de la Comunidad Autónoma de Galicia, se crea la Red gallega de espacios protegidos, en la que estarán representados los principales ecosistemas, paisajes o hábitats gallegos y que contendrá aquellos lugares necesarios para asegurar la su conservación. - 2. La Red gallega de espacios protegidos estará constituida por aquellos espacios protegidos que se declaren en alguna de las categorías del artículo 8.1, excepto las de los apartados h) e i). (art. 10, Ley 2/2001). En cierto modo, este artículo refleja bien las contradicciones existentes en Galicia entre la esfera del que se afirma hacer y la esfera de lo que en realidad se hace. Mientras que en el primer apartado se dispone que la Red está constituida por elementos representativos de la naturaleza del país, en el segundo se establece que en la práctica bebe de los espacios previamente protegidos (excepto las figuras de espacio natural de interés local y espacio privado de interés natural). Sin embargo, nadie garantiza que los espacios protegidos sean representativos de la naturaleza del país -de hecho no hay ninguna figura legal que planifique la totalidad de la red ni dé coherencia a la protección de espacios naturales en Galicia . Por tanto, la red se hace, a pesar de los buenos augurios del artículo 10.1, mediante una suma de decisiones políticas disjuntas dependientes de coyunturas cambiantes. Tal y como está actualmente formulada la Ley 9/2001, existe una correspondencia práctica entre la Red gallega de espacios naturales protegidos y la Red Natura 2000 declarada. El artículo 9 de la Ley 9/2001 contiene el listado completo de todas las figuras de protección existentes en Galicia, que son nueve: reserva natural; parque nacional; parque natural; monumento natural; humedal protegido; paisaje protegido; zona de especial protección de los valores naturales (ZEPVN); espacio natural de interés local; y espacio privado de interés natural (se vea la Tabla 4.1 para las definiciones). Se puede decir que el abanico de opciones es excesivo. Prueba de esto es que hasta la VII Legislatura no hay cuando menos un espacio en cada una de las categorías. Tabla 4.1. Definiciones de las categorías de espacios naturales protegidos en Galicia que forman parte de la Red gallega de espacios naturales protegidos. Categoría

Reservas naturales

Definición Espacios naturales cuya declaración tiene como finalidad la protección de ecosistemas, comunidades o elementos biológicos, que por su rareza, fragilidad, importancia o singularidad, merecen una valoración especial. (art. 11.1). Aquellas reservas naturales que contengan ecosistemas o comunidades en estado de conservación que requieran una protección absoluta podrán ser declaradas reservas naturales integrales. (art. 11.2).

61

Son áreas naturales, poco transformadas por las actividades humanas, que, en razón de la belleza de sus sitios, de la representatividad de sus ecosistemas o de la singularidad de su flora, fauna o formaciones Parques geomorfológicas, poseen unos valores ecológicos, estéticos, educativos o científicos de los que su conservación merece una atención preferente. (art. 12.1). Los parques podrán ser naturales o nacionales. (art. 12.4). Son espacios o elementos de la naturaleza constituidos básicamente por formaciones de notoria singularidad, rareza o belleza que merecen ser Monumentos objeto de una protección especial. También las formaciones geológicas, naturales así como os yacimientos paleontológicos, que reúnan un interés especial por la singularidad o importancia de sus valores científicos, culturales o paisajísticos. (art. 13.1). Las extensiones de marismas, pantanos o superficies cubiertas de agua, sean éstas de régimen natural o artificial, permanentes o temporales, estancadas o corrientes, dulces o saladas, incluidas las extensiones de Humedales agua marina en las que la profundidad en marea baja no exceda de seis protegidos metros, que a la vez cumplan una función de importancia internacional, nacional o autonómica en la conservación de los recursos naturales. (art. 14.1). Son espacios que, por sus valores singulares, estéticos y culturales o Paisajes bien por la relación harmoniosa entre el hombre y el medio natural, protegidos sean merecedores de una protección especial. (art. 15.1). Aquellos espacios dos que, por sus valores o interés natural, cultural, ZEPVN científico, educativo o paisajístico, sea necesario asegurar su conservación y no tengan otra protección específica. (art. 16.1). Elaboración propia a partir da Lei 9/2001.

La relación del turismo con las distintas categorías es heterogénea. En las reservas naturales está expresamente prohibida esta actividad, como cualquiera otra presencia de personas no autorizadas. Esta situación sólo sucede ahora en las zonas de reserva de los parques que tienen tal figura, por ejemplo en OInvernadeiro (el sector noroccidental) o en A Baixa Limia-Serra doXurés (el sector sureste y el tramo medio del valle del río Laboreiro). En el resto de figuras, el turismo está en términos generales permitido por la Ley 9/2001, siempre y cuando no aplaste los valores naturales que sustentan la protección misma. La praxis de la declaración de algunos de los espacios naturales protegidos claramente muestra que la protección se hace por motivos turísticos, caso del monumento natural de la Praia das Catedrais (2005) o del paisaje protegido del Valle del Río Navea (2008). Sea como fuere, sólo se verbaliza la posibilidad de uso público y de desarrollo turístico en las disposiciones relativas a los parques, en los que se “facilitará la entrada de visitantes con las limitaciones que sean precisas para garantizar la conservación de los valores naturales” (art. 12.3, Ley 9/2001). Por tanto, de iure los parques están llamados a ser la cumbre del turismo en espacios naturales protegidos en Galicia, y en consecuencia a devenir un activo de primera orden en el turismo en la naturaleza en el país. Además, los parques son los únicos espacios naturales protegidos a los que por ley les pertenece un órgano administrativo propio, con personal, presupuestos y estructuras participativas de por sí, lo que a priori permite que estos implanten estrategias, servicios, programas, equipaciones, etc. y, en definitiva, que realicen una política turística. Por estos motivos, el cautivo número de parques existentes en Galicia y su escaso recubrimiento territorial lastran el desarrollo del turismo en la naturaleza en el país. En la Tabla 4.2 se recogen las características principales de los parques.

62

Tabla 4.2. Los parques naturales y el parque nacional de Galicia. Parque

Año de declaración

Superficie (ha)

Atractivos naturales principales

Panorámicas. Repoblaciones. Pequeños robles. Illas Atlánticas de 1980 (solo Illas Cíes) 1.194,80 Estructura, situación de las islas. Galiza 2002 (p. nacional) (terrestres) Fondos mariñns. Avifauna. Baixa Limia−Serra 1992 Geomorfoloxía granítica. Glaciarismo. 29.345,00 do Xurés 2009 (ampliación) Termalismo. Pequeños robles. Complexo Dunar Humedales. Sistema dunar móvil. 1992 996,25 de Corrubedo… Avifauna. Glaciarismo. Repoblaciones de pinos. O Invernadeiro 1997 5.722,00 Grande fauna. Fragas do Eume 1997 9.125,65 Canón do río Eume. Robles. Serra da Enciña da Geomorfoloxíacalcaria (karst). Encinas. 2002 3.151,67 Lastra Murciélagos. Elaboración propia, parcialmente a partir de EUROPARC−España (2008: 146). Monte Aloia

1979

746,29

El único estudio sistemático existente sobre el turismo en estos siete espacios es el de Caballar (2010). Los resultados de este autor son muy detallados y aquí sólo se facilita una síntesis de sus conclusiones. He aquí el resumen: En lo tocante a la oferta: - Falta patente de los instrumentos acomodados de planificación (PORN y PRUX) según la legislación. Sólo dos de los siete parques están en vigencia. La falta de PRUX es muy grave en Corrubedo, Illas Atlánticas y Bosques doEume, dado que impide planificar el acceso de visitantes y fijar un modelo definido de turismo y uso público. Miramontes (2007: 91) también se queja de la ausencia de estos planes. - El personal suele ser numéricamente acomodado en los distintos parques y estar capacitado, masen los casos de mayor afluencia (los tres parques que se acaban de mencionar) es escaso en los picos de la temporada estival. - Dotación de equipaciones y de programas didácticos por lo general idónea, con excepciones (nombradamente OInvernadeiro). - Imagen corporativa por lo general perfilada, incorporada en la sinalética y en los paneles, en términos generales idóneos y bien distribuidos. - Inserciones desiguales de los parques en el entorno: Monte Aloia la tiene excelente, mientras que Bosques doEume presenta conflictos. No obstante, por lo general desconocimiento social de los parques naturales. - Problemas generales de accesibilidad. - Escasa participación social y ausencia de voluntariado. En lo tocante a la demanda: - En conjunto, valoración positiva de los parques por los visitantes. - Enormes diferencias de unos parques a otros a causa de factores tales como: el modelo del parque (OInvernadeiro es muy restrictivo, mientras que Aloia claramente busca público), la antigüedad de la protección (los más nuevos son menos conocidos, sobre todo Enciña da Lastra y O Invernadeiro) y el entorno territorial (los parques costeros reciben más visitantes -por lo general provenientes del turismo de sol y playa- que los espacios interiores, menos visitados). Aparte de estos siete espacios, hace falta reiterar que más de dos terceras partes de la superficie protegida en Galicia ?-distribuida en algo más de setenta espacios distintos- está clasificada como ZEPVN. Esta categoría se puede entender como un cajón desastre en la

63

medida en que se define como aquellos espacios que “no tienen otra protección específica” (art. 16.1, Ley 9/2001, Tabla 4.1), en su totalidad también parte de la Red Natura 2000. La falta de un documento-marco para el conjunto de estos espacios protegidos mediante la categoría más losa posible impide estrategias turísticas coherentes y posibilita la continuidad de un no-modelo de desidia administrativa. En el seno de los ZEPVN en situación de eterna provisionalidad se encuentra el espacio natural protegido Os Ancares-O Courel, de 102.681 ha, el más grande del país y prácticamente un tercio del total de la superficie protegida de Galicia, llamado a ser desde hace décadas un parque natural de por sí, pero cuya materialización no llega. Hay antecedentes de demandas de este parque, con un programa turístico asociado, desde comienzos del siglo XX (Díaz-Fierros, 2006: 219). También tiene sobradas condiciones para devenir parque natural la Serra de Queixa-San Mamede, administrativamente denominada ZEPVN Macizo Central (sic), con 46.983 ha -más que cualquiera de los parques naturales actualmente existentes-, y en el que se debiera integrar por coherencia OInvernadeiro (Paül, 2009). Se trata de un parque largamente reclamado (Benito, 2009), con estudios de base muy serios elaborados ya en la década de 1970 (Rujas, 1981). Asimismo, la ZEPVN Pena Trevinca, con 24.894 ha, y la ZEPVN del Xistral, con 22.964 ha, tienen unas dimensiones muy notables, similares a las del actual Parque Natural Baixa Limia-Serra doXurés y también sería lógico que se elevaran a la condición de parque. La creación de nuevos parques facilitaría enormemente la extensión de modelos razonables y sustentables de turismo en la naturaleza por Galicia adelante, que superaran el uso turístico irresponsable e irrespectuoso que actualmente se hace en algunos disteis espacios ZEPVN dichos, a lo mejor simbolizado por el acceso sistemático mediante 4x4 y quads a los espacios naturales, a todas horas fuera de pistas.

4.3. EL MARCO ESPAÑOL En el tema 1 se explicó el origen de la política proteccionista española. En el punto 4.1 se describió la acción en ese campo en Galicia, desde ese origen hasta la actualidad. Con estos antecedentes, este punto 4.3 busca una explicación actual de la cuestión para el conjunto de España. Hace falta decir que, desde la constitución del Estado de las autonomías a comienzos de la década de 1980, las competencias en parques y demás espacios protegidos están transferidas en su totalidad a las comunidades, lo que crea una disparidad muy fuerte de situaciones segundo cada territorio y, asimismo, dificulta enormemente de comunes denominadores (Florido y Lozano, 2005; Troitiñoet al., 2005; Mulero, 2002). Esta idea se complementa con la siguiente paradoja: mientras que las comunidades son las competentes en la materia y trabajan de forma desigual en ella, por más de veinte años la administración central sigue a producir leyes propias de espacios protegidos, como si tuviera competencia en ellos, y gestiona los parques nacionales, como si fueran competencia plena suya -cuando ya no lo son. En definitiva, existe un nivel administrativo competente -las comunidades-y otro que ejerce competencias -el gobierno central-, de manera impropia. En este escenario, la conflictividad está garantizada y los recursos de algunos gobiernos autonómicos contra la actuación del ejecutivo central, juzgado como un invasor de competencias, son constantes. Como se verá en seguida, desde 2004 se reorganiza la arquitectura competencial en este campo a partir de varias sentencias del Tribunal Constitucional. Cuando se habló de los espacios naturales protegidos gallegos en el punto 4.1, se explicó que los pocos que se protegen durante muchos años son a través de la legislación estatal. Esta situación es privativa de Galicia, pues en este territorio no hay ley propia en la materia hasta 2001. Sin embargo, en las más de las otras comunidades la ley estatal no se aplica. En el año1997, en el marco del pacto de legislatura entre los nacionalistas catalanes (CiU) y el Partido Popular, se cambia la Lei 4/1989 para que los parques nacionales sean competencia conjunta de las comunidades con el Estado.

64

También se establece en 1997 que los parlamentos autonómicos sancionen en cada caso la solicitud de parques nacionales, aunque las Cortes Generales sean las que finalmente los aprueben; hasta entonces las Cortes Generales nos podía tramitar sin consultar los legislativos autonómicos implicados. Sin embargo, en el año 2004 el Tribunal Constitucional declara institucional esta legislación al entender que no es ajustado a la carta magna un modelo de gestión compartida de los parques nacionales. En el año 2005 el alto tribunal propone un sistema bastante concreto en una nueva sentencia, por la que dictamina que la gestión de los parques nacionales debe estar siempre en manos de las comunidades, con competencias exclusivas en espacios naturales protegidos, a pesar de que el Estado pueda hacer una legislación básica de tutela de la red de parques nacionales. Determinados expertos reciben mal estas decisiones del máximo intérprete constitucional. He aquí el siguiente fragmento como muestra de este estado de opinión: “[U]na sentencia reciente del Tribunal Constitucional (noviembre del 2004) atribuyó la gestión exclusiva de cada parque a la comunidad en el que se enclava. Tal norma produjo un temor fundado sobre el riesgo de la disgregación del sistema. Más de uno sospechó que en un decenio de práctica dispersa de tal gestión […] la disociación de los parques nacionales sería inevitable. Como consecuencia, la red de paisajes selectos implícita en los parques quedaría esfumada en la escala en la que se disipa la red de estos. Posteriormente, otra sentencia del incluso Tribunal (abril de 2005) redibujó este esquema al otorgar una cierta capacidad de control general al Estado en razón de mantener la homogeneidad y asociación de la dicha red. [..] Parece como si las autonomías hicieran carreras para entrar, salir o apropiarse del que piensan que les toca en la red. Es el modelo de los tiempos que corren, mas nuevamente no se consiguen conseguir las deseables aplicaciones de realismo y sistematización que deseamos para nuestro conjunto de Parques Nacionales. Que por algo llevan ese nombre de “nacionales” en lugar de “regionales”, que también los hay. [..] Es decir, esta reorganización se traducirá en más desorganización.” (Martínez de Pisón, 2007la: 23-26). Fruto del nuevo contexto abierto por dichas sentencias del Tribunal Constitucional de mediados de la década de 2000 nace la nueva ley de parques nacionales. En lo fundamental, la Ley 5/2007 dispone que los parques nacionales sean impulsados inicialmente por las comunidades y que luego las Cortes Generales los aprueben de forma definitiva mediante una ley específica; de aquella se incorporan a la red de parques nacionales. La nueva ley formula muy claramente cuáles son las potestades que tiene la Administración General del Estado en el tocante a los parques nacionales, y asimismo crea una nueva figura de coordinación, llamada Consejo de la Red. La Ley 5/2007 también dicta que la gestión de los parques nacionales está en manos de las comunidades autónomas, pero que en su financiación no sólo intervendrán estas, sino también el Estado. Desde 2007 los parques nacionales son traspasados a las comunidades autónomas, incluso los que están repartidos entre varias, lo que implica que se están consiguiendo fórmulas de colaboración para garantizar su gestión integrada. En la actualidad a red está constituida por catorce parques, que suponen aproximadamente el 0,6% de la superficie del Estado español (Tabla 4.3). Tabla 4.3. Los parques nacionales en España. Parque Montaña de Covadonga (Picos de Europa, 1995) Valle de Ordesa (Ordesa y Monte Perdido, 1982) Teide

Año de declaración

Superficie terrestre (ha)

Comunidad autónoma

1918

64.660

Asturias, Cantabria, Castilla y León

1918

15.608

Aragón

1954

18.990

Islas Canarias

65

Caldera de Taburiente Aigüestortes i Estany de SantMaurici Doñana Tablas de Daimiel Timanfaya Garajonay Arxipèlag de Cabrera Cabañeros Sierra Nevada Illas Atlánticas de Galiza Monfragüe

1954

4.690

Islas Canarias

1955

13.899

Catalunya

1969 1973 1974 1981 1991 1995 1999 2002 2007

54.251 1.928 5.107 3.986 1.318 40.856 86.208 1.195 18.396

Andalucía Castilla−La Mancha Islas Canarias Islas Canarias Illes Balears Castilla−La Mancha Andalucía Galiza Extremadura

Elaboración propia a partir de EUROPARC-España (2008: 32) y Casado de Otaola (2004: 29). Por otra banda de la cuestión de los parques nacionales, hace falta subrayar un cambio en la legislación española sobre espacios naturales protegidos producido a finales del 2007: la aprobación de la Ley 42/2007, que sustituye por completo la ley básica hasta lo de ahora vigente (4/1989) y que responde a un paradigma emergente sobre la materia, lo que sin duda representa un grande avance cualitativ . La nueva legislación-marco estatal pretende hacer un nuevo paso en la cuestión. En este sentido, y entre otros aspectos, se reconoce todo el influjo que tienen las directivas europeas sobre medio ambiente, que devienen legislación propia española, y se intentan articular las distintas administraciones actuantes en materia de medio ambiente. En lo tocante a las directivas, se estipula sistemáticamente por primera vez en una ley española que categoría tienen los espacios protegidos bajo la Red Natura 2000. Por lo que hace referencia a la coordinación, la Ley 42/2007 reconoce que las comunidades autónomas son las competentes en la declaración de espacios naturales protegidos, excepto en el caso de los espacios naturales protegidos transfronterizos y de las áreas marinas protegidas -ambas son nuevas figuras instituidas por la Ley 42/2007-, en las que el gobierno central se reserva algunas atribuciones. La Administración General del Estado ofrece una vez más mediante la ley un catálogo de figuras (parque natural, monumento natural, paisaje protegido, etc.) pero en cada comunidad autónoma rige su ley propia y no el catálogo estatal. En lo tocante a medidas concretas, el Estado crea mediante la Ley 42/2007 un listado largo de nuevas figuras (sobre todo en el Título I de la ley) que al fin pretenden crear estructuras de coordinación, muchas de ellas dirigidas o protagonizadas por la Administración General del Estado. El objetivo de muchas de ellas es introducir mecanismos de cooperación, de articulación de las decisiones que se toman, de diálogo y de organización de las administraciones ante los nuevos retos, o incluso de coordinación obligada. Algunas de estas figuras son: el Consejo Estatal para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad, el Inventario Español del Patrimonio Natural y de la Biodiversidad, el Catálogo Español de Hábitats en Peligro de Desaparición, el Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección General, el Catálogo Español de Especies Amenazadas, el Catálogo Español de Especies Exóticas Invasoras, la Red Española de Reservas de la Biosfera o el Fondo para el Patrimonio Natural y la Biodiversidad. Tiene especial interés el art. 50 de la Ley 42/2007, por el que se crea el Inventario Español de Espacios Naturales Protegidos, Red Natura 2000 y Áreas protegidas por instrumentos internacionales. Este Inventario pretende sistematizar todas las protecciones efectuadas por las comunidades autónomas y todos los espacios protegidos en España que estén amparados por instrumentos internacionales (reservas de la biosfera, Red Natura 2000, humedales Ramsar, etc.). Ante la actual situación de disparidad de denominaciones de espacios protegidos entre comunidades, el art. 50 dispone también que cada espacio debe

66

ser inscrito con la categoría homologable de las declaradas por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza .

4.4. EL MARCO EUROPEO Se fueron haciendo menciones en los anteriores puntos a la Red Natura 2000. Ahora corresponde explicar en qué consiste. La legislación clave en esta materia es la Directiva 92/43/CENE del Consejo, la cual amplía una directiva comunitaria anterior relativa específicamente a la avifauna: la Directiva 79/409/CENE del Consejo . El objetivo final de las disposiciones es crear una red europea coherente de espacios protegidos: la Red Natura 2000. La Directiva 92/43/CENE, conocida como Directiva Hábitats, contiene dos largos anexos; en el Anexo I se listan, ordenados por regiones biogeográficas, los hábitats a designar como zonas de especial conservación (ZEC); y en el Anexo II aparecen las especies cuyos hábitats deben ser también designados como ZEC para garantizar su conservación. En lo fundamental, lo que pretende la Red Natura 2000 es recoger aquellos lugares de la Unión en los que los hábitats del Anexo I se encuentran mejor representados o en los que se encuentra la fauna o flora del Anexo II. También forman parte de la Red Natura 2000 las denominadas zonas de protección especial de las aves (ZEPA), las cuales se declaran al amparo de la anterior Directiva 79/209/CENE. Según EUROPARC-España (2010la: 43) las ZEPA coinciden en buena medida con los espacios protegidos bajo la Directiva 92/43/CENE. De acuerdo con Alphandéry (2002), la Directiva Hábitats es la herramienta específica mediante a cuál la Unión Europea quiere responder a los compromisos que adquiere en materia de biodiversidad en la Cumbre de la Terra del Río de Janeiro de 1992. Según la Directiva 92/43/CENE y la legislación española aplicable (Ley 42/2007), y tal y como la literatura de referencia explica (por ejemplo, Alphandéry, 2002), hay tres etapas en la conformación de la Red Natura 2000: - Cada estado miembro delimita y selecciona los lugares en los que aparecen las especies y los hábitats nominados en los anexos de la Directiva 92/43/CENE basándose en la información científica pertinente. En el caso español, la elaboración de estos listados les corresponde a las comunidades autónomas. - Una vez los listados elaborados por cada estado miembro son enviados a la Comisión Europea, ésta las valida y establece una selección de los lugares en el seno de cada región biogeográfica. De acuerdo con Alphandéry (2002: 215), esto estaba previsto para los años 1996-1998 para toda la Unión. En realidad se produjo, en las regiones biogeográficas que afectan Galicia directamente, en el año 2004 para la región biogeográfica atlántica y en el 2006 para la mediterránea. En el caso español, los listados autonómicos son enviadas a través del gobierno central a la Comisión Europea. Desde el momento del envío del listado a Bruselas por parte del Estado, los sitios escogidos se denominan oficialmente lugares de interés comunitario (LIC) y son protegidos de manera preventiva. - Una vez que la Comisión Europea publica oficialmente el listado de LIC, en un plazo de seis años los estados deben designar los lugares escogidos por la Comisión como zonas de especial conservación (ZEC), lo que en el caso español llevan a cabo las comunidades autónomas. Esta designación debe hacerse obligatoriamente mediante un plan de gestión pactado entre la población local y la administración competente. La categoría LIC es, por tanto, intermedia, en la espera de que se pase a una ZEC con compromisos ejecutivos (la Directiva92/43/CENE habla de medidas de gestión y restauración) sobre la conservación de la naturaleza en el LIC en tela de juicio.

67

En la legislación española las comunidades autónomas están obligadas a conservar y vigilar los espacios ya declarados LIC, de modo que no se pueden transformar los hábitats incluidos en los LIC. En la Ley 42/2007 claramente se estipula que sólo se permite la descatalogación de un LIC cuando se produce pérdida natural, científicamente demostrada, de las características que motivaron la declaración y, aun así, hay que proceder a unos mecanismos justificativos. En Galicia, la Ley 9/2001 dispone que los sitios designados de acuerdo con las directivas comunitarias 92/43/CENE y 79/409/CENE son cuando menos ZEPVN. Igual que en Galicia, la mayor parte de las comunidades autónomas protegen de manera automática bajo su legislación propia los espacios que deciden listar como Red Natura 2000, de suerte que se produce un solapamiento general entre esta red y los espacios naturales protegidos de cada región y nacionalidad. En este sentido, la Tabla 4.4 vale como indicador del esfuerzo que las distintas comunidades hicieron en el tocante al cumplimiento de la Red Natura 2000. Tabla 4.4. Porcentaje de superficie terrestre protegida (espacios naturales protegidos y/o Red Natura 2000) por comunidad autónoma. Región / Nacionalidad Islas Canarias País Valencià Madrid La Rioja Catalunya Extremadura Andalucía Cantabria Aragón

% 47,84 45,95 40,15 33,28 30,97 30,56 29,86 29,28 28,80

Región / Nacionalidad Asturias España Illes Balears Castilla y León Navarra Murcia Castilla-La Mancha Euskadi Galiza

% 28,44 28,00 27,10 26,17 24,56 23,48 23,31 22,72 13,46

Funte: EUROPARC-España (2010la: 38). La Comisión consigue mediante dichas directivas capacidad sancionadora, tanto por incumplimiento de los plazos de presentación de informaciones o informes, como por falta de gestión o vigilancia, obras o actuaciones impropias, o -como aconteció ya en España, también en Galicia- por omisión de espacios con hábitats de interés o prioritarios en la propuesta remitida a Bruselas. Hace falta tener en cuenta que, de manera progresiva, las instituciones comunitarias condicionan la financiación de políticas en el territorio en función de la Red Natura 2000. Así, en el marco español de programación de planes de desarrollo rural para el período 2007-2013 se condicionaron ya las ayudas a las explotaciones forestales segundo estas estuvieran incluidas en superficie Red Natura 2000. A cara descubierta a la política comunitaria al otro lado del 2013, y con la pérdida general de ayudas al desarrollo rural en Galicia, previsiblemente sólo se concederán determinados fondos de incidir en la Red Natura 2000 -como sucede en la actualidad en los países más desarrollados de la Unión. Esto podría implicar en el futuro que, por ejemplo, sólo pueda haber ayudas a políticas específicas de desarrollo rural (y, dentro de él, turístico) en espacios de la Red Natura 2000 o en su contorno, y siempre y cuando se demuestre que contribuyen a la conservación de hábitats y especies. Por tanto, se abren nuevas posibilidades de turismo en la naturaleza nos próximos años en función de la legislación comunitaria. De acuerdo con la literatura auspiciada por la Comisión Europea, la conservación de la Red Natura 2000 tiene que ser gestionada prioritariamente a través de los presupuestos públicos, tanto de los estados como de la Unión. En este sentido, Miller et al. (2005) sistematizan las posibilidades de financiación para los gobiernos locales, los propietarios, las ONGs, las organizaciones educativas o las empresas que contribuyan a la conservación en la Red Natura 2000. Entre estas medidas, destacan, a los efectos de este texto, la implantación de equipaciones de uso público, la formación y la educación ambientales, la

68

provisión de materiales informativos y publicitarios, etc., opciones relacionadas con el turismo en la naturaleza y que, en el caso concreto de la Red Natura 2000, tienen ya ahora fuentes de financiación o cofinanciamiento desde la Unión Europea (Miller et al., 2005).

4.5.

LA CARTA EUROPEA DEL TURISMO SUSTENTABLE EN LOS ESPACIOS PROTEGIDOS

La Carta Europea del Turismo Sustentable en los Espacios Protegidos (CETSEP) está consiguiendo mucha famaen los últimos años en la gestión turística de los espacios naturales protegidos. No se trata de un instrumento de cumplimiento obligatorio, sino totalmente opcional. Se puede considerar un procedimiento bastante próximo a una certificación turística, pues es voluntario, se produce una evaluación externa, hace falta ajustarse a unos requisitos fijados de antemano, permite la obtención de un “certificado” final, etc. La CETSEP está gestionada por la federación EUROPARC, formada por más de cuatrocientas instituciones gestoras de espacios protegidos de Europa. Por lo tanto, la CETSEP no es asimilable a lo tratado en el punto 4.4, esto es, a la legislación de espacios protegidos en Europa, sino que constituye una herramienta que están desarrollando determinados espacios naturales protegidos en Europa que desean promover el turismo sustentable en su seno y que está teniendo elevada difusión en numerosos países (Tabla 4.5). Tabla 4.5. La Carta Europea del Turismo Sustentable en los Espacios Protegidos (2010). Estado Alemania Dinamarca Eslovaquia España Finlandia Francia Italia Letonia Lituania Noruega Países Bajos Portugal Reino Unido

Espacios protegidos con la CETSEP

Espacios con la CETSEP reevaluada

Espacios protegidos candidatos

3

1

30 2 19 7

6

1 1 4 10

6 2

2 1 1 8 4 4 1 2 1

1 2

7

Elaboración propia a partir de (Acceso 29-12-2010).

La CETSEP surge a comienzos de la década de 1990 como reflexión estratégica dentro de la federación EUROPARC con el objetivo de aplicar en los espacios protegidos el concepto de desarrollo sustentable mediante el turismo. La vía que se encuentra es elaborar un documento con criterios fijados de antemano, denominado carta, a lo que se adhieren los órganos gestores de los espacios protegidos -sin distinción de categoría legal, pero tiene que existir un organismo de gestión. Esa adhesión no es sólo formal, sino que implica la asunción de unos compromisos específicos, que se deben concretar en una estrategia y en un plan de acción (Tabla 4.6). La CETSEP fue ultimada en 1999 por la Fédération des ParcsNaturelsRégionaux de Francia, pero su gestión está asumida por la federación paneuropea EUROPARC. Los primeros espacios con CETSEP son del año 2000, en varios países simultáneamente. En el seno del concepto de turismo sustentable, la CETSEP

69

obliga el organismo gestor a practicar la colaboración efectiva con la población local directamente afectada, así como a trabajar en red con otros espacios protegidos europeos. Cada espacio que desee ampararse en la CETSEP tiene que aprobar de entrada su adscripción y elaborar una documentación relativa al cumplimiento de los compromisos primero a cuarto de la Carta (Tabla 4.6). Si estos compromisos son validados por un comité europeo de evaluación designado por EUROPARC y se comprueban sobre el terreno mediante auditoría, se concede la CETSEP por un período de cinco años. El espacio protegido se compromete de aquella a hacer un seguimiento y a evaluar los resultados de la ejecución de su plan de acción durante ese período. Transcurrido el lustro, el espacio transmitirá al dicho comité un nuevo informe con los resultados de su gestión y se volverá a evaluar el cumplimiento de los compromisos, evaluación que también contará con una auditoría sobre el terreno. El proceso de renovación del compromiso con la CETSEP requiere la elaboración de una nueva estrategia y plan de acción para cinco años más. La renovación sólo se concede según la observación de un progreso satisfactorio en el lustro anterior. Ahora setenta y siete espacios protegidos cuentan con la CETSEP, dieciocho de los cuales ya renovaron. España es el país más activo, con treinta miembros, cuya mayor parte son andaluces. Sólo hay un espacio protegido gallego: el Parque Natural Baixa LimiaSerra doXurés (concedido en 2008). Tabla 4.6. Los compromisos de la Sección I de la Carta Europea del Turismo Sustentable en los Espacios Protegidos. 1. Aceptar y respetar los principios del desarrollo sustentable enunciados en la presente Carta, adaptándolos a su contexto local. 2. Implicar todas las partes relacionadas con el turismo en el espacio protegido y en las zonas circundantes, en el desarrollo y en la gestión de éste. 3. Definir una estrategia a medio plazo (cinco años) a favor de un desarrollo turístico sustentable en el territorio. La estrategia deberá incluir: 3.1. Una definición de la zona que reciba la influencia de la estrategia. Esta zona se puede extender más allá del espacio protegido. 3.2. Una evaluación del patrimonio natural, histórico y cultural de la zona, la infraestructura turística y la situación económica y social, teniendo en cuenta aspectos como la capacidad, las necesidades y las oportunidades potenciales. 3.3. Una evaluación de los visitantes actuales y de futuros mercados potenciales. 3.4. Un conjunto de objetivos estratégicos para el desarrollo y la gestióndel turismo, que incluyan: la conservación y mejora del medio ambiente y del patrimonio; el desarrollo económico y social; la protección y mejora de la calidad de vida de los residentes locales; la gestión de los visitantes y la mejorar de la calidad de la oferta turística. 3.5. Una descripción de los recursos disponibles y las partes relacionadas para la aplicación de la estrategia, la distribución de tareas y el establecimiento del orden de prioridades. 3.6. Propuesta para el seguimiento de los resultados (métodos e indicadores). 4. Dar a conocer la estrategia en forma de plan de acción, en el que será necesario tratar los siguientes temas clave y acciones: 4.1. Proteger y promocionar el patrimonio natural y cultural: - El seguimiento del impacto en la flora y en la fauna y el control del turismo en zonas sensibles. - La promoción de actividades, incluidos los usos turísticos que fomenten la conservación del patrimonio histórico, la cultura y las tradiciones. - Conservación de los recursos naturales. - El fomento de la contribución a la conservación por parte de los visitantes y la industria turística.

70

4.2.Ofrecer una experiencia de alta calidad a los visitantes: - El estudio de las expectativas yla satisfacción de los visitantes actuales y potenciales. - La satisfacción de las necesidades especiales de los visitantes menos favorecidos. - La promoción de iniciativas para comprobar y mejorar la calidad de las instalaciones y de los servicios. 4.3. Fomentar el conocimiento del público: - La seguridad de que la promoción de la zona se basa en imágenes auténticas y se adapta a las distintas necesidades y capacidades de los diversos períodos y lugares. - Información de fácil acceso y de buena calidad subministrada al visitante en el espacio protegido y zonas circundantes. - Instalaciones y servicios educativos que expliquen el entorno y el patrimonio de la zona a los visitantes y a la población local. 4.4. Promocionar productos turísticos específicos para el espacio protegido - La oferta y la promoción de actividades, acontecimientos y fórmulas que incluyan la interpretación de la naturaleza y el patrimonio. 4.5. Formación - La oferta o promoción de programas de formación para el personal del espacio protegido y para otras organizaciones y empresas turísticas. 4.6. Protección y apoyo a la calidad de vida de la población local - La implicación de las comunidades locales en la planificación turística en la zona. - La garantía de una buena comunicación entre el espacio protegido, la población local y los visitantes. - La detección de posibles conflictos y los esfuerzos para reducirlos. 4.7.Desarrollo económico y social - La promoción de la adquisición de productos locales por parte de los visitantes y las empresas turísticas locales. - El fomento del empleo de la población local en el sector turístico. 4.8.Controlar los flujos de visitantes - La elaboración de un registro del número de visitantes según el periodo y el lugar. - La creación y aplicación de un plan de gestión de visitantes. - La promoción del uso del transporte público, en bicicleta y a pie, como alternativas a los automóviles privados. - El control de la localización y el estilo de los complejos turísticos nuevos. 5. Validación del proyecto. 6. Evaluación de resultados de la estrategia. 7. Renovación de la adhesión a la Carta. Elaboración propia a partir de EUROPARC Federation (2007: 5-11).

A partir de la redacción dada a la Carta en 2007 (EUROPARC Federation, 2007), la CETSEP ve al otro lado de los órganos gestores de los espacios protegidos, que pasan a ser la Sección I de la Carta, y abarca las empresas del ámbito protegido que lo deseen (Sección II) y también las agencias y los mayoristas de viaje que quieran (Sección III). A La Sección II sólo pueden acceder aquellas empresas que tengan su sede o desarrollen sus actividades en un espacio protegido con la Sección I concedida. En marcha desde 2007, la Sección II pretende una fuerte implicación de las empresas con los espacios protegidos, ya no sólo en términos de la Sección I (participación y corresponsabilidad en la estrategia y en el plan de acciones), sino mediante un trabajo directo con la organización gestora del espacio que le permita a la empresa recibir un reconocimiento individualizado como empresa adherida a la Carta. EUROPARC-España (2010b) constituye una guía metodológica para las empresas que quieran adherirse a la Sección II. En lo tocante a la Sección III, aun tiene carácter de plan piloto y en lo fundamental pretende devenir un marco para facilitar que los mayoristas de viajes se incorporen a los principios del desarrollo sustentable al organizar viajes la y dentro de los espacios protegidos.

71

4.6. EL MARCO MUNDIAL Hasta la Ley 42/2007, ya nombreada, no se produce una sistematización en la legislación española del amplio abanico de directivas, tratados, instrumentos o acuerdos que afectan a la protección de la naturaleza en España. El art. 49.1 de la dicha ley los lista y los de mayor interés de todos ellos son: Las zonas húmedas de importancia internacional protegidas bajo el conocido como Convenio Ramsar. Los sitios naturales de la Lista del patrimonio mundial del Convenio sobre la protección del patrimonio mundial. Las reservas de la biosfera declaradas por la UNESCO. También la Ley 42/2007 hace alusión a las categorías establecidas internacionalmente por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) para clasificar los espacios protegidos (art. 50.2). Como ya se dijo, la ley establece la obligatoriedad de categorizar cada nuevo espacio protegido que se declare en España bajo las clases establecidas por la tipología de la UICN. Estas cuatro estructuras de alcance mundial son las más empleadas de distintas maneras en los espacios naturales protegidos en Galicia. De ahí su interés para tratarlas en este punto.

4.6.1. LAS CATEGORÍAS DE ESPACIOS PROTEGIDOS DE LA UNIÓN INTERNACIONAL PARA LA CONSERVACIÓN DE LA NATURALEZA Y SU CORRESPONDENCIA TURÍSTICA La Unión Internacional de Conservación de la Naturaleza establece en 1994 unas categorías consideradas de referencia a nivel mundial de gestión de espacios protegidos -son reconocidas por el Convenio sobre la Biodiversidad firmado en Nairobi en 1992- y que se suelen citar cuando se procede al estudio de espacios naturales protegidos en cualquier país. En el caso concreto de España, donde el sistema constitucional atribuye a las comunidades autónomas competencias exclusivas en materia de patrimonio natural y de espacios protegidos, se considera que la clasificación es útil a los efectos de comparar las realidades existentes en las nacionalidades y regiones que conforman el Estado español. He aquí la opinión al respecto desde EUROPARC-España: “La utilidad de una categorización según estándares internacionales resulta cada vez más evidente en el Estado español. La actual proliferación de figuras legales de protección, la previsible diversidad de situaciones en el desarrollo de la Red Natura 2000, o el proceso actualmente en marcha de redacción de nuevas leyes de conservación tanto la escala estatal cómo autonómica, hacen especialmente oportuno el desarrollo de un método de asignación sistemática de las categorías de protección. No se trata tanto de homogeneizar (se reconoce la diversidad de situaciones y la capacidad y el derecho de las distintas entidades para adjudicar distintas denominaciones) como de establecer analogías o correspondencias que faciliten la comunicación y los intercambios profesionales. Es decir, encontrar un lenguaje común que en el futuro permita verificar la correspondencia entre una determinada árela y los objetivos de gestión.” (Atauri, 2006: 3334). El trabajo de EUROPARC-España al respecto aparece sistematizado en el anuario correspondiente al año 2009, con una serie de dificultades de clasificación que se comentan in extenso en ese libro (EUROPARC-España, 2010a; Tabla 4.7). De entrada, hace falta decir que las categorías de la UICN parten de una definición operativa de espacio natural protegido por parte de este organismo:

72

“Una superficie de tierra y/o mar especialmente consagrada a la protección y al mantenimiento de la diversidad biológica, así como de los recursos naturales y los recursos culturales asociados y gestionada a través de medios jurídicos u otros medios eficaces.” (citada en: Eagleset al., 2002 [trad. 2003]: 10). A diferencia de otras definiciones revisadas en el punto 1.4, en la propuesta de la UICN se hace una alusión explícita a los recursos culturales asociados a los elementos naturales. Al otro lado de esto, hace falta decir que la UICN establece en 1994 seis categorías, una de las cuales está subdividida (Tabla 4.7). Luego Eagleset al. (2002) hacen corresponder a estas seis categorías una determinada graduación de intensidad de objetivos de gestión y usos y funciones posibles, entre ellos los turísticos (Tabla 4.7). Tabla 4.7. Categorías de la UICN, antología de sus objetivos de gestión y porcentaje atribuible la cada categoría en España.

Porcentahje protegida en España Uso sustentable de los recursos

Educación

Turismo y ocio

Definición sintética de la categoría

Protección da biodiversidad Protección de zonas silvestres

Número da categoría

Objetivos de la gestión (1: Objetivo primario. 2: Objetivo secundario. 3: Objetivo parcialmente aplicable. −: No aplicable)

Reserva natural estrita: área protexidaxestionada 2 1 − − − principalmente con fins científicos. 1 Área natural silvestre: área protexidaxestionada Ib principalmente con fins de protección da 1 2 2 − 3 natureza. Parque nacional: área protexidaxestionada II principalmente para a conservación de 2 1 1 2 3 16 ecosistemas e con fins de recreación. Monumento natural: área protexidaxestionada III principalmente para a conservación de 3 1 1 2 − 2 características naturais específicas. Área de xestión de hábitat/especies: área IV protexidaxestionada principalmente para a 3 1 3 2 2 1 conservación, con intervención da xestión. Paisaxe terrestre e mariña protexida: área protexida xestionada principalmente para a conservación V − 2 1 2 2 75 de paisaxes terrestres e mariñas e con fins recreativos. Área protexida con recursos xestionados: área VI protexidaxestionada principalmente para a 2 1 3 3 1 5 utilización sustentábel dos ecosistemas naturais. Elaboración propia a partir de Eagleset al. (2002 [trad. 2003]: 10-11) e EUROPARC−España (2010a: 47). Ia

La idea fundamental a retener de la Tabla 4.7 es que, de acuerdo con Eagleset al. (2002), el turismo como objetivo de gestión presenta distintas potencialidades segundo la categoría del espacio protegido. Hay algunas -reserva natural, área de gestión de hábitats o área con recursos naturales gestionados- en las que no se considera posible (o prácticamente imposible) el turismo. En cambio, en los parques nacionales, en los monumentos naturales o en los paisajes protegidos el turismo incluso puede devenir un objetivo de gestión principal. El hecho de que en España precisamente más del 90% de los espacios protegidos estén en estas categorías implica que los perímetros protegidos tienen una marcada

73

vocación turística según esta clasificación internacional. En lo tocante a la educación ambiental, que formaparte sustancial del ecoturismo, presenta una graduación similar a la del turismo. Concretando más las posibilidades turísticas de cada categoría UICN, Eagleset al. (2002: 21) formulan una diferenciación entre tipos de actividades ecoturísticas y el turismo genérico, por una parte, y su correspondencia con las distintas categorías UICN, de la otra. La tipología ecoturísticade estos autores es muy similar a la de Weaver (2006), comentada en el punto 2.5, y distingue entre: -

Las actividades ecoturísticas suaves son las que se realizan de forma más informal y con menos dedicación, además de con el deseo de disfrutar de la actividad o del atractivo natural con cierta comodidad. Las actividades ecoturísticas duras implican un interés especial o una fuerte dedicación y la voluntad de disfrutar del aire libre y de la vida silvestre con escasas comodidades. Más allá del ecoturismo, se consideran otros tipos de turismo.

La casuística resultante se recoge en la Tabla 4.8. En lo fundamental, el ecoturismo presenta un rango amplio de realizaciones diferenciales en las distintas categorías UICN, pero el turismo que no es ecoturismo sólo parece poder practicarse en la categoría V. Probablemente se trata de una falta de consideración de las posibilidades reales del turismo de la naturaleza, al otro lado del ecoturismo estricto, tal y como el primero fue presentado en el punto 2.3. Tabla 4.8. Idoneidad y compatibilidad de tres tipos de turismo en las categorías UICN. Categoría Ia. Reserva natural estricta Ib. Área natural silvestre II. Parque nacional III. Monumento natural IV. Área de gestión de hábitat/especies V. Paisaje terrestre y marina protegida VI. Área protegida con recursos gestionados

Ecoturis mo duro

Ecoturis mo suave

no sí sí sí

No No Sí Sí

Otros tipos de turismo no no no no





no

no





no



no

Elaboración propia a partir de Eagleset al. (2002 [trad. 2003]: 23).

4.6.2. LAS RESERVAS DE LA BIOSFERA Las reservas de la biosfera se proponen en 1974 en el marco del Programa sobre el Hombre y la Biosfera desarrollado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO). Las primeras se aprueban en 1976. Su objetivo es promover y demostrar una relación equilibrada entre los seres humanos y la biosfera. En su momento, implican un avance importante en la medida en que buscan la conciliación de los intereses ambientales con las voluntades de las poblaciones directamente afectadas, en el contexto de las décadas de 1970 y 1980, cuando la cuestión ambiental era marginal en la agenda. Las reservas son designadas por un consejo internacional a petición voluntaria de los estados y luego pasan a formar parte de la red mundial. No obstante, sólo están sometidas a la legislación del estado corresponsal, lo que implica que las reservas de la

74

biosfera son un distintivo internacional pero el régimen de protección, conservación y/o gestión es el decido por cada estado. De este modo, y se trata de un matiz muy importante en el caso de España, las reservas de la biosfera pueden no corresponderse con espacios naturales protegidos. La definición exacta de esta figura que acerca el Marco Estatutario de 1995 de la UNESCO (1996) es la siguiente: “Zonas de ecosistemas terrestres o costeros/marinos, o una combinación de los mismos, reconocidas en el plano internacional como tales en el marco del Programa sobre el Hombre y la Biosfera (MAB) de la UNESCO, de acuerdo con el presente Marco Estatutario.? (UNESCO, 1996: 16). Según el Marco Estatutario, las funciones de las reservas de la biosfera son tres: -

Conservación: contribuir a la conservación de los paisajes, de los ecosistemas, de las especies y de la variación genética. Desarrollo: fomentar un desarrollo económico y humano sustentable desde los puntos de vista sociocultural y ecológico. Apoyo logístico: prestar apoyo a proyectos de demostración, de educación y de capacitación sobre el medio ambiente y de investigación y de observación permanente en relación con cuestiones locales, regionales, nacionales y mundiales de conservación y desarrollo sustentable.

La zonificación de las reservas se hace, desde la Estrategia de Sevilla de 1995 (UNESCO, 1996: 4), mediante tres zonas (esquematizadas en la Figura 4.17). Estas zonas aparecen recogidas por la Ley 42/2007 (art. 67): -

-

-

Una o varias zonas núcleo de la reserva (coreareas en inglés) que tengan el objetivo básico de preservar la diversidad biológica y los ecosistemas y en la/s que se realicen sólo actividades poco perturbadoras, por ejemplo educativas o ecoturísticas. La legislación española establece que deben ser necesariamente espacios naturales protegidos y contar con el acomodado plan de ordenación, uso y gestión que potencie básicamente los objetivos nominados. Una o varias zonas tampón (bufferareas en inglés) que por lo general circunda la zona núcleo y en la que se deben haber actividades compatibles con las conservación de en medio, por ejemplo de turismo de la naturaleza. La legislación española contiene la idea de que esta/s área/s debe/n contar con un plan de ordenación, uso y gestión, independiente o integrado con el/s que afecte/n el/s núcleo/s. Una o varias zonas de transición flexible entre la reserva y el resto del espacio. La Estrategia de Sevilla fija que son las áreas idóneas para el desarrollo de actividades agroganaderas, los asentamientos humanos, etc., siempre y cuando estos estén trabajando conjuntamente en la administración y en el desarrollo sustentable de los recursos de la zona. En la legislación española se considera que estas zonas transicionales deben permitir incentivar el desarrollo socioeconómico para mejorar el bienestar de la población, siempre aprovechando los recursos naturales de forma sustentable.

75

Figura 4.17. Modelo ideal de zonificación de una reserva de la biosfera. Elaboración propia a partir de Newsomeet al. (2002: 194).

La Estrategia de Sevilla de 1995 formula también recomendaciones específicas a conseguir en el desarrollo de la red -la escala internacional, a nivel nacional y para cada reserva- y propone unos indicadores para evaluar su cumplimiento. Entre los objetivos no hay elementos turísticos específicamente, mas sí de educación ambiental, de integración de las reservas en la planificación territorial, de participación en las decisiones o de promoción del desarrollo sustentable más idóneo (UNESCO, 1996). Posteriormente la este documento, el Programa MAB de la UNESCO trabaja más en el desarrollo de guías estratégicas para la implantación del ecoturismo en las reservas de la biosfera. Desde el 2001 existe también un marco para la declaración de reservas de la biosfera transfronterizas, marco a lo que en 2009 se acoge el Gerês-Xurés. España es uno de los países del mundo con más reservas de la biosfera: las 38 de España sólo son superadas por México (40), por la Federación Rusa (41) y por los Estados Unidos (47). Esta cifra tan espectacular de España en realidad esconde una fuerte diversidad interna de situaciones y la profusión explosiva de declaraciones, no siempre con todo el rigor necesario. En efecto, existen evidencias de que muchas de las árelas declaradas reservas de la biosfera en España no son asimilables a lo que se entiende internacionalmente por esta figura, a pesar de cumplirse los requisitos formales mencionados. Portugal, con unas cifras más modestas, tiene cinco reservas de la biosfera, tres en las Azores y dos en el continente. Hasta el año 2000 se habían declarado en España veinte reservas de la biosfera, todas coincidentes con un espacio natural protegido e incluso una de ellas -Urdaibai, en Euskadicon ley propia. Asimismo, dos islas estaban declaradas reservas de la biosfera (Menorca y El Hierro), ambas con un trabajo acumulado en la línea del desarrollo sustentable. Sin embargo, aproximadamente a partir del año 2000 se observa un aumento por la declaración de reservas de la biosfera, hasta el punto que en una década doblan. La actual cifra española semeja desproporcionada, en relación a países como Australia (15), Brasil (6) o China (28), e incluso del total mundial (564). Además, muchas de las reservas españolas recientes se caracterizan por no ser espacios naturales protegidos ?o por contenerlos en una proporción ínfima. Tampoco suelen comportar o acercar compromisos de conservación. De hecho, en los anuncios de los distintos gobiernos una vez se consigue el distintivo se señala que no se van a producir cambios en lo tocante al urbanismo o a las actividades económicas . En realidad no siempre se sabe previamente que se va a proceder a la declaración ni la reserva se discute con la población implicada, lo cual contradice la Estrategia de Sevilla. Como ejemplo, Loureiro y Barrio (2009) estudian la reserva de la biosfera del río Eo, Oscos y Terra de Burón y muestran como la población local no es favorable a eventuales medidas conservacionistas.

76

Por tanto, se puede afirmar que las reservas de la biosfera en España funcionan como una especie de marca turística, y no responden a la búsqueda de un desarrollo sustentable participado ni a la voluntad de incrementar la protección de los territorios, de los paisajes y de los hábitats que contienen. De hecho, las reservas luego son muy utilizadas en la promoción turística, mas no en la ordenación de los territorios correspondientes. En el caso gallego, aparecen profusamente en el folleto correspondiente de Turgalicia (Álvarez y Ramón, 2004, 2009), al lado de los espacios naturales protegidos, como se fueran asimilables. Las reservas de la biosfera son entendidas a nivel internacional como compromisos de gestión serios y asumidos por parte del estado corresponsal (Wall y Fredman, 2007), algo que no se corresponde con algunas de las declaraciones de los últimos años en España. En la Tabla 4.9 se presentan las reservas de la biosfera gallegas. Tabla 4.9. Las reservas de la biosfera declaradas en Galicia. Reserva

Año

Terras do Miño

2002

Área de Allariz

2005

Ecosistema principal Bosques esclerófilos Bosques esclerófilos

Zonificación (ha) TransiNúcleo Tampón ción 35.505 79.934 248.229 (9,8%) (22,0%) (68,3%) 149 1.054 20.278 (0,7%) (4,9%) (94,4%)

Os Ancares lucenses e Montes de 14.224 2006 − Cervantes, Navia e (26,5%) Becerreá Río Eo, Oscos e 15.517 Terras de Burón 2007 − (9,8%) (con Asturias) Gerês−Xurés 34.434 2009 − (con Portugal) (13,3%) Elaboración propia a partir de varias fuentes periodísticas en (Acceso 10-1-2011) en las dos primeras.

Total superficie (ha) 363.669 21.482

31.975 (59,6%)

7.465 (13,9%)

53.664

30.405 (19,1%)

113.455 (71,4%)

158.883

89.564 135.496 259.496 (34,5%) (52,2%) las reservas tercera la quinta, y de

4.6.3. EL PATRIMONIO MUNDIAL En el punto 1.3 ya se facilitó la definición legal de patrimonio natural según el convenio internacional corresponsal de la UNESCO. Por definición, el Convenio sobre la protección del patrimonio mundial (UNESCO, 1972) clasifica siempre el patrimonio en natural o cultural. Compete a cada estado miembro elevar a la UNESCO cuál es el patrimonio que considera más relevante y, por tanto, merecedor de la categoría de patrimonio mundial y, a la UNESCO, darle el visto-y-place. De este modo, se va conformando el patrimonio mundial. Sorprendentemente, de los 911 elementos del listado de patrimonio mundial, 704 son culturales, 180 naturales y 27 mezclados, lo que implica un fuerte desequilibrio de la comprensión de la idea de patrimonio hacia el campo cultural. Como en el caso de las reservas de la biosfera, España es un país particularmente activo, con 42 elementos o lugares en dicho listado. Sin embargo, en el caso español aún se muestra más el desequilibrio entre el patrimonio cultural y el natural, pues sólo tres lugares de los 42 son patrimonio natural (los parques nacionales de Garajonay, Doñana y Teide) y otros dos sonido mixtos (el área Pyrénées-Monte Perdido y determinados sitios de la isla de Ibiza). No hay ningún caso de patrimonio natural en Galicia, donde sí que se encuentran elementos o sitios culturales declarados patrimonio mundial (el casco viejo de Santiago de Compostela, el camino de Santiago, la muralla romana de Lugo y la torre de Hércules de A Coruña). En Portugal hay doce elementos o lugares declarados patrimonio cultural mundial y un patrimonio natural mundial.

77

La diferencia de las reservas de la biosfera, los elementos o lugares amparados por el Convenio del patrimonio mundial tienen una protección estricta, supervisada de manera rigurosa por la UNESCO, a través del Comité intergubernamental para la protección del patrimonio mundial, cultural y natural. Esto implica un escenario distinto al visto en el caso de las reservas de la biosfera.

4.6.4. EL CONVENIO RAMSAR Ramsar es el sitio donde se firma en Irán en 1971 el Convenio relativo a las zonas húmedas de importancia internacional, especialmente como hábitat de aves acuáticas. Es considerada la iniciativa más importante para la salvaguarda de las zonas húmedas del planeta que son el soporte de las grandes migraciones de aves. Mediante el convenio los estados se comprometen a designar cuáles son las zonas húmedas más idóneas para ser incluidas en el Listado Ramsar. Los países deben favorecer, en los lugares abarcados por el listado, la conservación y el uso racional de las zonas húmedas. La UICN hace de oficina permanente del Convenio Ramsar. Los lugares oficialmente clasificados como Ramsar en Galicia son los siguientes: -

Complejo intermarealUmia-O Grove (05/12/1989), 2.561 ha. Rías de Ortigueira y Ladrido (05/12/1989), 2.920 ha. Complejo de Corrubedo (26/03/1993), 550 ha. Laguna y Areal de Valdoviño (26/03/1993), 485 ha. Ría doEo (04/10/1994), 1.740 ha. Incluye también territorio asturiano.

Una disposición de la Xunta sistematiza la figura de humedal protegido en Galicia, ya presente en la Ley 9/2001 (Tabla 4.1) y con alusión directa al Convenio Ramsar. La Xunta hace de nuevo un listado, cuya superficie y denominación no siempre coincide con la de Ramsar. Según el Decreto 127/2008, son humedales protegidos: -

Complejo de las Playas, Laguna y Duna de Corrubedo (983,81 ha). Complejo intermarealUmia-O Grove, A Lanzada, Punta Carreirón y Laguna Bodeira (2.600,58 ha). Laguna y Areal de Valdoviño (485,23 ha). Ría de Ortigueira y Ladrido (3.025,27 ha). Ría de Ribadeo (613,76 ha).

Para ir más allá: lecturas EAGLES, P.F.J.; MCCOOL, S.F. e HAYNES, C.D.A. (2003): “Áreas protegidas, biodiversidad y conservación” e “Turismo en áreas protegidas”, en Turismo sostenible en áreas protegidas. Directrices de planificación y gestión. Madrid: Organización Mundial del Turismo. pp. 5-12 e 13-39. EUROPARC−ESPAÑA (2010): “Metodología” y “Las áreas protegidas en 2009”, en Anuario EUROPARC−España del estado de los espacios naturales protegidos 2009. Madrid: Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los Espacios Naturales. pp. 19-35 e 37-75. PAÜL, V. y PAZOS, M. (2010): “Los espacios protegidos en Galicia: Un análisis diacrónico desde la ordenación territorial”, en RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, R. (dir.): Territorio. Ordenar para competir. Oleiros: Netbiblio. pp. 207-242.

78

Actividades 1. Busca la versión más actual del folleto de Turgalicia de turismo en espacios naturales protegidos. Analízalo a partir de lo visto en los puntos 4.1 y 4.2. Consigue la publicación análoga de otra comunidad autónoma -se sugiere la de Andalucíay compárala con la gallega. 2. Sistematiza las categorías de espacios naturales protegidos explicadas en los puntos 4.2, 4.3, 4.4 y 4.6. En general, ¿crees que la existencia de cuatro niveles administrativos es adecuada? Explica la incidencia que pueden tener en el sector turístico todas ellas: ¿qué figuras son más llamativas para la demanda? ¿Crees que todas las categorías son empleadas desde el punto de vista de la oferta? 3. Explica el interés de amparar un espacio natural protegido en la CETSEP. ¿Crees que la elaboración de una estrategia y de un plan de acción sonsencillos? ¿Piensas que tienen un coste en términos económicos y de recursos humanos? 4. Comenta la Tabla 4.9 en relación a los contenidos del punto 4.6.2.

79

80

TEMA 5. 5. ORDENACIÓN TURÍSTICA DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS

81

5.1. GOBERNANZA TURÍSTICA DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS De acuerdo con referencias como Kazancigil (2010), Instituto Inter-Universitario de Desarrollo Local (2007) o Stoker (1998), gobernanza añade un significado a gobierno en la medida en que toma en consideración el rol del sector privado (empresas y sociedad civil) en el ejercicio del poder y de este modo va más allá de las formalidades de la política. Esto implica necesariamente las redes informales de actores que están fuera de las instituciones. De este modo, gobernanza se refiere a la idea de agentes múltiples trabajando con el propósito de lograr objetivos comunes, mientras que gobierno se reserva a las formas tradicionales de acción pública basadas en conceptos como la jerarquía o la legitimidad de las instituciones democráticas. Gobernanza es una concepción también tomada de la economía y de la sociología de las organizaciones y de las empresas, en las que se busca detectar los mecanismos de coordinación y cooperación existentes de modo tácito y que van más allá de los procedimientos habituales de funcionamiento corporativo. Tiene interés principiar la consideración de la ordenación turística de los espacios protegidos por una aproximación a la gobernanza de los mismos, en la medida en que la planificación y la gestión dependen totalmente de quien y como toma las decisiones. En contra de lo que se presupone habitualmente en el contexto de muchos países europeos, los espacios protegidos pueden tener arreglos distintos al control y al gasto exclusivamente en manos públicas. En efecto, Eagles (2008) sugiere que, mediante una lectura turística, se pueden determinar siete modelos típicos de gobernanza de parques y otro tipo de espacios naturales protegidos alrededor del mundo, los cuáles serán descritos a continuación. Como se verá, algunos de ellos cuentan con una contribución importante del sector empresarial o de la sociedad civil, lo que complementa y matiza la literatura dedicada al turismo en espacios naturales protegidos desde la perspectiva de la teoría del uso público, tratada en el punto 2.4, que defiende que la administración pública es en la práctica agente único. Evidentemente, los arreglos dependen de la legalidad del país en tela de juicio y hace falta no perder de vista que, con la Ley 9/2001 de Galicia, existe la posibilidad de declarar espacios privados de interés natural que, a pesar de que no integrados en la red gallega de espacios protegidos, están amparados por la ley. Eagles (2008) parte de tres variables para la elaboración de su modelo de gobernanza turística de espacios naturales protegidos: - Existen tres alternativas para la propiedad de las tierras y de los recursos del espacio protegido en tela de juicio: o Pública: el espacio está en manos del gobierno. o Privada por parte de una organización sin ánimo de lucro. o Privada por parte de una empresa o de un/s propietario/s. - Se pueden definir tres fuentes principales de financiación del espacio protegido: o Mediante impuestos. o Mediante una cantidad que pagan los usuarios y/o turistas que visitan el espacio protegido, por lo general uno cobro por entrada. o Mediante donaciones. - Se consideran cuatro posibilidades de órgano de gestión del espacio protegido: o Una administración pública o una oficina o entidad enteramente pública. Los parques naturales o nacionales por lo general son entidades públicas y, por tanto, entran dentro de esta categoría. o Una entidad paraestatal, controlada por el gobierno, pero en realidad con autonomía de gestión. En España domina en este punto a fórmula consorcial, con grados de participación diversos del sector personal.

82

o Una corporación sin ánimo de lucro, por ejemplo una organización no gubernamental (ONG), una entidad ecologista, una asociación o una fundación. o Una empresa, pública o personal, que procure beneficios económicos. A partir de la combinación de las soluciones posibles en cada uno de los tres grupos de variables, se pueden obtener según Eagles (2008) más de treinta variantes. Sin embargo, el autor reduce a siete los modelos más habituales a nivel mundial. Se recogen en la Tabla 5.1 de manera resumida. De todas formas, hace falta subrayar que dichas soluciones no siempre se presentan de manera excluyente y que hay de entrada distintas combinaciones posibles entre soluciones. Por ejemplo, en lo tocante a la financiación, puede suceder que al mismo tiempo se cobre entrada y se mantenga el espacio mediante recursos públicos. Tabla 5.1. Modelos más frecuentes de gobernanza turística de espacios naturales protegidos. Modelo

Propiedad

Fuente financiación

de Órgano gestor

“Época Pública. dorada” de los parques nacionales

Impuestos (aunque marginalmente pueden haber otras fuentes de ingresos).

Paraestatal

Pública.

Cobro de entrada Ibidem. o gravamen similar.

ONG

Organización sin Donaciones. ánimo de lucro, tipo ONG.

Organización sin ánimo de lucro, tipo ONG.

Ecolodge

Personal.

Empresa personal.

Ingresos.

Gobierno o entidad pública directamente dependiente de él.

Mixto Pública. públicoempresarial

Impuestos y cobro Agencia/consorcio de público-personal. entrada/gravamen. Empresa/s.

Mixto públicoONG

Pública.

Impuestos y cobro Agencia/consorcio de público-personal. entrada/gravamen. Organización sin ánimo de lucro, tipo ONG.

Aborigen

Personal (comunidad aborigen).

Impuestos y cobro Gobierno o de entidad pública entrada/gravamen. directamente dependiente de él.

Elaboración propia a partir de Eagles (2008: 42-52).

La discusión entre los distintos modelos es muy intensa. Tal y como Eagles (2008: 52) señala, el debate fundamental suele producirse entre los detractores de la presencia de empresas personales en los espacios naturales protegidos, que creen que casi todo debe ser

83

responsabilidad de la administración pública en la medida en que se entiende que estos espacios son un derecho ciudadano colectivo que no puede ser omitido, y los defensores de distintos grados de presencia de empresas y otras organizaciones personales en estos espacios. Esta discusión conecta con los debates alrededor del concepto uso público, ya aludidos. Hay que tener en cuenta que la asunción de un rol casi absoluto por parte de la administración es sólo posible en los países más desarrollados, donde los gobiernos cuentan con presupuestos idóneos derivados de una carga impositiva promedio o alta que afecta al conjunto de la sociedad. No obstante, la provisión pública de todos los servicios relacionados con el turismo y/o uso público suele ser muy dificultosa en los países en vías de desarrollo por la flaqueza de las finanzas estatales. En estos países, el cobro por la entrada en parques es muy habitual y es asumido cómo normal por los turistas. Mmopelwa et al. (2007) analizan este tema en Botswana y concluyen que los turistas aceptarían pagar más por entrar en parques nacionales de garantizárseles que el dinero redundan en la conservación de la naturaleza. De todas formas, en los países desarrollados cada vez más existen debates sobre las fórmulas que van al otro lado del modelo “época dorada”, nombradamente sobre la implantación más o menos generalizada del paraestatal, una de cuyas realizaciones más típicas es lo cobro de entrada o impuesto por el uso de parques naturales o nacionales públicos. Esto puede contribuir en mayor o menor medida a reducir lo que le cuesta al estado el mantenimiento o la inversión en el espacio en tela de juicio. Frecuentemente este procedimiento se entiende como una vía hacia la privatización o de transición hacia un modelo mixto con intervención parcial del sector personal, pues por ejemplo lo cobro puede estar subcontratado a una empresa. De acuerdo con Eagles (2008: 55), el cobro de una entrada no suele ser percibido por los turistas como un problema y tampoco la calidad de la experiencia se resiente. Sin embargo, en muchos lugares dicho cobro puede desincentivar la llegada de turistas, lo que de hecho a veces es un objetivo de la política pública en un espacio protegido sometido la congestión o la afluencia juzgada excesiva (Eagles et al., 2002 [trad. 2003]: 102). La modulación y la proporcionalidad en el cobro de este tipo de tarifas de uso puede ser una estrategia válida de gestión y tampoco es extraño que precisamente sea gracias a una tasa que un determinado espacio se valore más y sea visitado de forma más respetuosa. En lo relativo al sector personal, el mantenimiento mediante donaciones o suscripciones de determinados espacios naturales por parte de organizaciones sin ánimo de lucro, que a su vez suelen cobrar entrada, es muy común en países como Inglaterra o los Estados Unidos. Forma parte de lo que se denomina custodia del territorio, mediante la cual la sociedad civil se implica directamente en la conservación y uso de la naturaleza y del paisaje, con dosis notables de voluntariedad (Cortina, 2009). Un mecanismo habitual suele ser la merca de una determinada finca para fomentar la preservación de la naturaleza, y poner a la disposición del público esa propiedad, o bien cobrar por visitarla o por realizar actividades en ella. Hace falta indicar que las entidades sin ánimo de lucro pueden llegar a tener en propiedad espacios bastante amplios, como por ejemplo sucede con la Reserva de El Bosque Nuboso de Monteverde, en Costa Rica, de más de 50.000 ha y en manos de dos organizaciones de este tipo. Esta reserva recibe más de 50.000 visitantes por año y cobra diez veces más a los visitantes extranjeros que los locales (Eagles, 2008: 46; Eagles et al., 2002 [trad. 2003]: 36).

5.2. PLANIFICACIÓN TURÍSTICA DE LOS ESPACIOS NATURALES PROTEGIDOS La planificación territorial consiste en la estructuración formal mediante un documento denominado plan de una serie de decisiones que procuran acciones sobre el territorio (Galiana y Vinuesa, 2010; Pujadas y Font, 1998). Trabajar de forma planificada implica

84

plasmar sobre el papel las intenciones que se tienen, por lo general a medio o largo plazo, y por lo tanto ir al otro lado de la mera gestión cotidiana sin guía de actuaciones. Todas las administraciones públicas definen continuamente planes con grados variables de ejecutividad. Tal variabilidad depende de que no siempre los planes, una vez elaborados, son aprobados y su no-aprobación puede convertirlos obviamente en inoperativos; también hay planes que son vinculantes, es decir, que constituyen una norma de obligado cumplimiento, y otros que, por lo contrario, son meramente indicativos. Los planes pueden estar amparados por la legislación, la cual eventualmente puede determinar el alcance y los objetivos de los mismos, o bien pueden ser una iniciativa sin cobertura legal, tesitura en la que a los planes no se les puede exigir eficacia o capacidad real de incidente en el territorio. También puede haber legislación que estipule que se deben elaborar planes para aspectos o territorios determinados y que, no obstante, estos no se lleven a cabo. Esta circunstancia no es privativa de Galicia, sino que en el conjunto de España se estima que sólo el 40% de los parques nacionales y el 80% de los naturales cuentan con su respectivo plan de ordenación de los recursos naturales (PORN), y que aún hay seis (de catorce) parques nacionales y la mitad de los parques naturales que no tienen el correspondiente plan rector de uso y gestión (PRUX) (EUROPARC-España, 2010la: 62). Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 41) consideran que cada parque natural o nacional necesita un plan formalizado específico y que ese documento debe abordar contenidos turísticos. Se entiende que la gestión de un espacio protegido, y dentro de ella la turística, necesariamente pasa por la definición de un marco y ese marco es la planificación. Un debate habitual en este campo es si el turismo merece, al otro lado de su consideración en los documentos generales de planificación de un espacio protegido dado, un documento de planificación propio focalizado nos temas turísticos y de uso público. Este debate no tiene una solución inequívoca, pero cabe señalar que en el caso de España determinadas comunidades autónomas, nombradamente Andalucía, apuestan activamente en los últimos años por la elaboración de los llamados programas de uso público o PUP (Hernández de la Obra, 2003: 49-50; Tabla 5.2). El manual de EUROPARC-España (2005: 27) prefiere nombrarlos planes directores de uso público. Pascual (2007: 183) opta por designarlos planes de uso público. Tabla 5.2. Contenidos básicos de un programa de uso público en Andalucía. 1. Antecedentes legales y estrategias previas en la materia. 2. Alcance del programa: definición del ámbito, vigencia, competencias de gestión y objetivos del programa. 3. Análisis del estado actual y de las tendencias del uso público y relaciones actuales o potenciales con el uso público de otros espacios. 4. Líneas de actuación en relación a las infraestructuras, instalaciones y dotaciones, comunicación, estudios complementarios, actividades y servicios, fomento, y recursos humanos, materiales y organizativos. 5. Potencial de contribución al uso público de otros espacios. 6. Prioridades de actuación. 7. Fórmulas de gestión del programa. 8. Líneas alternativas de financiación.

85

9. Método y resultados del proceso de participación pública. 10. Seguimiento y evaluación. Elaboración propia a partir de Hernández de la Obra (2003: 49-50). Estos PUP -programas o planes- no se presentan como incompatibles con los PORN y con los PRUX, sino que se conciben como un desarrollo específico de la materia del uso público después de la determinación del marco general de planificación del espacio (EUROPARC-España, 2005: 27). Con datos de EUROPARC-España (2010la: 79), solo 34 espacios protegidos en España cuentan con PUP; a pesar de que en 2005 eran 21 PUP y que en el lustro 2005-2010 se produce claramente un avance, hay que tener en cuenta que existen en la actualidad 454 espacios con PORN, lo que pone de manifiesto que el PUP es un instrumento mucho menos extendido. A diferencia de Andalucía, en varias comunidades autónomas se entiende que la cuestión turística y de uso público queda resuelta con los documentos generales de planificación tipo PORN y PRUX y que no es necesario un PUP. En Galicia en particular, la Ley 9/2001 sólo contempla los PORN y los PRUX, por lo que cabe suponer que no hay interés en la implantación de PUP o documento análogo. En efecto, Caballar (2010) detecta que, de los siete parques gallegos, sólo tiene plan de uso público lo de la Baixa Limia-Serra do Xurés. Lógicamente, la naturaleza y los contenidos de los planes varían de un país a otro y, dentro de cada estado, en función de cada espacio protegido, según sus peculiaridades y de las posibilidades que dé el marco legislativo específico de desarrollar instrumentos originales y adaptados a las distintas realidades territoriales, naturales, sociales, culturales, etc. Sin embargo, los instrumentos de planificación suelen contener unos bloques determinados Pujadas y Font (1998) para la planificación territorial en general; Hidalgo (2009), Pascual (2007) y Eagles et al. (2002) para la planificación turística o de uso público en espacios protegidos. Se apuntan a continuación dichos bloques. En ellos se indican temas que suelen aparecer en lo tocante al turismo en espacios naturales protegidos, pero el catálogo de los mismos no puede ser exhaustivo: - El análisis consiste en el estudio de las variables que se considera relevante tomar en consideración. En el análisis suele acumularse la información disponible sobre el tema que se estudia. En el caso del turismo esta información siempre hace referencia cuando menos a la oferta y a la demanda. Esto implica, por ejemplo, la determinación y consideración detallada del perfil de los visitantes al espacio protegido en tela de juicio, o bien los recursos naturales y culturales en el área que pueden motivar flujos turísticos y la oferta aloxativa -y en general de infraestructuras y servicios- existente en el momento presente. En definitiva, el análisis es la recogida de información que muestra la situación de partida. - La diagnosis consiste en un trabajo intencionado en el que hay que identificar los principales problemas o temas que requieren atención, así como las potencialidades -el que incluye la detección y previsión de impactos y medidas correctoras asociadas. Se intentan establecer relaciones entre los problemas detectados y las oportunidades, por ejemplo se correlacionan los recursos naturales más importantes y los flujos de visitantes: a lo mejor los turistas se están dirigiendo preferentemente hacia los lugares más salientables y eso está desencadenando masificación que hace falta ordenar, o acaso no hay demanda en aquellos lugares más atractivos. Hace falta hacer una valoración y explicar cuáles son las diferentes alternativas o caminos posibles. De aquí surgen los objetivos operativos que motivan las propuestas.

86

-

La prognosis, finalmente, consiste en la parte propositiva del documento de planificación. En este apartado se hace más evidente la dimensión política de la ordenación y las propuestas saldrán de un proceso de toma de decisiones entre varias alternativas existentes. Se toman las medidas de acción, por lo general localizadas sobre un plano, de suerte que se concreta la localización espacial de los servicios, de las infraestructuras, etc. que se proponen. Las propuestas pueden concretarse en programas, acciones, determinaciones, etc. y suelen ir presupuestadas. - En la literatura científica se insiste en que estas tres fases no finalizan en sí propias sino que, una vez se ponen en marcha la ejecución del plan (nombradamente de su parte propositiva), se transforma la realidad y por tanto la situación de partida reflejada en el análisis varía de nuevo. De este modo, se produce una retroalimentación constante. En este mismo sentido, se habla de la necesidad de evaluar la implantación de un plan para comprobar si se están consiguiendo los objetivos establecidos de antemano. - La bibliografía también apunta la importancia de que todo este proceso se produzca de manera participativa (Newsome et al., 2002: 148). En efecto, Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 49) indican que hay dos grandes factores de éxito en todo plan con contenidos turísticos en espacios naturales protegidos: por una banda, que técnicamente sea un buen plan, con el concurso de científicos y expertos en campos tales como la biología, la geografía o el turismo; de la otra, que cuente con la participación, de suerte que se produzca un consenso entre los visitantes, la población local, la industria turística (empresas) y la sociedad civil (grupos ecologistas, asociaciones, entidades, etc.). La participación se considera fundamental en una buena gobernanza del espacio protegido. Eagles et al. (2002) sistematizan las ideas básicas que pueden valer para el planteamiento de planes de turismo en espacios naturales protegidos. Se acercan en la Tabla 5.3 por su interés. Tabla 5.3. Directrices básicas de un plan de turismo en un espacio natural protegido. 1. Los valores naturales y culturales presentes dentro de una árela protegida debieran constituir la base para cualquiera otro uso. Estos bienes fundamentales no deben correr riesgo alguno. 2. El turismo en áreas protegidas depende de que se mantengan unas condiciones ambientales y culturales de alta calidad dentro del área. Esto es esencial para sostener los beneficios económicos y la calidad de vida que acerca el turismo. 3. La razón de ser del organismo responsable de la gestión de una árela protegida es proteger los valores por los cuales se creó inicialmente el perímetro protegido mediante, entre otras cosas, la gestión activa del turismo y de los turistas, la asunción compartida de las responsabilidades de la gestión con los operadores turísticos, las comunidades locales y los visitantes, y la potenciación de las oportunidades económicas que el turismo puede favorecer. 4. Los visitantes de áreas protegidas esperan encontrar instalaciones, programas y oportunidades de ocio y aprendizaje del parque, mas no se pueden satisfacer todas las demandas, ya que algunas de esas expectativas pueden contravenir las metas y los objetivos del parque.

87

5. Los visitantes quieren obtener el servicio de mejor calidad que puedan permitirse en función de su nivel adquisitivo. No procuran necesariamente el más barato que haya. 6. Los visitantes desean que las oportunidades de esparcimiento sean muy diversas, mas no todos los parques pueden o deben satisfacer cualquier demanda. 7. La planificación debe efectuarse en el contexto regional del área protegida y por tanto debe tener ese contexto muy en cuenta. Esto implica que debieran inventariarse los tipos de posibilidades turísticas que ofrecen otras áreas protegidas como parte del proceso de planificación y que la planificación del turismo en una árela protegida debería considerar las demandas turísticas y la oferta existente en el contorno. 8. Gestionar las expectativas es responsabilidad conjunta de los gestores de los parques y de los demás operadores turísticos. Elaboración propia a partir de Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 44). Los ítems tratados hasta lo de ahora en este punto 5.2 ponen de manifiesto la diversidad de elementos que pueden formar parte de un plan turístico relativo a un espacio natural protegido en términos generales. Para concretar más en esta dirección, se puede especificar lo que indica la legislación española -y gallega, dado que en este punto no hay diferencias ostensibles. Se fue aludiendo a los PORN y a los PRUX como instrumentos de planificación básicos en la materia en España y a ellos se dedica una atención especial a continuación.

5.2.1.

LOS PLANES DE ORDENACIÓN RECURSOS NATURALES

DE

LOS

De acuerdo con Gómez Orea (2002: 169), los PORN son la primera fase del proceso planificador de los espacios protegidos en España, particularmente de los parques naturales y nacionales, que culmina con la aprobación del PRUX. Sin embargo, cabe recordar los porcentajes ya mencionados de que aproximadamente el 80% de los parques naturales y figuras análogas en España tienen PORN, mas ese porcentaje se reduce al 50% en el caso de los PRUX (EUROPARC-España, 2010la: 78). A grandes trazos, el PORN actúa como el instrumento que otorga la categoría de protección a uno determinado espacio, por lo general parque natural o nacional. De este modo, la declaración de protección y este documento de planificación se tramitan en paralelo. Dado que el PORN es el plan inicial que abre la puerta a la protección, se centra en sustentar la declaración en base a los recursos naturales y culturales presentes en el espacio y se limita a apuntar una serie de directrices genéricas de gestión, mas sin especificar demasiado, pues el detalle le corresponde más bien al PRUX. El contenido turístico de los PORN suene ser escaso, pero determinante. De acuerdo con la legislación gallega y española, el contenido general es el siguiente: “1) Memoria descriptiva y justificativa, en la que se incluirán, como mínimo, los siguientes extremos: a) La delimitación territorial del plan y la descripción de sus características físicas y biológicas. b) El diagnóstico de la situación de los recursos naturales, ecosistemas y paisajes y la previsión sobre su evolución futura. 2) Objetivos. 3) Zonificación. 4) Establecimiento de criterios orientadores en el planteamiento y ejecución de las diversas políticas sectoriales que inciden en el ámbito territorial.

88

5) Directrices para la planificación. 6) Normas de aplicación directa para la regulación de usos y actividades, la conservación y la protección de los recursos, los espacios y las especies que hay que proteger. 7) Regímenes de protección que, si es el caso, deban aplicarse. 8) Análisis de la realidad socioeconómica del área, con especificación, si es el caso, del área de influencia socioeconómica. 9) De ser el caso, directrices y criterios para la redacción de planes rectores de uso y gestión. 10) Régimen de evaluación ambiental.- (art. 32.1, Ley 9/2001, del 21 de agosto, de conservación de la naturaleza). a) Delimitación del ámbito territorial objeto de ordenación, y descripción e interpretación de sus características físicas, geológicas y biológicas. b) Inventario y definición del estado de conservación de los componentes del patrimonio natural y la biodiversidad, de los ecosistemas y los paisajes en el ámbito territorial de que se trate, formulando un diagnóstico de estos y una previsión de su evolución futura. c) Determinación de los criterios para la conservación, protección, restauración y uso sostenible de los recursos naturales y, en particular, de los componentes de la biodiversidad y geodiversidad en el ámbito territorial de aplicación del plan. d) Determinación de las limitaciones generales y específicas que respecto de los usos y actividades deban establecerse en función de la conservación de los componentes del patrimonio natural y la biodiversidad. y) Aplicación, si es el caso, de alguno de los regímenes de protección de espacios naturales. f) Establecimiento de los criterios de referencia orientadores en el planteamiento y ejecución de las diversas políticas sectoriales que inciden en el ámbito territorial de aplicación del plan, para que sean compatibles con los objetivos de conservación del patrimonio natural y la biodiversidad. g) Identificación de medidas para garantizar la conectividad ecológica en el ámbito territorial objeto de ordenación. h) Memoria económica acerca de los costes e instrumentos financieros previstos para su aplicación.- (art. 19.1, Ley 42/2007, del 13 de diciembre, del patrimonio natural y de la biodiversidad). Ambas disposiciones legales no son plenamente coincidentes, pero comparten la necesidad de darle relevancia al inventario o descripción de los elementos, sobre todo naturales, que dan lugar a la declaración del espacio natural en tela de juicio. Por otro lado, establecen la obligatoriedad de declarar unos criterios y unas regulaciones (o limitaciones) de usos en ese espacio, que se entienden de manera genérica. En los apartados de criterios y regulaciones aparecen por sistema contenidos de turismo y uso público. Hace falta detenerse en dos contenidos específicos presentes en la ley gallega (pero no en la española) que tienen notable importancia para el turismo: la zonificación y el análisis socioeconómico. En lo tocante a la zonificación, la Ley 9/2001 establece que se resuelve en el PORN. Sin embargo, la legislación española vigente hasta la promulgación de la Ley 42/2007 indicaba que debía ser en el PRUX. La zonificación es la delimitación de áreas con distintos usos y calidades actuales (lo que se conoce como función descriptiva de la zonificación), que se asocian a normativas y decisiones propias para cada zona (función prescriptiva). Por lo general las zonas se establecen en función del grado de conservación del medio en los distintos ámbitos, del valor de sus elementos y de los impactos existentes. Se trata de un procedimiento muy extendido en la planificación de espacios naturales protegidos -como en general en urbanismo y en ordenación del territorio- que es sumamente determinante

89

para el turismo, hasta el punto que Eagles (2002 [trad. 2003]: 98) lo considera el “principal método empleado para distribuir a los visitantes”. Hay muchas posibles denominaciones y determinaciones de zonas en espacios naturales protegidos, por lo que es imposible una sistematización. Un modelo simple es el de las reservas de la biosfera, que acerca el rango habitual en cualquier perímetro protegido: de una zona de máxima protección (por lo general denominada reserva), en la que incluso se puede llegar a impedir el acceso de turistas, la zonas con grados muy laxos de protección en las que se promueven desarrollos turísticos. En lo que respecta al análisis socioeconómico, se trata de un capítulo de profundidad variable en el seno de un documento de PORN en el que se elabora, entre otros puntos, una consideración de todos los sectores productivos en el espacio protegido y en su contorno. En este apartado suelen aparecer aspectos turísticos, tanto de tipo analíticodescriptivo (nombradamente la oferta de alojamiento) como determinadas pistas de cuales son las opciones que quien planifica toma con respeto al turismo.

5.2.2. LOS PLANES DE RECTORES DE USO Y GESTIÓN Los PRUX son el desarrollo normal de los PORN, con los que deben formar un “todo coherente” (Gómez Orea, 2002: 172). Si el PORN establece el marco de la conservación en el espacio protegido, argumentando la figura de protección escogida y disponiendo las líneas maestras que dirigen su administración, el PRUX debe concretar la orientación general mediante políticas y actuaciones específicas. Asimismo, concreta la normativa que en el PORN tenía un carácter fundamentalmente genérico. De todas formas, no siempre es fácil determinar dónde acaba un PORN y donde comienza un PRUX, básicamente porque lo uno invade con cierta frecuencia acometidos del otro. Los PRUX se entienden siempre como herramientas consecutivas a los PORN. De hecho, la Ley 9/2001 estipula que los PRUX se deben aprobar “en el plazo máximo de dos años desde la entrada en vigor de la declaración del espacio natural protegido” (art. 35.4), pero este supuesto no se cumple de tenerse en cuenta que parques naturales como el del Complejo Dunar de Corrubedo o el del Invernadeiro ya llevan acumulados case dos décadas, o década y promedio, respectivamente, sin PRUX. Según Gómez Orea (2002: 173) la filosofía que está detrás del PRUX es la compensación. Si los PORN tienen un carácter fundamentalmente punitivo y prohibitivo toda vez que se implanta la protección, los PRUX pretenden ayudar a tejer complicidades con la población local contribuyendo positivamente a su desarrollo. En este sentido, los PRUX permiten incentivar socioeconómicamente el área, un objetivo que no le corresponde con propiedad a los PORN. Los contenidos de los PRUX figuraban en la Ley 4/1989, vigente hasta la Ley 42/2007, con un cierto detalle. En la actualidad desapareció el listado de contenidos de la disposición legislativa, de suerte que sólo se puede recurrir a la homóloga gallega para encontrarla. He aquí lo que se dispone en la Ley 9/2001 al respeto: 1) Memoria descriptiva. 2) Zonificación del espacio de acuerdo con el contenido del plan de ordenación de los recursos naturales, con delimitación de las áreas de diferentes usos. 3) Objetivos. 4) Previsiones de uso y aprovechamiento.

90

5) Normas generales de gestión, con la inclusión, como mínimo, de las relativas a la vigencia y revisión del plan. 6) Normas de regulación de usos y actividades, así como para la gestión, protección, conservación o mejora de los recursos naturales y de los valores ambientales, cuando resulte preciso completar o desarrollar las contenidas en el plan de ordenación de los recursos naturales. 7) Normas relativas a las actividades de investigación. 8) Normas relativas al uso público. 9) Programa económico-financiero. 10) Programación de actuaciones para desarrollar en el espacio natural. (art. 34, Ley 9/2001, del 21 de agosto, de conservación de la naturaleza).

5.2.3. INFRAESTRUCTURAS Y EQUIPAMIENTOS El turismo necesita de determinadas infraestructuras para su desarrollo en los espacios naturales, incluidas las modalidades más suaves de tipo ecoturístico. Sin embargo, en los perímetros protegidos la implantación de infraestructuras colide de entrada con el propósito primero de la protección: la conservación de la naturaleza. De este modo, se subraya frecuentemente la importancia de tener una sensibilidad máxima para la construcción de infraestructuras en estos ámbitos. Desde la literatura de uso público, se habla más de equipación que de infraestructura, en la medida en que se entiende que la primero tiene un carácter de servicio público (EUROPARC-España, 2005: 45), mientras que la segundo puede ser un aprovechamiento personal. Como en otras ocasiones en este manual, tales distinciones se consideran poco operativas y aquí se emplearán ambas expresiones de manera indistinta. Por definición, las infraestructuras o equipamientos son instalaciones o edificaciones que sirven de apoyo o lugar de desarrollo de las actividades que realizan los visitantes o turistas. Es decir, son aquellas implantaciones materiales en el espacio que hacen posible que se dé el turismo. Necesariamente infraestructuras y equipamientos deben respetar la planificación del espacio protegido en tela de juicio. De acuerdo con Eagles et al. (2002), pueden tener naturaleza personal o pública, aunque en el contexto español el énfasis en el uso público hace destacar sobre todo los segundos. Un primer problema que surge en la consideración teórica de estas construcciones e instalaciones es su naturaleza y tipología. En la Tabla 5.4 se sistematizan tres propuestas al respecto. De ella se deriva una diversidad evidente de aproximaciones a la cuestión, pero también una heterogeneidad de posibilidades materiales. De hecho, y tal y como EUROPARC-España (2005: 45) señala, muchas de las denominaciones tienen que ver con modas. Por ejemplo, en la actualidad se prefiere hablar de centro de visitantes, en lugar de la denominación más extendida durante unos años de centro de interpretación, cuando frecuentemente el uno y lo otro se están refiriendo a un edificio con unas funciones semejantes. La explosión de este tipo de implantaciones en los últimos años en España, y en particular en Galicia (Paül, 2009), debería ir acompañada de acuerdos operativos en las denominaciones, tanto a efectos de facilitar la aprehensión de los mismos por parte de la demanda, como de sistematizar estadísticamente su presencia. Por otro lado, convendría abrir una reflexión sobre la idoneidad de tal profusión, que en t generales lleva a una repetición de lugares comunes, a la indistinción de la oferta turística y a la multiplicación de los costos de mantenimiento y explotación, casi sin excepción asumidos por las administraciones públicas.

91

Tabla 5.4. Propuestas de clasificación temática de las infraestructuras y de las equipamientos de uso público/turismo en espacios naturales protegidos. Eagles et al. (2002)

1.Zonas de campismo. 2.Alojamiento bajo techo. 3.Infraestructura de información, orientación e interpretación. 4. Transportes.

EUROPARC− España (2005)

Pascual (2007)

1.Equipamientos de acogida e información. 2.Equipamientos educativas. 3.Equipamientos recreativas. 4.Equipamientos de apoyo.

1. Centros de acogida, de interpretación o de visitantes. 2. Puntos de información. 3. Ecomuseos, museos etnográficos y centros temáticos. 4. Senderos, rutas e itinerarios. 5. Aulas de la naturaleza y otras equipaciones de educación ambiental. 6. Jardines botánicos y centros de fauna. 7. Áreas recreativas y de esparcimiento. 8. Miradores y observatorios. 9. Aparcamientos. 10. Centros de documentación e investigación. 11. Albergues y refugios. 12. Zonas de campismo.

Elaboración propia a partir de Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 68-72), EUROPARC-España (2005: 45-55) y Pascual (2007: 127-155). A los efectos de este manual, se sistematizarán sucintamente las opciones bajo tres grandes conjuntos: la infraestructura alojativa, la infraestructura relativa a la recepción de visitantes sin alojamiento y la infraestructura implantada para canalizar, informar o guiar en los desplazamientos, sean estos a pie o en vehículo a motor. Iniciando el abordaje por el alojamiento, que se define en términos genéricos como aquel edificio que permite pernoctar, es evidente que las posibilidades son múltiples, desde la infraestructura hotelera convencional sin especial consideración por la naturaleza del espacio en el que se inserta, hasta albergues o refugios más o menos precarios, en manos públicas o privadas, por lo general destinados a estadías muy cortas. De por medio, hay un rango muy amplio de opciones, por ejemplo las áreas de campismo y los cámpings -se distinguen por la ausencia o presencia, respectivamente, de edificios, instalaciones y servicios- o los alojamientos tipo ecolodge. Estos últimos son muy comunes en los espacios naturales protegidos, o en su orilla inmediata, de países como Costa Rica, Belice, Australia o África del Sur (Eagles, 2008: 56). En muchos países en vías de desarrollo existe un interesante debate sobre la conveniencia de construir alojamiento exento de las poblaciones existentes, es decir, en medio natural, o bien en las localidades y comunidades del área (Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 69). Se pueden acercar argumentos a favor y en contra al respecto. Evidentemente, la implantación de un nuevo alojamiento en una área natural dada la altera, pero, de hacerse en un parque, dicha construcción suele estar a raya de las autoridades, lo que implica que se pueda

92

controlar el impacto. Si la opción es la construcción en continuidad con las tramas existentes, los impactos y los costos suelen ser menores y los beneficios para la comunidad receptora pueden ser más directos, mas la interacción prolongada con la población local no siempre es donada ni deseable (cambio cultural, inflación de los precios, etc.). En lo que respecta a la infraestructura de recepción no alojativa, la opción más habitual, muy corriente en los espacios protegidos, es la existencia de un edificio que es punto de referencia destinado a recibir, informar y orientar los visitantes mediante atención personalizada, así como a ofrecerles servicios más o menos sofisticados, por ejemplo paneles y/o exposiciones de interpretación de en medio natural y cultural, tienda de souvenirs o restauración. Las denominaciones varían mucho y pueden ser centro de visitantes, centro de acogida, casa del parque, centro de información, centro de interpretación, etc. Tal y como explica Pascual (2007: 129), a menudo estos centros tienen adjuntas las instalaciones administrativas o de gestión del espacio, lo que reporta ventajas, pero crea complejos de equipaciones de dimensiones urbanísticas que pueden llegar a ser considerables. Este mismo autor apunta algunas paradojas de interés al respecto: “Estos centros pasaron a ser, en algunas ocasiones, auténticos centros de atracción de los espacios naturales, exagerando tal vez su función y su sentido. A veces, la multiplicación de centros (demandados por los diferentes ayuntamientos o fomentados por el interés en la función «propagandística» que pueden desempeñar para las autoridades administrativas), supera las necesidades razonables del espacio natural en el que se ubican (y sobre todo, puede resultar absolutamente desequilibrado el interés en invertir en estos centros frente al hacerlo en la gestión de conservación del conjunto del espacio). Por eso, conviene reflexionar sobre el sentido y la función de este tipo de equipaciones y partir de unos criterios generales previos que deben formar parte del modelo de uso público establecido en los planes o en las estrategias globales de conservación y gestión del espacio.” (Pascual, 2007: 129). En España y en el resto de Europa es muy frecuente que este tipo de centros sean públicos, excepto los servicios restaurativos o de venta, que, cuando existen, suenen estar en concesión administrativa. Sin embargo, en otros países suelen ser enteramente privados, lógicamente en consonancia con el régimen protector del espacio. Una variante disteis centros muy popularizada nos últimos años son los ecomuseos, que cuentan con una definición específica, pero que no siempre se diferencian de los centros de visitantes o similares. He aquí la definición: “Equipación destinada a revelar al visitante elementos naturales (especies, hábitats o paisajes) y etnológicos (actividades, obras o expresiones humanas tales como comportamientos y tradiciones) del espacio natural protegido y de su entorno.?”(EUROPARC-España, 2005: 47). Las posibilidades de las infraestructuras no alojativas no se agotan en estos centros venidos de nombrar, sino que incluyen otros edificios tales como centros de documentación, de investigación o de recuperación de la fauna. Estos pueden compartir espacio con los anteriores. Asismismo, los puntos de información suelen ser definidos como una implantación de dimensiones reducidas destinada a la información, con o sin personal, y que puede consistir en un lugar concreto en el seno de otro edificio (puede ser un mostrador o un módulo dentro de un centro de visitantes o de un hotel) o en un panel al aire libre. También fuera o dentro de los centros de visitantes o análogos, se localizan las aulas en la naturaleza, cuyo uso es fundamentalmente educativo ambiental. En ellas se busca el contacto directo con la naturaleza por parte de los visitantes, que por lo general se presentan en grupos organizados, nombradamente de tipo escolar. Hay diversas variantes de aulas en la naturaleza, pero no es extraño que incluyan facilidades alojativas para estadías

93

más o menos prolongadas (tipo casa de colonias) y, por tanto, que estén en manos privadas. Finalmente, quedan las infraestructuras destinadas a canalizar, guiar o informar en los recorridos a pie o mediante vehículo. Las carreteras o los caminos son parte de esta infraestructura y pueden ser exclusivamente peatonales, o permitir el paso de caballos, de bicicletas y mismo de algunos o de todos los vehículos a motor. Esta última circunstancia suele estar limitada en los espacios protegidos, que suelen privilegiar el uso peatonal de los caminos. Los senderos son los más conocidos y consisten en itinerarios adaptados a la marcha y al excursionismo a pie, a pesar de que se pueden permitir los caballos y las bicicletas. Según EUROPARC-España (2005: 51), se pueden dar las siguientes definiciones ligadas a los senderos: - Sendero interpretativo. A lo largo de él el público recibe explicaciones significativas y amenas sobre el significado de los trazos más importantes del recorrido, mediante un mensaje transmitido por guía o por medios no atendidos por personal. Puede ser: o Autoguiado: está asistido por elementos explicativos de apoyo como paneles de interpretación y/o información, guía de la ruta, etc., que permiten al visitante su realización de forma autónoma. o Guiado: está asistido por un/una guía de la naturaleza que comunica el patrimonio y los valores del espacio a lo largo de un recorrido. - Sendero señalizado: marcado con signos convencionales (hitos, señales, marcas, etc.) e indicaciones destinadas a facilitar su utilización, fundamentalmente en recorridos a pie. Las señales son una infraestructura clave en los espacios naturales y pueden ser muy simples (convenciones simbólicas como por ejemplo dos trazos pintados horizontalmente, que significan que el camino es bueno, o una equis, que indica mala dirección) o bien paneles con indicaciones de distancias, tiempos de recorrido, topónimos, etc. - Sendero homologado. Necesariamente señalizado, fue registrado por la federación de montañismo correspondiente y debe cumplir unas exigencias precisa de trazado y señalización. o Gran recorrido: sendero homologado según la normativa internacional, tiene más de 50 km y el recorrido se planifica para dos jornadas o más de marcha. Está señalizado con marcas rojas y blancas. o Pequeño recorrido: sendero homologado según la normativa internacional, tiene menos de 50 km y más de 10 km (8 km en casos de dificultad alta) y habitualmente se puede realizar en una jornada. Está señalizado con marcas blancas y amarillas. o Sendeiro local: sendero homologado según la normativa internacional, es de un máximo de 10 km y posee una dificultad mínima. Está señalizado con marcas blancas y verdes. En los recorridos habilitados para bicicletas, se habla de carriles cicloturísticos. Un caso particular en España y en otros países son las conocidas como vías verdes, antiguos caminos de hierro acondicionados como itinerarios no motorizados. Asociados a senderos y otro tipo de recorridos, existen infraestructuras tales cómo áreas recreativas, merenderos, miradores, observatorios de fauna (que camuflan los visitantes para que los animales no huyan), aparcamientos, etc. Su localización, como en las demás infraestructuras apuntadas, es estratégica a los efectos de canalizar los flujos. Existe toda una línea de investigación sobre las carreteras y las pistas en los espacios naturales, tanto en lo tocante a sus características físicas (maneras de evitar el enlamado cuando llueve) y a la minimización de sus impactos (erosión), como en lo relativo a como

94

planificarlas para que los turistas dejen de ir a determinados sitios (Newsome et al., 2002: 203). Está demostrado que por norma el turismo está motorizado y que la inmensa mayor parte de los elementos visitados están como mucho a un día a pie caminando desde carreteras por las que es posible transitar en vehículo a motor. La señalización y los otras equipaciones de información mencionados pueden guiar el comportamiento del turista en el espacio y ayudar activamente de este modo a la gestión del área protegida, por ejemplo evitando el acceso a lugares frágiles. Sea como fuere, hace falta evitar un exceso abusivo de señales (Newsome et al., 2002: 205). Muchos organismos gestores cuentan con una política muy perfilada sobre señalización para velar por una homogeneidad y coherencia en los sistemas de señalización e información (lo que se conoce como sinalética, se vea EUROPARC-España, 2005: 54) en un parque dado o en un sistema de espacios protegidos. En muchas ocasiones las autoridades aprovechan las señales para informar los visitantes mediante signos convencionales o pequeños textos sobre la normativa del espacio.

5.2.4. ACTIVIDADES Y SERVICIOS Las actividades y los servicios turísticos que se desarrollan en un espacio natural protegido pueden ser los mismos que en el conjunto del turismo en la naturaleza, con la única lógica limitación de la normativa aplicable en el perímetro protegido en tela de juicio. Se puede decir que en términos generales los contenidos genéricos del capítulo 3 son plenamente válidos para este punto 5.4. En este contexto, el énfasis en este punto 5.4 se va a poner en aquellos casos en los que insiste particularmente la literatura sobre uso público. Se trata por tanto de actividades y servicios no tratados en el capítulo 3 porque no están ofrecidos por empresas privadas, sino que en el contexto europeo suelen estar facilitados por las administraciones públicas. En lo fundamental, son las actividades y servicios de información, interpretación y educación ambiental, tal y como están sistematizadas por Pascual (2007). Sin embargo, referencias que no se sitúan en el ámbito temático de los estudios del uso público también aceptan estas categorías como actividades y servicios esperables en el turismo en espacios naturales protegidos, por ejemplo Eagles et al. (2002), además de reconocer actividades y productos típicamente empresariales como los explicados en el apartado 3. Pascual (2007) se refiere a la información, a la interpretación y a la educación ambiental como servicios y actividades básicas de uso público en los espacios protegidos. Por información se entiende la simple transmisión básica de un mensaje a un receptor (el turista o el visitante del espacio protegido), sin estrategias específicas de ayuda para la comprensión. La información puede ser una respuesta a una pregunta en un centro de recepción de visitantes, o bien un folleto o cualquiera otro mecanismo comunicativo análogo. La interpretación va al otro lado de la información y consiste en darle significado a algo, en revelar la naturaleza y comprender las interrelaciones que se producen en ella. Se trata, así pues, de un proceso comunicativo que constituye una especie de “arte” en la que se producen conexiones emocionales y cognitivas entre el público participante, los elementos que se reconocen y, de existir, el guía-intérprete (ADRAT e IRMA, 2006: 29). EUROPARC-España (2005: 60) sugiere el uso de bromas, comparaciones, historias con misterios y suspense, etc. Según ADRAT e IRMA (2006: 30) se pueden resumir los principios básicos de la interpretación en tres verbos: - Provocar: hace falta despertar el interés y la curiosidad de los oyentes, para lo cual hace falta introducir ideas o pensamientos nuevos y crear vínculos con los visitantes. - Relacionar: hace falta relacionar la actividad interpretativa con la experiencia y vivencias de los visitantes, de suerte que debe existir un nexo entre los conocimientos previos y las nuevas ideas que se introducen.

95

- Revelar: el intérprete debe transmitir mensajes que la audiencia no olvide. De acuerdo con Newsome et al. (2002: 240-242) existen cinco características básicas de la interpretación en el contexto del turismo en la naturaleza: - Debe centrarse en un tema y en sus ideas asociadas. Esto implica que hace falta tener un núcleo temático bien definido, con un mensaje clave a transmitir (según EUROPARC-España, 2005: 60 redactada como si fuera un titular periodístico), y una serie de ideas secundarias estructuradas en relación a ese nudo. - Implica involucrarse activamente y participar en experiencias directas. Si la información suele ser pasiva (escuchar), la interpretación consiste en una experiencia dinámica y agradable, en la que se perciben y discuten los fenómenos in situ. De todas formas, no siempre es posible desarrollar la interpretación sobre lo terreno y por ese motivo hay expertos que cuidan que se puede producir interpretación en los museos. Otros, no obstante, opinan que la interpretación sólo es realmente posible delante del objeto interpretado, la naturaleza en el caso que aquí ocupa. - Facilita el máximo uso posible de los sentidos. Se trata de incentivar la percepción directa a partir de los distintos sentidos. - Promueve la comprensión de la naturaleza de manera autónoma por parte de los visitantes. Se procura la implicación del turista en el descubrimiento de la naturaleza a través de sus propios mecanismos perceptivos. - Es relevante que los visitantes (los clientes) encuentren que los conocimientos conseguidos son útiles. En este sentido, se recomienda en la interpretación preguntar a la audiencia por sus intereses y motivaciones. En concreto, se subraya que es importante hablar de entrada con los grupos antes de que actividad comience. Lógicamente, deben estar preparados distintos niveles de materiales o de conocimientos para adaptarse a las demandas y a los intereses de cada público. Pascual (2007: 161) opina que la gran diferencia entre la interpretación y la educación es que la primera tiene siempre carácter voluntario, mientras que la educación se destina en buena medida de una población “obligada”: la escolar. Esto implica que la interpretación suele ser mucho más autónoma y es decidida en su totalidad por el visitante. Adicionalmente, este autor cuida que la interpretación suene ser más breve que no la educación. En este sentido, la interpretación es fácilmente vendible desde el punto de vista turístico, como un producto que se consume en un día o en medio día. En efecto, un mecanismo habitual en determinados países es que las empresas ofrezcan guías-intérpretes que tarifen las actividades a los usuarios; en muchas ocasiones estas empresas ofrecen información gratuita (por ejemplo, en un centro de visitantes) y en esa información venden su producto de interpretación, que algunos clientes mercan (Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 110). En lo tocante a la educación, de acuerdo con la bibliografía de referencia, ésta se destina sobre todo a la adquisición de conocimientos. En muchos espacios naturales protegidos existen actividades de educación ambiental destinadas a la enseñanza formal, es decir, a las escuelas y a los institutos. Por lo general, se ofrecen una o varias actividades educativas fuera del centro, con monitores del espacio protegido, que deben estar bien insertadas en el currículo escolar, de suerte que esas actividades tengan lógica y sentido en relación a los contenidos que se imparten en las aulas y que asimismo tengan continuidad en las tareas cotidianas del grupo escolar en tela de juicio. Las aulas de la naturaleza nominadas en el punto 5.3 suenen ser el escenario de estas actividades. También en muchos espacios naturales protegidos existen programas de educación ambiental destinados a grupos de chavales en verano, fuera de la educación formal reglamentada. Y tampoco se puede

96

olvidar que determinadas actividades interpretativas tienen un innegable componente educativo. Yendo al otro lado de los tres mecanismos definidos de Pascual (2007), un servicio habitual en muchos espacios naturales protegidos es la edición de folletos y guías, que pueden tener un precio de venta o distribuirse de manera gratuita. La identidad de estos materiales con los medios de promoción turística es plena, a pesar de que los primeros contienen elementos normativos que suenen estar ausentes en los segundos. EUROPARC-España (2005: 59) distingue entre tres tipos básicos de materiales: - Folleto informativo: medio impreso destinado a informar el visitante sobre las características del espacio protegido. Acostumbra a incluir recomendaciones para la seguridad del visitante y la protección del contorno. - Folleto interpretativo: medio impreso necesario para realizar una visita de forma autónoma. Se utilizan técnicas interpretativas (motivadoras y que invitan a emplear los sentidos) para facilitar el gozo y conocimiento de los valores existentes en el recorrido. Suelen incluir recomendaciones como las del folleto informativo. - Guía: publicación divulgativa dirigida al público general para facilitarle la visita al espacio protegido, y que proporciona información sobre las características de este, el patrimonio existente, las equipaciones, las rutas, la logística, algunos consejos, etc. Es evidente que este tipo de materiales cada vez se presentan más mediante soportes digitales. En este sentido, se está transitando de un modelo de actividades basadas en folletos con mapas que valían para orientarse y comprender el terreno a la descarga de guías digitales y de tracks en Internet, los cuáles se incorporan en dispositivos móviles o en GPS, de suerte que se evitan los medios analógicos. Sin embargo, la transición está siendo gradual y de hecho aún muchos turistas, al ser preguntados, afirman que prefieren los dispositivos clásicos.

5.5. GESTIÓN DEL FLUJO DE VISITANTES Un tema clave en ordenación de los espacios naturales protegidos es la gestión del flujo de visitantes, cuando “ya reciben visitas y en los que se está llegando a un nivel que exige alguna forma de intervención” (Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 87). Sin menoscabo de los mecanismos particulares que se van sistematizar en este punto, es importante indicar que la gestión del flujo se suele planificar, nombradamente mediante zonificación (punto 5.2), y que las infraestructuras y las actividades que se diseñan acostumbran a estar al servicio, también, de la gestión del flujo. En efecto, suele acontecer que la señalización está ubicada o los folletos están elaborados en función de la gestión del flujo que se desea: pueden omitir la existencia de determinados senderos, pueden marcar recursos en un área hacia quien tiene interés canalizar las visitas mientras no recogen los de las árelas que se quieren conservar, etc. Asimismo, desde el punto de vista de la planificación física, la localización de las puertas de entrada a los espacios protegidos y su configuración espacial particular (con puntos de información, aparcamientos, las are de recreo, etc.) es clave para la gestión de la entrada y de las direcciones que toma el flujo de visitantes (Beunen et al., 2008). Según Eagles et al. (2002) existen ocho tipos básicos de estrategias de gestión del uso de visitantes en espacios protegidos (Tabla 5.5). Todos los mecanismos nominados presentan una casuística muy amplia y se adaptan a las situaciones particulares en las que encuentra un determinado espacio protegido, o a sus condiciones ecológicas particulares. Así por ejemplo, la limitación del acceso mediante un umbral de entradas máximo o la asignación de permiso previo para internarse en un espacio protegido son mecanismos que acontecen en casos de masificación importante, mientras que el cierre absoluto de un ámbito se da cuando los elementos de en medio son muy vulnerables, o bien cuando la masificación de

97

visitantes ya es total y, por tanto, hace falta tomar medidas drásticas. También se debe tener en cuenta que la búsqueda de la seguridad personal de los visitantes en los espacios protegidos suene resultar en prohibición de acceso a determinadas árelas por riesgos naturales, por ejemplo desprendimientos de laderas, posibilidad de ondas de mar muy grandes, presencia de aguas de temperaturas elevadas, etc. Tabla 5.5. Estrategias y ejemplos de técnicas para la gestión de niveles de uso elevados. Estrategia Reducir el uso de la totalidad del espacio protegido.

Ejemplo de técnica Limitaciones de número de visitantes, por ejemplo mediante cobro de peaje. Limitar el acceso a esas áreas y alentar las Reducir el uso de las áreas problemáticas. visitas a otras. Modificar la localización del uso dentro de Prohibir el campismo y pisar fuera de los las áreas problemáticas. senderos. Cobrar por el uso del espacio en Modificar la organización temporal del uso. determinadas épocas. Modificar el tipo de uso y comportamiento Desalentar o mismo prohibir determinadas de los visitantes. prácticas. Informar a los visitantes correctamente, Modificar las expectativas de los visitantes. mediante folletos o carteles. Proteger el lugar en el que se encuentra el Incrementar la resistencia del recurso. recurso. Mantener o rehabilitar el lugar en el que se Mantener o rehabilitar recursos. encuentra el o recurso. Elaboración propia a partir de Eagles et al. (2002 [trad. 2003]: 88-89).

Cada una de las técnicas para la gestión del flujo de visitantes comporta unos beneficios y unos inconvenientes para el espacio protegido en tela de juicio. También supone unos costos económicos que no se pueden perder de vista. Así, la asignación previa de un permiso para la visita de una área natural, técnica que puede responder a la estrategia de reducir el uso del espacio protegido (Tabla 5.5), es una posibilidad que permite bajar la presión de visitantes, pero puede resultar en una cierta insatisfacción de los turistas que se dirigen al lugar sin conocer la norma, nombradamente turistas extranjeros, y quedan sin poder entrar en el espacio. Sea como fuere, esta técnica garantiza que todos los visitantes con permiso puedan acceder, mientras que las limitaciones al acceso una vez se consigue un determinado umbral de usuarios no permiten discriminar igual. Dado que los trámites administrativos de la gestión de permisos pueden resultar gravosos, a todas horas existen tarifas para compensar los costos. En el único caso gallego en el que se practica sistemáticamente la asignación previa de permiso, no se produce cobro por los costos por parte de la administración, por lo que es esta quien internaliza el gasto derivado de la gestión. Un concepto que tiene mucha popularidad en los casos en los que se produce un exceso de visitantes es el de capacidad de carga, que consiste fundamentalmente en la evaluación del máximo número de personas que pueden visitar un lugar al mismo tiempo sin aplastarlo, o sin que la satisfacción de los visitantes se vea resentida de manera inaceptable (Pérez de lanas Heras, 2004: 83). Este concepto está muy relacionado con el de límite de cambio aceptable, definido cómo “nivel máximo de impactos producidos por la afluencia de visitantes que un determinado enclave puede aceptar sin afectar la capacidad de regeneración natural del propio medio” (EUROPARC-España, 2005: 69). Según Blàzquez (2002: 111), el límite de cambio aceptable condiciona plenamente el modelo turístico: en el momento en el que se ultrapasa el umbral, el turismo pasa a ser masivo y gregario y el espacio natural se banaliza irremediablemente. Entretanto, si el número de visitantes se mantiene por debajo del dicho límite, dominan unos usuarios más exigentes que están satisfechos por el mantenimiento de las calidades naturales del espacio.

98

De acuerdo con Pérez de las Heras (2004: 84) hay cuatro tipos de capacidad de carga: - Ecológica: se refiere específicamente a los daños ambientales. EUROPARCEspaña (2005: 69) la define correlacionándola con el concepto de límite de cambio aceptable, es decir, como aquella capacidad de carga calculada “en función de la vulnerabilidad de en medio, admitiendo ciertos impactos que pueden corregirse o ser absorbidos por éste, y rechazando aquel número de visitas que provocan impactos por encima del límite de cambio aceptable.” - Psicológica: se refiere a los propios turistas, es decir, es el número de personas que puede compartir una experiencia turística sin que esta pérdida su interés. - Social: se refiere a la población local, esto es, el número de visitantes a partir del cual se pueden producir tensiones o insatisfacciones por parte de la comunidad anfitriona. - Económica: se refiere a las infraestructuras del lugar, de suerte que se define el número máximo de personas que las infraestructuras de un enclave pueden atender. Por lo general la capacidad de carga, para cuyo cálculo hay metodologías cuantitativas muy formalizadas propuestas desde la ecología, suene constituir un elemento muy importante en la planificación de los espacios protegidos. También hace falta decir que se trata de una cuestión controvertida, pues condiciona plenamente los grados de aprovechamiento turístico por parte de los distintos operadores, hasta el punto que en muchas ocasiones a industria turística rechaza los cálculos que se hacen desde las administraciones (o desde las entidades ecologistas) y de este modo se establece una dialéctica durante un período prolongado sobre los umbrales aceptables. En último término, se debe comentar que los umbrales de capacidad de carga pueden variar a lo largo del tiempo, cuando se producen cambios en las condiciones ambientales de los lugares -por ejemplo, en la temporada de verano, con riesgo de fuegos, se pueden incrementar las limitaciones e incluso cerrar determinados perímetros.

Para ir más allá: lecturas EAGLES, P.F.J. (2008): “Governance models for parks, recreation and tourism”, en HANNA, K.S.; CLARK, D.A. e SLOCOMBE, D.S. (eds.): Transforming Parks and Protected Areas. Policy and governance in a changing world. New York / London: Routledge. pp. 39-61. EAGLES, P.F.J.; MCCOOL, S.F. e HAYNES, C.D.A. (2003): “Planificación del turismo en áreas protegidas”, “Sensibilidad en el desarrollo de infraestructuras y servicios” e “Instrumentos para la gestión de visitantes”, en Turismo sostenible en áreas protegidas. Directrices de planificación y gestión. Madrid: Organización Mundial del Turismo. pp. 41-59, 61-74 e 87-111. EUROPARC−ESPAÑA (2005): “Equipamientos y dotaciones”, “Programas para visitantes” e “Visitantes, actividades y regularización”, en Manual sobre conceptos de uso público en los espacios naturales protegidos. Madrid: Fundación Fernando González Bernáldez. pp. 45-55, 57-61 e 63-69. PASCUAL, J.A. (2007): “La demanda: los visitantes”, “Los equipamientos de uso público”, “Servicios y actividades de uso público: información, interpretación y educación ambiental” e “La planificación del uso público”, en La gestión del uso público en espacios naturales. Madrid: Miraguano. pp. 119-126, 127-155, 157-164 y 179-202.

99

Actividades 1. Escoge un espacio natural protegido que conozcas y justifica qué modelo de los comentados en el punto 5.1 le va mejor. 2. A partir de la lectura del punto 5.3, elabora un listado sistemático de las infraestructuras turísticas en espacios naturales protegidos. 3. Escoge un espacio natural protegido que conozcas y analiza qué infraestructuras y equipaciones (según lo visto en el punto 5.3) y qué actividades y servicios (punto 5.4) posee. 6. ¿Conoces medidas de gestión del flujo como las comentadas en el punto 5.5 en algún espacio natural protegido? Coméntalas.

100

BIBLIOGRAFÍA ADRAT (ed.) e IRMA (coord.): La interpretación de la naturaleza y del medio rural. León: Gráficas Alse. ALPHANDÉRY, P. (2002): “Nature, politiques publiques et conflits de légitimité : la mise en œuvre de la directive Habitats en France”, en SYLVESTRE, J.P. (dir.): Agriculteurs, ruraux et citadins. Les mutations des campagnes françaises. Dijon: Éducagri / Centre Régional de Documentation Pédagogique de Bourgogne. pp. 209-223. ÁLVAREZ, S. y RAMÓN, R.F. (2004): Galicia, espazo natural. Santiago de Compostela: Turgalicia. ÁLVAREZ, S. y RAMÓN, R.F. (2009): Galicia ao natural. Santiago de Compostela: Turgalicia. ANTAR−ECOTONO (2004): El turismo de naturaleza en España y su plan de impulso. Madrid: Ministerio de Industria, Turismo y Comercio. ARAÚJO, T. et al. (2006): Vilariño de Conso. Paisaxe e tradición. Ourense: Deputación Provincial de Ourense. ATAURI, J.A. (2006): “Hacia un lenguaje común: categorías de manejo internacionales de la UICN”, en ESPARC 2006. Actas del XII Congreso de EUROPARC-España. Madrid: EUROPARC-España. pp. 33-36. BANZO, M. (2001): “La ceinture verte de Barcelone : un projet dans l’impasse ?”, Rives Nord-Méditerranéennes, 8:37-50. BARRADO, D.A. y VILA, M. (2001): “Turismo en espacios de montaña y naturales”, en BARRADO, D.A. e CALABUIG, J. (eds.): Geografía mundial del turismo. Madrid: Síntesis. pp. 123-149. BENITO, X. (2009): O Macizo Central Ourensán. A Coruña: Obra Social Caixa Galicia. BERQUE, A. (1995): Les raisons du paysage. De la Chine antique aux environnements de synthèse. Paris: Hazan. BERTHONNET, A. (2006) : “Le tourisme en Algérie (de 1880 aux années 1940) : une histoire à écrire”, Revue Tourisme, 15:21-39. BERTRAND, C. y BERTRAND, G. (2002): Une géographie traversière. L’environnement à travers territoires et temporalités. Paris: Arguments. [Tradución ao español: BERTRAND, C. e BERTRAND, G. (2006): Geografía del Medio Ambiente. El sistema GTP: geosistema, territorio y paisaje. Granada: Universidad de Granada.] BEUNEN, R.; REGNERUS, H.D. y JAARSMA, C.F. (2008): “Gateways as a means of visitor management in national parks and protected areas”, Tourism Management, 29:138-145. BLÀZQUEZ, M. (2002): “Turismo y ordenación en espacios de interés natural: sinergias y conflictos”, en FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, F.; PUMARES, P. e ASENSIO, Á. (eds.): Turismo y transformaciones urbanas en el Siglo XXI. Almería: Universidad de Almería. pp. 103-117. BLEWITT, J. (2008): Understanding Sustainable Development. London: Earthscan. BOUMEGGOUTI, D. y VALERO, A. (2006): “Les stratégies touristiques françaises et espagnoles au Maroc sous le protectorat”, Revue Tourisme, 15:49-73. BOVET, M.T. (1992): “Clasificación de los paisajes según su funcionalidad”, en BOLÒS, M. (dir.): Manual de ciencia del paisaje. Teoría, métodos y aplicaciones. Barcelona: Masson. pp. 105-122. BROC, N. (1991): Les montagnes au siècle des lumières. Perception et représentation. Paris: Comité des travaux historiques et scientifiques. BUCKLEY, R.C. (2000): “Neat Trends: Current Issues in Nature, Eco- and Adventure Tourism”, International Journal of Tourism Research, 2:437-444. BUCKLEY, R.C. (2004): “Skilled commercial adventure: The edge of tourism”, en SINGH, T.V. (ed.): New horizons in tourism. Oxford: CAB International. pp. 37-48. BUCKLEY, R.C. (2007): “Adventure tourism products: Price, duration, size, skill, remoteness”, Tourism Management, 28:1428-1433.

101

CABALAR, M. (2009): “La figura de paisaje protegido en Galicia. Criterios aplicados en su aplicación”, en PILLET, F.; CAÑIZARES, M.C. e RUIZ PULPÓN, Á.R. (coords.): Geografía, territorio y paisaje: el estado de la cuestión. Actas del XXI Congreso de Geógrafos Españoles. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. pp. 831-843. [en CD] CABALAR, M. (2010): O uso público nos espazos naturais protexidos de Galicia. Diagnose e propostas de acción. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela. [Tese doutoral inédita] CALABUIG, J. (2001): “América del Sur y Central”, en BARRADO, D.A. e CALABUIG, J. (eds.): Geografía mundial del turismo. Madrid: Síntesis. pp. 267-314. CÀNOVES, G.; HERRERA, L. y VILLARINO, M. (2005): “Turismo rural en España: paisajes y usuarios, nuevos usos y nuevas visiones”, Cuadernos de Turismo, 15:63-76. CARBONE, G. y YUNIS, E. (2005): Making Tourism More Sustainable. A Guide for Policy Makers. Paris / Madrid: United Nations Environment Programme / World Tourism Organization. CARERI, F. (2002): Walkscapes. El andar como práctica estética = Walking as an Aesthetic Practice. Barcelona: Gustavo Gili. CASADO DE OTAOLA, S. (2004): “Historia”, en GARCÍA CANSECO, V. e ASENSIO, B. (coords.): La Red de Parques Nacionales de España. Madrid: Organismo Autónomo Parques Nacionales. pp. 20-31. CASTELLS, M. (2004): The Information Age: Economy, Society and Culture. Malden / Oxford / Carlton South / Berlin: Blackwell. [Tradución ao español: CASTELLS, M. (2005): La era de la información: economía, sociedad y cultura. Madrid: Alianza.] CATLIN, J. y JONES, R. (2010): “Whale shark tourism at Ningaloo Marine Park: A longitudinal study of wildlife tourism”, Tourism Management, 31: 386-394. CHOAY, F. (1988): L’allégorie du patrimoine. Paris: Seuil. CORTINA, A. (2009): “La participación, mediación y concertación en paisaje”, en BUSQUETS, J. e CORTINA, A. (coords.): Gestión del paisaje. Manual de protección, gestión y ordenación del paisaje. Barcelona: Ariel. pp. 347-378. CRUZ, J. (2001): “La revalorización de los recursos naturales y patrimoniales en el medio rural valenciano”, en MARTÍNEZ PUCHE, A. (coord.): El desarrollo rural/local integrado y el papel de los poderes locales. Alacant: Universitat d’Alacant. pp. 309-333. DEVERRE, C. ; MORMONT, M. y SOULARD, C. (2002): “La question de la nature et ses implications territoriales”, en PERRIER-CORNET, P. (dir.): Repenser les campagnes. La Tour d’Aigues: Aube. pp. 217-237. DÍAZ-FIERROS, F. (2001): “Coñecemento e evolución do medio físico en Galiza”, en 25 Anos de Medio Ambiente e Ecoloxismo na Galiza. Santiago de Compostela: ADEGA. pp. 39-52. DÍAZ-FIERROS, F. (2006): A cuestión ambiental en Galicia. Raíces dunha nova cultura 1750-1972. Vigo: Galaxia. DOMÈNECH, M. (2003): “La planificación y gestión de los espacios libres en la provincia de Barcelona. Evolución y progresos a lo largo de tres décadas”, en FOLCH, R. (coord.): El territorio como sistema. Conceptos y herramientas de ordenación. Barcelona: Diputació de Barcelona. pp. 179-190. EAGLES, P.F.J. (2008): “Governance models for parks, recreation and tourism”, en HANNA, K.S.; CLARK, D.A. e SLOCOMBE, D.S. (eds.): Transforming Parks and Protected Areas. Policy and governance in a changing world. New York / London: Routledge. pp. 39-61. EAGLES, P.F.J.; MCCOOL, S.F. y HAYNES, C.D.A. (2002): Sustainable Tourism in Protected Areas. Guidelines for Planning and Management. Gland / Cambridge: IUCN – The World Conservation Union. [Tradución ao español: EAGLES, P.F.J.; MCCOOL, S.F. e HAYNES, C.D.A. (2003): Turismo sostenible en áreas protegidas. Directrices de planificación y gestión. Madrid: Organización Mundial del Turismo.] ESTEBAN, A. et al. (2006): Principios de marketing. Madrid: ESIC.

102

EUROPARC FEDERATION (2007): La Carta Europea del turismo sostenible en los espacios protegidos. Versión actualizada de mayo de 2007. Madrid: EUROPARC-España. [Dispoñíbel en Internet en: (Acceso 28-12-2010)] EUROPARC−ESPAÑA (2005): Manual sobre conceptos de uso público en los espacios naturales protegidos. Madrid: Fundación Fernando González Bernáldez. EUROPARC−ESPAÑA (2008): Anuario EUROPARC−España del estado de los espacios naturales protegidos 2007. Madrid: Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los Espacios Naturales. EUROPARC−ESPAÑA (2010a): Anuario EUROPARC−España del estado de los espacios naturales protegidos 2009. Madrid: Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los Espacios Naturales. EUROPARC−ESPAÑA (2010b): Guía para la adhesión de las empresas turísticas a la Carta Europea de Turismo Sostenible en espacios protegidos. Madrid: Fundación Interuniversitaria Fernando González Bernáldez para los Espacios Naturales. FERNÁNDEZ FUSTER, L. (1991): Historia general del turismo de masas. Madrid: Alianza. FERNÁNDEZ GIRÁLDEZ, M.Á. y DOMÍNGUEZ REY, M. (2007): Guía do Parque Natural Monte Aloia. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. FERRATER, J. (1976): Diccionario de Filosofía abreviado. Barcelona: Edhasa. FERRATER, J. (1982): Diccionario de Filosofía. Madrid: Alianza. FLORIDO, G. y LOZANO, P.J. (2005): “Las figuras de protección de los espacios naturales en las comunidades autónomas españolas: una puesta al día”, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 40:57-81. FONT, J. y MAJORAL, R. (2000): “Espacios naturales de protección especial en Catalunya”, en VALLE, B. (coord.): Geografía y Espacios Protegidos. Murcia: Asociación de Geógrafos Españoles / Federación de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. pp. 113-142. GALIANA, L. y VINUESA, J. (coords.) (2010): Teoría y práctica para una ordenación racional del territorio. Madrid: Síntesis. GARCÍA ÁLVAREZ, J. (2002): Territorio y nacionalismo. La construcción geográfica de la identidad gallega (1860-1936). Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. GARCÍA ÁLVAREZ, J. (2009): “Los valores simbólicos del paisaje en la creación de los primeros espacios naturales protegidos en España. El caso del Parque Nacional de la Montaña de Covadonga”, en PILLET, F.; CAÑIZARES, M.C. e RUIZ PULPÓN, Á.R. (coords.): Geografía, territorio y paisaje: el estado de la cuestión. Actas del XXI Congreso de Geógrafos Españoles. Cuenca: Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha. pp. 1037-1054. [en CD] GLACKEN, C.J. (1967): Traces on the Rhodian shore: Nature and culture in Western thought from ancient times to the end of the eighteenth century. Berkeley: University of California Press. [Tradución ao español: GLACKEN, C.J. (1996): Huellas en la playa de Rodas. Naturaleza y cultura en el pensamiento occidental desde la Antigüedad hasta finales del siglo XVIII. Barcelona: Serbal.] GÓMEZ MENDOZA, J. (1992): Ciencia y política de los montes españoles (1848-1936). Madrid: ICONA. GÓMEZ MENDOZA, J. (1998): “The persistence of romantic ideas and the origins of natural park policy in Spain”, Finisterra, 65:51-63. GÓMEZ MENDOZA, J. (2008): “La mirada del geógrafo sobre el paisaje: del conocimiento a la gestión”, en MADERUELO, J. (coord.): Paisaje y territorio. Madrid / Huesca: Abada / Centro de Arte y Naturaleza / Fundación Beulas. pp. 11-56. GÓMEZ OREA, D. (2002): Ordenación Territorial. Madrid: Mundi-Prensa / Agrícola Española. GONZÀLEZ REVERTÉ, F. (2002): “Estrategias de sostenibilidad para espacios urbanos en Cataluña. El caso del Baix Penedès”, Scripta Nova. Revista electrónica de geografía y ciencias sociales, VI(122). [Dispoñíbel en Internet en: (Acceso 28-12-2010)] HALL, C.M. (1992): Wasteland to World Heritage: Preserving Australia’s Wilderness. Carlton: Melbourne University Press.

103

HALL, C.M. (2007): “The Changing Geographies of Australia’s Wilderness Heritage”, en JONES, R. e SHAW, B.J. (eds.): Geographies of Australian Heritages. Loving a Sunburnt Country? Aldershot: Ashgate. pp. 45-57. HALL, C.M. y PAGE, S.J. (2002): The Geography of Tourism and Recreation. Environment, Place and Space. London / New York: Routledge. HARPER, M. (2007): The ways of the bushwalker. On foot in Australia. Sydney: University of New South Wales Press. HERNÁNDEZ DE LA OBRA, J. (2003): Gestión del Uso Público en la Red de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. Estrategia de Acción. Sevilla: Junta de Andalucía. HEWLETT, D.; FYALL, A. y EDWARDS, J. (2004): “Beyond the Rhetoric of Visitor Management in Transboundary Protected Areas: the Case of Peneda–Gerês”, International Journal of Tourism Research, 6:381-395. HILDALGO, S. (2009): Uso público en los Parques Naturales de Andalucía. Granada: Universidad de Granada. HONEY, M. (2008): Ecotourism and Sustainable Development. Who Owns Paradise? Washington: Island Press. IGLÉSIES, J. (1964): Els primers excursionistes. Barcelona: Rafael Dalmau. IGLÉSIES, J. (1982): Amb les cames i amb el cor. Barcelona: Publicacions de l’Abadia de Montserrat. INSTITUTO INTER-UNIVERSITARIO DE DESARROLLO LOCAL (coord.) (2007): ESPON Project 2.3.2. Governance of Territorial and Urban Policies from EU to Local Level. Luxembourg: European Spatial Planning Observation Network. [Dispoñíbel en Internet en: (Acceso 15-1-2008)] IVARS, J.A. (2000): “Turismo y espacios rurales: conceptos, filosofías y realidades”, Investigaciones Geográficas, 23:59-88. JANETSKI, J.C. (1987): Indians in Yellowstone National Park. Salt Lake City: University of Utah Press. JONES, R. y SHAW, B.J. (2007): “Introduction: Geographies of Australian Heritages”, en JONES, R. e SHAW, B.J. (eds.): Geographies of Australian Heritages. Loving a Sunburnt Country? Aldershot: Ashgate. pp. 1-7.

KANE, M.J. y ZINK, R. (2004): “Package adventure tours: Markers in serious leisure careers”, Leisure Studies, 23(4):329-345. KAZANCIGIL, A. (2010): La gouvernance : pour ou contre la politique ?. Paris: Armand Colin. LABRAÑA, S.; RAMOS, E. y PAÜL, V. (2004): “A Raia galego-portuguesa em debate. Perspectivas multidisciplinares sobre uma estrutura administrativa herdada”, en MÁRQUEZ, J. A. e GORDO, M. (eds.): Fronteras en movimiento. Huelva: Universidad de Huelva / Ministerio de Educación y Ciencia. pp. 153-176. LAZZAROTTI, O. (2010): “Monumentale ou Patrimoniale : Quelle Mémoire dans l’Espace Géographique ?”, en CASTRO, B.M.; LOPEZ, L. e PIÑEIRA, M.J. (eds.): Processes of Heritage Making in Geographical Space. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela. pp. 277-300. LOIS, R.C. (2007): “A nova política para o turismo nos espazos rurais de Galicia”, en BACARIZA, S.X. (coord.): I Seminario Internacional de Turismo Rural. Realidade e perspectivas do turismo nos espazos rurais. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. pp. 7-19. LOIS, R.C.; PIÑEIRA, M.J. y SANTOMIL, D. (2009): “Imaxe e oferta de aloxamento no medio rural de Galicia”, Revista Galega de Economía, 18(2):71-90. LÓPEZ SÁNDEZ, M. (2008): Paisaxe e nación. A creación discursiva do territorio. Vigo: Galaxia. LÓPEZ SILVESTRE, F. (2004): El Discurso del Paisaje. Historia cultural de una idea estética en Galicia (1723-1931). Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela. LOUREIRO, M.L. y BARRIO, M. (2009): “Valoración y gestión de espacios protegidos: La reserva de la Biosfera Oscos−Eo”, en Valoración medioambiental, cultural y paisajística de los espacios rurales gallegos: Una perspectiva económica. A Coruña: Fundación Caixa Galicia. pp. 57-86.

104

MAJUPURIA, T.C. (1999): “Why this book?”, en MAJUPURIA, T.C. e KUMAR, R. (ed.): Nepal Nature’s Paradise. Insights into Diverse Facets of Topography, Flora & Ecology. Kathmandu: Hillside. pp. 1-3. MAKHANYA, E. (2004): “The Sustainability of Rural Systems under the Communal Property Association Act in South Africa”, en MAKHANYA, E. e BRYANT, C. (eds.): Managing the Environment for Rural Sustainability. Montréal / Isipingo: The Commission on the Sustainable Development of Rural Systems (International Geographical Union) / Université de Montréal / University of Zululand. pp. 132-138. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2000a): “Imagen de la naturaleza de las montañas”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e SANZ HERRÁIZ, C. (dirs.): Estudios sobre el paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 15-53. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2000b): “La protección del paisaje. Una reflexión”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e SANZ HERRÁIZ, C. (dirs.): Estudios sobre el paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 215-235. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2004): “El paisaje de montaña. La formación de un canon natural del paisajismo moderno”, en ORTEGA CANTERO, N. (ed.): Naturaleza y cultura del paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 53-121. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2005): “El paisaje como encuentro y expresión de identidad. Literatura, excursionismo y protección”, en ORTEGA CANTERO, N. (ed.): Paisaje, memoria histórica e identidad nacional. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 45-113. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2007a): “Reflexión geográfica sobre los paisajes y los Parques Nacionales. Una mirada al futuro”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e ORTEGA CANTERO, N. (eds.): La conservación del paisaje en los Parques Nacionales. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 9-36. MARTÍNEZ DE PISÓN, E. (2007b): “Sobre el sentimiento de la naturaleza”, en PAÜL, V. e TORT, J. (eds.): Territorios, paisajes y lugares. Trabajos recientes de pensamiento geográfico. Cabrera de Mar / Madrid: Galerada / Asociación de Geógrafos Españoles. pp. 221-237. MASTNY, L. (2001): Traveling Light: New Paths for International Tourism. Washington: Worldwatch Institute. [Tradución ao español: MASTNY, L. (2003): Ecoturismo. Nuevos caminos para el turismo internacional. Bilbo: Bakeaz.] MATA, R. (2000): “Los orígenes de la conservación de la naturaleza en España”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e SANZ HERRÁIZ, C. (dirs.): Estudios sobre el paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 259-279. MATA, R. (2002): “Una visión histórica sobre la investigación de los espacios naturales protegidos en España. Del interés por las bellezas naturales, a las redes territoriales de espacios merecedores de protección”, en La investigación y el seguimiento en los espacios naturales protegidos del siglo XXI. Barcelona: Diputació de Barcelona. pp. 15-26. MEDIANO, L. (2008): “Los retos del marketing en el turismo rural”, en PULIDO, J.I. (2008): El turismo rural. Estructura económica y configuración territorial en España. Madrid: Síntesis. pp. 235-259. MEEUS, J.H.A. (1995): “Pan-European landscapes”, Landscape and Urban Planning, 31:57-79. MERLIN, P. (2006): Le tourisme en France. Enjeux et aménagement. Paris: Ellipses. MIDDLETON, V.T.C.; FYALL, A. y MORGAN, M. (2009): Marketing in Travel and Tourism. Oxford / Burlington: Butterworth-Heinemann. MIECZKOWSKI, Z. (1995): Environmental Issues of Tourism and Recreation. Lanham: University Press of America. MILLER, C.; KETTUNEN, M. y IEEP (2005): Financiación de la Red Natura 2000. Manual de Orientación. Madrid: WWF/Adena. MIRAMONTES, Á. (2007): A xeografía física de Galicia. Santiago de Compostela: Lóstrego. MMOPELWA, G.; KGATHI, D.L. e MOLEFHE, L. (2007): “Tourists’ perception and their willingness to pay for park fees: A case study of self-drive tourists and clients for mobile tour operators in Moremi Game Reserve, Botswana”, Tourism Management, 28:1044-1056.

105

MULERO, A. (2002): La protección de espacios naturales en España. Madrid: Mundi-Prensa. MUÑOZ FLORES, J.C. (2008): “El turismo en los espacios naturales protegidos españoles, algo más que una moda reciente”, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 46:291-304.

MUÑOZ JIMÉNEZ, J. (2004): “El orden natural del paisaje”, en ORTEGA CANTERO, N. (ed.): Naturaleza y cultura del paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 37-52. MURRAY, J. y WILLIAMS, J. (2000): South Africa, Lesotho & Swaziland. Melbourne / Oakland / London / Paris: Lonely Planet. NAREDO, J.M. (2007): “Crecimiento insostenible, desarrollo sostenible”, en ROMERO, J. (coord.): Geografía humana. Procesos, riesgos e incertidumbres en un mundo globalizado. Barcelona: Ariel. pp. 421-476. NEGI, J.M.S. (1998): Himalayan Heritage. A Socio-Economic, Cultural & Tourism Analysis. New Delhi: Gitanjali. NEL—LO, M. y LLANES, C. (2005): L’ecoturisme. Barcelona: Universitat Oberta de Catalunya. NEWSOME, D.; MOORE, S.A. y DOWLING, R.K. (2002): Natural Area Tourism. Ecology, Impacts and Management. Clevedon / Buffalo / Toronto / Sydney: Channel View. NOGUÉ, J. (2005): “Nacionalismo, territorio y paisaje en Cataluña”, en ORTEGA CANTERO, N. (ed.): Paisaje, memoria histórica e identidad nacional. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 147169. OJEDA, J.F. (1999): “Naturaleza y desarrollo. Cambios en la consideración política de lo ambiental durante la segunda mitad del siglo XX”, Papeles de Geografía, 39:103-117. OJEDA, J.F. (2006): “Paseando por paisajes de Doñana de la mano de algunos de sus creadores contemporáneos”, en OJEDA, J.F.; GONZÁLEZ FARACO, J.C. e LÓPEZ ONTIVEROS, A. (coords.): Doñana en la cultura contemporánea. Madrid: Ministerio de Medio Ambiente. pp. 171-204. OJEDA, J.F.; GONZÁLEZ FARACO, J.C. y VILLA, J. (2000): “El paisaje como mito romántico: su génesis y pervivencia en Doñana”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e SANZ HERRÁIZ, C. (dirs.): Estudios sobre el paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 343-356. OLANO, E. (2004): El tejo y el Teixadal de Casaio (Ourense). Ourense: Deputación de Ourense. OLIVERA, J. (1995): “Las actividades físicas de aventura en la naturaleza: análisis sociocultural”, Revista Apunts, 41:5-8. ORTEGA CANTERO, N. (1987): Geografía y cultura. Madrid: Alianza. ORTEGA CANTERO, N. (2000): “Viajeros e institucionistas: una visión de la montaña”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e SANZ HERRÁIZ, C. (dirs.): Estudios sobre el paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 193-209. ORTEGA CANTERO, N. (2004): “Naturaleza y cultura en la visión geográfica moderna del paisaje”, en ORTEGA CANTERO, N. (ed.): Naturaleza y cultura del paisaje. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 9-35. ORTEGA CANTERO, N. (2007): “El significado cultural del Parque Nacional del Guadarrama”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e ORTEGA CANTERO, N. (eds.): La conservación del paisaje en los Parques Nacionales. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 65-98. PASCUAL, J.A. (2007): La gestión del uso público en espacios naturales. Madrid: Miraguano. PATIÑO, C. (2002): “Los espacios naturales protegidos de Galicia como focos de atracción ocio−turística: el Parque Natural del Complexo Dunar de Corrubedo e Lagoas de Carregal e Vixán”, en FERNÁNDEZ GUTIÉRREZ, F.; PUMARES, P. e ASENSIO, Á. (eds.): Turismo y transformaciones urbanas en el Siglo XXI. Almería: Universidad de Almería. pp. 311-324.

106

PAÜL, V. (2009): “El turismo en el Parque Natural do Invernadeiro. Situación heredada y perspectivas de cambio”, Cuadernos de Turismo, 24:135-167. PAÜL, V. y PAZOS, M. (2009): “O transporte como produto turístico en Galicia: unha análise da oferta actual”, Revista Galega de Economía, 18(2):21-48. PAÜL, V. y PAZOS, M. (2010): “Los espacios protegidos en Galicia: Un análisis diacrónico desde la ordenación territorial”, en RODRÍGUEZ GONZÁLEZ, R. (dir.): Territorio. Ordenar para competir. Oleiros: Netbiblio. pp. 207-242. PÈLACHS, A.; SORIANO, J.M. y RULLA, A.F. (2009): “Paisajes agrarios”, en BUSQUETS, J. e CORTINA, A. (coords.): Gestión del paisaje. Manual de protección, gestión y ordenación del paisaje. Barcelona: Ariel. pp. 77-95. PEÑALVER, M.T. (2004): “El turismo activo como alternativa y complemento al modelo turístico en la Región de Murcia”, Cuadernos de Turismo, 14:179-215. PEREIRO, X. (2003): “Patrimonialização e transformação das identidades culturais”, en PORTELA, J. e CASTRO CALDAS, J. (coords.): Portugal Chão. Oeiras: Celta. pp. 231-247. PÉREZ ALBERTI, A. (1998): Galicia, espacio natural. Santiago de Compostela: Turgalicia. PÉREZ ALBERTI, A. (2000): “Caracterización y marco legal de los espacios naturales de Galicia”, en VALLE, B. (coord.): Geografía y Espacios Protegidos. Murcia: Asociación de Geógrafos Españoles / Federación de Espacios Naturales Protegidos de Andalucía. pp. 287-309. PÉREZ COSTAS, P. y PAÜL, V. (2010): “Unha proposta de dinamización turística para o Couto Mixto”, Lethes. Cadernos culturais do Limia, 10:20-53. PÉREZ DE LAS HERAS, M. (1999): La guía del ecoturismo o cómo conservar la naturaleza a través del turismo. Madrid / Barcelona / México: Mundi-Prensa. PÉREZ DE LAS HERAS, M. (2004): Manual del turismo sostenible. Cómo conseguir un turismo social, económico y ambientalmente responsable. Madrid / Barcelona / México: Mundi-Prensa. PICORNELL, M.; POMAR, Á.M. y BENITO, I. (2002): “Guía de criterios para el desarrollo de actividades recreativas en espacios naturales protegidos”, en Actas del XI Coloquio de Geografía Rural. Santander: Universidad de Cantabria. pp. 225-231. PINTÓ, J. (2000): “Dinámica de la vegetación”, en MEAZA, G. (dir., coord. e ed.): Metodología y práctica de la Biogeografía. Barcelona: Serbal. pp. 147-197. POUDEL, P.C. (2007): “Tourism Development in Khaptad National Park Area, Nepal: Opportunities and Challenges”, en JONES, G.; LEIMGRUBER, W. e NEL, E. (eds.): Issues in Geographical Marginality. Papers presented during the Meetings of the Commission On Evolving Issues of Geographical Marginality in the Early 21st Century World, 2001-2004. Grahamstown: Rhodes University / International Geographical Union. pp. 26-35. [en CD] PRATS, L. (1997): Antropología y patrimonio. Barcelona: Ariel. PRIEST, B. (1994): A Walk on the Edge of Wilderness. The Gibraltar-Washpool World Heritage Walk. Glen Innes: NSW National Parks and Wildlife Service. PUJADAS, R. e FONT, J. (1998): Ordenación y planificación territorial. Madrid: Síntesis. PULIDO, J.I. (2007): “Elementos para orientar la formulación de una política turística sostenible en los parques naturales andaluces”, Cuadernos de Turismo, 19:167-188. RAMIL, P. y RIGUEIRO, A. (dirs. e coords.) (2008): Plan de Ordenación dos Recursos Naturais do Parque Natural dos Ancares. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. REALES, L. (2000): “Entrevista a Lluís Paluzie”, Medi Ambient: Tecnologia i Cultura, 27:46-53. RED DE PARQUES NACIONALES (cada ano): Memoria de la Red de Parques Nacionales. Madrid: Organismo Autónomo Parques Nacionales. [Dispoñíbel en Internet en: (Acceso 28-12-2010)]

107

RIGUEIRO, A. et al. (dirs.) (2005): Plan de Ordenación de los Recursos Naturales. Espacio Natural Protegido Os Ancares−O Courel. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. RODÀ, F. (2003): “La matriz del paisaje. Funciones ecológicas y territoriales”, en FOLCH, R. (coord.): El territorio como sistema. Conceptos y herramientas de ordenación. Barcelona: Diputació de Barcelona. pp. 43-55 RODRÍGUEZ BECERRA, S. (1997): “Patrimonio cultural, patrimonio antropológico y museos de antropología”, Boletín del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico, 21:42-52. RODRÍGUEZ FERNÁNDEZ, B. (2007): “Rede Natura: oportunidades e conflitos”, Cerna, 52:17-20. RODRÍGUEZ GRACIA, V. (1985): Los macizos montañosos orensanos. Ourense: Sociedade Galega de Historia Natural / Caixa Ourense. ROMA, F. (2004): Del Paradís a la Nació. La muntanya a Catalunya. Segles XV-XX. Valls: Cossetània. RUJAS, M. (ed.) (1981): Síntesis del plan especial de San Mamed y Sierra de Queixa. Madrid: Centro de Estudios de Ordenación del Territorio y Medio Ambiente / Ministerio de Obras Públicas y Urbanismo. SANTOS, X.M. (2009): “Turismo e parroquias”, en GARCÍA PAZOS, F. (coord.): A parroquia en Galicia. Pasado, presente e futuro. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. pp. 329-344. SANTOS, X.M. (coord.) (2005): Galicia en cartel. A imaxe de Galicia na cartelaría turística. Universidade de Santiago de Compostela: Santiago de Compostela. SAULE-SORBÉ, H. (2007): “El Parque Nacional de los Pirineos y el arte”, en MARTÍNEZ DE PISÓN, E. e ORTEGA CANTERO, N. (eds.): La conservación del paisaje en los Parques Nacionales. Soria / Madrid: Fundación Duques de Soria / Universidad Autónoma de Madrid. pp. 124-176. SERRA, A. (2002): Marketing turístico. Madrid: Pirámide / ESIC. SILVA, R. et al. (2009): “Políticas públicas y desarrollo territorial en parques naturales de Andalucía”, en FERIA, J.M.; GARCÍA GARCÍA, A. e OJEDA, J.F. (eds.): Territorios, Sociedades y Políticas. Sevilla: Universidad Pablo de Olavide / Asociación de Geógrafos Españoles. pp. 307-319. SOLSONA, J. (2008): “Las marcas−destino de turismo rural en España”, en PULIDO, J.I. (2008): El turismo rural. Estructura económica y configuración territorial en España. Madrid: Síntesis. pp. 261-286. SPARRER, M. (2007): Turismo no espazo rural e desenvolvemento. Estudo comparativo da provincia da Coruña e o Landkreis Wittmund. Santiago de Compostela: Xunta de Galicia. STOKER, G. (1998): “Governance as Theory: Five Propositions”, International Journal of Social Sciences, 50(1):17-28. TROITIÑO, M.Á. (1995): “Espacios naturales protegidos y desarrollo rural: una relación territorial conflictiva”, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 20:23-37. TROITIÑO, M.Á. et al. (2005): “Los espacios protegidos en España: significación e incidencia socioterritorial”, Boletín de la Asociación de Geógrafos Españoles, 39:227-265. TUAN, Y.-F. (1971): Man and Nature. Washington: Association of American Geographers. TUAN, Y.-F. (1998): Escapism. Baltimore: The Johns Hopkins University Press. [Tradución ao español: TUAN, Y.-F. (2003): Escapismo. Formas de evasión en el mundo actual. Barcelona: Península] TURGALICIA (2007): Enquisa turismo rural 2005-2006. Santiago de Compostela: Turgalicia. UNESCO (1972): Convenção para a Protecção do Património Mundial, Cultural e Natural. Paris: UNESCO. [Dispoñíbel en Internet en: (Acceso 28-12-2010)] UNESCO (1996): Biosphere Reserves. The Seville Strategy & The Statutory Framework of the World Network. Paris: UNESCO.

108

VALDÉS, L. y ARRIBAS, C. (2006): “Nuevas formas de oferta turística de naturaleza: el caso de Asturias”, en PARDELLAS, X.X. (dir.): Turismo e natureza na Eurorrexión Galicia e Norte de Portugal. Vigo: Universidade de Vigo. pp. 133-148. VALES, C. (1992): “O meio ambiente”, en O meio natural galego. Homenaxe a D. Isidro Parga Pondal. Sada: Edicións do Castro. pp. 179-206. VALES, C. (2001): “25 anos de conservación da natureza en Galiza”, en 25 Anos de Medio Ambiente e Ecoloxismo na Galiza. Santiago de Compostela: ADEGA. pp. 101-113. VAQUEIRO, V. (1998): Guía da Galiza máxica, mítica e lendaria. Vigo: Galaxia. VARELA, J. (2006): “Los valores inmateriales de la Naturaleza”, en ESPARC 2005. Actas del XI Congreso de EUROPARC−España. Madrid: EUROPARC−España. pp. 89-99. VEIRAS, X. (2001): “Administracións, asociacións ecoloxistas e medio ambiente”, en 25 Anos de Medio Ambiente e Ecoloxismo na Galiza. Santiago de Compostela: ADEGA. pp. 137-147. VÉLEZ, E. y PEREIRO, M.C. (1993): As montañas de Galicia. 15 itinerarios coa súa xeoloxía, flora e fauna, esquemas e mapas. Vigo: Xerais. VERA, J.-F. (2008): “Turismo en espacios naturales protegidos”, en SANCHO, J. e VERA, J.-F. (dirs.): Turismo en espacios rurales y naturales. Madrid: Centro Nacional de Información Geográfica. pp. 21-23. VERA, J.-F. (coord.) (1997): Análisis territorial del turismo. Barcelona: Ariel. VILLARINO, A. y GONZÁLEZ PRIETO, S. (1997): Espacios naturais de Galicia. 3. Provincia de Ourense. A Coruña: Bahía. WALL, S. y FREDMAN, P. (2007): “Protected Areas as Attractions”, Annals of Tourism Research, 34(4):839-854. WEARING, S. y NEIL, J. (1999): Ecotourism. Impacts, Potentials and Possibilities. Oxford: Butterworth-Heinemann. [Tradución ao español: WEARING, S. e NEIL, J. (2000): Ecoturismo. Impacto, tendencias y posibilidades. Madrid: Síntesis.] WEAVER, D.B. (1999): “Magnitude of ecotourism in Costa Rica and Kenya”, Annals of Tourism Research, 26(4):792-816. WEAVER, D.B. (2006): Sustainable Tourism: Theory and Practice. Oxford / Burlington: Elsevier. WEAVER, D.B. y LAWTON, L.J. (2007): “Twenty years on: The state of contemporary ecotourism research”, Tourism Management, 31:1168-1179. WILSON, J.C. y GARROD, B. (2003): “Introduction”, en GARROD, B. e WILSON, J.C. (eds.): Marine Tourism. Issues and Experiences. Clevedon / Buffalo / Toronto / Sydney: Channel View. p. 1-11. WORLD COMMISSION ON ENVIRONMENT AND DEVELOPMENT (1987): Our Common Future. Oxford: Oxford University Press. WORLD CONSERVATION UNION (2005): The IUCN Programme 2005–2008. Many voices, one Earth. Bangkok: The World Conservation Congress. [Dispoñíbel en: (Acceso 1-10-2008)] WU, Y.-Y.; WANG, H.-L. y HO, Y.-F. (2010): “Urban ecotourism: Defining and assessing dimensions using fuzzy number construction”, Tourism Management, 31:739-743. ZUSMAN, P. (2010): “Landscape, tourism and heritage. A critical perspective”, en CASTRO, B.M.; LOPEZ, L. e PIÑEIRA, M.J. (eds.): Processes of Heritage Making in Geographical Space. Santiago de Compostela: Universidade de Santiago de Compostela. pp. 75-94.

109