CORAZON DESHARRAPADO

1 “Corazón Desharrapado” de Sam BAires C 30. Guasapeando. – ¡¡E....no!! ¡¡¿.... quéeeee?!! – no se le entendía mucho,

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“Corazón Desharrapado” de Sam BAires

C 30. Guasapeando. – ¡¡E....no!! ¡¡¿.... quéeeee?!! – no se le entendía mucho, Isa tenía la lengua medio trabada. Como decíamos en el capi anterior, Isa se había estado chupando todos los mojitos habidos y por haber mientras Esther le contaba, así que llegado al punto de la invitación a ese “lugar especial” de su jefa Macarena, estallaba histérica por la respuesta negativa de Esther a la susodicha, se ponía de pie y mareada como estaba por la curda padre que tenía, ¡zas! al suelo. – ¡¡Isaaaaa!! – Esther se levantaba asustada para ir a levantar a su amiga, temía se hubiera lastimado por el golpazo.. – ¡Uy dio, ...é curda! ¡Se ..... .elta ....undo! Uhhhh. – intentaba levantarse pero no podía. – ¡Venga, mujer! Te has tomado casi toda la botella. – la cogía de las axilas para ayudarla, suspiraba aliviada que parecía no había ninguna lesión de semejante golpe. – a ....sedad ... – modulaba en “idioma curdístico” Isa y de a poco con la ayuda de su amiga se ponía de pie y se apoyaba en Esther – ..a..nas....e....omitar. – arcada mediante. – Trata de aguantar que vamos hasta el váter. – Puaj, puaj, puaj... – hacía arcadas tratando de contener el vómito pero lo lanzaba en la puerta misma del baño. – ¡Ay Dios! Por suerte, doña Encarna ni se enteraba del desparramo de bilis y mojitos semidigeridos de la argenta, para el momento de esta charla el Nano y su abuela ya estaban en la etapa 4 del sueño profundo y no los despertaba ni un recital de los Stones con parlantes de 1000W al lado de la oreja. Así que Esther la dejó vaciando el estómago tirada en el suelo y con la cabeza en el váter mientras limpiaba el estropicio, después le fue a buscar el camisón y la higienizó y la hizo cambiar en el baño, con su ayuda llegaron a la habitación de Isabel, la otra quejándose de que le hubiera dicho que “no” a la jefa dos y a la vez con arcadas y asco a granel. Le puso un paño frío en la frente y rogaba a todos los santos que al día siguiente estuviera mejor, que la resaca no fuera demasiado importante así no habría que dar demasiadas explicaciones a su madre. – ¡Teeeeee! – la “curda estómago dado vuelta” – nana.... ame ....en. – ¿Qué? – le preguntaba mientras acomodaba las mantas. – Os....o...uda. – terminaba de decir y se desmayaba. Esther sonreía, había entendido perfectamente lo último, el típico “sos boluda” de Isa. Fue al baño y cogió la ropa de Isabel y la llevó hasta la lavadora, metió todo salvo los vaqueros y encendió el lavado rápido, mientras enjuagaba los pantalones para darles después un lavado aparte. Se fue a preparar café mientras esperaba que terminara la primera colada. Sonreía, estaba contenta con esa primera cita con “la jefa dos”, habían charlado mucho y sinceramente. – Creo que con esto va a poder trabajar. – Maca guardaba la nota que había hecho en su móvil – Si te terminas tu postre, hay un lugar que me gustaría mostrarte. En mi moto llegamos en una hora y creo que te devuelvo a tiempo a tu casa para la cena. – ¿Un lugar especial? – Muy especial, por lo menos para mí. Creo... creo que te va a gustar. – le decía con voz aterciopelada, mientras estiraba su mano para coger la de Esther, algo que la otra hubiera querido hacer y no se atrevía – ¿Qué me dices? – la tomaba y la apretaba suavemente, esperando la respuesta.

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“Corazón Desharrapado” de Sam BAires

– Que mejor lo dejamos para otro día. – sonreía y ahora era ella la que sacaba su dedo pulgar del suave apriete para acariciar delicadamente el costado de la mano de Maca – Me gustaría conocer ese lugar tan especial para ti, pero va siendo hora de irme para casa. Aunque no lo creas, a mi edad tengo una madre pendiente de mis movimientos y más con lo que ha pasado con Sebastián. Hace rato no salía y pasaba tanto tiempo afuera sola. – Pero ¿la has pasado bien? – seguían las manos tomadas, caricias leves inconscientes o conscientes, vaya uno a saber – Espero que no quieras escabullirte de mí. – con cara de nena buena, casi “puchereando” su pregunta. – Maca... – Esther, que en eso de “lanzar dardos amorosos” no se quedaba muy atrás y a pesar de su “oxidación-en-el-amor-necesitás-CocaCola” como le había dicho Isa acertaba casi con los ojos cerrados – me han gustado mucho estos momentos contigo. – Entonces ¿los vamos a repetir? – la otra, queriendo certezas, porque el metejón que tenía con la amiga de su empleada iba in crescendo. – Creo que sí, bueno, si tú quieres. La colada estaba lista y su taza de café vacía, si su madre hubiera visto la cara de “relajo namorado” que tenía, le hubiera hecho un tercer grado en regla. Sonreía de nuevo. Le gustaba esa Maca, sin duda. Estaba colgando la ropa de la colada en el tender del lavadero cuando sonaba su móvil, un mensaje de whatsapp. “Quería decirte buenas noches espero no despertarte” ¿Quién otra? No tardó un segundo en responderle. “No me has despertado, estoy con la colada, colgando en el tender. Tbn buenas noches” “Colada a esta hora? K hacendosa Esther!”

“Un accidente estomacal no kedó otra si no mi madre mañana nos hace un 3 o “

“Tuyo? “No, no, una amiga.”

AHHHH”



“Tengo una colada más, me haces compañía?” Se lanzó Esther, le gustaba esa “charla” impensada a esas horas y por ese medio, especialmente le había encantado la sorpresa de que la quisiera saludar y se atreviera a ese mensaje. 3

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“Con mucho gusto” La otra, ni lerda ni perezosa, se embarcaba en la “guasapeada” que duraría toda la segunda colada y algo más. Una muy buena forma de continuar lo que había comenzado ese sábado a la tarde y que prometía más para después.

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