M.P Ojos de Acero

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Steel Eyes Melissa Price

Espectáculo tras espectáculo, gira tras gira, ellos gritan por Steel Eyes, sin embargo, podía pasar por cualquier fan en la calle y nunca sabrían que era ella. Lo que debería haber sido una vida de estrellato mundial es sombreado por deudas de honor que no se pueden dejar de lado. El anonimato es esencial para su doble vida. El sexo es fácil, el amor es imposible. La única mujer que alguna vez le importo está más segura sin saber la verdad. Pero alguien ha penetrado las capas secretas de su identidad y ahora quiere a Steel Eyes muerta, si va a sobrevivir a la conspiración de un asesino y reclamar alguna clase del futuro tendrá que abrir las heridas del pasado—atrás cuando la mujer que la amó sabía su nombre. Mira detrás de la máscara de Steel Eyes en esta ¡Novela poderosa y de alto riesgo de Melissa Price!

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Prólogo

Madison Square Garden, Nueva York, 1996

–Steel Eyes! Steel Eyes! Steel Eyes! Veinte mil fanáticos obsesionados cantaron tres o cuatro veces en la arena. Los cuarenta mil pies formaban una especie de percusión tribal, golpeando y pisoteando; pero en el backstage todo se convirtió en un estruendo sin orquesta. −Steel Eyes! Steel Eyes! Steel Eyes! Las sílabas rítmicas reverberaron hasta que las dos palabras se fusionaron en una, de la misma manera que las últimas ciudades habían comenzado a difuminarse juntas. Todos menos uno de los miembros de la banda se movieron inquietos a través de su ritual de última hora detrás del escenario, y esa fue la icónica Steel Eyes. Sentada en silencio con su máscara intrincadamente enjoyada y su disfraz, respiró hondo para atraer toda su emoción hacia su garganta y hacia sus manos. Lo trabajó como un encantador de serpientes atrayendo a su cobra hipnóticamente hacia arriba, feliz de que fuera la última parada de la gira de la serpiente encantada. Estaba cansada. Después del espectáculo, ella y la banda tendrían su comida íntima al otro lado de la ciudad, en la trastienda privada de la Maschera en el Upper East Side. Durante su última comida nocturna en la carretera, Steel Eyes fingiría que cada pensamiento del último mes no se trataba de ir a casa. La piel de gallina la enfrió solo con la idea de finalmente despertarse en su propia cama, contemplando el verdoso océano de Nueva Jersey, sabiendo que solo podía dormir y comer, y luego comer y dormir un poco más. −¡Tú! Steel Eyes, prepárate, estamos en cinco, cariño−dijo JJ mientras giraba sus baquetas. Tranquilamente, Steel Eyes lo miró desde detrás de la escandalosa máscara pintada y enjoyada. Un cruce entre la máscara de Catwoman y Página 2 de 319 Al−Anka2019

los lentes de ojo de gato de la década de 1960, el dramático ocular alargado de cobalto estalló más allá de los pómulos increíblemente demacrado. Con sus ojos brillantes y ahumados adornados con remolinos de color, el gris camaleónico se transformó en azul, a veces verde, dependiendo de la iluminación. Esta era la máscara del anonimato, el rostro de la fama. La máscara Steel Eyes era tan famosa como la cara que se veía debajo, y excepto por unos pocos elegidos, nadie conocía la verdadera identidad de Steel Eyes. A ella le gustaba de esa manera. Lo necesitaba de esa manera. Steel Eyes nunca podría haber existido de otra manera.

Respira profundo, exhalo, se dijo a sí misma. Sin la máscara, era invisible,—una persona ordinaria, De verdad, y eso lo disfrutaba. Una noche después de un espectáculo, un fanático rabioso la apartó del camino para acercarse a la puerta del escenario, sin saber que era ella a quien estaba esperando. –Holaaaa. Steely, ¿Dónde estás, chica? –No te preocupes, JJ. Estoy justo aquí–dijo con confianza.–¿Dónde está Hunt? –Probablemente asegurándose de que todo sea perfecto para ti, como de costumbre. Steel Eyes asintió.–Soy una chica afortunada.–Ella y Hunt tenían historia, y habían confiado en sus vidas desde mucho antes de la locura de Steel Eyes. –Te ves como si estuvieras a un millón de millas de distancia...incluso con la máscara. –No te preocupes, JJ, estoy un poco cansada, pero estaré bien una vez que salgamos. ¡Estamos aquí para rockear! –Incorrecto–espetó.–Rockeamos en LA. ¡En Nueva York, pateamos culos!–Él rodó sus ojos hacia ella.–¿De verdad acabas de decir "No te preocupes"? silla.

Steel Eyes estiró sus célebres dedos vigorosos y le sonrió desde su –Tu brillo me está cegando. Página 3 de 319 Al−Anka2019

–Casi es hora de ir a trabajar, J. –Toca esa guitarra haciéndola gritar ahora, y prometo que exploraremos el universo más tarde–dijo cuándo le dio unas palmaditas en el hombro brillante. Steel Eyes se llenó de quietud hasta que ya no pudo oír el pisoteo al frente. Estaba completamente presente, sus manos cálidas y listas, temporalmente no habría pasado doloroso, ni futuro de cuento de hadas, ni pensamientos de la mujer que conoció hace tanto tiempo y que nunca había olvidado,—la mujer que la había convertido en Steel Eyes sin siquiera saberlo. Solo habría alegría; la alegría de tocar cada canción que ella escribió para ella. Entonces, ¿cómo pasó a la maldita lista de éxitos? –Un minuto, todos−dijo JJ. En un minuto ella irrumpiría en ese escenario, vertería la gracia en todas las medidas, y con el talento dado por Dios, destrozaría a su puta guitarra roja Ruby; y lo haría ante veinte mil voyeurs del rock...otra vez. Se levantó, se ajustó la correa de la guitarra y colocó a Ruby contra ella, justo debajo del pecho, justo donde quería que estuviese para la primera nota, esa gota en un torrente de anarquía interior, lloviendo en una nota caliente, orgásmicamente melódica, con lazos Grunge. Una amante cruel del diapasón de ébano y nácar, dejaría que todos lo vieran mientras sucede. A ella no le importaría una mierda su vulnerabilidad porque nadie pagó esos grandes dólares para verla hacerlo. Los Voyeurs de rock pagaron el dinero para ver a Steel Eyes hacerlo, y Steel Eyes siempre les daba lo mejor por su dinero. En su tercer aliento, mostró la sonrisa característica de Steel Eyes, amplia luz radiante blanca enmarcada por labios suntuosos. –JJ–dijo ella.–¿Mi cara de juego está bien? Se retiró para examinar mucho más allá de la máscara dura, el pelo, y a través de las capas del estrellato hasta que él estaba mirando a sus propios ojos y no a Steel Eyes.–Sabes que una vez que entras en ese escenario mágicamente te olvidarás de tu vieja llama por un tiempo. Ella y JJ se unieron a los demás, todos tomando sus lugares habituales... otra vez. Página 4 de 319 Al−Anka2019

Steel Eyes no le dijo a JJ que su vieja llama estaba en este concierto. –Salgamos con una explosión, muchachos–dijo. Melanie, la bajista, estaba muy animada.–Guardando lo mejor para el final–gritó.–Último espectáculo. Sí, ¡Vamos a hacer algunos recuerdos! Contrariamente a la afirmación de JJ, Steel Eyes nunca le había dicho que sus interpretaciones inspiradas eran las que le habían inculcado los recuerdos de la mujer que nunca había podido olvidar... bueno, no en esta vida de todos modos. –Mel, recuerda que estamos haciendo una tercera inmersión menor en el segundo verso de "Somewhere Like You". –Como la última vez, hermanita. Mel le guiñó un ojo a Steel Eyes.–No te pongas nerviosa, tengo esto, lo tengo, sí, cariño...vámonos, vámonos. ¡Lo tengo! Por encima de la muchedumbre en la arena oscura, las imágenes láser de neón de la máscara distintiva Steel Eyes volaron y flotaron, encendiendo la cadena de eventos conocida como The Steel Eyes Flies Tour. El estruendoso aplauso de la multitud saludó a la banda cuando las luces de la casa se hundieron hasta su último tono negro, y los geles azules en las luces del escenario renderizaron la máscara ya azul de Steel Eyes en una sombra imposible de cobalto. Un sonido profundo y frenético del bajo de Melanie desencadenó una explosión de Emphatic Rock; ese espacio único entre el rock clásico y el jazz que Steel Eyes había definido y hecho famoso con sus dedos sensuales y su anhelo no arrepentido. Los tambores explotaron, puntuando el embriagador wah wah de la guitarra rítmica de Rich. Los instrumentos culminaron en un crescendo sincrónico, donde se estrellaron de frente contra la primera nota de Steel Eyes. Esa nota mágica de metal. Sus órganos gritaban con una desviación visceral a cada célula infinitesimal cuando tocaba esa nota, lo ejecutó a la perfección, exprimiéndolo por todo lo que valía, y dejó que destripara a todos los que lo escucharon. –¡Hey, Nueva York! ¿Cómo estás?–Gritó en el micrófono.

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Sus dedos, una mancha borrosa para el ojo inexperto, desencadenó el primer licks intenso del guitarrista principal que la había convertido en una marca y fenómeno mundial. Steel Eyes embrujó y provocó. Ese era su trabajo, después de todo; esa era su pasión. Las multitudes rugieron en múltiples idiomas y las guitarras gritaron. Era solo otro día en la oficina para una mujer que había sido secuestrada y retenida como rehén por la fama. Fama que circulaba en su sangre como un veneno.

Cuanto más rápido te mueves, más rápido te consume, pensó. Esa fue su última idea consciente antes de desaparecer a través de lo que a llamaba su puerta de enlace trascendente. Se deslizó por el escenario sobre sus rodillas en un borrón de acero, todo a su capricho calculado, abandonada a su orden. Ahogó sus sentimientos al tocar más duro, y los voyeurs ya estaban de pie. Su cuerpo se mecía adelante y atrás al ritmo de su espectacular banda, y ella dio un salto cuando tocó las notas altas, su cabello largo y brillante arremolinándose a su alrededor. Era la imagen de todos de la estrella de rock por excelencia.

u Los disparos sonaron justo antes del final de ese espectáculo. Al principio, Steel Eyes pensó que uno de los amplificadores había explotado; vio a la multitud que corría hacia la salida y escuchó los gritos. Caos había estallado.

Crack. Una explosión de dolor insoportable y calor se extendió

desde su pecho hacia abajo de su brazo. Un guardia de seguridad le arrancó a Ruby. Del tamaño de un tanque, su guardaespaldas la atacó; enterrada debajo de él, se desmayó, se burló dentro y fuera de la conciencia después de que su cabeza golpeó el piso. Tocó el líquido que manaba de su cuero cabelludo y vio la sangre en su mano,—lo sintió en su cabello. Steel Eyes luchó por ver más allá del escenario, sin saber en ese momento de delirio encendido si lo que veía era fantasía, o un truco de las luces... ¿o era realmente el amor de su vida corriendo hacia el escenario? −¡Traigan a los malditos médicos ahora!–Gritó alguien. El tanque llamado Jean Claude la llevó detrás del escenario y escuchó a alguien decir:–Tranquilo, recuéstela en el sofá. Página 6 de 319 Al−Anka2019

Steel Eyes se desvaneció por lo que se sintió como unos segundos, pero cuando abrió los ojos, estaba atada a una camilla y entrecerrando los ojos por la dura luz dentro de la ambulancia, con solo su máscara debajo de su cara. –Eso es todo, cariño... abre tus ojos para mí. Estamos casi en el hospital–dijo el paramédico.–Sigue esto con tus ojos. Steel Eyes gruñó mientras continuaba balanceando la linterna de un lado a otro. –Quédate conmigo. Necesito que te mantengas despierta. De acuerdo? –Gritó.–¿Me puedes decir tu nombre? –Steel Eyes–hizo acopio. –No, tu verdadero nombre–dijo. –No en tu vida. Trató de concentrarse en sus rostros, pero su visión era borrosa y las luces blancas se deslizaron a través de sus retinas. –Estoy aquí, Steely, estoy aquí.–La voz aterciopelada de Hunt flotaba en su mente cuando él le apretó la mano. Trató de responder, pero no pudo moverse. Una oleada de energía corría por sus venas. La fama venenosa estaba circulando rápido ahora. Su corazón palpitaba y revoloteaba, y no podía recuperar el aliento. Una película jugó en su mente,—rodó en un instante, pero en ese instante, por primera vez, vio cómo llegó aquí, desde el principio. −¡Qué Urgencias sepa que no podemos estabilizarla!–Gritó el paramédico.

Hemorragia, pensó. De todos los fragmentos de sonido, una voz silenciosa se elevó dentro de su cabeza—una voz de mujer; su voz. Cuando Steel Eyes salió de la conciencia, lo escuchó decir:–No te vayas, cariño, no te vayas. Pero eso fue entonces, y entonces fue hace mucho tiempo.

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PARTE UNO

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Capítulo Uno 1982

Algunas personas se encuentran por primera vez y toman una copa, algunas beben y luego tienen sexo, y algunas...simplemente se saltan las bebidas. Alex Winthrop era flexible,—aunque esta vez, algo era diferente. Sintió a esta chica entrar a la tienda antes de siquiera verla. Lo sintió sobre su piel de la misma manera en que un lienzo sentiría una pincelada si fuera posible, y cada folículo en la nuca se detuvo y la heló. –¿Puedo ayudarte a encontrar tu talla?–Le preguntó Alex a la chica que hurgaba entre los estantes repletos de modernos jeans azules, prácticamente tuvo que vociferar por encima de las guitarras que gritaban en la canción de The Allman Brothers,–Whipping Post–que emitía a través de los altavoces. –Veintiocho, extra largo–respondió la chica.–¿Vestidor? Alex señaló la parte posterior de la pequeña tienda en Fourth Street, justo al lado de la Séptima Avenida, en la evolución beatnik convertida en hippie de Greenwich Village en el bajo Manhattan. Para ella, este momento decisivo particular consistía en una mirada de reojo compartida y el camerino en la parte trasera de una boutique de sótano empapelada de incienso de pachuli. Alex encontró dos pares de pantalones acampanados del tamaño que quería la chica y los llevó al vestidor. Cuando llegó allí, la chica llevaba solo un sujetador de encaje negro y unas bragas de corte francés a juego, Alex miró la V perfecta de su escote formado por voluptuosos pechos redondos que se curvaban ampliamente sobre la copa. Debajo de la tela, los pezones estaban erectos a pesar de que la habitación era cálida. La Página 9 de 319 Al−Anka2019

mirada de Alex se deslizó hacia arriba en la mirada sensual, luego a los labios llenos que pedían ser besados.

Es joven, demasiado joven para mí, pensó Alex. Bebió la visión de la

piel suave y lechosa y el pelo largo, recto y rubio que se extendía alrededor de la forma de la chica. La chica la llevó a la pequeña habitación y cerró el cerrojo como si fuera un signo de puntuación, como la suposición de que ese momento significaba más de lo que era.

Alex dejó caer los jeans y empujó a la chica contra la pared, su pasión consumía todo. Sus besos se volvieron más y más profundos. El calor ardiente de sus cuerpos se estrelló uno contra el otro apestando a añoranza y la rendición de la juventud intrascendente. La chica tiró de Alex con fuerza contra ella y se quedó sin aliento cuando Alex arrancó las bragas de su cuerpo. Alex la besó más fuerte. La chica se inclinó, abrió la cremallera de los vaqueros de Alex y deslizó sus manos en los bolsillos traseros. En un movimiento fluido, ella cayó elegantemente sobre sus rodillas mientras las deslizaba hacia abajo y hacia afuera. Alex apoyó su espalda contra la pared, sintió el aliento caliente debajo de ella, luego dejó que la chica la llevara a un lugar donde nunca había estado. A un lugar donde la sensación triunfaba sobre la razón, donde su piel hormigueaba y su corazón bombeaba con fuerza. Su presentación fue gutural y sin aliento, estimulante y discordante al mismo tiempo. La sensación de esos deliciosos labios hizo que el cuerpo de Alex se debilitara y le hiciera las piernas llorosas. Alex acarició el largo cabello debajo de ella, luego, sosteniendo esa hermosa boca en su lugar, se entregó al clímax más largo que alguna vez había tenido. La chica se puso de pie y la besó, atrayendo a Alex con nada más que su deseo. Alex le quitó el sujetador y se dio un festín con los pechos ante ella, estirando la mano entre las piernas de la mujer. Con un movimiento rápido, Alex entrelazó las manos alrededor de los muslos internos de la chica y la alzó hacia arriba. La chica envolvió sus piernas alrededor de las caderas de Alex y Alex la tomó profundamente, sin ceder hasta que la chica se relajó contra ella. La canción "Whipping Post" se reprodujo y los Allman Brothers cantaron sobre sentirse como si estuvieran atados a un poste de azotes,— atados, a un poste de azote. Página 10 de 319 Al−Anka2019

caso.

Alex nunca consiguió el número de la chica... o su nombre para el

u Dos años más tarde, después de dos vodkas y dos miradas largas, siguió a la única chica a la que no pudo resistirse a la parte trasera del avión—la misma chica que no había conocido exactamente en la boutique de Greenwich Village.

¿Quién, no, qué es ella? Alex pensó mientras The Allman Brothers "One Way Out" sacudió su nuevo Walkman. He esperado dos años para responder esa pregunta. Tengo que saberlo. Mientras los pasajeros esperaban más bebidas, los auxiliares de vuelo volvieron a subir su carrito de bebidas hacia la parte posterior del avión, y el camino de Alex estaba despejado. La rubia ya había entrado en del baño trasero a la derecha. Era ahora o nunca, y nunca, jamás se le hubiera ocurrido a Alex. El letrero de la puerta baño mostró Vacío hasta que Alex se deslizó dentro y deslizó el cerrojo. Se besaron tan duro como la primera vez que no se habían conocido. –¿Por qué estás volando a Los Ángeles?–Susurró Alex en el oído de la chica mientras luchaban con su ropa. –Funeral–le susurró la mujer mientras empujaba a Alex contra ella y la besaba febrilmente. Alex retrocedió.–Lo siento, ¿Estás bien?–Hasta ahora, aparte del gruñido del sexo caliente y anónimo, su diccionario contenía pocas palabras. Funeral fue la que se destacó. La chica presionó sus labios sensuales contra los de Alex y todas las conversaciones cesaron cuando Alex sintió que la mujer cedía de nuevo, sin aliento involuntariamente. Conflicto o no, Alex tuvo la desagradable sensación de que nunca podría tener suficiente de la chica sin nombre. Cierto, lo intentó de todos modos. Mientras acariciaba el cabello sedoso y largo de la chica, se dio cuenta de que no era tan largo como la última vez. Alex agarró un puñado, Página 11 de 319 Al−Anka2019

suavemente echó hacia atrás la cabeza de la chica para exponer su cuello, presionó sus labios abiertos contra él, y luego se atiborró de la piel. La chica gimió y no la detuvo. Los párpados de Alex ardían contra sus ojos cada vez que los cerraba. Para ella, esto era totalmente inevitable, inescapable desde el punto de vista mordaz pero trágicamente ardiente, y Alex lo deseaba: todo, toda ella. Y lo quería ahora. El cuerpo de la chica se sentía diferente de lo que recordaba, más femenino... hambriento. Alex sintió el calor de la parte interna del muslo de la mujer contra su mano. Se besaron tiernamente, pero la pasión no era menos intensa. La destreza de la chica, la sensación de su mano en el muslo de Alex cuando alargaba la mano hacia abajo, hicieron que Alex temblara de la forma en que lo hacía cada vez que pensaba en ella, lo que ocurría todos los días desde su encuentro. –¿Quién eres?–Alex respiró en su cuello cuando la chica se relajó contra ella. La mujer respondió con un beso apasionado. –Vete tú primero–le dijo a Alex. Contando la palabra funeral, Alex había acumulado cuatro palabras completas y ninguna de ellas era un nombre. Para su consternación, la chica nunca dio la vuelta,—ni siquiera una vez para reconocerla por el resto del vuelo. Sus ojos no se encontraron hasta unas horas más tarde cuando esperaron en lados opuestos del carrusel de equipaje en Los Ángeles. El conductor de limusina de Alex entró por la puerta de llegada y le quitó el equipaje de mano lleno de equipo de cámara, y luego esperó su maleta. Alex aprovechó la oportunidad para acercarse a la chica. –Tengo una limusina que me recoge. ¿Al menos puedo ofrecerte un aventón? Deliberadamente, sin mirar a Alex, respondió con ironía:–No voy a ninguna parte con extraños. Alex sonrió.–Demasiado tarde para eso. Mi nombre es Alex...Vivo aquí ahora, en Los Ángeles –dijo mientras garabateaba su número en una servilleta de cóctel y se lo daba.–Por lo general, puedes localizarme en Página 12 de 319 Al−Anka2019

este número, a menos que esté fotografiando o este en el cuarto oscuro; solo deja tu número en mi contestador automático. La chica finalmente la miró.–¿Qué fotografías?–Dijo, metiéndose la servilleta en el bolsillo trasero. –Gente. Tengo un ojo para la gente... ¿Así que me vas a decir tu nombre? La chica se acercó a Alex por sus maletas, y su pecho rozó el brazo de Alex mientras sacaba sus bolsas del carrusel. –La próxima vez–respondió ella. –Espera–dijo Alex, con un ligero aire de desesperación en su tono.−¿Cómo sabemos cuándo y dónde será la próxima vez ... o si alguna vez lo será? Cuando la chica se dio vuelta para irse, se encontró con la mirada de Alex directamente y le apretó la mano.–Gracias por el baile, Alex. Nunca te vi venir, y creo que es mejor si me miras ir. –¿Pero qué pasa como−sea−que−te−llames?

si

quiero

pedirte

una

cita,

La chica sonrió.–Eres peligrosa para mí, Alex. Somos peligrosas...como "estrellarse y quemarse con una lata cuyo aerosol derrite la capa de ozono" como algo peligroso.–Y así de simple, se marchó. Alex Winthrop nunca había sido manipulada antes, pero sabía cómo se veía el comportamiento, y se parecía a ella, de pie en medio del reclamo de equipaje de LAX con la mandíbula abierta, la mano en la cadera y una burla atrapada en su boca. Y a medida que la cámara imaginaria se acercaba a su primer plano, en su mente, en algún lugar, en todas partes, la febril música de samba se derramaba en las calles. Tal vez finalmente había conocido a alguien que no solo la intrigaba, incluso la asustaba, sino que realmente se había arrastrado un poco por debajo de su piel,—y luego un poco más. Ninguno de los prospectos se sintió reconfortante. De repente, se preguntó quién había muerto. El chófer le indicó que estaba listo, y lo siguió sin pensar en su equipaje de Louis Vuitton hasta el automóvil. –Bienvenida a casa, Miss Winthrop. Página 13 de 319 Al−Anka2019

–Hola, Charlie, gracias por recogerme. –El placer es mío. Súbete. Te llevaré a casa tan pronto como el tráfico lo permita. –Siento que me acabo de ir a Nueva York. Charlie se rió.–Lo hiciste. Apuesto a que pasó la mayor parte de las últimas setenta y dos horas en el tráfico, en el aire o en línea. Con un pie posado en el umbral de la puerta de la limusina, Alex levantó la vista y vio a la chica que abordaba una lanzadera del hotel. El logo en la parte de atrás decía Hilton. Charlie esperó a que Alex entrara, luego cerró la puerta y se puso detrás del volante. –Es un viernes por la tarde, bien–murmuró.–Ponte cómoda, esto tomará un tiempo.–Luego levantó el cristal entre ellos. La limusina salió poco a poco de LAX hacia West Hollywood mientras Alex permanecía ajena a su entorno. Encendió la radio y se recostó con los ojos cerrados mientras el "Is not nobody" de Chaka Khan se difundía a través de su pequeño capullo hermético.

No debería haberla dejado ir así. ¿Qué estaba pensando? Tal vez esto era amor, tal vez no era así. Por otra parte, Alex Winthrop tenía muchos eufemismos para el sexo.

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Capítulo Dos Tres horas más tarde, Will llamó a la ventanilla del automóvil de Alex un segundo después de que se precipitó hacia el último espacio vacío de estacionamiento en el Corral. –¡Willy! Me asustaste. –Me encanta sorprenderte, encanto. El momento es perfecto. La velocidad lenta de tráfico del viernes en LA había dejado a Alex apenas el tiempo suficiente para dejar sus cámaras, prepararse e irse a la fiesta. –¡Feliz cumpleaños, Will!–Saltó del auto, abrazó a su amigo y le besó la mejilla.–Y qué hermosa noche. –Escogí una buena para la fiesta. Las noches frías como la luna, como esta, con el viento sacudiendo las olas de Auburn de Alex en todas las direcciones, estaban destinadas a atravesar Laurel Canyon con la parte superior hacia abajo y la música sonando. Su convertible rojo TR6 había meticulosamente depositado en la estrecha serpiente hipnótica de dos carriles desde West Hollywood hasta el Valle de San Fernando. –Es el único por el cual dejaría mis fotos esta noche, Will. Él colgó su brazo sobre su hombro mientras pasaba una dosis de brillo por sus labios y arrojaba su cabello hacia atrás en su posición. –¿Todavía no terminaste con ese proyecto?–Preguntó mientras paseaban por el estacionamiento del Corral hacia la entrada. –No todos podemos ser artistas brillantes como tú. Además, acabo de regresar de Nueva York. Tuve una entrevista para una pasantía con Sonja Savarin para el próximo año. Página 15 de 319 Al−Anka2019

Él se detuvo para mirarla.–Guau, Alex, Sonja Savarin, eso es bastante asombroso. Tengo un buen presentimiento sobre esa pasantía, solo sé que lo vas a conseguir. –Ella fue muy amable conmigo, pero no creo que tenga ese tipo de talento... no como tú. –Te equivocas. Eres tan buena como yo y mejor que nadie a punto de graduarse contigo. Créeme, no serías la protegida de Maurice Van Bourgeade si no pensara que valías la pena. No eres solo un bebé con fondos fiduciarios, nena. Te conozco lo suficiente para decir que eres de las que trabajan más duro de lo que tiene que hacerlo, para probarse a sí misma. Alex se calló. Él rió. –¿Recuerdas cuando vivíamos en Nueva York? Trabajaste en esa boutique de ropa porque no les pedirías dinero a tus padres ni recurrirías a tu fondo fiduciario para comprar todo ese equipo de cuarto oscuro. –Cierto– Alex volvió a la chica del vestuario... y ahora el avión. –Lo que estoy tratando de decir es que llegaste a donde estás debido a tu talento y energía. –A veces me olvido de eso–dijo Alex. Will aligeró su tono.–Por supuesto, la desventaja es que tienes tanto talento, a veces te pones miope y te olvidas de las personas que te rodean, pero todavía te amo. –Eres un buen amigo, Will. Gracias. Él le sonrió.–Vamos, Alex, vamos a celebrar. Alex observó a las parejas que daban vueltas y dos pasos por la pista de baile de madera mientras ella y Will entraban al Corral Country y al Western Gay Bar. Se preguntó si a la chica le gustaba bailar tanto como ella. A Alex le gustó el sonido de todas las botas arrastrando los pies sobre el serrín, deslizándose al ritmo del éxito "Lookin’ for Love" de la película

Urban Cowboy.

–Bueno, ¿vas a quedarte parada allí?–Conocía bien la voz.

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Alex salió de su trance y se volvió hacia el grupo de rostros familiares.–Hola, chicos. Will, sabía que eras talentoso, pero ¡quién hubiera adivinado que eres tan querido!–Miró la hilera de vasos llenos alineados en la barra. –Un montón de nosotros de la academia estamos aquí. Vamos, estamos haciendo tragos–dijo Greg, el novio de Willy du jour. –Que el mío sea un Perrier–dijo Alex. Willy la miró fijamente. –¿Estás bromeando, verdad? Es viernes a la noche, somos jóvenes y calientes y vivimos en LA, ¿y cuál sería tu problema exactamente? –Solo un Perrier, Willy. Todavía tengo kilómetros de fotos para probar, todas estratégicamente posicionadas para mirarme cuando entre por la puerta esta noche,–Alex mintió, aunque odiaba tener que hacerlo. –Aguafiestas–murmuró Will mientras extendía la mano para llamar la atención del cantinero. Alex no estaba de humor para una fiesta. Quería estar sola en casa terminando su proyecto con la gente y pensando en la mujer de la boutique y ahora en el avión.

Podría repetirlo todo en privado si estuviera en casa. ¡Jesús, he tenido sexo con esa chica dos veces en dos años y ni siquiera sé su nombre! Si hubiera una píldora que me hiciera olvidarla, la tomaría. Todos los demás parecían estar pasando un buen rato. Sonrió e hizo una pequeña charla con sus compañeros de clase, de vez en cuando echando un vistazo anhelante a la puerta, contando los minutos que faltan para que pudiera hacer una salida elegante. –¡Baile de cumpleaños!–Will agarró la mano de Alex y tiró de ella hacia la pista de baile. –Eres del demonio de dos pasos–dijo Alex en su tercera barrida alrededor del aserrín. –¡No eres tan mala tampoco!–Al final del siguiente baile, él la rodeó y la giró como un palillo. Con la boca tan seca como el serrín en sus botas, Alex alargó la mano hacia su Perrier. Mientras la levantaba hacia sus labios, hubo un instante, un nanosegundo, cuando sus ojos se encontraron con ojos azules Página 17 de 319 Al−Anka2019

tan electrizantes, tan deslumbrantes que podía verlos en la oscuridad de un bar. Atrapó la botella justo antes de que resbalara entre sus dedos. Esos ojos parecían estar en un punto de mira, o más exactamente, parecían ser focos en sí mismos, la oscuridad y la luz se redefinían sin una pizca de espacio de sobra.

¿Dónde está mi cámara cuando la necesito? En la segunda mirada, se dio cuenta de que el reflejo de la luz en esos ojos no era lo que los hacía tan fascinante—en cambio, una infusión de luz parecía estar viniendo desde dentro de ellos. Sus ojos se encontraron, y el par azul se obsesionó con Alex cuando la vieron mirando atrás. Alex tuvo que apartar la mirada, sin más motivo que asegurarse de poder romper la fascinante mirada, y luego se dio cuenta de que tenía que volver a mirar. Estaban allí esperándola, y el cuerpo de Alex respondió instantáneamente a la mirada fija. De hecho, este momento había quedado grabado en la mente de Alex, como si realmente lo hubiera fotografiado.

Extraño cómo la vida cambia en un instante. Ese pensamiento la

hizo sonreír, y la sonrisa hizo que Miss Ojos Azules Eléctricos le devolviera la sonrisa. Por un instante, Alex pudo dejar de pensar en la chica del avión. Cruzó la barra con lo que quedaba de su Perrier, con la mano temblorosa a aproximadamente dos puntos tres en la escala de Richter. Alex recordó lo que Will había dicho. "Somos jóvenes y calientes y

vivimos en Los Angeles. ¿Y cuál sería tu problema exactamente?" Finalmente tuvo la respuesta. Ninguna maldita cosa.

Debajo del ala inclinada del sombrero de vaquero negro, la sirena se apoyó contra la barra, su mirada llamativa se fijó en el paso seguro de Alex. Siempre la fotógrafa, la mente de Alex ya había roto tres rollos de cinta imaginaria... en esos ojos increíblemente azules. Deslumbrante. Eran demasiado intimidantes para que una mujer menor lo mirara, y Alex aprovechó la oportunidad para mirar atrás. Nunca debía pararse en ningún lugar solo... especialmente en un piso de serrín. Alex sin complejos cruzó la línea divisoria. –Hola. –Hola, soy Maddy. Página 18 de 319 Al−Anka2019

De repente, desequilibrada, Alex no estaba segura de qué pierna apoyar. Descartó sus pensamientos sobre la chica y en su lugar se envolvió en el premio de consolación del abrazo visual de Maddy; esta portada de revista en jeans ajustados, botas y un sombrero de vaquero. –Ven a bailar conmigo...–Maddy hizo una pausa, aparentemente esperando que Alex completara la oración. –Alex–dijo ella. Maddy la tomó de la mano y la llevó a la pista de baile, donde sus pies bailaron con dos pasos y sus ojos se sedujeron mutuamente. El corazón de Alex se aceleró cuando Maddy tomó su mano, pero no estaba segura de que no fuera una réplica de la mujer en el avión. Pero esto no parecía peligroso, o como la chica había dicho, como "chocar y arder en una lata". Esta calidez y conexión fluían naturalmente, y si ella estaba en la mira, estaba a punto de estar mucho más conectada y decisivamente más caliente. Maddy siguió a Alex de vuelta a su casa después de que lograron escapar con gracia del Corral. Apenas lograron atravesar la puerta antes de que sus manos estuvieran una sobre la otra. Y aunque no estaba en la cabina de un avión, el sexo era igual de caliente y decididamente más cómodo. Se disolvieron la una con la otra y otra vez al sonido de sus cuerpos empapados de sudor deslizándose. Los músculos de los muslos de Alex le dolieron y se estremecieron mientras se sentaba a horcajadas sobre ella, sujetando los brazos de Maddy a la cama con sus espinillas. Los ojos azules debajo de ella la invitaron a acercarse mientras Maddy besaba el interior del muslo de Alex. Cuando Alex cerró los ojos, le recordó a la chica del el avión. Solo unas horas antes, se había apoyado en los muslos de Alex, incapaz de hablar. Profundo, y más profundo aún en la noche, la pasión de Alex y Maddy nunca vaciló. Cruda y exigente, Maddy había logrado borrar la impronta de la rubia del cuerpo de Alex cuando Alex se desmayó. Cuando Alex despertó, se dio la vuelta y suspiró, bebiendo a la vista del despeinado cabello castaño claro de Maddy esparcido sobre su almohada, viéndola respirar tan pacíficamente que tuvo que esforzarse para escucharla.

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Maddy yacía boca abajo con la cabeza vuelta hacia un lado. El edredón y la sábana habían atrapado su pie, dejando una línea ininterrumpida a lo largo de su pierna bronceada y bien formada, sobre la suave pendiente de su culo desnudo, más allá del contorno de su pecho. El perfil de cuerpo completo parecía virtualmente perfecto para Alex, incluso a la luz de la mañana, como si esa piel suave nunca hubiera sido tocada. Sonrió, sabiendo lo contrario. Mañana tendría que venir en etapas, Alex decidió. En primer lugar, el cuerpo magnífico, desnudo como la forma de arte, a continuación, los ojos azules penetrantes cuya mirada había hecho temblar. Pero ambos al mismo tiempo habrían abrumado incluso a un fotógrafo que podría domar cualquier cosa que pudiera caber en un visor. Alex se preguntaba si alguna vez podría ir más allá de los ojos, y luego se acercó al suelo para agarrar la Nikon más cercana de 35 mm. Silenciosamente, se apartó, y de pie desnuda en la silenciosa luz de la mañana, fotografió el sueño pacífico suspendido en la belleza. Tenía la corazonada de que esta chica no era solo una parada de una vez cada dos años. Envolviéndose en un kimono de seda, avanzó pesadamente hacia la cafetera. Cuando regresó, se sentó en la cama junto a Maddy, sosteniendo dos tazas de café humeante. –Mmm.–Maddy se movió cuando respiró el aroma. Alex esperó, y aunque sabía que venía, aún no podía conciliar el azul de los ojos de Maddy, ni la forma en que anidaban en la sensual mirada almendrada. Ahora, a la luz del día, esos ojos la estaban cegando con claridad. –Buenos días, Alex–susurró ella, su forma desnuda magníficamente enredada en las sábanas. –Buenos días. Hice café. Maddy sonrió y desenrollado su cuerpo, semi modestamente manteniendo la sábana envuelta alrededor de sí misma mientras se inclinaba para apoyarse contra las almohadas. Se secó el sueño de los ojos, tomó el café y Alex se sentó a su lado. Maddy parpadeó varias veces antes de tomar nota de lo que la rodeaba. –Vaya, Alex, ¿Cómo me perdí todas las fotos que cuelgan por todas partes? –Su risa era aterciopelada y fácil en los oídos de Alex. Página 20 de 319 Al−Anka2019

Alex besó su hombro desnudo y luego la miró a los ojos.–Creo que ambas teníamos algo más apremiante cuando llegamos aquí anoche. Vio a Maddy asimilar todo. –¿Fotógrafa? –Estoy tratando de serlo. –No, cariño, ya lo eres.–La mirada adormilada de Maddy surfeó de una foto a la siguiente, estudiando a cada una con la mirada penetrante que había deshabilitado a Alex desde el principio. Alex se inquietó, extendió la mano y apagó el estéreo. Sly and the Family Stone's "Everybody Is a Star" Se reproducía en segundo plano. Maddy tomó otro sorbo de su café y miró a Alex otra vez.–No solo eres sexy, eres brillante.–Luego se inclinó y la besó. –Gracias por el cumplido, pero llevas sexy a un nivel completamente diferente. La fotografía era lo último en la mente de Alex en ese momento, a excepción de las fotos que había tomado de la dormida estrella porno minutos antes. Echó un vistazo a la esquina de su habitación fría y oscura, por primera vez desde que había llegado a casa, notó su contestador automático. Debajo de la ropa suelta arrojada encima, parpadeaba y parpadeaba, una señal segura de que había muchas llamadas perdidas. Se preguntó si uno de los mensajes era de la chica. –Guau, tu contestador automático está parpadeando mucho. Acabo de conseguir una de esas cosas también. Es lo último en tecnología...con un zumbador remoto que llama al receptor. Me permite escuchar mensajes cuando estoy fuera, pero todavía no puedo hacer que la maldita cosa funcione siempre. Alex asintió y en silencio caminó hacia su escritorio. Golpeó Play. –Tienes quince mensajes–dijo la voz incorpórea. –Chica popular–dijo Maddy. –Yo estaba fuera–Alex hizo un gesto hacia la maleta Louis Vuitton aún estacionada frente al vestidor.–Cuando llegué a casa ayer, tomé una ducha y me fui tan rápido para la fiesta de mi amigo en el Corral, nunca pensé en revisar la máquina. Supongo que todavía no estoy acostumbrada a tener una de estas cosas. Nunca antes había tenido tantos mensajes. Página 21 de 319 Al−Anka2019

Maddy se puso de pie.–Voy a usar tu baño mientras los revisas. Los mensajes del ocho al quince sonaban todos iguales. –¿Alex?–Conocía bien la voz, pero era frágil, carente de su agitación habitual. Oyó lágrimas, tristeza y malas noticias. Fue entonces cuando la noche de Alex con la insaciable y sexy Maddy llegó a un paralizador de la mente. –Oh, no–dijo Alex con remordimiento cuando Maddy regresó.–Lo siento mucho, pero tengo que tomar una ducha e irme.

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Capítulo Tres Phyllis Van Bourgeade miró en silencio por la ventana de la limusina casi todo el trayecto antes de emitir un sonido. –Vives con un hombre durante cuarenta años y crees que lo conoces. Sacudió su cabeza en incredulidad.–Uno pensaría que podría haber sabido que estaba a punto de caer muerto, Alex. Alex rió disimuladamente. No pudo evitar admirar el sentido del humor de Phyllis en el día más triste de sus más de sesenta años.–Lo siento, Phyl. –No lo hagas. Es una de las razones por las que Maurice se sintió tan cerca de ti, ¿sabes? –¿Qué quieres decir? –Tu sentido del humor. Su capacidad de mirar hacia abajo las cosas duras y mostrarlos en una nueva luz. El núcleo de su fotografía es lo que Maurice llamó "redefinir"...y dijo que eras una maestra en la reformulación de las cosas a través de una lente que nadie más podía ver hasta que ponías una de sus imágenes delante de ellos. "Esto la distingue de su generación," dijo. Por eso te trabajó duro... porque esperaba grandes cosas de ti. Alex escuchó mientras avanzaba con Phyllis en la primera limusina detrás del coche fúnebre. El auto disminuyó la velocidad, la grava crujió bajo los neumáticos mientras la procesión se deslizaba en una masa sin sombras de gris monocromático—el sello distintivo de todos los cementerios independientemente de la cantidad de luz solar. Apretó la mano de la viuda con suavidad para el apoyo.

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–Phyllis, he estado tratando de encontrar una manera de decir esto desde que llegué a la casa esta mañana. No me siento cómoda tomando fotos en el funeral de Maurice. –Escúchame, querida. Maurice es... era un hombre famoso, eres su protegida, amiga cercana, y eres como miembro de esta familia. Entonces, ¿en quién crees que confío más para tomar algunas fotografías de buen gusto para lanzar a la prensa...algún idiota o ti? Alex se encogió.–Caray, cuando lo pones de esa manera, Phyllis. –Estará bien. Todo...estará...bien.–Phyllis dio unas palmaditas en la mano de Alex mientras suspiraba. La limusina se detuvo, y el chófer le tendió la mano a Phyllis cuando él abrió la puerta. Alex salió por el lado opuesto y se acercó a la hija de Maurice, Phyllis y su familia mientras se acercaban. –Estoy abrumada por tu pérdida, Chantal–dijo Alex.–Si hay algo que pueda hacer por ti, sé que me lo harás saber. Chantal asintió, tratando de sonreír, pero en cambio ella sollozó y abrazó a Alex.–Gracias por viajar en la limusina con mi madre. –Por supuesto. ¿Dónde está tu hermano? –Su vuelo no llegó hasta las tres de esta mañana, y no ha pegado un ojo. Fue directamente a la mansión y se ocupó de los detalles de la shivah; te diré, Alex, ese hombre es nuestra roca. –¿Dónde está él? Quiero ofrecer mis condolencias. –Él está aquí en alguna parte, pero tendrás tiempo para eso una vez que regresemos a la casa. Alex asintió respetuosamente, colgó su Nikon alrededor de su cuello, y se deslió en el otro lado de la creciente multitud. Mientras la gente se juntaba, Alex se mantuvo lo suficientemente lejos como para pasar inadvertida, confiando en sus lentes Nikon para acercarse. Recorrió con la mirada la creciente multitud de dolientes en su visor, su profundidad de campo distorsionada por el gris. A partir de sus expresiones, Alex observó que algunas personas asistían simplemente por respeto al ícono. Otros, sin embargo, mostraron una verdadera pena por el fallecimiento del hombre. Por ahora, expresaría su tristeza a través de su lente, por el bien de Phyllis, y más Página 24 de 319 Al−Anka2019

tarde se entregaría a los sollozos que la asfixiaban. Continuó haciendo clic. Cuando el rabino comenzó el elogio, Alex se giró subrepticiamente hacia el otro lado de la multitud. Una vez más, escaneó las caras a través de su lente, alejándose de la vida real, preguntándose cómo alguien podría encontrar algo de valor, cualquier cosa menos dolor en estas fotos.

Tal vez me diste mucho crédito, Maurice. Creo que nunca podré "redefinir" esto. Se secó la lágrima de sus ojos con la manga por enésima vez y se concentró. No habría color hoy; ni películas de transparencias por la gracia de su capacidad de capturar movimiento; sin azules vívidos o verdes o rojos. No, no hoy. Solo habría negro, blanco y todos los tonos de gris que la luz le permitiría a Alex doblarse. Maurice había amado la honestidad cruda en sus fotos — él le había dicho tanto. Y si de hecho él estaba observando esta prueba, quería que él estuviera orgulloso. Se dio cuenta de que su ojo había pasado algo mientras estaba sumida en sus pensamientos, y luego barrió la cámara sobre las filas de rostros que acababa de ver. Ahí estaba, y era ella. Una chica hermosa y emocionalmente cruda con ojos rojos hinchados por el llanto, el pelo largo un poco fibroso, la ropa y el lenguaje corporal sencillo y sin pretensiones.

Es la chica del avión. En su mente, escuchó a la chica decir "funeral" cuando estaban en el baño del avión, nunca en un millón de años adivinaría que este funeral sería al que ella asistiría, que esta chica sabía sobre el fallecimiento de Maurice antes que ella. El brazo que la rodeaba, el hombro en el que lloró pertenecía al hijo de Maurice y Phyllis.

Parece que se conocen bastante bien. Alex estaba confundida,

preguntándose cuál era la conexión, y luego disparó una docena o más de retratos francos de la chica sensual con los tristes ojos grises monocromáticos, la chica que había convertido las entrañas de Alex en agua. Dos veces. Apenas podía quitarle los ojos de encima, notando lo diferente que esta chica actuaba en comparación con la chica candente que había conocido.

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Girándose hacia una agrupación diferente de personas, Alex se obligó a seguir fotografiando. Miró a la chica y sintió remordimiento por invadir lo que parecía un momento privado y tierno. En ese momento, juró no compartir las fotos de ella con nadie. Pero por dentro, sabía que una vez que estuviera sola en el cuarto oscuro, examinaría todas las expresiones de la chica en un intento de conocerla más; tener su imagen, tenerla, para siempre. El servicio fue más corto de lo que Alex hubiera esperado, y más de lo que hubiera deseado. Mientras caminaba de regreso a la limosina, el cabello en la nuca se erizó, se giró bruscamente para mirar detrás de ella, esperando ver a alguien allí parado. En su lugar, su mirada se desvió a través de los dolientes y aterrizó en un faro de color gris. En cuestión de segundos Alex Winthrop se enamoró, de nuevo, pero logró llegar a la limusina sin la chica que la había rechazado se percatara de ella. Para cuando Phyllis volvió a entrar en la limusina, Alex había logrado recomponerse. –Phyllis, estas casi tan blanca como tu cabello. ¿Cuándo fue la última vez que comiste algo? Phyllis pensó por un momento y silenciosamente miró a Alex, confundida. Alex abrió la nevera de la limusina, sacó una bolsa de rodajas de naranja y se la abrió. –Eso debería darte un pequeño impulso hasta que volvamos a tu casa, y vas a comer tan pronto como lleguemos allí. La cabeza de Phyllis anidaba en el hombro de Alex con la ligereza de un gorrión, y lloró silenciosamente mientras Alex intentaba consolarla. –Todo va a estar bien, Phyllis. Prometo que siempre estaré aquí para ti. Siempre. Los neumáticos de la limusina aplastaron minuciosamente más grava mientras rodaban hacia la salida. Alex observó la película en cámara lenta de personas encorvadas y caminando hacia sus autos, consolando a los demás, esforzándose demasiado para ser alegres. Sus edades abarcaron generaciones, afirmando el efecto perdurable de las fotos de Maurice y las vidas que habían tocado. Notó que algunas personas intercambiaban tarjetas de visita, un testimonio de la atemporalidad de las redes de celebridades y funerales; Página 26 de 319 Al−Anka2019

los dolientes regresaron en oleadas hacia sus BMW y Mercedes–Benz, y las estrellas de cine y los dignatarios con sus guardaespaldas y limusinas; reconoció a algunos amigos de la academia, algunos de los colegas de Maurice y coleccionistas a quienes les había presentado en los últimos años. Pero una chica vagó sola, aparentemente sumida en sus pensamientos, con los brazos envueltos parcialmente para mantenerse caliente. Su mirada sensual estaba fija en el suelo, y la brisa sacudía su largo cabello.–Debo recomponerme–dijo Phyllis mientras se sentaba.– Tengo el resto de mi vida para llorar, y no quiero usar todo en este momento.−Sacó su compacto de su bolso y empolvo su rostro.–¿Qué estás mirando? –Phyllis, ¿quién es esa chica de allí?–Alex la señaló. –Esa es Kenna Waverly. Ha crecido tanto que casi no la reconocí. Es parte de nuestra familia. –¿T...tú familia? ¿Cómo es su relación? –No somos parientes de sangre. Maurice y su padre sirvieron en la resistencia francesa juntos en la Segunda Guerra Mundial, nuestras familias eran muy unidas, y vivían al lado de nosotros en la vieja casa, Maurice y yo simplemente adoramos a Kenna, y la tratamos igual que a Chantal. –Nunca escuché a ninguno de ustedes hablar de ella. Phyllis negó con la cabeza antes de continuar.–Tan triste...que quedó huérfana cuando sus padres murieron en un accidente automovilístico. Éramos sus guardianes, por supuesto, y ella vivió con nosotros durante unos años,—bueno, hasta que cumplió dieciocho y luego se mudó a Nueva York. Ella llama, pero no la he visto hasta hoy. Tal espíritu libre, ese. La pobre bebé nunca superó el impacto de perder tanto pronto a sus padres tan jóvenes. Fue muy difícil para ella, y por mucho que intentamos hacer para ella un hogar, sabía que su infancia había terminado la noche en que recibió la llamada de la patrulla de la autopista.–Phyllis tomó un sorbo de agua y se aclaró la garganta.–Me pregunto cómo supo sobre Maurice. Alex volvió su atención a Phyllis.–Phyl, no es que Maurice fuera un inútil. Estoy segura de que fue noticia. Phyllis se rió entre dientes.–Eres tan anglosajona...y... y me hace reír cuando usas palabras Yiddish. Página 27 de 319 Al−Anka2019

–¿Lo dije mal? Phyllis le lanzó a Alex una sonrisa torcida y una mirada díscola.−Maurice estaría orgulloso.–Se dio cuenta de que Alex estaba mirando a Kenna.–Te presentaré a ella cuando regresemos a la casa; estará allí. Alex se sonrojó y miró a Phyllis.–No, hoy irás a casa y dejaras que todos nosotros te cuidemos. Phyllis la despidió como si fuera un mosquito molesto.– La vida está destinada al amor y a la aventura.−Con una voz dramática imitaba a las actrices de antaño.–Agárrala por las bolas...o lo que sea, ¡Ve a vivirla! –Lo digo en serio, Phyllis, y no me hagas enojar. Maurice va a estar observándote, chica. Phyllis sonrió.–Sigue practicando y tal vez un día finalmente te despiertes negra. –Hmm, negra y judía–dijo Alex.–Eso debería pasar muy bien en la fiesta de Navidad en una de familia de sangre azul. –Y gay, cariño, no te olvides de eso. Déjame replantear algo para ti, Alex. En cien años todos estaremos muertos y nadie dará un vuelo... –¡Phyllis! –Bueno, discúlpame, pero estoy un poco enojada conmigo misma hoy. No es fácil ser la segunda esposa. –¿Qué?– Dijo Alex. –Yo y ellos. Siempre fui yo y ellos. Alex la miró.–¿Quién es "ellos"? ¿El público?–Lo dejó ir cuando el chofer bajó la partición e interrumpió. –Señora. Van Bourgeade,–comenzó,–su hijo quería que te recordara que vendrá por ti. –Gracias–dijo Phyllis. La pérdida de la presencia terrenal de Maurice hizo que Alex se mostrara indiferente,—como si alguien hubiera aspirado el aire de la limusina. Cabalgaron el resto del camino en silencio. Finalmente, el chofer hizo que el perezoso derecho se convirtiera en el gran camino Página 28 de 319 Al−Anka2019

semicircular de Bel Air, donde los valets y los voluntarios esperaban mostrarle a las personas las costumbres antes de entrar a la shivah,—el lugar donde todos los espejos serían cubiertos durante los siete días siguientes, donde no se tocaría música. Los amigos y la familia lo visitarían para asegurarse de que Phyllis y su familia lloraran la perdida ampliamente y comenzaran su proceso de curación. Alex echó un vistazo a la cinta negra rasgada que el rabino había clavado en el pecho de Phyllis. Todos sabrían que esto significaba la pérdida de un familiar directo. Alex deseó tener una también. En un par de horas, el estado de ánimo en la casa cambió a algo más fácil, más ligero. No le sorprendió que la chica del avión nunca se mostrara; la chica que apareció y desapareció más rápido que un truco en el famoso Castillo Mágico. En cambio, Alex estudió a las personas que habían venido a presentar sus respetos a Phyllis.

Con todo, no es una mala manera de afligirse, pensó Alex, con la comida y las historias de los viejos tiempos, y lo mejor de todo, las imágenes que acompañan esos recuerdos. El duelo lentamente dio paso a una especie de celebración de la vida del hombre. Maurice van Bourgeade nunca necesitó una narrativa para sus fotos a menos que alguien estuviera ciego. Sus fotografías, aclamadas internacionalmente, siempre contaban una historia en algún lugar entre su comienzo y su final, y aunque los comienzos y los finales no siempre estaban en la película, siempre eran evidentes. Al igual que Maurice, Alex sabía que a Phyllis le agradaba recordar las historias de la forma en que las había contado, y las fotos de la forma en que las había tomado. Las fotos, sin embargo, Alex las vería en privado en otro momento, y asimilaría la amplitud de los mensajes de Maurice que él había dicho que solo ella podía captar en su totalidad. Estaba agradecida cuando las sobrinas de Phyllis vinieron a sentarse con ella. –¿Me disculpas, Phyllis? –Ve, Alex. No necesito que tomes mi mano. fue.

Alex sonrió.–Pensé que estabas sosteniendo la mía–dijo y luego se

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Había necesitado un descanso en el baño casi desde que habían llegado a la finca Van Bourgeade. Corriendo por la gran escalera, apuntó al baño que era suyo cuando se había quedado a trabajar con Maurice. Sabía que los otros invitados serían enviados a los baños en el piso principal, y no podía esperar un momento más. Antes de volver a bajar las escaleras, se evaluó en el espejo mientras se lavaba las manos.–Te ves aniquilada–le dijo a su reflejo, salió apresuradamente del baño y chocó contra alguien con un golpe en la cabeza. –Ow, ow, ow... mierda–la chica gimió mientras ahuecaba su cabeza en sus manos. –Ow, ow...lo siento mucho–dijo Alex, frotándose la cabeza.– Aquí...déjame echar un vistazo a eso.–Mientras inclinaba suavemente la barbilla de la chica hacia arriba, los ojos sensuales y color humo la atraparon, la congeló nuevamente. Alex hizo todo lo posible por ocultarlo. –Lo siento mucho, y odio decírtelo, pero creo que te di un buen golpe.–La chica hizo una mueca cuando Alex tocó ligeramente su pómulo.–Necesitas poner algo de hielo sobre eso. –Voy hacerlo. –Por cierto, esta es la próxima vez, y me dijiste que la próxima vez que nos encontráramos me dirías tu nombre. –Kenna. –Tus ojos están tan rojos e hinchados, Kenna. ¿Estás bien?–A Alex le encantaba decir su nombre, pero además estaba contenta de saber su nombre. –Estoy muy triste. Realmente, realmente triste. Maurice fue un segundo padre para mí, Alex. –No puedo creer que se haya ido. Escucha, hay una habitación allí. – Alex señaló la segunda puerta a la derecha.–Espera allí mientras voy a buscar hielo para las dos. –No, está bien, puedo ir a buscarlo yo misma. –Sí, pero tengo una relación con los servicios de catering...será buen hielo, lo prometo,–suplicó Alex. Página 30 de 319 Al−Anka2019

Kenna trató de sonreír pero cedió a "ay" en su lugar. –Maldición, eso duele. Alex la condujo a la habitación de invitados, abrió la puerta y la llevó a la silla mullida.–Yo insisto. Vuelvo enseguida...Kenna,–dijo mientras se iba. Corriendo por la gran escalera, murmuró imperceptiblemente. –¡Un golpe en la cabeza! ¿Un puto ojo morado? ¿De—verdad? ¿No podrías haber caminado hacia la chica y preguntarle su nombre?

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Capítulo Cuatro Alex subió a su automóvil y bostezó hasta que le lloraron los ojos; cuando dejó la mansión, estaba cansada, triste por Maurice y todavía inquieta por Kenna. Con el descapotable convertible en la fría noche del sur de California en un desfiladero, se dirigió hacia el este por Sunset Boulevard en dirección a West Hollywood, con sus cabellos rojizos ondeando en la brisa. Perdida en sus pensamientos, no había notado el único otro automóvil que se detuvo a su lado en la luz roja en el tramo desolado de Sunset Boulevard. –Es una noche hermosa–dijo la conductora del convertible Bentley para que Alex pudiera oír. Aturdida, Alex sonrió a la famosa actriz detrás del volante y necesitó un segundo para responder.–Sí lo es. La actriz miró directamente a los ojos de Alex a la luz de la farola no muy distante, y luego miró a Alex de la forma en que tantas mujeres lo hacían en su corta vida—tantas mujeres. –Siempre es mejor compartir una luna llena en Aries con alguien.−La actriz sonrió y luego agregó,–¿no crees? Alex se dio cuenta de que estaba a punto de pegarse un tiro en el pie, tan pronto como logró sacar el pie de su boca. Lo dijo de todos modos.–Supongo que depende de quién es esa persona. –El alguien sería yo. Alex sonrió.–Lo siento, sinceramente desearía que el momento fuera mejor. Que tengas una buena luna llena en Aries.–La luz se puso verde, el TR6 se esforzó por cambiar rápidamente a segunda velocidad y Alex puso en marcha las "Noches de Hollywood" de Bob Seger, Página 32 de 319 Al−Anka2019

disparándola a través de los altavoces. En el espejo retrovisor, vio que el Bentley doblaba hacia Beverly Glen Boulevard. Cuando apagó el auto frente a su casa de huéspedes en la ladera de la colina hasta Sunset Plaza Drive, el primer silencio de un día brutal se estrelló tan fuerte en la cabeza de Alex que pudo sentir dónde Kenna y ella se habían topado. No puedo creer que ella se haya marchado sin decir

adiós. ¿Por qué esta chica siempre huye de mí... y por qué me siento obligada a perseguirla? Alex consideró la pregunta y luego accedió al hecho de que no dormiría sin algún tipo de respuesta o cierre. Recordó que Kenna había abordado el servicio de transporte Hilton en el aeropuerto, pero que no podía darse el lujo de adivinar cuánto tiempo se quedaría allí. Encendió el TR6 y se dirigió hacia la colina.–Kenna Waverly–Dios,

me he ganado el derecho de al menos saber su nombre después de dos años. Debo estar loca por hacer esto, pero si no lo hago ahora, esa chica podría haberse ido por la mañana y tal vez nunca la vuelva a ver. Golpeó el acelerador.

Alex dejó su coche con el valet, demasiado cansada y preocupada como para hacer cualquier cosa con el auto que mantuvo mirando en su espejo retrovisor durante la mayor parte de su viaje, nerviosa, cruzó el vestíbulo, tomó el teléfono de la casa y preguntó por la habitación de Kenna. –¿Hola?–Dijo Kenna. Alex hizo una pausa. En ese instante, se llamó loca y pensó colgar.−Es Alex. Sé que es tarde y ha sido un día largo y difícil, pero tenemos que hablar. –¿Cómo supiste dónde encontrarme? –Estoy en el lobby. Por favor. Kenna vaciló. –Habitación 703. Mientras viajaba sola por el ascensor, Alex se preguntó qué decir, sin saber qué quería escuchar. Su centro de gravedad desapareció, movió su peso de un lado a otro, de derecha a izquierda. Una mirada en el espejo del vestíbulo fue suficiente para asustarla, pero no podría haberle importado menos. Su pulso latía con cada piso que subía el elevador, y cuando encontró la habitación, tuvo problemas para recuperar el aliento. Página 33 de 319 Al−Anka2019

Cuando Kenna abrió la puerta, Alex cambió su confusión interna por esa primera mirada. Ese instante le dijo que todo lo que necesita para saber—que aquí era donde quería estar, no importa cómo lucia o cuán cansado estaba, incluso en la estela de lo duro que el día había sido. Estar obligada a conocer a esta chica con el extraño nombre hacía que Alex fuera incapaz de seguir cualquier ley excepto la gravedad,—la gravedad que la atraía hacia Kenna. Alex quería estar cerca de ella, y no era por el sexo. No sabía por qué estar con Kenna era más importante para ella que dormir, comer o sus adoradas fotografías. En ese momento, Maddy no era ni un segundo, ni siquiera un tercer pensamiento. Kenna retiró la puerta todo el camino, y su flojo saludo fue una invitación centrípeta que llevó a Alex a la habitación. –Gracias. Sé que es tarde y las dos estamos bastante cansadas– comenzó Alex. Kenna asintió. –¿Cómo está tu ojo? –No está mal...siempre y cuando no parpadee ni sonría–Kenna abrió el mini bar.–¿Qué tal algo de beber? –¿Perrier?–Alex se sentó en la silla tapizada junto a la ventana. Kenna hizo un inventario visual de los estantes, se acercó y se acercó a Alex con una lata de gaseosa.–Esto es lo más cerca que puedo llegar. Alex lo abrió y tomó un buen trago largo. –Entonces, ¿qué querías decir?–Kenna se ajustó el cinturón de su lujosa bata de felpa y se sentó en el borde de la cama que ya había sido revuelta. Los chocolates delicadamente envueltos todavía estaban listos en las almohadas. Alex apartó su flequillo y miró a Kenna a los ojos.–Mira, voy a ser honesta contigo porque no tengo otro ángulo.–Exhaló el duro suspiro de un jugador que esperaba que aterrizaran los dados.–He pensado en ti todos los días durante dos años, y luego ayer, allí estabas en el avión, y de nuevo en el funeral de Maurice.–Tomó un sorbo de refresco.–Encuentro lo que siento por ti abrumador por decir lo menos. Página 34 de 319 Al−Anka2019

–Destino–concluyó Kenna. –¿Qué hay de eso? –¿Crees en el destino, Alex? –No lo sé. Yo creo en lo que siento –¿Qué es eso, exactamente? –Lo mismo que sientes, Kenna. –¿Cómo sabes lo que siento? –No sé cómo. Solo sé que sí. Y creo que tú también lo sabes. Alex se movió para sentarse a su lado. Tomó la mano de Kenna y la acarició suavemente, por primera vez realmente notó las manos que la habían tocado de una manera que nadie más había tenido.–Sólo quiero conocerte. –Y ahí está la dificultad potencial, Alex. –¿Qué quieres decir? –Para empezar, puedo decir que somos de mundos diferentes, pero lo que es más importante, yo estaba dispuesta a dejarlo ser, y tú no. Para mí, éramos dos puntos aleatorios en el tiempo y un recuerdo maravilloso. Alex sonrió tristemente.–Para el registro, Kenna Waverly, nunca serás solo dos puntos aleatorios en el tiempo para mí. Hace dos años en esa boutique, te sentí antes de verte. Entonces, volviendo a tu pregunta, sí, tal vez sí creía en el destino...entonces, solo que no lo sabía hasta hoy.−Se levantó, y antes de irse, agregó:–No tenía derecho a emboscarte esta noche, lo sé, pero no podía dejarte desaparecer de mi vida sin permitirte saber cómo me siento. Si nada más, gracias por ser honesta.–Sus ojos se llenaron de lágrimas, pero no iba a ser rechazada y al mismo tiempo actuar como una idiota frente a esta chica.–Buenas noches, Kenna, y adivino ... adiós. Alex luchó por contener las lágrimas mientras apuntaba al ascensor, ansiosa por llegar a casa y esconder la cabeza debajo de la almohada. Estaba buscando el botón del ascensor cuando Kenna llamó por el largo pasillo. –¡Alex! No vayas. Por favor. Página 35 de 319 Al−Anka2019

Alex giró y comenzó a caminar hacia Kenna, su velocidad aumentaba con cada paso hasta que la puerta de la habitación 703 se cerró detrás de ellas. Kenna se acercó a ella, y Alex la tomó en sus brazos por primera vez. Se abrazaron hasta que su respiración errática finalmente disminuyó y se volvió sincrónica. –Lex, ¿Te quedarás conmigo esta noche?–Susurró Kenna en el cuello de Alex. –¿Me llamaste Lex? –¿Si, porque? –Me gusta. Durante horas permanecieron en la cama abrazadas mientras la noche se desvanecía. Ninguna palabra pudo haber aproximado o aumentado la sensación de solo ellas dos, ser quienes eran, juntas, una al lado de la otra. Durante el tiempo más largo, ninguna emitió un sonido, y luego Kenna rió. –¿Te importa compartir?–La voz de Alex era tan suave como las luces atenuadas. –Me parece desconcertante que hayamos tenido sexo, dos veces, en lugares que eran públicos, pequeños, estrechos y sobre todo verticales. Y aquí estamos, solas en esta cama grande, cómoda y limpia, completamente vestidas, y estoy tan contenta de estar acostada en tus brazos. –No era solo sexo, Kenna, era sexo ardiente... y aun así, tú significas algo para mí a pesar del sexo caliente.–Alex se inclinó y le dio un prolongado beso. Cuando se separaron, Kenna colocó su cabeza sobre el hombro de Alex y suspiró. –¿Qué te dijo Phyllis sobre mí? Alex no quería romper ninguna confidencia, pero quería ser sincera con Kenna.–Me dijo que te quedaste huérfana cuando tus padres tuvieron un accidente, y durante unos años habías vivido con los Van Bourgeade. Que te ama como su hija. –¿Eso es todo? –También me dijo que tu padre y Maurice habían luchado juntos en la resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial.–Alex lo pensó Página 36 de 319 Al−Anka2019

mejor, pero le contó cómo se sentía.–Ella no me dijo cómo lidiaste con ser huérfana o qué hiciste cuando dejaste a la familia y te mudaste a Nueva York. –¿Es eso algo que quieres saber? –Podría ser tímida y decir algo como: "Bueno, si quieres decirme..." pero sinceramente, sí, quiero saber sobre eso, y mucho más. Significa algo para mí saberlo. –¿Alguna vez has tenido la sensación de que nadie te entiende? Alex acarició el pelo grueso y liso de Kenna.–Crecí de esa manera; afortunadamente, tengo una hermana mayor que me engancha. Sin ella, no sé dónde estaría. –Para mí, la vida es más fácil sola. –Tal vez podrías estar a solas conmigo, y luego un día te despertarás para descubrir que no estás sola en absoluto. Kenna suspiró. –No puedo creer que Maurice se haya ido. Él realmente fue un padre para mí, y me siento tan mal por Phyllis. Alex ahogó el nudo en su garganta.–Voy a extrañarlo también. ¿No te parece extraño que sería su funeral lo que nos reconectaría? –Eso es un eufemismo. Hoy Phyllis me preguntó si quería mudarme a la mansión. –¿Qué dijiste? –Le dije que lo pensaría. El corazón de Alex se aceleró. –¿De verdad? –Sí–susurró Kenna. Alex no estaba segura de dónde terminaba la conversación, pero estaba bastante segura de que fracasó en medio de una frase cuando ambas se cedieron por el agotamiento total de la sobrecarga emocional. Kenna se despertó primero y observó a Alex dormir, tomando nota de cada línea en su rostro, el ritmo de su respiración, la calidez de su piel; en una fracción de aliento, sabía que todo lo que necesitaría en algún momento era acostarse junto a ella.

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Alex todavía la estaba abrazando cuando despertó, sintiéndose expuesta, y luego se dio cuenta de que dormir al lado de Kenna reemplazaba cualquier sexo que pudieran haber tenido. –Buenos días–Kenna se apoyó sobre un codo y besó suavemente los labios de Alex.–Eres hermosa cuando duermes, y hermosa cuando te despiertas. Alex sintió algo más que belleza, pero tomó el cumplido en silencio y giró su cabeza hacia el hombro de Kenna. Con voz apagada, pidió usar la ducha y Kenna le dijo que pediría el desayuno en el servicio a la habitación. Para cuando Alex regresó, Kenna tenía suficiente café para diez personas junto con platos de panecillos, frutas y tortillas. –¿Estamos esperando compañía? Kenna se rió.–No tonta. Me das el mejor apetito que he tenido. –Pero no hicimos nada. –Tienes razón.−Dijo Kenna, sacando el tallo de una fresa.–¿Pero quién necesita algo cuando puedes tener todo?–Mordió la fresa y la trago, y agregó:–Supongo que este sería un buen momento para decírtelo, me levanté temprano y, mientras yacía a tu lado, decidí regresar a Los Ángeles. Alex sonrió. –¿Eso significa que finalmente dejarás de huir de mí? Kenna se levantó, tomó la mano de Alex y la llevó a la cama. Mientras le hacía el amor a Kenna, Alex esperaba con todas sus fuerzas que Kenna se hubiera equivocado al decir que juntas estaban "chocar y arder" en una lata.

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Capítulo Cinco Kenna Waverly firmó un contrato de arrendamiento a corto plazo y se mudó al pequeño departamento de Norton en West Hollywood unos días después. Un retroceso a las llanuras de principios de West Hollywood, el complejo de apartamentos parecía una caja de cerillas simplista. Sin embargo, estaba limpio, seguro y lo más importante, estaba disponible en el momento y por el precio adecuado. Se sentía más cómoda allí que en la mansión de Van Bourgeade, pero estaba lo suficientemente cerca para vigilar a Phyllis. Kenna llegó con las únicas posesiones mundanas que importaban en el asiento trasero del coche compacto que había alquilado. Dejando todo pero Dulce Jayne en el coche, llevó la guitarra a través del umbral primero y apoyó la caja contra la pared, el segundo y último viaje al coche consistía en una maleta, un petate y una pequeña bolsa de comestibles. Guardo los productos perecederos en la nevera antes de adivinar el lugar donde ella y Dulce Jayne pasarían el tiempo. El sofá de rattan acolchado parecía perfecto. Durante el mayor tiempo posible, ignoraría su maleta llena frente a la cómoda en el área elevada para dormir del gran estudio. Nubes oscuras se habían asomado durante toda la mañana y finalmente se habían soltado en una tormenta eléctrica cuando comenzó a tocar música. Dulce Jayne era la única constante que había conocido en su joven vida, lo único que había amado y que no le habían arrancado. Donde sea que Jayne estuviera, estaba en casa. Kenna estaba tocando su favorita Brenda Russell cuando un golpe en la puerta la interrumpió. Sosteniendo a Dulce Jayne, se asomó por la mirilla. Un hombre alto y nerd esperaba al otro lado, tocó de nuevo y Kenna respondió. –Hola, soy JJ y debes ser mi nueva vecina. –Hola, JJ. Soy Kenna.–Apoyó a Jayne contra la pared y le estrechó la mano. Página 39 de 319 Al−Anka2019

–Sí, escuché tu guitarra y pensé que debería decirte que te mudaste al edificio correcto. De los catorce apartamentos, la mitad de nosotros somos músicos. Algunos de nosotros hacemos una reunión amistosa aquí los miércoles por la noche en el departamento de Melanie en la planta baja. ¿Por qué no traes tu guitarra y te sientas con nosotros esta noche? Kenna vaciló.–No lo creo... soy bastante tímida sobre tocar delante de otras personas. –Bueno, no lo seas. Todos tenemos todos los niveles y gustos, soy baterista, Melanie estudia en el Instituto Bass y a todos los demás les gusta divertirse. Siete en punto, apartamento nueve, estaremos allí Kenna se rió.–Está bien, pero no hay promesas de tocar. Hasta luego... y oye, gracias por pasar. De todos los instrumentos que Kenna había amado, adoraba nada más que la orquestación aleatoria de una tormenta que podía ahogar una sinfonía. Ni siquiera Brenda Russell o el trabajo de guitarra de Allman Brothers, Duane Allman o Dickey Betts, pudieron moverla tanto. Se recostó en su nueva cama, dirigiendo la orquesta, lanza la percusión puntual a la constante y melodiosa lluvia.

Suena como la introducción a "Riders on the Storm" por The Doors. La lluvia se desbordó en su canal, y el golpeteo continuo de las gotas al arrojar los arbustos debajo de la ventana de Kenna la adormeció.

u Cuando abrió los ojos, el trueno había disminuido, el crepúsculo se había abierto y era casi la hora de hacer algo de música. Se duchó y se cambió de ropa antes de irse con Dulce Jayne a buscar el apartamento nueve. –Debes ser Kenna–dijo la mujer que abrió la puerta. –¿Eres Melanie? –Esa soy yo.–Las colgantes pulseras afro y plateadas de Melanie y sus grandes anillos hicieron que Kenna se sintiera tan sencilla con su pelo liso, sus sencillos vaqueros azules y su camiseta. Página 40 de 319 Al−Anka2019

Se ve como una reina, pensó Kenna mientras observaba la amplitud

de su anfitriona.

–Bueno, no te quedes ahí, chica, ven y enséñanos lo que tienes. Kenna la siguió a la pequeña sala de estar que ya estaba llena de cables, un par de amplificadores y algunos instrumentos de percusión; los ojos de Kenna se enfocaron inmediatamente en los tambores de conga. –Así que te gustan las congas–dijo JJ cuando vio que los miraba. Kenna asintió y tímidamente siguió a Melanie a la esquina donde los músicos habían guardado sus estuches. –Déjame presentarte a tus vecinos–dijo Melanie.–Este es Johnny en el ritmo y la guitarra principal, Gringa en los teclados, Rich toca el bajo y la guitarra, y el resto, si no están tocando o tomando una lección, podría venir más tarde. –Hola a todos. Gracias, Melanie. –Llámame Mel. –No tengo un amplificador–dijo Kenna,–pero tengo un aumento en mi acústica. –No hay problema–dijo Johnny. –Puedes conectarte conmigo, tocas al ritmo, ¿verdad? –Puedo–respondió Kenna, sacando a Dulce Jayne del estuche, –pero prefiero llevar. Mel se volvió hacia ella.–¿Cómo vas a hacer eso en una guitarra acústica con todo este metal colgando sobre ti, chica? Aquí. Extendió la mano hacia el armario, sacó una Fender Stratocaster y se la dio a Kenna. Kenna tragó saliva, vaciló por un segundo y luego se preguntó en qué se había metido. Volvió a colocar delicadamente a Dulce Jayne en la caja, cambió las correas de la guitarra y afinó el Strat. Apenas había terminado cuando JJ dio un golpe mortal a los tambores de la conga. Rich colocó su guitarra a su lado, recogió las maracas y se unió a la sección de percusión latina. Melanie subió a su tren con una línea directa y sin sentido. Las teclas sacaron la salsa, y Kenna encontró su voz. Estaba en sus dedos todo el tiempo. Página 41 de 319 Al−Anka2019

¡Todos mis nuevos vecinos tenían que decirme que me invitaron a una juerga! La fiesta del jazz latino estaba en marcha y Kenna estaba por todas partes. Soltó una chispa propia, y las siguientes dos horas pasaron volando como una hoja de periódico de un día en una calle ventosa de la ciudad. Después de que terminaron de tocar, Mel llamó desde la cocina mientras todos empacaban sus instrumentos y recobraban sus cuerdas.−El café está hecho. –Gracias, Mel–dijo Rich.–Ella hace un gran café, Kenna. Todos pasamos el rato después de tocar y beber una taza. Toma asiento. Kenna se sentó en la esquina y escuchó mientras todos los demás hablaban, notando lo pequeño que parecía todo en las grandes manos de Rich. Sus ondulados rizos de color marrón claro enmarcaban su cara ovalada y suavizaban su nariz fuerte y delgada.

Mel solo deslumbra, pensó Kenna, con o sin un instrumento. –Estás terriblemente quieta sin esa guitarra en tus manos, Kenna,– reprendió JJ. Le sonrió, tanto odiando como amando el hecho de que ella era una persona solitaria. –Kenna, obviamente has estudiado. ¿Dónde aprendiste a tocar así? – Preguntó Mel. Sorbió su café. –La guitarra ha sido la única constante en mi vida, así que no estoy muy segura de cómo responder eso.– Captó un intercambio de miradas entre JJ y Mel. –Eres demasiado joven para decir eso–dijo JJ. Destelló trajo el rostro de su madre y continuó. –Ustedes son ciertamente increíbles. No estaba segura de sí podría seguir el ritmo. –Sí, claro.– Johnny puso los ojos en blanco. –Me encantó tocar contigo, chica–dijo JJ. Kenna se sonrojó. –Eres muy alentador. –Así que vas a venir a tocar con nosotros otra vez, ¿verdad? –Claro, Mel. Página 42 de 319 Al−Anka2019

Kenna colocó su taza sobre la mesa y bostezó. –Me encantaría pasar el rato, pero acabo de mudarme hoy y estoy agotada. –No digas más–dijo Johnny. –Te veo, chica. Kenna se enfureció al ser despedida de esa manera, pero lo ocultó. – Gracias de nuevo, a todos, es realmente genial conocerte. –Te veré afuera–dijo Mel cuando Kenna recuperó el estuche de Dulce Jayne. Abriendo la puerta a Kenna, susurró:–No te preocupes, Johnny, solo está celoso porque limpiaste el piso con él, ya sabes cómo es, chica. Podemos contar el número de mujeres rockeras en una mano... gracias a hombres como él. ¿Sabes lo que estoy diciendo? Como todo lo que debemos hacer es enfrentar a la banda y quedar bien. –Gracias, Mel, eso significa mucho. Cuando Kenna llegó a casa, cayó de nuevo en su cama. Entre la tormenta y los latidos furiosos cuyas notas habían surfeado en el aire fresco de la noche, el silencio en su apartamento la inquietaba, tiró las púas de guitarra de su bolsillo en el tocador y colocó el trozo de papel con el número de teléfono de Alex en su billetera.

¿Qué voy a hacer con ella?

u Kenna durmió casi toda la mañana antes de que el teléfono la despertara. –Hola. –¿Cómo está el nuevo lugar?–Preguntó Alex. –Es lindo. Lo más importante es que está amueblado. –Kenna bostezó y se desperezó. –Gracias por dejar tu nuevo número en mi máquina. Te llamé anoche pero no hubo respuesta. –Mis vecinos me invitaron a su casa. –¿Estás ocupada? –Ocupada despertándome.– Sus ojos se cerraron de nuevo. –Si me das tu dirección, te recogeré y te llevaré a desayunar. Página 43 de 319 Al−Anka2019

–Hmm, tentador. Tengo bastante hambre. –Recordó los miserables comestibles que había comprado, que consistían en pan, mantequilla de maní, café y crema para el café.–De acuerdo–Kenna le dio la dirección, se acercó a la ducha y saqueó su maleta para encontrar algo que no estuviera excesivamente arrugado. Para cuando Alex tocó el timbre, Kenna había logrado recomponerse. –Esto es prácticamente todo el departamento–dijo cuándo Alex entró. Alex lo tomó en un vistazo. –Muy lindo, pero no se parece a ti. –¿Qué quieres decir? –No tomes esto por el camino equivocado, pero tienes una ventaja sobre ti. Y este departamento es, bueno... lindo. –¿Entonces estás diciendo que no soy linda? –No. Estoy diciendo que eres... hermosa.−Y justo ahí estaba la mirada: El efecto ardiente que catalizó el karma explosivo entre ellas; cada vez. Una afinidad tan salvaje y visceral como el furtivo calor que las unió. Salvaje, sin aliento, que eran al mismo tiempo el cazador y la presa; este era su baile. Era donde se demoraban y las definía. Kenna bajó a Alex a su cama y se sentó a horcajadas sobre ella, rítmicamente empujó su cuerpo contra el de Alex, exponiendo sensualmente sus pechos redondos y firmes. Quitó la camisa de Alex y luego los pantalones, encendiendo el hambre dentro de ella. Negando a Alex el derecho de alcanzar algo más que sus propios jadeos asincrónicos, Kenna la tomó como tocaba su guitarra,—con esplendor y abandono. La emoción pura estaba allí para tomar, y Kenna la tomó; luego se lo devolvió a Alex diez veces. Kenna la sostuvo allí hasta que terminó con Alex, aumentando las estacas con cada golpe, sin dejar nada atrás—nada. –No puedo esperar más–dijo Alex con respiración entrecortada. –Entonces no lo hagas. Alex rodó sobre ella. –Vas a pagar por hacerme esperar. La sonrisa de Kenna era diabólica.–Puedes intentarlo.

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Dos horas más tarde, la ducha y el maquillaje de Kenna sucedió de nuevo. Mientras cerraba la puerta, dijo:–Será mejor que sea un gran desayuno, Lex. –¿Me estás tomando el pelo? Estoy tan flácida que podrías tener que alimentarme con cuchara,–respondió Alex. El pequeño departamento de jardín en Norton Avenue tenía una pasarela abierta donde algunas de las ventanas de los apartamentos tenían una vista completa de las idas y venidas de cualquiera que viviera allí. Alex había estacionado su TR6 justo en frente de la ventana de la amiga de Maddy, y Maddy estaba allí para almorzar. Vio como Alex abría la puerta del lado del pasajero de su automóvil y esperaba a que saliera una mujer. Maddy frunció el ceño. Alex no la miró de esa manera. –Bueno, bueno–Maddy no le dijo a nadie.–¿Qué voy a hacer al respecto?

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Capítulo Seis –Más duro–Maddy emitió la súplica con la respiración desigual que podía reunir. Durante meses, Alex había mirado profundamente en los ojos azul eléctrico debajo de ella; imprudente por su parte, considerando cuánto habían crecido sus sentimientos por Kenna, en el calor de la pasión de Maddy, Alex intentó todos los trucos que sabía para alejar la idea de Kenna. Condujo a Maddy hacia el borde del abandono, adueñándose del momento. Alex no podía rechazarla cuando estaba encerrada en esa mirada. Temporalmente capaz de renunciar a sus visiones recurrentes de Kenna, se entregó por completo a la mujer en su cama, casi. Maddy continuamente extendió la mano con una elegante devoción, una rendición que cautivó a Alex y la mantuvo regresando por más. Alex rodó al lado de Maddy, su respiración errática y superficial. Maddy arrojó su brazo sobre el pecho de Alex. –Eres increíble–susurró a través de su cabello castaño claro esparcido por su cara. Enterró su cabeza debajo de su almohada. Los pensamientos en el exilio volvieron a la mente de Alex. ¿Cómo

puedo sentir tanto por dos mujeres que son tan diferentes?

En conflicto, quería sentir la totalidad con Maddy, pero sólo podía sentirse culpable. Se sintió desmantelada, como una cámara que pierde su lente, o peor, una lente sin ningún foco. Ser incapaz de saborear su momento la hizo sentir rota. –Oye–dijo Maddy, levantando la cabeza para mirar a Alex a los ojos.–¿Sigues conmigo?

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Alex sonrió.–¿Qué clase de pregunta es esa?–Suspiró y se giró de lado para enfrentar a Maddy, quitándole suavemente el pelo de los ojos a Maddy antes de besarla. Se quedaron dormidas abrazadas, saciadas y agotadas por las horas de sexo que habían empezado en la puerta principal, llevándolas hacerlo en el piso de la sala, luego se habían movido a la ducha hasta que el agua caliente corría fría, y finalmente en la cama de Alex. Una hora más tarde, cuando los ojos de Alex se abrieron, el temor se apoderó de ella. El sueño que la despertó era más como una pesadilla que la dejo sin aliento. Había presentado a Maddy y a Kenna y todo estalló en su cara. No podía permitir que ambas relaciones continuaran en un curso que conducía a algo potencialmente significativo con ambas mujeres; seguir por este camino, con Maddy habiendo estado en la escena durante los últimos meses, ya era un desastre garantizado para las tres,—y tenía que parar. Tenía que dejar ir a Maddy, y este era el momento de elegir eso sin mirar atrás. Amaba a Kenna, en corazón y alma.

No puedo prometerte nada, Alex. El estribillo de Kenna se repitió en la cabeza de Alex en un ciclo infinito que no podía no oír. ¿Por qué no? siempre fue el lamento de Alex.

Maddy se agitó y Alex se preparó, preguntándose cómo decirle a una mujer de la que pensaba que podía enamorarse de que todo había terminado,—que sin culpa de Maddy, Alex quería estar con otra persona. No le diría que estaba cubriendo su apuesta emocional con una chica inestable, que aún no era una mujer. Una chica cuya definición de la palabra futuro no iba más allá del mero concepto de postre después de la cena, tal vez ni siquiera en cuanto al postre en sí. Una chica que podía, y que, seguiría adelante un abrir y cerrar de ojos, dejándola devastada; una chica que Alex solo no podría resistir.

Amo a Kenna y quiero ser lo que ella necesita. Tengo que romper con Maddy ahora mismo. –Maddy–dijo Alex suavemente, reuniendo su coraje. Maddy colocó su boca sobre la de Alex y la besó de una manera que torturaba a Alex, eso la hizo dudar por enésima vez en cinco minutos. Se

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quedó sin palabras cuando Maddy se alejó, su mente corriendo con ideas de cómo comenzar la conversación. Pero Maddy habló primero. –Alex, te he estado ocultando algo. Alex se animó. En un momento cobarde, esperaba que Maddy estuviera a punto de confesarse, decirle que estaba viendo a alguien más. –¿Ah?–Dijo ella. –He estado trabajando para conseguir una exposición de tu trabajo en Gallerie Motek. Alex se apoyó en su codo.–¿De nuevo por favor? Maddy sonrió casi hasta regodearse. –No quería decir nada sobre eso por si se caía. Sabes que Motek rara vez muestra artistas desconocidos. Alex se calló, pero el espacio se llenó de un trueno distante. Si había pensado que estaba en conflicto antes, se dio cuenta de que no tenía ningún concepto de conflicto hasta este momento. –¿Cómo cuándo? –¿Recuerdas el día en que me diste la llave de tu apartamento para recoger tu lente de cámara y traerla al cuarto oscuro de la academia? –Por supuesto. –Bueno, también tomé tu carpeta y copié tu clave para poder regresar antes de llegar a casa. De todos modos, después de que deje la lente para ti... –Dijiste que tenías una cita–recordó Alex. –Sí, esa fue la cita. –¿Tomaste mi portafolio sin preguntarme? ¿E hiciste una copia de mi llave? –Sí. Lo siento, pero quería sorprenderte...para conseguirte una exposición en la galería más alabada de Los Ángeles, mujer. Pero hay una advertencia. Como la protegida de Maurice Van Bourgeade, están solicitando algunas de sus obras relevantes, preferiblemente aquellas que se relacionan temáticamente con su trabajo para que los coleccionistas

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puedan observar la influencia, sugirieron que revisáramos juntas las fotos de Maurice, ya que sé lo que están buscando.

¡Tomó mi trabajo sin permiso! Deja de cambiar el problema. Mierda, ¿cómo puedo romper con ella ahora? Alex se erizó. Justo ahí, tenía su salida. Podía romper con Maddy por violar su confianza y convertir en un problema el hecho de que Maddy había tomado su portafolio, podía cortar por lo sano. Por otra parte, oportunidades como esta finalmente le demostrarían a su familia, a ella, que no necesitaba sus conexiones ni su fondo fiduciario para sobrevivir. Podía valerse por sí misma con un talento que hablaba por sí mismo. Esta oportunidad exaltaría o destruiría su incipiente carrera. –¿Por qué estás tan asustada? Pensé que estarías loca por esto.−El tono de Maddy cambió a una disculpa.–Puedo llamarlos y decirles que cometí un error, y no arruinará las posibilidades futuras que tengas con ellos. –No. Quiero decir, esto es enorme. No sé cómo agradecerte. Maddy sonrió y sensualmente besó el cuello de Alex antes de susurrarle al oído: –Sí, claro que sí. Fue entonces cuando Alex se dio cuenta de que el tiempo realmente lo era todo. Horas más tarde, Alex se sentó en un bar en la playa de Trancas; había pedido prestado al perro de su vecino, Harry, para correr por el océano, seguido de un refrigerio en un restaurante que acepta mascotas, Harry estaba tan cerca de la compañía como Alex podía manejar con todo lo que tenía en mente. Preocupada por el giro de los acontecimientos que incluso las endorfinas no podían neutralizar, no hizo caso de nadie cuando ella y Harry entraron en el lugar y se sentaron en una mesa exterior. –Qué casualidad–dijo la camarera con una voz demasiado familiar. Alex tragó saliva cuando levantó la vista para ver a Kenna esperándola.–¿Qué estás haciendo aquí? –Ayer conseguí el trabajo.−Respondió orgullosamente Kenna.–¿Qué te apetece?–Le guiñó un ojo a Alex. Página 49 de 319 Al−Anka2019

Nadie le quita lo adorable y sexy al mismo tiempo, pensó Alex, nadie excepto tú. Su estómago se revolvió con ácido. No vio ninguna forma de escapar del enigma, haciendo que su abundante apetito desapareciera instantáneamente. Después de la carrera y un día de hacer el amor con otra mujer, pidió un trago de vodka, y en su mente lo llamó desayuno, almuerzo y cena. Kenna regresó y colocó el vaso sobre la mesa. –Te llamé un par de veces cuando no tuve noticias tuyas. ¿Puedo verte más tarde?–Dijo ella. –¿Llamaste? ¿Por qué no dejaste un mensaje? –Pensé que estabas ocupada fotografiando o en el cuarto oscuro o algo así. Entonces, ¿Qué hay de más tarde? La culpa efectuó un giro colosal en las entrañas de Alex. –Bien. Te llamaré. Cuando Kenna se fue para atender a sus otros clientes, Alex bebió el trago. Por un segundo, se preguntó cuál era el rincón único del infierno celestial. Kenna regresó y rozó la mano de Alex cuando colocó la cuenta sobre la mesa. La electricidad que atravesó Alex a través de ese breve toque la volvía inútil. Le dio a Harry otra galleta de perro, aseguró su correa a la silla y se refugió en el baño de mujeres. Luego de diez salpicaduras de agua fría en su rostro, Alex escuchó a alguien entrar mientras se secaba la cara. En el momento en que miró al espejo, Kenna la hizo girar y la empujó a un compartimiento, besándola apasionadamente. –Hueles como una mujer–susurró Kenna. –Gracias, soy una–Alex lo desestimó a pesar de que sabía lo que Kenna quería decir. –Escucha. Acerca de más tarde... Kenna retrocedió. –Esta noche tengo una reunión realmente importante con una galería sobre hacer una exposición allí. Te llamaré después, ¿está bien? –Seguro–dijo Kenna en un tono que era todo lo contrario. La palabra seguro podría haber sido el antónimo. –Estoy enamorada de ti, Página 50 de 319 Al−Anka2019

Alex Winthrop–espetó. Sus mejillas se sonrojaron cuando las palabras salieron de sus labios. Se congeló por un instante y salió del baño. Alex se quedó en el baño durante los siguientes tres minutos, enjuagando repetidamente cada emoción conflictiva por el inodoro. –Soy escoria.–Descarga.–Soy un idiota.–Descarga.−¡No está bien!−Descarga. Más que haberse quedado sin declaraciones de odio a sí misma, dejó el inodoro cuando finalmente reconoció cuánta agua estaba desperdiciando. Cuando salió, arrojó una propina de cincuenta dólares a la bandeja de Kenna, desenrolló la correa de Harry y se dirigió al automóvil. De camino a casa, deseó que Harry pudiera conducir para poder colgar la cabeza por la ventana.

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Capítulo Siete –Oye, Mel–llamó Kenna cuando entró en el departamento de Mel. –Llegas temprano. Estoy en la cocina. Kenna se sentó en su asiento habitual en la mesa mientras Mel terminaba la cena. –Tengo la Stratocaster puesta a punto y lista para ti–dijo entre bocados. –Gracias–dijo Kenna sin entusiasmo. –Tienes que empezar a pensar en conseguir una guitarra eléctrica, cariño. Sabes que te exijo interpretando a Dulce Jayne, me encanta el sonido acústico y todo.−Apuntó con el tenedor a Kenna.–Pero en caso de que no te hayas dado cuenta, eres una guitarrista principal. Pareces un poco deprimida, ¿qué está pasando? –Solo estoy preocupada. –Es esa mujer, Alex, ¿no? ¿Hizo algo mal otra vez? Perdóname por decir la verdad tal como la veo, pero no me gusta cómo te trata esa mujer; desde hace meses, ha estado fallando. Tú solo di la palabra y hablaré un poco con ella. Kenna sonrió.–Probablemente seas una de las mejores amigas que tendré. –Solo quiero que sepas que cuido tu espalda, hermanita. Sé que tú también cuidas la mía, así que puedes admitirlo ahora y la sacaremos del camino. –Lo admito, libremente. Hey, ¿Quién viene a tocar esta noche? –JJ, Rich está tocando la guitarra rítmica, Gringa, tú y yo. –¿Johnny no viene? Página 52 de 319 Al−Anka2019

–No, y no puedo decir que todos estamos descontentos con eso; tocas mejor que él, conoces toda nuestra música, y no puedo entender por qué no tomas su lugar cuando tocamos. Harías más en una noche que trabajando toda la semana en ese trabajo de camarera. Solo un fin de semana al mes pagaría tu alquiler. Kenna exhaló con fuerza.–Te lo dije, Mel, no soy como el resto de ustedes, chicos. No soy un intérprete. La guitarra es tan personal para mí que me congelaría en el escenario. Mel habló en voz baja.–Esto es sobre tus padres, ¿no es así, cariño? Después de que murieron, Dulce Jayne era todo lo que te quedaba.–Hizo una pausa.–Lo entiendo, lo hago. Kenna oyó que la puerta de entrada se abría y se desplazaba hacia la sala de estar, aliviada de retirarse de la conversación. –Oye, Kenna–dijo JJ, jugando con sus baquetas como si fueran nunchaku. –¿Cuál fue esa canción que practicabas hoy? –Solo una pequeña cosa que he estado tratando de escribir, ¿por qué, J? Él dejó de girar los palos.–Porque fue jodidamente increíble–dijo sin expresión. –Hay como tres líneas musicales diferentes en esa pieza que son solo inquietantes. No podría sacarlos de mi cabeza todo el día. –Tócala–dijo Rich. –No, es nada. Ni siquiera es una pieza completa todavía –dijo Kenna. –Tócala–dijo JJ, un poco más severamente. –Nah. Mel se ató el bajo.–¡Toca la maldita cosa! –Está bien, ¡Está bien!–Kenna tomó el Strat, cerró los ojos y comenzó a tocar. Verano–naranja cálida y sexy, la melodía y las armonías chocaron entre sí mientras Kenna acariciaba el diapasón con sus ágiles dedos deslizándose arriba y abajo por el cuello de la guitarra. Los altos y bajos se unieron uno al otro como el primer bocado de un delicioso sándwich de mantequilla de maní y jalea, dulce y salado a la vez. La segunda parte de la pieza se construyó en intensidad y velocidad,

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y la música alternaba entre el jazz total y el rock completo, terminó con carreras sensuales y cuerdas dobladas. Cuando Kenna abrió los ojos, Mel, Rich y JJ la miraban boquiabiertos. No se habían movido ni una pulgada. Mel habló. –Maldita mujer. ¿Qué diablos es eso? –Sonó su teléfono, mientras iba a contestar, ella agregó, –¿Podrían por favor hacer que ella reemplace a Johnny?– Charló un momento, luego colgó y dijo: –Fue Gringa, no puede ir. –Bien–dijo Rich. –¿Qué tal si trabajamos en la melodía de Kenna, solo nosotros cuatro?

u Cuando Kenna llegó a casa de la sesión de improvisación, Alex había dejado un mensaje en el contestador automático que le había dado a Kenna como regalo de inauguración. A lo largo de los meses, Kenna había guardado algunas cintas de cassette de los mejores mensajes, los sexys, y luego los había dispuesto por fecha en el cajón de la mesita de noche. A altas horas de la noche, cuando no había tenido noticias suyas de Alex durante días, escuchaba un viejo mensaje o dos para recordarse cuánto Alex la adoraba. Podía decir por la voz de Alex que había estado sonriendo cuando dejó este nuevo mensaje, diciéndole a Kenna que estuviera lista a las siete de la noche siguiente para una cena romántica. Kenna cayó de nuevo en su cama y presionó repetidamente el botón Play. Se preguntaba si uno de sus amigos de la música podía poner todos los buenos mensajes en un ciclo continuo así no tendría que seguir rebobinando para oír la voz que importaba más a ella. Se sentó y agarró a Dulce Jayne. En su mente, oyó la armonía que Rich había tocado su pieza, y le encantó, por lo que se acercó a una pluma y terminó la canción. Ya había un portafolio creciente en su cama, una que había escondido cada vez que Alex venía. Será mejor que empiece a

ponerle nombres a todas las canciones que escribí para Alex.

Mientras hojeaba el porfolio, consideró numerarlas, pero al final decidió que era algo decididamente poco romántico. No sabía muy bien Página 54 de 319 Al−Anka2019

como nombrar las canciones anteriores, pero esta, el título de esta prácticamente se escribió solo. En la parte superior de la página, garabateó: "Somewhere Like You." Estaba tocando la melodía cuando sonó el timbre.–Sí, J, está terminada–dijo Kenna cuando abrió la puerta. –¿Qué está terminada?–Dijo Alex. Kenna bebió en la visión del cuerpo sexy de Alex apoyado en la jamba,—la ganadora mirada verde esmeralda fija en la entrada, sonrió y besó a Alex.–Solo algo que mi vecino me pidió que hiciera. Qué maravillosa sorpresa. Adelante.–Kenna corrió para recoger su portafolio de música y guardarlo en el armario antes de que Alex pudiera verlo. –Entonces–bromeó Alex, –sacas tu guitarra del estuche. –Su nombre es Dulce Jayne–dijo Kenna mientras se apresuraba a traer a Jayne de vuelta a su estuche. –¿El nombre de la canción "Dulce Jane" por Lou Reed y Velvet Underground? –Realmente no. Es Jayne con una Y. –¿Por qué no tocas algo para mí? Kenna deslizó sus brazos alrededor de Alex y la acercó.−Porque prefiero hacer esto.−Se besaron. Alex lentamente se alejó.–Quería hablar contigo sobre algo importante. Kenna la agarró y la hizo entrar. –Hazme el amor ahora, háblame más tarde. Alex la arrojó sobre la cama. Se quitó la ropa y se acostó encima de ella como lo había hecho tantas veces. Su danza cruda y animal era tan fogosa y sin refinar como lo había sido la primera vez que se habían visto. Kenna la besó febrilmente y dejó que Alex tomara la delantera, a excepción de las burlas incesantes que sabía que volvían loca a Alex, resistiéndose a ella al principio, Kenna atrajo apasionadamente a Alex y luego se resistió un poco más hasta que Alex la empujó a través de una puerta de entrada. Una Pasarela Transcendente, no muy diferente a la que ella atravesó cuando tocó la Stratocaster, la que la transportó a un lugar Página 55 de 319 Al−Anka2019

donde la sensación reemplazó al pensamiento y solo su yo central permaneció. El calor de los labios de Alex en su cuello, sus pechos y su abdomen le llevaron a Kenna al único lugar donde había estado alguna vez que la hacía sentir segura. A diferencia del resto de su vida, en los brazos de Alex sabía quién y qué era, sabía lo que quería y sabía cómo rendirse una y otra vez. Con Alex, había aprendido que abandonarse a sí misma era la única forma de encontrarse a sí misma, y eso a su vez la hacía desear abandonar todo lo demás. Alex apartó su culpa. ¿Cómo voy a contarle sobre Maddy? Me

perdonará una vez que sepa que estoy rompiendo con ella... solo tiene que hacerlo. Alex se centró y le dio todo lo que tenía a la única chica que sabía qué hacer con ella, que sabía qué hacer con ella,—quien sabía qué hacer con ella—la única chica que la había visto y la mantuvo allí. Pasaron horas de hambre antes de dormir en un montón enmarañado, los cuerpos nostálgicos de dos mujeres deslumbrantes que habían gastado todo su capital, tomaron prestado el resto y no dejaron nada para sí o para el otro, nunca.

u Al día siguiente, Kenna se apresuró a su casa del trabajo para prepararse para su cita con Alex. Pasó dos horas remojando, humectando y peinándose y maquillándose. Cuando sonó el timbre, se obligó a contar hasta diez antes de contestar. Quería deslumbrar a Alex, hacer que Alex la quisiera más de lo que Alex sabía posible. Cuando vio su expresión, Kenna supo que el momento no decepcionó. Las largas y bien formadas piernas de Kenna alcanzaron una milla más de lo normal en la falda corta y ajustada y los tacones altos. Su largo cabello estaba lleno y suelto y salvaje. Se besaron como saludo. –Adelante, cariño. Solo estoy dando los toques finales. –Te ves increíble y tu maquillaje es precioso. Déjame tomarte algunas fotos antes de irnos. Página 56 de 319 Al−Anka2019

Kenna puso los ojos en blanco. –¿Qué?–Dijo Alex.–Tú deberías conocerme ya. –Tienes razón. Debería.–¿Por qué no confío en ti? Esa sensación la fastidiaba, otra vez. Aún así, decidió dejarlo ir y tener una cena romántica con la mujer que amaba. Con la tapa del descapotable, Alex tomó la larga ruta por la autopista de la Costa del Pacífico hasta el Cañón de Topanga. Los ojos de Kenna se fijaron en el verde azulado del Pacifico durante la mayor parte del viaje, como de costumbre, Alex tenía los The Allman Brothers a todo volumen, y los oídos de Kenna probado todas las notas de las guitarras de Dickey Betts y Duane Allman de la canción "Whipping Post" Incrustado en su mente desde la primera vez que ella y Alex habían tenido relaciones sexuales en la boutique, las letras la golpeaban cada vez que las escuchaba. Lo que más llamaba la atención era que hablaban de ser engañados, de hacerlo sentir como un tonto, la sensación de estar atados a un poste de azotes. Detuvieron en el cañón junto con el final del día, el crepúsculo ahora sirviendo de guardia. El TR6 se abrazó a las curvas serpenteantes en las colinas en capas. La luz medida atenuó los colores de un dosel arbóreo que sobresalía de la roca con marcas de viruelas, cubriendo la vegetación; a lo lejos, las montañas con estarcido formaban el horizonte de la madrugada, y los discretos elementos de la naturaleza sucumbieron colectivamente a la noche homogénea. Ese viaje de cuento de hadas hacia el interior desde Malibú era especial para ellas. Sus paseos nocturnos por el cañón siempre inspiraba a Kenna escribir música que se convertiría en una nueva canción sobre su historia de amor con Alex, la mujer que había cambiado su ilusión de la vida, de la forma en que el sol se puso a la dirección de la tierra daba vueltas. Anclada por el afecto de Alex, había descubierto la pasión impresionante de ser un centinela digno de su profundo amor. Por primera vez desde que sus padres murieron, Kenna Waverly finalmente dejó de flotar. Alex sostuvo su mano.–Has estado pasando mucho tiempo con tus vecinos. ¿Los escuchas ensayar o intentas seguirles la corriente?

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–A veces yo les sigo la corriente–Kenna no sabía por qué nunca había tocado para Alex o le dijo que era una guitarrista competente. En cambio, había aprovechado cada oportunidad para minimizar su talento; en el fondo de su mente sabía que si rompían, sería la única cosa en su vida que Alex no había tocado,—a menos que las canciones de amor que había escrito para ella contaran para algo. Kenna continuó.–Hay algunos buenos músicos malvados en ese grupo. Han jugado el Whisky, el Roxy, y esperan abrir para una banda de nombres para el próximo año, pero conseguir un contrato de grabación es ridículamente difícil. –Me gustaría escucharlos en algún momento. Tal vez podríamos ir a uno de sus conciertos. –Claro–dijo Kenna, sabiendo que probablemente nunca sucedería, archivó ese deseo con todos sus otros deseos que aún no se habían hecho realidad; las cosas que Alex había prometido y luego olvidado.–Has estado muy ocupada, ¿no? –Sí, pero nada que no pueda manejar. ¿Por qué?–Alex cambió de marcha. –Porque cuando no tengo noticias tuyas por días, me preocupo. –No hay de qué preocuparse, cariño.−El auto giró hacia el pequeño estacionamiento de grava en Old Topanga Canyon Road.–Estamos aquí. Tallado en el cañón se alzaba un rincón soñador de un lugar. Alex se inclinó y la besó antes de que salieran del automóvil. Kenna inhaló la fresca brisa fresca del cañón mientras el crepúsculo se deslizaba detrás de las montañas que rodeaban el restaurante. Divagaron hacia la música melodiosa que fluía sin esfuerzo de los altavoces ocultos, y Kenna vio por todas partes tonos vívidos de púrpura y fucsia. Sentadas al aire libre donde el agua caía en cascada desde una fuente, pasaron los primeros minutos mirándose a los ojos a la luz de las velas. Nunca miraban hacia otro lado cuando el camarero les servía el vino. La seducción misma, en su propio estado naciente, nunca fue más quijotesca que cuando sus miradas se encontraron. Esa mirada silenciosamente confesó sus ansias mutuas, el abandono persistente de la noche anterior y todas las noches anteriores. Página 58 de 319 Al−Anka2019

–Este lugar es hermoso, Lex. ¿Estamos celebrando algo que debería saber? Alex sonrió. –Gran sí. Conseguí la pasantía en Sonja Savarin en Nueva York. Kenna tragó saliva. –¿Nueva York? Estoy muy feliz por ti, pero no tan feliz por mí. –¿Qué quieres decir? Kenna, quiero que vengas conmigo. Esa es la razón de esta celebración...la parte donde dices que sí. Estoy segura de que hay muchos lugares para servir mesas en Nueva York y puedes ganar mucho dinero haciéndolo. –Tendría que pensarlo realmente. –¿Qué hay para pensar?–Preguntó Alex retóricamente, sin esperar una respuesta.–Cariño, te ves tan hermosa esta noche. No puedo esperar para estar a solas contigo–agregó. –Gracias.–Kenna se sonrojó, segura de que el color se había perdido a la luz de la luna.–Te he extrañado. Te he extrañado mucho, Lex, así que necesito preguntarte algo. –¿Qué es? –¿Serás honesta conmigo? Alex asintió. –¿La has estado viendo todo el tiempo que hemos estado juntas? –¿Qué? ¿Quién? Kenna la miró, entrecerrando sus ojos gris ahumado hasta que pudo sentir que su mirada se convertía en acero. Alex se inquietó, vaciló antes de contestar. –Sí. Una y otra vez Kenna había imaginado este momento, había tratado de prepararse para lo peor. Pero no pudo haber concebido cómo la franqueza brutal de la honestidad de Alex repercutiría en su cuerpo, sacudida hasta lo más profundo, deseó poder levantarse y huir, esconderse. Ocultarse siempre funcionó para ella, y crecer en una familia llena de espías le enseñó a hacerlo bien.

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Su boca se secó. Si hubiera tenido alguna palabra, se hubieran quedado atrapadas en su garganta. Si la noche anterior nunca hubiera terminado, entonces no estaría sentada aquí sufriendo el dolor y la humillación que estaba a punto de destruir su mundo. –Pero, Kenna, hemos hablado de esto. Me dijiste que el compromiso no funciona para ti. ¿Cuáles fueron las palabras exactas? Oh, sí, "No puedo prometer nada, Alex." ¿Cuántas veces me lo has dicho? La voz de Kenna se rompió.–Esperaba que me demostraras que estaba equivocada, Lex. Pensé que ya me lo habías demostrado. –¿Qué? ¿Cuándo? –¿No recuerdas la noche del funeral de Maurice? ¿En la habitación del hotel cuando dijiste que podía estar a solas contigo para que un día pudiera despertar y descubrir que realmente no estoy sola? –Recuerdo. –¿Me estás diciendo que he estado sola en esto todo el tiempo? –No. Lo siento mucho bebé. No sé qué decir, aparte de que tú eres con quien quiero estar. –¿Y ella está comprometida contigo? –Kenna, acabo de pedirte que te mudes a Nueva York conmigo. –Esa no es una respuesta, Lex. ¿Has consultado con tu otra novia primero? ¿Te rechazó o va a venir también? –No, Kenna, lo has entendido mal. Iba a romper con Maddy justo antes de que ella me metiera en Gallerie Motek. Decidí esperar hasta después de la exhibición porque no quería avergonzarla frente a sus amigos y socios comerciales. Mi vida no es como la tuya. Es complicada. –¿Estabas planeando llevar a Maddy a la exposición también? –No. –Podrías haber rechazado la exposición. La mirada de Alex se alejó de los ojos de Kenna y luego volvió a enfrentarse a las consecuencias.–Tienes razón, podría haberlo hecho, pero no lo hice.

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Demasiado herida para llorar, Kenna habló en voz baja.–Entonces me estás diciendo que lo que hemos experimentado no ha sido...lo suficiente. Que todo de mí nunca es realmente...suficiente. Disculpa, necesito un minuto a solas. Entró al restaurante y sacó un cambio del fondo de su bolso. Le tembló la mano cuando marcó el número de Mel del teléfono público. –Mel, gracias a Dios que estás en casa–dijo cuándo Mel respondió. –¿Qué pasa, hermanita? –Necesito que vengas a buscarme...lo más rápido posible. Estoy en el Séptimo Rayo en Topanga Canyon. –Estoy en camino, Kenna. Quince minutos después regresó a la mesa. Alex había servido más vino y Kenna contó los minutos. –K, te amo. Sé que lo sabes. Kenna asintió.–Entonces debes amarla también o la habrías cortado. –Quiero estar contigo.–Alex tocó su mano. Kenna se estremeció.–Estabas conmigo, así que si eso fuera cierto, no estaríamos teniendo esta conversación. –¿Qué quieres decir con "estabas"? Kenna quería llorar, pero se quedó sentada en silencio hasta que vio que el automóvil de Mel entraba en el estacionamiento. –Lo siento, Lex, de verdad.−Se quedó mirando a los ojos de Alex.−Llamé a una amiga para que viniera a buscarme, y necesito salir de aquí ahora mismo antes de decir o hacer algo que no pueda recuperar. –¿Qué?–La expresión de Alex fue de shock.–No te vayas, cariño, no te vayas. –Maldita seas, Lex–dijo Kenna en voz baja.–Cada vez que te miro, todo lo que puedo pensar es, "¿La besa de la manera en que me besa?" "¿Qué tiene ella que yo no tengo?" Y un millón de otras preguntas que tienen una sola cosa en común. –¿Qué cosa? –Todas rompen mi corazón en mil pedazos. Adiós, Lex. Página 61 de 319 Al−Anka2019

Kenna corrió por el patio tan rápido como le permitían sus largas piernas y su falda corta, su largo cabello suelto tratando de alcanzarlo. –Sácame de aquí, Mel–dijo al pasar junto a ella. Cuando Alex se levantó de la mesa para perseguir a Kenna, Mel la interceptó y se mantuvo firme. –Detente ahí, Alex. Mi hermanita quiere irse a casa ahora, y me llamó para ir a buscarla. –¿Quién eres?–Preguntó Alex. –Cariño, si no conoces a la mejor amiga de tu novia, tal vez deberías hacerte la pregunta que me acabas de hacer. Mel había dejado el motor en marcha, y Kenna ya estaba en el auto cuando regresó. La última visión de Kenna de Alex parada en el estacionamiento era algo que esperaba olvidar algún día. Pero en este momento, algún día era insondable.

u Alex dejó la comida sobre la mesa y pagó la cuenta.

¡Sabía que esto pasaría! Maldición, nunca debería haber dejado que las cosas llegaran tan lejos... nunca. Serpenteando peligrosamente rápido a través del Cañón de Topanga, Alex giró cada curva cerrada con el pie sobre el acelerador.

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Capítulo Ocho Cuando Kenna abrió sus ardientes párpados hinchados, se alegró de ver que finalmente había dormido durante unas horas. El contestador parpadeó de todas las veces que no había respondido a las llamadas de Alex, y se sintió agradecida cuando Alex finalmente se rindió a las cinco en punto de la mañana. Era solo cuestión de tiempo antes de que Alex apareciera en su puerta, y Kenna no quería estar allí cuando eso sucediera. Si se negaba a responder, Alex entraría con la llave que Kenna le había dado, y sabía que cedería ante Alex una y otra vez. Ya había sido tan tonta como para querer más de ella. Le dolía el pecho, y la realidad de perder a Alex la hizo temblar.

¿Cómo pude haber estado tan ciega? ¡Si realmente me amara, no estaría saliendo con otra persona! Esto nunca funcionaria, y lo supe la primera vez que la vi. No es buena para mí. La avalancha de pensamientos molestos no cesaría, y su departamento estaba demasiado silencioso para un domingo por la mañana. Despertarse sin Alex los domingos era como un retiro químico, lo suficientemente doloroso para que Kenna aprendiera de la peor manera que la pasión no podía ser apaciguada ni controlada. Era una prueba viviente. Los domingos por la mañana con Alex siempre se habían convertido en el domingo por la noche antes de que salieran de la habitación por mucho tiempo. Cuando no estaban haciendo el amor, estaban acurrucadas en los brazos de la otra, soñando con el futuro, viendo películas viejas y haciendo planes. El mundo y la gente en él eran meros extras en su propia pequeña película, en la cual ellas eran las estrellas. Pero Kenna sabía que todo había terminado. Al mismo tiempo, en el fondo, sabía que nunca más terminaría.

¡Solo quiero gritar cada vez que pienso en ella! Página 63 de 319 Al−Anka2019

Esquivando el dolor el tiempo justo para despertarse, sirvió una segunda taza de café y llamó a la única persona que siempre había estado allí para ella y en quien siempre confiaría. Hunter Van Bourgeade respondió su teléfono en el tercer repique, y Kenna suspiró con alivio. Amaba la voz de Hunter. El mero timbre de la había consolado desde que eran niños. Y Hunter supo el sonido del suspiro de Kenna. –Oye, Kenia, ¿Eres tú?–Se rió. –Kenia es un país.–Era su respuesta habitual, pero hoy no.–¿Qué tenemos, diez años? –Hmm, es un domingo por la mañana, y uno muy temprano en eso, no como tú, Wave, ¿qué sucede? Kenna intentó responderle. Se echó a llorar. –Estoy en camino–dijo. Hunter llegó a su casa rápidamente a pesar de que vivía en la ciudad. Él la abrazó en el instante en que entró por la puerta. –Aw, Wave, pareces que acabas de perder a tu mejor amigo. –Resulta que las esperanzas y los sueños no eran tan buenos amigos después de todo. En la tercera taza de café de Hunter, Kenna había contado los detalles de su ruptura con Alex. –Debes estar devastada. Me di cuenta de que el hecho de estar con Alex te cambió el año pasado, te hizo parecerse más a la chica que conocí hace mucho tiempo. Wave, nunca he sabido que sintieras tanto por nadie desde... –Está bien, Hunt, puedes decirlo. –Desde que tus padres murieron. A pesar de que sólo me he encontrado con Alex una vez, ella es terriblemente unida a la familia. Mi madre me ha dicho repetidamente lo maravillosa que ha sido con ella desde que papá murió. – ¿Entonces por qué me mintió desde el principio y me rompió el corazón? Todo este tiempo y ni una sola vez me respetó o me amó lo suficiente como para decir la verdad. Todo el tiempo, ella me persiguió, Página 64 de 319 Al−Anka2019

profesó su amor eterno. Solo se olvidó de decirme que no era la única. Le di más de lo que pensaba que tenía que ofrecer, Hunter. Le di todo. Todo. –Kenna, quiero que te mudes conmigo por un tiempo.–Miró alrededor del pequeño departamento.–Este lugar no es para ti. –Gracioso, eso es lo que Alex siempre dice. –Tienes dinero, mucho de eso. No es necesario que trabajes como camarera en Trancas, y ciertamente puedes permitirte un lugar mucho mejor para vivir. Mi madre todavía quiere que tengas tu propia suite en la mansión. –Me gustó aquí, y por primera vez...desde, he hecho amigos. No me importa el dinero, Hunt. Me conoces mejor que eso. Él sonrió y puso sus ojos sonrientes.–Lo sé, Kenya, por eso me haces administrar tus finanzas. Todavía tenemos que hablar de por qué le diste más de seis meses de tu sueldo a este lugar para el rescate de animales el mes pasado. Ahora mete a Dulce Jayne en su estuche y empaca tus cosas; nos vamos a casa. Mientras se dirigían al automóvil, Kenna deslizó una nota debajo de la puerta de Mel indicándole a dónde iba y el número de teléfono donde podía ser localizada. Era demasiado temprano para tocar la campana la mañana después de un concierto. Hunt salió al Crescent Heights Boulevard, y Kenna vio en el espejo retrovisor el TR6 rojo de Alex que girando a su calle. –Te alegrarás de haber hecho esto, Wave. –Ya lo estoy.

u Kenna se negó a abandonar su habitación en la casa de la playa de Hunter durante los primeros tres días. Toda su ropa todavía estaba en su maleta, y lo único que desempacó fue a Dulce Jayne de su estuche y extender su portafolio de canciones en el suelo. algo.

Hunter golpeó por tercera vez en una hora.–Wave, tienes que comer

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Kenna no respondió. –Está bien, espero que estés vestida porque yo voy a entrar. Cuando abrió la puerta, Kenna lo miró despreocupadamente desde el medio del piso, rodeada de pilas de partituras. –No tengo hambre. –Realmente no me importa. Tienes que comer –dijo mientras se sentaba a su lado. –Te ves como el infierno. –Así es como se afligen los músicos. El estribillo es lo suficientemente directo: me sigo preguntando qué hice mal. ¿Cómo puede alguien profesar su amor eterno, y luego tratarla como si no fuera suficiente? Hunter la rodeó con el brazo.–Eres más que suficiente, y te mereces algo mejor. Vamos, llevaremos a los perros a correr a la playa. Sonrió.–Sabes que sólo corro cuando algo me persigue...como aquella vez que Hamas me hizo correr cuando me acerqué a la frontera libanesa. –Bueno, entonces, los perros correrán y tú y yo daremos un paseo y atraparemos una hermosa puesta de sol en Malibú. –No es justo, arrojando mi cosa favorita en la mezcla. –Sip, nunca has sido capaz de rechazar una puesta de sol en el océano. –Tal vez podamos detenernos en Trancas en el camino de vuelta para recoger mi último cheque de pago. –¿Por qué, Kenia? Solo vas a dárselo a un refugio de animales. –¿Cuál es tu punto? u Kenna estaba contenta de haber escuchado a Hunter. La puesta de sol la había calmado y el aire fresco del océano había mejorado enormemente su estado de ánimo. Incluso se sintió un poco hambrienta, por su cuenta, no había comido desde antes de salir de Alex en Topanga Canyon, y eso fue tres días antes. Sus jeans ya estaban demasiado sueltos. El gerente del restaurante salió al patio para hablar con ella cuando ella, Hunt y los perros se sentaron a comer algo. Página 66 de 319 Al−Anka2019

–Aquí está su cheque–dijo. –Pero sin avisarme, te das cuenta de que no puedo darte una recomendación brillante. –No seas tan amargado, Mike. Tuve algunos cambios importantes y tengo que dejarlo. –Sí–dijo Mike. –No espere que el descuento del empleado en su cuenta. Hunter se rió cuando Mike se alejó. –¿Cómo podrías trabajar para un tipo tan pequeño de mente? –Fue fácil, realmente. Las mentes pequeñas y simples son más fáciles de seguir que las inteligentes y tortuosas. –Cierto. Entonces, ¿has pensado en lo que sigue? Kenna sardónicamente señaló que no había habido una próxima para ella desde que tenía quince años. –Escucha, tengo que volar a Europa mañana para una reunión con nuestro viejo tío–dijo Hunter en su tono serio y tranquilo. –¿Me harías un favor y cuidaras a los perros ... y a ti misma, por favor? –¿Cuál es la misión? –No puedo decir todavía. Hunter tomó un trago de su cerveza, y Kenna lo intuyó como la planchette en una tabla Ouija. –Pero podrías necesitarme para una operación encubierta. –Podríamos. Sabré más cuando llegue allí. Te llamaré desde Londres. Usaremos nuestro código estándar en el teléfono. Kenna asintió. –Lo que sea que necesites. Hunt sonrió con su sonrisa fraternal. –Y el bastón ha pasado por fin a ambos, la próxima generación. L'chaim,–dijo antes de matar lo último de su cerveza.

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Capítulo Nueve Para cuando llegó el fin de semana, Hunter se había ido por unos días, y Kenna estaba inquieta porque no había tenido noticias suyas, cualquier misión de inteligencia era peligrosa por definición, pero tenía confianza en sus habilidades de oficio, aprendiéndolas juntos a una edad tan temprana. Como si fuera una señal, sonó el teléfono. –Oye, cariño–comenzó Hunt cuando respondió.–Aquí es triste, pero al menos los británicos tienen sombrillas bonitas. De hecho, está lloviendo ahora, y estoy en una cabina telefónica buscando un lugar para comprar uno. Parezco una rata ahogada. –¿Hay algún lugar cercano donde puedas salir de la lluvia? –Por el momento. Sabes, creo que sería una buena idea traer algunos paraguas y regalarlos... tal vez solo a nuestros amigos más cercanos. –Es un hermoso día aquí–dijo Kenna. –Es por eso que estoy llamando. Contaba contigo para enviar un rayo de sol a través del teléfono. Europa puede ser tan gris, especialmente cuando no conoces a nadie. Kenna se erizó. Contó las palabras, las pausas y el orden en que habían ocurrido. Luego descifró el resto del código en su cabeza, algo que le había enseñado a Hunter. Hasta el momento, le había contado que su gota muerta había sido comprometida y que no estaba a salvo, necesitaba que le enviara un nuevo contacto que pudiera llevarlo a una casa seguro, comunicarse de manera segura con inteligencia y, si era necesario, organizar una nueva caída. De niños, habían jugado a los juegos que sus padres les habían enseñado todos los días después de la escuela hasta que los dominaban: el arte de encontrar un objeto, hacerlo en plazos cada vez más cortos, comunicación silenciosa, entrenamiento físico y juegos tácticos. Para el Página 68 de 319 Al−Anka2019

bar mitzvah de Hunter, él sabía que su propósito era seguir los pasos de su padre, ayudando a asegurar un futuro para Israel. La falta de apego de Kenna a las cosas, combinada con su habilidad natural para evaluar y reaccionar de manera rápida y precisa, la convirtieron en una táctica ideal en cualquier equipo. La repentina y violenta muerte de sus padres la había metido en la espiral azarosa que no había terminado hasta que encontró a Alex por segunda vez. Se mudó a Los Ángeles por Alex; ahora, probablemente se quedaría por el Mossad. –Lo siento–comenzó Kenna,–pero creo que los perros tienen que salir. ¿Puedo contactarte? –Claro–respondió Hunt.–No podemos tener a los perros orinando en el dormitorio, ¿verdad? Trepó a la caja fuerte en la habitación de Hunter, sabía lo que tenía que hacer. Tenía que repasar la lista y encontrar a alguien que fuera su punto de contacto. Los números de la plataforma de combinación habían sido guardados en su materia gris por el tiempo que ella podía recordar, colocó su mano derecha en el panel de seguridad donde el escáner leyó su huella, luego abrió la puerta. Sacando las instrucciones escritas y las notas con la letra de Hunter, agarró las llaves de su automóvil y condujo hasta la dirección desde donde quería que enviara la comunicación segura. Una hora y media después, dejó el modesto edificio de Hollywood, aliviada de que Hunter ya hubiera acusado recibo de la información. En su camino de regreso a la casa de Hunter, se detuvo en su pequeño departamento en West Hollywood para buscar las pocas pertenencias que no podía caber en su maleta. Como ya se había dado cuenta de que se estaba mudando, tenía una semana para eliminar sus últimas cosas, pero pensó que ahora era un momento tan bueno como cualquier otro. La cola del TR6 de Alex saliendo de su espacio de estacionamiento fue lo primero que vio cuando llegó. Sin disminuir la velocidad, cruzó la cuadra, segura de que Alex no la reconocería en el auto de Hunter incluso si hubiera estado afuera. Sus pertenencias tendrían que esperar. Ciertamente, Alex estaba en el apartamento en ese momento, escudriñando todo lo que pudiera encontrar algo que la llevara a Kenna. Esperaba que Alex encontrara las Página 69 de 319 Al−Anka2019

cintas de cassette de todos los dulces mensajes que había guardado... y luego se atragantara con ellas. Por un momento Kenna fingió que nada de este drama había sucedido, que era un sábado por la noche habitual cuando ella y Alex comenzarían su cita que no terminaría hasta la noche del domingo, añoraba los días delirantes cuando pensaba que tendría futuro con la fotógrafa que la había perseguido implacablemente,—hasta que la atrapó, es decir. Diciéndose a sí misma que tendría toda una vida de los sábados por la noche por diversión, Kenna aceleró y condujo de regreso a casa de Hunter para esconderse un poco más.

u Con jabón en los ojos, Kenna saltó de la ducha para contestar el teléfono. Monty, el adorable perro callejero desaliñado que le había dado a Hunt, lamió el agua de su pierna mientras levantaba el auricular. –Hola. –Hermanita, ¿recuerdas cuando dijiste que cuidarías mi espalda? –Por supuesto. ¿Qué pasa, Mel? –Una de las bandas anunciadas en Whiskey canceló en el último minuto y nos llamaron para ir a tocar, pero Johnny simplemente se fue con la banda. Cariño, te necesitamos. –¡Mierda, Mel! ¡Mierda! No funciono así, lo sabes. –Hermanita, tienes que ponerte tus bragas de chica grande y ayudarnos. Si no lo haces, estamos tostados. Tal vez no tengamos esta oportunidad otra vez. Estamos hablando del Whisky a Go Go. Kenna respiró profundamente. –Me voy a odiar a mí misma en la mañana. Bueno. Solo para ti haría esto. –Traeré la Stratocaster para ti. Reúnase con nosotros en el backstage tan pronto como pueda, para que podamos repasar la lista establecida contigo. Cuando colgó, Kenna se secó la humedad de los ojos, excavado en el fondo de su maleta todavía empacada y sacó el único top de moda y de Página 70 de 319 Al−Anka2019

corte bajo que poseía. Vaqueros azules y botas tendrían que hacer. Bajó por Sunset Boulevard y tras bastidores con Mel, Rich y JJ en poco más de una hora. Le dieron un curso intensivo sobre los puntos finos de la interpretación, incluido el repertorio musical y dirección en la música, y entonces Rich y Kenna practicaron el tiempo para los dúos de la guitarra en la portada de "Whipping Post". –Mírame, Kenna–dijo Rich. –Esto es como todos los meses que jugamos juntos en Mel. Olvídate de todos y simplemente míranos. Te mantendremos en el camino correcto, ¿de acuerdo? Kenna asintió nerviosamente. –Tengo que orinar–dijo, colocando el Strat en el soporte de guitarra. –Bueno, apresúrate–dijo JJ, –Nos toca en cinco minutos. Kenna corrió por el pasillo trasero hacia el baño de mujeres. La adrenalina bombeó a través de su cuerpo, haciendo que su corazón palpitara. Se le hizo un nudo en el estómago y le temblaron las manos, todo un recordatorio violento de por qué no podía actuar. Mientras se sujetaba el pelo mientras se inclinaba hacia adelante, pensó en las leyendas que habían tocado en esta casa,—Morrison, Hendrix y Joplin,—y se preguntó si, como ella, habían vomitado en ese mismo lavabo. Salió del baño, se echó agua fría en la cara y se enjuagó la boca. Desde el pasillo, escuchó a JJ decir: –Será mejor que tengas razón sobre ella, Mel. –Solo dale una oportunidad. Todo irá bien. Lo sé –respondió Mel. Corriendo de vuelta al vestuario, donde la esperaba la banda, vio una máscara brillante en una mesa. La agarró y se la puso. –¿Qué diablos estás haciendo, Kenna?–Dijo Rich cuando ella entró en el camerino. –Estoy pensando que si esa gente realmente no puede verme, entonces realmente no los veré. –Janis Joplin no usaba máscara–dijo JJ. –Claro que lo hizo–comenzó Kenna,–se llamaba Southern Comfort. Página 71 de 319 Al−Anka2019

–Consíguelo mientras puedas, hermanita. Subieron juntos al escenario, y antes de que Kenna estuviera lista, las notas de bajo de Mel salieron del amplificador Marshall y le dieron un puñetazo en la nariz. JJ y Rich ya estaban listos para ocho medidas, y todos contuvieron la respiración mientras miraban a Kenna para darle pistas. Sus primeras tres notas fueron un poco mansas, pero luego Mel le dio una mirada que decía: "¡Vamos, nena, muéstrales lo que tienes!" Kenna cerró los ojos y fue al lugar donde todo tenía sentido. Los sonidos de los otros instrumentos tenían sentido, la sensación del Strat tenía sentido, la verdadera razón de que sus manos tuvieran sentido, incluso la angustia de su angustia de alguna manera tenía sentido. Entonces sus movimientos de dedos explotaron. Como un avión que ya había recorrido la pista de aterrizaje, simplemente desafiaron la atracción gravitacional de la tierra. Pasar la primera pieza no fue exactamente fácil para ella, pero con cada canción nueva en el set, siguió los consejos de Rich, sin dejar de mirarlo, luego a Mel y luego a JJ. Para cuando terminaron, se dio cuenta de que realmente había sobrevivido a la actuación.

Escapar de la gente malvada con armas de fuego en países extranjeros es mucho menos aterrador que esto. Cuando tomaron sus reverencias, el público se puso de pie y vitoreó, y no estaban a punto de sentarse nuevamente hasta que esta banda tocara otra canción. Mel, JJ y Rich se miraron el uno al otro, luego a Kenna. –Vamos, Kenna–dijo JJ. –Tenemos un truco más en nuestras mangas. Tu melodía. Kenna asintió. Rich entonces comenzó a tocar la pieza que Kenna finalmente había terminado de escribir, aquella en la que todos habían trabajado esa noche en el departamento de Mel. Kenna ajustó su posición de guitarra, limpió el sudor de su pico, y con su primera nota, finalmente llegó a casa. Al igual que toda su música, había escrito la pieza para Alex, y al tocarla ahora en el escenario con los ojos cerrados, ni siquiera podía Página 72 de 319 Al−Anka2019

escuchar a la audiencia. Abrió los ojos, y en lugar de centrarse en Rich, se atrevió a mirar hacia la casa desde detrás de la máscara. No podía escuchar a la audiencia porque nadie estaba haciendo un sonido. Todos los ojos estaban puestos en ella mientras jugaba el último verso con pura pasión. A lo largo de la audiencia, la gente comenzó a ponerse de pie y aplaudir. Algunos de ellos bailaron.

¿Les gusta mi canción? La audiencia silbó y aplaudió cuando terminaron de tocar, y la banda tomó sus reverencias. Kenna salió corriendo del escenario primero. –Sabía que podrías hacerlo. Lo sabía –dijo Mel. –Buen trabajo, Kenna–dijo Rich.–¡Escucha! La gente sigue aplaudiendo. –Ja, ja, te estás sonrojando–intervino JJ. Kenna le entregó la Stratocaster y corrió por el pasillo hacia el camerino. Agarró su bolso y separó la puerta de atrás sin decir adiós.

u –¿A dónde fue esa chica?–Preguntó Rich mientras él, Mel y JJ entraban al vestuario para empacar sus instrumentos. Un hombre llamó cuando entró al camerino.–Hola, soy Jordy Richards con Star Records–dijo, sacando su tarjeta de presentación del bolsillo de su abrigo deportivo y entregándosela a Mel. –¿Cómo podemos ayudarlo?–Dijo ella. –Ustedes realmente la rompieron esta noche. Estoy aquí para ofrecerte la oportunidad de hacer una demostración en nuestro estudio. JJ dejó caer uno de sus muslos de nunchaku.–¿Estrella? ¿En serio? –En serio–dijo Jordy. Mel dio un paso adelante. –Hola, Jordy. Soy Mel y este es Rich y JJ.

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–Bueno conocerte. ¿Dónde extremadamente sexy con la máscara?

está

esa

chica

guitarrista

–Nos preguntábamos lo mismo–dijo JJ. –Si estás interesado, llama a mi oficina mañana y arreglaremos algo. Cuando Jordy salió del camerino, nadie dijo nada durante varios segundos. –Creo que será mejor que saquemos pajillas para ver quién trata de persuadir a Kenna–dijo Rich. –Bueno, ella hizo esto–razonó Mel. Rich la miró fijamente.–Sí, y tú fuiste quien la convenció tan bellamente para hacerlo. –Aw, hombre, vamos! Alguien más toma un turno. –Primero, Mel.

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Capítulo Diez Mel, JJ y Rich aparecieron sin previo aviso en la puerta de Hunter quince minutos después de que Kenna llegara a casa. No pudo evitar reírse cuando tocaron el timbre repetidamente. –Adelante, muchachos. ¿Alguien tiene sed?–Dijo mientras abría la puerta. –Olvídalo, ¡Olvídate de eso!–Mel entró primero en un estado de frenesí con sus brazaletes tintineando sobre su cabeza, como si estuviera alejando a los espíritus malignos. –¿Qué están haciendo aquí? JJ se acarició la barba desaliñada. –Esta es una intervención de rendimiento, Kenna. –¿Eh? –Será mejor que te prepares para esta, hermanita. Rich y JJ escupieron la historia del chico de Star Records y la oportunidad de conseguir un contrato discográfico, y el hecho de que él había pedido específicamente "La chica sexy que toca la guitarra con la máscara." Kenna levantó sus manos en un intento de evitar que las palabras aterrizaran sobre ella. –¡Oh no! No, no, no. Este fue un trato de una sola vez. Tiré mis galletas antes de pasar esta noche, y casi me desmayo delante de toda esa gente. Si intentas matarme, hay maneras más fáciles de hacerlo. Mel bajó la voz y habló con calma. –Te encantó cómo se sentía. –¿Qué? – Tal vez te cagaste de miedo, pero te encantó. Nunca te había visto tan feliz. Te debes a ti misma hacer la demo, y puedes decidir después de Página 75 de 319 Al−Anka2019

eso si quieres perseguirlo o no... Pero le debes tu talento eso al menos tanto, hermanita. Además, no hay público en el estudio, por lo que será como jugar en mi sala de estar, sólo con un mejor equipo –Y auriculares–agregó JJ. –Te escucharás a ti y a nosotros mucho más claro. Kenna suspiró y se dirigió a la terraza para mirar las luces a lo largo de la costa. ella.

No se giró cuando Mel la siguió y se apoyó en la barandilla junto a –Te das cuenta, Mel, incluso la sola idea de esto me asusta mucho.

–Sí, cariño. Sabes que te entiendo–dijo en voz baja.–Pero, mira, ahí es donde creo que tienes tus prioridades arruinadas. Kenna la miró.–¿Qué quieres decir? –De lo que debiste haber tenido miedo era a Alex, no a la música. La risa de Kenna rompió la tensión.–¡Ahora tu dímelo! –Entonces, ¿es eso un sí, mi hermana pequeña? –Necesitaré mucha ayuda para lograr esto, Mel. Mel extendió su mano para sacudir la de Kenna.–La tienes, chica.

u A la mañana siguiente, Kenna se despertó emocionada y temerosa de su futuro,—un futuro que nunca había considerado. Llevando su taza de café y la sección del calendario del viernes pasado de Los Angeles Times a la cubierta, se sentó y hojeó la sección de Artes, tanto para ver lo que había perdido este fin de semana como para encontrar una nueva manera de pasar un domingo sin Alex menos. Su pulso se aceleró cuando vio el anuncio en bloque para la exposición en Gallerie Motek, con "el trabajo de una joven fotógrafa inspirado—Alex Winthrop, con fotos de su mentor, el fallecido fotógrafo de renombre mundial Maurice van Bourgeade". Página 76 de 319 Al−Anka2019

Por mucho que lo intentó, no pudo quitarse la exposición de la mente el resto del día. Pensó en ello larga y duramente mientras veía a Monty y Louie correr y tocar en la playa. Aunque no quería ir a la exposición de Alex, sabía que necesitaba ver el trabajo; para ver la conexión entre su padre sustituto y la mujer que amaba. –Vamos, Monty y Louie. Tiempo de ir a casa.

u Bueno, mucho para un domingo sin Alex, pensó mientras se

examinaba por última vez en el espejo antes de salir de la casa un par de horas más tarde. Vestida con una falda, un suéter y unos tacones, su interpretación del estilo de los años 80 presagiaba las tendencias más estúpidas de la época.

La galería estaba abarrotada cuando llegó, lo que le permitió pasear discretamente por la exposición sin ver, o ser vista por Alex, trasferida instantáneamente a su infancia cuando vio el trabajo de su padre sustituto Maurice, sonrió. Había crecido posando y estudiando sus imágenes. Kenna se encontró frente a la sección titulada "Entonces y ahora," las fotos de Maurice y Alex colgaban una al lado de la otra según el tema. Justo en frente había una foto de ella. La miró y recordó el columpio en su patio trasero en su sexto cumpleaños. Flanqueado por sus padres, parecía tan despreocupada, tan segura, pero no podía recordar exactamente cómo se sentía. Maurice la hizo reír e insistió en que dijera la palabra francesa fromage en lugar de queso cuando él había hecho la foto; de todo el cuerpo se ríe, como presentaba la foto, eso fue hace tiempo, ni siquiera un recuerdo lejano. Esa fue la imagen entonces; colgado junto a ella estaba la imagen que Alex había tomado de ella en su departamento, solo unas horas antes de que rompieran. Kenna nunca se había visto a sí misma de esta manera antes,—de la forma en que Alex la vio. Alex había captado la vulnerabilidad en sus ojos, y la fotografía de cuerpo entero la hacía parecer más hermosa de lo que alguna vez pensó que era. La iluminación de la foto brilló en un lado de la cara de Kenna, el otro lado seguía siendo un misterio, a excepción de los Página 77 de 319 Al−Anka2019

ojos, que contaban una historia al mundo, pero una diferente para ella misma. Abrumada por la emoción, se volvió hacia la salida. En ese instante, cerró los ojos con un par de los ojos más azul eléctricos que jamás había visto. Fue entonces cuando la mujer que los poseía deslizó su brazo alrededor de la cintura de Alex y se inclinó para plantar un jugoso beso en sus labios. Kenna quería arrancarle los labios a la mujer de la cara. En cambio, salió corriendo de la galería antes de que Alex la viera. Cuando llegó a casa, su mano tomó el teléfono antes de que la puerta se cerrara detrás de ella. –Mel–dijo cuándo su amiga respondió,–¿cuando comenzamos a ensayar para la demostración? –Guau, hermanita, casi suenas como si quisieras hacer esto.

Nunca podré olvidar ese beso que esa puta... zorra... de... Villa putas plantó sobre mi novia. Mi ex novia. –Kenna, ¿Sigues ahí? –Sí, Mel. ¿Puedes ir a comprar guitarra conmigo mañana? –¡Oh sí! ¿Estás lista para conseguir un poco de acero real para que coincida con esos ojos tuyos, esos Steel Eyes? Mel se rió. –Estoy más lista de lo que crees. –Bien, cariño. Te llamaré cuando me despierte.

u Kenna apenas durmió. Pasó la mayor parte de la noche en la terraza mirando a las luces de la ciudad. Una noche que había empezado con pensamientos de huir para lamer sus heridas había terminado con la determinación de una mujer cabreada dispuesta a cambiar su vida. A propósito de su entrenamiento de por vida en la guitarra y jugando a los espías, sabía que para mantener su equilibrio, o bien tuvo que patear el culo de un tipo malo o tocar la guitarra como si realmente no hubiera un mañana.

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Mel se encontró con ella en Strings and Things en Sunset Boulevard a la mañana siguiente, donde pasaron dos horas escuchando a varios vendedores exaltar las virtudes de los instrumentos que le gustaban al personal. Kenna tocaba todas las guitarras que remotamente le interesaban pero no estaba satisfecha con algo de cada una de ellas. O el cuello era demasiado ancho, o la acción era demasiado lenta, o no le gustaba el color, el tono, la madera. La lista continuó. –No veo nada aquí que naturalidad.−¿No tienes otras?

quiero.−Dijo

Kenna,

con

total

El vendedor pensó por un momento.–Hmm, déjame ver. Es posible que hayamos recibido un nuevo envío de Gibson esta semana, iré a mirar atrás. –Te ofreció un buen trato con ese Strat usada –susurró Mel cuando se alejó. –No es lo que estoy buscando. –¿Qué estás buscando, chica? –Lo sabré cuando lo vea, Mel.–Reflexionó sobre la selección de guitarras colgantes hasta que el vendedor regresó con una caja de guitarra. –Veamos qué hay aquí–dijo. Cuando él abrió la tapa, los ojos de Kenna se abrieron de par en par y su estómago gruñó. –¡Jesús!–Dijo Mel.–¿Viene con lentes de sol para evitar que te vuelvas ciega? Kenna quitó el Gibson Les Paul Custom, edición limitada de color de la caja y lo mantuvo cerca. Un músico probablemente la habría denominado el color "Manzana acaramelada roja" pero habrían estado mal. Para la mente de Kenna, era "Puta pelirroja" y engalanada en el hardware de oro, era la versión de guitarra de una prostituta de Sunset Boulevard, una caliente—un sábado por la noche. Un chulo proxeneta, lana rosa caliente forrando el estuche –¡La tomaré!–Dijo Kenna. –¿No quieres tocarla?– Mel y el vendedor dijeron al mismo tiempo. Página 79 de 319 Al−Anka2019

–No necesito hacerlo. Ésta es la indicada. Cuando salieron de la tienda de guitarras, Kenna agarró la caja de la guitarra con una exuberancia que no había sentido desde que tenía quince años, cuando conoció a Dulce Jayne. Mel la ayudó a cargar el amplificador Marshall que Kenna había comprado en su auto. –Mientras estás en este lado de la ciudad, ¿qué tal si vamos a tu antiguo lugar y tomamos lo último de tus cosas?–Dijo Mel. Cuando entraron al departamento, Mel puso su brazo alrededor de los hombros de Kenna. –Sé que estás triste, pero ahora no es el momento de pensar en eso, hermanita. Vamos a sacar tu mierda de aquí. Kenna asintió y silenciosamente recogió los zapatos del armario y el atuendo que había usado la última vez que había visto a Alex. Arrojó el atuendo a una bolsa de supermercado y se lo dio a Mel.–Dale esto a alguien. Mel asintió. Kenna se sentó en el borde de lo que había sido su cama y miró el contestador automático en la mesa de noche. Presionó el botón Reproducir. Alex le había dejado un último mensaje. "Lo siento mucho", dijo. "Realmente te amo. Por favor, llámame." Kenna se encontró con la mirada silenciosa de Mel cuando Mel le dio a Kenna una foto que Alex le había tomado.–Encontré esta foto tuya en el mostrador de la cocina. Kenna la reconoció de la exposición de la galería. Mel sacó la cinta de cassette de la máquina y la levantó.–Entonces, ¿qué quieres hacer con esto, hermanita? Kenna le devolvió la foto a Mel, recogió sus últimas cosas, recogió su estuche de guitarra y caminó hacia la puerta. Sin mirar atrás, ella respondió: –Tíralas–y se fue.

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Capítulo Once La demo que la banda grabó les dio un contrato, dándole a Kenna un estudio para escapar a cada hora de cada día durante meses mientras reescribían, ensayaban y grababan sus canciones. Cuanto más se sumergía en el oficio de escribir y hacer música, menos amenazadora era la idea de tocar, pero hacerlo sin la máscara ni siquiera era una opción para ella. Mel había tenido razón cuando dijo que, aunque Kenna estaba asustada, realmente adoraba el rendimiento. Más que eso, le encantaba pertenecer a estas tres personas que siempre estuvieron a su lado. Había transcurrido casi un año desde la separación de Kenna y Alex, pero Kenna necesitaba toda su concentración para no pensar en ella todos los días. Su portafolio de canciones se había duplicado en tamaño durante ese tiempo, y los productores de discos fácilmente sacaron sus originales favoritos, ayudaron con algunos de los arreglos musicales y los encerraron para el álbum debut y la radio. Kenna insistió en que nadie supiera su verdadera identidad, incluidos los ejecutivos de la compañía discográfica, o renunciaría. Ella y Hunter habían planeado meticulosamente su ruta hacia y desde el estudio para proteger su identidad, y si se hacía necesario, no existía un paparazzi que pudiera igualar sus habilidades tácticas entrenadas para perder al que la sigue. Hunter se había asegurado de que su contrato fuera férreo en cuanto a su anonimato, y el resto de la banda estaba de acuerdo con la idea, sabiendo cómo el miedo escénico de Kenna podría costarles su gran oportunidad. A los ejecutivos discográficos les gustaba cómo su talento, mística y piernas largas les haría ganar mucho dinero. Hasta que se les ocurrió una identidad permanente para Kenna, solo era conocida en el estudio por su alias, Steel Eyes, el término que Mel había acuñado para los ojos grises de Kenna, a pesar de que ahora los disfrazó con lentes de contacto azules. Su máscara era la última Página 81 de 319 Al−Anka2019

encarnación de un trabajo en progreso. Ella y Mel habían hecho que la nueva máscara pareciera pintada de acero—mucho más elaborada que la que había encontrado esa primera noche cuando habían tocado en el Whisky a Go Go. Le cubría la cara desde la frente hasta los pómulos, y las aberturas de los ojos eran engañosamente almendradas, dándole una apariencia completamente diferente. Iba a necesitar algo más fuerte que esto para la gira de conciertos, junto con una máscara de punto delgado para usar debajo para mayor comodidad, o en el caso de que alguien le quitara la máscara exterior. En general, el proceso funcionaba para todos. Antes de cerrar el estudio un viernes por la tarde, Jordy Richards, el hombre que los había descubierto, entró en la cabina de sonido, hizo clic en el micrófono y les habló a través de los monitores. –Tomen cinco, muchachos, necesito una palabra. –Entérate, acabamos de terminar–dijo JJ. Los cuatro entraron en la cabina del ingeniero de sonido. –¿Qué pasa, Jordy?– Dijo Rich. –Estamos en el punto en que nos estamos preparando para armar toda la promoción. Figura en seis meses de bombardeo de medios y airplay en todas las principales estaciones de radio de todo el país, y luego habrá entrevistas, eventos promocionales. Entonces, dime, ¿con qué nombre de grupo han decidido ir? –No estamos seguros todavía–dijo JJ. –¿Qué tal si nos llamamos Banda Steel Eyes ?–Dijo Mel. JJ pensó por un momento.–Me gusta. Es provocador. ¿Rich? –Funciona para mí–respondió Rich.–¿Y tú, Steel Eyes? ¿Qué piensas? –Lo que sea que ustedes quieran está bien para mí–respondió ella. Jordy se rió entre dientes.–Tengo que decírtelo... He trabajado con muchos músicos y bandas, pero nunca he visto una banda en la que todos se lleven tan bien sin egoísmos. Sigan así y ustedes serán imparables. –Genial–dijo Steel Eyes.–¿Alguien tiene hambre? Tengo hambre. –Yo también, hermanita. Vamos, chicos. Página 82 de 319 Al−Anka2019

Mel dijo a Rich y JJ.–Haré un poco de pasta. –Oh, bueno–dijo JJ. –Chicos, chicos–dijo Jordy,–pueden darse el lujo de salir y conseguir una buena comida ahora. –Pero el viernes siempre es noche de espagueti en Mel–dijo JJ.

u Antes de irse de LA, Alex fue a ver a Phyllis Van Bourgeade para despedirse. Cenaron en el patio de ladrillo junto a la piscina. La cascada artificial calmó a Alex con sus salpicaduras contra la roca del río. Había pasado muchas noches en el patio escuchando el agua. Miró a su alrededor, incapaz de reconciliar la serenidad cuando la comparó con los elegantes almuerzos a los que había asistido allí, donde Maurice sólo había acogido a los más logrados en sus campos. Alex había sido el único no logrado en la lista de invitados. Maurice le había presentado a Sonja Savarin en uno de esos lugares. Ese día, Alex habría tenido dificultades incluso para concebir que dentro de dos años Maurice se hubiera ido y ella se mudara a Nueva York como pasante de Sonja. –Te extrañaré, Phyllis. Phyllis sonrió y le pasó a Alex el plato de magdalenas. –Maurice estaría muy orgulloso de ti. –Eso espero. Él es el motivo por el que tengo esta oportunidad. Alex se puso triste. Phyllis extendió su mano sobre la mesa y la palmeó.–Tengo un pequeño regalo de despedida para ti. –No, Phyllis, eso no es necesario. Phyllis sonrió. –Sí lo es. Vuelvo enseguida. Mientras Phyllis se había ido, Alex bebió su última visión del gran entorno, deseando haber llevado su cámara para recordar cómo se veía en ese momento. Los cipreses italianos vigilaban en lo alto, los fantasmas Página 83 de 319 Al−Anka2019

de su inocencia se escondían detrás de las ondulantes buganvillas, y sus recuerdos siempre serían solo eso. –No lo envolví–dijo Phyllis cuando le entregó a Alex el viejo estuche de cuero marrón.–Adelante, ábrelo. Alex abrió la cremallera y miró dentro.–¡Oh, Phyl! ¿De verdad? ¿Estás segura? –No puedo pensar en nadie más al que Maurice hubiera querido darle esto, más que a ti. Alex sacó la vieja cámara Leicaflex de 35 mm de la caja y la sostuvo tan cerca como sus recuerdos. –Esta fue una de sus posesiones más preciadas. Phyllis suspiró.–Y ahora será una de las tuyas. –Lo apreciaré. Gracias. Ya sabes, Phyl, aunque estaré en Nueva York, siempre estaré aquí para ti. –Lo sé, Alex. Te amo como si fueras mía.–Phyllis tomó un sorbo de té.–Sobre otro tema, ¿Has tenido noticias de Kenna? La pregunta le dolió a Alex como cien abejas. – No, y no las espero. –Ninguna de ustedes me dirá qué pasó. Me hubiera gustado que hubiera funcionado para ustedes dos...eran tan buenas juntas, honestamente, Alex, no había visto a Kenna tan feliz desde antes de que murieran sus padres. Las picaduras de abeja cortan como un cuchillo.–Prométeme que si alguna vez te cuenta la historia, no me odiarás. –Nunca podría odiarte. Los ojos de Alex se humedecieron.–Acepto toda la culpa por lo sucedido. –Todos cometemos errores, Alex. Ve por ella. –Lo intenté, pero me cortó por completo. Ni siquiera puedo encontrarla. Phyllis se rió sarcásticamente.–Es muy buena escondiéndose. –Así lo he aprendido. Página 84 de 319 Al−Anka2019

u La tarde siguiente, Alex escaneó el largo pasillo del avión. Se metió su abrigo de invierno en el compartimento superior de su asiento de primera clase y miró por la ventana. Pasaría un tiempo antes de que pudiera visitar LA nuevamente. Apartando los incesantes pensamientos de Kenna, se recordó a sí misma que no tenía otra alternativa que asegurarse de haber aprendido todo lo que pudiera de Sonja Savarin durante el año siguiente. Su nuevo departamento estaba listo y esperando, y cuando no estaba trabajando con Sonja, estaría ocupada sin pensar en Kenna. El clima ya era frío en Nueva York, y los dorados del otoño serían los últimos colores cálidos que Alex vería hasta la primavera, agradecida de que esta oportunidad le brindara un descanso limpio y permanente con Maddy, Alex le había dejado claro antes de irse que su relación había terminado. Maddy se vio obligada a dejarla ir. Después de perder a Kenna, las fotos de Alex se convirtieron en su única diversión. Buscó en su estuche y sacó su foto favorita de Kenna, había sido parte de su exposición de Gallerie Motek y era la única foto de cualquier tipo que había llevado en su billetera. Alex no culpó a Kenna por no haber ido a la exposición, pero aun así deseó que lo hubiera hecho. Mirar la imagen todos los días no le ayudaba a superar a la chica, pero era todo lo que le quedaba, gracias a su propia estupidez. El día que había ido al departamento de Kenna para tratar de descubrir dónde había desaparecido, dejó una copia de la fotografía en el mostrador de la cocina en caso de que Kenna regresara alguna vez. Alex se preguntó si alguna vez había escuchado el mensaje de su disculpa en el contestador automático, donde Alex le dijo que la amaba.

No importa ahora, se dijo, y luego repitió el mantra. Alex cerró los ojos y se imaginó la segunda vez que ella y Kenna se habían encontrado, en un avión como este. Hubiera dado cualquier cosa por recuperar ese día, al igual que los subsiguientes en los que había sido tan descuidada. El zumbido de los motores del avión la arrullaba en un sueño sin sueños.

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El ruido de las ruedas que golpeaban la pista de JFK la despertó, después de desembarcar, Alex respiró hondo y se sumergió en la fresca noche con su maleta, equipo de cámara y un anhelo por la chica que, a pocos kilómetros de donde estaba parada, una vez le había pedido pantalones talla 28, extra largos. Sin estar segura de sí le lloraban los ojos por el frío o por el recuerdo, cogió un taxi hasta el Upper West Side de Manhattan y avanzó todo el camino en silencio. Nueva York siempre le había dado cariño y creatividad, y en su mente enmarcaba casi todas las escenas que pasaba. A la mañana siguiente, a Sonja Savarin no le podría haber importado menos que Alex todavía estuviera en la costa oeste. Había insistido en que Alex llegara a más tardar a las ocho a. m. Cuando Alex ingresó al estudio, debatió si verter o no simplemente cafeína directamente en sus ojos en lugar de bajar por su garganta. –Buenos días, Sonja–dijo Alex. Sonja estaba moviendo sombrillas y luces por todo el escenario de espaldas a Alex. –Llegas tarde. Son las ocho y dos. Tráeme un café de la sala de descanso, por favor. Diré esto una sola vez—ligero con dos de azúcar. Alex sonrió, pero por dentro, puso los ojos en blanco. Regresó con el café mientras todavía estaba lo suficientemente caliente. –Estamos rodando un diseño de moda esta mañana. Una de estas tomas será la portada de Vogue Paris. Quiero que mis cámaras estén alineadas aquí, y las lentes allí. Familiarízate con todo esto, porque una vez que empiece, quiero lo que quiero cuando lo quiero.–Señaló las ubicaciones específicas. –Busque en el piso los marcadores para luces de retrato y paraguas. ¿Sí? –Uh, sí. –Bien–Sonja suspiró y casi sonrió.–Sugiero que si necesitas café, que asumo que haces entre jet lag y el hecho de que para ti son las cinco de la mañana, será mejor que lo hagas ahora mismo y volver en diez minutos. ¿Sí? –Sí–Alex intentó reprimir el bostezo hasta que desapareció de su vista. Tragó media taza de café negro, sirvió rápidamente otra y la tragó también para asegurarse de que volviera un minuto antes. Página 86 de 319 Al−Anka2019

Ocupada tratando de memorizar donde a Sonja le gustaba todo, le sorprendió el hecho de que esta mujer que había sido tan amable con ella durante su entrevista demostrara ser una instructora. Pero Alex comprendió la necesidad de la perfección y decidió en ese momento que si la mujer le pedía que limpiara el piso con un cepillo de dientes, lo haría. A las once en punto, Alex había completado las tareas que Sonja quería hacer antes de la sesión de fotos de Vogue. Mientras terminaba de ajustar los trípodes y las luces, la puerta en el otro lado del desván se abrió. Alex inmediatamente detuvo lo que estaba haciendo y miró hacia el vestidor. La supermodelo Silvana miró bruscamente a los ojos de Alex con una mirada nacida sólo de la realeza—la expectativa de la servidumbre, fue impecable en su presentación, una belleza clásica y atemporal. –Silvana–dijo Sonja,–conoce a Alex. Es mi nueva pasante, Joseph,−gritó ella.–Ven aquí. Necesitas arreglar el maquillaje para esta iluminación. ¡Está incorrecto! Cuando Joseph no respondió, Sonja murmuró algo y se fue a buscarlo. Alex ayudó a Silvana a subir al escenario, levantó cuidadosamente y colocó su vestido blanco en el diván, luego tomó lecturas de su medidor de luz en tres lugares diferentes. –La nueva interna de Sonja, ¿eh?–Dijo la belleza de pelo negro como el azabache con los ojos de oro caramelo. Su acento era del Medio Oriente. –Sí. ¿Tienes algún consejo para mí? –Descansa mucho. Lo necesitarás. Alex ajustó un paraguas ligero. –Es gracioso que digas eso. Volé tarde anoche desde Los Ángeles. De hecho, para mí son solo las ocho de la mañana y he estado aquí durante horas. –Pobrecita–dijo Silvana. –Deberías pedirle a Joseph que te dé la crema para los ojos que usa en los modelos cuando se ven cansados. Alex la miró, y por el rabillo del ojo, vio a Silvana observándola. –Bien–dijo Joseph, un poco exasperado mientras seguía a Sonja de regreso al desván. –Sí, Sonja, entiendo lo que quieres decir con respecto a la mandíbula. –Joseph afinó el maquillaje de Silvana mientras Alex fingía Página 87 de 319 Al−Anka2019

estar mirando para aprender. Pegada a la visión del largo y sexy cuello de Silvana cuando echó la cabeza hacia atrás, Alex imaginó fotografiarla sobre sábanas de satén. Sonja notó que Alex estaba mirando.–Alex, estoy lista. Dame mi Nikon, por favor. Y cuando nos tomemos un descanso para que Silvana cambie su vestido, querré que todas las cámaras y lentes se reposicionen y estén listas para el próximo segmento. ¿Sí? Las siguientes tres horas corrieron. Alex absorbió cada detalle con rapidez y siguió cada orden con precisión. –Hermosa, Silvana–dijo Sonja cuando terminaron.–Puedo garantizar que estas imágenes saldrán hermosas. Espere hasta que vea la cubierta después de la aerografía. Pensarás que todavía tienes diecinueve años. –¡Solo tengo veintitrés años, Sonja! –¡Sí, pero te hice ver los diecinueve! Alex se retiró a la sala de descanso donde Joseph estaba sirviendo su café. –¿Lo hicieron rápido?–Dijo. Rió.–Sí, pero tuve que abandonar la sala porque no quedaba espacio entre esos dos enormes egos. Joseph se rió también.–Veo que aprendes rápido–Tendió su mano para sacudir la de Alex.–Bienvenida. Tengo la sensación de que vamos a trabajar muy bien juntos.

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Capítulo Doce Para cuando Alex llegó a casa de su primer día en el trabajo, se sintió como una sonámbula humeante. Mientras bautizaba su nueva bañera con velas, dejó su copa de vino para contestar el teléfono. –¿Cómo estuvo tu primer día, hermanita? –Rigor mortis se está instalando mientras hablamos, Dréa. –Tan bueno, ¿no? Estoy tan emocionada de que finalmente estemos en la misma costa y sólo un par de horas de distancia. Eso es probablemente como... ¿Sólo diez códigos postales de distancia? ¿Cuándo bajarás a la orilla? –Si hoy es una indicación, diría que cuando termine la pasantía. –¿Negrera?–Preguntó la hermana de Alex. –Eso es decirlo amablemente. Aún no ha hablado de horas ni tiempo libre. Creo que eso puede ser porque las horas serán cada vez que me diga que haga algo, y el tiempo libre sólo necesario cuando tenga que dormir o morir. –Mira el lado positivo. Te ayudará a dominar tus problemas de control.–Dréa se rió con fuerza. –Detente. No tengo problemas de control. –No tengo más para agregar. –Dréa, si me amaras, vendrías aquí. –Alex, no somos judías, soy inmune a la culpa. Además, tengo una galería que muestra mis joyas y pinturas en Filadelfia a fin de mes, todavía tengo piezas para terminar. –Felicidades.–Alex rió disimuladamente.–¿Cuáles son probabilidades de que nuestra familia tenga dos ovejas negras? Página 89 de 319 Al−Anka2019

las

–Es por eso que nos entendemos...viniendo de la gente de Mayflower. –No deberías llamarlos así simplemente porque no entienden el gen artístico. –¿Cuándo vas a entenderlo, Alex? Para la mente de la alta sociedad, somos unas fracasadas porque no vivimos esa vida estoica que tanto les gusta. Si no somos financistas, ciertamente deberíamos estar casadas con ellos. Alex hizo una pausa. Sabía que su hermana mayor tenía razón. –Gracias a Dios que nos tenemos la una a la otra. –Hago eso todos los días. Descansa un poco y te llamaré el fin de semana, ¿está bien? –Te extraño, Dréa. –Suenas igual que cuando eras pequeña. Te extraño también. Cuando Alex colgó, sus pensamientos se desviaron hacia su día y la eterna belleza llamada Silvana. Tomó un sorbo de vino y se hundió en la bañera.

poco?

Aún la extraño. ¿Por qué no se va esta sensación, ni siquiera un

El sonido inmediato del teléfono interrumpió los pensamientos de Alex sobre Kenna y la devolvió a la realidad. Levantó el teléfono, preguntándose qué había olvidado Dréa decirle. –¿Qué quieres ahora?–Dijo con sarcasmo. –Ya que me preguntaste, quiero que vengas a verme a Sardi. –dijo la mujer con acento del Medio Oriente. –¿Silvana?–Dijo Alex tímidamente. –Sí, Alex. –Lo siento, pensé que eras mi hermana llamando. Me encantaría unirme a ti, pero estoy sumergida en mi bañera. Silvana suspiró.–Entonces tal vez deberías darme tu dirección y nos saltearemos la de Sardi. Página 90 de 319 Al−Anka2019

Alex chapoteó en posición vertical. No tenía idea de cómo responder. Si decía que sí, ¿sufriría una tormenta de mierda Sonja? Antes de que pudiera detenerse, oyó que su boca le daba a Silvana su dirección. Colgó, salió de la bañera, alisó las sábanas de satén y se secó el pelo antes de probarse casi todos los vaqueros de su maleta todavía empacada; presentable fue tan lejos como había llegado cuando el portero telefoneó para anunciar que la modelo de clase mundial estaba subiendo. Tan emocionada como para explorar la química innegable entre ellas, Alex sabía que había un lugar dentro de ella que solo pertenecía a Kenna Waverly. El timbre interrumpió sus pensamientos. Alex contuvo el aliento cuando abrió la puerta. Incluso sin el maquillaje de su cámara, Silvana era deslumbrante, un verdadero nocaut, con suficiente picardía en sus ojos como para sacar a Alex de su juego y dejarla de lado. El abrigo de cachemira de color camello sacó el oro en los ojos mientras paseaba por el umbral, balanceando suavemente una botella de champán de Perrier–Jouët. Alex se zambulló para evitar que se cayera al suelo cuando Silvana lo dejó caer. –Adelante. Perdón por el desastre, pero no he estado aquí el tiempo suficiente para dormir, y mucho menos para desempacar.–Alex colocó la botella de forma segura en la mesa auxiliar y encendió el pequeño estéreo. –Hmm, me gusta esa canción, Alex. "Besarte en todas partes." Cuando Alex se dio la vuelta, la mirada de Silvana se cerró con la suya. Silvana usó la música sexy como una stripper adicionando para Gypsy, mantuvo el contacto visual con Alex mientras desabrochaba el cinturón de su abrigo de cachemira estilo abrigo. Con cuidado de dejarlo caer en cámara lenta, primero reveló un hombro, luego el otro, permitiendo que su pelo negro, recto, descendiera por su espalda. Llevaba sólo ropa interior negra sobre su tez lechosa. El Bustier exaltando su escote sensual. Alex rastreó visualmente la línea hacia abajo a los cinturones de liga que enganchado a sus medias y la tanga entre sus muslos delgados. Decir que Silvana era sólo una chica vistiendo sólo ropa interior habría sido equivalente a comparar la Capilla Sixtina con el techo de un tipo de graffiti. Alex bebió a la vista.–Tacones. Buen toque, Silvana. Un muy buen toque. Página 91 de 319 Al−Anka2019

En silencio, la belleza dio un paso adelante, abrazó a Alex y la besó. Alex nunca tuvo una oportunidad.

u Para cuando Silvana y Alex finalmente se durmieron, Alex accedió al hecho de que, además de su jet lag, la primera noche sin dormir y el primer día angustioso en el trabajo, tendría que conformarse con una simple siesta de dos horas antes de ir a trabajo. Le agradeció a Dios que todavía era joven. Al ver a Silvana dormida sobre sus sábanas de raso temprano a la mañana siguiente, Alex pensó: Eso es exactamente lo que imaginé desde el primer momento en que la vi. Pensó en tomar algunas fotos de buen gusto como un regalo personal, pero rápidamente se dio cuenta de que tenía que irse si quería llegar al estudio antes de las ocho y dos, un tiempo que Sonja claramente no favorecía. Después de anclar una nota debajo de las pulseras de Silvana en la mesa de noche, Alex agarró su mochila y salió. Después de un largo viaje en metro al Soho, corrió por Spring Street y subió las escaleras hacia el estudio tipo loft. Sonja ya había colgado algunas de las fotos que había tomado de Silvana el día anterior. Sin volverse, Sonja dijo: –Las siete cincuenta y nueve no me impresionan. Alex estaba sin aliento, y Sonja se volvió para mirarla. –Te ves horrible, Alex. Deberías ir a casa y descansar un poco, ¿sí? no te necesitaré el resto del día. Y mañana empezamos a trabajar en estas fotos. –¿Estás segura de que no hay nada que pueda hacer? –Dile a Silvana que he dicho que la cena es en mi casa esta noche. Los ojos de Alex se abrieron de par en par. Maldita sea, ¿cómo

diablos lo sabe?

En el viaje en metro a casa, Alex pensó: Si Sonja no me necesitaba allí hoy, ¿por qué no llamó para decirme? Entonces se le ocurrió que tal Página 92 de 319 Al−Anka2019

vez se trataba de una especie de iniciación deformada, como una novatada. Cuando abrió la puerta de su apartamento, Silvana se despertó. Alex se sentó en silencio junto a ella en la cama. Una mirada dorada y soñolienta, y una mirada tan cálida como el abrazo de Silvana, vinieron a descansar sobre ella. Inclinándose hacia adelante, Alex suavemente besó sus labios sensuales. –¿Te vas al estudio?–Preguntó en voz baja. Alex puso los ojos en blanco.–No, en realidad ya fui allí, y Sonja me envió a casa después de que me dijo lo mal que me veo. Ah, y me dijo que te dijera una cena en su casa esta noche. ¿Cómo sabía que pasaste la noche conmigo? –Le dije antes de irme de Sardi la noche anterior. Alex tragó saliva.–Oh no. ¿Por qué no me dijiste eso? –No parecía importante. –Espero que esté bien. No quiero arriesgar esta oportunidad de trabajar con Sonja. –No lo harás.– Silvana sonrió maliciosamente. –¿Cómo lo sabes? –Sonja es mi tía. Alex sacó una lujosa almohada cubierta de satén de la cama, se la puso sobre la cara y gritó tan fuerte como pudo.

u Una semana más tarde, las pruebas de las fotos de Silvana fueron aprobadas para Vogue Paris, y de esos finalistas, el editor eligió la foto de portada. Alex y Sonja habían trabajado diligentemente y hasta altas horas de la noche, perfeccionando cada detalle antes de presentar el arte final. En un gesto poco característico, Sonja llevó a Alex a tomar unos cócteles para celebrar cuando terminaron. Se sentaron a conversar en una

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cabina en el Oak Room del famoso Plaza Hotel. Después de tomar un sorbo de su vodka Martini, Alex se armó de valor. –Sonja, si hubiera sabido que Silvana era tu sobrina, nunca hubiera dicho que sí cuando me llamó... Sonja levantó su mano.–Los fuegos artificiales entre tú y mi sobrina son palpables, incluso para mí. Además, ¿cuál es el problema, Alex? De hecho, eres una buena influencia para ella. Trabajas duro, no consumes drogas, tienes buena educación y eres muy talentosa. Lo apruebo. –Eso es muy amable de tu parte, Sonja. Te respeto inmensamente, y estoy agradecida por la posibilidad de que te lleves conmigo, pero no quiero que nada se interponga en nuestra relación de trabajo. –Alex, conocí a Maurice Van Bourgeade durante dos, quizás tres siglos. Tuvimos unas largas charlas sobre ti. Todo, desde tu talento, fortalezas y debilidades, hasta tu personalidad. No estoy preocupada.−Sonja finalmente sonrió.–Como fotógrafa, sabes que las mejores fotografías vienen en los momentos más inesperados, a menudo de los temas más imperfectos. Algunas personas llaman a esos momentos fallas, Alex. Yo los llamo arte. Eso es algo que tú también sabes. Por eso eres tan buena. Las mejillas de Alex se sonrojaron.–Gracias, Sonja. Tu confianza en mí significa mucho. No lo he sentido desde que perdí a Maurice, y lo extraño todos los días. Sonja se acercó y palmeó la mano de Alex.–Entonces, hagámoslo orgulloso juntas, ¿sí?

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Capítulo Trece Su segundo invierno en Manhattan dejó a Alex fría. La fotografía era su sustento, su cama y su único centro de atención, pero eso no significaba que no estuviera pensando en Kenna, incluso cuando Silvana no estaba modelando en algún lugar exótico. Las frías noches de febrero agravadas por las interminables avenidas estériles la hacían sentirse aislada y solitaria, lo suficiente como para gastarlas en el estudio del centro de la ciudad. Habiendo sido promovida a aprendiz de Sonja, Alex pasaba la noche trabajando y luego durmiendo en el sofá del estudio. Sonja a menudo la había encontrado en la mañana enterrada bajo un montón de pruebas. En esta mañana en particular, Sonja trajo bagels calientes y frescos para ella. Alex se despertó cuando escuchó la llave en la cerradura. –Hola, Sonja–dijo, sentándose derecha y frotándose el sueño de los ojos.–Lo siento, supongo que me quedé dormida esperando que algunas impresiones se secaran. Sonja se burló.–Solo quieres estar aquí antes de las siete y media para impresionarme. Estoy impresionada, ahora deja de trabajar tan duro. Suficiente, ¿sí?−Arrojó la bolsa de bagels en el sofá junto a Alex.−Además, no has sido pasante durante más de un año, y aún actúas como tal. Intenta recordar que ahora eres mi asistente y estás haciendo tus propias sesiones fotográficas. Impresionantes sesiones de fotos. Alex se levantó, estiró los pliegues y agarró una pila de pruebas. –¿Qué piensas?–Preguntó, entregándoselos a Sonja.–Las desarrollé a partir de un rollo viejo de película que encontré alrededor de las dos esta mañana. Sonja colgó su abrigo antes de hojear pensativamente mientras rebelaban las fotos. Página 95 de 319 Al−Anka2019

–¿Quién es esta criatura intrigante, Alex? –Solo una chica que solía conocer. –Veo más en estas fotos que solo una chica que solías conocer. Alex estaba en silencio. –¿Quién es ella? Es una pregunta simple, ¿sí? –La hija sustituta de Maurice y Phyllis Van Bourgeade , y, como dije, una chica que solía conocer. –¿Por qué ya no la conoces? Alex suspiró. –Porque era joven y estúpida, egoísta y no la merecía. Sonja le devolvió las fotos a Alex. –Necesitas un poco de tiempo libre. Gracias a ti, todo aquí está bajo control.–Sonrió.–Ve a visitar a tu hermana. –¿Un fin de semana? En serio, Sonja? –No solo un fin de semana. Un fin de semana de tres días. Silvana está en Italia, así que no tienes excusa. Ahora ve, ¿sí? Alex tomó un taxi en la parte alta de la ciudad, hizo una maleta y llamó a Dréa para avisarle que iba. Llegó a la estación de trenes a tiempo para tomar la estación de las diez y veinte expresas en la estación de la calle 30 en Filadelfia. Dréa y su hijo Goldendoodle, Chance, la recogieron y juntos condujeron una hora hasta la costa de Nueva Jersey. Alex jugaba con la radio mientras Dréa contaba en detalle el espectáculo de la galería que su hermana había se había perdido. –Vendí el doble de piezas allí que el año pasado, y conocí a un CEO que quiere ver diapositivas de mi trabajo para un proyecto corporativo, ¿puedes fotografiar algunas diapositivas nuevas de mis pinturas este fin de semana? –Absolutamente. Estoy tan orgullosa de ti, Dréa. Realmente te estás haciendo un nombre en el mundo del arte. Quería venir al a la exposición, pero Sonja me hizo enterrar en el estudio. Estuvimos despiertas toda la noche para que la portada de la Rocklandia magazines se hiciera justo después de los Grammys.

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–Por lo que puedo ver, el año pasado no te ha hecho daño. El último lote de fotos que me enviaste me dejó alucinado. De artista a artista, chica, tengo la sensación de que serás una estrella. Ahora estás bajo tu propio nombre fotografiando estrellas de rock. Todavía no puedo creer que hayas partido con los Stones. –Solo quiero ganarme la vida haciendo lo que amo. –Ya estás fotografiando la realeza del rock 'n' roll. Alex, si no tienes cuidado, Mamá y papá te van a reclamar como propiedad. Espera, vuelve a la canción que acabas de pasar. Alex marcó unas cuantas estaciones. Por un instante, pensó que reconocía la música rock inusual y apasionante. Después de escuchar por un minuto, dijo:–Me gustan. ¿Quiénes son? –¿Quiénes son?–Dréa la miró.–¿Has estado viviendo debajo de una piedra? –No lo sabría. Está oscuro en un cuarto oscuro. Uno pensaría que sabría lo que sucede en la escena musical, pero en realidad, Rocklandia solo los envía... y así es como y cuando los conozco. –Su nombre es Banda Steel Eyes . Están tomando la escena rock por la tormenta. Los vi en el Trocadero en Filadelfia el verano pasado. No puedo creer que no hayas oído hablar de ellos. He tenido su álbum en mi estéreo desde el día en que salió. Incluso he copiado en un cassette para mi entrenamiento aeróbico. –Me gustaría hacer una sesión de fotos con esta música.–La canción era cálida en los oídos de Alex, pero la guitarra era afilada y nítida. –¡Me sigo olvidando de olvidarte!– La letra reflejaba la música. El estribillo se quedó grabado en la mente de Alex. Me sigo olvidando de olvidarte. Reclinada su asiento, cerró los ojos y asintió con la cabeza escuchando el último golpe de la banda de Steel Eyes. Se despertó con Dréa tirando en la calzada de su bungalow artístico en la bahía. –¿Tuviste una buena siesta? –Yo sí. Pero creo que tengo hambre. –Lo bueno que cociné anoche. Tu sopa favorita está en el refrigerador. Página 97 de 319 Al−Anka2019

Alex se sentó.–Sonja tenía razón en venir a verte. Ya me siento mejor, ¿te parece bien si voy a la playa y me congelo por un tiempo? –Voy a preparar algo de comida para cuando vuelvas. Alex se envolvió y llevó a Chance a la playa. –El aire huele tan bien, amigo–dijo mientras arrojaba su pelota por lo que debe haber sido la milésima vez. Se estremeció por el mordisco del viento y miró el sólido horizonte

gris. Es simplemente la ilusión de una línea que no conecta nada a

ninguna parte. ¿Me pregunto dónde me deja eso? Sin Kenna.

–Vamos, Chance, vámonos.–Cruzaron la arena. –Me pregunto qué estará haciendo ahora. Vamos a decirnos a nosotros mismos que está atendiendo mesas en alguna parte de Malibú y extrañándome. Sí, Chance, digamos eso.–Se metió las manos en los bolsillos buscando calor y se apresuró a regresar a casa. Después de la cena, las hermanas se sentaron en el acogedor sofá junto al fuego y compartieron lo que quedaba de una botella de vino; dormitando, Chance proporcionó a Alex un reposapiés calentito. –¿Cómo está la supermodelo?–El tono de Dréa se filtró con un poco de disgusto. –Ya sabes su nombre–respondió Alex.–¿Qué tienes contra Silvana, de todos modos? –Bueno eso depende. La has estado viendo de vez en cuando durante más de un año. ¿Es serio o no? Alex pensó en eso.–Sí y no. Si me preguntas si hemos hablado de un para siempre...ella sí, yo no. Está lejos durante largos períodos, y sabe que casualmente salgo con otras personas. Pero tener esa libertad es en parte lo que lo hace tan bueno entre nosotras cuando está de vuelta en Nueva York. No sé qué hace cuando se ha ido, y no lo pregunto. Además, ¿qué importa si hablamos en serio o no? –¿Francamente? Solo no lo veo a largo plazo, Alex, claro, he visto lo mucho que ella te adora, y oye, ¿quién no quiere andar diciendo cosas como "¿Has visto a…mi novia? Sí, ella es una supermodelo internacional".

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Alex rió disimuladamente. –Está bien, estoy segura de que nunca he dicho eso...y si alguna vez lo hago, puedo prometerte que ciertamente no lo diré de esa manera. Las chicas compartieron una buena risa mientras un fuerte viento soplaba sobre la chimenea, haciendo que el fuego crepitara y los troncos arrojaran sus brasas. –Como tu hermana mayor, siento que es mi deber decirte que has sido diferente desde que rompiste con esa mujer en California. Ella te cambió, Alex. Bromas aparte, sé que estás loca por Silvana, pero apuesto a que no puede sostener una vela a la camarera de L.A. Puedo decirlo, ¿sabes? ¿Alguna vez vas a decirme qué pasó con esa chica? Alex miró hacia el fuego.–Han pasado más de dos años y todavía no puedo hablar de ello. Cada vez que pienso en lo egocéntrica y despistada que era, sólo quiero gritar. Además, he avanzado. –Sí, lo veo. Una variedad de citas casuales para cuando una magnífica supermodelo internacional que te adora no es suficiente.–Dréa tomó un sorbo de vino y observó a su hermana.–Dios mío, alguien finalmente fue por tu dinero. Alex no respondió. –¿Ella te dejó? Bueno, es la primera vez. Si no lo supiera, lo cual hago, tendría que decir mirándote que aún estás enamorada de ella. Alex asintió con la cabeza, pero no tenía palabras, por lo que continuó mirando fijamente las llamas puntiagudas de color naranja, amarillo y azul. –Nunca te había visto así.–Dréa tomó su teléfono portátil y se lo dio a Alex.–Llámala. –No entiendes... –No me importa lo que pasó. Llámala, ahora mismo. Alex negó con la cabeza.–No tengo su número. –Apuesto a que conoces a alguien que lo hace. Alex miró a Dréa a los ojos. Cogió el teléfono y marcó el número de Phyllis Van Bourgeade. Después de escuchar a Phyllis contarle sobre la

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familia y su nuevo club de mah–jongg, Alex tuvo suficiente valor para preguntar por Kenna. –Estuvo aquí el domingo pasado para cenar. No preguntó por ti, Alex. Lo siento –dijo Phyllis. –Está bien, Phyl, no quiero ponerte en medio de nada, pero ¿tienes su número? –No hay ninguno. Se va de la mañana y se irá durante meses. –¿Se va? ¿A dónde va? –Recitó una lista de lugares, principalmente en Europa. –Cuando hables con ella, por favor dile que he preguntado por ella. –¿Eso es todo lo que quieres que diga, Alex? Alex suspiró.–Pensándolo bien, no digas nada. No tiene sentido ahora. Alex se desconectó y le devolvió el teléfono a su hermana.–K ni siquiera tiene un número porque se irá mañana para un largo viaje al extranjero. ¿Tienes alguna otra idea brillante? –Oye, valió la pena intentarlo. Alex terminó su vino.–Si te parece bien, voy a dejarlo por hoy. No he dormido mucho últimamente. Dréa se levantó y se desperezó, abrazó a su hermana y se dirigió al estéreo. Expulsó el cassette Banda Steel Eyes y se lo entregó a Alex. –Hay un estéreo en tu habitación si quieres escuchar música. Alex asintió y tomó la cinta.–Gracias, hermana, nos vemos en la mañana. Chance subió las escaleras con Alex, y se preparaba para la cama con "En Algún Lugar Como Tú" tocando en el fondo. Esa era la canción que no podía sacar de su cabeza, la que escuchó tres veces más antes de quedarse dormida.

Estoy buscando un lugar como tú. Mismos ojos familiares Viejas mentiras familiares Pero aún viviría en un lugar como tú. Página 100 de 319 Al−Anka2019

LA SEGUNDA PARTE

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Capítulo Catorce Kenna estaba en la terraza mirando hacia el Pacífico.

Todo es muy diferente ahora, pensó mientras miraba la madeja de

aves marinas que navegaba a favor del viento.

Cuando estaba de gira, echaba de menos el sur de California tanto como echaba de menos la costa de Nueva Jersey. Miró por encima del hombro. A través de las puertas francesas, vio a Hunter sentarse en la mesa de la cocina.

No sé cómo podría haber hecho todo esto sin que Hunter me cuidara. –Oye–dijo Hunt cuando Kenna entró. –Realmente espero que esta gira sea mejor que la última–dijo. –¿De qué estás hablando, Wave? La última gira de Banda Steel Eyes fue un gran éxito.–Hunter recogió la jarra de café y la vació en sus tazas. –Solo quería decir que quiero pasar más tiempo sin problemas con Mel y los muchachos. Y...realmente no me importaría una compañía femenina. –¿Qué hay de Brooke? –¿Qué hay de ella? –La has estado viendo durante seis meses. ¿No crees que podrías hablar en serio sobre ella? –No. Hunt levantó una ceja. –Bueno, eso fue conciso. –Se hace viejo tener que romper con las chicas por toda esta cosa del anonimato. Siempre manteniendo una distancia para que cuando acabemos en el estudio y vuelva a las giras, no me odien. Página 102 de 319 Al−Anka2019

–¿Dónde encontrarías el tiempo en el camino de todos modos? Kenna sonrió.–Si encontrara a la chica adecuada, haría el tiempo, no me veo diciéndole a Brooke acerca de Steel Eyes. Ahora que la banda era aclamada en todo el mundo, los últimos ocho años habían sido fortuitos. Al mezclar el rock con varios estilos de jazz, la Banda Steel Eyes se había hecho famosa, reivindicando su nicho con una serie de éxitos que desdibujaban las líneas de los géneros musicales; pasaron a ganar Grammys en todas las categorías cada año, menos uno desde que comenzaron. La inclinación de Steel Eyes por los ritmos latinoamericanos y los tonos cálidos estaba siempre presente en sus canciones. Variaban desde rock duro hasta baladas melódicas, siempre cantadas con distinción en los resonantes tonos de cabeza de Mel y con las armonías verticales de Rich. El trabajo exclusivo de la guitarra de Steel Eyes era la única parte real de ella que todos podían ver. El horario de giras durante la mayor parte de un año era ahora más agotador que cuando tenía veinticinco o incluso veintisiete, entrevistados en todos los países de la gira, Mel, JJ y Rich esquivaron continuamente las preguntas sobre la mega estrella anónima. La banda cosechó las pesadas recompensas de la celebridad, mientras que Steel Eyes, haciéndose pasar por Kenna, saldría de la sala de conciertos con sus fans después de cada show. Anónima en fama, anónima por la falta de ella, era anónima por elección. Los fanáticos adoraron la banda, la mística y, sobre todo, la guitarra chisporroteante. Steel Eyes amaba la música, y la fama era solo el precio de la entrada. –¿Has empacado todos los lentes de contacto azules? –Por tercera vez, Hunter, sí. –Lo siento, Wave, simplemente no quiero arriesgarme a que alguien reconozca tus ojos grises una vez que tengas el disfraz de Steel Eyes. Pero al menos ahora solo tendrás que usar los contactos para el final de las presentaciones. –Creo que estás siendo precavido, pero me gusta cómo la nueva máscara cambia el color de mis ojos bajo las luces del escenario. En

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nuestros otros tours, mis ojos se irritaron por el constante uso de esos contactos. Es agradable tener la opción de usarlos o no en el escenario. Hunter hizo rodar las maletas hacia la puerta e hizo un último recorrido.–Parece que tenemos todo en orden. –Ya extraño a los perros, pero tu madre parecía feliz de tenerlos en la casa mientras nosotros no estamos. –Lo hizo, ¿no? Serán una buena compañía para ella. El timbre sonó. –Taxi está aquí, Hunt. –¿De qué sirve no dejar que ordene una limusina al aeropuerto? El timbre sonó de nuevo. –Incógnito. Quiero volar bajo el radar. Hunt hizo malabares con las maletas con desdén. –A continuación, insistirás en volar en clase turista. Debería volar con la banda de ahora en adelante. Tienen todas las ventajas de la estrella de rock. –Hola–dijo Kenna mientras dejaba entrar al conductor para ayudar con el resto del equipaje. Mientras viajaba en el taxi, Kenna se preguntó si Alex se había quedado en Nueva York y qué estaba haciendo. Se detuvo cuando se imaginó con quién lo estaba haciendo. –Déjame ver el itinerario. Hunter sacó la lista de su maletín y se la dio. –¿Qué quieres saber? –Cuando estaremos en Nueva York. –Esa es la última parada de la gira–dijo. Entonces pareció darse cuenta de por qué Kenna había preguntado.–Olvídate de Nueva York. Alex Winthrop toma sus propias grandes tomas ahora. Y el día de tu último concierto, Sonja Savarin te fotografiara para la portada de Rocklandia. Kenna sonrió. Lo recordaba bien. Si bien no podía encontrarlo divertido en ese momento, ahora, el recuerdo de eso la hizo reír. Steel Eyes se había congelado en seco cuando se presentó para una sesión de cámara con la famosa Sonja, solo para descubrir que Alex era su asistente.–Aquí–dijo, entregando a Hunt el itinerario.

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–Lo que debes pensar es nuestro paseo adicional a París. Tenemos suerte de tener la gira como tapadera –dijo, así que solo ella podía escuchar. Kenna lo miró, sabiendo que se estaba refiriendo a su reunión con su contacto. No es que ninguna misión careciera de importancia, pero esta tenía un gran significado personal para ambos. Llevaban una microficha a un hombre llamado Menachem,—el hombre al que solo habían referido como "Viejo Tío" Maurice Van Bourgeade compiló la información con su querido amigo y padre de Kenna, Sam Waverly, después de su muerte, Maurice se lo había ordenado a Hunter. Anoche, Hunter le había dicho a Kenna que Viejo Tío había llamado para decir que era hora de ver el contenido de la película. París era la segunda parada de la gira y lo verían la próxima semana. –Ahora que me tienes pensando en el Viejo Tío, estoy segura de que estaba en la casa de tus padres para las vacaciones cuando teníamos cuatro años. ¿No te acuerdas? Él trajo a sus dos hijos con él, un niño y una niña. El chico era un poco mayor. –No puedo creer lo que puedas recordar, Wave. –¿Sí? No puedo creer lo que todavía no puedo olvidar. –Te refieres a quien no puedes olvidar. A partir de ahora, estás de gira. Estás a punto de conocer a tanta gente nueva, y tendrás la oportunidad de encontrar lo que quieras o quien quieras. Miró a Hunter y susurró:–Todavía digo que ser una estrella de rock es más aterrador que ser un espía. –Wave, Alex es historia...¡han pasado ocho años! Es hora de encontrar algo nuevo. Decidió no decirle a Hunt que todavía no podía concebir que alguna vez quisiera a alguien más.–¿Supongo que ya has trazado el área común entre nuestra suite y la de la banda?–preguntó. –Como la última vez, podrás entrar y salir de tu suite desde la suite contigua, registrada a Monsieur Van Bourgeade. En cuanto a los lugares, esta vez tu identificación dice que eres la persona técnica privada de la banda. Es decir, tienes acceso a todo y a todos. Todos los pasillos hacia y desde los vestidores son vigilados por seguridad, por lo que entraras tan simple y sin pretensiones como puedas, saldrás del área segura con la Página 105 de 319 Al−Anka2019

banda como Steel Eyes. Luego regresas al vestuario donde te conviertes en ti otra vez y te vas con el personal habitual. –¿No crees que la seguridad lo descubrirá? –No. Estarás yendo y viniendo. Como dije, pensarán que eres la técnica de la banda, así que puedes ir a cualquier parte. Cada individuo ha sido fuertemente investigado, y como guardaespaldas de Steel Eyes y jefe de seguridad, Jean Claude desviará cualquier sospecha. –¿Y cuándo no vean a Steel Eyes entrar o salir del lugar? –Jean Claude tiene eso manejado. Le ha dicho a su personal que ingresas y sales a través de un lugar diferente al que están. Tienen prohibido compartir información entre ellos. –¿No te parece poco realista que la gente no hable? ¿Y si fuéramos tú y yo? ¿No crees que compartiríamos ese tipo de información? –Créanme cuando digo que todos han sido investigados. Kenna asintió.–Lo hago. Solo quiero salir con Mel y los muchachos, como en los viejos tiempos. –Kenia, lo resolviste en la última gira. –Sí, pero todavía no se me puede ver con ellos en público. –Bueno, esta vez el próximo año habrás terminado esta gira, y luego ustedes tienen un largo descanso antes de volver al estudio, podrás hacer lo que quieras entonces, pero en este momento, Wave, necesitas mantener la cabeza en el juego.

u Tres noches después en Londres, todo había salido tal como Hunter había dicho que sucedería, hasta que la banda pudo pasar el rato en la suite y celebrar después de su segundo concierto. –Oye, ¿no se supone que estamos de fiesta como estrellas de Rock?−dijo JJ al entrar en su sala de cinco estrellas en el corazón de Londres.–Mel, esto es igual a tu viejo alojamiento,–bromeó.

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Rich se rió.–Bromea todo lo que quieras, JJ, pero apuesto a que extrañas la noche de espagueti en el viejo lugar de Mel tanto como Kenna y yo. –Gracias, Rich–comenzó Kenna mientras todos caían en el asiento más cómodo.–Es bueno escuchar que usas mi nombre. Incluso después de todos estos años, todavía me siento estúpida a veces cuando la prensa y los fanáticos gritan "Steel Eyes."−Agitó su mano para ahuyentar las palabras. –Hermanita, esa es nuestra mística, esa es nuestra ventaja, o para usar palabras de tu gente, nuestra número. Sabemos quién eres en realidad, y lo que te hace especial es que nunca lo has olvidado. Todavía somos una familia...aunque JJ, Rich y yo conseguimos las limusinas mientras te paras bajo la lluvia llamando a un taxi. –Gracias, Mel. Y nunca podría olvidarme de quién soy cuando me presionan los fanáticos que intentan acercarse a ustedes. No puedo culparlos. Soy tu mayor fan. Pero estoy con Rich en este caso. Extraño la noche de espagueti. Mel tintineó sus brazaletes buscando el teléfono.–¿Servicio a la habitación?–Dijo después de que ella marcó.–Hola, ¿podrías enviarnos cinco tazones de espagueti marinara, pan italiano y ensalada? Eso es genial. Sí, y un poco de vino de mesa, nada elegante. Gracias.–Mel colgó y miró a Kenna.–¿Algo más, hermanita? –No, eso debería bastar–Kenna sonrió. –Esta noche me dejó alucinado–dijo JJ.–Es tan bueno estar de vuelta y promover el nuevo álbum. Realmente te has chisporroteado esta noche, Kenna. –¿Sí? Gracias, pero creo que todos lo trajimos esta noche. –Durante "Olvídate," pensé que mi guitarra iba a volar de mis manos–dijo Rich.–Las luces y el sonido, con toda esa gente gritando... era como un cóctel de adrenalina con cafeína. Todavía estoy conectado. –¡Lo saqué del infierno! –¿De verdad, Mel?– Dijo Kenna, con la cara seria. La banda y Hunter compartieron una risa a sabiendas, y mientras esperaban la comida, Kenna sacó a Dulce Jayne de su caja. Recostándose Página 107 de 319 Al−Anka2019

en el sofá, tocó suavemente una melodía distintiva y ondulante, y seguramente otro éxito próximo de Banda Steel Eyes . –Soulful, como el jazz brasileño... pero como una canción de amor,−dijo JJ, recogiendo sus palos. Su ritmo empujó las notas de ensueño hacia un ritmo hipnótico de Bossa Nova. –¿Dónde encuentras estos sonidos?–Dijo Mel. Entonces su clara y limpia voz vocalizó. La voz de Mel calentó el aire en los oídos de Kenna. Le dio la bienvenida a su hogar en todos los países extranjeros. Envuelta en su timbre, Kenna discernió las influencias de todas las cantantes que ella había amado. Con alma entrecortada, Mel tenía el equilibrio perfecto de aire y tono. A veces, como Rose de Sly and the Family Stone; el suave roce de Brenda Russell flotando en una línea de Ooie–ooie–oohs, y el fuego arenoso de Merry Clayton cantando para los Rolling Stones. Sin embargo, los rangos más altos y el fraseo eran ricos y distintivos de ella, las notas se rompieron en todos los lugares correctos, a veces como seda, a veces más como papel de lija de grano grueso y luego de nuevo a seda, esa voz inspiró a Kenna a escribir canciones, solo Mel podía cantar. Rich armonizó con la voz de Melanie, y Kenna se inclinó hacia adelante, acercando a Jayne más cerca. Se balanceó suavemente hacia las notas rítmicas y seductoras que emanaban de la guitarra. Improvisaron continuamente durante casi media hora antes de que un golpe en la puerta detuviera la melodía. Hunt esperó hasta que el camarero se fuera y luego le dio a Kenna todo despejado. Un minuto después, como en una coreografía, todos tomaron el facsímil de su lugar habitual alrededor de la mesa de la cocina de Melanie; la mesa que compartieron todos los miércoles y viernes por la noche; la mesa que JJ había ayudado a Mel a llevar a casa desde Good Will en el techo de su bunker sobre un cañón en hora punta; la mesa donde una inexperta e ingenua Kenna Waverly no podría haber comenzado a imaginar lo que estaba en el horizonte o lo que este pequeño grupo de personas llegaría a significar para ella. Kenna levantó su copa de vino.–Por el destino, y por la familia. –Tienes razón, hermanita.–Mel miró a Hunter.–¿Por qué estás sonriendo, chico blanco?

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–¡Por ti!–Hunt se rió.–Todos ustedes. ¿Es así como fue cuando ustedes se juntaban por primera vez? –Bastante–dijo JJ.–Una vez que quitamos a Johnny del camino, todavía me pregunto a veces si creará un problema para Kenna una vez que descubra que es Steel Eyes. Reconozcámoslo, no hay suficientes mujeres rockeras del calibre de Kenna para confundir al bastardo. –Sinceramente, le das demasiado crédito. Han pasado años y aún no lo ha descubierto.–Las pulseras de Mel tintinearon cuando alcanzó el pan. –Sí–agregó Kenna.–Todo comenzó el día que me mudé, y diez minutos después de que empecé a tocar, JJ llamó a mi puerta. Excepto Por Hunter, ustedes son lo más cercano que tengo a la familia, y yo no podría hacer esto sin ustedes.−Kenna levantó la copa para hacer un brindis.−Gracias por rescatarme, JJ. Gracias, Mel, por ser lo más cercana que he tenido a una hermana ...lo que es realmente genial porque tengo una hermana que en realidad es una hermana. A ti, Rich, por mantenerme en tierra en el escenario, y por supuesto a ti, Hunter, mi hermano. –Espera,–Mel intervino.–Si soy tu hermana, y Hunt es tu hermano, eso nos hace a mí y a él, hermano y hermana. Aw, maldición, voy a tener que proteger su culo larguirucho ahora. Hunt la llamó faro.–Soy mucho más duro de lo que parezco, Mel. Mel se burló.–Usas trajes caros, zapatos italianos que de alguna manera nunca se rayan, y ¿qué pasa con esos cortes de pelo de cien dólares? Si vienes a mi antiguo vecindario, voy a tener que cuidarte, es todo lo que digo. p.m.

–Prometo hacer lo mismo por ti en Beverly Hills después de las diez

Mel se rió.–Eso está muy enfermo, y desafortunadamente sigue siendo cierto. –Oye, ¿a qué hora nos vamos a París mañana, Hunt?–Preguntó Rich. –El vuelo es a las diez y tendrás todo el día y la noche libres. Al día siguiente habrá tiempo de ensayo, controles de sonido y el espectáculo; pero después de eso, tendrás el último show de París, la fiesta VIP y luego un par de días libres. Te avisaré el horario de la prueba de sonido una vez que nos hayamos acomodado. Página 109 de 319 Al−Anka2019

–Escuchen, chicos, hagamos un poco de turismo mañana, entonces; ¿vienes, Kenna? Kenna sintió una punzada de remordimiento.–¿Por qué siempre preguntas cuando sabes que no deben vernos juntos? Mel le palmeó el hombro.–Porque nunca quiero que pienses que no quiero que vayas. Después de su comida nocturna, Kenna abrazó a todos y se fue a la cama. Tumbada en su habitación a oscuras, recogió a Dulce Jayne y tocó el estribillo de antes. Tarareó algunas líneas melódicas diferentes, buscando la que sonara correcta, la que impulsaba los acordes, la que la perseguiría; algunas letras vinieron para el viaje. Si debo creer en alguien, También podría ser yo, Tuviste que parar la música, Para que el baile te libere. Entonces hiciste todas las reglas, Y luego ganó cada juego, Mira dónde nos ha llegado eso, Nunca seré el mismo. De la nada hasta ahora donde De siempre a nunca Lo teníamos todo Eras tan inteligente ¿Cuánto más podrías quitarme? Dijiste que era tu destino Cuando me enteré Fue muy tarde Tú no eras el destino Y yo era el destino

Kenna encendió la luz, agarró la libreta y el bolígrafo de la mesita de noche y garabateó las letras que funcionaban. En la parte superior de la página, el título decía–De la Nada Hasta Ahora, Dónde.

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Capítulo Quince Después de registrarse en el hotel Louis XIV en la orilla derecha de París, Hunter y Kenna se metieron en su auto alquilado para recoger información de la callejuela que les indicaría dónde encontrarse con el viejo tío. Cruzaron el Sena en dirección al Jardín du Luxemburgo, en la ribera izquierda, y Hunter redujo la velocidad del coche cuando pasaron el Palais du Luxemburgo, en la Rue de Vaugirard. Kenna vio la marca de tiza de su guía en el poste. –Es una oportunidad–dijo ella. Hunt aparcó el Renault en el Boulevard St. Michel y pasaron del brazo de los niños que navegaban en los botes en miniatura en el estanque de cemento, más allá de los viejos que jugaban a la petanca hasta que llegaron al otro lado del parque, donde la marioneta Guignol y su las cohortes habían entretenido a los niños por generaciones; encaramada horizontalmente a lo largo de la puerta de hierro forjado en la esquina trasera del parque, había una pluma, indistinguible del ojo casual. Kenna apoyó su espalda contra la puerta, y Hunter recuperó la pluma cuando se inclinó hacia ella. –Lo tengo–susurró. Kenna se caló el borde de la gorra de béisbol sobre la parte superior de sus gafas de sol, luego se crujió el cuello para contener la constante brisa otoñal que hizo que el Sena se sintiera más cerca de lo que era; caminaron hacia la salida más cercana.

¿Maddy? Se giró y tiró de Hunter hacia ella. –Bésame–plantó sus labios sobre los suyos. Se envolvió a su alrededor para proteger su rostro y fingió besarla; Kenna esperó antes de soltarlo. –¿Qué sucede?–Preguntó Hunt. Página 111 de 319 Al−Anka2019

–¿Viste a la mujer del cabello castaño claro? –¿Con los ojos azules? –Sí. Estoy segura de que era Maddy...¿La otra novia de Alex? ¿La chica que la besó para fastidiarme en su exposición en LA después de que nos separamos? –¿Estás segura de que era ella? –Hice mis deberes. Una chica no olvida una cosa así... nunca. –Especialmente tú. He estado en este juego demasiado tiempo para creer que alguien que conoces de alguna manera, este cerca de nuestro punto de entrega en París sea una coincidencia. –¿Qué demonios podría estar haciendo ella aquí, Hunt? –Sólo hay una forma de averiguarlo. Coge el coche y encuéntrame en la Gare du Nord en una hora. –Giró para irse. –¡Hunter, las llaves! Se las arrojó y casualmente cerró la distancia entre él y Maddy. Una hora más tarde, Kenna detuvo el automóvil en su segundo paso alrededor de la estación de tren Gare du Nord y Hunter entró. –Tome la autopista A1 hacia el aeropuerto Charles de Gaulle, estamos atrasados,–dijo. Desenroscó el bolígrafo de su camioneta. Un trozo de papel enrollado había reemplazado el cartucho de tinta, indicando dónde se encontrarían con el Viejo Tío en Chantilly. –¿A dónde se fue Maddy cuando salió del jardín?–Dijo Kenna mientras conducía hacia el norte desde París. –Me jugo una mala pasada rápidamente en la parada Châtelet Métro con todos esos túneles subterráneos serpenteantes. Es obvio que este no es su primer rodeo. Logró cruzar al otro lado y dirigirse hacia el margen izquierdo. Sin embargo, estoy seguro de que no nos descubrió a ninguno de los dos, y eso es todo lo que me importa. –Hunt, tenemos que saber por qué está aquí. Si ella no estaba allí por nuestra entrega, ¿por qué estaba allí? ¿Es posible que sea amistosa? –Podría pertenecer a cualquiera. – No voy a tantear eso. Jesús, ¿y si Alex está en peligro? Página 112 de 319 Al−Anka2019

–Estoy seguro de que está bien. Se separaron cuando Alex se mudó a Nueva York. Kenna viró bruscamente sobre el hombro de la autopista y apretó los frenos. –¿Cómo sabes esto?–Preguntó, incrédula. –Mi madre me dijo hace mucho tiempo; Alex rompió con ella cuando se mudó a Nueva York–dijo Hunter con calma.–Mamá dice que, de vez en cuando, pregunta por ti, incluso se ha referido a ti como su ex. –Tengo noticias para ti. No soy nada. Entonces no pensaste en compartir ese chisme conmigo en ningún momento durante el último... Oh, no sé, ¿par de años? ¿Cinco años? ¡Ocho años! –Lo siento. Pero en mi defensa, es un tema tan doloroso, sinceramente, Wave, cuando se trata de Alex Winthrop, te vuelves loca. –Lo sé. Lo sé. Tienes razón. Olvídalo. En retrospectiva, Alex no sabía qué hacer conmigo, así que corrió... directamente a Maddy. –Kenna puso el coche en marcha y se detuvo en la carretera.–Aun así, hay algo acerca de esa chica que me asusta, y el hecho de que esté aquí está activando cada alarma interna que tengo. –Tus instintos suelen ser acertados. Sé que no quieres escuchar esto, pero creo que es demasiado peligroso para ti continuar este trabajo, al menos debería considerar ponerlo en espera durante uno o dos años. –¿Por qué, Hunt? –¿Porque te dieron una paliza en Estambul? Si te lastiman de nuevo, no sé lo que haría. Has tenido suerte, y no creo que debas presionarlo. –Realmente, Steel Eyes es la tapadera perfecta–protestó. –Como gerente de su empresa, aún puedo viajar contigo, ocuparme de los negocios y estar a salvo. Lo pensó y luego habló en voz baja. –No estoy lista para dejar la lucha, Hunt.

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u Flanqueado por un bosque verde a veinticuatro millas al norte de París, Chantilly conjuró Francia de los siglos XVII y XVIII. Su densa convocación de robles avivó imágenes que evocaban reyes y carruajes, de privilegiados Mademoiselle franceses en picnics de sombrillas, cortejados por jóvenes a la sombra de un castillo. Kenna estacionó donde el mapa indicaba. Ella y Hunter salieron y caminaron a lo largo del borde del bosque hasta que el viejo Rolls Royce del viejo tío se detuvo junto a ellos. –Bienvenidos, bienvenidos,–dijo tío alegremente mientras subían al auto. –Estaba empezando a preocuparme. –Tuvimos un ligero retraso, tío. Lo siento. El tío miró hacia atrás y adelante entre ellos. –Ya veo. Pierre, llévanos a casa, por favor. Cuando llegaron, Kenna se sorprendió por la magnitud del castillo del tío del siglo XVIII. La historia se hizo eco en el vestíbulo de mármol, proyectando su larga sombra sobre una balaustrada de la refinada Edad de la Ilustración. La moldura barroca en el techo transportó la imaginación de Kenna a un tiempo en que los salones literarios de mujeres como Madames de Stael y Geoffrin formaron la Edad de Oro de Francia. El viejo tío abrazó a Hunter. –Estoy muy contento de verte.–Se besaron en ambas mejillas. Luego se acercó a Kenna y la abrazó.–Has crecido para ser una mujer tan alta y hermosa, como tu madre con esos asombrosos ojos grises. Lo abrazó de vuelta.–Ha sido demasiado tiempo esta vez, tío. Es tan bueno verte también. Él le acarició la mejilla de forma paternal y le sonrió.–¿Vamos a ir a mi biblioteca? Está insonorizada. Kenna y Hunt intercambiaron una mirada, y lo siguieron a la habitación con techos tan altos que había escaleras corredizas para alcanzar los libros en los estantes más altos. Las ventanas de gran tamaño Página 114 de 319 Al−Anka2019

estaban todas equipadas con vidrio a prueba de balas, aunque seguían siendo típicamente francesas con sus pestillos verticales y asas ovales. La chimenea seguramente se usó en otra época para cocinar en el horno holandés, pero ahora rugió con roble nativo. –¿Qué tal un verdadero coñac francés para ahuyentar ese frío otoñal?– Lo sirvió en un decantador en la barra y les dio a cada uno una copa. –Por favor tomen asiento. Kenna se sentó, puso la copa en la mesa y sacó la microficha del talón hueco y reforzado con acero de su bota. El tío le tendió la mano mientras se inclinaba sobre ella, y ella colocó suavemente la microficha en su palma. –Te das cuenta, la información que estamos a punto de compartir puede cambiar tus sentimientos acerca de algunas cosas.–Estaba mirando a los ojos de Kenna. –¿Cómo qué?–Dijo Hunter. –No han visto esto todavía debido a las atrocidades que sus padres y yo presenciamos en la Segunda Guerra Mundial. Acordamos hace años que esperaríamos una generación, y cualquiera de nosotros que sobreviviera a los otros dos compartiría esa información con la próxima generación. –Hablando de niños, tío, ¿cómo están tu hijo y tu hija?–Kenna dijo con naturalidad. Él rió.–Realmente eres el sueño de inteligencia que nosotros siempre supimos que serías. –¿Quién es "nosotros?"– Preguntó Kenna. –Tus padres, los padres de Hunter, yo y por supuesto el Mossad, solo conociste a mi hijo e hija una vez en el Van Bourgeade. No podrías haber tenido más de tres o cuatro años. –Pero recuerdo claramente. –Por supuesto que sí. Mis hijos están en Israel. Mi hijo está en el ejército, y mi hija me hizo abuelo el año pasado–dijo con orgullo.–Mi nieto se llama Schmuel, por tu padre, Kenna. –Mazel tov–dijo Hunt. Página 115 de 319 Al−Anka2019

–Pequeño Sam, ¿eh? Por favor, dale a tu hija la gracias de mi parte; significa mucho. Tío sonrió y echó un vistazo a la pequeña microficha en su mano, luego cojeó hacia el lector de micro formas. La cojera siempre le recordaría los sacrificios que la Gran Generación había hecho para que su generación pudiera nacer; para que ella pudiera convertirse en Steel Eyes; la historia del viejo tío de ser acorralado por la SS no era una excepción. Sin embargo, como algunos judíos, tuvo la suerte de sobrevivir a las atrocidades de los campos. Esta historia en particular hablaba de un muchacho judío francés de dieciocho años llamado Menachem, que había saltado de un tren nazi, junto con otros niños y niñas, mientras se dirigía hacia Auschwitz, los nazis habían detenido el tren y los habían perseguido por el bosque, disparando sobre ellos implacablemente. De los ocho niños judíos que habían saltado, solo Menachem y otros dos habían sobrevivido, mientras que a los otros los fusilaron y los dejaron a los buitres. Menachem había recibido una bala en la pierna y, con la ayuda de una hermosa niña polaca, caminaron durante dos días detrás de las líneas enemigas en Alemania antes de que un granjero los recogiera. La bala había sido alojada en sus tendones, y el agricultor polaco que lo quitó había ganado sus habilidades quirúrgicas con los animales que había criado y atendido. El agricultor detuvo la infección subsiguiente, y si no hubiera sido por él, habrían tenido que amputarle la pierna a Menachem, o habría sido otra víctima de la guerra. Se casó con la chica después de la guerra, pero murió al dar a luz, su delicado cuerpo sufrió demasiadas atrocidades. Meticulosamente, el tío colocó la ficha boca abajo entre los pedazos de vidrio y la insertó en la bandeja de la ficha. Ajustando el tamaño de la imagen, invitó a Kenna y Hunt a leer junto con él. El primer artículo fue una carta de Sam y Dalia Waverly a su única hija, Kenna. Tío lo leyó en voz alta.

Darling Kenna, Si estás leyendo esto, significa que no sobrevivimos a nuestra misión. A estas alturas, eres mucho mayor y con suerte has encontrado el camino para superar la tragedia que no merecías. En el caso de que esto haya sucedido, sepa que quedó al cuidado de aquellos que lo amaron como nosotros lo hicimos. Página 116 de 319 Al−Anka2019

Los Van Bourgeades son su familia y siempre lo serán. El tío Menachem nos rescató de detrás de las líneas alemanas en la Segunda Guerra Mundial, y también es parte de su extensa familia judía. Siempre puedes ir a él. Con esta carta, es responsabilidad del lector, el último de nuestro trío, contarle lo que realmente nos sucedió. Ahora, tienes edad suficiente para saberlo. La carta continuaba diciendo que sus padres fueron asesinados por personas que querían ver la desaparición de Israel durante la Guerra Fría, y que debido a los esfuerzos de sus padres, ella siempre tendría un hogar en Israel si lo necesitara. El tío continuó leyendo de una lista de personas que siempre estarían en la deuda de Sam y Dalia Waverly. La carta concluyó con todo el amor en el mundo que los Waverly tenían por su única y preciosa hija. Kenna tragó la copa de coñac y sintió que todo el camino ardía. Se movió a la ventana más cercana del castillo y miró hacia la negrura, Hunt se acercó a ella y le pasó el brazo por el hombro. –No fue un accidente–dijo incrédula.–Algún bastardo mató a mis padres, y quiero saber quién era. –Kenna–comenzó el tío,–es precisamente por eso que tu padre nos hizo esperar tanto tiempo para leer esto. Él no quería que tu vida fuera cargada de ira y venganza. El dolor ya era bastante malo. Luchó para que tengas una vida pacífica, una buena vida. Kenna se volvió hacia él y habló en voz baja.–Quiero al hijo de puta que me los quitó, tío. ¿Quién es él o ella? El tío volvió a llenar su coñac y se concentró en su mirada.–No lo sé. Pierre, el chófer y ayuda de cámara, llamó y entró en la habitación.−La cena se servirá en cinco minutos–dijo en francés. –Vamos, chicos, vamos al comedor. El corazón de Kenna era pesado. Pensó sobre eso. Algún agente anónimo había matado deliberadamente a sus padres, dejándola con la angustia de por vida de crecer huérfana. Aquí estaba ella, una agente del Mossad entrenada, ¿y no se le permitía buscar venganza? ¿Dónde estaba la justicia en eso? El tío le pasó el brazo por el hombro y la sacó de la biblioteca. Página 117 de 319 Al−Anka2019

–Algo huele muy bien, y por tu aspecto, podrías poner un poco de carne en esas largas piernas. La cena olía deliciosa, pero no fue hasta que comenzó a comer que el apetito de Kenna regresó. Quemó tantas calorías durante sus shows que entre no poder actuar con el estómago lleno y no querer comer mucho después, tuvo problemas para mantener su peso mientras estaba de gira. –Tío–comenzó Hunt,–cuando recuperamos tus instrucciones hoy en el Jardín de Luxemburgo, había una mujer que Kenna reconoció desde Los Ángeles. –¿Quién es ella? –No sé su apellido, pero su primer nombre es Maddy y tiene los ojos muy azules. Ojos azul eléctrico muy identificables–dijo Kenna.–Parece alemana. Un metro ochenta y siete, cabello castaño claro y nariz puntiaguda. El tío hizo girar su copa de vino y pensó en ello.–El ERR. ¿Sabes de quién hablo? Hunter pensó por un momento.–Reichsleiter Rosenberg Taskforce; eran la principal agencia nazi que saqueaba el arte cultural en los países ocupados por los nazis. El tío asintió.–Conoces su historia. –¿Cómo se relaciona eso?–Preguntó Kenna. –Conocí a una mujer durante la ocupación alemana con ojos azul eléctrico y la nariz puntiaguda como describes. Era una de nuestros activos alemanes. Si mi memoria no falla, era la esposa de Heinz Messerschmidt, el oficial de la Gestapo a cargo de los materiales confiscados. Sí, la recuerdo. –¿Qué pasó con ella?–Preguntó Kenna. –No sé exactamente. Su trabajo consistía en robar las listas de obras de arte y objetos culturales que el ERR confiscó aquí en Francia... en gran parte de familias judías. Luego pasó listas a los Aliados. Los investigadores han usado esa información durante años para rastrear los artículos y devolverlos a sus legítimos propietarios.

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–Tío, ¿qué más hay en esa microficha con la carta de Sam y Dalia?−Preguntó Hunt, rompiendo un trozo de la baguette fresca. –Después de la cena echaremos un vistazo. Pero en este momento, debes probar las quenelles y tomar un poco de vino de mi viña. Kenna tomó un largo sorbo del Sancerre.–Tío tiene razón, Hunter, tienes que probar este vino. Cambiando la conversación a su vida cotidiana, pasaron el resto de la comida poniéndose al día con el presente, recordando el pasado y contando algunas buenas bromas. Los espacios se llenaron con el arte de comer una comida francesa, que era tan importante, si no más que el arte de cocinarla. Cuando terminaron el postre, volvieron a entrar en la biblioteca y cerraron la puerta. El tío sacó un gran libro de la estantería y se lo entregó a Kenna. –¿Un álbum de fotos?–Dijo mientras se sentaba y lo abría. Hunt le trajo a Kenna un coñac y se sentó en el sofá junto a ella. –¿Quiénes son todas estas personas?–Preguntó. –Echa un vistazo por allí para ver si alguien te parece familiar. Son algunos de los activos y agentes, pasados y presentes, que conocemos. Kenna y Hunter estudiaron las caras mientras pasaban las páginas; muchas de las fotos eran antiguas y en blanco y negro. A mitad del álbum, en el mismo momento, ambos vieron la foto en color de una mujer. –Los ojos y la nariz, Hunt. Se parecen a los de Maddy, ¿no? Hunt no tuvo que pensar en eso.–Son tan inusuales que son inconfundibles.–Tío, mira. El tío se puso los lentes y se concentró en la cara.–Su primer nombre se me escapa en este momento, pero ella es de la que te estaba hablando durante la cena. Frau Messerschmidt. –Entonces estaba de nuestro lado–dijo Kenna. –Sí. Odiaba lo que su esposo había hecho, y era casi la única responsable de salvar nuestros tesoros culturales. –Me pregunto cómo se relaciona con Maddy–dijo Hunt.

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–El parecido es asombroso. Supongo que esta es su abuela,–dijo Kenna con naturalidad.–Maddy debe llevar adelante algún negocio familiar. ¿Cómo encaja Maurice en esto? La sonrisa del tío era nostálgica.–Por un tiempo, Maurice y tu padre fueron parte del ejército llamado Monuments Men. Eran oficiales de Bellas Artes adscritos a los ejércitos cuyo trabajo era, de ser posible, encontrar el arte y la documentación al respecto cuando invadían los bastiones alemanes. Tío sopló en su extinguida pipa y continuó.–Después de la guerra, como una famosa autoridad fotográfica, Maurice examinó ciertas obras de arte, a menudo fotografiándolas y documentando su procedencia. Tenía acceso a artículos confidenciales de todo el mundo. Mientras compilaba los artículos para varias autoridades y gobiernos, copiaba secretamente todo, y luego las agencias de inteligencia distribuían esa información a activos de todo el mundo para su recuperación. –Hmm. –¿Qué estás pensando, Kenna?– Dijo el tío. –En Los Ángeles, Maddy está involucrada en el mundo del arte, ahora que lo pienso, fue quien le consiguió a Alex Winthrop una exposición fotográfica en esa galería años atrás. Hunt intervino.–La exposición donde Alex y Maddy revisaron todas las fotografías de mi padre para elegir el tema. Eso es genial. –¿Qué pasa si las fotos de su catálogo de arte robado estaban con sus cosas? Oh mierda, Hunt. Maddy tenía acceso a la biblioteca de fotos de tu padre y apuesto a que usó a Alex para tener acceso al trabajo de tu padre. Te dije que era una basura. –Si está involucrada en cualquier tipo de arte del mercado negro, esto no puede ser bueno,–dijo Hunt.–Odio decirlo, Wave, pero dada la historia de su familia, podría estar perpetuando la venta de arte robado. Tío encendió su pipa y chupo tres bocanadas rápidas.–Por otro lado, es posible que sea una investigadora de procedencia,—ya sabes, tratando de localizar artículos y devolverlos. Esas personas a menudo trabajan encubiertas. Por otra parte, si toma a su abuelo de la Gestapo, podría ser mucho más peligrosa que eso. ¿Quién es este Alex que mencionas? Hunter y Kenna se miraron el uno al otro. Página 120 de 319 Al−Anka2019

–Mi ex novia–dijo Kenna desdeñosamente.–Era la protegida de Maurice. –Ya veo.–Tío digería la información.–Bien, ¿deberíamos echarle un vistazo al resto de la microficha?–Localizó los siguientes documentos con Kenna y Hunt mirando por encima del hombro. Se desplazaron por las páginas y escanearon el extenso archivo fotográfico del arte robado y las descripciones detalladas. –Mi papá era todo un tipo–Hunt suspiró.–Espero ser la mitad de hombre que él. –Sí, Hunter, él era todo un tipo, y lo extraño mucho, Sam y Dalia, pero, chicos, como han aprendido, la vida continúa porque, solo, debe hacerlo. Aquí estamos juntos, y estoy muy feliz de verlos a los dos; recibirán copias de algunas de estas fotos, y le pediré que mantengan los ojos abiertos para detectar cualquiera de los artículos robados. Su valor intrínseco supera con creces el valor monetario. Para ello, tendrá que irrumpir en una bóveda de arte en París para tomar fotos y agregarlas al catálogo en curso. Luego dejarán la película de Minox en el punto de entrega. –¿Dónde está la bóveda?–Preguntó Kenna. –En el sótano de una antigua iglesia en el décimo arrondissement, la buena noticia es que no hay guardias. La mala noticia es que está en una cuadra muy tranquila a la vuelta de la esquina de la estación de policía. –¿Y las autoridades francesas nunca han ido a examinar la bóveda? –Tal vez, pero no tienen ningún interés en la recuperación, y no estoy seguro de confiar en lo que dicen que era... o no estaba allí. –Me ocuparé de eso–dijo Hunt. El reloj del abuelo del tío sonó a las once en punto. –Oh, mira cómo ha pasado el tiempo–dijo. Los tres se levantaron. –Joven, ¿le darás lo mejor a tu madre y le dirás que es su turno de llamar? –Oui. Me dijo que te pidiera que enviaras vino. ¿Es algún tipo de código?–Bromeó Hunt. Página 121 de 319 Al−Anka2019

–Un agente caballero nunca dice–respondió el tío. Se abrazaron, y el gruñido paterno del tío hizo sonreír a Hunter. –Supongo que será mejor que vuelvas a París antes de que llegue una señorita más joven.–Besó a Kenna en la frente.–Necesitas descansar para tu show mañana por la noche. Tal vez uno de estos días voy a ver una de tus actuaciones de Steel Eyes. He escuchado historias sobre ellas...–El tío se rió de buena gana.–¡Realmente me gustaría ver que hagas todas esas cosas sobre las que leo! –¿Sabes sobre toda esa locura?– Dijo Kenna, estupefacta. –¿Quién crees que proporciona seguridad privada para tu recorrido? Los ojos de Kenna se agrandaron con sorpresa. –¡Tío! ¿De verdad? –Cuidamos de los nuestros, ¿no?–Se rió entre dientes. –Sí, lo hacemos–le sonrió.–Me encantaría que vieras el espectáculo, Hunt puede organizar que lo mires desde detrás del escenario. –¿No soy un poco viejo para tu multitud? No he estado en un concierto de rock and roll desde los Beatles, y era viejo en aquel entonces. –Bueno–dijo Hunt,–¡estás listo!–Sacó dos boletos VIP y pases detrás del escenario del bolsillo interior de su abrigo.–Francamente, esperaba llegar a esto. Tío tomó los boletos, una sonrisa completa en su rostro. –¡Fantastique! Pero recuerda, no podemos tener ningún contacto personal. Soy demasiado viejo para huir de los malos, y no quiero volar tu tapadera.

u Hunt condujo tranquilamente desde Chantilly de regreso a París, catorce kilómetros habían pasado antes de que Kenna hablara suavemente en el zumbido del Renault oscurecido. –Quiero saber quién los mató.

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nada.

Hunter se acercó, puso su cálida mano sobre la de ella y no dijo

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Capítulo Dieciséis La noche siguiente, recibida con los aplausos de sus admiradores VIP, los magnéticos Steel Eyes hicieron su gran entrada en la fiesta VIP después del concierto desde un ascensor privado. Situaciones de primer plano como estas fueron la razón de los lentes de contacto azules y la voz alterada. Aclaró su garganta. Su entrenador vocal le había enseñado bien sobre cambiar el tono y la cadencia de su discurso de tal manera que protegiera sus cuerdas vocales y su identidad. Lo había estado haciendo durante tantos años, la voz sutilmente alterada era tan natural para ella como la suya. Mientras cruzaba la habitación hacia Mel, charlaba con sus invitados, se daba la mano y firmaba autógrafos. –Oye, Mel, gran espectáculo. –Tú también, Steely.–Se abrazaron. Mel alcanzó la mano de la alta y delgada morena que estaba detrás de ella y la adelantó un paso. –Steely, Steely, esta jovencita ha estado muriendo por conocerte, su padre está a cargo de nuestra distribución Europea.–Mel bateó sus pestañas a Steel Eyes, lo que para Mel significaba algo parecido, ella está

enamorada de ti.

–Hola–Steel Eyes sonrió mientras extendía su mano. Deslumbrada, la chica miró hacia abajo. –Está bien, puedes sacudirlo–Steel Eyes rió. –¿Cuál es tu nombre? Con una expresión congelada en su rostro y todavía sin respuesta, la chica solo se quedó mirando la mano. –Su nombre es Catherine–dijo Mel. –Bonsoir, Catherine. Página 124 de 319 Al−Anka2019

Catherine finalmente estrechó la mano de Steel Eyes. –Lo siento, creo que estoy en estado de shock–dijo con un fuerte acento francés.–No suelo ser tan estúpida...ni siquiera en inglés, generalmente. Encantada, Steel Eyes se concentró en su mirada. –Bebe algo, Cathérine, te calmará los nervios. Mel y yo tenemos que saludar a algunas personas, pero ¿qué tal si hablamos después? Cathérine negó con la cabeza. –No. No si todavía soy tan estúpida. Steel Eyes rió más fuerte esta vez y luego tocó el brazo de Cathérine.−No te vayas, ¿sí? Sin palabras, Cathérine asintió. Mel y Steel Eyes marcaron un camino en medio de productores discográficos, conocedores de la industria y celebridades francesas con la precisión de un cuchillo de sushi, luego se separaron para trabajarlos en grupos. Rich y JJ ya habían escapado de allí, y Mel no se quedó atrás. Los tres estaban decididos a probar los clubes nocturnos privados detrás de los Campos Elíseos. Steel Eyes acompañó a Mel hasta la puerta cuando ella se fue. –Me voy a encontrar con los chicos. ¿Estás bien sola? –Claro, Mel. Te veo mañana.–Se volvió y encontró a Cathérine en la multitud. Con la altura de sus botas bajo sus largas piernas, era fácil para Steel Eyes examinar a la multitud. Echó un vistazo a la habitación dos veces, luego miró con más fuerza, a punto de darse por vencida antes de descubrir la solitaria silueta de Cathérine en la terraza. Cuando Steel Eyes cruzó la habitación, consiguió dos chupitos de Absolut Vodka en el bar. –Jean Claude–le susurró en francés a su guardaespaldas,–por favor, que nadie nos moleste en la terraza. –Oui, jefa.–Rubio y construido como un infante de marina, Jean Claude emitió un aura de intimidación. Nadie se acercó a Steel Eyes a menos que los dejara. Abrió la puerta de la galería de piedra de principios del siglo XX, y Steel Eyes se paseó por ella.

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Catherine se volvió cuando oyó que se abría la puerta y se miraron a los ojos. –Aquí, este es para ti–dijo Steel Eyes, entregándole el vaso de vodka. –Merci, Steeleyez. Santé. A Steel Eyes le encantó el sonido de su nombre con fuerte acento francés; toda una palabra, el énfasis en la palabra ojos. Steeleyez. –Salud–respondió ella. Chocaron vasos y tomaron sus tragos, reaccionando con las caras contorsionadas de dos personas que claramente no estaban acostumbradas a hacer esto. Steel Eyes colocó los vasos vacíos sobre una mesa y luego se unió a Cathérine, que estaba apoyada en la barandilla. –Magnífico–dijo Steel Eyes mientras observaba la Ciudad de la Luz.−El erotismo de París inspira a mi alma. Cathérine sonrió y la miró.–Así es exactamente como me siento cuando escucho tu música, Steeleyez. Por cierto, estoy tan avergonzada de cómo actué antes. –No te preocupes por eso. Muchas personas se ponen así cuando se encuentran conmigo y... ¿quieres saber un pequeño secreto, Cathérine? Cathérine se rió entre dientes.–¿Un secreto Steeleyez? Por supuesto. –El secreto es...Todavía no entiendo por qué la gente se congela a mi alrededor. Solo soy una guitarrista. Reconozcámoslo, no es como si hubiera curado el cáncer o hubiera salvado a todas las mascotas sin hogar del mundo. –No te vendas barato, Steeleyez. Inspiras a la gente a hacer esas mismas cosas; me has inspirado –Asintió enfáticamente.–Oui, es verdad. Y donas a causas animales de todo el mundo—Lo leí en la revista Paris

Match.

–Gracias, es muy amable de su parte decirlo. Silenciosas, miraron hacia los Campos Elíseos iluminados de ámbar. –Entonces, Cathérine, ¿qué haces aquí en París? –Soy barman en Agitée. En inglés, esto significa, um, "incansable"... escrito en femenino porque es un bar de mujeres. Página 126 de 319 Al−Anka2019

–Agitée–repitió Steel Eyes. Habló en voz baja.–¿Eres Agitée, Cathérine? Cathérine se volvió para mirar a Steel Eyes, y la brisa barrió sus dramáticos flequillos negros sobre sus ojos azul violeta. En el instante en que estuvieron solas en la terraza, Steel Eyes estaba a punto de romper la regla más grande y más malvada de todos—llevar a alguien a casa como Steel Eyes. Esto sería sólo la segunda vez en tres giras mundiales que lo había hecho. Pero sabía que si no tenía a esta chica, ahora, en este momento, temía que no pudiera sobrevivir a su soledad, su conexión directa con Cathérine era urgente, e incluso si solo fuera por una noche, necesitaba desesperadamente seguir sintiendo lo que fuera. Steel Eyes no esperaba esto. Normalmente, si quería compañía femenina, lo haría como Kenna Waverly; sólo una chica que pasó a conectarse con otra chica. Luego estaban los clubes de striptease—las íntimas danzas con el aliento caliente de Alice sobre su cuello mientras se sentaba a horcajadas sobre Kenna, queriendo que ella también, donde por un instante, Kenna podía saborear ese animal apasionado—su propio corazón. Siempre pagando el triple de lo que piden, siempre aceptando la ingeniosa realidad de su ilusión engañosa, siempre respetando el toque fracturado y las mujeres que se lo sirvieron, una canción a la vez; a veces incluso a una canción de Steel Eyes. Pero Cathérine salió de la nada, y había hecho reír a Steel Eyes con su actitud sin pretensiones, autocrítica y cálido ingenio. Por lo general, cuando conocía a mujeres como Kenna Waverly, les decía que era técnica musical para Banda Steel Eyes y que solo estaría en la ciudad por unos días. En caso de que las cosas se complicaran. Las mujeres la presionaron para conseguir información personal de Steel Eyes e incluso presentaciones. El hecho de que su atención estaba tan centrada en un personaje mítico cuando el original estaba en su cama resultó ser menos sincero de lo que podía soportar, por lo que les dijo que las mentiras eran convenientes. Kenna nunca había guardado ni siquiera uno de esos números de teléfono de los voyeurs de rock. Esas experiencias la dejaron más vacía que las strippers. Al menos las bailarinas de regazo eran honestas sobre quiénes no eran, y raramente honestas sobre su propia atracción por un cliente. A excepción de Alice,—cuyo aliento caliente le gustaba sentir en su cuello

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durante días después de sus encuentros. Sabía que Alice no era su verdadero nombre. Alice quería a Kenna, la atraía con cada movimiento prohibido en el club de striptease. "Se supone que no debo hacer esto" Alice susurraba, cada vez. Luego realizaría un nuevo acto de seducción sobre Kenna, simulando cómo sería el sexo con ella si Kenna simplemente lo dejara pasar, burlándose de Kenna implacablemente hasta que finalmente Kenna se acercó a ella y le dio a Alice lo que quería. Kenna atesoró cómo el delgado y musculoso trasero de Alice se sentía en su agarre cuando Alice se sentaba a horcajadas sobre ella y presionaba su pecho desnudo y redondo contra la boca de Kenna. Sin palabras, rechinando, con aliento caliente e irregular en el cuello de Kenna, Alice supo cómo ganar. Entonces Alice se movería para el tiro mortal con solo dos palabras. "Tócame". Todas las chicas que Kenna había tocado querían que lo hiciera de nuevo. Los hombres fueron expulsados tan solo cuando sus manos dejaban su lecho. Tan oscura como la sala VIP, Alice y Kenna todavía se miraban a los ojos cuando Alice estaba de rodillas mirando hacia arriba, presionando sus labios contra el muslo de Kenna. Lo que Kenna realmente quería estaba prohibido...pero fantaseaba con ello de todos modos—la única vez en la que casi se habían besado. A veces Kenna solo tenía que tenerla. Aun así, no permitiría que fuera más allá del club de striptease. En esos momentos, arrojó un centenar adicional sobre la mesa y se fue. Alice era la única que podía hacer que Kenna sintiera algo, y las dos lo sabían. Pero esto era totalmente diferente. Para Steel Eyes, la sensualidad de Cathérine se sentía como una ráfaga de calor cada vez que sus ojos se encontraban. Se inclinó hacia adelante y suavemente acarició el flequillo de Cathérine. En ese momento, podía imaginarse sus labios encontrándose, chisporroteando en la forma en que sus dedos derritieron las cuerdas de una guitarra española cuando tocaba una samba brasileña en la oscuridad. Cathérine se inclinó más cerca. –¿Y si fuera Agitée, Steeleyez? Página 128 de 319 Al−Anka2019

–Entonces preguntaría si arruinaría tu imagen de mí si saliera del personaje. Ella sacudió su cabeza. –Realmente quiero besarte, pero por razones obvias no puedo hacer eso aquí. ¿Te gustaría pasar algo de tiempo conmigo en el ático? está tranquilo allí, y podemos estar solas. Tu decisión, sin presión. Cathérine asintió. –Entraré primero y subiré las escaleras. Espera unos minutos, y luego ve a Jean Claude, ese hombre que está dentro de la puerta. Él te acompañará allí. –Bueno.

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Capítulo Diecisiete Diez minutos después, Jean Claude golpeó la puerta del ático y Steel Eyes la abrió. –Merci, Jean Claude–dijo Steel Eyes mientras disfrutaba de la mirada sensual de Cathérine. Jean Claude asintió, dejando a Cathérine en la puerta. –Por favor entra. Steel Eyes observó a Cathérine cruzar el umbral y mirar lentamente el ático con el telón de fondo de trescientos sesenta grados de París que la miraba fijamente. –Tienes razón. Es muy tranquilo aquí. –Es aún más silencioso después de que estuviste en el escenario rockeando frente a miles de fanáticos que gritaban–Steel Eyes les sirvió a cada una un trago de vodka y regresó a Cathérine, que había vagado hacia la orilla de ventanas largas y estrechas frente a la deslumbrante vista de la Place de l'Étoile—"La Estrella." Ya sea que los doce rayos de las calles comenzaran o terminaran en el centro de la estrella, el Arco del Triunfo brillaba en su centro. –Me encanta tu vista–dijo Cathérine mientras tomaba el vaso. –Hay muchas de ellas. Elige tu opción. Al otro lado del Sena estaba la iluminada Torre Eiffel. Hacia el este, los techos resplandecientes de la Ópera, la Madeleine y Les Invalides. Ambas se bebieron el trago y pusieron los vasos sobre la mesa. –Hay tanto aquí que me gustaría mostrarte, Steeleyez. –Muéstrame, Cathérine.

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Steel Eyes giró a Cathérine para mirarla, miró a los ojos violetas y se inclinó hacia un beso prolongado y hambriento. La llama de exploración encendida por el encuentro de sus labios migró a sus manos, luego se irradió a través de sus cuerpos en un abrazo completo. Ese primer beso duró para siempre y terminó demasiado pronto. Cathérine dejó de besar el cuello de Steel Eyes lo suficiente como para preguntar:–¿Cómo funciona esto? ¿Te quito la máscara? –¿Quieres?–Susurró Steel Eyes en su oído. Con la respiración entrecortada, Cathérine se dobló bajo el aliento caliente de Steel Eyes en su cuello.–No estaba preparada para eso... ¿es una pregunta capciosa? –No. –Así que si digo que sí, ¿entonces, puedo quitarte la máscara? –Exactamente. Cathérine trazó sensualmente los labios de Steel Eyes con sus dedos, acariciando sus delgados pómulos. Suavemente, le quitó la dura máscara de escenario solo para encontrar debajo la máscara debajo. –¿Puedo eliminar esa también? –No. Los besos se intensificaron, su respiración era dura e irregular, Cathérine se retiró un poco y habló mientras lo pensaba. –¿Puedo hacer el amor con tu cuerpo, pero no con tu cara? –Todavía puedes seductoramente.

mirarme

a

los

ojos–Steel

Eyes

sonrió

Dimensionando la estrella de rock, Cathérine se demoró en su mirada.–De hecho, es un poco cursi, y Dios conoce un mundo mejor que nuestro apretón de manos. Steel Eyes atenuó las luces, se puso al hechicero Astrud Gilberto cantando a la bossa nova brasileña en portugués e inglés, luego tomó la mano de Cathérine y la condujo al dormitorio. Cathérine se dirigió a otro banco de ventanas para tener una perspectiva diferente del paisaje nocturno de París. –Nunca imaginaría Página 131 de 319 Al−Anka2019

que fueras del tipo de música suave, Steeleyez. Después de todo, eres una estrella de rock. –Hay muchas cosas que nadie se imaginaría jamás sobre mí, Cathérine.–Envolvió a la sensualmente francesa y dio un paso más cerca de la revelación carnal que la liberaría, que sofocaría sus demonios—que, al final, la inspiraría a tocar. Aunque seguía siendo la mujer que todos querían conocer, pero nunca lo harían, al menos por un tiempo, alguien la conocería,—toda ella. Por poco tiempo, podría fingir estar enamorada; tal vez incluso podría enamorarse. De pie detrás de Cathérine, respiró el aroma de la mujer de Chanel, sus labios tocaron la nuca de Cathérine, sin besarla, sin dejar de besarla, Cathérine se adelantó, deslizó sus manos sobre las caderas de Steel Eyes y presionó contra su intensidad. Se inclinaron por la "Meditación" de Astrud—la guitarra y los amantes de la voz perfecta; los violines, la cama en la que hacían el amor. Cathérine susurró:–Chérie, antes de entregarme a ti, necesito saber, ¿tienes novia... o tal vez varias? Steel Eyes se rió entre dientes y respondió suavemente al oído:–No, y ninguna. –¿De verdad?–Exhaló Cathérine, presionando su cuello en los labios de Steel Eyes. Steel Eyes se detuvo con sus brazos alrededor de Cathérine mientras contemplaban en silencio la espléndida vista, Cathérine recostándose contra ella. –Lo sé... soy muy buen partido, es difícil creer que estoy soltera−bromeó Steel Eyes. –¿Por qué quieres saber? Cathérine lanzó un suspiro.–Bueno, ya veremos cómo van las cosas...pero tal vez quiera postularme para el puesto...o todas las posiciones. –Cuidado, me gustan muchas posiciones.–Steel Eyes giró a Cathérine para mirarla, la barrió, y mientras se besaban con fuerza, Steel Eyes la acarició tiernamente con sus manos expertas. El calor de la piel lechosa de Cathérine en sus dedos mientras se desabrochaba el vestido hizo que Steel Eyes se estremeciera con un anhelo enterrado. Cathérine lo dejó caer al suelo y salió de él, su correa era la única barrera para su desnudez. Steel Eyes la bajó a la cama, luego Página 132 de 319 Al−Anka2019

se tomó su tiempo para desvestirse en los rayos inclinados de la luna mientras se tambaleaban a través de los viejos paneles de vidrio. Cathérine se quedó sin aliento cuando la estrella de rock deslizó su cuerpo desnudo sobre ella, su alquimia hirviendo como un elixir listo para beber. Los senos más pequeños de Cathérine empujaron los redondos más grandes de Steel Eyes. –Oh Dios, eres hermosa. Debes actuar desnuda. –Estoy a punto de hacerlo. Steel Eyes acarició los costados de las caderas de Cathérine, ligeramente al principio, luego agarró a la otra mujer y la apretó con fuerza contra su propio cuerpo, como si Cathérine fuera la guitarra y la nota que la empujaría a través de la Puerta Transcendente. –Siento que estoy soñando.–Acarició el espeso cabello de Steel Eyes. Cathérine gimió y arqueó su espalda en una ofrenda de sacrificio al altar de la diosa del rock mientras Steel Eyes besaba sus pechos y su estómago; Steel Eyes se burló de ella con su boca, luego con la curva de sus cuerpos cuando su calor se conectó. –Tus manos son magníficas–susurró Cathérine mientras Steel Eyes se deslizaba dentro de ella.–Tómame, Steeleyez. Ella hizo. En el mundo, Steel Eyes era inalcanzable, intocable. Pero aquí, desnuda, excepto por la máscara y el jazz brasileño, cada célula de su cuerpo ansiaba a esta chica. Aquí y ahora, ansiaba el toque de Cathérine. Steel Eyes metió la mano en el cajón de la mesita de noche, sacó una pequeña bolsa de juguetes y la puso sobre la cama. Sonrió a Cathérine y abrió la bolsa.–Puede haber algo aquí que quieras. Cathérine rodó sobre Steel Eyes y la besó por todas partes, persistentes y deliciosos besos que transportaban a la rockera a alturas de las que ahora solo escribía sobre éxitos y recordaba vagamente, a alturas que no había experimentado en mucho tiempo. Demasiado tiempo. Justo cuando Steel Eyes pensó que Cathérine había avanzado, volvía a los lugares en los que la mujer de la máscara había respondido más. Su cálida y talentosa boca preparó Steel Eyes hasta que se rindió a ella, y Página 133 de 319 Al−Anka2019

luego se rindió a ella de nuevo. Cathérine sacó el strap–on de la bolsa que Steel Eyes había colocado sobre la cama. –Me muero de hambre por ti–respiró Steel Eyes cuando Cathérine se movió entre sus piernas. Cathérine le ordenó, primero con su mirada violeta.–Amárrame a cada grieta dentro de ti Steeleyez. ¡Hazlo! Steel Eyes sacó a Cathérine dentro de ella. Brillantes gotas de sudor gotearon por el escote de Steel Eyes. Con cada aliento fragmentado, sucumbía más profundamente a la voluntad de Cathérine, hasta que, sin aliento, no tenía voluntad propia. –Cathérine...–Steel Eyes expulsó el nombre del aliento de su aliento mientras escapaba la última gota de su anhelo. Desgastadas, yacieron tranquilas, abrazadas, Cathérine acariciando el pelo largo, luego las manos nervudas que la habían destrozado hasta muy tarde en la noche. –Cierra los ojos–dijo Steel Eyes suavemente.–¿Están cerrados? –Oui, Chérie. Steel Eyes se quitó silenciosamente su máscara debajo del santuario de la oscuridad, tomó la mano de Cathérine, y después de besarla, la colocó suavemente en su mejilla. Ansiaba la sensación de esta mujer tocando su parte más íntima—su rostro. Cathérine contuvo el aliento en el instante en que su mano tocó la piel de Steel Eyes, y Steel Eyes inhaló el aroma del abandono. –Mantén los ojos cerrados, Cathérine. Quieres saber cómo me veo; deja que tus manos te lo muestren. Cathérine trazó sus rasgos con tanta delicadeza que una lágrima inadvertida escapó de unos Steel Eyes completamente desnudos. Que un amante le tocara la cara y la cara de Steel Eyes no tenía precedentes. –Tu es si belle. –Lo siento, no entiendo. –Dije, eres tan hermosa.

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–Cómo lo eres tú. Ojalá pudiéramos quedarnos así, luego salir a desayunar a un café... pasear por el Sena...tomarnos de las manos en el Marais. Odio que la noche nos abandone. Lo odio. –Diría Oui a esa cita. ¿Qué te detiene? Steel Eyes suspiró.–Fama. –Es un gran precio a pagar, Steeleyez. –Oui, chérie, y el precio solo ha subido desde que nos conocimos.−Steel Eyes se deslizó la máscara debajo de la cara, rodó sobre Cathérine y la besó apasionadamente, grabando el momento en lo más profundo de su memoria. –¿Puedo preguntar si volveremos a vernos? –Si supieras cuánto quiero eso. Simplemente no sé cómo. ¿Me darías tu número de teléfono en caso de que pueda resolverlo? –Eso depende, Steeleyez. –¿De qué? –Si me estás pidiendo sólo para ser educada—ya sabes, para no herir mis sentimientos—entonces la respuesta es, absolutamente no. Sí, sin embargo, me estás preguntando De verdad, entonces OUI. Steel Eyes se acurrucó contra ella.–Estoy pidiéndolo De verdad. La voz de Cathérine se volvió ligera y juguetona.–¿Puedo tener un recuerdo de nuestra noche juntas? Steel Eyes apretó su mandíbula, su voz un poco tensa. –¿Qué tipo de recuerdo quieres? –Un último beso. La mandíbula de Steel Eyes se relajó y sonrió en la oscuridad.–¿No recordarás los otros cinco mil besos? –Sí, pero quiero recordar el próximo... por si acaso es el último. Cathérine se fue poco antes del amanecer. Steel Eyes cayó en el sueño más profundo que había tenido en años hasta que alguien llamó a su puerta unas horas más tarde. –Espere.–Se envolvió en una bata y se secó el sueño de sus ojos mientras caminaba hacia la puerta. Página 135 de 319 Al−Anka2019

Hunt irrumpió. –¡Estás fuera de tu puta mente! –¿De qué estás hablando? –¿Trajiste a una chica aquí? ¿Cómo Steel Eyes? tuyo.

–No estoy discutiendo eso contigo–dijo en voz baja. –No es asunto –Es exactamente mi asunto, y también es asunto tuyo.

–Cálmate. Es más saludable que aniquilar mi soledad con alcohol o drogas. –Si quisieras compañía, podríamos haber arreglado algo para ti como Kenna Waverly, pero ciertamente no como Steel Eyes. ¿Qué estabas pensando, Wave? Kenna bostezó.–Estaba pensando, "Oh, debería hacer esto para que Hunter pueda hacer de mi vida un infierno." En cuanto al arreglo, sabes que solo me deja vacía. Esta chica era diferente. –¿Oh? –No tenía intención de estar con nadie, pero cuando conocí a Cathérine en la fiesta, sentí algo. De hecho sentí algo. Había una conexión real, aunque sólo fuera por una noche. Hunt, no he sentido esa conexión en mucho tiempo. Sabes cuánto tiempo. No desde Alex. Una noche con esta chica fue toda una vida en comparación con los seis meses que salí con Brooke en L.A. –Vas en serio. –Sí, lo hago–Kenna se pasó las manos por el pelo. El aroma de Cathérine estaba sobre ella. Colgaba de su piel como la suya.–Voy a ducharme ahora, tomar un café y usar mi día libre para caminar a lo largo del Sena y pensar ...sola. –Bien–dijo Hunt.–Solo estoy tratando de protegerte. Es lo que hacen los hermanos. –Lo sé, y te amo por eso, Hunt. Pero esta vez, es mi decisión. Kenna regresó a su habitación y lavó el color falso de su cabello hasta que su color natural ceniza apareció. Antes de irse por el día, hizo una entrada en su diario de ruta. Me enamoraré de ti y seré tu inspiración

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Puedes enamorarte de mí y ser mi salvación A través de la noche En la ciudad de la luz Por esas pocas horas preciosas Eras el amor de mi vida. Tal vez nunca sepamos Pero apostaría a ganar Que ambos fuimos a algún lugar Nunca hemos estado.

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Capítulo Dieciocho Más tarde ese mismo día, Kenna estaba acostada en la cama fumando un cigarrillo, mirando al techo cuando Mel llamó a su puerta usando su toque secreto. –Adelante, Mel. –¿Dónde has estado todo el día, hermanita? –Caminando. Pensando. Empecé en el cementerio Père Lachaise para presentar mis respetos a Jim Morrison, luego pasé el resto del tiempo caminando por el Sena, pensando en cierta chica. –Escuché que tuviste compañía anoche. –Yo sí. ¿Cómo lo descubriste? –Pensé que a Hunt se le iba a reventar un vaso sanguíneo en su cabeza cuando me lo dijo. –Sí, bueno, ella lo valió. –No lo dices. Hmm, nunca te había oído decir eso antes. Kenna miró a Melanie, cuya sonrisa estaba a punto de romperse. –¿Qué, Mel? –Me alegro de que hayas preguntado–dijo mientras se dejaba caer en la cama junto a Kenna.–Conocí al tipo más dulce anoche...Michel. Él no tiene idea de quién soy. Me compró café y un pastel en uno de esos lindos cafés de la margen izquierda. ¡Café y un pastel! No puedo recordar la última vez que un tipo me compró un danés, o cómo demonios los llamen aquí. Te diré, golpearon a las groupies de LA que intentan impresionarme con esos elegantes restaurantes y líneas de cocaína. Kenna se rió.–Estás actuando como una adolescente. Página 138 de 319 Al−Anka2019

–Me siento como una. Creo que voy a utilizar el día libre antes de irnos de París para verlo en el camino de la puerta. –Te das cuenta de que París no es una tienda, ¿verdad? –Me gusta este chico. Él no sabe nada sobre nuestro mundo. Ha pasado tanto tiempo desde que no tuve que cuestionar los motivos de un chico. Me gusta ser querida por mí misma. Hoy pensé en ti y que nadie sabía quién eres realmente hace que tu vida sea más real. Kenna golpeó suavemente a Mel en las costillas. –Sí, pero obtienes todos los beneficios. –Pensé que no te importaban esas cosas. Kenna suspiró. –No lo hacen. –Entonces, ¿vas a contarme sobre la chica? Ella debe ser única en su especie sí estuvo dispuesta a correr ese gran riesgo. –Cathérine. Nos presentó. –¿No? ¿La sexy y tímida chica francesa? Bueno, estaré condenada, ¿cómo ocurrió eso? –Exactamente como se suponía– Kenna sonrió. –Quise pegarme como una loca a ella cuando se marchó. –¿De verdad?– Mel estaba intrigada. –¿Quién eres y qué has hecho con mi hermanita? Esto no es como tú... en absoluto. –Dímelo a mí. Me recordó todo lo que aparentemente he olvidado; lo que se siente reírse con alguien, adorarles y sentirse adorada; como era con Alex. –¿Te das cuenta de que es la primera vez que comparas a alguien con Alex? –Las comparo a todas con Alex. Cathérine es solo la primera en establecer un nuevo estándar. –Jesús, estás en problemas, chica. –Si la encuentro esta noche, me temo que tienes razón. –Será mejor que pienses en esto, Steely. Lo digo en serio. Kenna entendió completamente el uso poco sutil de Mel de su alias.−No te preocupes, Mel, lo haré. ¿Dónde han estado JJ y Rich todo el Página 139 de 319 Al−Anka2019

día? No he tenido noticias de ellos desde antes de que se fueran a la fiesta VIP anoche. –Cuando los vi por última vez, estaban festejando en su suite con un montón de gente, en su mayoría chicas calientes. Kenna se burló. –Me alegro de que estén pasando un buen rato, pero ¿por qué está bien que las estrellas de rock se prostituyan mientras nos destrozarían si hiciéramos eso? –Lo sé. Es tan injusto. Pero la gente espera que las estrellas de rock masculinas sean perros. Y como no hay muchas rockeras, creo que la gente no sabe qué hacer con nosotras. Kenna pensó en Cathérine y suspiró.–¿Entonces qué vas a hacer esta noche? Sena.

–Tengo una cita con Michel. Me lleva en un crucero en barco por el –Romántico. –¿Qué vas a hacer?

–Creo que Kenna Waverly va a visitar el bar donde trabaja Cathérine. Necesito ver si hay una conexión real o si tengo que dejarlo ir; te envidio en este momento. Puedes irte con Michel, y ni siquiera puedo ser yo con nadie más que tú, los chicos y Hunter. Mel colocó su muñeca en la frente de Kenna. –¿Qué estás haciendo?–Dijo Kenna. –Asegúrame de no tener que llamar a un médico para combatir la fiebre. –Oh... tengo fiebre, de acuerdo. Pero la única cura para esto podría estar más allá de mi alcance. –Hermanita, te quiero feliz. Ve por la chica. Ve por la chica. Kenna sonrió.–La extremidad a la que me he aferrado podría romperse si no lo hago, Mel. –Lo sé–Mel dijo en voz baja. –Sabes que te entiendo...te entiendo. –Siempre lo has hecho. Página 140 de 319 Al−Anka2019

Dos horas más tarde, despojada de Steel Eyes, Kenna salió del hotel; su largo cabello color ceniza, desprovisto de destellos y color falso, fue recogido en una cola de caballo. Vestía jeans ajustados, botas de color camello, un jersey de cachemira crudo Harrods of London con cuello en V y una chaqueta de cuero ligeramente destartalada. Sus ojos estaban grises otra vez, no el cerúleo con el que Cathérine la había mirado fijamente durante su furioso clímax final. Kenna había buscado la dirección del bar de chicas homosexuales llamado Agitée. Al pasar frente a la parada de taxis frente al Hotel Louis XIV, tomó nota de las tiendas de lujo en su camino hacia el metro. Entró en la estación de metro más cercana como cualquier otro parisino fuera de la noche. Se sintió bien ser alguien en lugar de un personaje. Se detuvo en uno de los túneles del metro para escuchar a un guitarrista, colocando el equivalente a cien dólares en francos en su estuche de guitarra entre las monedas. –¡Merci beaucoup, madame!–Dijo el músico. La puerta del tren de Metro se cerró detrás de ella, y tomó asiento. Vio a los adolescentes frente a ella e intercambiar miradas amorosas. El flujo y reflujo de los parisinos, que iban y venían, se hizo rítmico en la segunda parada. Le gustaba el rastro visual de los grandes anuncios mientras se alejaban a toda velocidad detrás de ella.

Oslo, Estocolmo, Ámsterdam, Amberes, Berlín, Zúrich, Milán, Barcelona, Niza, Roma, Río y Buenos Aires, Sao Paulo... pensó. ¿Cuán diferente sería mi vida con Cathérine esperándome después de cada show? Con toda la riqueza de Steel Eyes, aún no podía permitirse el lujo de pensarlo.

¿Realmente es tanto pedir, encontrar el amor, ser feliz, querer? Su reclamo de Steel Eyes nació del desamor que Alex le había causado. Sería apropiado si ser Steel Eyes le permitiera conocer a la mujer adecuada. De alguna manera, sintió que había sido robada por su talento extremo. Por otra parte, la había convertido en lo que era, y si Alex nunca hubiera sucedido, nunca podría haber encontrado su verdadero yo. Por eso siempre le estaría agradecida.

La vida es una especie de experimento loco, concluyó al salir a la

Avenue de l'Opéra. Leyendo sus instrucciones en francés mientras Página 141 de 319 Al−Anka2019

caminaba por la avenida, no sabía por qué no le había dicho a Cathérine que hablaba francés con fluidez.

Demasiados compartimentos, pensó ella. Kenna Waverly, Steel Eyes, Mossad... mierda. Vio el pequeño letrero de neón azul a su derecha cuando giró hacia la estrecha y casi antigua calle de adoquines. Incluso en el frío húmedo de la tarde, sus palmas se sentían sudorosas, su cuerpo apretado. De pie allí, se dio cuenta de que no había estado nerviosa por una mujer en tanto tiempo que había olvidado lo que se sentía. Esta era la primera vez desde Alex.

Deja de cuestionarte a ti misma. ¡Entra ahí ahora mismo! Antes de que pudiera retroceder, abrió la puerta y bajó los escalones hacia la cálida barra con poca luz. Un bar que un par de cientos de años antes era probablemente una bodega, ahora atendía a una multitud de un tamaño decente. A la izquierda, más allá del arco de piedra, vio una pequeña habitación con algunas mesas y una pequeña pista de baile. Enclaves íntimos de mujeres sentadas alrededor de mesas y charlaban sociables en la sala principal. Kenna vio un taburete abierto y se apretó. Cathérine estaba despejando una mesa cuando la vio, y Kenna la observó cuando caminaba detrás de la barra, probando cada movimiento con los ojos. Un camarero la sobresaltó. –Qu'est–ce que vous voulez boire?– Preguntó el barman. Kenna le ordenó Perrier en francés, en su voz real. Durante los siguientes treinta minutos, usó su destreza táctica para cruzarse con la chica que había venido a ver. Cathérine fue cordial con todos y abiertamente perseguida por chicas jóvenes y adorables. De vez en cuando, hacía contacto visual con Kenna. El contacto visual pronto se hizo más frecuente, durando más cada vez.

Maldita sea, ¿está coqueteando conmigo? ¿Steel Eyes era desechable para ella? Con el corazón encogido, cogió su Perrier y entró en la pequeña habitación con la pista de baile, donde se sentó en una mesa vacía, mientras la mayoría de los clientes permanecían en la otra habitación, vio

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a una pareja mayor bailar lentamente, preguntándose si alguna vez podría darse el lujo de envejecer con alguien. Cathérine entró en la habitación y sus penetrantes ojos color violeta se fijaron en los de Kenna mientras se acercaba a ella. En francés, Cathérine le preguntó si ella vivía en el vecindario. En la voz desconocida para Cathérine, Kenna le respondió en perfecto francés.−No, estoy aquí de visita. ¿Por qué preguntas? –Me pareces familiar, pero no puedo ubicarte−respondió Cathérine.−¿Cómo llegaste a encontrar nuestro pequeño y pintoresco bar? días.

–Una chica que conocí me lo contó. Solo estoy en París por unos –Bueno, París es una gran ciudad con muchas cosas que hacer.

Kenna decidió ponerla a prueba. –¿Quizás puedas mostrarme todo o cenar conmigo? Cathérine sonrió con una mirada soñadora y distante en sus ojos. –Tentador, pero me temo que mi mente está en otra persona. –¿Tu novia? –No estoy segura de lo que es ella.–El tono de Cathérine era inexpresivo. Kenna esperaba que esa mirada perteneciera a Steel Eyes. Tomó hasta el último pedacito de su auto–control para no alcanzar y agarrar Cathérine. Pero se recordó a sí misma que hacerlo como Kenna podría posiblemente aterrizar en la cárcel por agredir a un "extraño". –¿Estás segura de que nunca nos hemos visto?–Preguntó Cathérine. –Tal vez en otra vida– dijo Kenna. –No. Estoy bastante segura de que sería en esta...Solo puedo seguirla una vida a la vez. Kenna se rió. –Suerte que tienes.–Yo podría amar a esta chica. Cathérine se acercó a la cara de Kenna con una servilleta.–Tienes una mancha de suciedad en la cara. ¿Puedo? Página 143 de 319 Al−Anka2019

Antes de que Kenna pudiera responder, Cathérine le frotaba suavemente la mejilla con la servilleta. Se detuvo abruptamente cuando tocó el pómulo de Kenna y le miró fijamente a los ojos... sus ojos grises. –Ahí. Fue un placer conocerte... ¿Cuál es tu nombre, de todos modos? –Kenna. ¿Cuál es el tuyo? –Marie. Kenna se congeló. ¿Qué?−Casi tartamudeó cuando dijo:–Encantada de conocerte también, Marie. Kenna caminó enérgicamente hacia la Avenue de l'Opéra y llamó a un taxi. En cuestión de minutos estaba llamando a la puerta de Hunter. –Vamos, Wave. Me sorprende verte aquí. Pensé que habías salido esta noche. –Yo lo hice. Pero regresé porque necesitamos información sobre alguien, ahora. –¿Quién? –No te va a gustar esto en absoluto. La chica con la que estuve anoche. Cuando Mel me la presentó, me dijeron que se llamaba Cathérine y que su padre está a cargo de nuestra distribución en Europa. –Ese sería André Bernard. Lo conozco. ¿Te acostaste con la hija de André? –Sí, pero ese no es el punto. Cathérine le dijo a Steel Eyes dónde trabaja en el bar, así que esta noche fui allí y la conocí como Kenna. –¿Cuál es el problema? No te reconoció, ¿verdad? –No estoy segura, Hunt. Pero eso no fue lo que me asustó. Se presentó como Marie. La chica tiene un alias. Hunt se rascó la cabeza y se levantó. Dio unos pasos silenciosos y la miró.–Llama al bar como Steel Eyes. Dile que quieres verla y que le enviarás un automóvil. Ve si puedes traerla aquí para que Jean Claude pueda registrar su apartamento. Mientras tanto, tendrás que entrar en personaje. –Estoy tan decepcionada... espero poder lograrlo. Página 144 de 319 Al−Anka2019

Kenna regresó a su habitación y quiso llorar. No saltes a conclusiones. Cuando se trataba de espionaje, Kenna era una roca, cuando se trataba de mujeres, no tanto. Marcó el número a Agitée y pidió Cathérine en inglés. –Un momento–dijo la chica que respondió. –Sí, Steeleyez–susurró Cathérine cuando recogió. –¿Cómo supiste que era yo? –Porque contigo, yo soy Cathérine. Para el resto del mundo, soy Marie. –¿Qué? ¿Por qué? –Uno pensaría que no tendría que explicarle una identidad separada a ti de todas las personas. Pero no es un misterio. Mi nombre es Marie Cathérine y todos me llaman Marie. Contigo, solo quería ser Cathérine. Steel Eyes se rió.–Tienes razón, puedo entender eso perfectamente, ¿hay alguna posibilidad de verte esta noche ... ahora? –Pensé que nunca preguntarías. –Enviaré un auto para que te recoja. –Quiero irme a casa y cambiarme de ropa. Cathérine le dio a Steel Eyes la dirección y le dijo que estaría lista en una hora. Tan pronto como colgó, fue a la habitación de Hunt. –Acabo de colgar de hablar con André–dijo. –Le dije que Steel Eyes quería enviarle algo a su hija, pero necesitaba su nombre y dirección. Es Marie Cathérine. –Lo siento, Hunt, falsa alarma. –Con lo que hemos visto, Wave, la sospecha es nuestra salvavidas. –Te das cuenta de que eres tú, no yo, quien invitó a una chica a casa con Steel Eyes esta noche, ¿verdad? –Sí, lo hago. Después de esta noche estamos parejos, y ya terminaste de jugar con fuego. Página 145 de 319 Al−Anka2019

Se dio vuelta para salir de su suite, luego volvió a mirarlo. –No, Hunt, esta chica está por encender mi fuego. –¿Encender mi fuego? ¿De verdad? ¿Estás canalizando las puertas? –Sí. Tuve una larga conversación con Jim Morrison hoy en el cementerio Père Lachaise. En su transición a Steel Eyes, Kenna tomó algunos atajos con su disfraz. Se estremeció ante la idea de otra noche con Cathérine. Usando su máscara inferior y contactos azules, roció el color temporal en su cabello, prescindió de los destellos y se vistió con vaqueros negros y un jersey de seda azul para sacar los ojos. El servicio a la habitación ya había puesto la mesa con elegante mantelería y comida. Camareros habían colocado cubiertos de plata que reflejaban el brillo de una docena de velas, sus cúpulas amplificando la luz de las velas. Con el resto de las luces apagadas en la habitación, las velas fueron las más brillantes entre ellas. Cuando sonó el timbre del ático, Steel Eyes contó hasta diez en el tiempo de cinco antes de contestar. –Bonsoir, Cathérine. Cathérine entró, su mirada sexy abarcaba la elegancia, las velas, el cuidado y el detalle que Steel Eyes había usado para crear el romance en el que ella había entrado. Dejó caer su bolso y su abrigo donde estaba y cerró el espacio entre ellas. –Cada aliento desde que me fui te ha pertenecido–dijo antes de plantar el beso de la década en los labios ardientes de Steel Eyes. Steel Eyes la atrajo hacia sí y se dejaron caer al suelo donde hicieron un amor exquisito, allí mismo, debajo de su suntuosa comida, la suave música brasileña impregnaba el aire, las velas brillaban y el panorama de París de trescientos sesenta grados las envolvía. Para cuando probaron la comida, estaba más fría que la botella sudada de champán que se balanceaba en el tibio cubo de hielo. No se molestaron en sentarse en la mesa mirándose a los ojos por la luz que quedaba de las velas que goteaban. En cambio, llevaron las velas y la comida al piso y se alimentaron entre sí. Sus suspiros y gemidos eran los de las amantes que sabían más de lo que nunca podrían explicar, a ellas mismas o a cualquier otra persona.

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Steel Eyes quería decirle a Cathérine que le quitara la máscara debajo de la cara, pero la sostuvo, condenada a mantener a Cathérine en el compartimento donde la había colocado. Si la hubiera conocido como Kenna Waverly, este conflicto no existiría. Por otra parte, la había conocido como Kenna, pero la actitud distante de Cathérine demostró cómo Steel Eyes ya había arruinado cualquier posibilidad para Kenna, un recordatorio más de cómo Steel Eyes solo podía ganar cuando perdía. Pidieron champán con fresas y crema batida fresca. A medianoche, con Paris mordisqueando a sus pies, se encontraron en la gran bañera de hidromasaje, bebiendo champán, alimentándose mutuamente las fresas bañadas en la crema. De lejos, la mejor parte para Steel Eyes era mirarse a los ojos a la luz de las velas, siempre poseyendo una parte de la otra. –Necesito preguntarte algo y quiero que seas brutalmente honesta conmigo, Cathérine. –Bueno. –¿Todavía quieres postularte para el puesto de novia? Los ojos de Cathérine se abrieron de par en par. –¿Qué quieres decir con eso? Recuerdo claramente que dije que tal vez quisiera postularme para el puesto. –Sé que debes pensar que hago esto con mujeres todo el tiempo, la verdad es que solo he hecho esto una vez, hace mucho tiempo durante mi primera gira, y eso fue solo una aventura de una noche. –¿Y soy una persona de dos noches? –No. –¿Por qué yo?– Preguntó Cathérine con el más mínimo tinte de arrogancia parisina. –Sinceramente, creo que podrías ser, podrías ser... la indicada. Y realmente quiero tener la oportunidad de descubrirlo. esto?

Cathérine acarició la cara de Steel Eyes y suspiró.–¿Cómo haríamos

–No lo sé. Si lo hacemos o no, realmente, realmente quiero saber lo que sientes por mí. No Steel Eyes. Yo. Puedes ser sincera, nena; mañana estaré en Berlín. Página 147 de 319 Al−Anka2019

Cathérine mojó una fresa en la crema y se la dio mientras la miraba a los ojos. –Me enamoro más de ti cada vez que respiro–Sonrió.–Pero tengo una pregunta importante. Y este es un factor decisivo. ¿Alguna vez te quitarías esa máscara? Steel Eyes se rió con fuerza. –Sí. ¡Con mucho gusto! –¿Cómo funcionaría? –Te pediría que mientras estoy de gira, vengas conmigo. –¿Cuándo te vería? Haces entrevistas, ocultas tu identidad. ¿Dónde encajaría en un mundo donde no puedo estar contigo cuando estás... en esto? Y de gira, ¿No eres siempre así? Quiero decir, ¿alguna vez sale como quienquiera que seas? Steel Eyes se calló dolorosamente hasta que Cathérine la besó. –Tienes razón. Lo siento. Todo lo que sentimos la una por la otra se destrozará pieza por pieza hasta que te sientas sola y miserable, nunca podría hacerte eso.–Steel Eyes suspiró con fuerza.–Quiero que sepas... si alguna vez tuviera la oportunidad, me enamoraría de ti. Cathérine la besó exactamente de la misma manera que Steel Eyes quería besarle y luego salió de la bañera. Se puso la bata de felpa y levantó una toalla para Steel Eyes, la envolvió alrededor de ella, la abrazó e inhaló la fantasía de una noche más, por última vez. Desnudas, se deslizaron entre las sábanas de la gran cama caliente y llenaron cada precioso segundo que habían dejado, declarando apasionadamente todos los momentos en el tiempo que se detenían, solo para ellas. Cuando se despidieron, todo lo que quedó de Cathérine fue el conmovedor aroma de Chanel y otra canción exitosa: –Si alguna vez tuve la oportunidad (me enamoraría de ti). Si alguna vez tuve la oportunidad, Me enamoraría de ti, En la ciudad de la luz Si sólo por una noche Fueras el amor de mi vida. Toda la noche En la ciudad de la luz Te enamoraste de mí también.

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En el momento en que nos conocimos Sabía Siempre te recordaría. Si alguna vez tengo la oportunidad Es verdad Me encantaría enamorarme Contigo.

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Capítulo Diecinueve Cansados de casi un año en la carretera, tocando audiencias cuyos idiomas no podían hablar, la banda pasó por la aduana en JFK en Nueva York. En el trayecto en limusina a Central Park South, Banda Steel Eyes menos Steel Eyes disfrutó de la privacidad para hablar sobre el final de su recorrido. –Se siente bien estar de vuelta en Estados Unidos–dijo JJ a Rich. –Estoy contigo, hermano. No puedo esperar para tocar nuestro último show e irme a casa. Después de la noche de espagueti en la casa costera de Kenna, voy a coger el vuelo contigo de vuelta a los Ángeles. –¿Qué hay en la agenda, Hunt?–Preguntó Mel. – Kenna ya está en la Suite Plaza. Creo que deberían estar instalados y descansar. Mañana va a ser agitado. Habrá montañas de prensa, así que cuenten con fotos y entrevistas, luego tendrán que ir al Jardín para la prueba de sonido y el concierto. Me las arreglé para programar las entrevistas para la interfaz, así que después del concierto puedes salir, ir a comer y luego desplomarse... De verdad. –Oye, Hunt–comenzó JJ, –Estoy un poco contento de que Kenna no esté aquí. He estado un poco preocupado por ella desde Rio. No ha sido del todo ella misma. Hunt asintió. –Sí, me di cuenta de eso también. –Yo también–dijo Mel. –Todos estamos cansados,–dijo Rich–Y ella estaba así al final de nuestra última gira. Se recuperará una vez que tenga un mes libre. –Es cierto–dijo Hunt. Cuando la limusina se detuvo frente al Plaza Hotel, los paparazzi comenzaron a hacer clic en su camino hacia la próxima portada de la Página 150 de 319 Al−Anka2019

revista. First Hunt salió de entre los fanáticos que gritaban desde el otro lado de la calle, y Mel, Rich y JJ se detuvieron para saludarlos antes de que se precipitaran en el hotel. Justo a tiempo, el conserje los condujo a un ascensor privado para detenerse solo en el piso. Una vez arriba, la seguridad privada de Steel Eyes mantendría rigurosamente su privacidad.

u Kenna estaba al otro lado de la calle mirando el pandemonio entre los carruajes tirados por caballos dispuestos a llevar a los turistas a paseos románticos a través de Central Park. –¿Qué está pasando allí?–Le preguntó a una fanática. –¿Estás bromeando? –No. La chica hipster se burló. –¡Son Steel Eyes!–Dijo, poniendo los ojos en blanco. –Oh–respondió Kenna. Luego se fue y caminó una cuadra para comprar donas para la pandilla. –Lo siento, señorita, pero no puede usar ese ascensor–le dijo el conserje cuando entró en la Plaza. Ella mostró su identificación personal de seguridad de Banda Steel Eyes y montó el expreso en la suite. –¡Hey, chica!–JJ fue el primero en ver a Kenna entrar. Ellos se abrazaron. –¿Qué hay en la bolsa, Wave? –Todos tus favoritos... helado de chocolate, glaseado de arce, gelatina... –Ya has dicho suficiente, hermanita.–Mel metió la mano en la bolsa y se acercó con el donas en polvo. –¡Maldición, echo de menos estas cosas cuando estamos en el extranjero! –Yo también. Página 151 de 319 Al−Anka2019

–Somos tres. –Conmigo cuatro. –Estoy tan feliz de que hayan llegado a tiempo–comenzó a decir Kenna.–¿Cómo estuvo el vuelo? Rich se limpió la gelatina de su dona de la punta de la nariz.–Oh hombre, había groupies en todas partes cuando salimos de JFK. Kenna se rió. –Deberías haber estado en la multitud al otro lado de la calle desde aquí cuando tu limusina se detuvo. Tenemos algunos fanáticos locos. ¿Los oíste hacer el canto Steel Eyes? –No–dijo JJ. –Entramos al hotel solo unos segundos después de salir de la limusina. Pensé que los fanáticos solo cantaban en los conciertos. –No en Nueva York, J. –¿Estás bien, hermanita? –Estoy bien, Mel. ¿Por qué preguntas? Kenna vio que JJ miraba a Hunter.–Hunter, ¿quieres decirme qué está pasando? –Estamos todos un poco preocupados por ti. No has sido tú misma últimamente. –¿Verdad? Estoy cansada, pero estoy emocionada de presentar nuestro último concierto aquí en el Madison Square Garden. No puedo pensar en un mejor lugar para finalizar la gira. –Estás contenta de terminar el recorrido a una distancia manejable de tu casa en la costa de Jersey–bromeó JJ. –Eso también–dijo Kenna.–Honestamente, no puedo esperar para despertar sin este agotador calendario pendiente de nosotros. –Mira–Rich le dijo a JJ.–Te dije que ella estaría bien. Para el registro, estoy cansado también. Mel se rió entre dientes. –Siempre puedo contar con donas para ayudarme a llegar a la meta. –Yo también–dijo Kenna.–Y chicos, no empiecen de nuevo con las cosas "Somos tres. Conmigo cuatro" Página 152 de 319 Al−Anka2019

Hunt le guiñó un ojo a Kenna. –Bueno, ahora no tendremos que hacerlo.

u Alex corrió a abrir la puerta de su apartamento a tiempo para contestar el teléfono.–Hola. –Alex. –¿Sonja? Suenas terrible. ¿Estás bien? –No, parece que tengo un poco de gripe. No hay forma de que pueda hacer mi sesión de fotos mañana. –¿Quién se contagia la gripe en el verano? –Aparentemente, yo lo hago. Alex se sentó.–¿Quieres que intente reprogramarlo? –No, Alex. Es tuya.– Sonja tosió. –¿Cuál es el trabajo? –Steel Eyes. Es por la tapa de Rocklandia. –¿Steel Eyes? ¿Me estás tomando el pelo? –No. Mi desgracia es tu oportunidad. –¿Qué? No, Sonja, nunca podría hacer el trabajo que tu podrías hacer, no hay nada más grande que esto. –Fotografíala como la vez. Ya le dije a Rocklandia que estaba muy enferma. Has trabajado para ellos lo suficiente como para saber que aman tu trabajo, y conocen tu reputación de fotografiar con la música de Steel Eyes. La gira de Steel Eyes Flies termina después del concierto de mañana en la noche, así que piensa en ella como la sesión fotográfica de tu vida; tienes la exclusiva. –Me alegra que no haya presión.–Alex exhaló con fuerza, tratando de controlar su pulso acelerado.–¿De verdad crees que puedo hacer esto? Estoy tan nerviosa.

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–Alex, has estado fotografiado músicos de rock famosos durante años; eres conocida por eso. ¿Por qué Steel Eyes debería ser diferente?

Porque... ella es, pensó Alex.–Está bien. ¿A qué hora y qué necesito

saber?

Alex anotó toda la información, se duchó y tomó un taxi para llegar al estudio. Sus lentes tenían que estar impecables, y quería llegar a la mañana lista para la sesión de fotos. Después de la instalación, regresó a casa a tiempo para dormir bien, pero su adrenalina tenía otros planes, despertarla cada dos horas. La primera vez que despertó, yacía en la oscuridad, recordando cuando había ayudado a Sonja en su sesión de Steel Eyes, justo después de la primera gira de la banda.

Yo era una novata en ese entonces. Las únicas palabras de Steel Eyes para mí fueron hola y adiós. Pero la sorprendí mirándome, tuvimos algún tipo de conexión. Sé que no me lo imaginé. Cada vez que cerraba los ojos, se imaginaba a la diosa de la estrella de rock amazona posando no para Sonja, no para Rocklandia, sino para ella. Para cuando se durmió, tenía al menos veinte esquemas diferentes para la iluminación, el posicionamiento y la configuración del obturador. Ideas y temas pasaron por su mente. En el estudio, a las ocho en punto de la mañana siguiente, abrió el último CD de Steel Eyes mientras atendía todos los detalles, a pesar de que Steel Eyes no llegaría en unas pocas horas. Preparándose para conocer a su ídolo del rock, se preguntó qué detalle íntimo podría captar con su cámara, qué momento personal nunca había sido visible para nadie más. ¿Qué imagen habría visto y aprobado Maurice? Escuchó su voz en su cabeza.

"Cuenta una historia por capas, de principio a fin, sin tener que tomar el principio o el final." Los guardaespaldas de Steel Eyes llegaron media hora antes de la cita prevista y sitiaron el estudio y las habitaciones laterales. Lo emitieron todo por walkie–talkie, y un minuto después, se abrió la puerta del ascensor de carga. Alex se tambaleó cuando vio a Steel Eyes, quien en ese momento estuvo a punto de derribarla con esos ojos azules y una mirada penetrante. Página 154 de 319 Al−Anka2019

La boca de Steel Eyes se secó como el desierto cuando vio a Alex, su primer instinto fue correr hacia el ascensor para esconderse. Gotas de sudor se reunieron debajo de su máscara alrededor de su cabello, temblando por dentro, sabía que incluso si lo deseaba, no podía, bajo ninguna circunstancia, huir. Estaba atrapada. Como Mel le había enseñado desde el principio, este era uno de esos momentos en los que necesitaba ponerse sus bragas de chica grande y cerrar un trato.

¿Cuáles son las probabilidades? Steel Eyes pensó. Por otra parte,

sabía lo buena que era Alex, y no estaba sorprendida de que su talento y ambición la hubieran llevado hasta tan lejos en la mayor parte de la última década.

–Bienvenida, Steel Eyes, soy Alex Winthrop. Estoy segura de que no me recuerdas, pero fui asistente de Sonja en tu sesión de fotos de Rocklandia después de tu primera gira.

Lex, te ves hermosa. Steel Eyes cambió el registro de su voz.–Recuerdo. Alex sintió escalofríos cuando se dieron la mano. Steel Eyes bebió a la vista de ella, respiró el olor que había extrañado durante tanto tiempo. Era la primera vez que se tocaban desde la noche en que había salido con Alex en Topanga Canyon casi diez años antes. Alex no tenía idea de cómo lucía la mujer detrás de la máscara, pero sabía por ese toque lo que ambas habían sentido—electricidad. Steel Eyes apartó su mano, y Alex no podía creer que tocara las manos que destrozaron una guitarra como ninguna otra mujer lo hizo. Steel Eyes no pudo resistir sacudir los nervios de Alex. –Sin ánimo de ofender, pero pensé que Sonja Savarin estaba haciendo esta sesión de fotos. –Sonja lamenta mucho no poder hacer esto, pero está fuera de combate por la gripe. Si ayuda saber, tiene toda la confianza de que haré el trabajo bien –Envíale mis mejores deseos para recuperarte pronto. ¿Dónde me quieres?

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De los treinta ajustes ahora brillantes que Alex había planeado para Steel Eyes, no podía recordar ni uno de ellos. Se sujetó a su mesa, tomó la hoja de papel donde las había anotado y luego recuperó la compostura. –He tenido algunas ideas sobre el uso de la luz para resaltar los colores de acero a tu alrededor, especialmente porque tu disfraz es plateado. De esta forma, el cobalto de la máscara realmente se destacará contra el fondo negro y gris. Entonces, me gustaría hacer una serie con algunas siluetas en blanco y negro para obtener el verdadero sabor del "acero" en Steel Eyes. Así que empecemos por aquí.– Alex la condujo al escenario, donde los paraguas y las luces ya habían sido instalados. Steel Eyes impresionarme?

sonrió.–¿Estás

escuchando

mi

música

para

–De ningún modo. Resulta que soy una fanática furiosa, y siempre hago mis sesiones de fotos con tu música…–Alex ajustó un trípode–… fue lo que Michael Jackson me preguntó cuándo lo fotografié. –¿Puedo preguntar por qué mi música?–Dijo Steel Eyes mientras dejaba que Alex la posicionara. Suspiró cuando sintió el calor del toque de Alex. –Solo, me inspira. Nunca había fotografiado con música antes de oírte.–Alex se fue del set.–Tu música es muy personal para mí. –¿Cómo es eso? –No puedo explicarlo aparte de decir que tus letras son como la historia de mi vida. Apuesto a que lo consigues de los fans todo el tiempo.−Alex tomó su lugar y enfocó su lente.–De acuerdo, Steel Eyes, ¿estás lista para hacer algo de magia? –Sí, Alex. Hagamos algo... magia. –Relájate y sé tú misma. Haré el resto–dijo Alex antes de poner en marcha "Somewhere Like You" el primer éxito de Steel Eyes y la canción que había escrito para Alex cuando se separaron. Alex se centró en su sujeto en la lente y fotografió de la misma manera que Steel Eyes tocaba una semicorchea—precisas, rápidas y seguras, en un momento dado, la mirada que se reflejaba en ella era tan intensa que Alex dejó de hacer clic, bajó la cámara y la absorbió a simple vista, ambas se quedaron en esa mirada un instante demasiado largo para que el momento no fuera nada, pero demasiado corto para que fuera algo. Página 156 de 319 Al−Anka2019

Detrás de la cámara, Alex era tan implacable como Steel Eyes con una guitarra en sus manos. Dando vuelta a los diales y haciendo clic en los botones, filmó las sombras, los espacios negativos y los aspectos más destacados de la personalidad de Steel Eyes. Al igual que Maurice van Bourgeade, vio la historia que estaba tomando, sabiendo que su tema no tenía principio ni fin. Cada toma era como una nota musical—cuando se unían, contaban una historia. Más allá de las luces, detrás de la mirada y la máscara, Steel Eyes era solo otro tema sobre el que contar una historia. Nadie más había invocado la alquimia de un retrato de Alex Winthrop, ni siquiera Sonja Savarin. –Sigue así, Steel Eyes. La cámara te está amando. Fantástico, apóyate a la izquierda, por favor...un poco más. Mira hacia atrás de esta manera. Espera. Por un instante, durante la última parte de la sesión, Steel Eyes miró a la cámara con una expresión desconocida para Alex, una vulnerabilidad que rara vez vio en cualquiera de sus temas famosos, independientemente de la forma en que se acercaban. Este aspecto de Steel Eyes era crudo y básico, como un callejón con una farola rota en una parte mala de la ciudad. La cámara de Alex saltó sobre ella durante los pocos segundos que estuvo visible antes de que Steel Eyes tirara hacia atrás, conteniendo sus emociones. La lente de Alex hizo el amor con la estrella de rock durante cuarenta y cinco minutos, y no quería dejar de fotografiar. Quería seguir contando la historia de Steel Eyes, y por lo que podía ver, todavía quedaba mucha historia por contar, pero no tuvo la oportunidad. El asistente de Hunter, Brit, entró al estudio.–Steel Eyes, tenemos que terminar esto pronto. Tienes una prueba de sonido para el concierto de esta noche–dijo. Steel Eyes echó un vistazo a la puerta lateral del estudio cuando se abrió y entró Silvana. –Hola, Steel Eyes,–dijo Silvana.–Rocklandia me dijo que podía venir a saludarte.–Se acercó a Alex y la besó. –Steel Eyes, esta es la modelo de portada, y mi novia, Silvana. Alex se encogió al recordar la noche en que Dréa había dicho.

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"¿Quién no quiere andar diciendo cosas como: Mi novia, sí, ella es una supermodelo internacional" Steel Eyes se tensó cuando estrechó la mano de Silvana.–Hola es un placer conocerte. Lo siento, pero estoy en un horario muy apretado. –Por supuesto. Yo sé cómo va eso. Rompe una pierna esta noche. –Gracias. Alex.

–Te veré en la sala de descanso, cariño. Ya casi terminamos,–dijo

Cuando Silvana besó a Alex otra vez antes de irse, Steel Eyes tuvo que apartar la mirada. Al final de la sesión de fotos, Alex la escoltó hasta el ascensor. –Creo que estarás muy feliz con estas fotos, Steel Eyes. Ha sido un honor personal fotografiarla. –Gracias. Nos vemos en el backstage con la prensa. –Rocklandia dio mi entrada a un arrogante muy importante. Para cuando me lo contaron, no había ninguna entrada para esta noche. Pero te deseo una actuación fabulosa. –Brit,–dijo Steel Eyes,–asegúrate de que Alex reciba un boleto en la casilla de prensa y un pase VIP detrás del escenario. Los ojos de Alex se abrieron de par en par.–¿Estás bromeando? ¿De verdad? Steel Eyes entró en el ascensor y se volvió para mirar a Alex. Desde detrás de su máscara, sus falsos ojos azules devoraron la visión de ella, el cuerpo de Steel Eyes todavía añoraba a Alex, y tenía que salir de allí antes de perder el poco progreso que había hecho en los últimos años tratando de olvidarla. Finalmente Steel Eyes respondió.–De verdad. En el viaje en ascensor, se preguntó cuánto tiempo alguien realmente tenía que ser un ex antes de que se cayera de amor entre ellos.

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Capítulo Veinte Multitudes de peatones obstruían los cruces peatonales del centro de Manhattan, lo que le permitió a Steel Eyes esconderse mientras Jean Claude la conducía de regreso a la Plaza en la limusina. Su peluca ocultaba su cabello brillante, los lentes de sol cubrían su rostro, y el traje y la máscara estaban guardados en un estuche de viaje cuando llegaron. Pasó desapercibida frente a la recepción, pero se distrajo con la sesión de fotos; todavía, como siempre, sacudida por el efecto que Alex tenía sobre ella. Su estómago estaba tan nervioso como el resto de ella, y cuando abrió la puerta de la suite, Hunt estaba sentado en la sala de estar. –Hey, Wave, ¿cómo fue la sesión de fotos? Intenté localizarte en tu móvil, pero estas cosas nuevas apestan con todos los edificios altos que hay alrededor. Ella lo miró fijamente. –¿Qué? ¿Paso algo? Kenna se dejó caer en la silla frente a él.–Alex Winthrop–dijo incrédula.–Alex sucedió. –¿De qué estás hablando? Se sentó hacia adelante.–Alex era la fotógrafa. Hunter se puso en pie de un salto.–¿Cómo demonios sucedió eso, y por qué no lo supe? –Sonja Savarin se enfermó, y en el último minuto, Rocklandia contrató a Alex para hacer la sesión de fotos. –¿Estás bien? Porque no te ves bien. Kenna se quitó la peluca y se echó hacia atrás su largo cabello. –¿Qué piensas, Hunt? No, no estoy bien. Página 159 de 319 Al−Anka2019

–¿Crees que hay alguna posibilidad de que te reconociera? –No. Pero hubo un momento en el que estaba mirando hacia la lente de su cámara y ella la dejó. Nuestros ojos se cerraron, y pensé que iba a besarme. Lo juro, Hunter, casi me arranco la máscara y la beso. –Oh no. Eso no es bueno...especialmente cuando la persona que lo hace enfrente tiene una cámara cargada y toma fotos para ganarse la vida; ¿qué te detuvo? –Ya conoces a esa supermodelo...mierda, ¿cómo se llama? Silvana. –¿Quién no la conoce? –Fue al estudio porque quería conocer a Steel Eyes. De todos modos, se acercó a Alex, la abrazo y la beso. Es su amante. No necesitaba esto, especialmente el día de nuestra última presentación. –Ahora mismo. Necesitas olvidar esto ahora mismo. –Estoy cansada. Ya no puedo compartimentar mis sentimientos. –Lo sé, Wave. Está casi terminado. Después de esta noche, estás literalmente en casa libre y despejada. Mira, el masajista llegará pronto para su cita con Kenna. Ve a relajarte y prepárate para esta noche. –¿Qué hay de la prueba de sonido? –Mel, JJ y Rich pueden manejarlo. –Bueno. El aroma de Alex aún no había salido de las fosas nasales de Kenna; ese aroma había estado encerrado en su cerebro toda su vida adulta, cerrando la puerta de su habitación detrás de ella, respiró profundamente. La mirada que Alex le había dado justo antes de dejar la cámara cuando estaban tan cerca le aceleró el pulso. Ahora, simplemente se sentía hueca.

Tengo que concentrarme en el concierto. Levantó el teléfono. –Mel–dijo cuándo la otra mujer respondió:–Necesito que me des enfoques esta noche, mucho. Estoy realmente dispersa. –Todos nos sentimos de esa manera. Voy a entrar. –Mel entró en la habitación de Kenna treinta segundos después. –¿Qué está pasando, hermanita? Página 160 de 319 Al−Anka2019

–Alex Winthrop reemplazó a Sonja Savarin en la sesión de fotos de Rocklandia hoy. –¿Qué? No, déjame reformular... ¿Estás jodidamente bromeando? –Desearía. –Esa es una broma tan mala. ¿Tú crees…? –No, estoy segura de que ella no me reconoció. –Bien, vamos a procesar esto muy rápido. Esa mujer te jodió, destrozó tu mundo y tuve que rescatarte y ayudarte a volver a unir las piezas... algunas de las cuales todavía están perdidas. Sin embargo, aquí estamos de nuevo. Eyes.

–Eso fue hace mucho tiempo, Mel. También me convirtió en Steel

–Tal vez, pero aquí está la gran pregunta. ¿Fue el hace mucho tiempo suficiente? –En lo que a Alex se refiere, sabes que nunca será hace mucho tiempo. –Si me dices que estás lista para quitarte esa máscara y tirar todo por ella, te juro que hare que te examinen la cabeza. –Tienes la manera más única de cortar de corazón el asunto, como de costumbre. –Entonces, ¿qué va a ser?−Mel plantó sus manos en sus caderas.– ¿Vienes al concierto esta noche? –Sabes que Steel Eyes nunca decepciona. Mel se rió entre dientes.–Si ayuda, recuerda que todos vamos a tu casa el viernes por la noche de espagueti. Oh, sí, y todos nos quedamos, ¡qué le parece eso! Sí, como que no nos vemos lo suficiente el uno al otro. Kenna la abrazó.–Gracias por cuidar mi espalda. –Siempre, chica. Te veo en el backstage.

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u La peluca marrón de Kenna ocultó el cabello de Steel Eyes, incomprensible y sin maquillaje, esperó a que Hunt saliera de su habitación al otro lado de la suite. –¿Estás lista para irnos?–Dijo, poniéndose el cinturón. –Sí. –¿Qué es eso?–Dijo, señalando el piso junto a la entrada. –Un sobre.– Kenna fue a recuperarlo. –No está dirigido a nadie. Lo abrió y lo leyó, luego miró a Hunt. –Qué –Es del viejo tío. –¿Ahora? Tienes que estar bromeando. ¿No puede esperar?– Dio dos pasos apresurados y le entregó la nota. Él lo examinó rápidamente y suspiró. –Tengo que recoger algo. –Lo sé, y no, no puede esperar. Hunt se masajeó la frente.–Esto ya se está volviendo aburrido. Kenna levantó una ceja.–No. No se trata de nosotros. –Sabelotodo–Echó un vistazo a su reloj Breitling.–Debería haber suficiente tiempo para que pueda obtener la información en el punto muerto y llegar al Garden para el inicio del espectáculo. Si no, te veré después.

u Steel Eyes se sentó en el tocador de su vestidor, mirando el reloj de pared, preguntándose por qué Hunter aún no estaba allí. Llamó a su teléfono móvil.

Hunt tenía razón cuando dijo que estas cosas no son lo suficientemente sofisticadas como para recibir una señal en Manhattan. Página 162 de 319 Al−Anka2019

Sus ojos ya estaban azul por los lentes de contacto, y miró fijamente la cubierta de la cara tejida del tocador: su máscara inferior. El vaso de vodka ubicado a la derecha de la máscara. Aunque no bebía a menudo, y nunca antes de un espectáculo, sabía que le calmaría los nervios, algo que no había podido lograr desde el momento en que había visto a Alex. Prendió el estéreo y escuchó la aterciopelada voz de Dusty Springfield cantando "The Look of Love." Sonrió al recordar a Cathérine y lo que dijo esa noche en París: "Nunca imaginaría que fueras del tipo de música suave, Steeleyez. Después de todo, eres una estrella de rock." Steel Eyes alcanzó el vaso de chupito.–Último espectáculo–dijo, brindándose en el espejo. Echando la cabeza hacia atrás, bajó el trago. Aflojó la correa de la máscara, se la colocó en la cara y la apretó cuando Mel entró en su camerino. –Aquí, déjame ayudarte con eso–dijo Mel mientras aseguraba la máscara.–¿Estas lista para esta noche? Steel Eyes se rió entre dientes. –Lo preguntas como si tuviera una opción. Estaré lista para cuando salga. Aquí –dijo, entregándole a Mel la icónica máscara exterior–ayúdame a centrarme en esto. La luz de los bulbos redondos en el espejo de maquillaje se reflejaba en el remolino de incrustaciones de joyas de color cobalto en la máscara. Sus ojos se encontraron en el espejo. –¿Estás bien? Steel Eyes no respondió. –Hermanita, quiero que tomes todos los sentimientos que tuviste sobre Alex hoy y lo dejes todo en ese escenario. Ya tienes tu poder, así que sólo acéptelo. –Así es como comenzó todo esto, ¿verdad, Mel? Mel se calló. –Bien, hagámoslo–dijo Steel Eyes mientras se levantaba y caminaba hacia la puerta. Cuando entraron en el área de backstage reservado para la banda, Rich estaba terminando sus calentamientos en medio de la pisada de la Página 163 de 319 Al−Anka2019

audiencia. Steel Eyes se sentó en una silla y se ajustó las botas hasta los muslos. –Juro que puedo escuchar el canto de Steel Eyes durante semanas cada vez que terminamos una gira–dijo Rich. –¡ Steel Eyes! Steel Eyes! –La audiencia se hizo eco. –¡Tú! Steel Eyes, prepárate, estamos en cinco, cariño –dijo JJ, girando sus baquetas como si estuvieran desconectados nunchaku. Tranquilamente, Steel Eyes lo miró desde detrás de la escandalosa máscara enjoyada. –¿Dónde estás, chica? –No te preocupes, J, estoy aquí. –Te ves como si estuvieras a un millón de millas de distancia, incluso con la máscara. Steel Eyes se preguntó si la supermodelo de Alex la dejaría ir sola al espectáculo... qué es exactamente por lo que le había dado solo un boleto. Incluso después de todo este tiempo, la visión de Alex encendió una compulsión de triturar las notas que tocaba. Alex la inspiró a sentir, fue la pasión visceral en su mejor momento, y en el peor.

Hunter y Mel tenían razón. Necesito canalizar esa vieja mierda en algo que pueda usar para deslumbrar al mundo, aunque sea por esta noche. Reconfortada por la idea de que Alex sería uno de los veinte mil voyeurs en el borrón, sus instintos de animal de rockera comenzaron a moverse. –Aquí, Steel Eyes–dijo el técnico mientras le entregaba a Ruby. Sostener a Ruby concentraba los instintos animales; tocar con ella los selló. Steel Eyes realizó su último calentamiento de dedos y concentró su respiración hasta que se sintió completamente quieta por dentro. –¿Estás lista, hermanita?–Mel dijo, justo antes de que tomaran su lugar en el escenario detrás de la pantalla. –Mel, recuerda que estamos haciendo ese chapuzón de tercer menor en el segundo verso de "Somewhere Like You." Página 164 de 319 Al−Anka2019

–Como la última vez, hermanita.–Mel le guiñó un ojo.–No te pongas nerviosa, tengo esto. Lo tengo, sí, cariño... vámonos, vámonos, ¡entiendo! La voz resonante del locutor resonó por todo el jardín.–Nueva York, en el Madison Square Garden por una sola noche, ¡Por favor, denle la bienvenida a la Banda Steel Eyes ! JJ golpeó un pop–pop con su pie en el bombo antes de que sus palos hicieran un trueno en el parche. El boom frenético del bajo de Mel golpeó el ritmo; Los poderosos acordes de guitarra de Rich transportaron a Steel Eyes, y ya era hora. La audiencia rugió en adoración cuando Steel Eyes irrumpió en la parte delantera del escenario y golpeó esa nota mágica, la nota que era la llave de la cerradura de su puerta transcendente. Cada célula en su cuerpo respondió a eso. –¡Hey, Nueva York! ¿Cómo estás?–Gritó en el micrófono. Echó un vistazo a través del escenario mientras Ruby y ella bailaban hacia él, el primer foco proyectado diseñado para sacar su puta guitarra de roja y su máscara imposiblemente cobalto.

¿Por qué sigo pensando? Ella toco duro.

Ahogarlo, ahogar los pensamientos. ¡No hay pensamientos! ¡Que se joda! ¡Toca más fuerte! Casi demasiado rápido para verlo, desató el primer huracán de su firma como guitarrista principal que la convirtieron en una marca y fenómeno mundial. Precisamente en ese momento, se dio cuenta de que la fama circulaba en su sangre como un veneno.

Cuanto más rápido te mueves, más rápido te consume. Finalmente, logró desaparecer a través de la Puerta Trascendente, el lugar donde el pensamiento no existía, aquel en el que todos sus sentimientos yacían en un montón para ser reciclados y transformados en sonido. Se deslizó por el escenario sobre sus rodillas en una mancha que doblaba cuerdas, ahogando el último de sus pensamientos tocando aún más fuerte. Los voyeurs ya estaban de pie. Cuando se levantó de nuevo, su cuerpo se balanceó adelante y atrás a tiempo para su espectacular banda. Saltó cuando tocó las notas altas, su

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cabello brillante ondeando a su alrededor, la imagen de la estrella de rock por excelencia.

¡Alex está aquí y me está mirando ahora mismo! ¡Deja de pensar! ¡Toca! Steel Eyes se movió al frente del escenario mientras tocaba y apuntó con la cabeza de su guitarra hacia el pozo de la prensa, apuntándola como una flecha hacia Alex. Un cuerpo de flashes de cámara staccato rebotó hacia ella.

Uno de esos flashes pertenece a Alex, ¡pero eso es todo lo que le pertenece! Steel Eyes soltó su próxima tormenta de fuego y miró hacia el pozo mientras lo hacía.

¿Esta versión de mí es suficiente para ti, Lex? ¿Lo es? Al compás del ritmo del solo de JJ, se lo devolvió a Mel. Sus tambores dieron paso al dueto de contrapunto del bajo de Mel y la guitarra de Steel Eyes. Se jugaron el uno al otro, friendo el escenario, mirándose a los ojos mientras el público aullaba. En este momento de su historia, ella y Mel prácticamente podían leer sus mentes. La mirada de Mel dijo: Vamos, hermanita, muéstrales lo que tienes. Steel Eyes sonrió ampliamente y azotaban el cuello de la guitarra hacia adelante y hacia atrás mientras martillaba las notas. Su pedal Cry Baby wah–wah los hizo rogar y gritar como una voz humana, cuando miró a Mel, Mel le dio el guiño de "Diste en el clavo." Rich dio un paso adelante y realizó su solo de guitarra. Steel Eyes lanzó su selección de guitarra al público y agarró una nueva, se ajustó la correa, pisó su pedal de efectos y se movió al centro del escenario en preparación para su solo de marca registrada.

Crack. Algo la golpeó y la empujó hacia atrás. El dolor abrasador de

su pecho irradió por su brazo y la dejó sin aliento. Uno de los tipos de seguridad le arrancó a Ruby de su cuerpo y Jean Claude la abordó. Cuando la recogió en sus enormes brazos musculosos, se sintió tan liviana como el helio en un globo de cumpleaños. Vio a Alex corriendo hacia ella en lugar de salir corriendo del Garden como todos los demás.

¡Lex! Quería llamarla, pero simplemente no podía. Página 166 de 319 Al−Anka2019

Dentro y fuera de la consciencia, se despertó por un minuto en la ambulancia, con la horrible luz que le atravesaba las retinas. Escuchó la voz de Hunt y sintió que él le apretaba la mano. Una voz tranquila se elevó dentro de su cabeza, una voz de mujer, y ahogó todo el drama. Era la voz de Alex, la última voz que había escuchado antes de perder el conocimiento... y lo escuchó decir: –No te vayas, cariño, no te vayas.

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Capítulo Veintiuno –¡Hunter!–Gritó JJ cuando Mel y Rich lo siguieron fuera del elevador del hospital. La seguridad armada llevó a la banda al hospital tan pronto como terminaron de dar sus declaraciones a la policía. Hunt corrió hacia ellos, con el pelo revuelto, los ojos enrojecidos por el llanto y la sangre seca en la ropa. –Ella está viva, gracias a Dios. Mel lo abrazó con fuerza y no lo soltó. –¡Qué hijo de puta enfermo haría esto!– Rich golpeó la pared con el puño. –¿Cómo diablos se acercó lo suficiente al escenario para hacer esto y no ser atrapado? –¿Dónde está ella?– Dijo Mel.–Quiero verla. –No puedes–respondió Hunt.–Todavía está en cirugía. –¡Jesucristo!–JJ se pasó los dedos por el cabello.–¿Conoces el alcance de la lesión?–Trató de chupar las palabras en su boca mientras miraba la camisa cubierta de sangre de Hunt. –Los paramédicos no pudieron detener el sangrado en la ambulancia. Hubo una pérdida de sangre significativa. Estaba en todas partes. La bala la golpeó en el hombro izquierdo. El pistolero erró su blanco—apuntaba a su corazón. –¿Cómo lo sabes?–Dijo JJ. –Lo sé. –Hunter, dime que va a salir de esto con vida.–Mel estaba temblando, y la rodeó con su brazo. –No lo sé, Mel–Hunt comenzó a sollozar. Rich y JJ los rodearon en su solemne abrazo y lloraron con ellos.

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Mientras todos se sorbían y se separaban, Jean Claude llegó con un barril de café y una gran bolsa de papel. café.

–Aquí–dijo en su acento francés mientras tomaban un recipiente de –¿Qué hay en la bolsa?–Preguntó Hunt. –Donas. –Donas–dijo Mel rotundamente.

–Oui. Antes de que Steel Eyes perdiera el conocimiento, me dijo:−Asegúrate de que tengan donas.–Alors, te traje donas. –Ella sabía que iba a ser una noche larga–dijo Mel, sacudiendo la cabeza.–Esa chica loca estaba pensando en nosotros–Metió la mano en la bolsa y sacó una. –Helado de chocolate... su favorito.–Tomó la donas y el café y se sentó en la horrible sala de espera iluminada con fluorescentes frente al televisor. Mientras el sonido estaba silenciado, una gran impresión blanca brilló en la pantalla. Últimas noticias: Steel Eyes baleada

durante el concierto de la ciudad de Nueva York.

Los cuatro se sentaron y miraron las imágenes del pandemónium fuera del concierto mientras la gente salía corriendo del Garden hacia la Séptima Avenida. Rich se levantó y apagó el televisor. –No puedo ver esto ahora, muchachos. –Bien por mí–dijo JJ. Una hora más tarde, Jean Claude regresó con una muda de ropa para cada uno de ellos. –¡Voilà!–Dijo. –Aquí está tu ropa y el removedor de maquillaje que pediste. Cada uno tomó un turno en el baño limpiándose y cambiándose, Hunt fue el primero en asentir en un asiento de vinilo, apoyado en su brazo. Cuando la noche se redujo a un doloroso reptar y su adrenalina disminuyó, Mel, Rich y JJ siguieron su ejemplo, cada uno de ellos acurrucado en asientos que eran incómodamente pequeños. A las tres a.m., el cirujano ingresó a la sala de espera.–Señor. ¿Van Bourgeade? Hunt se puso de pie, luciendo como un cachorro abandonado. Página 169 de 319 Al−Anka2019

–¿Sí? –Fue un poco tenue por un tiempo, pero ella es una luchadora. –No tiene idea de cuán cierto es eso, doctor. ¿Qué tan malo es? Mel empujó a Rich y JJ para despertarlos. –No fue bueno. Dicho esto, podría haber sido mucho peor, por fortuna, la bala apenas le pasó por la aorta y la arteria subclavia. Sin embargo, causó algún daño a la arteria axilar cuando atravesó los tejidos blandos. Afortunadamente, tenemos uno de los mejores cirujanos vasculares, y ella fue capaz de detener el sangrado y reparar los vasos, el neurocirujano confía en que fue capaz de reparar parte del daño a los nervios. Por supuesto, las próximas veinticuatro horas nos dirá mucho más, y tomará más tiempo que eso para evaluar el daño a los nervios en su brazo y mano izquierda. Mel se quedó sin aliento y se llevó la mano a la boca. –¡No! No, no, no. ¡No su mano izquierda! –Esperemos lo mejor en este momento y no nos adelantemos, ¿está bien? Está viva y sus signos vitales son buenos, considerando todas las cosas –dijo el doctor en voz baja.–La tenemos conectada a todo lo que necesita, y prometo que está recibiendo la mejor atención posible. JJ puso su brazo alrededor de Mel.–¿Podemos verla? –Pueden echar un vistazo en la UCI, pero eso es todo. Está muy sedada y no se despertará hasta mañana, y estoy seguro de que los necesitará entonces. Su mejor opción es ir a casa y dormir un poco para que puedan estar aquí para ella. –¿Eres optimista, doctor?–Dijo Hunt. –Por el momento. Pero no voy a mentir, los próximos días son críticos. Está en una UCI privada justo a través de esa puerta. –Gracias, Doc. Gracias por cuidar a nuestra chica.–Rich le estrechó la mano. Cuando el doctor se fue, entraron por la puerta y se quedaron mirando a Kenna a través de la ventana. –Esta tan gris como sus ojos–dijo JJ. –Las luces fluorescentes lo empeoran–agregó Rich. Página 170 de 319 Al−Anka2019

–Sabes que la pequeña hermana odia la mala iluminación. Hunt permaneció en silencio. Kenna había sido intubada para mantener sus vías respiratorias abiertas, y una vía intravenosa estaba unida a su brazo para sostenerla, para los tres músicos, las máquinas latían a un ritmo inquietante y antinatural. Giraron para irse al hotel. Hunt volvió a sentarse mientras la banda se dirigía al ascensor. JJ se volvió para buscarlo.–Vamos, hombre, escuchaste lo que dijo el doctor.–Durmamos un poco y volveremos en unas horas. –No me iré de aquí.−Dijo Hunt, apenas por encima de un susurro.−No me voy de su lado. Mel, Rich y JJ se miraron el uno al otro y luego regresaron a la sala de espera. Rodearon a Hunter en el sofá y se cubrieron con las mantas que una de las enfermeras les había dado antes. Apoyados unos contra otros, cerraron los ojos y silenciosamente hicieron sus tratos individuales con Dios.

u Alex Winthrop salió de la estación de policía con el corazón encogido, desesperada por conocer el estado de Steel Eyes. Nadie sabía decirle si la mujer había sobrevivido. La idea la heló hasta los huesos, o tal vez fue la brisa que estalló en el río Hudson, directamente a través de ella a las tres de la mañana. El aire húmedo del verano la abofeteó mientras salía a la avenida en dirección a un taxi que se acercaba, con el brazo estirado para señalarlo. –Bleecker y West Undécimo–dijo cuando entró. El taxista asintió y encendió el medidor. Mientras el taxi rebotaba y traqueteaba por un Broadway casi abandonado, Alex trató de entender lo que había sucedido, feliz de que ya había llamado a Dréa y Silvana del recinto para avisarles que estaba bien. Les hablaría por la mañana.

¡Dispararon a Steel Eyes! Jesús, ¿cómo sucedió esto? Ayer por la mañana, todo lo que quería era besarla. Ahora, solo quiero saber que está viva, alguien en Rocklandia ya debe estar en la historia. Todo esto está Página 171 de 319 Al−Anka2019

mal... ¿por qué no la besé en ese momento? Borró la atracción de su mente cuando pensó en Silvana, pero la punzada de culpabilidad no duró mucho.

La policía de Nueva York había confiscado su película de 35 mm y la había registrado como evidencia, y rezó para que una de esas imágenes pudiera contar la historia, incluso encontrar al pistolero. Alex tenía la puerta abierta antes de que el taxi se detuviera por completo y le entregó al taxista veinte dólares por una tarifa de ocho dólares.–Mantén el cambio–dijo ella. Entró en su departamento, prendió la ducha y dejó la ropa en el suelo del baño. Apoyando su brazo contra la pared de azulejos, apoyó su cabeza contra su antebrazo y dejó que la corriente de agua caliente cayera por su columna vertebral y su parte trasera. Se sentía tan bien, tan segura. Los destellos repetitivos del horrible evento parpadeaban en su mente cada vez que cerraba los ojos. Con cada flashback, escuchó los gritos, los disparos. Vio a Steel Eyes justo en frente de ella sangrando en el escenario. Todo estaba empezando a registrarse ahora, y le saco la mierda. Finalmente, los sollozos estallaron y la ducha los arrastró por el desagüe. Mientras se lavaba el pelo, la sesión de fotos con Steel Eyes jugaba una y otra vez en su mente. Ese primer instante cuando nuestros ojos se

encontraron, había una especie de conexión loca entre nosotras...Estoy segura de eso. Tal vez fue la hora tardía combinada con el evento impensable, pero Alex tuvo que admitir, al menos para ella, que de todas sus sesiones de celebridades, la sesión de Steel Eyes fue su mayor logro. Se secó con una toalla y volvió a reproducir los eventos del concierto.

Estaba bajo el escenario haciendo clic lejos. Juro que Steel Eyes había apuntado su guitarra directamente hacia mí. ¿Por qué? Entonces, un minuto o dos más tarde, ese hombre loco salió de la nada. Empezó a disparar, y fue todo lo que pude hacer para cubrirme, rezando para que ninguna bala me golpeara. Me agache y sostenía la cámara sobre mí, la apuntaba en todas direcciones y dejaba que el motor disparara hasta que la película se agotara. Los guardaespaldas ya habían abordado a Steel Eyes cuando Alex miró a través del sangriento pandemónium para echar un vistazo a lo que Página 172 de 319 Al−Anka2019

estaba sucediendo, pero era todo lo que podía hacer para mantenerse fuera de la línea de fuego.

Corrí hacia ella. ¡Qué estaba pensando! Debe haber sido el instinto. Se sacudió el pelo mojado, olvidándose momentáneamente de los cierres de mariposa en su cara hasta que la piel se estiró y la apuñaló. El vendaje en su mejilla evitó que la piel se abriera de nuevo, y tenía otra sobre su ojo. Sabía cuán profundas eran las laceraciones por el constante latido. Los médicos le dijeron que podría necesitar puntos de sutura, lista para caer boca abajo sobre su cama, lo pensó mejor por miedo a las costillas magulladas y le abrió la mejilla. La mañana llegó alrededor del mediodía después de un sueño tenso e inquieto. Alex revisó su contestador automático después de servir su café. –¡Diez mensajes!–Cogió el teléfono junto con la taza de café y se metió en la cama, donde encendió una luz nocturna en el oscuro departamento. La voz grabada sin cuerpo en el teléfono decía:–Primer mensaje. –Es Dréa. ¡Gracias a Dios que me llamaste! Conociéndote, probablemente sea mediodía... así que levanta el culo. Voy a buscarte y estaré allí pronto. –Siguiente mensaje. Alex colgó. No tenía la energía para escuchar sus mensajes. El familiar tintineo de las llaves de Silvana en la cerradura de su picaporte la hizo sonreír. –¿Está apagado tu teléfono? ¡Te he estado llamando toda la mañana!–Silvana corrió hacia Alex y la besó.–No puedo creer que no me dejaras venir cuando llegaste a casa. Oh, cariño, ¿estás bien? –Francamente, cariño, no llegué a casa desde la estación de policía hasta las tres y media, y cuando llegué aquí, tomé una ducha y me fui a la cama... Acabo de despertar. Dréa entró prácticamente en los talones de Silvana.–¡Jesús, Alex, es como una tumba aquí!–Dijo mientras encendía algunas luces y levantaba las persianas.–Hola, Silvana. Ellas se abrazaron.

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Todavía no despierta, Alex se tambaleó hacia su hermana mayor y la abrazó suavemente. Dréa aguantó un poco más. –No me aplastes, Dré, mis costillas están magulladas. –Déjame ver–Suavemente, levantó la parte superior del top de Alex. Silvana se quedó sin aliento.–Oh cariño, ¿estás segura de que ninguna de esas costillas está rota? La mitad de tu espalda ya está negra y azul.−Pasó su mano amorosamente a lo largo de los moretones. –Y estás hinchada. Te traeré una bolsa de hielo. Alex se giró lentamente, las comisuras de su boca temblando. –Ven aquí–dijo Dréa suavemente con los brazos extendidos. Alex se resistió al principio, pero luego cayó en los brazos de Dréa como una niña pequeña con una rodilla despellejada. –Está bien, Alex, estoy aquí y te llevaré a casa conmigo. –Mamá hizo bien en darme a ti. Cuando se separaron, los brazos abiertos de Silvana la esperaban, Silvana la besó suavemente varias veces en sus mejillas mientras sostenía la bolsa de hielo ligeramente contra la espalda de Alex. –¿Quieres que vaya donde Dréa contigo? Puedo reprogramar mi sesión de fotos –dijo cálidamente. –Lo agradezco, Silvana, pero no te preocupes, volveré en unos días; no hay razón para que pongas tu agenda al revés. Tienes una semana muy ocupada, cariño. –Te amo, Alex. Estoy segura de que todos lo entenderían. –Solo quiero pasar un poco de tiempo tranquilo en la orilla, descansando. Alex notó que Silvana ocultó su decepción cuando dijo:–Lo que sea que necesites. –Te llamaré esta noche, ¿de acuerdo?–Besó suavemente a Silvana en los labios y observó desde su cama mientras Dréa y su amante debatían las opciones de vestuario mientras empacaban la maleta de Alex.

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u La ciudad de Nueva York estaba a una hora de distancia, con la casa de Dréa a una hora y media más adelante. Apenas dijeron una palabra, y Alex insistió en escuchar solo la estación de noticias. Apagó la radio cuando descubrió que no estaban lanzando ninguna actualización de Steel Eyes. Finalmente, en algún lugar de Garden State Parkway South, ella dijo:–¿Por qué no me lo has preguntado? Dréa hizo una lenta mueca y miró a Alex.–Porque hay ciertas cosas que una hermana mayor sabe. Y lo que sé de ti es que cuando estés lista, hablarás. –¿Qué pasa si estás equivocada? ¿Qué pasa si quiero que me preguntes al respecto? Dréa arqueó las cejas con sorpresa.–¿Tú? ¿Quieres que te pregunte? –No, en realidad no. –Bueno, ¿cuál es? ¿No? ¿O en realidad no? –En realidad no –Había todas estas historias contradictorias en las noticias, Alex. Alex inclinó la barbilla hacia arriba y Dréa la tocó suavemente. –Pobre bebé, tu cuello es negro y azul. Alex tomó la amorosa mano de su hermana de su rostro, la apretó y luego comenzó a sollozar. –Vamos a llevarte a casa, chica, y te prepararé una buena cena. –No sé qué haría sin ti, Dréa. Y al igual que cuando eran niñas, la hermana mayor de Alex llegó, siempre llegaba.–Se acabó, Alex. Estoy aquí y todo va a salir bien. Alex miró por la ventana. –No estaré bien hasta que sepa si Steel Eyes sobrevivió. Tengo que saber que está bien. –¿Es por eso que no querías que viniera Silvana?

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–Tal vez.– Alex hizo una pausa. –Pero creo que acabo de darme cuenta de eso.

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Capítulo Veintidós Aturdida por pesados párpados, Alex se alegró de ver la luz del día, agradecida de no haber dormido todo el día siguiente. Chance se había quedado dormido con su gran pata naranja en su pierna, pero él no estaba allí cuando despertó. Solo unos segundos después de abrir los ojos, la pesadilla regresó corriendo. Se armó de valor para el momento en que se pondría en vertical, asegurándose de que las paredes estaban donde las había dejado, planeó un tiro definitivo de un salto de vuelta a la cama en caso de sobrecarga de gravedad. Una vez que los movimientos estratégicos y sus contingencias estaban en su lugar, Alex dio el paso. Tímidamente giró sus piernas hacia un lado de la cama y se puso de pie. –¡Ay!–El dolor en las costillas la apuñaló. Se dobló para tomar aliento superficial. Dirigiéndose a la puerta del baño, camino cautelosamente hacia el oasis. Agua, mucha agua fría fluyendo continuamente desde sus manos ahuecadas a su cara. Apenas logró evitar las tiras de mariposa, sus ojos se quemaron. Se cepilló los dientes y se miró al espejo. –¿Huelo café? Porque huelo café–dijo. Cuando Dréa escuchó a Alex bajar la escalera cojeando, se dio la vuelta, empuñando una olla del aromático elixir. –Café. Sí, sí.–Alex se deslizó en una silla y le tendió la taza tan lejos como le permitían las costillas. Mientras Dréa servía, miró a Alex y dejó la jarra sobre la mesa. –¿Cómo te sientes, hermana? Te ves como una mierda. –Es bueno saber que me veo mejor de lo que me siento.–Alex gruñó mientras se movía en su silla, tomaba un sorbo de café y envolvía sus dedos cónicos alrededor de la taza. Página 177 de 319 Al−Anka2019

–Gracias a Dios que me llamaste antes de que lo viera en las noticias o que ya estuviera en camino a Nueva York. ¿Qué diablos pasó allí? –Todo, incluyéndote a ti, es un poco borroso en este momento... excepto por fotografiar a Steel Eyes la mañana del concierto. ¿Dónde está el control remoto? Necesito saber si ella sobrevivió. Tuve pesadillas –Los últimos informes dicen que ella sobrevivió. –¿Huh? –Hasta donde yo sé, fue la única víctima. Su gente emitió un comunicado de su pena, agradeciendo a sus fans por todos los buenos deseos, pero es obvio que están manteniendo sus cartas en secreto. –El Departamento de Policía de Nueva York me entrevistó detenidamente y confiscó mi película por evidencia. –¿Por qué? –Porque estaba en el piso justo debajo del escenario. Mientras las balas volaban sobre mí, sostuve la cámara sobre mi cabeza. El motor se desconectó. No sé cuántos fotogramas, y los policías quieren ver si tiro inadvertidamente alguna evidencia o pistas. –¡Hiciste qué! ¿Pusiste tu vida en peligro, Alex? ¿En qué estabas pensando? –Pasó tan rápido, Dré, y todo estaba tan distorsionado. Al principio, debo haber estado en negación... y luego fue como si el tiempo se moviera en cámara lenta. Pero antes de darme cuenta, salí corriendo de allí. –Cogió el control remoto de la TV de la cocina y estaba buscando un canal de noticias cuando sonó el teléfono. Dréa lo respondió. –Espera, Silvana, ella está aquí. Alex sonrió mientras tomaba el teléfono. –Oye, cariño, te extraño, realmente te extraño.

u La banda había salido del hospital al amanecer y regresaron al hotel para ducharse, cambiarse y llevar a Hunt otra muda de ropa, Hunter Página 178 de 319 Al−Anka2019

miraba por el cristal a Kenna, que todavía estaba sedada cuando una enfermera se le acercó. –Señor. Van Bourgeade, hay una llamada para ti en la estación de enfermeras. Hunt la siguió y levantó el teléfono. –¿Hola? –He estado tratando de contactarte desde que lo escuché, Hunter. –¿Tío? –¿Quién más?–Dijo.–He estado muy preocupado. Escuché que nuestra chica va a salir adelante, gracias a Dios. Ya tengo una instalación privada preparada para ella. –Estoy preocupado también, tío. Dijeron que esta crítica. Está tan sedada que ni siquiera ha abierto los ojos todavía. No sé si es una buena idea moverla. –¿Estás cuestionando mi juicio? –Sin faltale el respeto, tío, pero sí. –Lo entiendo, hijo. Pero ya he estado en contacto con los médicos, y pudimos averiguar el transporte con seguridad. Sé que tienes miedo, pero ten fe, Hunter. Ella es una de las personas más fuertes que he conocido. –También es una de las personas más vulnerables que jamás conocerás. Tío suspiró.–Los mejores lo son. Será mejor que te vayas...la llevarán en helicóptero por un tiempo, y Hunter, vamos hacer que ella salga de esto. –Gracias, tío. Estaré en contacto. –Hunter sabía que no debía cuestionar la sabiduría del Tío. Hace mucho que se ganó el respeto de Hunter por las miles de vidas que había salvado personalmente con juicios de opinión como este; justo como el que había salvado a Maurice y Sam, años antes de que él y Kenna fueran siquiera un centelleo remoto en una distante Vía Láctea. Hunter regresó a la sala de espera de la UCI para permanecer en vela, donde descubrió que la banda parecía desaliñada e insomne, pero limpia.

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–Aquí, Hunt–dijo Rich, entregándole un bolso con su ropa y un kit de afeitar. –Ustedes regresaron rápido–Hunt se aseguró de que estuvieran solos y luego cerró la puerta de la sala de espera. Puso el bolso en una silla y miró a cada uno de sus ojos mientras se dirigía a ellos individualmente.−Mel, Rich, JJ... –¿Qué pasa, chico blanco?–Mel dijo con amor. Hunt suspiró.–Hay algo que ustedes necesitan saber. –Oh, Dios mío–dijo JJ, –¿Kenna ...? –Está igual.–Exhaló con fuerza. –Es hora de que escuchen algo. –¿Qué significa eso?– Dijo Rich. –Significa que estoy a punto de decirte algo que requiere más secreto que la identidad de Steel Eyes. Primero, aceptaran que nunca abandonara esta sala. –Me estás asustando–dijo JJ. –¿Me entienden?– Hunt estaba inmóvil y su expresión era seria. Todos asintieron. Él continuó.–Steel Eyes no es el único alias de Kenna. –Escúpelo–dijo Mel. –Ella es una agente del Mossad... inteligencia israelí. JJ se rió espontáneamente.–¿Estás intentando despejar nuestras mentes ... –¿Qué?– Dijo Mel.–¿Quieres decir como una...espía? –Oficial de inteligencia. –¿Estás loco, Hunter? –No, JJ. La única razón por la que te digo esto es porque hay gente cuyo trabajo era decidir si fingir o no su muerte después del tiroteo... para protegerla. Como sucede, han decidido dejarlo a la especulación pública por ahora, hasta que la tengan en un lugar seguro. Está a punto de publicarse una prensa de la corte completa en la comunidad de inteligencia para atraer tanto a la persona que hizo esto como a los Página 180 de 319 Al−Anka2019

responsables de la orden. La estamos trasladando a una instalación privada por motivos de seguridad, probablemente dentro de las próximas horas. Mel cruzó la habitación.–Espera. Dijiste "Estamos." ¿Eso significa que eres uno de ellos? Hunt asintió. Mel terminó su pensamiento. –Nos estás diciendo esto porque no vamos a poder verla una vez que la lleves, ¿no? –Lo siento, Mel, pero debes darte cuenta de que es por su seguridad y la tuya. –¡Al carajo con esa mierda! No voy a dejar a mi hermanita. Y tampoco te dejaré. –Hunter–dijo Rich, sorprendido,–¿tú también eres uno?

Les debo al menos esto, ¿no? Hunt pensó. Él sabía la gravedad de lo

que les estaba pidiendo, y su corazón se hundió. Si bien no estaba autorizado para decirles, estas tres personas habían sido su familia en la última década como lo habían sido para Kenna.

JJ se apartó el pelo largo de la cara con ambas manos.–Esto es increíble. ¿A dónde la llevas? –No puedo decírtelo. Quiero hacerlo, pero no puedo. –Bueno, cómo vamos a saber cómo esta ella–dijo Mel, de pie, con las manos en las caderas. –Te llamaré todos los días, lo prometo. Por si sirve de algo, recuerden que los quiero mucho, y ustedes también son mi familia, debido a este atentado contra la vida de Steel Eyes, la seguridad estará sobre ti. Los quiero a todos a salvo. Se acercó a Mel y le tomó la mejilla. Suavemente, él limpió la corriente de lágrimas de su rostro y la miró a los ojos.–Te amo, y te prometo, Mel, que voy a hacer esto bien. Mel asintió mientras lloraba. Luego lo miró a los ojos, con incredulidad escrita en toda su cara.–¿Espías? Tienes que estar jodidamente bromeando.

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Hunt miró a Rich y JJ. –Nada de lo que se dice aquí sale de esta habitación, ¿verdad, muchachos? –Te cubro las espaldas, hombre–dijo JJ. –Necesitas cualquier cosa, hermano...–Rich agregó. –Es solo esto por ahora.– Miró a Mel.–No será para siempre, Mel, tan pronto como sea seguro, me aseguraré de que la veas. De acuerdo, es mejor que salgan de aquí antes de que todos estemos reducidos a un charco. –Todavía no–dijo JJ.

u JJ entró en la UCI y subió a la cama de Kenna. La miró fijamente, luego a todos los tubos, escuchando los ritmos amarillentos de las máquinas. Suavemente acariciando su mano derecha, se preguntó si ella podría sentirlo, si pudiera escucharlo. Él se inclinó hacia delante, la besó en la mejilla y le susurró al oído lo único que podía decir.–Estamos en cinco, cariño.

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Capítulo Veintitrés Hunt entró en la habitación privada de Kenna en la clínica con un ramo de narcisos y margaritas púrpuras, y una bolsa que contenía una rosquilla recién horneada con chocolate.–Buenos días, Wave–dijo mientras dejaba las flores y el bolso sobre la mesa. Él fue hacia ella y la besó en la mejilla.–Tu color es mejor hoy. Tumbada en un ángulo de cuarenta y cinco grados en su cama de hospital, ella giró su cabeza lejos de él y no dijo nada. –¿Cómo está el brazo hoy?–Preguntó, como si no notara que ella lo ignoraba. –Jodidamente genial–respondió ella sin volverse para mirarlo. –Wave, mírame. –No. –Puedo esperar–dijo secamente. Finalmente, ella encontró su mirada. –Un paso a la vez. Estás haciendo un progreso tremendo. Sé que no se siente así, pero lo haces. Solo han pasado algunas semanas; date un descanso. Kenna suspiró. –Los doctores dicen que podría pasar un año antes de que los nervios periféricos hayan sanado lo suficiente como para pronosticar si tocare de nuevo. Y duele como el infierno. –Vas a regresar de esta, y me aseguraré de que eso suceda. –¿Vas a curarme?–Dijo con sarcasmo. –Si tengo que hacerlo–respondió, determinado. Kenna negó con la cabeza.–¿Por qué sigo creyéndote cuando dices cosas así? Página 183 de 319 Al−Anka2019

–Porque, Wave, sabes que si hay una manera de hacerlo, lo encontraré.–Cogió el cepillo del tocador del baño y regresó para cepillarle el cabello. –Estoy seguro de que quieres verte bien para tío Menachem; está en camino desde el hotel y debería estar aquí en cualquier momento, ¿necesitas algo para el dolor? –No quiero ningún medicamento para el dolor. Se meten con la cabeza. ¿Cómo están Mel, Rich y JJ? –Extrañándote como locos. Hablo con al menos uno de ellos todos los días, y todos están atrapados. Podrás hablar con ellos pronto...solo tenemos que esperar hasta tener una comunicación segura en todos los sentidos. –Quiero ver a Mel. –Vas a hacerlo. Solo han pasado unas semanas, y realmente debemos asegurarnos de que sea seguro primero. –Hunter, será mejor que te asegures de que no les pase nada. Emitió la frase como una orden. –Ya cortalo, Wave. Quien te disparó, te quería a ti, no a ellos. Si hubieran pensado que podrían contactarte a través de la banda, habrían aprovechado la oportunidad. La puerta de su habitación se abrió y el tío la atravesó. Le sonrió dulcemente a Kenna, tomó un sobre de su abrigo y colocó el abrigo en una silla.–Te ves bien–le dijo. –Mejor de lo que esperaba.–La besó en la frente. –No significará nada si no puedo tocar de nuevo. ¿Todavía tenemos información sobre quién me hizo esto? El tío frunció los labios y miró a Hunt. Acercó una silla para sentarse al lado de la cama de Kenna, mientras observaba su brazo izquierdo, que yacía allí, mostrando signos de leve atrofia. –El Ministerio del Interior está trabajando en eso. Pero tengo algo de información en la que aún puede estar interesada. –¿Sobre qué?–Dijo Kenna. El tío tomó una foto del sobre y se la entregó.–Sobre ella. Kenna luchó por sentarse más erguida mientras miraba la fotografía.–¿Maddy? Página 184 de 319 Al−Anka2019

Hunt se acercó para mirar. –Finalmente pudiste localizarla, ya veo. –Parece que estuvo muy ocupada el año pasado y, de todas las agencias, la Interpol nos notificó. ¿Quién hubiera pensado que la habrían encontrado antes que nosotros? En cualquier caso, estaba repartiendo ilustraciones del mercado negro... incluso algunas piezas culturales. Negoció artículos que los nazis robaron. Dos de las pinturas estaban en la lista de Maurice. –Así que usó la fotografía de Alex Winthrop como excusa para tener acceso a los archivos de fotos de mi padre. Supongo que se parece a su abuelo nazi después de todo. –Puede ser mejor para nuestros intereses descubrir una manera de averiguar qué acceso tenía Maddy,–dijo el tío.–Tal vez podrías hablar con la fotógrafa. –Tengo una mejor manera, tío–dijo Hunt con una sonrisa.–Mamá ha estado buscando un nuevo pasatiempo. Le encantaría esa misión, Alex y ella todavía están unidas. Mamá incluso le dio la cámara Leicaflex de su padre. –Bueno, deben estar unidas si lo hizo. No menosprecies a Phyllis, era tan buena como Kenna en su tiempo. Kenna se burló.–Maddy. ¡Esa perra robó a mi novia y se ocupó del arte robado por los nazis! Sabía que era una basura. Una cretina y una zorra,–dijo irreverentemente. –Wave, ¿puedes bajar el tono? Sin siquiera girar para mirar por encima del hombro a Hunt, el tío dijo:–Está bien, Hunter, tiene todo el derecho a estar enojada.–Se rió con cariño.– ¿Es lo mejor que puedes hacer, Kenna? ¡He oído mucho peor en mi tiempo!–El tío tomó su mano no lesionada.–Tengo una sugerencia que creo seriamente que debería considerar. –¿De qué se trata? –Sabes que tengo muchos años de experiencia con estas cosas, y antes de decirlo, quiero que mantengas una mente abierta y te des cuenta de que te estoy haciendo una oferta creo que te devolverá tu alma, si no tu vida.

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Miró a los ojos de tío y sintió algo que casi había olvidado—la mirada amorosa y afectuosa de un padre; como Maurice, como su padre Sam. –Creo que deberías recuperarte en mi villa en Jamaica. –¿Jamaica?– Dijo Hunt. –Sí. Es muy privada. Jean Claude tendrá detalles de seguridad y podemos protegerte allí. Kenna, tengo algunos de los mejores profesionales listos para trabajar contigo para volver de esto. El médico dice que estás en condiciones de viajar, así que tan pronto como reciba la noticia de que todo está listo para ti, ¿vas a ir? –¿Qué piensas, Wave? –¿Puedo dormir en eso? Tío suspiró.–Tu madre solía decir eso. –¿De verdad? –Sí. Oh sí. Veo más de ella en ti año tras año. –Jamaica–Kenna lo probó. –Cuando llame a mi mamá para pedirle que consiga la información de Alex,–Hunt comenzó,–voy a soltar suavemente la posibilidad de ir a Jamaica en la conversación. Tío sonrió.–Espero que no te importe, Hunter, pero me tomé la libertad de prepararla para eso en caso de que Kenna estuviera de acuerdo. –¿Importarme, tío? ¡Estoy agradecido! Ya sabes cómo son las madres judías. rió.

Ambos se volvieron bruscamente sorprendidos cuando Kenna se –¿Qué? El Bastardo no disparó a mi sentido del humor, sabes.

Cuando el tío se fue, Hunt cerró la puerta y se sentó en la silla junto a la cama. –Entonces, ¿qué piensas realmente de ir?–Preguntó. –Me gusta cómo suena eso. Cálida agua caribeña Reggae, ¿vendrás conmigo, al menos hasta que me instale? Página 186 de 319 Al−Anka2019

esté.

–Por supuesto cariño. Estaré en cualquier lugar donde quieras que

u Esa noche, cuando Kenna se durmió, tuvo sueños vívidos, recuerdos que surgieron de cavernas en lo profundo de su cerebro límbico. Era una niña otra vez, de vacaciones en Jamaica con sus padres. Habían ido de vacaciones con tanta frecuencia que los momentos más destacados de esas visitas se convirtieron en un colosal "lo mejor de" los sueños Estaban desayunando en la terraza junto al océano: ackee y saltfish, el desayuno nacional jamaiquino de los campeones. Se le hizo agua la boca cuando probó el dulce, la dulce piña conocida como sugarpine; delante de ella, los mirlos mojaban sus picos en los jarrones de la mesa para obtener agua fresca mientras graznaban, y el gran plato que tenía ante sí se llenó de jazmín jamaiquino, anón de azúcar y cruasanes jamaiquinos. –Aquí, cariño–le decía su madre, ofreciéndole un bocado de melón del tenedor. El mar a primera hora de la mañana la llamó, esperando impacientemente para envolver su cuerpo turquesa sin fin alrededor de su carne, donde la protegería de todo menos de sí misma. Kenna se despertó sobresaltada, incapaz de recordar la última vez que había conjurado a su madre.

Eso fue demasiado real para haber sido solo un sueño. Aunque estaba despierta, su boca todavía estaba babeando, y ahora no podía pensar en nada más que poner sus manos sobre un pino dulce. Le gustaba la idea de tener el mar cálido para ayudar en su recuperación. El tío había sido más que generoso con su oferta, y confiaba en él implícitamente cuando dijo que sentía que esto sería lo mejor para ella. De repente, cansada otra vez, cerró los ojos y se durmió pensando en navegar en aguas turquesas, reduciéndose el ritmo de Jamaica, donde todo "Right Away" la frase jamaiquina significaba "enseguida" Y para un Página 187 de 319 Al−Anka2019

jamaicano enseguida equivalía a "En algún momento antes de morir" Nada se movía rápido en Jamaica—era la ley, se preguntaba si moverse a esa velocidad hacía que la gente viviera más tiempo... o simplemente lo hacía parecer de esa manera. Dos días antes de su partida, Hunt llegó a las diez como siempre, pero sonreía como un comercial de pasta de dientes.–Tienes una sorpresa... y te va a encantar.–Lo dijo cantando. Kenna lo miró inquisitivamente y luego la sonrisa de pasta se deslizo en su cara cuando vio al afro asomando detrás de él en la puerta. –¡Mel! Mel entró apresuradamente, corrió hacia Kenna y le dio un abrazo a su lado sano. Se besaron las mejillas al menos cinco veces. –Hey, hermanita, no pensaste que iba a dejarte salir de aquí sin verme, ¿o sí? –¡Maldición, Mel... maldición! –Las dejare tener su tiempo chicas–dijo Hunt, sonriendo. –Volveré más tarde. Mel acercó la gran silla cómoda a la cama para sentarse lo más cerca posible de Kenna. –¿Cómo te sientes? –¿Sinceramente? Acabada, como si nunca volveré a tocar. Mi brazo izquierdo y mi mano son un desastre. –Sé que eso es lo que temes, pero te conozco desde hace mucho tiempo, Kenna, y nunca te he visto librar una batalla en la que aceptaste prisioneros, te lo diré. Dale un poco de tiempo, pequeña. Lo volverás a hacer. Esa mano izquierda no ha olvidado lo que la mayoría de los guitarristas ni siquiera aprenderán. –¿Cómo están Rich y JJ? Mel se rió mientras buscaba en su bolso. –Envían su amor, y JJ me pidieron que te diera esto.– Mel colocó el juguete del niño en la cama junto a la mano de Kenna. –¿Un mono baterista?– Kenna se rió. –Aquí,– dijo Mel mientras agarraba el juguete y lo terminaba. Página 188 de 319 Al−Anka2019

El sonriente mono golpeó sus parches de tambor con sus baquetas de mono en miniatura. Cuando se le acabó el vapor, Kenna lo sentó en su mesita de noche.–¿Han hablado tú y los chicos sobre sus próximos movimientos? –Ninguno de nosotros quiere pasar a otra cosa. Hablamos de mantener la banda unida, y al final, todos sentimos que necesitamos un descanso por ahora. Lo que te pasó realmente nos sacudió. Además, un concierto no tiene sentido sin ti. La intuición de Kenna le dijo que había más en esta historia, empujó suavemente –Lo entiendo, Mel, pero también te conozco, y no puedo imaginarte sentada alrededor de tu hermosa casa en las colinas comiendo Cheetos y no jugando. Eres la reina del concierto. –Recibí una llamada de Jordy Richards. Evidentemente, la banda Aid & Abet necesita un bajista para su próxima gira, y le pidieron que me ofreciera la primera opción. –¡Eso es fantástico! Después de toda esa música de Steel Eyes, ¿crees que puedes calentar al sonido Soul? –Mierda...sabes que mi segundo nombre es "Funk". Además, hay un cierto equilibrio. Quiero decir, si me fui a tocar con alguna otra banda de rock, me sentiría como si estuviera engañando a todos ustedes, pero funk... sí, podría hacer un comienzo limpio con un poco de funk. –¿Has hablado con Michel desde que todo esto sucedió? Mel sonrió con la sonrisa más femenina que Kenna había visto alguna vez. –¿Estás bromeando? Ese chico ha sido como una mama gallina, llamándome todo el tiempo. Oh ma chérie, estoy tan preocupado por ti.–Mel hizo una mala imitación del acento francés de Michel.–De todos modos, él volará mañana, y me tomaré un tiempo libre para mostrarle California. Realmente quiero ver si existe la posibilidad de que él y yo tengamos un futuro juntos. Kenna se rió. –Ahí está esa adolescente otra vez. Desde el día en que conociste a ese tipo, incluso cuando voló para visitarte en una gira el año pasado, solo te vuelves loca a su alrededor. Es muy lindo. –No para cambiar el tema, hermanita, pero tú y yo tenemos algo que tenemos que cuadrar.

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Kenna habría dicho, "¿Qué?" Pero no quería insultar la inteligencia de Mel. –No hay mucho que pueda contarte, ya sabes. –Está bien, entiendo que estás enredada en una mierda de espionaje, pero ¿por qué nunca me lo dijiste? ¿A mí? No pensé que tuviéramos, o necesitáramos tener ningún secreto. –Este no es el momento de entrar en una larga diatriba sobre el tema, pero basta con decir que mi trabajo era mantener el mundo a salvo, soy uno de los "buenos chicos". –Bueno, ¡quién lo hubiera imaginado! –Principalmente, paso información, fotos, y eso es todo lo que puedo contarte. Tú, JJ y Rich nunca estuvieron en peligro. –Lo sé, Hunt nos dijo. Tendremos el resto de esta conversación cuando seas más fuerte, pero aún no hemos terminado.–Mel le disparó el "no voy a dejarlo pasar" con la mirada. Kenna suspiró.–Lo sé. Mel se rió.–Mi hermanita es una espía. Doble–O– Steel Eyes. ¿Algo más que yo no sepa? –Escucha, Mel, me están moviendo en un par de días para recuperarme y hacer mi rehabilitación... en Jamaica. –¿Jamaica? Como en Jamaica, ¿Nueva York? –No, como en "tócame un poco de reggae, mon." –Entonces, ¿cómo voy a verte? Kenna sintió la opresión de la pérdida en su pecho ya dolorido. –Voy a pasar a la clandestinidad por un rato, Mel. –¿Cuánto es un rato? Kenna no sabía si no quería decirle la verdad a Mel o si simplemente no estaba preparada para enfrentarlo.–Puede que nos lleve algún tiempo vernos, pero sucederá. Créeme, ellos saben quién eres y lo unidas que estamos. –Maldición, ni siquiera había pensado en todas las personas en cuyo radar estoy que no conozco. No sé cómo me siento por eso. Página 190 de 319 Al−Anka2019

–Mira el lado positivo, Mel. Todos estos años hemos tenido la mejor seguridad del mundo. Mel miró el brazo de Kenna.–¿Estás segura de eso? –No hay duda en mi mente. ¿Vendrás a visitarme? –Sí, mon. Estaré allí tan pronto como me hagas saber que puedo ir.

u Dos días más tarde, la enfermera empujó a Kenna hacia la salida, donde esperó a Hunt. –Tengo todas tus cosas–dijo, llevando una gran caja marrón.–Ya vuelvo.–Salió del centro médico donde Jean Claude le quitó la caja, la metió en la cajuela y luego abrió la puerta trasera de la limusina. Cuando Hunt sacó a Kenna fuera, Jean Claude sonrió con una gran sonrisa. –Jean Claude–comenzó Kenna,–creo que esta es la primera vez que te veo sonreír. Eres bastante guapo. –¿Cómo no puedo sonreír cuando veo tu hermosa cara? ¿Puedo?−Preguntó mientras se inclinaba hacia delante para ayudar a Kenna a subir desde la silla de ruedas al automóvil. –Estoy tan contento de verte. Una vez que estaban en camino al aeropuerto, Kenna presionó el botón del intercomunicador y luego bajó la partición. –¿Oui, jefa? –No sé cómo agradecerle por salvarme la vida. –Puedes darme un pequeño beso en la mejilla y alquilarme un velero en Jamaica. Kenna se rió. –Lo tienes, mon ami. Jean Claude se rió también.–¿Dijiste, "mon" o "mon ami?" –En Jamaica, no hay diferencia.

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–Los veré a los dos en tres días–dijo Hunt. –Jean Claude tiene toda la información e instrucciones, Wave, así que él te ayudará a establecerte. –Tengo un poco de miedo de estar afuera en público y en un avión. –Monsieur Hunt, ¿no le ha dicho a ella? Hunt sonrió.–Supongo que se me olvidó. Tío arregló para un jet privado. –Con clase–dijo Kenna. Luego oyó la voz del tío en su cabeza, desde aquella noche en su biblioteca de Chantilly, cuando dijo:

–Cuidamos de los nuestros, ¿no?

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Capítulo Veinticuatro –Jean Claude–dijo Kenna mientras tomaba el sol en la proa del velero. –Oui, jefa. –Sabes, te has convertido en un excelente marinero a lo largo de este último año. –Eso espero. Un año es mucho tiempo para practicar.–Se dirigió hacia el viento. –Deberías haber traído tu tabla de windsurf. –El viento es demasiado fuerte aquí. Todavía es muy duro para mi brazo. –Esta es la mejor tarea que he tenido, jefa. De hecho, he pensado en comenzar un negocio de transporte cuando vuelvas a... ya sabes... tu vida real.–El bote surfeó por encima de una pequeña ola. –¿Puedo hacerte una pregunta? Kenna se sentó y se puso el sombrero.–Dispara. –Extraña elección de palabras, jefa–dijo sin expresión.–Está bien, probablemente no debería preguntar, pero debo hacerlo. ¿Por qué no tocas la guitarra nunca más? Lo extraño. Kenna se levantó y caminó hacia el timón.–No puedo. –¿Cómo sabes si no lo intentas?–Dijo cálidamente. Repitió en voz baja.–No puedo. Probablemente deberíamos regresar pronto. Quiero asegurarme de que todo en la villa sea perfecto antes de que llegue la pandilla. –Claro, podemos irnos ahora. Pero no te preocupes, el personal dijo que pronto llegaría todo lo que está en la lista, lo que significa que finalmente sucederá.–Se rió. Página 193 de 319 Al−Anka2019

Jean Claude viró ampliamente y tallado su propia brújula se levantó en las aguas negras profundas. Las velas se aflojaron, luego se volvieron completamente planas, y el barco se balanceaba suavemente en las olas mientras cruzaba el viento. Un minuto después, las velas se llenaron de aire oceánico en el otro lado de la barco, llevándolos a sotavento hacia su casa. Kenna inclinó la cabeza hacia atrás para sentir el rocío salado surcar su cálido rostro. Verónica, la supervisora de la casa, la saludó tan pronto como llegó a casa. –Todo está listo para sus amigos, señorita Kenna. ¿A qué hora llegan? –Pronto, Verónica–bromeó.–Llegaran en una hora.–Se inquietó por ver a la banda después de tanto tiempo, pero no había manera de que no asistiera a la boda de Mel. Técnicamente, Kenna y Steel Eyes seguían bajo tierra, haciendo de este escenario la mejor de todas las opciones. Mel estaba encantada cuando Kenna sugirió que Michel y ella tuvieran una boda al atardecer en la playa de Jamaica. Kenna sonrió al pensar en cuánto Rich, Mel y JJ iban a amar a la banda de reggae que había contratado. Hunt estaba volando con ellos, y él y Jean Claude se habían coordinado para que Jean Claude pudiera recogerlos juntos en el Aeropuerto Sangster en Montego Bay. En el último minuto, Kenna decidió ir con Jean Claude en la camioneta que había alquilado para la ocasión. –Esta camioneta será útil para transportar a la fiesta de bodas hacia y desde Quarter Moon, jefa–dijo mientras pasaban el exclusivo Quarter Moon Resort. –Me encanta ese lugar, Jean Claude. Ha cambiado mucho a lo largo de los años, pero siempre para mejor. –¡Como nosotros, jefa!– Se rió. –¡Como nosotros, Jean Claude! En el mismo momento, divisaron la llamativa cartelera justo antes de la rotonda cerca del aeropuerto. –Quiero dibujar un bigote sobre ella–se quejó Kenna.

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Jean Claude suspiró.–Ah, Silvana. Quiero diseminar cualquier loción que esté vendiendo sobre ella. Una hermosa mujer. –Lo siento, mon ami, ella batea para mi equipo. –¿En serio?–Dijo, divertido. –Hmm, suerte la tuya. –Sí, qué suerte la mía.–En su mente, Kenna pintó el bigote de Silvana de todos modos. Una vez dentro del aeropuerto, Jean Claude y Kenna esperaron con impaciencia fuera de la aduana. Solo cuando Kenna notó la cara pálida de Rich se dio cuenta de cuán bronceada se había vuelto. –¡Hermanita! –¡Hey, chica!–Gritó JJ. –¡Hola chicos! Rich entró por la puerta primero y barrió a Kenna. Él le dio su mejor abrazo de oso mientras la hacía girar en círculos antes de ponerla de nuevo en pie. –¡Eres un regalo para mis ojos cansados!–Dijo.–Y hablando de ojos, con tu piel así de oscura, tus ojos se ven positivamente soñadores. Hola, Jean Claude, ¡me alegro de verte, hombre! JJ fue el siguiente. –¡Oh, hombre, te he echado de menos!–Se besaron en la mejilla con un fuerte mwah, y luego Kenna se revolvió el cabello, mucho más corto pero aún desaliñado. –Mel–Kenna exhaló el nombre, y sus ojos se humedecieron al verla. Mel la agarró y las dos hicieron el tradicional "baile de novia" sosteniendo las manos, saltando de arriba abajo como preadolescentes antes de su primera cita.–¡Te vas a casar! –¡Me voy a casar!

–¡Salut, Michel! Bienvenido a Jamaica... ¡y a la familia! –¡Hola, Kenna! Michel la abrazó, sus suaves rizos negros le hicieron cosquillas en la cara mientras se besaban en ambas mejillas.–Muchas gracias por organizar la boda para nosotros–dijo con su dulce sonrisa y encantador acento francés. Página 195 de 319 Al−Anka2019

–¿Estás bromeando? Perder esta no era una opción. Puede que te estés casando con Mel, pero te das cuenta de que nos tienes a todos en el trato, ¿verdad? Michel se rió.–¿Cómo llegué a ser tan afortunado? –Caray, ¿Queda algo de amor?–Hunt seguía siendo la única persona que se retiraba en Jamaica vestida con un traje, incluso si lo usaba sin corbata. Él y Kenna se abrazaron, se pegaron unos a otros como pegamento. –¡Te ves bien, JC!– Dijo JJ. –Tú también, JJ. Mon Dieu, finalmente te afeitaste. Jean Claude le dio a Mel un beso en la mejilla. –¡Felicitaciones! A ti también, Michel. Recuerdo la noche en que se conocieron en París, Bienvenue. De acuerdo, entremos el equipaje en la furgoneta y nos vayamos a casa. –Gracias, hombre–dijo JJ mientras le daba palmaditas en sus gruesos hombros. Kenna se congeló adentro cuando vio sus cajas de instrumentos. JJ seguramente viajaba con sus baquetas nunchaku, listo para tocar cualquier cosa. Al entrar en la furgoneta, desvió su atención de los instrumentos y volvió a sus amigos.–Ustedes van a amar a la banda que contraté para la boda. Tengo una sorpresa especial para tu paso por el pasillo, Mel. –Súbete, hermanita. –Me gusta mucho tu nueva apariencia aerodinámica–dijo Kenna, acariciando el cabello recortado de Mel, una señal segura de que nadie superaría la década de 1990 sin una imagen más esbelta. Estaban tan absortos el uno en el otro que el viaje de media hora hasta la villa duró unos cinco minutos. Kenna los condujo a la villa junto a la playa y los orientó. –El personal les mostrará a todos sus habitaciones, y no lo duden... si hay algo que necesiten, solo pregunten. Estoy bastante bien equipada para este evento. Oh, sí, y pronto llegará significa "Puede ser ya, puede ser más tarde."

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Mel le lanzó una mirada. Como siempre, la comunicación silenciosa de Kenna y Mel todavía estaba intacta. –No tienes ni idea, Mel, de lo que se necesitó para hacerte donas reales. Mel hizo su pequeño baile feliz.–¿Tienes donas? –Bien, chicos, vayan a instalarse mientras yo golpeo el agua,–dijo Kenna. –Nos vemos en breve... en la terraza... para el té de la tarde. Estén allí –¡Ella está viviendo la buena vida!– JJ se rió mientras agarró su maleta y siguió a Verónica a su habitación. Una vez que todos habían desaparecido en sus esquinas, Hunt salió a la terraza y se unió a Jean Claude. Vieron a Kenna despegar desde la orilla en su tabla de windsurf, navegando hacia el horizonte. –¿Cómo está ella?–Preguntó Hunt. –Igual. No toca. Le pregunto por qué no y todo lo que dice es: "No puedo." Hunt negó con la cabeza, viendo la imagen de Kenna disminuir mientras navegaba en la distancia en su palo de paleta con la vela alta de color rosa y agua.–Espero que esta sea la patada en los pantalones que necesita. Tal vez con todo el mundo de nuevo juntos, se encenderá algo en ella. Jean Claude puso su mano en el hombro de Hunt. –Eso espero, hay momentos en que ni siquiera va a escuchar a sus amigos de la música local porque dice que es demasiado difícil. Pasa la mayor parte de su tiempo sola, practicando windsurf y nadando. –Me mata escuchar eso, Jean Claude. –Me mata decírtelo, Hunter. Aunque la vuelve fuerte nuevamente. Para Kenna Waverly, sin embargo, simplemente soñar en grande fue una vez un acto independiente de coraje. ¿Pero un viento justo en su espalda en el océano? Ahora que estaba viviendo grande. Nadie más estaba al tanto de cómo el windsurf la había transformado, le había enseñado a estar en el momento presente, al mando de la quietud interna necesaria para dominar las fuerzas del viento y el mar. Ese era un asunto privado entre ella y la vida misma. Regresó a la orilla y varó su tabla justo Página 197 de 319 Al−Anka2019

cuando la pandilla se estaba reuniendo en la terraza para tomar el té de la tarde. La mesa había sido puesta con linos y la porcelana de Royal Doulton, y con la excepción de la nueva silla añadida a Michel, todos cayeron automáticamente en su lugar habitual en la mesa. Al igual que cualquier familia reunida para una fiesta o una ocasión especial, todos tenían su lugar especial, sin importar la mesa, o el país en el que se encontraba esa mesa. –Que pase sin crema el primer bollo,–Hunt bromeó. –Pase esos bocadillos de té, por favor–dijo JJ con su brazo ya alcanzando la bandeja de tres niveles. –Kenna, pareces una sirena que alguien acaba de arrancar del océano–dijo Michel. –Una hermosa sirena. –Merci, Michel. Entonces, ¿qué piensan chicos? Díganme la verdad, ¿luzco como yo? Rich se metió un trozo de bollo de arándanos en la boca.–No. Te ves mejor que tú. Kenna se rió y luego pasó la siguiente hora escuchando los detalles de su último año, desde aquella noche horrible que había cambiado la Banda Steel Eyes para siempre: cómo Rich finalmente se había tomado en serio el estudio del piano; cómo JJ se había dedicado al yoga y la meditación después del tiroteo, lo que lo llevó a conocer a una mujer increíble que había estado viendo desde entonces. La única cosa a la que todos seguían volviendo era cuánto la habían extrañado todos. –Espero que todos hayan disfrutado su té de la tarde–dijo Verónica mientras despejaba la mesa. –Vaya, ¿qué crees, Verónica?–dijo Hunt.–No queda ni un solo pastel. –Volveré en un instante, muchachos. Tengo que lavarme la sal–dijo Kenna. –Relájense y siéntanse como en casa. Cuando regresó, todos estaban en la terraza, tumbados en las hamacas. Mel se apoyó contra Michel, sus brazos se envolvieron cómodamente alrededor de ella, y su rizado cabello negro alborotado por la brisa del mar. JJ y Rich estaban bebiendo cerveza Red Stripe, la botella de Rich colgando de su mano mientras él se dejaba caer en su chaise. Página 198 de 319 Al−Anka2019

–Vamos, hermanita, saca tu trasero aquí para la puesta de sol. Una oleada de calor llenó a Kenna al sonido de la voz de Mel, al ver a estas personas a las que amaba tanto, juntas otra vez y esperándola. Nadie emitió un sonido cuando la bola de color miel se hundió detrás del agua negra, sus rayas de color naranja y amarillo extendiéndose como dedos que cuelgan de las nubes prominentes e hinchadas; como si el sol mismo estuviera intentando retrasar lo inevitable, renuente a renunciar a su control sobre el hemisferio. Con cada minuto que pasaba, el cielo perdía su batalla para reparar su menguante sombra de azul. Kenna sonrió mientras miraba sus rostros, cada uno de ellos más relajado de lo que nunca había visto. Acaban de llegar. Espera a que hayan

estado aquí unos días.

Después de la cena, Rich llevó su caja de guitarra a Kenna, quien se enfrió al verla. La abrió burlonamente y luego sostuvo a Dulce Jayne frente a ella.–Sorpresa. Pensé que ustedes dos deben estar extrañándose la una a la otra por ahora. Bajo la presión del momento, Kenna sonrió graciosamente y cogió a Dulce Jayne de él.–Gracias, Rich.–Se sintió incómodo abrazarla de nuevo, como volver a visitar una casa de la infancia cuando era adulta, solo para descubrir que no era tan grandiosa como la memoria servida. Kenna colocó cuidadosamente a Dulce Jayne en el estuche. Mel apretó su lengua suavemente entre sus dientes y sacudió su cabeza. Rich la miró como una advertencia para que no dijera: "Vamos,

hermanita, demuéstrales lo que tienes."

JJ suspiró y pasó un porro encendido a Rich. Después de tomar un golpe, Rich recuperó a Dulce Jayne de la caja, se inclinó hacia atrás y tocó suavemente. Kenna sonrió.–Una balada. ¿Es tuya, Rich? –Escribí la música y Mel escribió la letra. Se llama "Astrología." Mel tomó las voces.

Te fijas en las chicas que no se parecen en nada a mí Yo simplemente te miro

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Nadie me hace sentir así Simplemente miras hacia otro lado Si supieras cómo Siento por ti Por otra parte, Quizás lo hagas Veo la noche con dulce intención Sabiendo que nunca se hace realidad Por qué te gusto Si no soy tu tipo Por qué me molesto Cuando las estrellas no se alinearán En mi propio mundo Es el destino mágico Será mejor que vengas a buscarme Antes de que sea demasiado tarde Todas las noches te juro Libérate de mi mente A partir de la nada Usted se cuela Juro que es la última vez Por qué te gusto Si no soy tu tipo Cómo puedo amarte Cuando las estrellas no se alinearán Te siento tan cerca A pesar de que estás tan lejos No puedo abrazarte Así que sostengo una guitarra Por qué te quiero Si no eres mi tipo Cuando en el infierno Se alinearán estas viejas estrellas Se está demorando demasiado Perdimos tanto tiempo Habla con tus estrellas, bebé Hablaré con las mías

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Kenna recibió un chute.–Eso fue hermoso, muchachos, simplemente hermoso. Rich, tal vez deberías quedarte con Dulce Jayne. Rich sonrió.–No lo creo, cariño. Eso me haría un rompe hogares.

u Al día siguiente, mientras las empresas de catering y los decoradores lo preparaban todo, los chicos salieron en el barco con Jean Claude. Kenna atendió a Mel, llevándola para un masaje y servicios de spa en Quarter Moon. Incluso había establecido citas para el cabello y el maquillaje, en esencia haciendo todo lo que harían una hermana y una dama de honor. Cuando regresaron a casa, estaban tan relajadas que Kenna tuvo que tomar una siesta. Cuando despertó, lo último y más importante en su lista era vestirse y llevar a Mel por ese pasillo. Mel se asomó desde su habitación.–¡Oh mí dios! Las velas y la suave iluminación estaban en todas partes, y las mesas íntimamente arregladas estaban adornadas con linos finos, cristal y porcelana china. El profundo mobiliario de caoba era suave para los ojos. Un aroma a brisa marina impregnaba la habitación, llevando consigo las notas de la banda que se calentaba en la playa. En la arena, justo debajo de la galería, las antorchas tiki se alineaban en el pasillo de la novia, y las fajas blancas flanqueaban su largo, envueltas en postes junto con un follaje tropical prehistóricamente grande y flores de colores brillantes. Situado en un ángulo que desviaría el sol, el altar dio paso a la vista más espectacular de la novia, el novio y el atardecer. –Me gustan esos tipos, JJ,– dijo Rich, mirando hacia abajo desde la terraza. –Me está gustando–respondió mientras golpeaba el ritmo del reggae en la barandilla con sus manos. Verónica estaba de pie en la entrada para recibir a los invitados, no sería una gran fiesta de bodas, pero al menos alguna familia de ambos lados asistía. Los padres y la hermana gemela de Michel llegaron, mostrando de inmediato su alivio cuando Kenna les habló en francés. El hermano de Mel, sus padres, su tía, su tío y dos primos llegaron, y todos abrazaron a Kenna, felices de verla de nuevo. Página 201 de 319 Al−Anka2019

Cuando el sol se hundió un poco más en el cielo, Kenna los rodeó y les hizo sentarse en las sillas de la playa. Una vez que los invitados se habían acomodado, vio a Michel de pie en el altar, y el predicador la saludó con el pulgar hacia arriba. Kenna corrió escaleras arriba para alcanzar a Mel. –Es hora, cariño. Estás preciosa. ¿Estás lista? Mel se volvió, su expresión esperanzada, temerosa, feliz. –No puedo creer que esté a punto de suceder. –Te lo mereces, Mel. Michel es un muñeco y su familia es maravillosa, así que supongo que será mejor que comiences a tomar clases de francés. –Je parle francais, ma petite soeur. Kenna rugió de risa por el acento, pero la entendió perfectamente, habló francés, mi hermanita, había dicho.–Wow, estoy muy orgullosa de ti. –Kenna, ¿Quién hubiera pensado? Mientras estamos de gira por París, un tipo que no tenía idea de quién era yo sólo quería comprarme café y un danés. Algo me dijo que dijera que sí, y ahora estoy aquí, un par de años más tarde ¡preparándome para casarme con el chico! –Sí lo eres. Y si nada más, Michel sabe que eres una cita barata, ¿estás lista para ir al altar conmigo y saludar a tu guapo Príncipe? agua.

–Eso espero. Estoy tan nerviosa, mis rodillas se sienten como el

–No te pongas nerviosa.– Kenna enderezó amorosamente el collar de Mel y la miró a los ojos. Citó la frase que Mel le había dicho la mayoría de las veces a lo largo de su carrera.–Vamos, nena, muéstrales lo que tienes. Tan pronto como Mel apareció en la parte superior de las escaleras, la banda de reggae comenzó a tocar la canción exitosa de Steel Eyes: "If I Ever Had the Chance (I'd Fall in Love with You)." –¿De verdad?–Susurró Mel cuando escuchó las primeras tres notas.−Nunca imaginé que esta canción tuviera un estilo reggae. –Para ti, hermana mayor, con un ligero cambio de letra al final−susurró Kenna. Página 202 de 319 Al−Anka2019

Kenna había arreglado la música para que se tocara al estilo jamaiquino, completa con un tambor de acero y una caja de música jamaicana, dos guitarras acústicas y un ritmo definitivo de reggae. Había cambiado la letra de la última línea para adaptarse a la ocasión. Los invitados estaban de pie para la novia; ellos gritaron y aullaron cuando Mel, que nunca se veía más radiante que con su vestido sin tirantes con escote en V, se paseó por el pasillo escoltada por Kenna, las cuentas de buen gusto cosidas a mano meticulosamente en el corpiño del vestido de novia brillaban bajo el sol crepuscular, acunadas como estaban en el pecho del horizonte. Con un marcado acento jamaiquino, el hombre frontal desgastado por el sol cantó: Si alguna vez tuve la oportunidad, Me enamoraría de ti, En la Ciudad de la Luz Si solo por una noche Fuiste el amor de mi vida. Durante toda la noche En la Ciudad de la Luz Tú también te enamoraste de mí. El momento en que nos conocimos yo sabía Siempre te recordaría. Si alguna vez tengo la oportunidad Es verdad Me encantaría pasar mi vida contigo.

Al final de la ceremonia, el predicador proclamó alegremente:−Ahora los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia. Saludos de alegría estallaron, y todos aplaudieron y se abrazaron cuando la banda de reggae comenzó a tocar el clásico de Bob Marley "One Love. " La hora del cóctel podría haber pasado para una fiesta en la playa, con todos sonriendo, celebrando y bailando juntos descalzos. Los camareros con camisa blanca servían ponche de ron y entremeses, y las antorchas tiki se balanceaban hasta el ritmo jamaicano nocturno. Cuando Página 203 de 319 Al−Anka2019

los músicos tomaron su descanso para instalarse dentro de la casa para la música de la cena, Kenna miró a sus amigos desde la terraza.

¿Quién hubiera adivinado que el toque de JJ a mi puerta diez minutos después de que me mudé a West Hollywood nos llevaría a todo esto! Miró hacia el océano y pensó en Alex, preguntándose por qué todavía pensaba en Alex, por qué nunca había dejado de pensar en Alex, ni siquiera después de todos estos años. Luego pensó en Cathérine y se preguntó cómo hubieran resultado las cosas de otra forma si después de esa última gira no le hubieran disparado. Echando un vistazo a su reloj, contó la diferencia de tiempo y se imaginó a Cathérine atendiendo el bar de Agitée en ese mismo momento. –Señorita Kenna–dijo Verónica,–¿le gustaría que instalemos a los invitados ahora? Kenna asintió. –Gracias, Verónica. ¿El champán está listo para el brindis? –Pronto vendrá, la hemos estado manteniendo fría–respondió Verónica. Una vez que todos estuvieron sentados, Kenna se levantó. –En primer lugar, me gustaría darles la bienvenida a todos a mí patio. Para aquellos de ustedes que no hablan jamaicano, eso significa bienvenido a mi hogar. Durante más de una década, Mel, Rich, JJ y Hunt han sido mi familia, y ahora, gracias a Michel, nuestra familia finalmente está creciendo. En nuestro pequeño edificio de apartamentos en West Hollywood, cuatro jóvenes desaliñados se reunieron, y su destino estaba inextricablemente vinculado a un destino inimaginable. Sé que hablo por todos nosotros aquí cuando digo…–Kenna levantó su copa–…por Michel y Mel, que tengan una vida de compañerismo, gran, gran amor y una vergüenza de riquezas... incluyendo pequeñas sobrinas y sobrinos para JJ, Rich, Hunt y yo los echemos a perder. ¡Los quiero, muchachos! –Repitió la última parte del brindis en francés para el beneficio de la familia de Michel. –¡Aquí, aquí!,– Dijo JJ. –¡Por Mel y Michel!

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u Durante las siguientes horas, la comida fluyó como el vino. Las melodías de reggae se deslizaron suavemente a través de la habitación, los tapones de champán estallaron, las burbujas iluminadas por las velas rebotando y centelleando, y Kenna estaba agradecida de tenerlos a todos juntos otra vez, bajo su techo. Mientras los invitados bailaban, comprobó la hora y luego desapareció en su habitación. Levantó el teléfono, vaciló, luego marcó el código de país para Francia y marcó el número de Agitée. Cuando el barman respondió, preguntó por Cathérine, en inglés, y luego esperó. –Oh, Dios mío, ¿eres realmente tú?–Dijo Cathérine. –Oui, chérie–respondió Kenna. –Estoy tan agradecida de que realmente estés viva. Tantos informes dijeron que no lo estabas, y he estado terriblemente preocupada por ti. Mi dulce y dulce Steeleyez. –Gracias, Cathérine, eso significa mucho para mí. La prensa me comería viva si saliera de mi escondite, y no estoy preparada para enfrentarlo. Me disculpo por esperar tanto para llamarte. Supongo que llamé porque hay algo que quería que supieras. Algo que necesito decir mucho.

–¿Oui? –Todavía pienso en ti, Cathérine... y tú significabas algo para mí, en realidad, significabas más que algo para mí. –Kenna giró el cable del teléfono una y otra vez. Cathérine suspiró al teléfono.–Te extrañé tanto que apenas pude comer o dormir durante un mes después de que te fuiste de París. Pero me forzó a mirar realmente mi vida y lo que quería. Steeleyez, tú me cambiaste. Cambiaste lo que pensé que era posible para mí, y por eso siempre estaré agradecida. Y tú... ¿estás bien, mi amor? –Todavía estoy sanando, aunque no sé si volveré a tocar alguna vez. –No, no, no. Chérie, tienes que hacerlo. No puedes rendirte. Por favor por mí. Página 205 de 319 Al−Anka2019

Kenna cambió el tema.–¿Cómo es tu vida ahora? –Estoy feliz. Tengo una novia. Quiero decir, no eres tú...pero ella no es mala. Kenna se rió, lo que instantáneamente le recordó lo que la había atraído de Cathérine en primer lugar.–Si esto es lo que quieres, entonces estoy feliz por ti. Te deseo lo mejor, Cathérine. Siempre. Es bueno escuchar tu voz. –Espera, Steeleyez. Hay una cosa. Kenna sonrió.–¿"Si Alguna Vez Tuviera la Oportunidad"? Sí, chérie, la escribí para ti y la grabamos durante la gira. –¡Lo sabía! Muchas gracias. Es una canción hermosa, y cada vez que la escucho, estoy llena de amor, llena de...ti. Prometo escucharla siempre...y recordarla. –Sé que pensaré en ti también, Cathérine. Kenna suspiró pesadamente, y cuando volvió a colocar el teléfono en el receptor, apoyó los dedos delicadamente hasta que pudo soltarlo, regresó a la fiesta cuando se estaba terminando. Las familias de Mel y Michel se desplazaron en parejas, listas para regresar a Quarter Moon. Desde el interior de la casa, Kenna se detuvo a mirar mientras Michel y Mel se balanceaban en un baile lento, en la veranda, a la luz de la luna, en el amor. Uno por uno, Hunt, JJ y Rich se unieron a ella. –Se ven tan felices–dijo JJ. Kenna lo miró. –Por lo que sé, eres el siguiente. –¿Me ayudarías a elegir el anillo, Kenna? Deslizó su brazo alrededor de su cintura. –¿Tienes que preguntar?

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PARTE TRES 2003, Siete años después

Capítulo Veinticinco Kenna y Hunt mostraron sus pases VIP detrás del escenario y fueron directamente a la fiesta después del concierto. JJ y Rich fueron arrinconados, posando para fotos con los amigos de los productores, Página 208 de 319 Al−Anka2019

cumpliendo sus obligaciones con sus sonrisas públicas. Mel estaba dando una entrevista a la prensa. –No ha cambiado mucho en siete años, ¿eh, Wave?– Susurró Hunt. –Todo ha cambiado–respondió Kenna, mirando a su alrededor. –¿Todo o solo tú? Mel vio a Kenna primero y les indicó a los muchachos. –Lo siento, amigos, eso es todo por ahora–dijo JJ.–Oye, Kenna.–Él la abrazó. –Estoy tan feliz de que tú y Hunt pudieran venir. –Ella voló solo para el concierto–dijo Hunt. –Estuvieron espectaculares esta noche–dijo Kenna. –Todavía me impresionas. –¡Dame un poco de azúcar, Kenna!– Rich se inclinó y se abrazaron. –Entonces, hermanita, ¿algo de esto regresa a ti? Kenna recorrió la sala, abrumada. –¿Cómo pude hacer esto? –Oh, vamos–comenzó JJ, –nadie lo hizo mejor que tú. –¿No estás un poco tentada?– Mel se burló. –No importaría si lo estuviera, Mel. Ya no lo tengo. –¡Kenna!– Michel corrió hacia ella y se besaron en ambas mejillas. –Michel, es tan bueno verte.– Miró a Mel.–Está bien, ¿dónde está ella? ¿Estás escondiendo a mi ahijada de mí? –Es más como mantenerla como rehén... pero solo hasta que tenga treinta años, entonces la dejaremos salir–dijo Mel.–Pero superará tener que quedarse en casa esta noche tan pronto como te vea por la mañana, vendrás mañana, ¿no? aquí.

Kenna sonrió y citó a Mel.–Estaba planeando verla antes de irme de –¿De verdad tienes que volver a Jersey?

–Lo hace–respondió Hunt.–¡Tenemos una próxima recaudación de fondos para Wanted! en Filadelfia. ¿Ustedes tienen alguna idea de cuántos perros callejeros nuestros refugios de no matar han salvado en los últimos siete años? Página 209 de 319 Al−Anka2019

–No lo digas, Hunter –advirtió Kenna. –¿Por qué no?– Dijo Rich. –Quiero saber lo bueno que hacen mis donaciones deducibles de impuestos. Hunt respondió por ella. –Dice que le hace pensar en todos los que no pudieron ser rescatados. –En una misión personal para salvarlos a todos–dijo Rich. –Si me preguntas–dijo Hunt,–ve ese vaso medio vacío. Kenna puso los ojos en blanco. –¿Cuántas veces tengo que decirlo, Hunt? Ya sea que vea el vaso medio vacío o medio lleno, ¡todavía hay la misma cantidad de cosas en el vaso! –Esa es mi chica–dijo JJ. –Volveré a Los Ángeles después de las vacaciones–dijo Kenna,–y para entonces estarás en receso y tendremos algo de tiempo para pasar juntas, ¿verdad? –Absolutamente, hermanita. ¿Estarás aquí para la fiesta de cumpleaños de Dalia? Kenna sonrió, recordando cuando Mel le había preguntado si podían nombrar a su hija por la madre de Kenna. –No puedo esperar. –Sí–espetó Michel, –estamos alquilando ponies para la ocasión, y todos los niños pequeños tendrán un paseo y una foto. –Ustedes dos son tan deliciosos, me dan esperanza. Mira, sé que aún tienes que pasar, así que ve y haz lo que quieras desde esta semana desde casa. –Es genial verte, Kenna. ¡Te extraño!–JJ la besó en la mejilla y luego estrechó la mano de Hunt. –Hasta luego hermano. Kenna echó sus brazos alrededor del cuello de Rich y le susurró al oído. –¿Por qué Karina no está aquí? Él susurró de vuelta. –JJ y ella tienen algunos problemas maritales, pero no te preocupes, están bien. Rich la besó en la mejilla antes de irse. –Te amo cariño. Kenna asintió y se volvió hacia Mel. –¿Qué está pasando realmente que yo no sepa? Página 210 de 319 Al−Anka2019

–Sinceramente, creo que estamos envejeciendo. A Karina le gustaría que JJ estuviera en casa más. En cuanto a mí, he sido una estrella de rock. Ahora quiero quedarme en casa, hornear galletas y organizar citas para la obra de Dalia. JJ espera que sea sólo una fase.–Mel se rió tan fuerte que le trajo lágrimas a los ojos. –Escucha, tuve un pensamiento, y puedes decir que no. –¿Qué, Mel? –¿Qué tal si salimos a visitarte este verano y colgamos en Jersey Shore por una semana? Los ojos de Kenna se iluminaron. –¿De verdad? ¿Dos semanas enteras? Financiaré a Dalia en el malecón de Ocean City. ¿Tienes idea de cuántas veces puedes jugar Whack–a–Mole por veinte dólares? Luego está el flan... ya sabes, el helado suave de servir, y podemos ir a la montaña rusa y la noria... ¡Y las tazas de té giratorias! Taffies de agua salada. Mel negó con la cabeza. –Echas a perder a mi miserable hija. Kenna sonrió. –¿De qué sirve tener hijos, perros o amantes si no vas a consentirlos? Además, Dalia es lo más parecido que mi madre hubiera tenido una nieta. Es su tocaya, y mi ahijada. Para mí, no hay nada mejor que eso. Mel se rió.–Sí, recuérdalo cuando te la envié durante los terribles años de la adolescencia. ¿Entonces te veré en la mañana? –Seguro. Después de que Hunt y Kenna volvieron a la limusina, él esperó unos minutos antes de decir: –¿Ni siquiera lo extrañas un poco? La voz de Kenna era baja y suave. –A veces lo extraño tanto, me duele físicamente. –Entonces, ¿qué te detiene? Sabes que Mel, Rich y JJ te traerán de vuelta en un instante. –Son tan buenos, Hunt. Muy jodidamente buenos. Al verlos en el escenario esta noche, me di cuenta de que ya no podría seguirles el ritmo. Han pasado demasiados años desde que toqué. –Claro que podrías, Wave .Solo necesitas enfocarte... y comenzar a tocar de nuevo. Página 211 de 319 Al−Anka2019

–No, lo que necesitaría es comenzar de nuevo, desde cero. Y para eso, no solo necesito habilidades, Hunt. Necesito inspiración. –¡Bien, okey! Lo estoy dejando caer –dijo. –En un tema diferente, hablé con mamá hoy. Dijo que había hablado con Alex Winthrop. Alex preguntó por ti, quería saber qué estás haciendo ahora, cómo estás. La sonrisa de Kenna fue resignada. –¿Sí? Es bueno saberlo. –Wave, ¿qué está pasando contigo? Es como si te hubieras dado por vencida. Lo miró a los ojos. –¿Es eso lo mismo que rendirse?

u La noche siguiente, Kenna se paró en su terraza de Nueva Jersey con una copa de vino y el álbum New Steel Eyes Trio tocando en su estéreo, una ráfaga de finales de otoño le cortó el cabello largo y le mordió el cuello, haciendo que echara de menos el calor de Jamaica y recordándole que Jamaica parecía haber pasado tanto tiempo atrás, porque así era. Bebió el vino e hizo una prueba final de la invitación a la próxima recaudación de fondos de invierno para Wanted!, su organización de refugios de animales sin matar. Durante los últimos siete años, ella había encontrado un gran consuelo en salvar a los perdidos permanentemente y no deseados,—siendo ella misma la excepción. El aislamiento del invierno se estaba asentando profundamente en los huesos de la costa de Nueva Jersey, tallando la carne de los pueblos de playa de verano hasta sus esqueletos. Era la época del año cuando las islas de la barrera se convirtieron en pueblos fantasmas, y las casas en silencio, sin sillas de playa o tablas de surf para tropezar mientras Kenna vagaba por las calles y playas vacías. Una vez que todos los visitantes de temporada se habían ido, y aquellos que vivían en la ciudad ya no tenían tiempo para visitar sus casas en la costa, la orilla se volvió lo suficientemente silenciosa como para que ella pensara. Así era como a ella le gustaba más. A pesar de que el océano no era azul y solo era cálido en verano, la energía allí la hacía sentir al menos un sentido de propósito. Encogiéndose del frío salado, dio un paso atrás dentro de la casa y se sentó junto a su calentito fuego donde terminó su copa de vino. Página 212 de 319 Al−Anka2019

Era casi la hora de su reunión programada en línea en la sala de chat Steel Eyes. A ella le gustó esta nueva cosa de Internet. Era una forma de estar sola, pero también de estar con personas... bueno, una persona en particular. El nombre de pantalla de Kenna, "Steel Eyes enmascarada" apareció en la pantalla tan pronto como se conectó a la sala de chat. Su amiga en línea" Eyes4U" la llamó "Enmascarada" o "SED" para abreviar. En cualquier momento, Eyes4U iniciaría la sesión, y en cuestión de minutos,—como en cualquier otra cyber cita.—Se escaparían a una sala de chat privado, sólo las dos. Kenna miró la pantalla mientras todos los habituales y algunos recién llegados conversaban sobre todo Steel Eyes. Discutieron sobre qué canciones eran las mejores, para quién podrían haber sido escritas y qué grandes músicos eran JJ, Mel y Rich. Durante el año pasado, había leído todos los comentarios, teorías de conspiración y suposiciones sobre Steel Eyes y su paradero. No podía creer que algunas personas creyeran realmente que había muerto después del tiroteo y que por eso nunca había regresado.

Si solo hubiera sido así de simple, pensó. Apareció un mensaje

instantáneo en la esquina izquierda de su pantalla. EYES4U: Buenas noches, enmascarada. DISCURSO DE STEEL EYES: Hola, Eyes.

EYES4U: Te he extrañado los últimos días. ¿Dónde has estado? SED: Tuve que volar a Los Ángeles para un concierto. EYES4U: Déjame adivinar... ¿el concierto de New Steel Eyes Trio? SED: por supuesto. Ellos fueron increíbles. ¡ASOMBROSO! De verdad. EYES4U: Estoy segura, pero no es lo mismo sin la maestra enmascarada de la música. Kenna no sabía cómo responder cuando los Eyes decían cosas así, así que escribió lo que se esperaba de un fan de Steel Eyes. SED: Tienes razón, pero eso no significa que no hayan sido increíbles, de hecho, tuve un pase detrás del escenario. EYES4U: Estás tratando de impresionarme. Página 213 de 319 Al−Anka2019

SED: ¿Y qué ocurre si lo estoy? EYES4U: Lo tomaría como un cumplido. Kenna sonrió. De todas las veces que se había preguntado cómo era Eyes4U, esta noche tenía más curiosidad por saber que nunca. Eyes4U la cautivó, la hizo pensar y lo más importante, la hizo sonreír... mucho. SED: me estoy sonrojando. Para el registro, te extrañé... aunque no sé a quién me estoy extrañando. ¿Es eso correcto, Eyes? ¿Quién?

EYES4U: (Poniendo los ojos en blanco) ¿A quién le importa, enmascarada? SED: ¿Así que puedo sentirme segura de que eres profesora de inglés? A pesar de la gramática, feliz aniversario, Eyes. Es difícil creer que nos conocemos desde hace ocho meses. EYES4U: Sé prácticamente de todo... y prácticamente nada sobre ti; te envié una tarjeta electrónica a tu correo electrónico, pero todavía estoy esperando una respuesta a mi pregunta. Kenna se removió en su silla, girando la punta de su cabello como una adolescente. "¡Quiero besarte, Eyes!" ¡No, no puedes escribir eso! SED: ¿Estás realmente lista para arruinar la fantasía? EYES4U: Eso me parece un poco como el "vaso medio vacío" si me preguntas. Además, creamos esta fantasía. SED: Pero después de todo este tiempo, ¿qué pasa si cuando nos encontramos no tenemos química? EYES4U: Imposible, enmascarada. Ya tenemos eso. Me haces reír. SED: ¿Por qué? EYES4U: Porque no sé cómo no puedes ver lo que está justo frente a ti. SED: Entonces... estás segura de que deberíamos encontrarnos. EYES4U: Te lo diré suavemente... Incluso Humpty Dumpty tuvo que caer finalmente a un lado de la valla. SED: ¡Exactamente! Y solo mira lo que le pasó a él. Todos los caballos del rey y todos los hombres del rey, Eyes. EYES4U: Algo me dice que no eres tan frágil como Humpty. Página 214 de 319 Al−Anka2019

SED: Bueno, algo podría ser incorrecto. Pero estoy calentando la idea. EYES4U: Al menos ambas estamos locas por Steel Eyes. Eso es un comienzo. Después de todo, soy su fanática más devota. SED: Debes serlo, ya que ella no ha lanzado un CD en casi una DÉCADA. Quizás no puede regresar porque realmente está muerta. EYES4U: No digas eso. Ya verás, volverá y será inolvidable. Mejor, si eso es posible. SED: Seguramente tienes mucha fe en alguien que acaba de dejar a sus fanáticos colgando. EYES4U: Realmente necesitas dejar de tomar esas píldoras pesimistas; y no me rendiré en el corto plazo sobre el tema de la reunión, (Solo pensé que deberías saberlo) Kenna se rió y finalmente no admitió ante nadie que Eyes4U le había devuelto la sonrisa, pero lo más importante, le dio la alegría que hizo que quisiera sonreír. SED: Me gusta tu persistencia. Es bueno para mí. EYES4U: Entonces, ¿es eso un sí a la reunión? Kenna se congeló y luego tipeó. SED: Te lo haré saber, pero tengo que hacer una llamada de negocios antes de que sea demasiado tarde. EYES4U: ¿Mañana por la noche? SED: Fuera de la ciudad durante cinco días por negocios. EYES4U: ¿No tienen computadoras donde sea que vas? Te das cuenta de que puedes iniciar sesión desde cualquier lugar del mundo, de ahí el nombre... Internet. SED: ¡Hola! Te encontré a ti, ¿no es cierto, Eyes? :–) Lo siento, será todo trabajo, no juego. EYES4U: :–( Que tengas un buen viaje. Por cierto, ¿a dónde vas? SED: Europa. EYES4U: Tengo una pregunta para ti. Respuesta honesta por favor, ¿eres realmente tan tímida, o simplemente temes conocerme? Página 215 de 319 Al−Anka2019

SED: ¿Son esas mis únicas opciones? EYES4U: Hmm, realmente eres una mujer misteriosa. Te encontraré, sabes. Dulces sueños, viaje seguro... y vuelve a mí pronto. SED: Hasta entonces. Kenna cerró la sesión con una sonrisa que duró tres segundos hasta que miró el reloj. Se encogió, sabiendo que todavía tenía que empacar y prepararse para tomar su avión a París la noche siguiente fuera de Filadelfia.

Sea quien sea Eyes4U, ciertamente tiene mucha fe en Steel Eyes, pensó Kenna. Mucha fe en mí.

Capítulo Veintiséis Mientras examinaba la información que Hunt le había dado con respecto a esta próxima operación, un antiguo impulso acechó a Kenna Página 216 de 319 Al−Anka2019

como una presa desprevenida. Salió de las sombras en su habitación y eclipsó su vista con sigilo mortalmente silencioso. Un escalofrío instantáneo hizo que los vellos finos de la nuca se pusieran de pie. Enterrado en su tumba poco profunda y resucitado en ese momento, el impulso de tocar la guitarra borró sus pensamientos. Se preguntó si eso era lo que la inspiración sentía por ella ahora. Había olvidado la sensación. Si bien podía recordar haber sido inspirada, no podía conjurar la sensación real. La mayoría de las veces, su deseo de tocar la guitarra estaba tan cargada de conflicto que se encogía de hombros por el bien de su cordura temporal. Hasta ahora. Este no era uno de esos momentos. Algo que Eyes4U había dicho sobre Steel Eyes resonó con ella. Atrapo a ella. Ya verás, ella volverá y será inolvidable. Mejor, si eso es posible. Kenna admitió a sí misma que, aunque su relación estaba en línea, y lo que era peor, con alguien que nunca había conocido, eso no significaba que no conociera a Eyes4U. Y en algún lugar de ese conocimiento, se dio cuenta de que finalmente había encontrado su inspiración de amor perdida hace mucho tiempo. Eyes4U la inspiró, la había obligado a volver casi todas las noches durante meses. Volvió su atención al dossier pero no pudo concentrarse en eso y luego lo abandonó en su escritorio. Subió las escaleras hasta el tercer nivel oscurecido de su casa en la playa y abrió la puerta al final del pasillo. La habitación estaba tan silenciosa como oscura. Encendió el interruptor de la luz y se asomó al oscuro estudio de música. En este punto se había convertido en un ritual:—encendía la luz y miraba los silenciosos amplificadores e instrumentos silenciosos, el brillo de las luces al rebotar en los discos dorados, platinos... de platino de Gold Eyes... que colgaban en todas las paredes, nunca pareció notar las estatuas Grammys—la música había sido su propia recompensa. Los Grammys solo servían para recordarle lo que la fama le había costado. Como de costumbre, apagó las luces sin entrar, preguntándose qué se necesitaría para atravesar ese jodido umbral, conectar a Dulce Jayne en el maldito amplificador Marshall y encender la hija de puta, solo había un pequeño problema: había abdicado de Steel Eyes hace mucho tiempo.

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Inconscientemente, flexionó y extendió los dedos de su rígida mano izquierda. Esta noche no era la noche para encontrar su coraje. Lo necesitaría mañana para una misión que sería lo suficientemente peligrosa sin distracciones. Reverentemente, cerró la puerta del estudio, luego sacó su bolsa de lona del armario del pasillo y empacó para su viaje. Desde París, tomaría dos trenes en Alemania y se encontraría con su activo en Hanover, una de las muchas ciudades famosas por la Kristallnacht de Europa—la quema épica de más de mil sinagogas y el encarcelamiento de más de treinta mil judíos que fueron enviados allí, a los campos de exterminio El saqueo de sus posesiones por los nazis era una mancha en las páginas de la historia europea, una mancha que Kenna estaba decidida a ayudar a limpiar. El alma de su tarea era la recuperación de algunos de esos artículos robados, pero más personalmente, era repartir justicia a aquellos que habían perpetuado la venta en el mercado negro de artículos robados del Holocausto por más de medio siglo. En Hanover, su contacto la conduciría a Berlín para que no se la pudiera rastrear. Hunt le había preguntado si quería que él fuera con ella, pero se negó, diciéndole que se quedara en Los Ángeles y visitara a su madre.–Dale a Phyllis mi amor, Hunt. Dile que la veré tan pronto como pueda –le había recordado. Cansada, apresuradamente empacó su bolsa de lona.

Por Eyes4U vale la pena perder un poco de sueño. Cuando terminó, recordó lo que la había atraído a Eyes4U en primer lugar. Se encontraron en la sala de chat Steel Eyes una noche cuando Kenna había tenido curiosidad por saber lo que la gente decía sobre Steel Eyes. Esa primera noche, alguien llamado SurferDude69 había destruido el talento de Steel Eyes y difundido rumores de que estaba muerta o cerca de la adicción a las drogas. Tomó todo lo que Kenna no tenía para defenderse. Y luego, montando su teclado blanco, Eyes4U había salido del éter para salvar el día y defender Steel Eyes de SurferDude69. Kenna había observado el acalorado intercambio entre ellos en su pantalla, los insultos volando tan rápido que tuvo que desplazarse hacia atrás varias veces para seguir la conversación. Al final, Eyes4U había eviscerado a SurferDude69,

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prácticamente diciendo todo lo que habría dicho, si no hubiera tenido tanto miedo de llamar la atención. Como "Steel Eyes Enmascarada" a veces solo "Enmascarada" o "SED" para abreviar, Kenna había estado chateando con Eyes4U casi todas las noches durante los últimos ocho meses, comenzando esa misma noche. Kenna puso su despertador para el mediodía y apagó la luz. El viento de la noche lejos del océano azotaba el toldo de lona a rayas afuera, el frío amenazaba con romper las pálidas paredes grises. Kenna se enterró bajo el suave edredón de plumas y cedió unos segundos después de que su cabeza golpeara la almohada.

Capítulo Veintisiete Golpeada por rebanadas de hostilidad hipotérmica, diciembre en Deutschland estaba muy lejos de cualquier lugar que Kenna apreciara, fuera de la estación de trenes Hannover Hauptbahnhof, una ráfaga de viento amargo la empujó a través del Ernst–August–Platz hacia el Mercedes negro en ralentí. Arrojó su bolso de lona en el asiento trasero y se puso al frente. –Bienvenida a Hannover. Soy Heinz,–dijo el conductor mientras se alejaba. Kenna lo evaluó en un instante. Seis pies uno, tal vez dos, ciento noventa libras magros, en sus cuarenta y en buena condición física. La

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música clásica de la guitarra goteaba a través de los altavoces y desmentía el comportamiento militar de Heinz. –Bach Suite de violonchelo número uno en G– para guitarra. Andrés Segovia,–dijo Kenna mientras abrochaba su cinturón de seguridad.–Soy Kenna, gracias por el aventón. Heinz sonrió. –Wow, tú conoces de guitarra clásica. –Me parece que Segovia me calma, especialmente antes de una operación. Pero ya lo sabías. –Estaremos en Berlín en aproximadamente dos horas y media, como puede ver, el dossier es bastante delgado, por lo que no debería tomar mucho tiempo para revisarlo. Puede usar este tiempo para memorizar los mapas del Parque Industrial Bauhof, así como también el plano del Almacén Cuatro. –Ya lo tengo. –Impresionante.– Heinz flexionó una ceja. –La mayoría de los operativos esperan que les dé de comer con cuchara. Centrada en el dossier, Kenna ignoró el comentario. Mientras miraba las fotos de vigilancia, Heinz le contó los detalles de seguridad y sus instrucciones para ingresar a la propiedad. –¿Cuán actual son las fotografías interiores? –Menos de treinta horas. ¿Puedo preguntar por qué insististe en una misión en solitario? –No.–Dejó de leer y lo pensó.–Digamos que tengo un interés personal en llevar a Maddy Messer ante la justicia. Heinz giró a la derecha en la autopista hacia el E30, y como todos los buenos conductores alemanes, aplastó el acelerador. –Como puede ver en el archivo, tuvimos la suerte de interceptar una serie de mensajes que nos indicaban la fecha y la hora en que Messer estará en el almacén para prepararse para el intercambio. Si es fiel a la forma, llegará alrededor de una hora, podrían pasar dos horas antes de que aparezcan sus contactos para recoger el dibujo. Sería inteligente contar con respaldo en ese almacén. –La tendré y me iré de allí antes de que lleguen sus compradores, ¿tienes las armas que pedí? Página 220 de 319 Al−Anka2019

–Sí. Pero, ¿y si ella tiene respaldo? –Al entrar sola, puedo ser invisible y más seguro. Además, Maddy siempre trabaja sola, y por el bulto de su chaqueta en esta foto, lleva una pistolera en el hombro izquierdo. Heinz vislumbró la foto. –Me lo perdí. Solo curiosidad... ¿qué te hace pensar que no estarías segura usando algunos de nuestros talentos locales, aunque solo sea para conducir el auto de escapada? Miró directamente a sus ojos azul hielo y no dijo nada. ¿Ja?

–Los secretos dejan de serlo cuando más de una persona los conoce –Dime todo lo que sabes sobre Maddy Messer.

Heinz aceleró a lo que parecía ser mil millas por hora para pasar un Volkswagen.

Exagerado, pensó Kenna. Se dirigió al carril de la derecha y eventualmente redujo la velocidad a ciento treinta kilómetros por hora. –Por lo que sé, es tan peligrosa como cualquiera en el inframundo artístico. ¿Estás segura de que no quieres reconsiderar tu estrategia? –Si no estuviera segura de mi estrategia, Heinz, no estaría aquí.

¿Está tratando de persuadirme a cambiar mi plan? Sabía lo

suficiente como para no confiar en nadie con algo más de lo que ya sabían, además, su amiga y compañera Jocelyn sería su Manejadora de esta operación, y Kenna la vería en la casa segura de Berlín. –Ja, tu reputación te precede. No sé si vio el apéndice en el archivo, pero la inteligencia se agregó a la lista. Evidentemente, han localizado algunos de los Cezannes y Manets que saqueó Adolf Eichmann. Creemos que Messer estará intermediando al menos dos de ellos, pero no sabemos cuáles. También hay ilustraciones del impresionista alemán Max Liebermann –Esa es una historia triste, Heinz. –No creo que esté familiarizada con eso. Dime. –La historia cuenta que cuando los nazis se estaban acercando a los judíos alemanes durante el Holocausto, Hitler les prohibió ganarse la vida, Página 221 de 319 Al−Anka2019

conseguir atención médica, comprar comida...en efecto, cada cosa deshumanizante que podía hacer. Se dice que la viuda de Liebermann se vio obligada a cambiar sus cuadros por alimentos y medicinas. Lo que quedo, los nazis saquearon. En cuanto a los Manets y los Cezannes, e incluso algunos Monets, los judíos los sacaron de sus colecciones personales para pagarle a Eichmann y asegurar su supervivencia. Una vez que poseyó el arte, de todos modos llevó a los dueños a la cámara de gas. Es hora de que sus familias los recuperen y tengan algo de paz, ¿no crees? Heinz negó con la cabeza. –A veces es difícil de creer–dijo con remordimiento. –Para mí, es más difícil olvidarlo que creerlo. Créeme, lo he intentado. Si no te importa, voy a cerrar los ojos por un tiempo. –Buena idea. Te despertaré antes de llegar a la casa segura, deberás estar en el almacén antes de las diez p.m. Kenna asintió con la cabeza, hizo una bola con la bufanda en busca de una almohada y reclinó el asiento, confiando en que su conciencia situacional estaba de guardia incluso cuando su mente consciente no lo hacía. Se despertó unos buenos cuarenta minutos antes de llegar a Berlín y cubrió el resto del camino en silencio, haciendo un inventario de su entorno, concentrándose en cada detalle de la próxima operación. Para cualquier misión en la que hay mucho en juego, ya sea asaltando el escenario como Steel Eyes o yendo a la yugular de un criminal internacional, su preparación era la misma. Estas situaciones exigían un estado extremo de quietud interna que era inversamente proporcional al evento. Cuanto más se apuesta, más intensa es la calma y el enfoque. Al igual que el windsurf, requería estar completamente en el momento. Esta era la única forma de sobrevivir a algo tan grande, tan peligroso, sola. Cuando llegaron a la casa de seguridad en Berlín, Kenna primero examinó su parque de armas. Mientras esperaba a su manejadora Jocelyn, revisó las miras, examinó las rondas individuales, luego cargó meticulosamente cada cargador. El tío había insistido en que si no dejara que Jocelyn la acompañara al almacén, por lo menos permitiría que Jocelyn la informara en Berlín. Aproximadamente cinco años menor que ella y unas pocas pulgadas más pequeña, Jocelyn poseía una combinación que preservaba la vida de Página 222 de 319 Al−Anka2019

los instintos de los animales y los reflejos rápidos como un rayo, vestida de arriba o abajo, sus características y su comportamiento atemporales europeos abrían cualquier puerta por la que quisiera atravesar, como las de los embajadores franceses en todo el mundo, conocida por su gran atención al detalle y al juicio operativo, había escalado las filas del Mossad rápidamente. Al final, eso es lo que reforzó la decisión de Kenna de ir sola al almacén. Sabía por experiencia que si Jocelyn sancionaba la operación, cada detalle se había puesto al límite de antemano. Si bien aún no le había contado a nadie, Kenna ya había decidido que esta sería su última misión. A pesar de lo aguda que era, sabía que casi tan rápida y casi tan ágil podría costarle la vida. –¿Algo de lo que no estés completamente claro, Kenna?– Preguntó Jocelyn cuando terminó la sesión informativa. –Estoy lista para irme, Jocelyn. –En otro tema, solo entre nosotras, tengo la información personal que me pediste.–Sonrió maliciosamente.–La niña francesa de Steel Eyes, Cathérine? –¿Sí? –Está bien. Ella y su amante viven una vida bastante normal por lo que puedo ver. Poseen el bar llamado Agitée y tienen dos hijos. ¿Por qué querías saber? –Solo estoy buscando a una vieja amiga. –Esperaré saber de ti antes de despachar los productos de limpieza–dijo Jocelyn.–Si algo sale mal, llámame inmediatamente desde el teléfono del automóvil. Kenna asintió.–Por supuesto. Eres la única persona aquí que conozco y en quien confío. Gracias por todo, Jocelyn. Es bueno verte. Y dile al tío que le envíe mi amor.– Se abrazaron. –Se preocupa por ti tanto como se preocupa por su propia hija, solo cuida tú culo allí esta noche. Si algo no se siente bien, prométeme que abortarás y no te volverás loca como superhéroe. –Puedes decirle al tío que lo prometo. Kenna tomó una ducha, meditó y luego tomó una comida liviana que le fue entregada. Un poco de hambre era la mejor forma de acercarse Página 223 de 319 Al−Anka2019

a una operación. Le proporcionaba la capacidad de permanecer despierta pero sin que su estómago gruñera. Un estómago gruñón, que había aprendido mucho tiempo atrás en Estambul, era lo suficientemente fuerte como para revelar su posición. Arregló su equipo táctico, recortando una funda en la parte baja de su espalda, atándose una a su tobillo derecho y anidando la tercera en su hombro. Una sonrisa nostálgica adornaba sus labios mientras aseguraba las tres armas, recordando la lección de su infancia en fundas. Maurice Van Bourgeade les había mostrado a ella y a Hunter cómo él y Sam habían llevado sus pistolas como miembros de la Resistencia francesa durante la Segunda Guerra Mundial, o como Maurice lo había mencionado en su lengua materna francesa, La Deuxième Guerre

Mondiale.

Aunque muchos nombres se asociaron con este método de transporte particular dependiendo de la cultura y la época, Maurice se había referido a él como carga de payaso. En realidad, era una pistolera de cuerda, utilizada cuando estaba detrás de las líneas enemigas. Su propósito, si un partidario tiene que tirar su arma, no debe ser atrapado con una pistolera. El objetivo, aunque bien intencionado, no era sin riesgo de que un partidario disparara sus bolas. Lo bueno era que la funda de cuerda, si se aplicaba correctamente, evitaría que un arma de fuego cayera por la pernera del pantalón, si el transportista simplemente se la hubiera metido en la cintura sin haber sido asegurada. El diseño era una cuerda simple, doble bucle para colgar en un bucle de cinturón. El extremo libre del lazo proporcionaba un nido para el cañón de la pistola, que el usuario luego metía en su cintura. Kenna estaba contenta de tener fundas. Afinó sus posiciones. Con sus pistolas en su lugar, trajo el silenciador, en caso de que el silenciador le ayudara a conservar la vida. En sus bolsillos de chaleco llevaba dos bombas de humo para oscurecer la visión del agresor el tiempo suficiente para que era escapara. Dos pares de sujeciones de mano de plástico yacían planas en el bolsillo delantero opuesto al silenciador. Como nadie venía a buscarla, anticipó herramientas de comunicación. Con Maddy a cuestas, iría al extremo sur del parque donde un auto la esperaba. Las llaves estarían en un soporte magnético dentro del hueco de la rueda, y en el asiento encontraría un abrigo de invierno para cubrir su equipo. Página 224 de 319 Al−Anka2019

Habiendo memorizado los planos del almacén y el diseño del parque industrial, cerró los ojos y los recorrió mentalmente por última vez. La noche hacía tiempo que había caído. Se puso el cabello liso y cenizo en una cola de caballo, sobre la que usaría una gorra negra. Vestida con ropa térmica negra, echó un vistazo a su reloj, segura de que sería capaz de llevarlo a cabo. Era hora. El Mercedes de Heinz desaceleró a paso de tortuga. Kenna salió bajo mientras se deslizaba a través de la propiedad adyacente en la primera marcha. Se agachó y se dirigió a su punto de entrada designada a unos veinte metros de distancia. El parque industrial monocromático se mezcló fácilmente en la noche. Con su repetición anodina y sin bloques de dependencias de concreto, estaba lo suficientemente desolado como para permanecer desprovisto de gente y lo suficientemente frío como para esperar que permaneciera ausente de los gatos callejeros, otra variable. El guardia de seguridad era un hombre mayor cuyo vientre no era más pequeño que un embarazo de octavo mes, solo que en este caso, el bebé estaba hecho de sangre. Su estación estaba a dos edificios más lejos, en el lado opuesto a la puerta de seguridad, donde dormía la siesta y miraba la televisión. Indistinguibles entre sí, especialmente en la oscuridad del carbón de una noche invernal de Berlín, los edificios estaban justo detrás de la valla. Kenna escudriñó su entorno y luego, según lo planeado, se deslizó por el extremo sur del parque donde el eslabón de la cadena había sido separado benignamente de su marco inferior. Se deslizó diagonalmente a través de la estrecha abertura y se abrazó a las sombras de los edificios, luego subrepticiamente pasó por delante de los dos primeros almacenes, colgó justo antes del tercero, con cuidado de evitar cualquier fragmento de luz ofensiva. La fina y helada llovizna arrojó sobre los desolados y espeluznantes edificios. Escucharlo le recordó a Kenna los sonidos del verano, de hielo raspado que se vierte en una taza de cono de nieve en el paseo marítimo de Atlantic City. A pesar de que era una espía entrenada con tres armas, esto era tan vulnerable como lo había sido alguna vez con respecto a las variables no controladas; las variables controladas eran lo suficientemente peligrosas; el sigilo y el enfoque, sus especialidades experimentadas, le habían permitido permanecer anónima con éxito como Steel Eyes durante todos Página 225 de 319 Al−Anka2019

esos años. Pero esto era diferente. Sin Hunt, sin Jean Claude, sin Jocelyn, Kenna necesitaba todo su enfoque para estar en el momento. Cada medio respiro era otro paso ciego, cada paso como el clic de un revólver en la ruleta rusa. Incrustado en cada nueva sombra escondía a un asesino potencial. Por un segundo fugaz, deseó haber tocado la guitarra la noche anterior a su salida de Nueva Jersey, y se prometió a sí misma que, si llegaba a casa, finalmente cruzaría ese umbral de una milla de ancho hasta el estudio y tocaría. Contando los escalones desde el borde del almacén Cuatro hasta su centro, Kenna localizó la salida de incendios y la escaló hasta el segundo piso sin el menor ruido. La barandilla estaba resbaladiza, el metal comenzaba a congelarse. Los dedos en su mano izquierda se volvieron rígidos cuando el frío impregnaba sus guantes. Se balanceó debajo del parapeto. Presionada contra el edificio, inspeccionó los alrededores por debajo y por los lados, tomando nota de cada sonido.

Neumáticos de automóviles en asfalto resbaladizo. Lanzamiento elevado... no exactamente en la distancia, pero tampoco cerca. No hay sonido viniendo de dentro del almacén lo mejor que puedo decir. La lluvia helada caía más constantemente, por lo que es difícil discernir los sonidos en el interior. Otra variable no controlada. Una vez satisfecha de que su ubicación inmediata fuera segura, deslizó el cortador de vidrio de su paquete de la cintura, dibujó un círculo en la ventana decrépita designada, y luego se acercó para evitar que el cristal se rompiera. Aunque estaba cocido en suciedad, con cadenas dentro de su marco herrumbroso, el pestillo interior de la ventana de la fábrica se abrió con facilidad. Kenna estaba agradecida de que esta variable descontrolada funcionara a su favor. Aun así, era viejo y oxidado, y rezó para que las fuertes gotas congeladas que arrojaban las ventanas del almacén ocultaran su movimiento. Una variable menos si alguien ya estaba adentro. Se agarró al armazón superior con ambas manos enguantadas y se deslizó dentro los pies primero, luego se movió varios pies hacia su izquierda y se ocultó detrás de la primera fila de contenedores. Cerrando los ojos, imaginó las fotos que Heinz le había mostrado, los contenedores de madera sellados eran tres de profundidad por pasillo, Página 226 de 319 Al−Anka2019

y dos altos con un espacio de veinte pies en la parte superior, silenciosamente contó hasta veinte. Cuando abrió los ojos, en su mayoría se habían adaptado a la oscuridad, lo suficiente como para ver los contenedores y algunos restos esparcidos a su alrededor. Siempre estaba buscando cualquier cosa que pudiera ser útil si lo necesitaba. La oscuridad era demasiado espesa para ver los detalles de nada, apartó el miedo fugaz de no vivir a través de esto para encontrarse con Eyes4U, recordándose a sí misma que permanecer en el presente era imperativo. En ese momento, se dio cuenta de que quería conocerla en persona, y luego se preguntó si eso tenía algo que ver con querer tocar su guitarra. Desde su posición en el segundo piso, Kenna tenía una excelente posición ventajosa para ver claramente a Maddy cuando entrara por la puerta principal. Miraría para ver a qué contenedores iba Maddy.

El plan es bastante simple. Mientras Maddy está ocupada con su botín, estaría vulnerable y desprevenida. Atacaré rápido; si es posible, desde su derecha, deshabilitando su mano de disparo. Escuchando el sonido de cualquier movimiento en la oscuridad, esperó un minuto más y luego se deslizó hacia la parte delantera del almacén.

Clic. El sonido fue débil. Su pulso se aceleró. Alguien estaba allí, en la oscuridad, al acecho. Se paró al lado del contenedor a su lado y esperó, si había algo que Steel Eyes le había enseñado a Kenna, era el arte de un tiempo impecable—una habilidad vestigial, o mejor dicho, un fugitivo que albergaba con gusto. La emboscada tendría que ser de treinta segundos, rápida, tal vez incluso sesenta y cuatro. Un minuto después, fue recompensada con un sonido que reconocería hasta dormía. En su mente, esos tres clics pintaban la imagen de un único rifle de francotirador militar. Bueno. Ahora tengo dos ventajas sobre este francotirador. El elemento de sorpresa y cincuenta por ciento de posibilidades de que él este tendido boca abajo. Si soy lo suficientemente rápida, lo

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suficientemente fuerte, él no tendrá tiempo para girar y dispararme dada la longitud de ese cañón. Envolvió sus dedos alrededor del mango del Sig Sauer cargada contra su columna lumbar y la deslizó hasta la mitad de la pistolera mientras caminaba hacia la siguiente fila de contenedores. El sonido de los movimientos del francotirador aterrizó tan cerca de sus oídos que silenciosamente deslizó el arma en su funda. Sus clics eran demasiado agudos, claros; no amortiguado lo suficiente como para indicar una distancia cómoda entre ellos. Estaba más cerca de él de lo que había pensado.

¿Por qué el sonido es mucho más claro aquí? ¿Espacio abierto? Escuchó más fuerte. Aún no se puede descartar un segundo tirador. Completo silencio.

No puedo sacar mi arma... él me escuchará. Y no puedo disparar lo que no puedo ver. Pasaron tres minutos antes de que Kenna viera su próximo movimiento. Se abalanzaría sobre él, consciente de todas las variables descontroladas; su posición exacta, su tamaño. Esforzándose por ver, fijó su mirada en el impotente chorro de mugre ictérica que pasaba por luz. Fragmentos de rayos exteriores descansaban cerca del francotirador, lo suficiente como para que ahora pudiera distinguir su contorno.

Perfecto. Oyó la voz de Mel en el fondo de su mente. Muéstrales lo que tienes, nena. Kenna tenía tiempo de sacar a este tipo antes de que Maddy apareciera, entonces su único objetivo sería llevar a Maddy a ese auto y regresar a la casa segura. Llamaría a Jocelyn en el camino y le entregaría a Maddy. Los limpiadores recuperarían el arte más adelante, una vez que el almacén estuviera asegurado. Pero quedaban varias preguntas importantes: ¿quién era este francotirador, era él el único, y lo más importante, qué más no sabía?

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Capítulo Veintiocho Kenna se agachó junto a una caja de doce pies diagonalmente detrás y a la izquierda del francotirador. Su presencia era fantasmagórica, transparente—su enfoque era el cordón umbilical entre el pensamiento y la acción. Centró su peso en los talones de su pie derecho, preparada para emboscarlo en la oscuridad. A la cuenta de tres lo sacaría de la ecuación.

Uno. Dos. ¡Qué mierda! Oyó que la puerta de entrada al almacén se abría aproximadamente una hora antes. Esto estaba mal. Las luces del primer nivel se encendieron, y Kenna vio el punto rojo plantado en el pecho de Maddy. –¡Maddy, pistola!–Gritó, volando por el aire. En un instante, aterrizó en el tirador, desenfocándolo. Una compuerta volcánica de adrenalina estalló cuando golpeó su cabeza contra el suelo. –¡No, no, imbécil, ella es mía!–Giró su rifle y le rozó la cabeza con la culata, oyéndola resonar cuando cesó toda resistencia. Página 229 de 319 Al−Anka2019

Maddy había encendido las luces de nivel superior. –¡Detrás de ti!– Gritó, un momento demasiado tarde. Un hombre que llevaba un pasamontañas golpeó la cabeza de Kenna con la culata de su arma y corrió hacia ella. Maddy disparó dos veces en su dirección general mientras subía las escaleras corriendo, dando dos pasos a la vez. Cuando llegó al rellano superior, el hombre al que disparó desapareció. Maddy miró a su francotirador que yacía inmóvil a sus pies, inconsciente y sangrando profusamente por la herida de su cabeza. Tomó una posición de tirador y giró bruscamente en todas direcciones con su Beretta apuntando directamente en frente de ella. Kenna tropezó. Intentó arremeter contra uno de los Maddy que tenía delante. En cambio, cayó al suelo, coqueteando con la conciencia fugaz y la visión borrosa. Maddy tiró de ella para ponerla de pie.–Vamos, tenemos que salir de aquí.– Apoyó a Kenna con su mano libre, manteniendo su arma de fuego preparada mientras tiraba de ella por las escaleras. El automóvil de Maddy todavía estaba tibio cuando arrojó a Kenna al asiento trasero como una muñeca de trapo, saltó detrás del volante y despegó. Sus ruedas traseras se colaron en el asfalto brillante, recubierto de hielo. Kenna trató de sentarse. Entrecerró los ojos para ver a través de los prismas dentados arrojados por cristales congelados en el parabrisas de Maddy. Pero cuando las ruedas traseras del auto de Maddy se separaron, Kenna se movió por todo el interior de cuero. Demasiado para el olor a auto nuevo, pensó, usando todos los trucos mentales que sabía para mantenerse consciente. Su conmoción cerebral tenía otros planes para ella. Desorientada, Kenna se despertó con su cabeza palpitante. Sus ojos se abrieron uno a la vez. Instintivamente, tiró de las esposas flexibles que ahora ajustaban sus muñecas a los brazos de madera de una silla de cocina. La figura que estaba sentada al otro lado de la mesa podría haber sido borrosa, pero los penetrantes ojos azules no lo eran, jadeó por aire y vio una versión borrosa de su Sig Sauer tumbada en la mesa entre ellas.

Al menos no me está apuntando. Por lo que Kenna podía sentir,

Maddy la había liberado de todas sus armas.

–¿Qué estás haciendo aquí?–Preguntó Maddy en el registro tranquilo de un agente experimentado. Página 230 de 319 Al−Anka2019

Kenna no respondió. –No tenemos tiempo para jugar tus juegos. ¿Por qué me estás siguiendo? –Porque tratas con arte robado por nazis, por las personas que gasearon en las cámaras. Dime, Maddy, ¿qué clase de semilla de demonio tienes que ser para hacer eso? –Podría quitarte las restricciones tan pronto como escuches lo que tengo que decir. –Realmente no quiero escuchar lo que tienes que decir.–Todavía con náuseas por el desagradable golpe en la cabeza, Kenna se movió secamente hacia un lado de su silla. Maddy continuó.–No es que estés en condiciones de exigir nada, pero créeme, querrás escuchar esto. Primero quiero saber para quién estás trabajando. Kenna se rió sarcásticamente.–¿Para quién estoy trabajando? Estoy aquí en nombre de la gente que asesinaron los nazis. Yo trabajo para esas personas. Maddy se puso de pie, caminó hacia el lado de la ventana de la cocina y apenas separó las persianas para mirar hacia la calle. Las persianas volvieron a su posición, y se dirigió hacia Kenna, agarrando una botella de agua de la nevera. La abrió y lo inclinó para que Kenna la bebiera. Varios segundos pasaron cuando Kenna la vació. –Trata de mantener eso, ¿sí? Dado que salvaste mi vida, Kenna, creo que te debo algo, así que iré primero. No estoy tratando con arte robada. He estado a cubierta durante años tratando de detenerlo, soy MI–6.

–¿Qué?–Dijo Kenna, incrédula.–¿Esperas que crea lo que proviene

de la nieta del nazi Herr Messerchmidt? ¿El hombre al que Adolf Eichmann confiaba en la lista de artefactos robados? –Sí–dijo Maddy, imperturbable,–viniendo de la nieta de su esposa, quien robó esa lista para los Aliados. ¿Por qué habría salvado tu vida de esos matones esta noche si fuera quien crees que soy? Además, ¿no estabas allí para dispararme a mí también? Kenna recordó la foto de la abuela de Maddy que el tío le había mostrado a ella y Hunt años atrás, cuando relató la historia de Frau Página 231 de 319 Al−Anka2019

Messerschmidt, la esposa del oficial de la Gestapo que secretamente había obtenido de su marido listas de artículos saqueados por los nazis, y luego los pasó a la resistencia francesa. Debido a la abuela de Maddy, agentes de todo el mundo habían recuperado muchos de esos artículos después de la Segunda Guerra Mundial. Maddy sonrió mientras cortaba las restricciones plásticas de las muñecas de Kenna.–Estamos del mismo lado. Kenna se tambaleó un poco cuando se puso de pie y usó la pared más cercana para guiar sus primeros pasos mientras trataba de procesar la información. –MI–6? ¿En serio? Maddy recuperó una botella de agua, arrojó a Kenna una bolsa de hielo para la cabeza y se sentó en la silla de la cocina.–Es verdad. Tu turno. Kenna había monitoreado cuidadosamente a Maddy desde el instante en que su visión comenzó a aclararse. Aunque podía fingir, sus microexpresiones, la frecuencia respiratoria, el diámetro constante de sus pupilas y otros signos objetivos le indicaban que Maddy le estaba diciendo la verdad. –Mossad–ofreció Kenna. –Lo sé–dijo Maddy, exhalando un suspiro. –Entonces, ¿por qué me preguntas? –Para ver si me dirías la verdad. –Si eres MI–6, ¿por qué la Interpol te está rastreando? Maddy se levantó y se apoyó en el mostrador.–Porque si no estuviera en una lista en alguna parte, entonces mi tapadera sería volada; créeme, no querrás volar tu tapa en una red que te dispararía en la cabeza y tomarías la obra de arte de forma gratuita. Kenna parpadeó para aclarar aún más su visión.–¿Y Alex Winthrop? ¿Qué fue eso? –No sé si tenemos tiempo para la máquina de retorno, mantengamos el tiempo presente. Kenna la miró directamente.–No, no lo haremos. ¿Alex Winthrop? –Estrictamente negocios. Me gustaba. Era inteligente, caliente... pasamos un buen rato, pero como dije, para mí era un negocio, necesitaba Página 232 de 319 Al−Anka2019

ver los archivos de fotos de Maurice Van Bourgeade para compararlos con las listas de mi abuela y con las de Inglaterra. Tenía información procesable sobre un envío que se hacía desde Arabia Saudita para ser subastado en Sotheby's, y tuvimos que actuar rápido, las falsificaciones de procedencia fueron épicas en ese momento. Los archivos de Maurice contenían la información más completa y meticulosamente compilada, y entre otras cosas, necesitaba saber qué procedencias eran sospechosas; como su protegida, Alex tenía acceso a ellas. La había atacado durante meses. El momento no podría haber sido más perfecto para mi fachada cuando desafortunadamente falleció Maurice Van Bourgeade. Me ordenaron que acelerara el proceso, así que reuní la primera gran exhibición de la galería de Alex. Pero antes de eso, estabas en la imagen cada vez más, de la nada. ¿De dónde diablos vienes? –Un vestuario boutique de Greenwich Village... y un avión de pasajeros. –Ella te amaba, ¿sabes? A pesar de que estaba conmigo...estaba pensando en ti. Kenna estaba agradecida de que Maddy finalmente hubiera estado a la vista. –No puedo creer lo equivocada que estaba esta historia, y durante todos estos años.–Hizo una pausa, miró a los ridículamente imposibles ojos azules de Maddy y luego la cubrió con un sólido gancho de izquierda. Maddy tosió y trató de recuperar el aliento mientras miraba a Kenna desde el suelo, una corriente constante de sangre se escapaba de su labio inferior. –¡Eso es por robar a mi novia! Maldita sea, ni siquiera la amabas. Maddy había recuperado su capacidad de respirar, pero todavía no parecía preparada para levantarse del suelo.–¿Te sientes mejor ahora, Kenna? Kenna extendió su mano y levantó a Maddy sobre sus pies. –Un poco–admitió. –¿Y ahora qué? –Ahora es mejor que le pidamos a alguien que nos saque de Berlín, obviamente, mi cubierta está volada. –¿Tienes idea de quiénes eran esos tipos en el almacén? –El que has clavado es un francotirador conocido–Maddy entró en el dormitorio, con la voz apagada pero aún audible. Se suponía que debía Página 233 de 319 Al−Anka2019

encontrarme con un agente artístico más tarde esta noche, finalmente me he acercado a uno de los mayores eslabones artísticos del mercado negro entre los Balcanes y Sudamérica. Supongo que envió a esos dos para eliminar al intermediario, a mí. Maddy volvió a entrar en la habitación y dejó un archivo sobre la mesa de café frente a Kenna.–Echa un vistazo a esto. –¿De qué se trata?–Kenna preguntó mientras se sentaba en el sofá sosteniendo la compresa de hielo contra su cráneo hinchado. –Ábrelo. Sé que si la situación fuera al revés, me gustaría ver esto. Kenna vio una fotografía del francotirador con el que había luchado en el almacén. Revisó el documento clasificado, y para cuando lo cerró, supo que Maddy había respondido una pregunta muy importante para ella. –¿Sabes?– Preguntó Kenna. –¿Sobre ti, Steel Eyes?– Maddy se rió entre dientes. –Sí, lo sé. –Así que este francotirador…–Kenna miró hacia abajo y leyó el nombre–…Darius, es el que trató de matar a Steel Eyes. ¿Para quién trabaja él? –Quien pague. Entonces, para responder su próxima pregunta, no, no sé quién lo contrató para disparar a Steel Eyes. Se dice que quien lo hizo necesitó sacar a cierto agente del Mossad, y ¿qué mejor manera de hacerlo que en una arena de miles? –Si le hubieras dicho a la prensa la verdadera identidad de Steel Eyes, podrías haber ganado mucho dinero... y podrías haber hecho de mi vida un infierno. –No estoy en eso por el dinero o para hacer de tu vida un infierno, además, pensé que te debía una por entrometerme entre Alex y tú. Pensé en revelarle tu alter ego, pero pude ver cuánto lamentaba tu pérdida, decirle solo le habría agregado sal a la herida. ¿De verdad me dispararías esta noche? –No iba a dispararte, Maddy. Iba a llevarte para enfrentar cargos, me estaba moviendo hacia el frente del almacén cuando escuché al francotirador en la oscuridad. Estaba a un segundo de emboscarlo cuando entraste por la puerta. Vi el punto rojo en tu pecho y me abalancé. Página 234 de 319 Al−Anka2019

–Gracias por salvarme la vida.−Maddy pensó por un segundo.−Bastante impresionante, considerando cuánto tiempo me odiaste. –¿Cómo pude haber estado tan equivocada? Si no hubiera salvado tu vida, no hubieras estado cerca para salvar la mía, así que supongo que estamos a mano. –Kenna, alguien tendió una trampa a una o a las dos. ¿Quién es tu contacto aquí? –El chico que me llevó a Berlín desde Hanover se presentó como Heinz. Midforties, aproximadamente seis pies uno, pelo negro, ojos azul hielo, mandíbula fuerte, marca de viruela en el lado derecho de su cuello. Maddy fue a la mesa de la cocina, abrió la cartera que había dejado allí y regresó con una foto. Se la tendió a Kenna. –Ese es el. ¿Quién es él? –MI–6 cree que es un doble por lo que solía ser la Stasi de Alemania Oriental, y que él negoció armas ilegales en el Medio Oriente durante la operación tormenta del desierto. –Tienes razón. Tenemos que salir de aquí. ¿Dónde estamos, de todos modos? –La casa segura del MI–6 Berlín, así que estamos bien por ahora, el teléfono es seguro. Kenna pensó inmediatamente en Jocelyn, que ahora sabía que algo había salido mal cuando Kenna no se había puesto en contacto. Kenna confiaba en ella.–Sé a quién llamar. Ella podrá sacarnos de Alemania. Maddy asintió. –Puedes decirle que mi alias es Maura Binstock. Kenna hizo la llamada y se volvió hacia Maddy después de colgar. –Nos recogerá en la Alexanderplatz en una hora, pero no sabré de mi identificación hasta que lleguemos. No puedo arriesgarme de volver a la casa segura donde estaba antes. Maddy descolgó el teléfono. –Debería llamar a mi supervisor, pensándolo bien, creo que esperaré para llamar a casa–Volvió a poner el teléfono en el receptor.−Quién sabe dónde estaba la fuga, y nuestra inteligencia Página 235 de 319 Al−Anka2019

combinada podría mantenernos vivas. Nuestra mejor apuesta ahora es permanecer juntas y volar tan bajo como podamos.–Sonrió.–Podría decir por tu golpe cuánto significaba para ti. –Casi no te odio en este momento. –Buena suerte con eso. –Nos queda un solo asunto, Maddy. Antes de que Maddy pudiera decir ¿Qué? Kenna se puso de pie y le acertó un golpe al cuerpo,—no tan fuerte como podría haberlo hecho. –¿Eso por qué demonios fue? Kenna sonrió, satisfecha.–El primer golpe fue por robar a mi novia; el segundo fue por engañarla. La usaste. –Tienes razón. ¿Has terminado de golpearme? Kenna reflexionó sobre eso. –Creo que sí. Por ahora. Quizás este viaje tuvo algunos aspectos destacados después de todo. –¿Te refieres a algo más que golpearme? Kenna sacó su cámara espía Minox de plata en miniatura, la abrió y luego fotografió cuidadosamente todo lo que había en el archivo del francotirador conocido como Darius. Cuando terminó, exhumó el pequeño rollo de película y lo escondió en el talón de su bota, reforzado con acero y ahuecado. Maddy la miró. –¿Quién crees que eres ...James Bond? –Maurice usó la Minox innumerables veces y me la dejó en su testamento. –Tenemos que irnos a Alexanderplatz pronto. ¿Cómo está tu cabeza? –Tengo un dolor de cabeza pero mi visión es clara, y ya no tengo náuseas. Oh, perdón por vomitar por todo ese bonito Mercedes. –Es un préstamo, y ya lo abandoné. Toma un abrigo de invierno del armario... te ves como una gata ladrona. Kenna se burló. –¿Me estas llamando gata?

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Capítulo Veintinueve Dréa Winthrop entró en la casa de la playa de su hermana con su llave. La casa estaba todavía inactiva a excepción de un golpe sordo e incesantemente fuerte. –Por supuesto–dijo, subiendo al tercer piso. Año tras año, el pequeño espacio de trabajo se había expandido hasta que un exclusivo estudio y un cuarto oscuro llenaron todo el piso, dejando a Alex apunto de mover su dormitorio a la llanta baja. Dréa llamó a la puerta del cuarto oscuro. –¿Estás ahí?–Gritó sobre la música fuerte. Alex bajó el volumen.–Saldré tan pronto como termine de colgar algunas fotos. –Tomate tu tiempo. Voy a hacer algo de café. –¿Me preparas una taza de chocolate caliente? Cuando el café terminó de prepararse, Alex bajó por las escaleras traseras hacia la cocina. Le dio a Dréa un gran abrazo y alborotó el peludo cuello del perro de Dréa, Beau. El perro respondió con un sorbo en la mejilla. Página 237 de 319 Al−Anka2019

–Wow, Alex, seguro que te ves feliz. ¿Qué pasa? –Tuve una epifanía. Dréa dejó la taza de chocolate caliente frente a su hermanita, se sirvió una taza de café y le lanzó una mirada. –La otra noche se me ocurrió que es hora de hacer una retrospectiva en Steel Eyes. –¿Por qué ahora, Alex? –Se me ocurrió... solo así. A la mañana siguiente, lancé la idea a la revista Rocklandia y me apoyaron. He estado en el cuarto oscuro durante dos días sacando fotos que nunca se publicaron, y son algunas de las mejores. Te va a encantar.– Alex bebió su chocolate caliente. –Han pasado... ¿siete años desde que desapareció? ¿Murió? –Desapareció. –¿Tienes pruebas de eso? –Bueno no. –De cualquier manera, ese asunto va a vender un montón de copias. –No lo hago por esa razón, aunque estoy segura de que Rocklandia sí lo está. Lo hago como un homenaje a la mejor mujer rockera de nuestra era. La mejor de los cincuenta guitarristas de rock de todos los tiempos... y la única mujer. Dréa bebió un poco de café y luego rió disimuladamente.–¿Crees que alguna vez dejarás de ser una groupie de Steel Eyes? –No pronto. –Alex, sé que sigues evitando el tema, pero tú cuadragésimo cumpleaños se acerca en unos meses. Hagamos una gran fiesta. Puedes invitar a todos tus famosos amigos de Nueva York, y entre mi casa y la tuya, tendremos mucho espacio para poner a algunos amigos por la noche. –No. –¿Por qué? –No necesito una fiesta. Página 238 de 319 Al−Anka2019

–¡Sí que lo haces! –No, yo no. –Sí que lo haces. Has estado soltera desde que rompiste con Silvana, en los últimos dos años te has convertido en... –¿Tranquila? –Esa no es la palabra que hubiera usado, pero está bien, digamos tranquila. ¿Qué pasa contigo? Alex miró a su alrededor. –Estoy contenta aquí. Pasé muchos años con Silvana, y sabes que no siempre fue fácil. Aquí, solo, siento que puedo pensar, que puedo crear de nuevo. –Eso es porque finalmente ella no era adecuada para ti. Te lo dije un año después de que estuvieron juntas. Pero eso no significa que la mujer adecuada no está allí. Tal vez ella te esté buscando mientras hablamos. –Tal vez–admitió Alex. –Pero no necesito una fiesta. –¡Sí que lo haces! –¿A qué hora es la recepción de tu exposición mañana por la noche? –Cambio de tema realmente suave. Las siete en punto. Hey, ¿puedes llegar temprano para ayudarme? –Absolutamente. No puedo esperar para ver a mamá y papá tratar de explicar tu trabajo a todos sus amigos de Main Line. –No tienen que hacerlo. Ya he vendido piezas a dos de ellos para sus casas en la costa y tengo uno por comisión. Dréa.

–Cuando hablé con mamá ayer, me dijo lo orgullosa que está de ti, –¿De verdad? Me pregunto si alguna vez me lo dirá.

–Creo que finalmente lo entienden, solo porque no entendieron nuestro talento, no significaba que no tuviéramos talento. –¿Sabías que muestran tus portadas de la revista Rocklandia en la casa, Alex? También están orgullosos de ti. –Se están suavizando con la edad. –Están impresionados con tu éxito. Y yo también. Página 239 de 319 Al−Anka2019

–Te tengo que agradecer por eso.– Alex se bebió lo último de su chocolate caliente y miró su reloj. –Tengo que volver al cuarto oscuro y cambiar mi desarrollador. El color no está bien. –Sonrió. –Hey, es como en los viejos tiempos... estoy en la fecha límite. Nos vemos mañana... hay mucho que hacer antes de eso. Alex se levantó, besó la mejilla de Dréa y acarició al perro mientras salía. Sirvió el último chocolate caliente en su taza y subió las escaleras traseras. Dréa escuchó la música amortiguada de Steel Eyes rebotando a través de las paredes y esperó un minuto más antes de entrar en el estudio de Alex. Revolvió algunos papeles en el escritorio, golpeando el mouse de la computadora por accidente. La pantalla se despertó del modo de suspensión. –Genial,–dijo en voz baja. Alex no había cerrado sesión en su cuenta de correo electrónico. Dréa compiló la lista de direcciones de correo electrónico y pulsó el botón Imprimir. Solo las direcciones impresas sin una lista de nombres adjuntas. –Una fiesta sorpresa, Alex, eso es justo lo que necesita.–Cuando la lista terminó de imprimirse, se la metió en el bolsillo de su abrigo de invierno, llamó al perro y cerró la puerta de entrada cuando salía.

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Capítulo Treinta –Por allí... a las dos en punto–dijo Kenna. Maddy siguió su ejemplo y se metió en el auto. –¿Estás bien?– Jocelyn le preguntó a Kenna mientras se alejaba. –¿Aparte del hecho de que alguien va a necesitar despertarme si me duermo esta noche? –¿Es la conmoción cerebral así de mala? –No es buena–dijo Maddy desde el asiento trasero.–Sacudió un par de veces, tenía una visión borrosa y el nudo en la cabeza es probablemente del tamaño de una pelota de béisbol en este momento, el lado positivo, puedo decirte que su gancho izquierdo todavía es bastante sólido. Jocelyn giró a la derecha.–Sus papeles están en la guantera. Pueden recuperarlos de la casa segura. Kenna sacó los documentos y los miró.–¿Ha habido alguna charla sobre esta noche? –No, ha sido tranquilo, por eso el tío y yo hemos decidido que tu mejor opción para salir de aquí es hacerlo ahora, antes de que alguien tenga la oportunidad de armar las piezas o vengan a buscarte. Me imagino que eso sucederá tan pronto como el tipo que te golpeó contacte a su gente. –Llevaba un pasamontañas, así que me cuesta dar una descripción−dijo Maddy,–aparte del hecho de que tiene unos cinco y nueve con una complexión robusta. Jocelyn miró a Kenna.–Es una pena que tengas que viajar en la forma en que te encuentras. –Hablando de eso–comenzó Kenna. Página 241 de 319 Al−Anka2019

–Maddy, dale a Kenna el bolso en el piso. –Gracias, Jocelyn, te lo debo a ti.– Kenna sacó la muda de ropa que Jocelyn le trajo y comenzó a desnudarse. –Tan pronto como sepa que nuestra casa segura está despejada, conseguiré el resto de tus cosas y las enviaré. Mientras tanto...–Jocelyn llevó el automóvil a un estacionamiento mal iluminado y apagó los faros.−…conducirás este automóvil de regreso a Hanover y seguirás las indicaciones en el mapa para estacionar. He reservado un camarote doble para ustedes dos en el tren a París con sus dos alias. Serán las únicas en el compartimiento, y hay personal para servirles para que pueda permanecer adentro. Aquí están sus boletos. Toma el bolso que traje para ti. Hay otra muda de ropa, artículos de tocador, efectivo... bueno, ya conoces el ejercicio. Una vez que estés en París, el chofer del tío te recogerá fuera de la Gare du Nord. ¿Te acuerdas de cómo es? –Sí, por supuesto. Entonces, ¿qué? –Eso está por encima de mi nivel salarial. Ellos tomarán el relevo desde allí y te llevarán a casa sana y salva.–Jocelyn sonrió y se inclinó para abrazar a Kenna.–Me alegro de que estés bien. Hasta la próxima, mi amiga.–Se dio la vuelta para dirigirse a Maddy.–Tienes suerte mi amiga aquí tiene reflejos de relámpago y que ella respondió por ti. –¿No crees que ya lo sé?–Respondió Maddy.–Gracias por sacarme de aquí, Jocelyn. Jocelyn miró a Maddy a los ojos y luego a Kenna.–Es un largo viaje en tren a París, así que no se maten entre sí mientras estén secuestradas en ese camarote. Kenna se burló.–Hemos pasado eso. Ya pasamos eso, ¿verdad, Maddy? –Por ahora. Además, Jocelyn, en circunstancias diferentes preferiría quedarme aquí esta noche. –Hmm, bueno, haz que Kenna te dé mi número en París. –Lo haré–coqueteó Maddy. –Disculpen, ustedes dos... Tengo armas, una conmoción cerebral y fantasmas que intentan matarnos.

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–Eso me recuerda, Kenna. Recuerda arrojar su arma del tren antes de llegar al borde. Hasta la próxima, querida amiga. Kenna le apretó la mano, y cuando Jocelyn salió del coche, se sentó en el asiento del conductor, esperó a que Maddy se subiera al asiento del pasajero y se dirigió hacia la autopista. –Chica bonita, ¿cuál es su historia?–Dijo Maddy. –Olvídalo, no te daré su número–dijo Kenna en voz baja. Maddy se rió.–Creo que es seguro decir que las mujeres son un tema que debemos evitar por ahora. ¿Tienes hambre? –No importaría, no nos detendremos. –¿Qué pasa si tengo que orinar? –Encuentra una taza o aguanta. –Vas en serio. Kenna giró en la autopista y golpeó el acelerador. Avanzaron en silencio durante la primera media hora. –Deberías detenerte para conseguir algo de hielo para tu cabeza. tren.

–Estaremos en Hanover en menos de dos horas. Lo conseguiré en el –¿Qué pasó con Steel Eyes? –¿Qué quieres decir? –¿Por qué es que nunca regresó?

Kenna la miró, deteniéndose para pensar en una respuesta.–Tenía cosas más importantes que hacer. –¿Cosas como llevarme ante la justicia? –No me lo restriegues. –Resulta que soy fan de Steel Eyes. Desearía que hicieras un regreso. –¿Sí? –Sí. –Bueno, me gustaría que te callaras. Página 243 de 319 Al−Anka2019

Capítulo Treinta y Uno El tren de la noche a la mañana desde Hanover a París marcó el comienzo de una paz mental que Kenna nunca había esperado obtener de las piezas dispares de su rompecabezas personal. Finalmente había matado a los demonios que una vez la habían poseído. Aunque Alex la había traicionado, Maddy ya no era una herida. Para cuando el tren llegó a Gare du Nord, el peso del pasado de Kenna con Maddy se había disuelto. Habían abordado el tren en Hannover con una tregua bilateral y se retiraron como miembros fundadores de una hermandad exclusiva. Pocas mujeres podían siquiera entender lo que habían hecho, lo que sabían y habían visto...lo que habían sido. Maddy era su aliada, no su enemiga. El viejo dicho aún sonaba verdadero: "Todo vale en el amor y en la guerra" En privado, Maddy era una buena compañía, atendiendo a los detalles para que Kenna pudiera descansar. –Aquí–dijo Kenna, entregándole un pedazo de papel justo antes de desembarcar. –¿Qué es? Kenna citó lo que Maddy había dicho en la casa de seguridad de Berlín. –Sé que si la situación se revierte, me gustaría ver esto. Con expresión seria, Maddy tomó el periódico. Lo desplegó, leyó la palabra y el número debajo de ese nombre, y luego sonrió. –¿Qué cambió tu mente? –Esa no es mi bendición. Es solo el número de Jocelyn, y te lo juro, Maddy, si la lastimas...–Kenna besó su puño izquierdo.–..La señorita gancho izquierdo te encontrará. Maddy fingió miedo.–Oh, no, no la señorita gancho izquierdo, deja de preocuparte. ¿Eres la misma persona que hace todos esos años?

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–No. Pero sólo porque he cambiado, eso no significa que tú lo hayas hecho. –No quiero volver a encontrarme con la señorita gancho izquierdo...estaré bien. Algo me dice que Jocelyn puede cuidarse sola. –Ahora que lo pienso, estarás en peores condiciones para responder de lo que alguna vez me estarías respondiendo. Tal vez solo te deseo la buena suerte. Antes de partir en París, se encontrarían con el tío. Él personalmente se aseguraría de que Kenna tuviera arreglos inmediatos para volar de regreso a los Estados Unidos y que Maddy volvería a ingresar a Gran Bretaña. Fuera de la Gare du Nord, Kenna reconoció al instante el vintage Rolls Royce, cuyo conductor aún llevaba una gorra de chófer. Se encontraron brevemente con el tío en el auto. Kenna estaba eufórica de verlo, pero por primera vez notó un leve temblor en la mano: parecía mayor. Cerró los ojos e intentó imaginarse cómo serían sus padres a esta altura, pero incluso su viva imaginación no podía imaginarlos como algo más que juvenil y vibrante. Entonces se le ocurrió pensar que en unos años sería más vieja que cuando murieron. –Nuestras agencias están al tanto de la violación de seguridad y están cooperando para encontrar la fuente de la misma.−Comenzó el tío.−Darius,—el hombre al que dejaste inconsciente en el almacén,—fue encontrado muerto. –No pensé que lo golpeara lo suficiente como para matarlo, tío. –No lo hiciste, Kenna. Cuando llegaron los limpiadores, había un agujero de bala en su cabeza. Le dispararon desde atrás a corta distancia. Kenna y Maddy se miraron. –Jesús, salimos de allí justo a tiempo–dijo Maddy. –¿Tienes alguna pista de quién lo asesinó? –Todavía no–dijo el tío. –En cualquier caso, está en manos de los jefes y de los políticos disfrazados ahora, y lo que es importante es que ambas llegaron en una sola pieza y tienen un paso seguro a casa. Kenna le dio un beso en la mejilla. –No sé lo que haría sin ti. Página 245 de 319 Al−Anka2019

–Ni yo sin ti– respondió con su sonrisa paternal. Encantado de conocer a Maddy, el tío le contó dos historias sobre la valentía de su abuela durante la Segunda Guerra Mundial.–Conocí a Frau Messerschmidt en dos ocasiones para recibir su información, mirarte trae recuerdos de tu abuela; tus ojos son exactamente como los de ella. Era una buena mujer, Maddy–dijo. –Como tú. Intrépida y decidida frente a la traición. –Gracias. Me ayuda a tener eso para aferrarme en tiempos de fracaso. –Por lo que he aprendido…—el tío se rió—…el primer ministro ciertamente no cree que eres un fracaso. –¿Lo conoces?–Preguntó Maddy. –¿Él sabe de mí? –Sí a ambos. Te encontrarás con él en Londres. Ofrécele mis mejores deseos. Kenna, escuché que a Phyllis no le está yendo tan bien. –Estaré en Los Ángeles el mes que viene, y ya he planeado pasar tiempo con ella. –Te extraña.–Le dio unas palmaditas en la mano. –No es fácil ser huérfano, ¿verdad? Kenna no respondió. Temía que, como en su estudio de música, si alguna vez volvía a cruzar esa puerta, no hubiera forma de superarlo... nunca. –Cuídate, tío. Te quiero.

u Kenna avanzó por la puerta de su casa, subió las escaleras, se desnudó y se dio un baño humeante para su dolorido cuerpo. Estaba desnuda frente al espejo de cuerpo entero.

Así que esto es a lo que parece tener casi cuarenta. Su mirada se desvió hacia el despliegue de cicatrices que ajardinaron su musculoso y liso hombro izquierdo. Inconscientemente, flexionó y extendió los dedos de la mano izquierda, contenta de que alguien hubiera disparado al bastardo que le había hecho esto y cambiado Página 246 de 319 Al−Anka2019

su vida. Por difícil que fuera imaginar, ella necesitaba retirarse de las operaciones, al menos por ahora. Se metió en el agua caliente pulgada por pulgada. Hacía demasiado calor, de una manera exagerada, que el calor se siente caliente cuando viene del frío. De todas maneras, Kenna Waverly finalmente había llegado del frío. Gimiendo cuando el agua caliente la tranquilizó, hojeó la sección de entretenimiento del Philadelphia Inquirer del domingo pasado. Un pequeño anuncio en la esquina inferior derecha de la página llamó su atención. Decía:–Músicos y artistas Bienvenidos al fuerte. Primer y tercer viernes noche de micrófono abierto. Llegar temprano a la red y conocer a otros jugadores. No es necesario traer amplificadores básicos, micrófonos, etc. Siete de la tarde Cuando Kenna terminó su inmersión, cada hora de su largo viaje hacia y desde Europa finalmente la consumió. El nudo en la parte posterior de su cabeza todavía dolía como el infierno.

Cristo, incluso me duele el hombro por atacar a Darius. Lo que debería hacer es ir a la cama. Arriba, afuera de su estudio sin vida, miró la mano en el pomo de la puerta antes de girarla. Esta vez valientemente cruzó el umbral sin mirar hacia abajo. Sus discos multiplatino chisporrotearon en la pared bajo el resplandor de los focos atenuados. Inspeccionó la habitación de derecha a izquierda antes de comprometerse con otro paso, luego conectó un amplificador Fender y lo encendió. A pesar de sí misma, había mantenido diligentemente su colección de guitarras. –Todavía eres un bombón. Acarició el cuello de Ruby. La sensación de las puntas de sus dedos tocando las cuerdas parecía menos que familiar. Luego buscó a Dulce Jayne, la abrazó a su cuerpo y dijo: –Bienvenida a casa, bebé.

La música siempre ha sido mi escape... entonces, ¿cuándo me convertí en su prisionera? Seleccionó un cable, enchufado y afinado. Calentando suavemente, notó cómo sus dedos ya eran no más ágiles, se sentían lentos y pesados Página 247 de 319 Al−Anka2019

cuando tocaba las escalas y las progresiones de acordes, aun así, tocó la mayoría de las notas como si fuera la primera vez.

¡Demasiados errores! Ellos la frustraron y la derrotaron. Le dolía la mano izquierda y ciertos ángulos le causaban un dolor punzante en la muñeca izquierda, los doctores le habían dicho repetidamente que no había nada que pudieran hacer para ayudarla.

¡Esto apesta! ¡Yo apesto! Limpió el cuello de Jayne con un paño de guitarra, la colgó de nuevo en el armario de la guitarra y tiró del cable del amplificador de la pared en protesta silenciosa. Cansada hasta los huesos, se acostó en la cama durante media hora, preguntándose si alguna vez podría volver a ser una gran guitarrista. La pregunta la mordió hasta que estuvo demasiado inquieta para dormir, repasando en su mente esos momentos cuando como Steel Eyes, asaltaría el escenario con Ruby atada contra ella. Por un instante, conjuró la sensación de tocar con el abandono y la pasión.

Diablos, me conformaría con solo hacerlo bien. Incluso lo adecuado parece improbable en este momento. Pero por primera vez desde que me dispararon... quiero tocar. Recordaba que Mel le había dicho a menudo que le importaba ser Steel Eyes, que estar en el escenario era que Kenna simplemente recuperaba el poder que le había dado a Alex. ¿Cuántas veces le había dicho Mel a ella, "Ya lo tienes, hermanita, así que solo tómalo de vuelta?” Entonces se dio cuenta de que nunca antes había tenido que elegir la grandeza. La había elegido a ella. Pero si realmente lo quisiera, entonces podría elegir esa opción ahora mismo. Después de ponerse la sudadera, volvió a subir las escaleras, sacó a Ruby y la enchufó. Roja y aún brillante, esa guitarra había canalizado Steel Eyes, personificaba la historia de Steel Eyes, de tal manera que se preguntaba si por ahora la guitarra podía tocarse a sí misma.

Esta es la magia más refinada que jamás he conocido. Afinando a Ruby. Cuando hago música, Ruby hace magia; la puta sabe hacer magia, ¡Ella lo sabe! Y me hace mágica. Página 248 de 319 Al−Anka2019

Kenna entró en la cabina de grabación y sacó la canción de The Allman Brothers "Whipping Post"

Aah, Greg, Duane y Dickey. Casa. Inclinó el cuello de Ruby y

presionó Play para atascarse con su banda favorita.

Sostuvo a Ruby cerca, sus dedos nervudos atacando el diapasón con un alma oxidada. Y como el paracaidismo, volvió a ella en una lamida. Como el paracaidismo, sabía que si no lo hacía, simplemente se estrellaría y se fragmentaría en un millar de fragmentos apenas reconocibles. Aunque sus manos no eran tan jóvenes y tan rápidas como las de Steel Eyes, eran más sabias y, a su cuidado, las notas eran ahora sacrosantas. Una vez que comenzó a tocar, no pudo parar. Ira... no, rabia y pasión, anhelo, chocaron entre sí mientras tocaba sus propias canciones hasta que no quedaba nada de ella. La Puerta Trascendente finalmente la llamó y todo lo que quería hacer era responder su llamada. Había comenzado a bloquear el dolor en su mano después de las primeras diez canciones, y eso tenía que haber sido al menos veinte tomas para cada canción. Agotada y pálida, cuando Kenna giró el pomo de la puerta para dejar el estudio insonorizado y sin ventanas, se estremeció al sentir el dolor en su muñeca y en la afrenta de la luz del día golpeándola en la cara, asaltándola a través de los tragaluces en el techo de la catedral. –¡Jódanme! Eran las siete de la mañana. Había tocado toda la noche. Entumecida por el cansancio, cerró las persianas oscuras en su dormitorio, cayó boca abajo sobre la cama y no saldría a la superficie hasta que cada reservorio agotado de su cuerpo se llenó y la recargó en su núcleo.

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Capítulo Treinta y Dos ¡Quien dijo obsesión no podría ser algo bueno! Kenna estaba

perdida en sus pensamientos mientras esperaba que las palabras escritas de Eyes4U aparecieran en la pantalla de su computadora. Las últimas semanas fueron fructíferas. Con la excepción de su corta visita a Los Ángeles para la sexta fiesta de cumpleaños de su ahijada Dalia, y el tiempo pasado con Phyllis Van Bourgeade, que se estaba recuperando de una cirugía de rodilla, Kenna vivía en su estudio de música. Solo lo dejaba para preparar la comida, que luego comía mientras mezclaba nuevas pistas de guitarra en la cabina de grabación, durante días a la vez se aclimató a sí misma para dormir la siesta en el sofá del estudio en lugar de dormir en su cama. EYES4U: ¿Supongo que trabajas hasta tarde otra vez esta noche? SED: Sí, pero es algo bueno. Excepto que limita mi tiempo contigo. EYES4U: Nos hemos echado de menos últimamente. ¿Está bien decirlo?

Kenna sonrió. No podía decirle a Eyes cómo había comenzado a tocar de nuevo. Tampoco podía mencionar casualmente que enfrentarse a la muerte en un almacén de Berlín le había dejado claro a Kenna que necesitaba tocar de nuevo, y que para hacerlo necesitaba estar inspirada; que fue Eyes quien la inspiró. Y sabía que la muerte de Darius, el hombre que le disparó a Steel Eyes, encendió en ella la necesidad de reclamar su alma. Recuperar su poder de él fue como recuperar el poder que ingenuamente le había dado a Alex. De repente, todos los caminos la llevaron de vuelta a Steel Eyes. SED: más que bien. Me siento igual. Pero es importante que termine lo que comencé. EYES4U: Entendido. Soy bastante fanática sobre mi trabajo también. SED: ¿Cuál es...? EYES4U: Te lo dije, enmascarada, soy una chica de todo o nada, divulgación total o ninguna en absoluto.

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SED: Lo sé, pero eso no significa que no pueda intentarlo. EYES4U: Veamos, has descartado a la profesora de inglés, cualquier cosa médica, chef, espía... SED: Bien, tú ganas EYES4U: Habré ganado cuando nos encontramos cara a cara, oops, tengo un temporizador de cocina en marcha. ¿Te veo mañana? Di que sí. SED: Sí, sí, sí. Mantente abrigada.

Con años de polvo borrado, las luces del equipo parpadeaban en el estudio. Kenna casi les había dicho a Mel y Rich que había empezado a tocar de nuevo cuando los vio en la fiesta de Dalia en Los Ángeles, pero el momento no era el adecuado. Necesitaba saber en el fondo que era físicamente capaz de tocar. En este momento, la idea de subir al escenario con sus queridos amigos y ex compañeros de banda era intimidante, abrumador, el tipo de intimidación que hizo que su estómago se revolviera como lo hacía justo antes de su primera actuación en el Whisky hace tantos años, cuando había lanzado sus galletas en el baño de mujeres. Nunca olvidaría esa emoción confusa de duda y miedo; el miedo a fallar, el miedo a tener éxito, esa sensación de duda, incluso dudar de sí misma. El recuerdo discordante hizo que el ácido burbujeara en su esófago. Esta noche era la noche. Metió el trozo de papel con las indicaciones hacia el Fuerte de Filadelfia en el bolsillo de sus pantalones junto con algunas púas de guitarra. Su Stratocaster negra vintage sería su cita para el evento. Por mucho que odiara admitirlo, el Strat era más ligera y, por lo tanto, más fácil para su hombro izquierdo, y se había acostumbrado a tocarlo con su doble forma de corte del cuerpo. Incluso si pudiera traer la famosa Gibson Les Paul Custom, Ruby se sentía tan pesada ahora. El cálido aliento de Kenna resopló como el humo cuando el viejo Porsche dispuesto para el largo camino de paso oscuro a la ciudad, podía llegar en una hora si no hay hielo en las carreteras. Gracias a la modernización, tuvo que reducir la velocidad dos veces por los venados obligados a buscar comida en Atlantic City Expressway. Una hora más tarde, el viejo motor Porsche retumbó en la espeluznante noche de febrero cuando se detuvo en la luz roja de Frankford Avenue en la sección Mayfair de Filadelfia. Cuando la luz cambió, Kenna hizo dos vueltas más en un barrio fantasma que había visto tiempos mejores, pero no en mucho tiempo. Lo que una vez fue un Página 252 de 319 Al−Anka2019

próspero vecindario de cuello azul con niños jugando a la pelota en la calle—y el alboroto de fiestas de cuadras todos los veranos, era ahora una avalancha de casas adosadas, cada una con su requerida parcela de césped. Intercalado entre la Iglesia Latina de Inner City Rehab y un hoagie joint, la angosta calle de un solo sentido había sucumbido a la ruinosa industria. Frío. El viento frío y ártico, amargo, penetrante y frágil, extendió la carne y cortó hasta los huesos con su espada de invierno de la costa este. Kenna miró el reloj. Siete en punto. Bien podría se ser medianoche, es tan oscuro. La rueda trasera izquierda del Porsche giró sobre el hielo de la ciudad sucia. Alrededor de la siguiente curva, el último piso del almacén en decadencia brilló como un petrolero maltratado en un mar sin barca. Kenna condujo alrededor de la cuadra dos veces antes de confiar su Porsche al vintage vecindario que no había estado seguro desde que los Rolling Stones siguieron a los Beatles al otro lado del charco. Pero en ese almacén dos noches al mes, diseminados entre los novatos, algunos de los mejores músicos de la zona subieron sus instrumentos por las escaleras de hormigón con las ventanas rotas y sucias para reclamar su primogenitura—el sonido Philly. Esta noche, Kenna Waverly sería uno de ellos –Tal vez realmente no quiero hacer esto–le dijo a la máquina en marcha antes de dejar que se detuviera. –Tal vez estoy enamorada del calentador de mi coche.–La quietud a su alrededor amplificó la tranquilidad. Inmediatamente, el aire helado impregnaba el viejo metal y absorbía el calor. Levantando su cuello contra el aire gélido de la noche antes de que pudiera racionalizar su camino de regreso a casa, donde un dispositivo de referencia llamado el control remoto hizo señas, sacó su destartalada caja de guitarra del asiento del pasajero. Con la respiración entrecortada en franjas de humo frío, Kenna se apresuró hacia las disonantes melodías chirriantes que se derramaban en el desolado vecindario industrial. Se detuvo en el segundo rellano para descansar un minuto. Te juro

que esto solía ser más fácil. ¿Dónde está un ayudante cuando realmente necesitas uno? Lo que presenció cuando finalmente llegó al último piso la sobresaltó cuando le echo una mirada. Bien iluminado y, lo que es más importante, cálido, este lugar era donde músicos y artistas chocaban en Página 253 de 319 Al−Anka2019

una panoplia de creatividad. Hipster, góticos, inadaptados como ella: artistas que se expresan a sí mismos. Respiró todo, profundamente. Por un instante, sintió tanta hambre de volver a ser joven como ellos como para no serlo. El punto era que finalmente estaba hambrienta, lo suficiente como para venir aquí en el frío glacial para eclipsar su sombra oscura. No conocía ninguna regla que pusiera un límite a la edad de un rockero... siempre y cuando fueran hombres. En su época, el papel de la estrella del rock había sido exclusivamente un club—de chicos, bueno, tal vez con la excepción de unos pocos como Janis Joplin, miembro por siempre del Twenty–Seven Club,—una designación que estaba agradecida de haber evitado. ¿Qué posibilidades tendría ella ahora? Los Gen–Xers ya eran viejos a los ojos del Gen Ys y el Gen Zs... lo que no auguraba nada bueno para una mujer que venía de una generación que ni siquiera tenía una designación de letra. Kenna se quitó uno de sus guantes de cuero forrados, y apoyando su estuche de guitarra contra la mesa en la entrada, le devolvió la sonrisa al joven voluntario que la saludó en el letrero de Check In. Lanzó tres breves y cálidas respiraciones en su puño para relajar los dedos, tomó una etiqueta con su nombre y garabateó a Kenna sobre ella. La cacofonía de los instrumentos puestos a punto no era peor que el sonido de chicos jugando en sus garajes después de la escuela... que asumió eran la mayoría de ellos. Pero a diferencia de Kenna, eran los clientes habituales, los artistas principales que desafiaban cada noche de invierno para salir a tocar una canción o dos con y frente a sus compañeros, sin importarle detalles molestos como el miedo escénico o una mala sintonía. –Aquí tienes–dijo el voluntario, entregando a Kenna una tarjeta con un número en ella.–Tu número es dieciocho. Ve a la derecha del escenario cuando el número dieciséis está encendido y dale la carta al chico del escenario. Estás tocando sola, ¿verdad? Kenna se congeló.–Pensé que había un área en la que podía conocer a algunos músicos para tocar. –Oh, por supuesto. Todo el camino a la derecha hay un área para que los solistas se conecten...pero en su mayoría son rockeros esta noche.–Su tono apestaba a ¿No eres un poco vieja para esto? Página 254 de 319 Al−Anka2019

Kenna lo miró furiosa cuando levantó el estuche de guitarra.−¿Hacia la derecha, dijiste?–¡Putos chicos! Por otra parte, recordó un momento en que su funda de guitarra no se sentía tan pesada.

¡Putos chicos! Cruzando el almacén, miró un techo tan alto que la habitación parecía espaciosa e incluso llena de gente. Examinó el arte colgado en las paredes, los objetos en exhibición para la venta. Magnetizado por el azul cobalto en una pintura abstracta, se detuvo para admirarla. –Soy la artista. ¿Puedo responder cualquier pregunta sobre la pieza? –Dijo una mujer de unos 40 años. Tenía ondeantes olas marrones y una sonrisa que hizo que Kenna se sintiera bienvenida entre todos estos chicos. –Te diré una cosa. Tu sentido del cobalto es el más azul cobalto que he visto en mi vida. Me recuerda a una tormenta de verano sobre el océano. El artista se rió.–¿Azul cobalto?–Señaló a la tarjeta en la pared al lado de la pintura.–¿Notaste el título? Kenna miró la tarjeta.–Lluvia de verano. Bueno, supongo que eso lo dice todo. ¿Estás pidiendo quinientos? –Cómo eres de mi generación, que sean cuatro cincuenta. –Tienes un trato. El problema es que conduje aquí en mi Porsche, y si lo llevo conmigo, tendré que dejar mi vieja guitarra, lo que nunca podría hacer. ¿Puedo pagarte esta noche y recogerla en otro momento? –Claro, cariño. ¿Dónde vives? –Por la orilla. –¡Yo también!–La artista escribió el su número de casa privada en el reverso de su tarjeta junto con su dirección. –Estoy en Longport. Kenna se rió. –¡Yo también! –Soy Andréa, pero puedes llamarme Dréa–dijo la artista.–Una ciudad tan pequeña y tuvimos que llegar a Filadelfia para encontrarnos. Kenna le estrechó la mano.–Kenna.–Sacó cinco billetes de cien dólares de su billetera y se los entregó. Página 255 de 319 Al−Anka2019

–Gracias–dijo Dréa antes de darle cincuenta y poner una etiqueta Vendida en la pieza. –Estaré en contacto, Dréa, pero ahora tengo algunos demonios para domesticar. Dréa se inclinó para compartir un secreto. –Los llamo chicos. Kenna se rió, recogió su estuche de guitarra y se metió en el pozo de los músicos. Cerca de la pared lateral, vio un área llena de músicos en diferentes etapas de preparación, y cuanto más se acercaba, más podía sentir sus ojos en ella. Suspiró imperceptiblemente, mostró la sonrisa de Steel Eyes y se sumergió. –Hola–dijo ella. No hubo respuesta a su presencia en absoluto. Era jodidamente invisible; vieja e invisible. –Hey–dijo, esta vez más fuerte, negándose a dejarse intimidar por una multitud con un fuerte ambiente de zapatillas Converse. –Hola–dijo el chico de veintitantos años, desaliñado y moreno, sosteniendo el bajo Fender por el cuello. Le recordó a un joven JJ.–No puedo ver tu nombre. –Lo siento, no he tenido la oportunidad de ponérmelo.–Le tendió la mano.–Soy Kenna. Guitarrista principal. ¿eh?

El joven la miró con una sonrisa incrédula.–Guitarrista principal,

Prácticamente podía leer su mente. Una vieja chica con una guitarra destartalada en un viejo estuche destartalado. –Ponlo ahí, Kenna.–Se dieron la mano.–Soy Rex, bajista. Kenna miró el instrumento que aún tenía en la mano.–Sí, me di cuenta. Rex la miró boquiabierto como lo hacían la mayoría de los hombres, especialmente cuando vieron esa sonrisa amplia y sexy enmarcada por los pómulos, el pelo largo y los deslumbrantes ojos grises.

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–Entonces, Rex, ¿cómo puedo encontrar algunos músicos que necesiten una guitarrista? Colocó el bajo en un soporte de guitarra y se volvió hacia la multitud detrás de él.–Yo, Jack, Primo, ven aquí. Kenna pensó que Rex era el tipo que debía saber. –Escuchen, muchachos, ella es una guitarrista principal que busca una banda. –Hola–dijo Primo, luciendo el mismo aspecto general que Rex, y ahora todas las personas en el círculo, le estaban dando. La mayoría regresó a sus grupos sin siquiera un asentimiento. Abrió la cremallera de su chaqueta de cuero. Sus largas piernas estaban envueltas en vaqueros moldeados, y un encanto de guitarra colgaba en su escote enmarcado por el suéter con cuello en V. Los chicos la miraban como si fuera una madre que acababa de invadir su espacio o los avergonzaba delante de sus amigos. Kenna lo chupó, pero su escalofrío momentáneo no fue por el frío afuera; fue al darse cuenta de que esta sería la primera vez que tocaría en público desde la noche en que la habían disparado... casi una década antes.

La única forma en que puedo fallar es no tocar. Puedo hacer esto. He tocado con las mayores audiencias del mundo. –¡Hola!–Dijo una chica de pelo azul mientras caminaba hacia Kenna.−Soy Deidre...cantante. Quiero decir, soy Deidre y canto. ¿Cuál es tu talento? –Guitarrista principal, cantante–Kenna sonrió y le estrechó la mano.−¿Qué te gusta cantar?–Preguntó mientras desempaquetaba el Strat y lo conectaba a su sintonizador Boss. –Steel Eyes–dijo la cantante. –¿Qué?–Por un segundo, Kenna pensó que se había dirigido a ella como Steel Eyes, y luego se dio cuenta de que solo estaba respondiendo la pregunta de Kenna. –Me encanta cantar la música de Steel Eyes. Me siento mucho con Jack, Rex y Primo. Son geniales en las cubiertas de Steel Eyes.

Oh sí. Tengo bandas de versión alterna. Una banda de sudor surgió alrededor de su rayita. Presión, sí; ¡Flash caliente, infierno no! Página 257 de 319 Al−Anka2019

–¿Puedes tocar cualquier música de Steel Eyes, Kenna? –Sí, pero no he tocado la mayoría de esas pistas en mucho tiempo, es música antigua. –No estaba mintiendo. Primo se volvió hacia ella.–Calienta. Estamos en diez minutos, ¿cuál es tu nombre? –Kenna. –Está bien, Kenna, estamos tocando a "Somewhere Like You". Te la sabes, ¿no? La boca de Kenna se secó. Asintió con la cabeza, bajó la cabeza y pasó los siguientes nueve minutos haciendo calentamientos y la guitarra principal lamiendo la canción. –Hey, Primo, esto debería ser interesante–dijo Jack. –¿Alguna vez te has burlado de alguien de su edad? Kenna fingió no escucharlos. Primo miró por encima del hombro desgarbado de Jack. –No puede ser tan vieja... todavía esta buena. –Sí–dijo Jack, rascándose la barba de un día. –Sonrisa asesina. ¡Chicos! ¡Al diablo, tengo peces más grandes que freír esta noche! Intentando dominar la adrenalina, Kenna se dio cuenta de que no estaba tan nerviosa las veces que había tocado en los Grammys. Eso fue el

pasado milenio.

–Vamos–dijo Cantante,–somos los próximos. Cuando subieron al escenario, Kenna se colocó frente a Rex, donde podía ver sus cambios en el bajo. La canción requería que el bajo y la guitarra principal estuvieran en sincronización exacta. Había escrito la música en Dulce Jayne y luego la arregló en contrapunto para mostrar las habilidades de Mel. Rex hizo el lead–in, Primo tocó el bombo justo a tiempo, y ocho compases más tarde, Kenna se unió a ellos. Cantante tocó las notas con un estilo que recordaba a Mel pero con un giro único en las armonías. A Kenna le gustó. Dos minutos más tarde llegó la hora del solo de Kenna, y se dio cuenta de que había olvidado traer la Puerta Trascendente. Página 258 de 319 Al−Anka2019

Todos los ojos estaban puestos en ella mientras golpeaba la primera sección del solo.

¡Joder, joder, joder! Trató de levantarlo de nuevo, pero los otros músicos tuvieron que reemplazarla. Lo ignoró, perdió el tiempo, tocó la cuerda equivocada. El ácido burbujeó en su esófago de nuevo. Cuando la canción terminó, vio la mirada que Primo le dio a Rex y quiso salir corriendo del escenario.

¡Espera un minuto! Yo escribí esa música. En lugar de huir para

esconderse, decidió dejar volar el infierno. "Whipping Post" gritó y comenzó el rollo. El bajo de Rex saltó sobre las notas, y Primo atacó el tiempo de las once y ocho. Kenna cerró los ojos cuando el sonido de sus cuerdas metálicas primero calentó el escenario y luego lo frió, saltó cuando tocó las notas altas y se balanceó hacia adelante y hacia atrás mientras las quemaba en el viejo diapasón. Cantante golpeó las partes arenosas con precisión vocal, y cuando Jack borró la onda de la guitarra de Kenna, se retiró a un ritmo sólido en su guitarra. Al final de la canción, el bajo de Rex y la voz de Kenna habían azotado a "Whipping Post". –¡Sí!–Gritó Primo mientras golpeaba el último latido. –¡Joder A!– Dijo Rex, ofreciéndole a Kenna un chócalo con su mano. Una multitud se había congregado junto al escenario, y su aplauso era una señal de que incluso esos pequeños y desagradables pinchazos de antes no podían denegarla. –Oye, Kenna–dijo Jack, –¿Puedes tocar a "Miles from You"? Kenna asintió con la cabeza. Había escrito esa melodía hace tanto tiempo, su aullante guitarra y la sombra de vacío que dejaba atrás eran puros Alex. Kenna pensó que esa era la razón de su inútil reflejo de intentar clavar las notas en el aire. Su cara se sonrojó. Cantante sonrió y le dio unas palmaditas en la espalda. Tocó la primera línea de la canción, y antes de darse cuenta de que estaba pasando por las partes más difíciles, los músicos en alerta a gran escala para mantenerse al día con ella. Cuando la canción terminó, Kenna salió corriendo del escenario y se dirigió a su equipo como si alguien estuviera a punto de robarlo. Metió el Strat en el estuche sin realizar su ritual de limpieza de diapasón, se puso la chaqueta, recogió su estuche y salió corriendo. Se detuvo en el descansillo congelado del segundo piso Página 259 de 319 Al−Anka2019

con las ventanas perforadas para pescar las llaves de su auto y cambiar el estuche de su guitarra a su otra mano. –¡Kenna!–Dijo Cantante, bajando los escalones. –Espera. –Cantante, tienes que ponerte un abrigo. –Lo habría hecho si no se hubiera escapado de allí. ¿A dónde vas? Todo el lugar está hablando de ti. ¡No puedes irte! –Me tengo que ir. –Aquí, toma mi número–Cantante sacó la mano de Kenna del bolsillo de su abrigo y escribió en el dorso con un bolígrafo que sacó de la pierna de su bota. –¡Prométeme que me llamarás! Kenna se rió. –Bueno. –¡No, lo digo en serio!–Dijo Cantante, con la mano en la cadera. La insistencia de Cantante le recordó a Mel, y eso la hizo reír de nuevo.–Lo prometo, Cantante.

u Cuando Cantante volvió a subir, Primo y Rex la estaban esperando. –¿Quién diablos es esa mujer de todos modos... y cómo es que esta es la primera vez que la vemos? Joder, ¿Cuándo la volveremos a ver?−preguntó primo, perplejo Cantante solo sonrió.

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Capítulo Treinta y Tres Cuando Kenna se despertó, vio las nubes grises manchadas revolotean sobre la animación de una ciudad costera en invierno, preparó café, encendió un fuego y miró el número borroso escrito en tinta en el dorso de su mano. Extendió su brazo hasta que los números estuvieron lo suficientemente lejos para verlos claramente y luego levantó su teléfono. –Hola, Cantante–dijo cuando la mujer respondió.–Esta es Kenna, de anoche. –Hey. El fuerte estaba zumbando después de que te fuiste. Kenna se rió entre dientes.–¿Y eso es algo bueno? –¿De verdad? Quiero decir, ¿cómo es que nunca había oído hablar de ti antes de anoche? ¡Eres malvada, mujer! –¿Aunque fallé en la canción de Steel Eyes? –Bueno, las pistas de Steel Eyes no son exactamente fáciles–dijo Cantante con simpatía.–Creo que más que redimirse con "Miles from You". –¿Tienes un coche? –Sí, ¿por qué, necesitas un aventón? –No, tengo una oferta para ti. Tengo un gran estudio de música en mi casa en la costa. Me encantó tu voz y quería saber si te gustaría venir y hacer algunas canciones conmigo. Estoy en Longport. –Solo di cuando...ya estoy allí! –Cuando quieras. –Dame tu dirección. Puedo estar allí en poco más de una hora. Cuando Kenna colgó, subió corriendo al estudio y sacó varias cajas, primero, empacó las estatuas Grammys. En el siguiente recuadro, Página 261 de 319 Al−Anka2019

acumuló sus registros multiplatino, en el tercero, cuarto y quinto organizó todos los otros discos de oro y luego escondió las cajas en el armario de su habitación. Por último, tomó todas las fotos que Steel Eyes había tomado con cada celebridad y dignatario de la lista A. Tan pronto como desaparecieron los recuerdos de Steel Eyes, sonó el timbre. Kenna voló por las escaleras y abrió la puerta. –Cantante, me alegro de que hayas podido llegar. Entra y calienta; tengo un fuego en marcha. Cantante era más baja que Kenna y más curvilínea que larguirucha, lucía un cabello corto, rapado con rasgos suavemente redondeados. Sus ojos oscuros formaron un contraste asombroso contra lo que la sombra de azul sin nombre de su cabello era, y exudado el nerviosismo de una generación que en realidad tenía una designación a la carta. –¿Tomas café?–Cantante se desabrochó la bufanda y la dejó caer con su abrigo de lana negro en una silla, revelando un suéter azul diferente sobre jeans negros y gruesas botas para exteriores. Se quitó las botas y se puso un par de zapatos que sacó de su bolso de mensajero. –Sí, lo hice hace unos diez minutos.–Kenna la llevó a la cocina. –Huele bien. –Es Jamaica Blue Mountain. –Nunca lo he probado. –Entonces te espera un regalo–dijo Kenna mientras colocaba un plato de panecillos sobre la mesa. Cantante sirvió una taza de café, entró en la sala de estar y contempló los altos techos y las paredes llenas de arte. Ella inspeccionó cada pieza, observando las litografías, las pinturas acrílicas y finalmente las esculturas.–Guau, este lugar es increíble, Kenna. –Gracias. Entonces...¿Quieres pasar el rato junto al fuego para calentar? Cantante sonrió.–¿Dónde está ese estudio? Kenna la llevó al piso de arriba y al pasillo. –¡Dios mío! ¿Tienes una cabina de sonido?–Dijo Cantante cuando entró a la habitación.–¡No sé qué mirar primero! Hey, ¿es ese un órgano Página 262 de 319 Al−Anka2019

vintage de Hammond? Wow, mira ese PA... y todos los amplificadores, Jesús, ¿cuánto equipo tienes? –Definitivamente recogí algunas cosas a lo largo de los años, cantante. –¿Tienes alguna guitarra? –Tengo algunas de ellas, ¿por qué? –Puedo tocar el ritmo. No como tú, pero puedo tocar. Kenna sonrió.–Excelente.–Entró en el armario de la guitarra y regresó con una acústica de Martin. La enchufó a un amplificador, la afinó y se la dio a Cantante.–Aquí, esta se parece a ti.–Ajustó el micrófono que ya había preparado para la voz de Cantante. –Y una Martin vintage–dijo Cantante mientras tomaba la guitarra de Kenna. –Si te quedas lo suficiente–comenzó a decir Kenna,–todo se vuelve vintage. Entonces, ¿qué te gustaría tocar? vez.

–Me encantó cómo tocaste "Whipping Post" anoche. Hagámoslo otra

–Está bien–Kenna tomó su Les Paul blanca del soporte de guitarra y se sentó en un taburete frente a Cantante. Cantante comenzó a tocar los acordes y se detuvo. –¿Algo está mal?–Dijo Kenna. –Vamos a cantar juntas, Kenna. –No lo creo. Eres muy buena y solo soy aceptable como cantante. Cantante puso los ojos en blanco.–¡Y qué! ¿A quién le importa? Vamos, si puedo tocar la guitarra contigo, puedes cantar conmigo. Kenna se rió.–Bien, punto tomado. Después de su quinta interpretación, Kenna colocó a Paul en el soporte de guitarra.–Cantante, ¿puedo ejecutar algo por ti? Necesito la opinión de un buen músico. –¿Crees que soy buena?–Ella se rió. –Creo que eres excelente. Tu sonido es muy fresco. Página 263 de 319 Al−Anka2019

–Gracias. ¿Qué quieres saber? –He estado trabajando en un nuevo sonido, pero podría ser demasiado suave. ¿Puedo tener la Martin? Kenna usó su estilo único para rasguear las cuerdas acústicas de bronce, su tono brillante como la luz del sol—los hizo sonar. Se balanceó en el perezoso ritmo y dejó una melodía con la que Cantante se fue; vocalizó con la guitarra de Kenna hasta que descubrió las armonías más internas. –Me encanta tu voz, cantante. Está aireada y limpia,–dijo Kenna cuando se detuvieron.–Navegas por las notas como Sarah Vaughan. más.

–Tu música es hermosa, Kenna. Es soñadora y cremosa, y quiero

–Vamos a trabajar en eso ahora mismo. ¿Estás lista para escribir una canción? –¿De verdad? ¿En serio? ¿Quieres escribir conmigo? –¡Oh sí! –En este momento.–Duró toda la tarde y hasta la noche. Para cuando tomaron un descanso, tuvieron sus primeras versiones de una canción con el título "What Goes Around." El único hilo común de la música de Steel Eyes fue que Steel Eyes la escribió. Pero nadie lo adivinaría ni lo creería. Suave como el terciopelo, no había ni rastro de jazz o hard rock en su estilo. La melodía simple y directa fluía con un dulce temperamento desprovisto del nerviosismo que había definido la era Steel Eyes. Los estribillos y silencios abarcaban armonías vocales en dos partes. Este nuevo estilo era una contrarrevolución de Steel Eyes—en todos los sentidos, un golpe de estado. La música de Kenna finalmente se rindió a las melodías bochornosas que colorearon su ser más íntimo. Grabaron varias versiones—rápidas, lentas y arregladas con énfasis en diferentes lugares. –Siéntate, Cantante–dijo Kenna cuando terminaron. Aumentó las reproducciones y se unió a Cantante en el sofá.

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–¡Oh, hombre, este lugar es genial! En serio, Kenna, ¿Dónde diablos has estado colgando que ninguno de nosotros te había oído tocar antes anoche? Kenna se rió.–No he tocado en un tiempo realmente largo. Espera un momento, Cantante. En primer lugar, ¿cómo llamas a ese tono de azul en tu cabello? –Es mi propia creación—aguamarina mezclada con violeta índigo,−dijo con orgullo.–Gracias por el mejor día que puedo recordar.−Miró a Kenna a los ojos y rozó el costado de la pierna de Kenna con su mano. Kenna se estremeció. –Lo siento... ¿parece que recibí el mensaje equivocado? Kenna sonrió cálidamente. –Está bien. –No te sientes atraída por mí. –Todo lo contrario. Solo estoy involucrada con alguien. Además, soy demasiada vieja para ti.–Kenna pensó en Eyes4U, la mujer que nunca había visto; la mujer cuya voz sería la de una extraña; la mujer que casi nunca deja de pensar. –Debería haber adivinado que no estabas soltera. ti?

Kenna apretó la mano de Cantante.–Estoy hambrienta. ¿Qué hay de –¡Sí! ¿Cuánto tiempo hemos estado en esto de todos modos?

–No tengo idea. Es por eso que no hay relojes aquí. Para mí, la música es atemporal. –¿Hay algún lugar para comer algo aquí? –Vamos, te invitaré a cenar si vienes conmigo a buscar un cuadro que compré anoche para pasar el rato aquí–Kenna señaló la pared que ahora parecía tan limpia sin su pasado dando vueltas. Más tarde esa noche, después de que Cantante se había ido, Kenna colgó su nueva pintura en el estudio, cubriendo los lugares donde habían colgado las fotos de Steel Eyes. Aumentó las tomas que ella y Cantante habían grabado y se quedó mirando la pintura abstracta. El cobalto le recordó la máscara de Steel Eyes, y si no fuera tan perezosa, habría Página 265 de 319 Al−Anka2019

desenterrado la máscara para comparar los dos—la máscara que ahora seguramente la miraría con una mirada vacía, una vacante que ahora entretenía.

Parece que se está haciendo tarde. Pensó en Eyes4U y corrió hacia

su computadora para hacer su cita habitual en línea a tiempo.

EYES4U: ¿Cómo estuvo tu día? SED: Tuve un gran día. ¿Tú? EYES4U: No es tan bueno como suena tu día, pero no está mal. Mi hermana me estaba molestando para hacer algo que no quería hacer. ¡Tú sabes cómo es eso! SED: No realmente. Soy hija única, y mis padres murieron jóvenes. EYES4U: Lo siento, no lo sabía. ¿Qué hizo que tu día fuera tan grandioso? SED: Una nueva amiga vino y tocamos algo de música. Cantaba, tocaba guitarras. EYES4U: ¿Una nueva amiga? SED: Sí. EYES4U: ¿Ella es linda? SED: Sí. Mucho. EYES4U: ¿Debería estar celosa ahora? SED: He invertido demasiado en ti para mirar a otro lado, Eyes. EYES4U: ¿En serio lo dices? SED: Lo hago. La primavera está casi aquí. ¿Por qué no nos encontramos entonces? EYES4U: ¡Hablas en serio! ¿Estás lista? SED: Lo estaré cuando los días se calienten. EYES4U: Eso es a meses de distancia. SED: Te molesta. EYES4U: Solo impaciente. SED: Me llevará un tiempo terminar el proyecto en el que he estado trabajando todo el invierno, y luego soy toda tuya. EYES4U: Bueno, cuando lo pones de esa manera, ¿cómo puedo decir que no? SED: Tal vez deberíamos comenzar a planear nuestra reunión. EYES4U: Lo siento, lo llamo una cita. SED: Todavía estoy un poco asustada por lo de la atracción... pensando que quizás no te sientas atraída por mí. EYES4U: Va en ambos sentidos, enmascarada. Mi riesgo es tan grande como el tuyo. SED: Gracias, eso no ayuda. Además, ya me siento atraída por ti. EYES4U: Apuesto a que eres tan hermosa como tus palabras. Tu inseguridad se muestra nuevamente. SED: Sí, ¿qué tal eso? ¿Te vuelve loca todavía?

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EYES4U: No. Me vuelves loca. Casi se me olvidó, tengo un proyecto en el que estoy trabajando, y durante las próximas semanas mi tiempo no es mío, así que parece que no lo conseguiremos.

Kenna dejó escapar un suspiro de alivio, sabiendo que necesitaba tanto tiempo de práctica como fuera posible. EYES4U: Por cierto, ¿has visto el nuevo número de la revista Rocklandia? SED: No, ¿por qué? EYES4U: Acaban de publicar toda una retrospectiva de Steel Eyes. Todas las fotos nunca antes vistas. SED: ¿Qué? ¡Debo recoger mi copia de mi buzón. AHORA MISMO! EYES4U: Disfruta, cariño. Te echo de menos. SED: Te extraño más.

u Kenna salió corriendo y abrió la solapa de su buzón. Dejó caer todo menos su copia de Rocklandia en la mesa junto a la puerta y se sentó junto a su fuego hasta que el frío disminuyó. Una foto de cuerpo entero de Steel Eyes la miró desde la cubierta, revestida de plata de acero con su máscara de cobalto, en el escenario con esa expresión feroz de "Ven a joderme" y su pelo volando alrededor de ella; tocando a Ruby, doblando cuerdas mientras está en el aire. Kenna leyó el título en voz alta. "La retrospectiva de Steel Eyes de Alex

Winthrop,—con fotos nunca antes publicadas"

–Guau–Kenna se levantó y se tambaleó, mareada. Mirando al fuego, resistió el impulso de lanzar la revista a las llamas y verla arder, en cambio, le temblaban las manos al verter un vaso de Pinot Grigio y se dirigió a la terraza. Era tan tarde en la noche de invierno, juró que podía ver el silencio, y lo llevaba como su amor no correspondido. El silencio la puso nerviosa.

Maldición, hace frío aquí. Hizo un inútil encogimiento de hombros

para sacudirse. El mareo disminuyó más cada vez que el viento frío golpeó su cara, y ahora el fuego hacía señas desde adentro.

Se acurrucó en el sofá frente al fuego con el tema de Rocklandia, la copa de vino y la botella al alcance de la mano. Un artículo acompañó las Página 267 de 319 Al−Anka2019

fotos, escritas por un tipo que había entrevistado a Steel Eyes varias veces.

Este tipo escribe como si quisiera que todos pensaran que me conocía. Imbécil. Dos copas de vino después, estaba pegada a las fotos, cada una capturando a Steel Eyes de una manera que nunca se había visto a sí misma. –Siempre podías ver cosas en mí que nunca había visto, Lex.−Miraba fijamente las fotos detrás de escena de ella y Mel riéndose, y Rich y JJ bromeando. Todos se veían tan jóvenes. Un viejo anhelo se deslizó a través de ella como el recuerdo de los bailes de Alice.–Aquí; recuerdo lo que significa perder cuando ganas. Perderse y encontrarse al mismo tiempo.

Oh Dios mío. Nunca pensé que sucedería...pero es hora. Luego recordó cómo ella y Alex habían atravesado el Cañón Topanga en el convertible Triumph de Alex, los hermanos Allman entrando por los altavoces. Pasó a la foto que Sonja Savarin había tomado de Steel Eyes con Alex.–Te devoré con ojos que siempre podrían conjurar Topanga.−Levantó su copa para brindar por la foto de Alex.–Y aquí me siento todos estos años después haciendo exactamente eso.–Bebió lo que quedaba en su copa.–Recuerdas, ¿verdad, Lex... cuando pensé que era el amor de tu vida? El fuego crepitaba, y pequeños trozos de corteza sucumbieron a las brasas. Kenna tiró la tira de cachemira sobre ella y apoyó su cabeza contra las almohadas del sofá. Mientras se quedaba dormida, la copa de vino vacía cayó de su agarre flojo, y las fotos de Alex la miraron desde su regazo. El titular aún decía lo mismo cuando despertó. Kenna fue a la cocina y se puso una cafetera después de haberse duchado y vestido. Acariciando la taza caliente en su agarre helado, se puso en línea y compró un boleto de avión a LA. La segunda taza de café le hizo compañía durante el proceso de empaque, durante el cual guardó las grabaciones que ella y Cantante habían hecho dentro de su equipaje de mano.

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Mel tomó su teléfono en el tercer repique.–Hey, hermanita, ¿puedo devolverte la llamada? Dalia y yo estamos descargando comestibles. –No te molestes en llamarme, estaré en tu casa para la cena. ¿Puedo quedarme ahí? –¡La tía Kenna viene a sorprendernos, Dalia!–Mel gritó tan fuerte que Kenna tuvo que quitarle el teléfono de la oreja. –Tengo que tomar un avión, Mel, nos vemos esta noche.

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Capítulo Treinta y Cuatro Con la taza de café en la mano, Kenna estaba de pie en el porche y miraba a Dalia jugar afuera de la lujosa casa de Bel Air. Dejó la taza. –Buenos días, mi hermosa ahijada–dijo mientras caminaba bajo el sol de California. –Tía Kenna. ¡Nos sorprendiste! –Dalia corrió hacia los brazos de Kenna, y Kenna la levantó del suelo y la hizo girar en un amplio círculo mientras se besaban en las mejillas. –Eso es porque te extraño tanto. Solo tenía que venir a verte.–Kenna le dio un gran apretón antes de volver a poner los pies de Dalia en el suelo. –Papá me lleva al zoológico esta mañana. –Eres afortunada. Tienes un buen padre. –Lo sé.–Abrazó a Kenna nuevamente.–Nos vemos luego–dijo antes de salir corriendo. Kenna regresó al porche, tomó su café y se sentó en la silla de mimbre acolchada. Mel se unió a ella. –Ella es increíble, Mel. –¿Cómo fue que una chica despreocupada como yo tuvo tanta suerte? –Es muy parecida a ti. Mel sonrió.–¿Sí? Yo no lo veo. Es la niña pequeña de papá, seguro, su francés es realmente bueno. Me corrige todo el tiempo.–Mel vio a Kenna tomar su café.–¿Me vas a decir de qué se trata realmente esta pequeña visita sorpresa? –Estoy tocando de nuevo. Página 270 de 319 Al−Anka2019

–¡No te pases! ¿En serio?–Mel sonrió. –En serio. –¿Y cuánto tiempo ha pasado esto? –Desde el otoño. Las cejas de Mel se arquearon. –¡Qué! Has estado tocando durante meses y no me has dicho... ¿nosotros? Pensé que tu mano todavía dolía demasiado para tocar. –Lo hizo... a veces. Pero ya tuve suficiente, Mel. Los demonios estaban gritando tan fuerte que no me dejaban en paz. Y luego algo sucedió. –¿Qué? –Me inspiré. –¿Cuál es su nombre?– Mel lo reprendió. Kenna sonrió ante la confianza familiar, con la mejor amiga a la que echaba de menos todos los días.–Te juro que me perdí en la personalidad de Steel Eyes, pero nunca he superado tu falta. En cuanto a su nombre, no lo sé. Pero volví a mi esquina cuando fui a un micrófono abierto en Philly un par de noches atrás. –¡Ha! ¿Fuiste a un micrófono abierto? Steel Eyes haciendo un micrófono abierto... ¡eso es rico! –Lo hice. Esa es la primera vez que estoy en un escenario desde la noche en que me dispararon. –¿Y nadie siquiera lo adivinó? –Bueno, me las arreglé para arruinar el primer solo de guitarra para "Somewhere Like You". –¡Oh no, no lo hiciste! –Pongo a dios por testigo. Lo jodí de verdad. Mel se rió tan fuerte que le saltaron las lágrimas. –Pero lo hice muy bien con los covers, de los hermanos Allman, sin embargo, y arranqué con "Miles from You." –No puedo creerlo. Dime que tocaste "Whipping Post." Página 271 de 319 Al−Anka2019

allí...

–Por supuesto. Pero lo que quería decir es que conocí a una joven –Oh no, problemas de chicas.

–No, en absoluto, estrictamente profesional. Es joven, pero tiene una gran oportunidad, una voz fresca, talento de guitarra rítmica...que no es tan fuerte como tu voz. –¿Y? –He estado escribiendo música nueva. Nada como lo que solía escribir. Traje una cinta que cortamos en mi estudio que me gustaría que escucharas. –¿Tu estudio? ¿El que tiene todos los Grammys y discos de oro? –Obviamente escondí todas esas cosas. –¿Ella no sabe? –No tiene idea. Mel evaluó a su vieja amiga.–Bueno, vamos a ver como se oye.

u JJ, Rich, Mel y Kenna ya estaban tocando la nueva música de Steel Eyes en el estudio de Mel cuando Dalia irrumpió por la puerta con Michel pisándole los talones. –Hola, tío JJ! JJ dejó sus baquetas y se estiró para abrir los brazos.–¡Ahí está mi estrella! Dalia corrió hacia él y se sentó en su regazo mientras golpeaba el pedal del bombo con su pie, lo que siempre la hacía reír mientras rebotaba sobre su pierna del pedal. –¿Por qué está recibiendo todo el amor?–Dijo Rich. Dalia corrió hacia Rich y lo abrazó. Michel se rió. –¡Guau, parece que en los viejos tiempos! Nena, ¿quieres que pida pizza? Página 272 de 319 Al−Anka2019

–¡Pizza!–Gritó Dalia. –No–Mel sonrió.–Creo que nos espera una de nuestras viejas noches de espagueti. –¡Noche de espagueti!–Rich y Kenna dijeron en el mismo instante, de repente, en ese momento todos eran jóvenes, estaban en la ruina y en el departamento de Mel un viernes por la noche, juntando sus recursos para espagueti y sentándose durante horas alrededor de esa vieja mesa de cocina destartalada. –¡Noche de espagueti!–Confirmó Dalia. Mel se rió.–La Dalia ha hablado. Espagueti. Más tarde, con solo un fideo en su plato, Dalia dio un beso de buenas noches a sus padres y sus tíos. Kenna la metió adentro, se sentó en la cama, le leyó una historia y esperó antes de regresar a la banda. Podía oír a Mel, Rich y JJ hablando abajo. –Estoy dentro–dijo Mel.–Volver con Steel Eyes para un concierto de reunión sería espectacular. –Estoy de acuerdo–dijo Rich. –Bonne nuit, todos. Me voy a la cama –dijo Michel mientras se inclinaba para besar a su esposa. –Buenas noches, chérie. –Je t'aime, Michel. –Yo también te amo. Kenna dejó a Dalia durmiendo y se encontró con Michel en el pasillo. –Realmente te echa de menos, sabes–comenzó Michel. –¿Mel o Dalia? –Bueno, ambas lo hacen, pero yo estaba hablando de Mel. –¿Está bien, Michel? ¿Están bien chicos? Michel sonrió. –No puedo hablar por ella, pero sigo creyendo que somos una pareja hecha en el cielo. –Por lo que veo, no tienes nada que temer, mon ami. Esa chica todavía está loca por ti. Página 273 de 319 Al−Anka2019

–Me alegra que estés aquí, Kenna. Es bueno que la familia vuelva a estar unida. Bonne nuit. Te veo en la mañana. –Fâites de beaux rêves, Michel. Él se inclinó y la besó en la mejilla.–Dulces sueños para ti también. Kenna se reincorporó a la banda. –Así que esto es realmente grande, Kenna–comenzó Rich.–Nunca pensé que alguna vez tendrías un cambio de corazón. –Solo necesitaba tiempo e inspiración. ¿Qué piensan chicos? Una noche... en Nueva York en el Beacon. –Estoy dentro–dijo Mel. –Yo también–dijo JJ. –Estoy allí–Rich sonrió.–Esto va a ser fantástico. ¿Cómo lo establecemos? sí.

–Ya tengo a Hunt trabajando en eso, por si acaso todos decían que

–Tendrás que quedarte aquí para los ensayos, hermanita. ¿Estás deprimida con eso? –Absolutamente. He estado practicando nuestras cosas y estoy llegando allí. –Excepto que dijiste "Somewhere Like You" ¿todavía necesita trabajo?–Preguntó Mel. Kenna asintió. –Cálculo de seis a ocho semanas de ensayos–dijo Rich. –Creo que tienes razón, hermano.–JJ alcanzó la libreta y el bolígrafo en la mesa de café.–Hagamos el setlist ahora mismo. –Creo que deberíamos abrir con "Kiss My Axe" y terminar con "Somewhere Like You," como solíamos hacerlo. –Estoy de acuerdo, Mel. Gracias, muchachos, esto realmente significa mucho. Mucho. –Esto se siente tan bien con todos nosotros de nuevo juntos, ¡Vamos a derribar esa casa! –Mel saltó y tocó el bajo del aire. Página 274 de 319 Al−Anka2019

Kenna se puso de pie y rebotó con su aire Ruby. JJ golpeó la mesa de café como si fuera un tambor de conga. Rich se sentó y rió.–Oh, esto va a estar bien.

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Capítulo Treinta y Cinco Unos meses más tarde, el primer día de setenta grados llegó a la costa de Jersey. Los azafranes habían estado en plena floración durante dos semanas, el sol había recuperado su procedencia y el gris invernal del Atlántico se había desvanecido. Los perros vagabundeaban por la playa con su gente, y Dréa Winthrop tenía todos los arreglos necesarios para la sorpresa de su cuarenta cumpleaños de Alex. Dréa había programado un día completo para Alex en el spa de un hotel local en Atlantic City para mantenerla lejos de casa. El día concluyó con citas para el cabello y el maquillaje en el ostentoso salón del hotel, Alex se fue allí vestida para su supuesta cena de cumpleaños con su hermana. Fue un plan sólido. Mientras tanto, el personal que Dréa había contratado trabajaba diligentemente en la casa de Alex frente a la playa. –Te ves tan relajada, Alex–dijo Dréa cuando la recogió. Alex abrazó a su hermana mayor antes de que subieran al auto de Dréa.–Qué gran regalo. Gracias. Creo que fue el mejor de todos. –Ese no es tu único regalo. –¿No? –No.– Dréa fingió pescar en su bolso.–Pero primero tendremos que hacer un desvío a tu casa antes de ir al restaurante. Dejé mi billetera en la mesa de tu cocina. –No te preocupes por eso. Tengo mi billetera –No, Alex, es tu cumpleaños, eres mi hermanita y no voy a permitirte pagar la cena en tu cuadragésimo cumpleaños. –¿Tienes que seguir diciendo cuadragésimo? –¿Cómo quieres que yo lo llame? Página 276 de 319 Al−Anka2019

–Es mi cumpleaños veintiuno...porque nunca he visto cosas así de claras antes. –Cera, saltamontes. Sólo recuerda, el año que viene cumples cuarenta y uno y nadie se dará cuenta. En diez minutos, habían recorrido todo el camino hasta Atlantic Avenue hasta la casa de Alex en Margate. –Dios, ¿soy yo o hay muchos autos aquí?–Dijo Alex. –Tal vez alguien tiene compañía–dijo Dréa. Echó un vistazo a Alex, que no estaba saliendo del coche.–Cariño, ¿podrías correr y recuperar mi billetera? –Está bien–Alex salió del automóvil y caminó hacia la puerta de entrada. –¡Sorpresa!–Treinta mujeres, la mayoría viejos romances y de una noche, gritaban al unísono. Entre ellas estaban algunas caras que, afortunadamente, eran sólo amigas. La cara de Alex se enrojeció y jadeó. –¡Feliz cumpleaños, hermana!–Dréa la siguió adentro y saltó arriba y abajo como si acabara de dar la mejor sorpresa secreta de la historia; solo cuando miró el rostro de Alex vio el puro terror. Pero no tuvo tiempo de preguntarle a Alex qué sucedía. El grupo salvaje de ex–novias corrió hacia su hermana. –Espera, señoras, ¡volveremos enseguida!–Dréa empujó a Alex a la cocina y subió por las escaleras traseras. –¿Qué pasa contigo, Alex? Alex se echó hacia atrás su cabello.–Dréa, ¿qué hacen aquí mis viejos amoríos? –¿Tus qué? –Solo hay cinco mujeres en esa habitación con las que no he dormido. –No estás bromeando, ¿verdad? Alex negó con la cabeza.–¿Cómo contactaste a todas estas personas? –Le robé su lista de correo electrónico una noche cuando olvidó cerrar la sesión de su cuenta. Página 277 de 319 Al−Anka2019

–¿La cuenta Eyes4U? –¿Si porque? –¡Esa es la dirección de correo electrónico que les doy a las mujeres! –¡Oh Dios mío! –¿Qué dijiste exactamente para que aparecieran estas mujeres? –Envié una invitación de la fiesta de cumpleaños que decía: "Esta chica cumple cuarenta años. Pero ssshh, es una fiesta sorpresa, así que debes responderme a mí, a su hermana, en mi dirección de correo electrónico..." y luego les di los detalles de la fiesta. –¿Qué hago, Dréa? –Bueno, hermana, supongo que será mejor que bajes y seas tan encantadora como el infierno. Aturdida, Alex regresó a la fiesta y puso una sonrisa inalterable en su rostro. Una por una, las mujeres se acercaron a ella, se acercó a ella, la destrozaron silenciosamente, y cuando terminaron de rastrillarla sobre las brasas, todavía tenían suficiente juego para cruzarse entre sí. El DJ puso la música tan fuerte que se derramó en el océano. Cada vez más acogedor con cada bebida, las chicas bailaron y chismorrearon.

Considerando todo, no está yendo mal, pensó Alex. Durante un tiempo la multitud estuvo casi civilizada, hasta que las botellas de licor se vaciaron. –Diré una cosa para ti, Alex,–comenzó Dréa,–mirando a todas estas mujeres tan cerca, es obvio que no tienes un tipo. –¿Ves a la morena en el sofá con la pelirroja? –Sí. –Mira su expresión. Creo que ella lo descubrió todo. Debería haber sabido que lo captaría primero. Es una analista. Mientras la fiesta se intensificaba, esa misma expresión se deslizó por la habitación. –¿Y cuándo encontraste el momento de salir con todas estas mujeres mientras se suponía que estarías con Silvana?–Dijo Dréa. Página 278 de 319 Al−Anka2019

–¡He estado soltera por casi tres años! Cinco o seis de ellas sucedieron cuando Silvana y yo rompimos las dos primeras veces, y luego la rubia de allí, era mi premio de consolación cuando nos separamos para siempre. ¿Y sabes qué? No necesitas saber esto. Alex se encogió al ver que la conversación avanzaba silenciosamente por la habitación. En su mente, sonaba algo así como...

–Entonces, ¿cómo conoces a Alex? –¡Me acosté con ella ... una vez! –¿Oh enserio? Yo también. Y todo estaba fuera de su control.

Tal vez va a estar bien. Tomó la botella de Pinot y sirvió un vaso

pequeño, lo derribó y sirvió otro. Casi se atragantó cuando, mientras tragaba, una de las mujeres tintineó con su vaso para llamar la atención de todas. –Hola, señoras, soy Cary, y me gustaría brindar,—o más bien, criticar, Alex. En primer lugar, bienvenidas a la noche caliente en el Alex Club. Estoy segura de que han descubierto ahora que todos tenemos una historia similar. Esta es mía. Conocí a Alex un martes por la noche en un desliz, en Nueva York, y nuestra primera, y única, cita duró cuarenta y nueve horas. ¡Pero qué cita fue! ¡Feliz cumpleaños, amante! Mientras todas las miradas estaban puestas en Cary, Steel Eyes estaba escuchando en el lado opuesto de la habitación, oscurecida por la puerta parcialmente abierta. Una de las mujeres la vio y gritó:–¡¡Oye, una Steel Eyes parecen iguales!! Alex giró sobre sus talones. Con la boca abierta, se quedó estancada en la mirada cerúlea. Al igual que su última sesión fotográfica en el loft Soho, el día en que Steel Eyes había sido filmada, su presencia era intensa e imponente: su mirada era inconfundible.

¡Es ella! Alex lo supo en un instante. ¿Qué? Steel Eyes se congeló. Luego dio dos pasos en la habitación, agarró la primera botella de vodka que vio y salió corriendo de la casa.–No, no, no. ¡Esto no está sucediendo, otra vez!–Ella murmuró. –¡Toca música fuerte ahora mismo!–Le gritó Dréa al DJ.–¡Fuerte! ¡Ahora! Página 279 de 319 Al−Anka2019

La música de baile sonó y todas bailaron...excepto Alex.

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Capítulo Treinta y Seis Steel Eyes se plantó en la playa bajo la cubierta, acunando la botella medio llena de Absolut Vodka.

Eureka. No podía esperar para decirle a Hunt que vio la botella medio llena, finalmente dándose cuenta de que en su antiguo argumento de si el vaso estaba medio lleno o medio vacío, el puto problema todo el tiempo era el cristal. Las botellas no parecían ser un problema, en absoluto. A la sombra de la escalera que conduce a la playa, trató de envolver su cabeza alrededor de este... este karma–apocalipsis.

¡De ninguna manera! ¡Eyes4U es Alex Winthrop! El segundo trago

de vodka no embotó el estribillo más de lo que lo hizo el primero. Eso ciertamente no serviría.

¿Lex? ¿Fuera de todo el planeta cibernético, vivimos a una milla de distancia? ¿Durante todo nuestro asunto en línea, ha estado a una milla de la orilla! –Déjenme aclarar esto–dijo Steel Eyes a la botella,–durante más de un año, me he enamorado del amor de mi vida, a quien he pasado la mayor parte de mi vida adulta tratando de olvidar.−No pudo evitar reír.−Eso es gracioso. ¿O no es gracioso? Eres de gran ayuda.−Se encogió; el siguiente trago de Absolut entró en la mezcla, y ni siquiera le dolió la garganta esta vez. Trató de concentrarse en lo que había sucedido. De acuerdo con la

rubia que estaba haciendo el brindis, esa rubia... ¿Y todas las demás mujeres allí eran ex-amantes de Alex? ¿Y dónde estaba la supermodelo? ¡Duh! Esa era la relación a largo plazo de la que Eyes y yo habíamos hablado en línea. Así que Silvana debe ser la mujer con la que Eyes había dicho que se separó hace casi tres años. Página 281 de 319 Al−Anka2019

Aunque Steel Eyes podría haber sido la única no ex en la fiesta, Kenna Waverly no era una ex no. En teoría, Steel Eyes podría seguir siendo la excepción mientras eligiera quedarse detrás de la máscara. Sin embargo, fue quien se volvió catatónica al ver a Alex. La sangre se escurrió de su rostro; le hormigueaba la parte de atrás de la cabeza; una antigua y despreciable reacción de mierda la arrasó. Había salido corriendo de allí, tomando el vodka en el camino. Y ahora aquí estaba sentada, aturdida. Eso tampoco haría. Sin máscara, vagó por la playa durante casi una hora. La creciente luz gibosa de la luna astillaba las crestas de espuma de mar y las olas lamían la costa apenas por debajo de sus pasos cargados. Esto tampoco serviría. Debajo de la cubierta estaba decididamente más seguro que detrás del volante de su auto después de tres tragos de vodka y la visión de Alex; lo condujo de vuelta a la casa frente a la playa y se deslizó por debajo de las escaleras de nuevo, tratando de dejar que los acontecimientos pasaran sobre ella, para acomodarse en sus huesos, tomó otro trago de la botella.

Destino. ¿No es eso de lo que hablamos hace tanto tiempo? Kenna

recordó la primera conversación que tuvieron en la habitación del hotel después del funeral de Maurice, cuando Alex dijo que creía en el destino porque se habían conocido.

Steel Eyes se puso su máscara y estaba a punto de hacer otro disparo cuando oyó que las puertas francesas de la cubierta de madera crujían sobre ella. Dos juegos de pasos rasparon las tablas.

Parece que la fiesta se acabó. –Dios mío, Dréa, ¿en qué estabas pensando?–Dijo Alex. Hubo una pausa. –Lo siento mucho, Alex. La jodí por completo.

¿Dréa? Como Andréa, la artista que pintó la pieza de cobalto en mi estudio? ¿De verdad? Tengo que mudarme a una ciudad más grande. Cuando Steel Eyes oyó el vino que salía de la botella hacia las dos copas, aprovechó la oportunidad para tomar un trago. Esta vez picó. –Nunca soñé que la lista de correo electrónico que te robé era tu vieja lista de citas y novias. Tienes todo el derecho de repudiarme, hermanita...pero antes de que lo hagas...–Dréa tragó un poco de vino. Página 282 de 319 Al−Anka2019

¿Hermana de Lex? ¿De verdad? Dréa continuó. –¿Dime cómo demonios encaja Steel Eyes en esto? Quiero decir que realmente era ella, ¿verdad? –Estoy segura de eso. He pasado años mirando esos ojos, mirando la cara debajo de esa máscara a través de la lente de la cámara y en el cuarto oscuro. Al principio pensé que habías contratado a una parecida, pero cuando nuestros ojos se encontraron, supe que era ella. Entonces me golpeó. ¡Steel Eyes Disguise estaba en esa lista de correo electrónico! Y la del disfraz debe ser... la verdadera Steel Eyes.–Exhaló con fuerza. Cuando volvió a hablar, su tono era de arrepentimiento. Steel Eyes aún reconocía el timbre bajo y sedoso; esa voz femenina del dormitorio cuyo registro fluido la mermó, especialmente cuando susurró palabras de devoción en la oscuridad. Se esforzó por escuchar sobre un conjunto de olas rompiendo. –Está bien, Dréa...Te lo diré. Hace aproximadamente un año, tarde una noche, tenía curiosidad por saber si había algún tipo de sala de chat en línea para los fanáticos de Steel Eyes como yo. –Por favor, sé cómo te gusta esta nueva cosa Interwebby. –De todos modos, encontré uno.– Alex tomó un sorbo de vino para puntuar.–Estaba viendo la conversación cuando alguien comenzó a golpear a Steel Eyes, así que corrí en su defensa. Después de que esa persona salió de la sala de chat, un mensaje privado apareció en mi pantalla de alguien llamado Steel Eyes Disguise, felicitándome por poner a ese idiota en su lugar. –Entonces, ¿cómo se convirtió esto en tu ciber–citas la más famosa estrella de rock internacional de la mujer anónima que ha desaparecido? Steel Eyes sonrió. Ella me gusta. –Estoy llegando a eso–dijo Alex.–Así que disfrace, para abreviar, y desarrollé esta relación en línea durante el año pasado. Ha sido un asunto en pantalla, y me enamoré de ella. De hecho, me enamoré de una mujer que nunca conocí. Elegimos no compartir nuestras identidades...o fotos...hasta encontrarnos. Nunca hemos hablado por teléfono, no puedo decirte cómo sabía que me enamoré de ella, solo sé que me enamoré de sus palabras. ¡Oh Jesús, me enamoré de Steel Eyes! Soy una perdedora. Página 283 de 319 Al−Anka2019

Dréa esperó a que Alex bebiera el último sorbo de vino y luego le sirvió otra copa.–Sí, bueno, al menos sabes por qué no te conoció de antes; ¡no quería que supieras quién era! Pero con su concierto de reunión en dos días, finalmente pudo salir de su escondite. Loco. Esto es una locura; así que sólo para recapitular,—te enamoraste de tu ídolo mientras chateabas sin saberlo con tu ídolo sobre tu ídolo...durante todo un año. Y... ya se conocen profesionalmente. aún.

Alex se burló.–Las probabilidades de que esto suceda no existen

Si crees que esas probabilidades son altas, Lex...Tengo una apuesta que te dejará boquiabierta. Alex se bebió el vino y le tendió el copa.–Más por favor. Maldita sea; ¿notaste qué tan rápido salió corriendo Steel Eyes cuando Cary me asaba? Estoy tan avergonzada. –Bueno, hermana, no para empeorar las cosas, pero nadie se dio cuenta. Tal vez es solo el destino. –No, tengo que asumir toda la responsabilidad por esto. Lo arruiné, Dréa. Lo arruiné ese día de la sesión de fotos del concierto Zero cuando Steel Eyes y yo casi nos besamos, luego Silvana entró; y lo arruiné otra vez esta noche. Ya sabes, una relación tan corta como fue con Kenna en Los Ángeles, aquí es casi veinte años después y nunca la he superado; honestamente, he logrado hacer las paces con el hecho de que nunca superaría completamente lo de ella,—finalmente había aceptado que no he amado así desde entonces. Luego todo cambió. Realmente pensé que quienquiera que fuera Steel Eyes Disguise, había encontrado lo que estaba buscando. Steel Eyes dejo que un puñado de arena se filtrara entre sus dedos. –Tal vez el vino me tiene confundida, pero podría jurar que vendí una pintura a alguien llamado Kenna el invierno pasado. El abstracto azul; no lo sé, me duele el cerebro. Sonando perdida en sus pensamientos, Alex continuó.–Steel Eyes tenía todo el derecho a correr tan lejos y tan rápido como podía en la dirección opuesta esta noche. Me lo merecía. –¿Por qué?–Dijo Dréa.−¿Es porque, gracias a tu hermana, se entera de que está en un cuarto lleno de ex–novias casuales? ¿O crees que se Página 284 de 319 Al−Anka2019

asustó cuando vio que su amor en línea resultó ser tú? Cariño...Desearía poder volver a meter toda esa pasta de dientes en el tubo por ti, pero incluso el tamaño familiar no es tan grande. Alex suspiró. –Por el lado positivo, Alex, vi algunos encuentros hechos esta noche en la fiesta. Parece que algunas de tus viejas llamas encontraron algunas velas nuevas para encender. Alex se rió entre dientes.– Ni siquiera quiero saberlo; Estoy frita; ¿podemos hablar por la mañana? Sólo quiero irme a la cama. –No quiero dejarte así. Te conozco. Te volverás loca. –Estaré bien... y realmente no estoy enojada contigo. Es karma, y mi culpa en muchos niveles. Sinceramente, lo que debía ser... o no ser está fuera de mis manos.−Besó a Dréa en la mejilla.–Prométeme, Dréa, no más sorpresas. –Nunca otra sorpresa. Ni siquiera una sorpresa de atún. Intenta dormir un poco, ¿está bien? –Claro, justo después de que cambie mi número de teléfono y mi dirección de correo electrónico. Steel Eyes oyó que se cerraba la puerta y respiró el aire salado. Una vez que los asistentes se marcharon, las olas no parecieron estrellarse tan fuerte como lo habían hecho, pero aún sentía que sus entrañas gorgotean con su flujo y reflujo. La voz de Alex la sacó de su niebla. –¿Quién está allí?–Dijo Alex.–Puedo verte moviéndote.–Un rayo de luz de luna golpeó algo brillante, y Alex captó el reflejo del movimiento debajo de las escaleras. El movimiento se detuvo.–Dije, ¿Quién está allí? Steel Eyes dejó la botella de vodka más que medio vacía, girándola en la arena hasta que se puso de pie. Una respiración profunda más tarde, se arrastró por debajo de las escaleras con su máscara todavía puesta, se levantó y luego se sacudió la arena de la ropa. Ella buscó.–Soy solo yo, Eyes. La boca de Alex se secó con tiza cuando vio a Steel Eyes parada debajo de ella en la playa.–Regresaste–dijo con un suspiro sensual. –Excepto por un paseo por la playa, nunca me fui. Página 285 de 319 Al−Anka2019

Alex miró a la estrella de rock enmascarada.–¿T…te gustaría subir aquí? –Preguntó, no muy segura de qué postura posar, qué palabras hablar. De repente, tenía trece años, echándose hacia atrás el cabello en un intento transparente de evadir su torpeza. –Me gustaría mucho.–La voz de Steel Eyes era suave y sin prisas, mantuvo contacto visual con Alex mientras subía lentamente las escaleras. Cuando llegó a la cubierta, se dirigió hacia Alex. Las únicas palabras que entraron en su mente fueron: radiante, vulnerable...simplemente

deslumbrante.

En todas sus encarnaciones anteriores, Alex nunca se disculpó ni una vez por ser fresca. Era muy fresca, excepto que en este momento su respiración era superficial, su expresión imperativa y no podía calificar para alquilar un lugar fresco, mucho menos poseerlo. Demasiado expuesta a estar tan cerca de Steel Eyes o Disguise, rompió el contacto visual, luego respiró hondo y de nuevo se encontró con la mirada de Steel Eyes. –Steel Eyes, lo siento mucho. No tenía idea de esta fiesta... ya ves, mi hermana Dréa... Steel Eyes tocó suavemente los labios de Alex con las yemas de sus dedos. –Está bien, Eyes, eso no es lo que quiero saber. Perpleja, Alex ladeó la cabeza hacia un lado. Miró ansiosamente los labios sensuales de Steel Eyes, desesperada por besarla, por esto y por cada otro momento que alguna vez había anhelado el contacto de los labios de la otra mujer. Intimidada por el simple hecho de pensarlo, se mantuvo como una piedra. Steel Eyes continuó.–Olvídate de todo lo demás. Solo quiero que me digas cómo te sientes conmigo. De verdad. –Me enamoré de ti, enmascarada...estoy enamorada de ti. –Pero ni siquiera sabes cómo me veo. ¿Qué pasa si me quito esta máscara y la atracción se ha ido? –Eso no sucederá. Ni siquiera es posible. Steel Eyes sonrió.–Suenas tan segura. Página 286 de 319 Al−Anka2019

–Steel Eyes, me enamoré de ti cuando nos conocimos hace años, y de nuevo anónimamente en el ciberespacio durante el último año, quiero decir, nunca se sabe, pero en este momento las probabilidades se ven bastante bien, ¿verdad? No sabía que eras tú o lo que parecía...y sinceramente, todavía no me importa. Me enamoré de ti. Las dos. El hecho de que tu música me capture de maneras que son muy personales para mí sólo lo hace más visceral. Sabía que habías sobrevivido...Lo sentí, incluso antes de que anunciaras el concierto de reunión. –¿Cómo? –Te sentí. Sé que suena raro, pero es verdad. Probablemente no quieras recordar nuestra sesión de fotos el día que te dispararon, pero ese día también me enamoré de ti. Había algo entre nosotras...un momento en el que te estaba fotografiando en el estudio SoHo. La forma en que miraste la lente, tuve que alejarme de la cámara. Me sentí expuesta por esa mirada. Fue tan intenso que literalmente había dejado de respirar. Ese momento fue mágico para mí. Y si bien puedes pensar lo contrario basado en la locura que viste aquí esta noche, solo he sentido la presencia de otra mujer de esta manera. –¿La supermodelo? –Desafortunadamente….no. Como te dije en línea cuando tuvimos esa discusión, amaba mucho a Silvana, pero mirando hacia atrás, en muchos sentidos fue el premio de consolación más fabuloso por perder el amor de mi vida. Pero la forma en que me siento... –¿De qué manera, Eyes? –Sabía que eras tú en un instante;—sabía sobre ella en un instante también. La sentía entrar en la habitación antes de que la viera, y desde el momento en que nos conocimos, pensé que era mi destino. Resultó que sólo era su destino. Era como tú canción, "De la Nada Hasta Ahora Donde"−Alex recitó parte de la letra. ¿Cuánto más podrías quitarme? Dijiste que eras mi destino Cuando me enteré Fue muy tarde Tú no eras el destino Y yo era el destino

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Rociada por el aire salado y una confesión aleccionadora, la cabeza de Steel Eyes comenzó a despejarse. Trató de exhalar la tensión recién atrapada de su cuello.–¿Dónde está ella, esta mujer que amabas? –No lo sé. Fue hace mucho, mucho tiempo. Éramos muy jóvenes, y cuando no terminó bien, desapareció. No puedo decir que alguna vez la culpé. –¿Qué pasó? –¿Para decirlo claramente? Yo fui una estúpida. Tal vez incluso tuve miedo de sentir demasiado. Cuando Steel Eyes escuchó, se dirigió hacia el lado más alejado de la cubierta y se volvió.

Más vieja y humilde se ve tan jodidamente sexy en ti. Las gruesas ondas castaño rojizas de Alex ahora tenían capas de reflejos, la sombra de sus ojos eran de un seductor gris ahumado, y esas líneas en las esquinas de sus ojos,—por las que Kenna siempre había sido una idiota—eran un poco más profundas, más sexis. Las líneas que mostraron tal calidez cuando se reía, y más cuando ella había dicho: "te amo. –Eyes... ¿y si te dijera que hay una razón por la cual mi música es personal para ti? Que sé cuál es el motivo. Alex dio un paso hacia ella y se detuvo a unos treinta centímetros de distancia.–¿De qué estás hablando? Steel Eyes rompió la mirada de Alex y miró hacia el océano. Es ahora o nunca. Su mirada regresó a Alex.–¿Qué pasaría si te dijera que esas canciones fueron escritas para ti?–Se quitó la dura máscara exterior, vaciló, y luego se quitó la máscara. La copa de vino de Alex cayó, y se rompió en la cubierta justo antes del tiempo de gravedad de la costa este de la costa este. –¿Kenna?–Apenas pudo pronunciar el nombre. Inmóvil, olvidó respirar, y luego jadeó por aire. Con una reacción rápida como un rayo, Kenna la atrapó cuando Alex casi se desmayó y la bajó al diván detrás de ellas.

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–Creo que estoy bien.–Alex tardó casi un minuto en llegar a esa conclusión.–¿Esto está pasando? –¿Lo decías en serio, Lex? ¿Realmente me amas?–Kenna se arrodilló a su lado para que no se perdiera el aliento cuando la respuesta salió de los labios de Alex. Alex volvió la cabeza. –Lex, mírame–Kenna giró suavemente a Alex para mirarla. En el instante en que sus ojos se encontraron, Alex extendió la mano y tiró de Kenna sobre ella, la besó apasionadamente. El beso desorientó a Kenna. –Sí. Lo dije en serio. Dios, sí. Lamento mucho haberte perdido. Kenna la besó con los labios suaves, luego apasionadamente fuerte, como un prisionero dividido entre escapar o cumplir una cadena perpetua. Después de todos estos años, sus cuerpos todavía se ajustan perfectamente. Kenna levantó la cabeza para poder sentir el aliento manchado de vino de Alex en su mejilla, para poder mirar esos ojos esmeralda, los que habían cambiado su vida en un instante, tanto en ese momento como ahora; el color esmeralda que había sombreado cada momento en el medio. Kenna se apartó lentamente y se levantó, mirándola. –¿A dónde vas?–Preguntó Alex. Kenna le tendió la mano. –Contigo. Alex lo tomó y se levantó lentamente, temerosa de que se desmayara.–Debí haber sabido que eras tú cuando te miré a los ojos en las sesiones de fotos, y debí haberlo sabido esta noche. ¿Cómo podría no saberlo? Supongo que esos lentes azules de contacto me confundieron...y tu voz era diferente... ¿no? –Sí. Los entrenadores vocales me enseñaron a hacer eso. Kenna miró a Alex a los ojos y tiró de Alex hacia ella. Con su abrazo redentor, la boca sensual de Alex aterrizó en los labios que la habían esperado mucho, su pasión aún familiar, todavía hambrienta, arruinada para cualquier otra persona hace mucho tiempo por la promesa de la una a la otra, se detuvieron, se besaron y se tocaron; se besaron hasta quedar casi sin aliento. –Siempre has sido tú–susurró Alex. –¡Siempre has sido tú!– Sonrió Kenna.–Vamos para adentro. Página 289 de 319 Al−Anka2019

Kenna colocó la máscara de Steel Eyes sobre la mesa mientras Alex la conducía de la mano hacia la suite principal. Cuando Kenna cruzó el umbral en el santuario de Alex, se detuvo en seco. En una exhibición tipo galería, la colección de Alex de conciertos y fotos de la revista Steel Eyes la miraban desde todas las paredes, cada una enmarcada y luego posicionada en la línea de tiempo de la carrera de Steel Eyes. Colectivamente, contaron la historia de Steel Eyes, de principio a fin, sin un comienzo o un final, tal como Maurice, el padre sustituto de Kenna, le había enseñado a Alex a hacer. Los duros recuerdos volvieron a inundarla. Sobresaltada al verlo, Kenna soltó la mano de Alex y los recorrió lentamente, escudriñando a cada uno.–Siempre has tenido una forma de verme que nunca vi en mí misma.–Señaló una.–¿Ese es de Madison Square Garden la noche del ataque? Alex asintió.–Tengo una pregunta para ti. Cuando estuvimos en línea esa noche hace meses y hablamos sobre la reunión en persona, ¿qué te hizo cambiar de opinión y echarte atrás? –No dejaba de pensar, ¿y si aparece como yo y no le gusto? Yo ya me había enamorado de ti tan fuerte que después de mi experiencia de hace años con, bueno, tú, contigo; estaba realmente acobardada. Así que pensé que podía conocerte como Steel Eyes porque sabía que te gustaba, pero como habían asumido que Steel Eyes estaba muerta durante mucho tiempo, ¿cuáles eran las probabilidades de que pensaras que yo era realmente ella? En ese caso, pensarías que sólo era un grupo de locos; fue una propuesta sin éxito para mí. Entonces llamé a mi amiga Mel para hablar de ello con ella. Alex puso las piezas juntas.–Oh, Dios mío, Kenna. Melanie... ¡ella es tu bajista! Por supuesto. Esa noche en Topanga cuando rompiste conmigo, fue ella quien vino a buscarte, ¿verdad? –Sí. –No puedo creer que ni siquiera sabía que estabas tocando música en ese entonces. Y no solo tocando...te estás convirtiendo en Steel Eyes. –No, cariño. En el momento en que rompimos, lo único que quedaba de mí eras tú. Me convertí en Steel Eyes cuando destruiste mi fe y arrancaste mi corazón. Tú me hiciste esto. Todas las primeras canciones Página 290 de 319 Al−Anka2019

de Steel Eyes fueron escritas para ti mientras aún estábamos juntas, o rompiendo. –¡Mierda! ¿Qué tan egocéntrica era? Kenna sonrió.–¿Realmente quieres que responda eso? Alex negó con la cabeza. –Entonces–continuó Kenna,–cuando tú y yo habíamos conversado sobre la reunión, Mel me convenció de que no lo había pensado bien. Si realmente te hubiera conocido como Steel Eyes, incluso si lo hubieras comprado, habría tenido que revelar mi identidad, que por razones de seguridad y legales no se me permitió hacer a menos que fuera absolutamente necesario. ¿Te das cuenta de que eres una de los pocos que conocen mi identidad...y un puñado de ellas son personal médico que tuvo que firmar un acuerdo de confidencialidad? De todos modos, Melanie dijo:

¿Harías todo eso solo para conseguir una cita? Alex se rió.–Bueno, ¿verdad?

Kenna vaciló.–Tal vez. Reconozco que no estaba segura de conocerte en persona después de todo el tiempo que pasamos en línea. –Así que se cagó e hiciste que Steel Eyes hiciera tu trabajo sucio, eso es tan Kenna W. La respiración de Alex se hizo más lenta cuando Kenna dio un paso adelante. –Te juro que puedo sentir el latido de tu corazón desde aquí, Lex, todavía te siento en cada célula de mi cuerpo. Alex la miró a los ojos. –Asegúrate de avisarme si pierdo incluso una pulgada cuadrada de ti. Kenna deslizó sus brazos alrededor de Alex, la acercó y dejó que la hermosa mirada verde la rociara. Alex desabrochó los pantalones vaqueros de Kenna, luego se levantó el suéter por encima de la cabeza y lo arrojó al suelo. Se quitó su propia camisa y presionó contra Kenna, besando su cuello, luego sus labios. Alex se burló de ella en un susurro. –Querido diario, estoy a punto de hablar con Steel Eyes. Kenna y Steel Eyes rodearon su cuerpo con Alex. Página 291 de 319 Al−Anka2019

–Querido Diario de Lex, pasa la página ya. Su baile fue más sutil de lo que fue alguna vez, pero no menos intrincado. Una descarga eléctrica con cada caricia, y cada beso, una meditación. Simplemente no quedaba ninguna parte para ninguna de las dos que no las incluyera a las dos.

De la Nada Hasta Ahora Donde, Kenna pensó. En efecto.

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Capítulo Treinta y Siete Alex se despertó con una sacudida durante la noche. Había buscado a Kenna mientras dormía, pero todo lo que quedaba de Kenna era su aroma. Envuelta en su kimono, Alex la encontró en un diván en la cubierta, fumando un cigarrillo. Kenna no se dio la vuelta cuando Alex abrió la puerta, ni la miró directamente cuando Alex se sentó en su silla frente a ella. Alex acarició su mano.–¿Estás bien, K? La mirada de Kenna finalmente descansó en la de Alex. –No sé. No es verdad. No. –¿Qué está pasando? –No sé por dónde empezar a tener todas las conversaciones que necesitamos tener, Lex. Lo que me despertó es saber que no puedo dormir hasta que pongamos algunas cosas a descansar. Alex se acercó a ella.–Lo sé. ¿Quieres entrar y hablar? –Creo que necesito hacerlo. –Vamos, bebé–Alex tomó dos botellas de agua del bar cerca de las escaleras, tomó la mano de Kenna y la llevó de vuelta a la habitación. Se subió a la cama y se apoyó en una pila de almohadas, pero Kenna se sentó en el borde de la cama, con un pie en el suelo. –¿Dónde quieres comenzar, K? Kenna exhaló con fuerza.– La promesa de ti. Tu calidez. Dios, tu piel en mis labios. Nunca he sentido lo que siento ahora mismo excepto contigo. Durante años...saliste a la superficie en mi sueño...en sueños tan reales que me sacudieron despierta, y juro, Lex, en esos primeros segundos conscientes, no pude diferenciar entre ti...y la promesa de ti, por todos estos años perdidos, los sueños sangraban en mi realidad...se Página 293 de 319 Al−Anka2019

escaparon a las canciones de Steel Eyes. ¿Y para qué?–Kenna negó con la cabeza en la derrota.–Sólo para poder mantener la promesa de ti, el lugar que nadie más llenó, sólo porque no eras tú. ¿Y tú, Lex? En todos esos años, ¿alguna vez te has detenido a pensar quién era realmente...cómo te había amado? Me alegro de haber tenido esta noche, pero te estoy pidiendo que me dejes ir de una vez por todas. Ya tuve suficiente. Por más tentador que sea tú promesa, lo real es que me asustas. Por fin lo entiendo. Hasta que me dejes ir, nunca seré libre. Te estoy suplicando, por favor, déjame ir.–Con su pecho pesado, Kenna no pudo recuperar el aliento. –¿Qué pasa con el año pasado y nuestra relación en línea? ¿Estás tratando de convencerme de que no te enamoraste de mí también? Me enamoré de ti, de nuevo,–dijo Alex amorosamente.–¿Qué pasa con nuestra conexión cuando conocí a Steel Eyes? He estado enamorada de Kenna, de Steel Eyes y de Steel Eyes Disguise, y todas son Kenna Waverly. No quiero dejarla ir...Nunca lo hice. Yo era realmente estúpida, y joven, y me disculparé hasta el fin de los tiempos si eso es lo que se necesita. Siempre te he amado, te amo de todas la formas, y aunque no sea todo lo que quieras… –Nunca te molestaste en conocerme lo suficiente como para saber lo que quería. Siempre fue sobre lo que querías. No solo nos saboteaste, Lex, lo más impactante es que lo hiciste con una mujer que te usó. –¿De qué estás hablando? –Maddy Messer. Pero esa es una otra conversación. –Kenna, lo intenté. No respondiste mis mensajes, mis cartas. Debes haberte sentido traicionada. Con razón. Nos quiero, pero no solo en tus términos. Kenna sintió el mismo pavor que había sentido durante todos estos años: despertarse vacío, descubrir de nuevo cada vez que Alex no estaba a su lado, que cualquier mujer que fuera, se quedó corta de alguna manera; sin culpa propia, solo no eran...Lex. Vivaz e ingeniosa, para Kenna, la exquisita sensualidad de Alex desdibujaba las fronteras. Abandonó las reglas hasta que todo lo que quedó fue expresión cruda. Por eso sus fotos eran tan reveladoras. Alex seguía siendo todo eso, mejor de lo que nunca había sido.

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–Lex, eres la única mujer que se ha sentido tan mal para mí como te has sentido bien desde el principio. ¿Y qué quieres decir con "no sólo en tus términos?" –Significa que comenzar de cero significa conocerse de nuevo. –Estas olvidando una parte importante. –¿Qué? –Te conocía, y eso te aterrorizaba. Lo peor es que nos tenías miedo y nunca entendí por qué. Sabías que me estabas colgando para secarme desde el instante en que me perseguiste...me perseguiste implacablemente, me hiciste el amor—Jesús, profesabas tu amor eterno por mí, mientras dormías con otra persona... todo el tiempo. Me poseyó, lo sabías y lo usaste. Me usaste.−Kenna tiro su pelo lejos de su cara.–Ya he despertado más de una vez para darme cuenta de que he vivido media vida porque me enamoré de ti. No volveré a vivir por defecto nunca más. Alex se echó a llorar. Kenna se maldijo a sí misma por ansiar el toque de Alex incluso ahora.

Me niego a amarte. ¡Deja de hacer que te amé! Tiró de sus

pantalones vaqueros y suéter de la cachemira, todavía consciente del velo de Alex en su piel, orando que el sonido de las lágrimas de Alex no atormentaría sus sueños. Kenna se sentó en el borde de la cama y se deslizó en sus botas que yacía exactamente donde Alex había caído cuando ella la había desnudado. Cuando el peso de Kenna se desplazó hacia su pie izquierdo para ponerse de pie, sintió la cálida mano de Alex sobre su espalda. La sensación envió escalofríos hacia arriba, hacia abajo, hasta las puntas de los dedos de las manos y los pies. Se sentía tan bueno como recordaba. –No te vayas, cariño, no te vayas,–Alex susurró.–Los demonios son los que hacen que nuestro tipo de abandono sea exquisito. Y tú, cariño, eres exquisita.

Ese toque. Kenna cerró los ojos y nadó en él, limpió sus heridas y

redimió su alma en él. Se suplicó a sí misma no desear a Alex, pero eso nunca sucedería. Para ella, eso fue tan inútil como tratar de desafiar la gravedad. Su cuerpo capituló y su voz se suavizó.

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–Lex, la noche en que me dispararon, mientras perdía el conocimiento por la pérdida de sangre, realmente pensé que mi vida había terminado. Sentí que mi fuerza de vida solo se deslizaba de mi cuerpo. En ese momento…–Kenna se atragantó–…esas palabras, tu voz diciendo: "No te vayas, cariño, no te vayas," fueron las que me mantuvieron viva. Fue lo que me dijiste la noche en que te dejé en el cañón. Kenna no se fue, pero todavía no se había dado vuelta para enfrentar a Alex. Lo único que deseaba más que irse era caer en los brazos de Alex como lo había hecho toda la noche, en la oscuridad, arrojando cada capa hasta que no quedara nada de ninguna de ellas, pero ahora era una adulta y necesitaba más que eso, si es que eso existía, necesitaba paz mental. Toda su vida, había esquivado las balas, el amor, la fama, y lo había hecho como huérfana. Había minimizado su talento y su poder, en lugar de ser constante en su ordinariez. Pero fue Alex quien desenredó esas partes enredadas de ella, sin esfuerzo. Ahora, la sola idea de perder a Alex otra vez provocó que una nada penetrante se extendiera a través de su hueco interior. Sin éxito rastrilló su largo cabello, se enredó y cayó sobre sus ojos. –¿Qué va a ser, Lex? ¿Me vas a dejar ir?–Dijo en voz baja. No se daría la vuelta, sabiendo que una mirada de esos seductivos ojos de gato la obligaría a ceder. –Kenna, mírame. Sacudió su cabeza.–No voy a mirarte. –¿Por qué? –Porque así es como siempre ganaste. Alex se rió.–Vamos, trabaja conmigo. K, ¿cómo puedo besarte, cómo puedo prometerme a ti si no me miras a los ojos? –¿Te estás prometiendo a mí, Lex? –¿Estás dando la vuelta? Kenna no pudo reprimir su risa.–Estás enloqueciendo...en serio. –Tal vez has estado en lo cierto acerca de nosotras todo el tiempo, Kenna. Un peso de plomo reemplazó el vacío en el pecho de Kenna. Página 296 de 319 Al−Anka2019

–Pero no puedo esperar más. Kenna Waverly, cásate conmigo, cásate conmigo. –¿Estás diciendo eso para que me dé la vuelta?–Se giró lentamente, y Alex apartó el cabello de los ojos de Kenna, de Steel Eyes. –Steel Eyes–Alex se burló.–¿Cómo pude haber escuchado cada canción un millón de veces, mirado en esa máscara, hecho una sesión de fotos contigo, por el amor de Dios, dos veces, y aún no haber sabido que eras tú? Todos esos años, me sentí como si esas canciones me hablaran, por supuesto, nunca lo creía, con millones de otros fanáticos sintiéndose de la misma manera... sin saber que la razón por la que me agarraron fue porque contaron nuestra historia. Fui una maldita tonta, Kenna. Una maldita idiota. Corrí de la única cosa, la única persona que había hecho mi vida el paseo más interesante; la chica de la que me enamoré antes de que supiera su nombre. Me quitas el aliento y te amo. Te extraño. Kenna extendió la mano y tocó la cara de Alex.–Bueno, has tenido mucho tiempo para hacer algo al respecto, y nunca lo hiciste. Aprendí que si bien la vida es lo que conseguimos sin opción, la felicidad solo llega cuando encontramos el valor para vivirla. Kenna miró esos ojos de gato llenos de lágrimas y luminiscentes. –¿Dónde estaba el coraje, Lex? Alex acarició la mano de Kenna.–Me pregunto cuántas veces ha girado la tierra desde nuestro primer beso. Sé que no podemos recuperar los años que hemos perdido, pero podemos avanzar...juntas. Cásate conmigo, Kenna. Kenna se congeló en el calor del toque de Alex, cada célula en su cuerpo se sorprendió en ese instante—se olvidó de respirar. Todos los años de anhelo, ansiando y reteniendo amor de cada mujer, orando porque un día Alex volviera a ella. Y aquí estaba, el momento de morir; ¿era realmente lo que quería con Alex después de todo, o sólo estaba usando a Alex como una excusa para todos esos años para mantener a todas las mujeres en el largo del brazo? –Di algo, Kenna. Jesús, di algo. Silenciosa, Kenna se dio vuelta, se puso de pie y caminó hacia la puerta de la habitación.

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–No, Lex–dijo ella. Si pudiera atravesar esa puerta, finalmente terminaría. Hecho. Dos pasos delante de ella y podría liberarse, empezar de nuevo. Miró el umbral de la puerta, pensando que podría haber sido la línea de meta de una maratón, a unos veinte y seis millas de los dedos de los pies. –¿No? ¿Por qué no? Kenna podía oír las lágrimas de Alex moverse en su garganta, y se volvió para mirarla. Sus pies pesaban mil libras cada uno. –Me temo que. No podría sobrevivir a perderte otra vez si no funciona.–Midió sus palabras.–Solo no sobreviviré. He llegado hasta aquí en los humos de la fama. Alex se puso de pie y se acercó a ella, aún impresionante, increíblemente sensual bañada en luz ámbar con su kimono abierto, verla le quitó el aliento a Kenna. Alex envolvió sus brazos alrededor de Kenna y colocó su cabeza en el hombro de cachemira de Kenna. Le susurró al oído.–¿Dónde está tu coraje, K? ¿Te das cuenta de que te estoy pidiendo un para siempre? Oh, nena, estás temblando de nuevo. –Sí, lo sé...sucede cada vez que te respiro. Como anoche, hace años sucedió en la sesión de fotos, el día del ataque. Sucedió todos los días durante el primer año que estuvimos separadas. Alex la apretó más fuerte.–Está bien. Estoy justo aquí, y te tengo a ti.–Los minutos sangraron silenciosamente, desaparecieron para siempre de la vida y, sin embargo, eran indelebles e inmortales. Kenna tembló.−Mira, tienes el concierto de Steel Eyes en dos días. Hemos esperado tanto, así que olvídate de todo esto por el momento. Solo concéntrate en el concierto. Quiero que estés bien. Kenna la agarró, pasó su mano por el cabello de Alex, y solo cuando vio una sumisión total en sus ojos la besó. –Lo que quieras, K, como quieras. –¿Vendrás conmigo a Nueva York mañana y te quedarás hasta que termine el concierto? Alex la tocó.–Estás pensando en la noche en que te dispararon, ¿no? Kenna asintió. Página 298 de 319 Al−Anka2019

Alex la acercó aún más esta vez y repitió.–Está bien, cariño. Estoy aquí y te tengo. Estaré en cualquier lugar donde quieras que esté.

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Capítulo Treinta y Ocho Alex aún no había llegado a la Plaza en Manhattan. Kenna se registró en la habitación que había reservado bajo el nombre de Cathérine Bernard, uno de sus antiguos alias. Estaba segura de que Cathérine, su ángel parisino, se habría sentido reconfortada por la idea de que aún usara su nombre. Kenna tuvo que pelear si iba a ir a ensayar a tiempo. Un talentoso espía y jugador de ajedrez, Hunt había organizado un lugar lo suficientemente oscuro para que ensayara con la banda como Kenna. Había esperado convenientemente para filtrar la información equivocada a los paparazzi, lo que los hizo pasar por la ciudad cuando Kenna tomó un taxi en la dirección opuesta. Nueva York permitió a cualquier número de personas en cualquier calle en cualquier punto del tiempo, por lo que detectar a la banda era casi imposible, siempre y cuando llegaran por separado. Alex había prometido estar en el hotel para cuando Steel Eyes terminara de ensayar. Kenna no les había contado a Mel, a Hunt ni a los chicos sobre los eventos del día anterior, sobre Alex... sobre nada de eso, Mel era la única que sabía que había estado teniendo una relación en línea, pero Kenna no les contaba a sus amigos los eventos inimaginables del día anterior hasta después del concierto la noche siguiente en el Beacon. Todos tenían suficiente de qué preocuparse con el concierto de la reunión. Kenna había tenido demasiado tiempo para pensar y no sabía qué la ponía más nerviosa: el ensayo, el concierto o el regreso a casa de Lex. Levantó su teléfono celular y llamó a Cantante. –¡Kenna!–Gritó Cantante cuando lo cogió.–No puedo creer que alguien me haya entregado un boleto de Steel Eyes y ¡oh, Dios mío, un pase detrás del escenario! ¿Quién demonios sabes que pudiste conseguirnos boletos? Oye, ¿quieres conducir a Nueva York juntas? Página 300 de 319 Al−Anka2019

–Eso es lo que estoy llamando, Cantante. Aquí está el trato. Ya estoy en Nueva York. Estaré detrás del escenario para el concierto, así que cuando termine, solo ven detrás del escenario a la zona VIP y te veré allí. –Pero cómo lo hizo... –Tengo que correr. Te veo mañana, ¿de acuerdo?–Kenna se rió cuando colgó. Steel Eyes tenía toda la intención de presentarla a Mel y a los muchachos. Junto con Eyes4U, Cantante era el aliento de aire fresco que había devuelto a Kenna a la música, de vuelta al estudio y, finalmente, de vuelta a Steel Eyes. Cuando salió de Los Ángeles dos días después de la fiesta de Alex en Nueva Jersey, los ensayos habían sido herméticos, y todos estaban acostumbrados a tocar con Steel Eyes otra vez.

Cantante, te vas a voltear cuando te presente a todos. Te mereces una oportunidad en el gran momento, eso es seguro. Comprobó la hora, garabateó una nota para Alex y salió del hotel para el estudio de ensayo. Cuando llegó, Kenna pagó al taxista y entró. –¡Oye, chica!–JJ la besó. –Entonces, ¿estás lista para esto? ¿Estamos listos para esto? –¡Tráelo, J! ¡Hey, Rich, Mel! –Ella caminó hacia ellos. –¿Están listos para ir a trabajar?–Los abrazó a los dos. –Aquí–dijo Rich, –Hunt me dio a Ruby para ti. –Muchas gracias. ¿Dónde está Hunt de todos modos? –Dijo que estará aquí antes de que terminemos el ensayo, y luego todos podemos ir a cenar esta noche–agregó Mel mientras afinaba su bajo. Kenna pensó en Alex e inhaló el pensamiento. Inspirada, se recordó a sí misma para concentrarse en el concierto. Luego notó que las líneas de su vida compartimentada finalmente comenzaban a difuminarse. Estaba tan absorta en la música, las siguientes dos horas pasaron corriendo junto a ella. –Kenna, suenas genial, incluso mejor que antes. Guau. –Gracias, Mel. Entonces, ¿qué piensas chicos? Creo que estamos listos. Podemos repasar las cosas pequeñas en la prueba de sonido mañana. Página 301 de 319 Al−Anka2019

–Sí–comenzó Rich,–creo que deberíamos ir a comer y regresar al hotel. Estoy un poco alterado por el jet lag y quiero estrellarme temprano.–Hizo un puchero en la forma en que hizo reír a Kenna. –¿Qué, Rich? ¿Qué pasa con el aspecto?–Preguntó ella. –Siempre hemos sido simpáticos... ¿no puedes leer mi mente ahora? Ellos se miraron a los ojos. –Sé exactamente lo que estás pensando–dijo. –Bueno... ¿ustedes quieren informarnos?–Preguntó Mel. –¡Es noche de espagueti!– Kenna y Rich hablaron al unísono.

u Kenna dejó de comer después de sus primeros bocados. –¿Qué pasa? Wave, te encanta la noche de espagueti. Me encanta la noche de espagueti. Mel se rió entre dientes. –Hunter, todos amamos la noche de espagueti. –Creo que estoy nerviosa por el concierto. Es mi primera actuación en casi una década, mi estómago está nervioso y no tengo mucho apetito– monitoreó sus reacciones con un solo vistazo.

Por Dios, lo compraron. Alex estaba a su alrededor. Una vez más, era el nuevo paradigma a través del cual Kenna veía y percibía su mundo. Después de la cena, regresó sola al Plaza sin consecuencias. Iluminado solo con velas, el resplandor de la habitación del hotel "Cathérine Bernard" brilló dorado cuando Kenna abrió la puerta. Respiró el aroma de las flores...muchas de ellas, y la mesa había sido colocada con dos copas y una botella de champán Perrier Jouët sobresaliendo del cubo de hielo. –Incluso las velas no pueden sostener una vela cuando te ves con una bata de encaje negra y tacones de aguja, Lex. Página 302 de 319 Al−Anka2019

Alex la saludó en silencio, y Kenna tiró de la mujer en el negligé contra ella, la besó febrilmente. Cuando se separaron, la expresión de Alex fue juguetona. –¿K, hace tantos años, cuando rompimos? Kenna la miró.–9 de octubre. Los ojos de Alex se abrieron de par en par.–¿Recuerdas la fecha? –¿Tú no? –Bueno, a pesar de eso, lo que sí recuerdo es que nunca pude darte esto. Esa noche, cuando te pedí que te mudaras a Nueva York conmigo, debías decir que sí, y se suponía que te daría esto. Lo guardé todos estos años, esperando que algún día tuviera otra oportunidad. Rezo para que sea esa oportunidad. Alex abrió la pequeña caja y se la tendió. Kenna vaciló por un momento en la mirada de Alex y luego miró la caja. Estaba impresionada con la belleza de lo que estaba dentro—un diamante en un escenario de platino con dos trillians a cada lado de la piedra grande. Alex se concentró en su mirada.–Kenna Waverly, te amé entonces, te he amado desde entonces, te amo ahora y te amaré siempre. Por favor, cásate conmigo ya. ¿Por favor? Kenna escuchó un tono en la voz de Alex que nunca antes había escuchado, ni siquiera imaginado,—humildad. Instantáneamente, vio a Lex en una luz completamente nueva, y la humildad se veía tan caliente en ella como humilde y vulnerable después de su fiesta. –¡Sí!–Kenna tuvo que gritar antes de que su mente tuviera la oportunidad de censurarlo. Abrazó a Alex y la besó. Con apenas espacio suficiente entre ellas para respirar, volvió a decirlo.–Sí, sí, sí. Besaron casi diez años de valor antes de Kenna perdiera el aliento Alex juguetonamente la empujó sobre la cama, y Kenna esculpió el contorno de su cuerpo contra la bata de seda y encaje mientras Alex estaba encima de ella. –Mantén los talones, Lex.

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–Espera–dijo Alex. Sacó el anillo de la caja y lo colocó en el dedo de Kenna mientras cubría su cuerpo con ella. Luego, le quitó a Kenna la ropa y las botas otra vez. Pero, por primera vez, le quitó la duda. Kenna besó y acarició la carne de Alex con un hambre que había estado a fuego lento durante décadas, quizás durante toda la vida; una llama perpetua incapaz de extinguirse, innatamente ignífuga para cualquiera o cualquier cosa que no fuera ellos. –Tomame ahora mismo–Alex respiró. Kenna obedeció. Con el ardor de una estrella de rock, exhumo el alma de Alex con su cuerpo adorador y sus hermosas manos. Kenna acarició sus pechos sobre el velo de encaje, al principio suavemente, luego con una cálida boca que bromeó y pinchó. Con un aliento desigual, devoraron cada segundo. Cada gesto es un golpe de arte, juntas crearon una obra maestra. Alex gimió debajo de Kenna, su vínculo sincrónico palpitando, aguantando cada golpe. Kenna la sostuvo allí, haciendo que Alex alcanzara cada bocado de sensación hasta que ella no pudiera más. Alex se quedó sin aliento. Envolvió sus piernas alrededor de Kenna y luego jaló a Kenna en su ser más profundo.–Te necesito ahora. –Ven a mí, nena–dijo Kenna, y luego despojó a Alex capa por capa, hasta que finalmente encontraron su propia puerta de enlace trascendente. En ese momento, Kenna se dio cuenta de que nunca más tendría que trascender la puerta de enlace sola. La tensión en el cuerpo de Alex llegó a su punto de ruptura. Sus músculos se contrajeron con fuerza mientras besaba a Kenna, tirando de ella hacia adentro, agitándose hasta que cayó inerte en el abrazo de Kenna, vindicada cada día. Nadie excepto Kenna había visto a Alex, y las dos lo sabían. Kenna levantó la barbilla de Alex y la miró a los ojos cuando sintió las lágrimas. –Pensé que se suponía que era un momento feliz–susurró. Alex contuvo el aliento.–Nunca creí que te sentiría de nuevo. Es abrumador.–Su boca saboreó el sabor de la piel de Kenna mientras besaba las cicatrices en su hombro. Con la certeza que una vez la había poseído, Alex rodó su cuerpo desnudo sobre ella. Besando los suntuosos pechos de Kenna, acariciándola, controló a Kenna con el abandono Página 304 de 319 Al−Anka2019

flagrante de su propio cuerpo, el abandono que Kenna nunca había olvidado. Empujó a Kenna más allá de cada límite hasta que Kenna se rindió a la meditación inteligente que Alex le había dado hace mucho, le había prometido hace mucho tiempo, y luego dejó a Ruby y a millones de fanáticos de Steel Eyes para cumplir. Después de casi veinte años de diferencia, en un instante, reclamaron quiénes habían sido siempre y estarían siempre juntas, desde la primera vez que se miraron, esta era su danza: dar todo lo que tenían, tomar todo lo que la otra tenía que dar y no dejar nada, nunca. La sombra exacta de la habitación era finalmente negra, su tono musical era silencio, y ese silencio finalmente estaba en paz consigo mismo. Mientras dormía, la pierna larga y sexy de Alex se entrelazaba en la de Kenna, el brazo de alguien estaba en alguna parte, al final de la cual había una mano que no podía, que no podía soltar, ni siquiera en sueños. Para cuando llegó la mañana, tenían una nueva vida, la vida que habían anhelado. El olor de todas las flores frescas se había mezclado con el aroma de la pasión, y se despertaron tranquilas, saciadas y de alguna manera listas para más. Despojadas del miedo y el abandono, finalmente habían vuelto la una con la otra, y Kenna se sorprendió al saber que todo lo que les llevó a estar juntas fue finalmente hacer las paces consigo mismas. Serían irreconocibles para esas dos jóvenes el día en que se conocieron en esa boutique de Greenwich Village, los ojos que ahora revelaban líneas que vivían vidas crónicas. Pero nada era más hermoso para cada una de ellas que la otra en este mismo momento. Kenna miró el anillo en su dedo, radiante y brillante con la esperanza de un futuro a juego. Alex la tomó de la mano y admiró cómo el anillo se veía en la mano de su único amor verdadero; la mano que destrozó una guitarra caliente; la mano que le ordenó y redimió; la mano de su futura esposa. Kenna la besó, tomando nota de cómo la escasa luz arrojaba su apagado resplandor en las líneas de la cara de Alex cuando se apartó, hay una canción en algún lado, pensó. –Alex Winthrop, eres la mujer más bella y sexy que he conocido. No puedo creer que finalmente sea nuestro tiempo. Te amo. Solo te amo.

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Alex sonrió. –He estado esperando durante casi dos décadas para oírte decir eso otra vez.– Suspiró y acarició el cuello de Kenna. –¿Quieres ir a desayunar? Parece que me has hecho voraz. Kenna agarró su teléfono celular apagado de la mesita de noche. –¡Oh, mierda! –¿Qué?– Preguntó Alex, alarmada. –Adivina qué hora es. –No sé...diez, no, once en punto. –No, ¡Lex, son las dos de la tarde! ¡Tengo que ir al teatro para comprobar el sonido como ahora mismo!–Apretó unos cuantos botones y se dejó caer de nuevo en su almohada. –Bien, parece que toda la banda ha estado llamando... Tengo que irme. Kenna se puso de pie y torpemente se subió a su ropa. Besó apresuradamente a Alex y tropezó con la puerta mientras Alex observaba y adoraba cada uno de sus movimientos. –Dejaré un boleto con un pase detrás del escenario cuando llame, estarás allí esta noche, ¿no? Alex sonrió. –¿Estás jodidamente bromeando? Ve, te veo luego. Kenna voló por la puerta y agarró un sándwich en el camino.

Capítulo Treinta y Nueve –Por Dios, Kenna, te hemos estado llamando todo el día–espetó Rich.–Todavía tenemos que recorrer el último verso de "Somewhere Like You." Página 306 de 319 Al−Anka2019

Melanie estaba molesta. JJ se apoyó contra la puerta del vestidor de Steel Eyes sin agitar sus baquetas. –Lo sé. Lo sé. Estoy tan nerviosa, me quedé dormida. Lo siento mucho, chicos. –Todos mantengan la calma. Preparémonos, hagamos la prueba de sonido y hagamos un gran espectáculo.– Rich agitó sus musculosos brazos en un gran círculo hacia su cuerpo.–Vamos, muchachos, ¡abrazo grupal! Mel rió, Kenna rió disimuladamente y JJ puso los ojos en blanco por lo bien que se conocían; cómo, a pesar de que Steel Eyes había dejado la banda hace mucho tiempo, Kenna Waverly nunca había abandonado a la familia. Kenna respiró profundamente.–Estoy haciendo un cambio para el show de esta noche... Melanie gimió. –No puedes hablar en serio, no hay tiempo. –Detente, Mel, este es fácil. Lo prometo. Sólo confía en mí, ¿de acuerdo? Te estoy pidiendo que confíes en mí. –Te conozco desde hace mucho, mucho tiempo, Kenna. ¿Quieres decirnos qué está pasando? –Está bien, Rich. Todos se relajan. No tienes que preocuparte de tocar "Somewhere Like You" esta noche. –Pero es nuestro bis–comenzó JJ. –Espera, J. Esta noche quiero hacer el bis desenchufado, sola, quiero interpretar "Somewhere Like You" como lo escribí...en Dulce Jayne, en mi departamento de West Hollywood. Los compañeros de banda de Kenna guardaron silencio. –¿Por qué, hermanita? –Ya verás.–Aún no podía contarles sobre Alex, tan protectores como siempre lo habían sido después de que Alex le rompiera el corazón. Eran los que la habían recogido del piso del bar donde se había emborrachado después de que sucedió. Los suyos eran los hombros en los que ella había llorado mucho después. Habían mantenido una vigilia silenciosa a su lado después de que había recibido un disparo, cuando ni siquiera sabían si viviría.–Créeme, ¿de acuerdo? Ahora ve y prepárate. Te veré allá afuera. Página 307 de 319 Al−Anka2019

Cuando la puerta del vestidor de Steel Eyes se cerró detrás de ellos, Mel miró a JJ y Rich.–Algo importante está arriba. ¿Alguno de ustedes tiene una pista de lo que es? –¿De qué estás hablando?–Dijo JJ. –Ustedes son tan inconscientes. ¿Qué diablos pasa con ella? –La pregunta de Mel colgó en el pasillo cuando cada uno de los miembros de Banda Steel Eyes se retiró a sus camerinos para comenzar sus arduas transformaciones de personaje de rock. Kenna se volvió hacia su espejo y comenzó su transformación en Steel Eyes una vez más. Se preguntó cómo podía sentirse tranquila y nerviosa al mismo tiempo. Al darse cuenta de que algo en ella se veía diferente, se miró la cara en el espejo de maquillaje, tratando de detectar cuál era la diferencia. Después de un minuto, se le ocurrió. Sus ojos sonreían, y tenía un plan.

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Capítulo Cuarenta Después de la prueba de sonido, Steel Eyes se quedó sola en el escenario mirando hacia el histórico y vacío Beacon Theater de tres mil asientos. Al flanquear el escenario había dos centinelas dorados, preparados con sus espadas, lo suficientemente altos como para que parecieran llegar hasta el segundo balcón, con otro balcón encima. Solo los había visto de la audiencia. La acústica superior del teatro e incluso el control de sonido la inspiraron. Inhalando a todas las leyendas del pasado que habían adornado esta etapa, pensó en los grandes espectáculos a los que había asistido allí en su juventud, antes de que Steel Eyes hubiera nacido. Los hermanos Allman la habían capturado. Pero el espectáculo que recordaría con más cariño fue el concierto de Carole King en el día. Le había dado un paseo a un chico joven, tímido y de pelo largo, con lentes redondos con borde de alambre a quien había conocido en el ascensor de su hotel. –Esta es mi primera vez en Nueva York–le había dicho.–¿Hay algún lugar en el vecindario para comer bien? –Hay un gran lugar. Mi auto está justo afuera–dijo ella.–Estaría feliz de dejarlo. En su corto viaje en su Mustang llamado Benjamín, casualmente le preguntó acerca de sí mismo. –Soy un guitarrista–respondió. –Genial–dijo ella,–yo también. No fue hasta el concierto de esa noche que se dio cuenta de que el chico dulce era el guitarrista que había freído el escenario con su guitarra chisporroteante. Ese momento la inspiró a tomar en serio su música. Esa fue la noche en que la canción clásica "Will You Still Love Me Tomorrow?" Se convirtió en favorita, solo superada por "Whipping Post." Página 309 de 319 Al−Anka2019

La próxima vez que estaría en ese escenario se acercaba rápidamente. Ya no estaría sereno, así que bebió el momento y se retiró a su camerino. Un rato después, miró el reloj y vio que era casi la hora de subir al escenario. Escuchó el pisoteo y el viejo canto de Steel Eyes tres o cuatro veces, pero no lo escuchó. Los tiempos han cambiado en la última década. Sus fans originales, como ella misma, habían crecido. La energía en el teatro resonaba de manera diferente ahora, se sentía más tranquila, el Beacon era acogedor en comparación con los estadios, y ella, por primera vez, sería íntima con su público. El pensamiento la aterrorizó y la deleitó; cantante estaría allí. Alex estaría allí. Su familia la respaldaría en el escenario.

Tal vez todo valió la pena... porque así es como todo se sacudió. Las mariposas estaban en su estómago, pero al menos no quería vomitar; ¡ahora había una ventaja! Y pensó que tal vez estaba más tranquila de lo que había esperado porque la mayor parte de su rompecabezas personal finalmente se había resuelto. El amor de su vida sería, para siempre, el amor de su vida. Por otra parte, tal vez era todo el sexo caliente y vulgar con Alex, las oberturas de amor en el jardín de flores de la habitación de hotel de Cathérine Bernard; el impresionante anillo de compromiso que había escondido y echado un vistazo en varias ocasiones, esperando el momento en que lo usaría, alardearía, lo reconocería. Pero ahora, era hora del espectáculo.

u –¡Hey, Nueva York, cómo estás!–Gritó Mel. La audiencia se volvió loca. Se pusieron de pie para el número de apertura: "Kiss My Axe" Mel y Rich cantaron el himno, una de las canciones más alegres y divertidas de su repertorio. Era un favorito de todos los tiempos, y al público de todo el mundo le había encantado gritar el estribillo:–¡Besa mi guitarra! Steel Eyes se revolvió con Ruby, pero había dejado atrás el deslizamiento sobre el escenario sobre las rodillas en el último milenio, su Página 310 de 319 Al−Anka2019

sincronización era perfecta en cada canción, los cuatro sonriendo, teniendo una explosión genuina con la misma facilidad que durante una de sus viejas noches de jam en el pequeño apartamento de Mel en West Hollywood. El rugido de la audiencia cantando –¡Bienvenida!–Al final del espectáculo fue tan fuerte que hizo que el piso de la sala retumbara. Steel Eyes señaló a la banda que siguiera tocando mientras corría fuera del escenario. Voló por el pasillo hacia su camerino, donde ya tenía todo listo; la adrenalina corría por sus venas tanto que le temblaban las manos al agregar maquillaje bajo la máscara de Steel Eyes. Los lentes de contacto cerúleos aterrizaron en el bote de basura, y miró sus ojos grises en el espejo. Tiernamente, colgó la máscara en la esquina del espejo y pasó un cepillo por su pelo largo y brillante. –Bueno, es ahora o nunca–dijo, mirando el reflejo de la edad y la sabiduría. Por primera vez en toda su fama, Steel Eyes estaba por subir al escenario como Kenna Waverly. En solo unos pocos momentos, el misterio se revelaría al mundo, y para siempre, se conocería la verdadera identidad de Steel Eyes. Kenna Waverly ya no tenía nada que temer ni nada que ocultar. Finalmente estaba en paz consigo misma. Lo más importante, esta noche finalmente usaría su propia piel. En lugar del disfraz plateado de Steel Eyes, se presentaría con un par de pantalones vaqueros y su camiseta favorita de punto francés. Cuando Kenna Waverly entró tranquilamente al escenario, Mel se quedó boquiabierta, JJ perdió sus baquetas, Rich dejó de tocar y todos la miraron fijamente. Cantante era la única que se estaba riendo. Desde la primera fila, Kenna escuchó su hermoso cantar a viva voz: "Maldición, sí, Kenna. ¡Ve a por ello!" El corazón de Kenna latió con fuerza, y se sintió desnuda sin la máscara de Steel Eyes para esconderse detrás. Ignoró la boca abierta de Mel, JJ estaba luchando por sus bastones de respaldo y los gritos fragmentados de la audiencia cuando empezaron a darse cuenta de lo que estaba sucediendo. Se sentó en el taburete detrás del micrófono que ya estaba preparado para ella. Cuando asintió con la mano al tramoyista, él le trajo Página 311 de 319 Al−Anka2019

la vieja y desgastada guitarra Guild F–47 con la tapa de abeto. El nombre Dulce Jayne en incrustaciones de madreperla brillaba a lo largo del diapasón. El teatro cayó mortalmente silencioso. Kenna amaba la sensación de Jayne de la misma manera que cuando cumplió los quince años cuando la interpretó por primera vez, en un instante, tenía quince años otra vez, solo que esta vez no tenía miedo de actuar. Habló por el micrófono.–Hola a todos. Mi nombre es Kenna Waverly, pero siempre me has conocido como Steel Eyes.–La prensa clamó bajo el escenario con todas las lentes apuntando a Kenna, sus destellos de luz rayando, lanzándola.–Como saben, es una tradición de Steel Eyes terminar nuestro espectáculo con la canción "Somewhere Like You."−La multitud aplaudió.–¿Qué tal una gran ronda de aplausos para Melanie, Rich y JJ. Un aplauso para la Banda Steel Eyes, que tan graciosamente accedió a dejarme hacer esto. La audiencia vitoreó larga y duramente. Cuando Kenna miró hacia atrás a la banda, Rich y JJ se estaban riendo. Mel negó con la cabeza con incredulidad, y luego le dio a Kenna la mirada que le había dado en el escenario desde su primera actuación en el Whiskey a Go Go,—la mirada que siempre decía: Vamos, nena, muéstrales

lo que tienes.

Kenna continuó conmovedoramente una vez que la banda dejó el escenario.–Pensé que era hora de tocar esta canción para ti acústica, como fue escrita hace tantos años en mi pequeño departamento en West Hollywood ... cuando me veía ... bueno, así. Esto es para Alex. Las cuerdas de acero de Kenna sonaron tan claras como un arpa en los auriculares de un ángel. Por primera vez, su audiencia escuchó en silencio, reverentemente, dándole a su voz y a su guitarra el poder que alguna vez tuvieron, antes de haber permitido que el miedo la disfrazara y dejara que la fama la mutilara. Estoy buscando un lugar como tú. Mismos ojos familiares Viejas mentiras familiares Pero aún viviría en un lugar como tú.

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Cuando Kenna terminó la canción, nadie dudaba que Kenna Waverly fuera Steel Eyes. El rugido de aprobación de la multitud era una igual como cuando era la misteriosa Steel Eyes, que se pavoneaba por el escenario con su rojo rubí caliente y la máscara de cobalto. Pero ahora la estaban aplaudiendo a ella y a Dulce Jayne cuando Ruby finalmente obtuvo su merecido descanso en el backstage. Echó un vistazo al oscuro teatro, dándose cuenta de que nada volvería a ser lo mismo para ella, para siempre. Su corazón se aceleró y su cara se sonrojó. Tuvo que salir del escenario. Cuando la cámara parpadea la cegó, se inclinó hacia el micrófono.–¡Gracias por venir! ¡Te queremos, Nueva York!–Proclamó. Mientras Kenna Waverly se abría paso entre los espectadores del backstage, todos, incluidos los técnicos, los tramoyistas y los roadies, detuvieron lo que estaban haciendo para aplaudirla, bombardearla con silbidos y gritos de aliento. Ellos aprobaron. Envió a su agente de seguridad para que cantara en la línea VIP y esperó un momento para que Cantante se uniera a ella. –¿Podemos hablar más tarde, Cantante?–Dijo cuando llegó la chica; Kenna se rió cuando Cantante asintió, una expresión de sorpresa y deleite en su rostro. Detrás de la multitud, Alex hizo una seña a Kenna para que le dijera que la seguridad la había limpiado y que la estaba siguiendo a través del manicomio detrás del escenario. La banda esperó la llegada de Kenna en su camerino, mirándola sin palabras cuando abrió la puerta. Cantante la siguió adentro, demasiado aturdida como para que la icónica Steel Eyes fuera solo su compañera Kenna, con quien había pasado innumerables horas tocando música y escribiendo canciones, pidiendo pizza y viendo películas viejas. Con reverencia colocando a Dulce Jayne en el soporte de la guitarra, Kenna escaneó cada uno de sus ojos antes de hablar. Mel, JJ, Rich y Hunt esperaron. Mientras buscaba las palabras, la puerta del camerino se abrió y Alex entró. Mel y J estaban mudos al cuadrado, Hunt cayó hacia atrás sobre una silla, con la boca abierta sobre sus bisagras. –¿Qué Cantante.

está

pasando,

muchachos?–Preguntó

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inocentemente

–Cantante, conoce a la banda y a mi hermano Hunter. Chicos, esta es la voz fabulosa que aman en mis nuevos demos. Pero esa no era la historia que Mel, JJ, Rich y Hunt estaban esperando escuchar. Alex estaba en estado de shock como la banda.–K, ¿qué te poseyó? –Tú, nena.–Se giró para mirar a su banda, que todavía se tambaleaba en la confusión. –Hermanita, ¿estás teniendo algún tipo de ataque de nervios? –No, Mel. Solo sentí que era hora de, bueno, salir. No quiero esconderme más. Ya no necesito esconderme. Me ha tomado casi toda mi vida darme cuenta de eso. Comencé a esconderme cuando quedé huérfana, pero ya no soy una huérfana. Te tengo a ti, a Rich, a JJ y a Hunt... y...–miró con nostalgia a su amante–Y a ti, Lex. Rich se rió. –¿Qué es tan gracioso?–Preguntó JJ. –Acabo de desfilar en nuestro primer concierto juntos en el Whisky a Go Go. Recuerdas, cuando Kenna encontró la máscara para esconderse justo después de arrojar las galletas ante la idea de estar en el escenario; has cerrado el círculo, Kenna, ¡Y estoy tan jodidamente orgulloso de ti! –Puedes agradecerle a Alex por eso. –¡Pero fue por ella que necesitabas la máscara en primer lugar!–Dijo JJ, aun protegiendo a la chica larguirucha y de pelo largo a cuya puerta había golpeado para invitar a una sesión improvisada ese miércoles lluvioso en Los Ángeles. –Bueno, entonces, supongo que es justicia poética, J. Ya que ustedes son las personas más cercanas en el mundo para mí, deberían ser los primeros en saberlo. Alex me ha pedido que me case con ella, y he dicho que sí.–Abrió el cajón de su tocador y volvió a colocar el anillo en su dedo. –¡Jesús H. Navidad!–JJ agarró a Kenna y la abrazó con fuerza.–Alex, en este momento podría escribir un libro sobre ti. Ha sido un largo tiempo. –¡Dios mío, hermanita! ¿Estás segura esta vez? ¿Estás segura? –Sí, Mel, estoy segura. Página 314 de 319 Al−Anka2019

–Entonces debería decir... ¡Ya era hora la maldita hora, ustedes dos! Bienvenida a la familia, Alex. ¿Te das cuenta de que esto es un paquete, verdad? –Debería haberlo imaginado esa noche en Topanga cuando me pusiste en mi lugar–dijo Alex. Mel se rió entre dientes.–Tal vez no...Ese evento, la convirtió en Steel Eyes, ¡Y hemos tenido una carrera increíble! ¿Te importa decirme cómo volvieron a estar juntas? –Mel–comenzó Kenna,–conoce a Eyes4U. Los ojos de Mel se abrieron de par en par. –Tu relación en línea... Miró a Kenna en estado de shock.–¡Increíble! –Tú, ¿qué?–Rich dijo. Kenna miró a Hunter.–Di algo, Hunt. Aturdido, la miró, luego a Alex y luego a Kenna.–El concierto de regreso, el desprendimiento de la máscara...¿Y ahora tú y Alex Winthrop? Kenna podía ver que no se estaba tomando esto bien, en absoluto, se acercó a él y le acarició el pelo.–Aunque todo es diferente, Hunter, nada ha cambiado. Todavía soy yo, y todavía somos nosotros,—la banda de Steel Eyes. Solo no necesito esconderme detrás de la máscara, ¡lo que significa que finalmente puedo sacar provecho de algunos de los beneficios de la estrella de rock!–Rugió de risa. –Wave. No sé qué decir.–Los miró a todos, finalmente se dio cuenta de que Cantante era la otra cara de la habitación. Miró a Cantante, luego a Mel. Mel le sonrió.–Bueno, puedes comenzar con felicitaciones, Hunter. Hunt se puso de pie y miró fijamente a Kenna a los ojos, e incluso Cantante sabía que no debía hacer ningún ruido. Suavemente acunó la mano izquierda de Kenna en la suya y miró el anillo. –Me estás cegando–dijo.–Pero yo soy el mejor hombre, ¿verdad?

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(padrino)

Para Kenna, se parecía al niño inseguro el momento antes de haber cantado su Haftará en su bar mitzvah. –¡Amigo!–Dijo JJ. –Tú, Rich y yo somos el mejor hombre. Hunter todavía estaba procesando.–¿Qué te poseyó para tirar la máscara, Wave? –Lo mismo que me poseyó para usarla, Hunt. Alex. –Está bien.–Él accedió y la abrazó.–Mazel Tov. Sabes que siempre estoy de tu lado.–Miró a Alex a los ojos.–¿Esta vez serás buena con ella? Alex dio un paso adelante y lo abrazó.–No hay nada que no haría por ella. Llamaron a la puerta y Hunter salió para hablar con seguridad, cuando regresó, dijo:–Hay un montón de fotógrafos muriendo por tomar fotos de la mujer detrás de la máscara. Kenna miró a Alex.–Lo siento, Hunter, tendrás que decirles que ya le he dado la exclusiva a Alex Winthrop. Alex deslizó su brazo alrededor de la cintura de Kenna.–Vamos nena. Vamos a casa. –Mucha probabilidad de que eso suceda ahora que todos saben cómo te ves–dijo Hunter. JJ se rió.–Sí, no más a escondidas por las puertas de salida con los ventiladores. –¿Realmente ella hizo eso?–Preguntó Alex. –Después de cada show–dijo JJ. –Espere. Tengo una idea para crear una diversión–dijo Cantante, tomó una de las pelucas de respaldo de Steel Eyes del maniquí y respetuosamente acunó la máscara Steel Eyes, probándola para el tamaño. Kenna estalló en carcajadas.–Adelante, Cantante. ¡Sabes que lo quieres!

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Epílogo Marie Cathérine Bernard llevó la última edición de la revista Rocklandia doblada bajo el brazo a la muestra de marionetas del domingo en el Jardín de Luxemburgo en el sexto distrito de París. Leyó el artículo sobre Steel Eyes y estudió las fotos de Kenna Waverly, tomadas por su amante,—la fotógrafa. Mientras sus hijos y su otra madre se reían de la icónica marioneta Guignol, Cathérine recordaba con asombrosa claridad las dos noches que había pasado en los brazos de su amante Steeleyez. Había sabido, incluso en aquel entonces, que la mujer que había aparecido brevemente en Agitée y que se había presentado como Kenna después de la primera noche de su relación era Steel Eyes. Al principio, le impresionó la apariencia, el color de ojos, la voz e incluso la fluidez francesa. Pero Steel Eyes no podría haber escondido la química entre ellas sin importar cómo lo había intentado. Cathérine lo sabía, y había dejado que Steel Eyes tuviese su privacidad de todos modos, nunca le reveló que lo sabía, nunca la traicionó a la prensa ni a nadie. Cathérine nunca se había enamorado de Steel Eyes. Solo había elegido una vida diferente. Esta vida. Cuando terminó el espectáculo de marionetas, Cathérine dejó la copia de Rocklandia en el banco, y de camino a casa, le compró a su hija Kenna la guitarra que había estado pidiendo. Ese mismo día, Maddy Messer recibió un disparo en Londres y fue dejada por muerta. Afortunadamente, fue encontrada a tiempo por su amante y compañera espía Jocelyn, a quien Kenna le había presentado en Berlín. Después de la pequeña ceremonia de boda privada en Massachusetts, Kenna y Alex pasaron la luna de miel en la villa del Tío Menachem en Jamaica, donde Kenna se había recuperado después de recibir un disparo; donde Mel y Michel se habían casado; donde estaba la Página 317 de 319 Al−Anka2019

última vez que había escuchado la voz de Cathérine, en el teléfono cuando se habían despedido. El mismo lugar donde Kenna había renunciado a Steel Eyes por lo que se convertiría en la mejor parte de una década. Kenna vio la puesta de sol desde el sofá en la terraza con el sonido de "Will You Still Love Me Tomorrow?" De Carole King, de fondo. Alex salió corriendo de la sala de estar con una copia del Herald Tribune de hoy. Abrió el artículo de la página completa y lo dejó caer en el regazo de Kenna mientras se sentaba a su lado, rodeándola con sus brazos. Kenna sonrió cuando leyó el primer párrafo.–Ha sido mi sueño de toda la vida, ¿sabes? –Lo sé. Como un regalo de bodas para la rockera que tanto le había dado al mundo, tanto a través de su música como de su filantropía, las donaciones se vertieron en santuarios de animales en todo el mundo. –K, si tuvieras que hacerlo todo de nuevo, pasar por todo lo que has pasado... ¿lo harías? Kenna acarició el pelo alborotado por la brisa de los ojos esmeralda de Lex y luego la besó hasta que el sol huyó del hemisferio.

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