Recensión - Utopía

FERNÁNDEZ VILAS, ENRIQUE Utopía Utopía (Madrid, Taurus Ediciones, 2012, ISBN 978-84-306-0099-I, 139 páginas) se trata

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FERNÁNDEZ VILAS, ENRIQUE

Utopía

Utopía (Madrid, Taurus Ediciones, 2012, ISBN 978-84-306-0099-I, 139 páginas) se trata de la obra literaria más importante de Tomás Moro. Es un libro de poca densidad, dividido en dos partes (Libro Primero,46 páginas y Libro Segundo, 93 páginas, subdividido en 7 apartados) Tomás Moro (Londres 1478 – 1535), político y escritor inglés, conocido por su postura religiosa contraria a la del rey Enrique VIII, que le llevó a su ejecución. Moro se formó en la Oxford University. Estudió derecho tras dejar dicha universidad, pero su interés se centró en la ciencia, la teología y la literatura. Durante su adolescencia escribió comedias y dedicó mucho tiempo al estudio de las literaturas griega y latina. Posteriormente, ejerció como jurisconsulto, hasta llegar a ser uno de los principales representantes de la cultura de su país. Enemistado con el rey Enrique VII, tuvo que abandonar la vida pública hasta la subida al poder de Enrique VIII (1509), bajo cuyo reinado obtuvo una gran fortuna e importantes cargos políticos y diplomáticos. A pesar de ello, se opuso firmemente a la Reforma Anglicana y no aprobó el divorcio del rey. El resultado de esta reforma fue la creación de la Iglesia de Inglaterra de la cual el rey era el principal mandatario, rechazando la autoridad de el Papado pero manteniendo el dogma católico. Moro fue considerado enemigo de la patria y fue encarcelado y ejecutado. La Iglesia Católica le canonizó en 1935. La presente obra, Utopía, publicada por primera vez en 1516, es su obra principal, en la cual describe la organización ideal de un Estado. Por otro lado, escribió obras tales como Life of Pico della Mirondola, Historia Richardi Tertii o Epigrammata. Mención importante dentro de su obra merecen los tratados que realizó en defensa de la fe tradicional atacando duramente a los reformistas tanto laicos como religiosos. Entre este tipo de obras se encuentran por ejemplo Responsio ad Lutherum, A Dialogue Concerning Heresis, The Confuntation of Tyndale´s Answer o The Answer to a Poisoned Book. Además de escritos en defensa de Roma, también escribió sobre los aspectos más espirituales de la religión. Muestra de ello son obras como Treatise of the Passion, Instructions and Prayers o De Tristia Christi. En definitiva, Tomás Moro fue un importante pensador del siglo XVI con una sólida formación humanística y dedicado a la vida pública.

El Libro Primero (1515) ofrece una crítica a la sociedad inglesa de la época. En esta primera) parte de su obra, Moro critica los grandes males que corrompen al Estado y a la sociedad en general y que perjudican a la mayoría. Esta dificultad social que el autor denuncia viene dada por la extrema ambición de las instituciones estatales hacia la acumulación de poder económico o el expansionismo. La obra está escrita como un diálogo entre diversos personajes en Amberes: Tomás Moro, Peter Giles y Rafael Hythlodaeo, narrando, este último, sus una serie de viajes a lugares del Nuevo Mundo y haciendo una comparación con la sociedad inglesa. Tras esta reflexión de Rafael, Giles le pregunta a éste por qué no sirve como consejero de algún rey, puesto que sus viajes le han otorgado conocimientos suficientes para hacerlo. Rafael responde que su negativa al desempeño de este oficio se debe a la falta de interés de los monarcas de cara a la búsqueda de la paz y del bien común de su nación (P.15), siendo así su principal preocupación la vida militar y el imperialismo (P.17). Es en este momento cuando da a conocer su paso por Inglaterra y la conversación con el padre John Morton, arzobispo y cardenal de Canterbury y canciller de Inglaterra. Surge aquí la principal crítica a la sociedad inglesa. Se trata de una sociedad injusta y desigual. En un primer momento hace referencia a la agricultura y a sus males, siendo los propietarios de ovejas el principal. Estas ovejas destruyen a su paso los cultivos de los agricultores, quienes, sin tener otra alternativa, deben robar comida. Este punto enlaza con el siguiente tema a tratar: las duras y represivas leyes del momento. Los gobernantes ignoran a los agricultores y las causas de su miseria y, por tanto, en lugar de encontrar soluciones contra este mal, arremeten contra ellos. Aquí se hace una gran crítica basándose en el razonamiento de que al castigar a los ladrones con pena de muerte (al igual que un homicidio) los lleva a cometer también delitos más graves como el de asesinar a los testigos del robo, ya que la pena será la misma (P.30), y siendo, asimismo, una violación del derecho a la vida por parte de quien imparte estas leyes. Ante esto, Rafael ofrece la solución penal de utilizar a los individuos que delinquen a trabajar para la sociedad en trabajos como el de jornalero con un bajo salario. Tras esta conversación relatada por Hythlodaeo, Moro retoma el tema de los consejeros reales. Vuelve a hablarle sobre lo útil que sería para ellos. La actitud de Rafael ante esta propuesta es claramente de oposición, alegando que cualquier consejo antibelicista sería ignorado por un rey. A continuación se hace referencia a los macarienses, cuyo rey se autolimitaba su poder económico para evitar ambiciosas tentaciones expansionistas o de

enriquecimiento . Cualquier intento de convencer a un rey acabaría por corromper a uno mismo, dicta Rafael, y realiza un clara crítica a los valores poseídos en la corrompida sociedad europea: “dondequiera las posesiones son privadas, donde todos miden todo con el dinero, apenas si es posible obrar justa o provechosamente a nivel de la república a no ser que opines que se obra justamente cuando todo lo mejor va a parar a los peores, o acertadamente cuando todo esté repartido entre muy pocos que, encima, no están bien por completo, mientras el resto está en la completa miseria”(P.50). Por su parte, el Libro Segundo (1516) es otro relato de Rafael Hythlodaeo sobre una isla, Utopía, en la cual permaneció cinco años y que representa una sociedad igualitaria y con una equitativa repartición de la riqueza. Comienza con una breve introducción en la cual describe la isla de Utopía, su gente, paisaje y relieve, y estructura tanto de organización geopolítica como de las familias que componen, a su juicio, una sociedad ideal. Posteriormente, se centra en el análisis de las ciudades utopienses y en particular de la capital isleña, Amouroto. En primer lugar, describe sus espacio geográfico y relieve, así como las construcciones realizadas con vistas a un futuro ataque enemigo. Las casas en Utopía son edificaciones iguales unas de otras e intercambiadas por sorteo cada diez años. Son casas de tres pisos donde se hospedan grandes familias de agricultores con un huerto en la parte trasera para realizar sus actividades agrícolas correspondientes para sustento alimenticio de toda la comunidad. En este sentido, todas las familias utopienses realizan un cultivo propio que posteriormente llevarán a un mercado común, en el cual no existe el dinero (lo cual evita la codicia, uno de los principales problemas de Europa). Cada representante podrá llevarse todo aquello que necesite para el mantenimiento de su familia sin temor ajeno a que pueda coger más de la cuenta, ya que en Utopía a nadie le falta de nada. Todas las ciudades tienen la misma expansión a dedicar a la actividad agrícola pero el estado de la tierra y la climatología provocan desigualdades de producción. Este problema se resuelve en el Senado: tras una reunión se comprueba el excedente de unas ciudades y la escasez de otras y, acto seguido, se nivela quitando de una para darle a la otra. Esto nos llevaría a la estructura política de la isla. Utopía se organiza de forma democrática siendo elegido por voto secreto un príncipe entre cuatro candidatos previamente ratificados por la población. Dicho príncipe, ocupará este cargo hasta el final de su vida exceptuando un posible indicio de corrupción o de sospecha de tiranía en cuyo caso sería destituido. El resto del Senado es elegido a partir de una votación entre los elegidos de cada familia. Entre sus funciones destaca la

preservación de la paz, el mantenimiento de una sociedad justa y la otorgación de permisos como pueden ser el de salida o el de divorcio. En cuanto a los oficios Rafael dicta literalmente “hay un oficio común a todos, varones y mujeres, la agricultura, del que nadie está exento”. La población utopiense es educada desde su niñez de cara a la vida agrícola, tomándolo como un momento de ocio y de ejercicio. Por otro lado, están los oficios particulares en los que cada ciudadano se forma, eso si, con utilidad para el bien común de la sociedad. Este oficio se aprende paralelamente con la agricultura y con el estudio voluntario de las letras y que será desarrollado en el futuro. Cada ciudadano puede aprender más de un oficio y posteriormente dedicarse al que prefiera de ambos. Las jornadas laborales de Utopía son de seis horas, tres antes del mediodía y otras tres después, sobrando suficiente tiempo para la dedicación de la vida agrícola y el ocio. Cada individuo suele dedicarse al trabajo que ejerce su padre para ser enseñado por él. En caso de no ser así, será remitido a otra familia cuyo padre se dedique a lo que el joven se quiere dedicar. Cabe destacar la implicación de la mujer en el mundo laboral, aunque haciendo aportación a trabajos menos físicos por considerarlas con una mayor debilidad Las comidas tienen lugar en salas ya preparadas para ello y no en casas particulares donde a nadie le faltará nada. En cuanto el tema de las relaciones entre los habitantes de Utopía destaca el gran trato a ancianos y enfermos, siendo los hospitales (públicos) lugares apacibles y abundantes con un buen trato. No se desprecia ni margina a la gente que ya no sirve para desempeñar trabajos, sino que se les valora el trabajo realizado hasta ese momento. Se controlan los nacimientos por familia para que en ningún momento se produzcan desequilibrios demográficos. A su vez, las familias están organizadas de forma jerárquica y patriarcal, siendo los ancianos quienes lideren cada una de ella. Debido a la solidaridad que destaca en Utopía, se permite a todo aquel que esté sufriendo en vida, pedir una muerte provocada y digna siempre que haya sido en vida una persona honrada. De otra parte, aparecen las entradas y salidas de los utopienses. Cualquier habitante de Utopía tiene derecho a visitar a una persona en otra ciudad, eso si, con el consentimiento previo del Senado. Asimismo, las entradas en Utopía de extranjeros son poco habituales pero bien recibidas.

Uno de los grandes temas que plantea Rafael en su relato es el rechazo absoluto hacia la guerra. Los utopienses se preparan militarmente desde jóvenes para un posible conflicto pero el servicio en dicho caso es únicamente voluntario. Para ellos no vale la pena que un miembro de su sociedad vaya a un conflicto temeroso puesto que ese sentimiento se propagaría por el resto de los soldados. Es aquí donde se observa la inutilidad de los metales y piedras preciosas en Utopía. Éstas son utilizadas para la opresión de los esclavos y solo fundidas en caso de guerra con el fin de la contratación de mercenarios extranjeros, ya que para la sociedad utopiense estos materiales no tienen valor ninguno así como la distinción entre individuos por el tipo de ropaje que utilizan. Parafraseando al propio Hythlodaeo, “que haya alguien tan loco que se tenga por más noble por un hilo de lana más fina, siendo así que a ésta (de un hilo todo lo fino que se quiera) la llevó una oveja,y, mientras la llevó, no fue otra cosa que una oveja”. Otro tema patente en el Libro Primero y en la propia sociedad europea es la pena de muerte. Para los utopienses es un acto poco pragmático, ya que un individuo que comete una infracción, por muy grave que sea, siempre va a ser más útil como siervo del Estado que siendo ejecutados y, asimismo, disuaden por mas tiempo a los demás de un crimen semejante. Para finalizar, habría que abarcar tanto la filosofía como la religión utopiense. En cuanto a lo primero, buscan en última instancia la felicidad humana. Creen el un alma inmortal que que será recompensada tras su muerte por el trabajo realizado en vida. En segundo lugar, la religión caracteriza lo vivido por Tomás Moro en su época. Describe Utopía como una sociedad de libre culto (al contrario que en Inglaterra) en la que se adoran a los astros y cuyos templos están libres de cualquier simbología, ya que cualquier individuo puede entrar a orar. Creen en un Dios supremo que es el mismo en todas las religiones monoteístas y que cada uno lo simboliza y lo llama de forma diferente. En definitiva, Utopía es una sociedad en la cual existen muy pocas leyes (la mayoría de los problemas los trata el Senado), ya que en un Estado con demasiadas leyes los ciudadanos no tendrían la capacidad de saberlas todas o, en caso de ser leyes muy oscuras, no llegar a comprenderlas. Es una sociedad igualitaria, en la que no importa el dinero, todo el mundo tiene cubiertas sus necesidades y reconfortan sus espítritu haciéndose más sabios, aprendiendo de otra culturas avanzando más que ellas, con una repartición equitativa de la riqueza donde no importa de que familia sea cada uno, ya que tendrá las mismas oportunidades que el resto. Utopía es, al fin y al cabo una sociedad justa donde se castigan la ambición y la codicia y donde todo lo público funciona bien ya que no existe la propiedad privada.

El texto tratado es una novela de ficción, escrita en forma de diálogo, la cual expone las características de una sociedad con perfecto funcionamiento y en la cual prima el bien común de la sociedad por encima del individual sin restricción alguna en derechos sociales individuales y sobreponiendo siempre los derechos sociales y políticos por encima de los derechos a enriquecerse de forma individual. Es de esta concepción de Moro de donde se extrae el término utópico para hacer referencia a algo ideal pero inviable. Gran parte de las ideas de Moro en este texto han sido reclamadas posteriormente como el sufragio universal o la igualdad ante la ley y utilizadas en diferentes movimientos políticos como el marxismo (abolición de la propiedad privada, repartición equitativa de la riqueza...) e incluso en la actualidad donde se reclaman conceptos que en Utopía son reales (igualdad de sexos en el trabajo, sanidad pública abolición del ejército en algunos movimientos,acceso a la educación, libertad de culto, disminución de las desigualdades económicas, reinserción de delincuentes, abolición de la pena de muerte...) Moro escribe, en definitiva, el ideal de sociedad perfecta aprovechado el momento en el que vive donde aflora el espíritu imperialista y de enriquecimiento, el refuerzo militar que supone un enorme gasto público o la capacidad de los reyes para aprovecharse de los impuestos ciudadanos para enriquecimiento personal y para la expansión de sus reinos sin realizar ninguna consulta a sus ciudadanos. Cabe destacar, por encima de las demás las características expuestas en Utopía que afectaron a Moro personalmente y por las cuales sería ejecutado como son la libertad religiosa y la libertad de expresión y, asimismo, aunque paradójico fue condenado, en 1535, a la pena de muerte (forma de sanción, a su juicio, inútil e injusta y por la que dejó patente su oposición en el texto) por un delito contra la patria.