VOVELLE - Revolucion Francesa (Explicacion y Sintesis)

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LA REVOLUCIÓN FRANCESA Antes de la Revolución Francesa La serie de hechos denominados Revolución Francesa se dieron a partir de 1788. No obstante, para entender cómo se llegó a estas instancias es necesario remontarnos años atrás para comprender el contexto en que se dieron estos acontecimientos. Durante el siglo XV, ya con el feudalismo como sistema económico, el Rey controlaba muy poco y su poder se limitaba a París. El resto de Francia estaba gobernada por otras dinastías de nobles, tal que el Rey era uno más entre sus pares, levemente por encima de ellos. En el siglo XVI, esta situación no cambió mucho. Se trataba de un reino poco homogéneo constituido por acuerdos entre el Rey, los nobles y los eclesiásticos. No obstante, estos acuerdos eran bastante frágiles y había una constante lucha entre los propios nobles que constaban de sus propios ejércitos para ver quién conseguía ejercer su poder sobre mayor territorio. Es en este siglo cuando asume la dinastía de los Borbones. Un siglo más adelante, en el XVII, se da lo que se considera el apogeo del absolutismo como ideología de la mano de Luis XIII y Luis XIV. “Como ideología” porque este poder absoluto no era real, sino que seguían las disputas por el poder y muchas veces, especialmente cuando el trono quedaba en manos de la regente (madre) porque el Rey era aún menor de edad, había levantamientos de nobles en contra de la realeza. No obstante, durante esta época se logró empezar a constituirse un “Estado” centralizado, lo que estuvo signado por el monopolio de la fuerza por parte de la realeza. Como se mencionó anteriormente, cada noble tenía su propio ejército. A partir de una serie de medidas, esto deja de ser así. Es en este momento cuando se lleva a cabo un proceso de debilitamiento de los nobles para aumentar el poder del Rey. Este debilitamiento se traduce en: destrucción de los castillos, traslado de los nobles a Versalles para desvincularlos de aquellos sobre quienes ejercían poder (1668, Luis XIV), creación del ceremonial cortesano para distinguir y fundamentar esta nobleza, contratación de mercenarios para la constitución del “Ejército”, exención de impuestos al clero y a la nobleza y superposición de impuestos al Tercer Estado, venta de cargos burocráticos no ejecutivos (tales como los cobradores de impuestos) y quienes los compraban se convertían en lo que empezó a conocerse como nobleza de toga. El Antiguo Régimen Para el siglo XVIII, durante el cual se desarrollará la Revolución Francesa, el gobierno y la sociedad estaban estructurados de una determinada forma que, a partir de una obra de Alexis de Tocqueville, se denomina Antiguo Régimen. Según Vovelle, este Antiguo Régimen estaba determinado por tres componentes: El feudalismo, entendiendo según él por feudalismo al sistema económico tradicional de un mundo dominado por la economía rural. En Introducción a la Historia de la Revolución Francesa, este autor plantea que el objetivo de la Revolución era la destrucción del feudalismo.

Una sociedad estructurada en órdenes: el clero, la nobleza y el Tercer Estado. Según Vovelle, la diferencia básica entre las tres órdenes es que las dos primeras son privilegiadas, es decir que están prácticamente exentas del impuesto real , además de poder acceder a cargos del Ejército –por ejemplo- a los que los miembros del Tercer Estado no podían acceder. Detrás de esta estructura de órdenes, lo que se escondía –dice- era enfrentamientos de clase a pesar de que no puede hablarse de clases sociales tal como las conocemos ahora. El absolutismo monárquico. En cuanto al gobierno, el Rey era la autoridad absoluta y sus funciones eran principalmente legislativas, pero además acuñaba moneda, declaraba la guerra, daba condición de nobleza, vendía cargos y supuestamente tenía el poder por derecho divino, lo que lo obligaba a mantener una buena relación con el clero. En la tarea de asesorar al rey en las distintas carteras específicas, estaban los ministros que él mismo designaba. En las provincias, este disponía intendentes que representaban su presencia en cada lugar. Además, existía un parlamento con funciones judiciales que estaba, según Vovelle, domesticado por el Rey. Entrando más en detalle en la cuestión de la sociedad estructurada en órdenes, el Rey en conjunto con la familia real y el favorito del rey (consejero principal), estaba en la “cima de la pirámide social”. Ellos y la alta nobleza constituían nobleza de corte o cortesana, que vivía en Versalles. Además había noblezas de menos jerarquía como las noblezas de provincia o la nobleza de toga, en su mayoría burgueses que compraban cargos. Paralelamente, encontramos al clero que estaba compuesto desde los grandes eclesiásticos hasta los párrocos. Por último, la única orden no privilegiada era el Tercer Estado, que estaba compuesta por todo el resto. En ella podemos encontrar, entre otros, a lo que podríamos denominar burguesía (comerciantes, artesanos, empresarios, hombres de negocios, banqueros, abogados, médicos y otros profesionales liberales), a los campesinos y a las clases populares urbanas. Luis XVIII y las causas profundas de la revolución En 1770, se casa a los 14 años Luis XVI, de la dinastía de los Borbones, con María Antonieta, archiduquesa de Austria. Esto era propio de una especie de diplomacia mediante matrimonios típica de la época. En 1774, se convierten en reyes. Casi una década antes, Luis XV había perdido una guerra de siete años luchando contra Inglaterra por América del Norte. A raíz de esto, Francia perdió muchísimo dinero y prestigio. Paralelamente, la población iba en aumento, enfermedades como la peste habían sido erradicadas y las clases populares sobrevivían pero sufrían el hambre. Luis XV no era popular, y Luis XVI no se siente preparado para ejercer el reinado. Desde la Edad Media, había una gran división entre la riqueza de la nobleza y el clero. Mientras tanto, está surgiendo la Ilustración: la razón y la ciencia empiezan a cuestionar esta tradición. París se convierte en el centro filosófico del mundo y surgen nuevas corrientes de conocimiento. Los aristócratas se reúnen a discutir las nuevas ideas: Voltaire, Rosseau y otras voces se alzan en favor de la libertad, del control del propio destino y de la

igualdad. Si bien empieza en las clases altas, se expande a los otros estados y esto influirá en que haya un replanteamiento sobre las diferencias entre los privilegiados y el Tercer Estado. Estas ideas ya estaban muy desperdigadas en América del Norte, y estaba desatándose la Guerra por la Independencia de Estados Unidos en contra de Inglaterra. En venganza de la anterior guerra perdida, Luis XVI nuevamente se une a Inglaterra en su lucha contra los estadounidenses, invirtiendo una alarmante cantidad de dinero en ello y esto desatará un gran endeudamiento para Francia y un desborde económico. Al mismo tiempo, la nobleza cortesana hacía ostentación de grandes lujos. María Antonieta resulta ser una de las representantes de este derroche por su preocupación en cuanto a las nuevas modas y otras costumbres caras. En respuesta a esto, recibe el nombre de Madame Déficit. Después de siete años, María Antonieta es muy despreciada ya que su función como reina era procrear al heredero del trono. Lo que no se sabía es que en realidad era Luis XVI quien tenía fimosis y esto le impedía tener relaciones sexuales, lo que suma falta de hombría a su fama de inutilidad. Finalmente, es circuncidado y consiguen tener hijos. En su momento, el alimento principal de las clases populares y en particular del campesinado es el pan. Esos años hay muy malas cosechas y aumenta el precio de la harina producto de una fuerte inflación. Esto genera una nueva visión acerca de la monarquía, como representantes del derroche frente al hambre de los estados bajos. Robespierre es uno de los primeros en trasladar estas quejas al papel. Luis XVI decide aumentar los impuestos al campesinado, mientras que exime casi por completo a la nobleza y al clero de estos impuestos. Esto hizo que el precio de la harina aumentase aún más, y pronto el precio del pan equivalió al sueldo de un mes. Esto dio origen a disturbios y saqueos a las panaderías. Además de las causas mencionadas, Vovelle afirma que la personalidad de Luis XVI es demasiado mediocre para las responsabilidades que el cargo le exige y que cabe tener en cuenta el tradicionalismo y el atraso de las técnicas agrícolas en comparación con países como Inglaterra, y el peso de los múltiples tributos feudales y señoriales que recaían sobre los campesinos. Es en este momento (entre 1787 y 1789), influido también por el ascenso en el precio de las tierras, cuando se desata lo que Vovelle llama reacción señorial y nobiliaria. La reacción nobiliaria se refiere a que cierta parte de la nobleza empieza a manifestarse e intentan recuperar el terreno que habían perdido el siglo pasado y reclaman que el Rey les otorgue a ellos los cargos burocráticos y no que los venda a la nobleza de toga. Al mismo tiempo, los señores (es decir, los propietarios de las tierras entre los cuales había muchos burgueses) empiezan a cobrar nuevos impuestos fundamentándose en “antiguos derechos”. Vovelle habla de esto como una prerrevolución. Los bancos fuerzan a Luis XVI a contratar a un administrador de las finanzas, Jacques Necker. Este era bastante popular entre la gente, y hablaba en sus escritos de que estaba en manos de la monarquía y los gobernantes el deber de que hubiese granos y pan suficiente para todos. Tal es así, que Necker induce al rey a llamar a Estados Generales. Hacía 175 años que no se reunían (1614).

El comienzo de la Revolución Con el llamado a Estados Generales, surgió un conflicto acerca de la manera de votar. Los representantes del Tercer Estado reclamaban debates en una sala única y la aprobación de los proyectos por mayoría de sufragios individuales; de esa manera tenían asegurado el predominio porque, además de ser seiscientos, contaban con la adhesión de muchos sacerdotes y algunos nobles. El rey, por el contrario, ordenó la reunión de los estados en salas separadas, con lo que anulaba la superioridad numérica de los diputados populares, reducidos al voto de su cámara, frente a los dos votos de la nobleza y el clero. Ante este pensamiento revolucionario del tercer estado, Luis XVI decide “estirar” los Estados Generales para evitar seguir sesionando. Cuando los miembros del tercer estado se encuentran en esta situación, se reúnen en lo que se llama Sala de Juego de Pelota y juran que no dejarán de reunirse hasta que se dicte una constitución que controle el poder de la monarquía, y allí es donde surge la Asamblea Nacional Constituyente, que decía ser los verdaderos representantes de la nación.

La Asamblea Nacional Constituyente Luego de un tiempo, el rey opone resistencia ante esta Asamblea y envía a sus soldados (mercenarios) a París, además de que Necker y otros ministros son destituídos. En respuesta, las masas urbanas conocidas como sans-culottes (en referencia a que no usaban los calzones de los aristócratas) asalta las armerías de París y consigue armarse, pero le faltaba la pólvora. En consecuencia, deciden atacar la prisión de Bastilla, que a su vez representaba el poderío del rey. En estas circunstancias, surge la bandera tricolor: roja y azul por los colores de la bandera de París y blanca por el color de la bandera de la dinastía de los Borbones. Allí terminan matando al director de la Bastilla y otras autoridades, y hacen desfilar sus cabezas por las calles. Como simbolismo de la caída del feudalismo, toman la Bastilla y empiezan a destruirla ladrillo por ladrillo. Al mismo tiempo, los campesinos se enteran de la situación y ante el hambre, la imagen en circulación de la realeza como responsable de la escasez y símbolo del derroche, y el supuesto crecimiento de bandas de delincuentes que amenazaban la seguridad de los campesinos, inician rebeliones contra los castillos y se encargan de quemar documentos que daban a los nobles derecho a pedir tributos, en rechazo a la exención de impuestos al clero y a los nobles. A fines de 1789, el clero y la nobleza pierden su condición de privilegio frente a los impuestos.

Las tres revoluciones Michel Vovelle habla acerca de que la Revolución Francesa es en verdad un conjunto de tres revoluciones: una parlamentaria, una urbana y otra campesina.

La Revolución parlamentaria estaría determinada por lo que fue la rebelión del tercer estado frente a la forma de votar en los Estados Generales, y la conformación de la Asamblea Nacional en persecución de una monarquía constitucional u otro tipo de cambio institucional en contra del absolutismo. La Revolución urbana se refiere al levantamiento de las clases populares urbanas ante la destitución de Necker y los intentos de disolución de la Asamblea Nacional. Comprende lo que fue la toma y destrucción de la Bastilla, más el asesinato de varias autoridades y guardias de por medio y el desfile callejero con las cabezas de los muertos clavadas en picas. La Revolución campesina apunta a lo fue que la quema y ataque de parte del campesinado hacia los castillos y los documentos que certificaban los derechos señoriales a cobrar impuestos. Su surgimiento puede insertarse como parte del Gran Miedo a raíz de la difusión de un rumor que afirmaba la formación de varias pandillas de delincuentes que se aproximaban a las zonas rurales. A esto, cabe sumarle la imagen de derroche y ostentación que les llegaba desde la realeza, y la presión de los múltiples impuestos frente a la crisis económica. No obstante, si bien se desempeñaron por separado y bajo distintos intereses, dieron inicio a un proceso único y será fundador de un nuevo orden colectivo. La Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano Pocos días después, se escribe la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano (que sería el preámbulo de la Constitución) donde se habla de igualdad, de abolición de los estados y de soberanía nacional, sin mención alguna del nuevo papel del rey. Fácticamente, la Asamblea Nacional Constituyente toma el mando del país. Algunos exigen una monarquía constitucional, derechos iguales para todos los hombres, leyes razonables en las que basar los juicios y libertad de prensa. En consecuencia a esto último, surgen periódicos como el del médico Marat, quien incita en sus ejemplares a la violencia contra la nobleza. El Rey Luis XVI finalmente se ve obligado a firmar la Declaración contra su voluntad. El traslado hacia el Palacio de las Tullerías En conjunto con la escasez de pan y un rumor de que en una ceremonia real se habían pisado escarapelas tricolores que los revolucionarios habían hecho suyas, una horda de mujeres armadas con lanzas y cuchillos va a reclamar ante rey. Una multitud se suma a las mujeres y presionan para que Luis XVI se traslade desde Versalles hacia París. De hecho, algunas mujeres consiguen filtrarse en el palacio, matar a los guardias y clavar sus cabezas en lanzas en la búsqueda de María Antonieta para asesinarla. Consiguen que la pareja real se traslade y se establezca en el Palacio de las Tullerías y, al mismo tiempo, roban comida. La Constitución civil del clero Paralelamente, ante una nueva crisis financiera se decidió imponer la Constitución Civil del Clero, que significaba poner los bienes del clero a disposición del país y generar papel moneda a partir de su venta, además de obligarlos a jurar la Constitución. Esto tendría gran repercusión interna,

haciéndose una profunda y tajante división entre los miembros del clero que apoyaban (enorme minoría) la medida y los que estaban en contra, y a nivel internacional con la reprobación del propio papa. A nivel económico, la medida no tuvo éxito. Intento de fuga de la familiar real Aún en 1791, había amenazas contrarrevolucionarias internas y externas. Las internas estaban relacionadas con intentos de recuperar el Antiguo Régimen por parte de los antiguos nobles y aristócratas. En cuanto a las externas, estaba relacionado con una conspiración iniciada por aquellos miembros de la nobleza real que habían emigrado a Austria-Hungría, el país de origen de la reina María Antonieta que tuvo dos resultados: por un lado, un intento de fuga frustrado de la familia real hacia el país vecino y el inicio de una guerra entre Francia y Austria (entre otros países) que duraría hasta 1797. En el intento de escape, Luis XVI, María Antonieta y sus hijos viajaron disfrazados pero fueron reconocidos, detenidos en Varennes y devueltos al Palacio de las Tullerías, suspendido y bajo vigilancia. La Constitución de 1791 En 1791 finalmente se redacta la Constitución. Después de cierta discusión y algunos enfrentamientos armados como la Matanza de Marte, en la que el Club de los Cordeleros pedía el enjuiciamiento y la destitución del rey, la Constitución termina dividiendo el poder en tres: el ejecutivo, que recaía en manos del rey (vuelto a sus funciones) y tenía el poder de veto sobre las leyes; el legislativo, conformado por una Asamblea Legislativa de miembros elegidos por sufragio censitario; y el judicial. El rey se ve obligado a aceptar. Las novedades de esta Constitución sería la idea de soberanía nacional, el derecho a voto de una porción limitada de la población sobre los legisladores y, en consecuencia, la idea de la ley como voluntad general.

Los pasos previos a la Convención Nacional Los sans-culottes resultan muy politizados durante este período especialmente por las constantes crisis económicas, que los lleva a organizarse en defensa de la revolución. En cuanto a los campesinos, también hay levantamientos, saqueos e incendios de castillos pero nada en comparación con lo ocurrido durante el Gran Miedo. En este último caso, estaban principalmente originados a partir de la emancipación de los restos de los tributos señoriales y por causas puntuales como, por ejemplo, la imposición de precios máximos a los cereales. Hablando más puntualmente de los burgueses, surgen nuevos clubes y sociedades revolucionarias, entre ellos el Club de los Jacobinos que comienza a crecer y a obtener más popularidad. En 1792, finalmente se declara la guerra a Austria, con el aparente apoyo del rey y la reina que, en realidad, pasaban información en forma secreta a sus familiares austríacos. Voluntarios de Marsella entran a París cantando La Marsellesa, que se haría ampliamente popular. Este aumento del peligro y los repetidos vetos del rey a las medidas urgentes de la Asamblea ante la guerra,

llevan a una multitud a asaltar el Palacio de las Tullerías (en donde se encontraban), y matan a un gran número de guardias reales, cuyas cabezas clavan y salen a lucir por las calles. Es por este momento cuando algunos jacobinos y cordeleros hacen una especie de alianza necesaria (aunque no auténticamente deseada) con los sans-culottes, quienes se encargan de arrestar al rey. En consecuencia, la Asamblea vota y resuelve destituir al rey y modificar la Constitución. Los revolucionarios ganan la batalla de Valmy y salvan París, y ante esta situación de caos y gobierno no muy claro, se dan las masacres de septiembre: animadas por Marat y otros, las multitudes entran a las prisiones y matan a gran cantidad de curas y enemigos políticos. En este contexto, se resuelve poner el gobierno en manos de la Convención Nacional. La Convención Nacional (1792-1794) Tras estos episodios, el poder es tomado por una Convención Nacional seleccionada a partir de un electorado más amplio, aunque todavía tenía sus limitaciones. Se sanciona la Constitución del año I. La Convención asumió y ejerció los tres poderes y se atribuyó el derecho de cambiar la constitución, que lo ejercería durante 1793 y 1795. Dentro de la misma, se distinguían tres grupos (a lo que Vovelle se refiere como una ruptura de la burguesía): la Gironda (moderados y contrarios a la violencia), la Montaña (jacobinos y cordeleros) y la Llanura o Pantano (indecisos). Las primeras medidas tomadas por la convención fueron abolir la monarquía, condenar a Luis XVI a la guillotina y, como parte de un movimiento anti eclesiástico que había resurgido en ese tiempo, un cambio en la numeración anual: de ahora en más, 1793 sería el año 1, las semanas tendrían diez días (no podría distinguirse el domingo o día del Señor), los meses tres semanas y les cambiaron los nombres a los meses y a las calles. La guerra aún perduraba durante estos años y las derrotas iban en aumento. Asimismo, en durante 1793 también se produjo una guerra civil contrarrevolucionaria en la Vendée , cuyos orígenes no están claros. Sin embargo, este episodio (entre otros) debilitó mucho a los girondinos que eran mayoría en la Convención y llevó a reorganizar el gobierno. Se creó un Tribunal Revolucionario y un Comité de Salvación Pública, este último quien llevaría la conducción con mayoría montañesa (y dentro de ella, jacobina). Ante esta caída de los girondinos, hay nuevos levantamientos y una girondina asesina al líder jacobino Marat. Los sans-culottes que ya habíamos mencionado anteriormente continuaban creciendo y organizándose, y ahora conformaban asambleas en las secciones urbanas o en sociedades populares. Fueron sumamente importantes, constituyendo –en palabras de Vovelle- el alma del dinamismo revolucionario ya que el gobierno se veía presionado a ceder a sus pedidos tales como: fijación de precios máximos, desencadenamiento del Terror contra aristócratas y enemigos de la Revolución, etc. Entre ellos y los montañeses se constituyó una “alianza necesaria”. Si bien su voluntad era la de un gobierno democrático y constitucional, se promulgó en 1793 una Constitución que nunca fue aplicada y el gobierno revolucionario así estructurado se mantuvo – supuestamente- por la necesidad ante la inestable situación.

Ante los levantamientos y el peligro de contrarrevolución, Robespierre y los jacobinos decidieron implementar el Terror, y crean el Comité de Seguridad General se va a encargar de implementarlo. Se crean comités revolucionarios en todas las localidades. Tal es así, que durante 1794 María Antonieta fue asesinada, así como muchos aristócratas y miembros del partido girondino. Los asesinatos fueron tan extendidos que hasta se llegó a guillotinar al propio Danton y sus allegados, quienes creían que ya había sido suficiente Terror. Pero no solo el Terror fueron asesinatos, sino que también se aplicaron estrictas medidas económicas. Robespierre intenta imponer sus ideas roussesianas que no son demasiado compatibles con el ateísmo popular y esto, en conjunto con el avance de algunos grupos opositores a los jacobinos en el Comité de Salvación Pública terminan con el Terror, con Robespierre y con los jacobinos: son todos guillotinados. La Convención Termidoriana (1794-1795) El gobierno ahora en manos de los opositores al jacobinismo pone freno al Terror, se abren las prisiones, vuelve la libertad de precios, se disolvieron los Comités y se clausuró el club de los jacobinos. Los montañeses y jacobinos restantes intentan recuperar su lugar en la Convención pero son reprimidos y eliminados. Los sans-culottes, desorganizados, son vengados. La Convención ahora queda en poder de la Llanura y en 1795 se inicia una serie de medidas que liberalizan los cultos y separan el Estado de la Iglesia. Se dicta una nueva constitución que dará marcha atrás con el sufragio universal para volver a hacerlo selectivo: la Constitución del año III (o 1795) y comienza el Directorio. El Directorio, la Primera República Francesa (1795-1799) Con la Constitución del año III, se reorganiza el gobierno de la siguiente forma: el poder legislativo se divide en dos: el Consejo de los Quinientos (que discutía las leyes) y el Consejo de los Ancianos, que las aprobaba o rechazaba. El poder ejecutivo pasa a manos de cinco Directores elegidos por el Consejo de Ancianos de una lista que, a su vez, presentaba el Consejo de los Quinientos. Además, existía un poder judicial. Fue una época de inestabilidad: la nueva clase dirigente surgida de la revolución debía enfrentarse a dos enemigos: la antigua nobleza y los realistas, que querían restaurar a los Borbones y recuperar sus privilegios, y a por otro lado a los extremistas y a ciertas clases populares que reclamaban ante condiciones que seguían sin mejorar. Para mantener sus posiciones, apelaron al Ejército que había adquirido progresiva importancia con sus éxitos en la guerra civil y en la guerra del exterior en la que se vio envuelta Francia en 1799. A ese fin, buscaron un general que les sirviera de instrumento y eligieron a Napoleón Bonaparte. Por su genio militar y su ambición, este no estaba dispuesto a un papel subalterno y cobró sus servicios adueñándose del poder en el golpe de Estado del 18 de brumario. Los principales estados europeos, encabezados por Inglaterra, se coaligaron entonces para contener los planes de dominación continental que planearía de ahora en más Napoleón.

El Consulado, el I Imperio y la Restauración borbónica (1799 en adelante) Napoleón procuro restablecer el orden interno, reorganizar la administración pública y reducir la inflación. Con eso, la economía volvería a crecer. Creó el Código Civil de Francia (1804) o Código de Napoleón. Este código consolidó el poder de la burguesía y la defensa de la propiedad privada. Napoleón se proclama, luego de un plebiscito, Emperador de los Franceses. Constituye acuerdos con Rusia, Prusia y Austria para guerrear contra Portugal y otras naciones y asegurarse de poner en aprietos económicos a Inglaterra para que aceptara ir a un acuerdo con él. En el año 1807, ordeno la intervención militar en la península Ibérica, dirigida a Portugal (aliada de Inglaterra), pero en el transcurso implicaría la invasión de España, en cuyo trono coloco a su hermano José Bonaparte. Los españoles resistieron a la imposición del nuevo rey y se levantaron en armas contra los franceses. A pesar de la represión emprendida, las fuerzas napoleónicas no consiguieron derrotar definitivamente a los españoles. El prestigio de Napoleón Bonaparte se sacudió en todos los estratos sociales en consecuencia del despotismo del régimen y las guerras continuas. No solo las bajas humanas eran grandes, sino también millares de jóvenes trataban de escapar del servicio militar. Decide invadir Rusia y no lo consigue: al contrario, invaden Francia y se ve obligado a exiliarse. La coalición liderada por Inglaterra ocuparían Francia, restableciendo la monarquía de los Borbon y colocarían en el trono a Luis XVIII, hermano del rey depuesto y guillotinado - Luis XVI - en 1793 durante la Revolución Francesa. El restablecimiento de la monarquía de los Borbones en Francia fue seguido del retorno de los nobles que había fugado del país al inicio de la Revolución Francesa. Al regresar, los exiliados quisieron recuperar sus antiguos derechos y bienes, lo que generó gran insatisfacción popular. Percibiendo que el momento era propicio para intervenir una vez mas en el escenario político, Napoleón Bonaparte, en marzo del año 1815, retomó el gobierno. El nuevo gobierno duro apenas cien días. Napoleón Bonaparte fue definitivamente vencido por el general ingles Wellington en la Batalla de Waterloo, en Bélgica, en junio de 1815. Después de la primera derrota de Napoleón, las naciones vencedoras y sus aliados se reunirían en el Congreso de Viena, en Austria, con el objetivo de decidir los destinos de Europa, rehacer el mapa del continente y restablecer las monarquías anteriores. Toman el mando en Francia Luis XVIII y Carlos X. El legado de la Revolución Francesa La Revolución Francesa deja como legado los principios de la libertad y la igualdad civil y política, en conjunto con un nuevo orden colectivo. Durante algún tiempo, también fue exponente del sufragio “universal” , con lo cual empieza a extenderse el derecho al voto. Planteó la libertad de expresión y de empresa. Con la Constitución Civil del Clero, reforzó la independencia del

Estado de la Iglesia y se convirtió en prototipo e inspiradora de todas las grandes revoluciones del siglo XIX. Supone el fin del feudalismo y fue la oportunidad de la burguesía de demostrar su poder.